Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
m1_cap_5_regulacionneuroendocrinadelapetito_1_1
m1_cap_5_regulacionneuroendocrinadelapetito_1_1
CURSO ON-LINE
Módulo 1. Capítulo 5
REGULACIÓN NEUROENDOCRINA
DEL APETITO
Dr. José Manuel García Almeida
Dra. Lara Dalla Rovere
Dra. María García Olivares
www.cursonutricionycerebro.es
MÓDULO 1. CAPÍTULO 5
REGULACIÓN NEUROENDOCRINA
DEL APETITO
2
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
RESUMEN
La conducta alimentaria depende de la integración de dos factores fundamentales: el hambre
y el apetito. El hambre es la necesidad fisiológica de ingerir alimentos para satisfacer las nece-
sidades energéticas, está regulado por mecanismos homeostáticos situados en el hipotálamo. El
apetito es la intelectualización del instinto del hambre, está influenciado por factores sensoriales,
ambientales y sociales.
El sistema circadiano tiene un reloj central localizado en el núcleo supraquiasmático (NSQ) del
hipotálamo, el cual recibe, envía y coordina todos los ritmos biológicos. Algunos estudios sugieren
el papel fundamental de la microbiota en la influencia del apetito y la ingesta. La microbiota
intestinal juega un papel importante en el metabolismo, la función inmune, la protección del hués-
ped ante patógenos y en la comunicación bidireccional entre el tracto gastrointestinal y el SNC.
El tratamiento farmacológico y nutricional de las alteraciones del apetito puede ser de utilidad.
La finalidad del tratamiento farmacológico es mejorar la calidad de vida a través de una me-
joría del apetito y de la ingesta oral.
3
CURSO ON-LINE
ÍNDICE
Objetivos.............................................................................................................................................................. 5
3. Líneas de tratamiento.................................................................................................................................21
3.1. Tratamiento farmacológico.......................................................................................................22
3.2. Soporte nutricional.....................................................................................................................24
5. Bibliografía....................................................................................................................................................26
5.1. Artículos imprescindibles............................................................................................................26
5.2. Sitios web recomendados.........................................................................................................27
4
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
OBJETIVOS
6. Valorar los posibles efectos del soporte nutricional en el manejo del problema.
5
CURSO ON-LINE
1.1. Definiciones
Comer es un acto cotidiano que se repite varias veces al día, y que forma parte de las necesidades
básicas del organismo, capaz de influenciar la estructura y el funcionamiento del organismo. La
conducta alimentaria depende de la integración de dos factores fundamentales: el hambre y el
apetito1.
El hambre es la necesidad fisiológica de ingerir alimentos para satisfacer las necesidades energéticas,
está regulado por mecanismos homeostáticos situados en el hipotálamo. Una alteración en esos
mecanismos podría ser una causa de la desnutrición. Por otro lado, el apetito es la intelectualización
del instinto del hambre, está influenciado por factores sensoriales, ambientales y sociales. Su
alteración podría ser una causa de la obesidad. El sabor y la presentación de los alimentos serían
determinantes mayores en la provocación del estímulo del apetito1.
Cada alimento consumido tiene diferentes grados de capacidad de suprimir el hambre e inhibir el
momento de inicio de una nueva ingesta. En función de esto, se consideran otros dos conceptos: la
saciedad y la saciación. La saciedad es la inhibición del hambre después de la ingesta y determina
el tiempo entre las comidas. Por otro lado, la saciación o plenitud es el control del tamaño o cantidad
de cada comida, así como la duración de su tiempo1.
1. Fase de preingesta: señales psicológicas dadas por la visión y el olfato antes de que el
alimento llegue a la boca.
2. Fase prandial: las señales generadas por la comida en cada sector del aparato digestivo
son estimulantes o inhibitorias de la ingesta en distintos grados. Cuando el alimento llega
a la boca es cuando más deseos de comer se siente. En cambio, al llegar al intestino del-
gado, es cuando más se inhibe este deseo.
3. Fase postingestiva: señales de saciedad enviadas por vía aferente al cerebro a través
de los quimiorreceptores del tracto gastrointestinal.
6
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
La ingesta alimentaria es el acto de comer de forma voluntaria, que depende de la corteza cerebral,
y de manera involuntaria, modulada por procesos neurobiológicos como el hambre, el apetito y
la saciedad. El motivo que lleva a un individuo a comer puede ser por la necesidad de hacerlo,
caracterizada por la sensación de hambre, o por una necesidad inconsciente inducida por la búsqueda
de placer que alivia temporalmente sentimientos, aburrimiento o estrés1.
La regulación de los diferentes mecanismos que afectan a la ingesta alimentaria se realiza en el SNC.
El hipotálamo es el centro de la regulación alimentaria. Los núcleos del hipotálamo se comunican con
otras áreas del SNC, como la corteza, el tronco encefálico, la médula y el sistema nervioso simpático
y parasimpático (Figura 1)1.
Figura
Localización del hipotálamo y la hipófisis en el diencéfalo1
1
Tercer
Hipotálamo ventrículo
Núcleo Hipotálamo
paraventricular lateral Glándula
pineal
Hipotálamo
Quiasma óptico ventromedial
7
CURSO ON-LINE
Las neuronas NPY y el péptido relacionado con la proteína agutí son inhibidas por la insulina y la
leptina y activadas por la grelina2. La secreción de estas dos neuronas se eleva durante el ayuno
y cuando las concentraciones de leptina son bajas, potenciando la ingesta e inhibiendo la acción
supresora del apetito1.
Neurotransmisores
Son más de 50 las sustancias involucradas en la modulación del comportamiento alimentario,
agrupadas como neurotransmisores, péptidos y hormonas, que actúan a nivel central o periférico,
estimulando o inhibiendo la ingesta alimentaria. El siguiente esquema clasifica algunas de dichas
sustancias según el mecanismo de actuación sobre la ingesta alimentaria (Tabla 1)3.
La alimentación genera cambios en los niveles de los neurotransmisores, que conducen las preferencias
hacia la selección de los nutrientes más “adecuados”. Pero estas alteraciones se traducen en una
conducta en la que no participan solo funciones motoras involuntarias, sino que también se pone en
marcha el sistema cognitivo y emocional3.
La noradrenalina participa en las señales para terminar una comida, actuando específicamente en
el receptor ß, localizado en el núcleo paraventricular. También actúa como señal en el inicio de la
comida, en este caso actuando en el receptor α2. Su influencia en la comida es más bien sobre el
tamaño que en la frecuencia de esta, tendiendo a generar mayor preferencia por alimentos ricos
en carbohidratos. El efecto de la noradrenalina sobre la ingesta alimentaria requiere un nervio
vago intacto y la presencia de corticoesterona. Parece ser que su influencia en la alimentación
involucra la inhibición de la liberación de factores de saciedad dentro del núcleo paraventricular.
En pacientes con malnutrición, se observan valores inferiores del metabolito de noradrenalina, el
metoxihidroxifenilglicol en orina, así como una disminución en el recambio de noradrenalina cerebral
en el hipotálamo. Además, se ha encontrado un mayor número de receptores α2 plaquetario, lo
que indicaría una menor actividad de la noradrenalina5. Esta reducida actividad jugaría un papel
importante en la disminución de la tasa metabólica, la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la
temperatura corporal, relacionándose con síntomas depresivos. En pacientes con anorexia nerviosa
(AN), se ha demostrado que la regulación de la noradrenalina está alterada, pero tiende a
normalizarse con la recuperación de peso3.
8
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
Tabla
ESTIMULADORES INHIBIDORES
Grelina Péptidos Colecistocinina.
Neuropéptido Y Enterostatina.
Péptido relacionado con la Péptido similar al glucagón tipo 1.
proteína agutí Somatostatina.
Galanina Amilina.
Orexina Péptido liberador de gastrina.
ß-endorfinas Péptido YY.
Sistema de melanocortina (POMC).
Transcrito regulado por cocaína y
anfetaminas (péptido CART).
Péptido liberador de prolactina.
Neurotensina.
Tiroidea Hormonas Leptina.
Glucocorticoides Insulina.
Concentradora de Liberadora de melanocortina.
melanocortina Proteína estimuladora del α-melanocito
(α-MSH).
Citocinas Interleucina-6.
Factor tumoral α.
Metabolitos Cuerpos cetónicos.
3-hidroxibutirato.
Oleiletanolamida.
CART: transcrito regulado por cocaína y anfetaminas; MSH: hormona estimulante de los melanocitos; POMC:
proopiomelanocortina.
9
CURSO ON-LINE
En cuanto al papel de la dopamina respecto a la alimentación, así como los opioides endógenos,
está más relacionada con sentimientos de recompensa alcanzados con la comida3.
Por último, la serotonina está relacionada con la reducción del apetito. Su acción central representa
uno de los más importantes mecanismos en el desarrollo de la saciedad postprandial y de la
determinación de la cantidad de alimento ingerido, siendo capaz de reducir el tamaño de la ingesta
sin alterar su inicio o su frecuencia3.
En definitiva, el papel que juegan esos neurotransmisores para el desarrollo de una determinada
conducta alimentaria va a depender de la activación de las fibras nerviosas y del estímulo que hacen
llegar a los receptores de los neurotransmisores. Por ejemplo, el sistema de control de la ingesta
de glúcidos está integrado por receptores serotoninérgicos y α2 noradrenérgicos. La inyección de
noradrenalina en el hipotálamo paraventricular produce en menos de un minuto una respuesta que
consiste en la ingesta de carbohidratos con preferencia frente a las proteínas y un aumento del
volumen de las ingestas. Por otro lado, los estímulos serotoninérgicos producen respuestas opuestas
a los anteriores, reducen la cantidad de hidratos de carbono y preservan la ingesta proteica. A su
vez, la inyección de agentes dopaminérgicos (como las anfetaminas) en el hipotálamo lateral inhibe
la ingesta, retardando la iniciación de la alimentación3.
Neuropéptidos
El sistema gastrointestinal contiene tantas neuronas como el cerebro, las cuales producen los mismos
neurotransmisores que las neuronas centrales. Son muchos los péptidos conocidos, los más involucrados
en el comportamiento alimentario son el NPY y el factor liberador de la hormona corticotropina (CRF,
corticotropin releasing factor)-hormona adrenocorticotropa3.
El CRF es otro neurotransmisor abundantemente expresado en las neuronas del núcleo paraventricular
hipotalámico. Coordina las respuestas endocrinas, autonómicas y de la conducta frente al estrés.
10
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
Anormalidades en la señalización de los receptores CRF1 y CRF2 pueden contribuir con la fisiopatología
de los desórdenes relacionados con el estrés, tales como ansiedad, depresión y trastornos alimentarios.
Según algunos estudios, cuando un individuo está expuesto a situaciones crónicas de estrés (físico o
psicológico), existe un aumento en la producción de glucocorticoides (fundamentalmente cortisol), que
puede conllevar a una disminución de los receptores del CRF de la hipófisis anterior4.
El sistema CRF puede jugar un importante papel en la regulación del balance energético. Su presencia
induce anorexia, pero la determinación de los sitios exactos de actuación todavía necesita más
estudios3.
La grelina
El fundus gástrico es responsable de aproximadamente el 70% de la producción de grelina, y es allí
donde esta hormona se encuentra más concentrada. De hecho, se ha observado que, en pacientes
gastrectomizados, los niveles plasmáticos de grelina disminuyen entre un 50 y 77%.
La colecistocinina
11
CURSO ON-LINE
La CCK ha sido el primer péptido intestinal relacionado con el control de la alimentación. Este
péptido es secretado en el duodeno y el yeyuno proximal en respuesta a la llegada al intestino de
nutrientes, sobre todo grasas y proteínas.
El consumo habitual de una dieta alta en grasa y baja en carbohidratos puede comprometer la
saciedad inducida por la CCK a través de una regulación negativa de sus receptores. Además,
cuando se aumenta la cantidad de fibra aportada, se produce una mejoría en las concentraciones
postprandiales de CCK, así como una elevación más prolongada de sus niveles.
El cortisol
El cortisol es un glucocorticoide que afecta a todos los sistemas corporales. Juega un papel importan-
te en la regulación del metabolismo de los carbohidratos, proteínas y grasas. Cuando disminuyen los
niveles de glucosa en sangre, el cortisol se eleva y genera la movilización de aminoácidos y ácidos
grasos de las células para la producción de energía. En pacientes diagnosticados de anorexia ner-
viosa, los niveles de cortisol se encuentran significativamente más elevados con respecto a personas
sanas, no solo por un aumento en la liberación, sino también por una prolongación en su tiempo de
vida media debido a su hipometabolismo. Este efecto es atenuado cuando dichos pacientes están
sometidos a tratamientos con psicofármacos3.
La leptina
La leptina es producida principalmente en el tejido adiposo, y pasa por la circulación alcanzando el
SNC, hasta unirse a sus receptores OB-R, localizados en los plexos coroideos y en el hipotálamo. Tiene
efectos anorexígenos y es capaz de aumentar el gasto energético. Investigadores de todo el mundo
empezaron a considerar la leptina mediadora de la teoría lipostática, según la cual sería capaz
de informar al cerebro del estado de los almacenes de energía en el tejido adiposo, generando
cambios en el apetito, el metabolismo, el sistema nervioso autónomo y el balance de energía.
Con un efecto potencialmente saciante, la leptina favorece el gasto energético por medio de la
normalización de la reducida actividad simpática, la termogénesis y el consumo de oxígeno3 (Figura 2).
12
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
Figura
Mecanismo de acción de la leptina3
2
Leptina Leptina
SNC
Hipotálamo Hipotálamo
Respuesta Respuesta a
al ayuno la obesidad
Gasto
Ingesta energético CRH Ingesta Gasto
energético
CRH: hormona liberadora de corticotropina; NPY: neuropéptido Y; SNC: sistema nervioso central.
En los obesos, la concentración plasmática está aumentada en proporción a la masa grasa. En estas
personas, la concentración de la leptina en el líquido cefalorraquídeo es menor que en los delgados,
lo que posiblemente indicaría la leptinorresistencia. De hecho, en los obesos, se ha demostrado la
existencia de unos niveles de leptinemia e insulinemia significativamente más elevados que en los
pacientes con anorexia nerviosa o controles. En los pacientes con anorexia, se observan reducidos
niveles de leptina en plasma, posiblemente debido a la baja masa grasa3.
Las funciones de la leptina como reguladora del apetito y del balance energético son principalmente
a largo plazo. Actúan a través de la modulación de neuropéptidos que estimulan o inhiben el
apetito. Si existe un desequilibrio energético que pone en peligro el estado nutricional, sus niveles
se correlacionan con el aumento del apetito y la ingesta alimentaria para ajustar la situación. Sin
embargo, existen evidencias de que cuando la ingesta se adecúa a las necesidades del estado
nutricional actual, la leptina no influye en el apetito. De hecho, sus reducidos niveles observados en
la AN aumentan a medida que el paciente va mejorando y recuperando el peso3.
13
CURSO ON-LINE
La ingesta es otro factor que regula los niveles de leptina: el ayuno prolongado reduce sus niveles
y la realimentación los incrementa. Durante un proceso de realimentación, es necesario un mínimo
de ocho semanas para que aumenten los niveles de leptina. La producción de leptina puede estar
alterada por diferentes moléculas, entre ellas el cortisol, el factor de necrosis tumoral y la IL-63.
La insulina
La insulina actúa sobre receptores hipotalámicos con efectos análogos a la leptina, y ambas son
liberadas en función de la reserva adiposa. Durante el ayuno, la concentración de insulina se reduce
y, con la realimentación, sus valores se incrementan. La administración de insulina estimula la expresión
de leptina, aunque su efecto tarda horas en reflejarse en la concentración de leptina circulante. La
insulina está en la base de la regulación de la homeostasis glucostática y energética. A nivel central,
la insulina que llega por el torrente circulatorio estimula las neuronas del núcleo arcuato y el núcleo
ventromedial, disminuyendo el apetito y la ganancia de peso. Al contrario, la insulina periférica
disminuye la glucemia, generando una señal orexígena. La insulina se considera una excelente señal
a largo plazo en la regulación del apetito y el control de la homeostasis energética3.
El volumen de alimentos que se ingiere está relacionado directamente con la velocidad de vaciamiento
gástrico. Cuanto más rápido sea este vaciamiento, más acelerada puede ser la absorción de
nutrientes. Es importante destacar aquí el papel de la insulina. Cuanto más rápida sea la liberación
de insulina tras una comida, más lenta será la utilización de los lípidos almacenados en el organismo,
y sus depósitos estarán menos disponibles para servir de energía inmediata cuando disminuyan los
niveles de glucosa, generándose así una percepción más temprana de hambre1.
Así mismo, la palatabilidad de un alimento es un factor que puede promover que ocurra una ingesta
aumentada del mismo. Además, la cantidad ofrecida de comida también puede afectar, es decir,
14
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
cuanto más grande sea la ración de comida ofertada, mayor será la ingesta. Incluso la variedad
de alimentos que componen la comida puede aumentar la ingesta, siendo los alimentos de mayor
densidad energética los que más lo hacen1.
Nutrientes de la dieta
En la actualidad, existe un gran interés en la búsqueda del “cuerpo perfecto”, lo que contribuye
a la aparición de importantes cambios en la alimentación. La omisión de algunas ingestas, llevar
dietas restrictivas e hipocalóricas…, pueden ser la causa de un desequilibrio por falta de nutrientes,
principalmente de micronutrientes. Además, pueden comprometer el funcionamiento del SNC y
desencadenar problemas psicológicos como la depresión1.
Las proteínas se consideran el nutriente más saciante, aunque su efecto varía en función del origen
y la variación de las diferentes proteínas en la digestión y la absorción. Por otro lado, la propia
presencia de las proteínas estimula la liberación de hormonas gastrointestinales que intervienen en
la saciedad, como la CCK y el GLP-11. En cuanto al papel que juega el tipo de aminoácido en la
saciedad, cabe destacar el triptófano. Es precursor de la serotonina, y se asocia con la regulación de
la ingesta de glúcidos, la concentración de serotonina cerebral y la conducta alimentaria. De hecho,
en situaciones clínicas de anorexia, parece existir una mayor permeabilidad cerebral al triptófano1.
Los hidratos de carbono prácticamente no actúan sobre la saciedad, sin embargo, muchos estudios
demuestran una fuerte e inversa asociación entre el índice glucémico de los alimentos y la saciedad.
El contenido de fibra de los alimentos sí juega un importante papel en esta sensación de saciedad,
mientras que el refinamiento de los alimentos aumenta la respuesta insulínica y reduce la saciedad1.
En general, se supone que cuanto más digerible es el alimento, en términos de hidratos de carbonos,
menor es su tiempo de permanencia en el estómago y más reducida puede hacerse la sensación
de saciedad. Por ello, el proceso de cocción también puede influenciar de forma sustancial en la
digestibilidad de los hidratos de carbono, ya que favorece su dextrinización (hidrolisis del almidón)1.
Las grasas inducen consistentemente la saciedad, debido al retardo de la evacuación gástrica que
producen. Es fundamental mencionar el papel que juega la estructura de los ácidos grasos en las
características fisicoquímicas de las grasas dietéticas. Los triglicéridos de cadena media son los que
producen más efectos saciantes, puesto que son hidrolizados y absorbidos más rápidamente que los
de cadena larga1.
15
CURSO ON-LINE
En cuanto a las características químicas de la dieta, se sabe que cuando el sabor y el aroma de los
alimentos son suaves y agradables, pueden actuar como estimulante del apetito desde la preingesta1.
Ritmo circadiano
Un ritmo biológico es la recurrencia de un fenómeno biológico en intervalos regulares de tiempo,
que se relaciona con ciclos geofísicos, como la noche y el día, el verano y el invierno, resultantes de
la rotación y la traslación de la Tierra. La existencia de estos ritmos permite al organismo anticiparse
a los cambios ambientales y adaptar la respuesta fisiológica a ellos. Los ritmos biológicos que tienen
una periodicidad de 24 horas se llaman ritmos circadianos5.
El sistema circadiano tiene un reloj central localizado en el NSQ del hipotálamo, el cual recibe, envía
y coordina todos los ritmos biológicos. Además del reloj central, existen otros periféricos en algunos
órganos, como el hígado, el páncreas, la retina, el tejido adiposo, el pulmón, el tracto gastrointestinal
y el músculo esquelético. Estos intervienen en la regulación de la expresión rítmica de los genes reloj5.
La ingesta energética y los procesos de gasto energético fluctúan en periodos de 24 horas, y muchos
comportamientos oscilatorios, como los ciclos de sueño, la temperatura corporal, la presión arterial y
los ciclos de ayuno/alimentación, están regulados por la oscilación circadiana del metabolismo.
Tanto los sistemas circadianos como los metabólicos implican una comunicación entre el NSQ y los
tejidos periféricos a través de las señales químicas de los nutrientes, la secreción hormonal y la
activación del sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El hígado es uno de
los principales órganos reguladores del metabolismo, y también es un reloj periférico que, junto con
el central y la alimentación, va a controlar los ritmos de secreción de hormonas, que juegan un papel
fundamental en la homeostasis y el control del peso corporal5.
Microbiota
Algunos estudios sugieren la función fundamental de la microbiota en la influencia del apetito y la
ingesta. La microbiota intestinal juega un papel importante en el metabolismo, la función inmune,
16
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
17
CURSO ON-LINE
El papel de la nutrición es cada día más evidente respecto a la capacidad que tienen los nutrientes
para modular las citocinas implicadas en los procesos infecciosos. La malnutrición se relaciona con
respuestas inmunológicas inadecuadas y con un aumento de la incidencia de infecciones. En presencia
de AN, puede observarse una alteración en la síntesis de proteínas (inmunoglobulinas) y cambios en
la demanda asociada a la proliferación celular, que es fundamental para un correcto funcionamiento
inmunológico1.
El desequilibrio energético observado en pacientes con AN se atribuye a una serie de causas, como
alteraciones neuroendocrinas y metabólicas, las cuales también pueden estar asociadas a la acción
de las citocinas. Estas sustancias están muy relacionadas con la regulación del metabolismo y actúan a
nivel periférico, induciendo anorexia vía factores anoréxicos hipotalámicos, incluyendo el aumento de
secreción de serotonina y dopamina, además de la inhibición de NPY. Dichos factores conllevan a la
reducción de la ingesta de alimentos y disminución del peso corporal, enfatizando la interconexión de
los sistemas inmune y neuroendocrino en la regulación del metabolismo durante el proceso infeccioso,
caquexia y obesidad1.
El TNF-α es una citocina sintetizada principalmente por los macrófagos. Perpetra su actividad
biológica a través de dos receptores, el tipo 1 y el tipo 2. El TNF-α y sus receptores, además de
inducir anorexia por mecanismos neuronales centrales, también han demostrado tener relación con el
exceso de peso, estando sobreexpresados en el tejido adiposo de personas con obesidad1.
La IL-6 es una citocina multifuncional producida por diferentes tipos celulares, incluyendo las células
del sistema inmune, células endoteliales, fibroblastos y tejido adiposo, actuando como intermediaria
en la respuesta inflamatoria y de estrés.
Su producción está estimulada por el TNF-α y la IL-1 que, en cambio, son inhibidas por la presencia
de IL-6. Siempre se ha correlacionado la menopausia con osteoporosis, y esta con la disminución
18
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
en la producción de estrógenos, pero ahora se sabe que esta disminución disregula la síntesis de
IL-6, produciendo su elevación a nivel de la médula ósea. Esta condición conlleva un aumento en la
actividad osteoclástica y, como consecuencia, se produce osteopenia, factor a tener en cuenta cuando
se valora a un paciente diagnosticado con AN1.
Parece haber una correlación positiva entre los niveles de cortisol y la secreción de IL-1 en pacientes
con AN, lo que podría indicar que la relación normal entre ambos parámetros está muy alterada
como consecuencia de la enfermedad. La producción de la IL-1 por los macrófagos está regulada
por un receptor de cortisol que se encuentra en los monocitos. Sin embargo, los altos niveles de cortisol
sérico observados en casos de AN conllevarían a un defecto en la producción de esa interleucina en
respuesta a los procesos infecciosos1.
La caquexia cancerosa tiene sus orígenes en dos aspectos fundamentales: la incrementada demanda
calórica por la presencia del tumor y la malnutrición debida a la anorexia (disminución en la ingesta).
El apetito y la capacidad para comer han sido descritos como los factores más importantes para la
calidad de vida del paciente, tanto en su aspecto físico como en el psicológico7.
19
CURSO ON-LINE
̠ Náuseas y vómitos: relacionados con el tratamiento del tumor, por fallo autónomo (gastro-
paresis), por inhibición del vaciado gástrico…
20
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
3. LÍNEAS DE TRATAMIENTO
Las alteraciones en la regulación del apetito están íntimamente relacionadas con los procesos de
desnutrición. Los cambios en la regulación a nivel central o periférica del apetito condicionan una
disminución en la ingesta, con el consecuente desequilibrio energético que conduce a la pérdida
de peso. La aparición asociada de cuadros inflamatorios crónicos condiciona un aumento del gasto
energético que influye de manera determinante en la pérdida de peso y en la disminución de la
masa libre de grasa.
Los cuadros clínicos que asocian afectación de la regulación del apetito en procesos inflamatorios
crónicos relacionados con diferentes patologías (insuficiencia cardíaca congestiva, sida y en otros
procesos inflamatorios, como en la artritis reumatoidea, enfermedades inflamatorias intestinales,
fibrosis quística…) se manifiestan por una pérdida importante del peso, a partir principalmente de
la disminución de la masa muscular esquelética y también la cardiaca, debidas a un proceso de
respuestas a la enfermedad.
Las manifestaciones clínicas que se pueden observar asociadas a la anorexia son la astenia, náuseas,
fatiga, malestar general y una disminución muy significativa de la ingesta.
Probablemente uno de los modelos mejor estudiados es el de la afectación del apetito en pacientes
con enfermedades neoplásicas. En este caso, la pérdida de peso deriva de la regulación a la baja
de las señales orexígenas junto con cambios en la regulación neuroendocrina a nivel periférico. La
asociación al síndrome de caquexia cancerosa implica un aumento de requerimientos energéticos
(hipermetabolismo >10% de las necesidades de calorías en reposo según Harris Benedict) por parte
del paciente, vinculados a los cambios bioquímicos inducidos por la neoplasia. La limitación de la ingesta
también está condicionada por los cambios secundarios al tratamiento quirúrgico (gastrectomía total,
duodenopancreatectomía) y a la quimioterapia/radioterapia, todo ello conlleva una disminución
de la calidad de vida del enfermo. El modelo de la caquexia cancerosa muestra una incidencia
variable, llegando a ser casi del 60-80% en neoplasias que afectan el tracto gastrointestinal o
neoplasias pulmonares avanzadas9.
El tratamiento ideal de las alteraciones de la regulación del apetito que se produce en los pacientes
desnutridos sería la corrección de los problemas inflamatorios asociados y el tratamiento adecuado
de la enfermedad de base.
Las diferentes opciones terapéuticas tratan de incrementar la ingesta oral de forma natural o
artificial, o de disminuir la pérdida de masa libre de grasas a partir de diversos tratamientos
farmacológicos. Antes que nada, se ha de resolver la causa de la reducción de la ingesta, como la
náuseas-vómitos, que están relacionadas directamente con las diferentes enfermedades (patología
digestiva, obstrucción intestinal) o las alteraciones producidas por los tratamientos (quimioterapia/
radioterapia).
21
CURSO ON-LINE
Hay diferentes clasificaciones para explicar los fármacos que se utilizan para mejorar el apetito en
base a su mecanismo de acción, y se detallan a continuación.
En muchos de los estudios publicados, se observa una mejoría de peso, de apetito y de calidad de
vida. En el subgrupo de enfermos oncológicos, también producen ganancia de peso y mejor calidad
de vida. El efecto adverso más frecuente en el grupo de megestrol es la afectación en la esfera
sexual en los hombres, además de edemas en las extremidades inferiores, trombosis venosa profunda
e intolerancia gastrointestinal.
El otro grupo de fármacos orexígenos más importante en la práctica clínica son los corticoesteroides.
El mecanismo de acción de los corticoesteroides en el apetito incluye la inhibición de la síntesis de
las proteínas proinflamatorias IL-1 y TNF-α, que disminuyen la ingesta y también actúan sobre los
mediadores anorexígenos como la leptina, el factor de liberación de la corticotropina y la serotonina.
También incrementan los niveles del NPY, que es responsable del aumento de apetito. La duración de
la acción del apetito y del bienestar general (disminuye las náuseas y mejora la astenia) es limitante
máxima a cuatro semanas. Sus efectos adversos, como osteoporosis, debilidad, inmunosupresión, etc.,
suponen una importante limitación en su utilización. En general, se usa en enfermedades en las que
este tratamiento es necesario por otros motivos o supone un beneficio global para la patología.
22
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
Existe otro grupo de fármacos con potencial efecto orexígeno, los antihistamínicos, con menor
evidencia clínica. La ciproheptadina es un antiserotoninérgico que inhibe la acción orexigénica del
NPY, con propiedades antihistamínicas. Los antagonistas de 5HT3, como los antieméticos ondansetrón
y granisetrón, mejoran el apetito.
La talidomida inhibe el TNF-α en enfermos con cáncer, sida y otras enfermedades. En cuidados
paliativos, actualmente se utiliza además en el síndrome de anorexia-caquexia, náuseas crónicas,
insomnio, fiebre de origen neoplásico, angiogénesis y dolor.
Anabolizantes
Los anabolizantes derivados de la testosterona (fluoximesterona, nandrolona decanoato y
oxandrolona) incrementan la masa muscular en personas sanas. No se conocen sus efectos sobre las
citocinas, pero se quiere utilizar su efecto de estímulo de masa muscular para equilibrar las pérdidas
musculares. Se ha utilizado principalmente en pacientes con VIH y oncológicos, pero sus efectos
secundarios limitan su uso.
Inhibidores metabólicos
El sulfato de hidracina inhibe la gluconeogénesis hepática. Al interrumpir el ciclo de Cori, deberían
normalizarse algunos aspectos del metabolismo de los hidratos de carbono. En tres estudios
randomizados placebo-control, no se observa beneficio ni en la ganancia de peso ni en el apetito,
por lo cual no se recomienda su uso.
23
CURSO ON-LINE
Por último, también puede resultar interesante estudiar los efectos de los alimentos en el apetito. En
este sentido, existe un potencial de mejora de la anorexia a través del efecto de los alimentos.
Un aumento del sabor umami en sus comidas puede ayudar. El glutamato estimula el apetito y ayuda
a mejorar la secreción de saliva, conduciendo a una masticación y deglución más suaves, pudiendo
conllevar un mejor estado nutricional y de calidad de vida de los pacientes10.
El sabor umami se asocia a sabores salados, y es estimulado por la combinación del glutamato
monosódico libre y el ribonucleótido inosina-5-monofosfato. Los autores describen al sabor umami
como la “esencia de la delicia”, ya que puede ayudar a mejorar la percepción sensorial de una
comida.
Algunos alimentos con mayor concentración de glutamato monosódico son: carnes (jamón curado, pato,
pollo), huevos, algunos pescados y mariscos (anchoas marinadas, sardinas, pulpo, ostras), algunos
vegetales y hortalizas (tomate seco y natural, patata, maíz, guisantes), algunos quesos (parmesano,
roquefort), las setas y hongos, algunos frutos secos (nueces), algas y productos fermentados.
24
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
25
CURSO ON-LINE
5. BIBLIOGRAFÍA
26
[MÓDULO 1] Capítulo 5. Regulación neuroendocrina del apetito
27
Organizado por:
www.cursonutricionycerebro.es