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Santiago, diecisiete de mayo de dos mil dieciséis.

VISTOS:

En autos Rol N° C- 198-2011 del Juzgado de Letras y Garantía de


Pichilemu, juicio ordinario de nulidad de contrato, caratulados “Carrillo
Hormazábal José Facundo y Cabrera Núñez Jhonny Leandro Basilio”, por
sentencia de primera instancia de dieciséis de diciembre de dos mil catorce,
escrita a fojas 111 y siguientes, complementada por la de cinco de marzo de
dos mil quince, que se lee a fojas 149, se acogió la demanda, declarándose la
nulidad del contrato de compraventa celebrado por escritura pública de fecha
2 de septiembre de 2008 entre doña Elba Cabrera y Jhonny Cabrera y se
ordena la cancelación de la inscripción que indica, con costas.

Se alzó el demandado y una Sala de la Corte de Apelaciones de Rancagua,


por sentencia de uno de octubre de dos mil quince, escrita a fojas 233 y
siguientes, confirmó el fallo apelado.

En contra de dicha decisión el demandado dedujo recurso de casación en el


fondo.

Se trajeron los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que bajo un primer capítulo el recurrente invoca la infracción


de los artículos 1560, 1562, 1793, 1807, 1473, 1474, 1477, 1479, 1482, 1486,
1493, 1079 y 739 del Código Civil, al haber desestimado los sentenciadores la
excepción de falta de legitimidad activa.

Sostiene el impugnante que los demandantes carecen de legitimación


activa ya que, tal como se reconoce en la sentencia impugnada, ellos basan sus
derechos en un contrato de compraventa celebrado respecto de determinados
bienes raíces, de propiedad de una comunidad hereditaria, encontrándose
sujetos a una doble condición suspensiva, esto es, que se practique la partición
de la sucesión y que en dicho acto se adjudicara a su vendedor todo o parte de
los bienes que se les vendían sujetos a condición.

Señala que es de la esencia de la condición suspensiva que el derecho no


nace en cuanto no se cumpla con el hecho futuro e incierto del cual penden,
sin embargo, a pesar de que la ley es clara sobre la materia, los sentenciadores
luego de reconocer la existencia de la condición la interpretan de un modo que
se aleja de ella. Así el primer error que se comete es sostener que la condición
suspensiva pactada es positiva, ello por cuanto el artículo 1477 del Código
Civil define ésta como aquella que depende de la voluntad del deudor o del
acreedor y este no es el caso, ya que el que se practique una partición y en ella
se adjudiquen determinados bienes depende de muchos, entre ellos de los
otros consignatarios, por lo que la condición es mixta. En un segundo error
incurren los jueces del fondo al convertir la compraventa materia de autos en
una pura y simple de derechos hereditarios, privando de todo sentido a las
cláusulas sobre venta de derechos en bienes determinados y sobre condición y
desatienden la intención de los contratantes.

Explica que producto de estos errores los jueces dan el carácter de


compraventa perfecta a aquella sujeta a condición suspensiva, la que, en
cuanto no se cumplan las condiciones fijadas en el contrato, no se ha
perfeccionado, lo que no podía ser de otro modo porque el vendedor no era ni
es dueño de los bienes raíces vendidos, sino meramente comunero en una
sucesión dentro de la cual se presume existen dichas propiedades.

Agrega que también es propio de las condiciones suspensivas que ellas se


encuentren sujetas a las formas de cumplimiento que indican las partes y en su
ausencia a las establecidas por el legislador y en el caso de autos no existió
entre los demandantes y su vendedor otra estipulación que la de las
condiciones pactadas, no se estipuló plazo alguno para el cumplimiento de la
misma, por lo que de conformidad a la ley el plazo en que lo pactado debía
cumplirse es de cinco años, el que ya transcurrió.
En un segundo acápite se denuncia la vulneración de los artículos 20, 688,
701, 999, 1563, 1665, 1718, 1719, 1725, 1764, 1781, 1782, 1783, 1793 y 1801
del Código Civil, argumentando que si bien es un hecho no controvertido el
que la vendedora de los derechos hereditarios y de los gananciales materia de
autos se encontraba casada en sociedad conyugal y que era la única heredera
testamentaria de su cónyuge, no es posible a partir de este presupuesto
concluir como lo hacen los sentenciadores que se confundieron en ella los
bienes hereditarios con los que le correspondían por concepto de gananciales,
de modo que ella podía vender todo y al no haber realizado reserva expresa de
sus gananciales en la venta de los derechos hereditarios, se entiende que
también los habría enajenado en el contrato materia de autos.

Señala que esto es erróneo porque una persona sólo puede disponer para
después de sus días de lo que le es propio y los gananciales no lo son y,
además, porque se puede poseer por varios títulos y los que tienen origen en la
herencia del cónyuge no son los mismos que aquellos que lo tienen en los
gananciales.

Explica que la confusión está definida en la ley en el artículo 1665 del


Código Civil y se tiene por tal la reunión en una sola persona de las calidades
de deudor y acreedor, lo que no tiene que ver con la situación materia de
autos. En este sentido, el único caso en que se confunden los bienes de la
cónyuge con los de su marido que admite la ley está tratado en el artículo
1783 del Código Civil, en el caso de renuncia a los gananciales, lo que no fue
acreditado en autos.

Como tercer motivo de nulidad se denuncia la conculcación de los


artículos 688, 724, 1683, 1793 y 1817 del Código Civil al declarar de oficio
los jueces del fondo la nulidad del contrato materia de la causa, fuera de los
casos autorizados por dicha norma y a pesar de existir sobre el particular
norma expresa en contrario.
Indica que bajo el supuesto falso de que la Sra. Elba Rosa Cabrera hubiese
vendido también sus gananciales en la primera venta por no haberlos excluido
expresamente como sostienen los sentenciadores, estarían ante un caso de
doble venta expresamente tratado en el artículo 1817 del Código Civil que
dispone la prevalencia del título más antiguo. En ningún caso la sanción es la
nulidad absoluta, que por lo demás tampoco puede ser declarada de oficio sino
en los casos que ésta aparezca de manifiesto en el propio acto o contrato, que
según se aprecia de la sentencia tampoco es el caso.

Agrega que el primero en inscribir los derechos sobre los gananciales


como tales fue el demandado, por ello conforme a los artículos 688 y 724 del
Código Civil lo fue también en poseerlos legalmente, al recaer dichos
derechos sobre bienes raíces, pues a la luz del artículo 1817 del Código Civil
lo convierte en el legítimo comprador, por lo que al declarar nulo el contrato
de compraventa de los gananciales por ausencia de objeto se vulneran las
normas señaladas.

SEGUNDO: Que para los efectos de ilustrar acerca de los antecedentes


elementales de la controversia en que recayó el fallo cuestionado por el
recurso, con miras a alcanzar una acertada y correcta decisión del asunto
puesto en conocimiento de esta Corte, resulta necesario tener presente lo
siguiente:

1).- José Carrillo Hormazábal y Marco Soto Araya deducen demanda de


nulidad de contrato en contra de Jhonny Cabrera Núñez, basados en que son
comuneros de derechos hereditarios que adquirieron de Mario Rivera Flores,
quien se los cedió por escritura pública de 17 de diciembre de 2008.

Señalan que Rivera Flores adquirió los derechos que posteriormente les
cedió por escritura pública suscrita con Elba del Carmen Cabrera Cabrera, por
la que ésta le vende, cede y transfiere la totalidad de los derechos que a su
fallecido cónyuge Juan Andrés Cabrera Ortíz le correspondían en la herencia
quedada al fallecimiento de su padre y madre y, además, como cesionario de
sus hermanos.

Sostienen que en dicho contrato de compraventa la Sra. Cabrera vendió y


transfirió al Sr. Rivera todos los derechos hereditarios adquiridos como
cónyuge sobreviviente y por testamento universal de su cónyuge y gananciales
que le correspondían a ella en la sociedad conyugal.

Explican que con posterioridad, mediante escritura pública de 2 de


septiembre de 2008, la Sra. Cabrera vendió los gananciales al demandado, no
obstante que estos ya habían sido transferidos por el contrato antes
mencionado al Sr. Rivera, de modo que la cosa no existía al tiempo del
contrato, ni se esperaba que existiera.

Agregan que con el objeto de interpretar y determinar el verdadero


sentido y alcance de dicho contrato de compraventa, Elba Cabrera Cabrera y
Mario Rivera Flores sometieron con fecha 12 de marzo de 2009 a
interpretación de jueces árbitros dicho contrato, concluyéndose por sentencia
de 27 de julio de 2009 que se incluyeron en el mismo los gananciales que a
ella le correspondían en la sociedad conyugal que existió con su fallecido
cónyuge.

Por lo anterior es que los actores solicitan la cancelación de la inscripción a


nombre del demandado de la venta de los gananciales que logró efectuar y
declarar que éste no los adquirió por dicho acto, ya que habían sido cedidos
con anterioridad.

2).- El demandado al contestar solicitó el rechazo de la demanda alegando


en primer término la falta de legitimación activa, ya que los demandantes no
celebraron contrato alguno con la Sra. Cabrera, por lo que no se encontrarían
habilitados para solicitar la declaración efectuada ni la cancelación de la
inscripción.
Alega que los actores no son comuneros sino simples cesionarios de
derechos en bienes determinados, sujetos a una doble condición suspensiva,
cual es que se lleve a efecto la partición de bienes que conforman la herencia
y que en esta se adjudique a los cesionarios la parte o cuota adquirida en el
bien común. Por otro lado, la condición suspensiva es poco clara pues da a
entender que los cesionarios adquieren la calidad de herederos para
comparecer a la partición y adjudicarse bienes en ella, en circunstancias que el
Sr. Rivera no les cedió tal calidad, por lo que la condición se cumpliría cuando
este se adjudique la totalidad o parte del inmueble respecto de los cuales
adquirieron derechos.

Sostiene también la inoponibilidad de la sentencia arbitral invocada por los


actores por no haber sido él parte en dicha causa, puesto que Elba Cabrera
Cabrera a esa época ya le había cedido los derechos hereditarios.

TERCERO: Que son hechos establecidos en la sentencia impugnada, en


lo que interesa al recurso de nulidad, los siguientes:

1).- Por escritura pública de 7 de marzo de 1985 Elba Cabrera Cabrera


cedió, vendió y transfirió a Mario Rivera Flores las acciones y derechos
individualizados en la cláusula primera de dicho instrumento.

2).- Luego, por escritura pública de 2 de septiembre de 2008, la misma


cedió y transfirió a Jhonny Cabrera Núñez los gananciales existentes en la
sociedad conyugal habida con su cónyuge fallecido, excluyéndose la cesión de
derechos hereditarios de la cedente en la sucesión de éste, los que se
encontraban transferidos al Mario Rivera, y cualquier otro que integre el haber
líquido de dicha sociedad conyugal.

3).- Los actores son comuneros de los derechos hereditarios adquiridos por
Mario Rivera Flores, según escritura pública de 17 de diciembre de 2008.

CUARTO: Que la sentencia de primera instancia, confirmada por el fallo


impugnado, resolvió declarar la nulidad absoluta del contrato de compraventa
celebrado por Elba Cabrera Cabrera y Jhonny Cabrera Núñez, mediante
escritura pública de 2 de septiembre de 2008, por haber faltado el objeto del
mismo, requisito que la ley prescribe para el valor del acto o contrato, en
razón de que los gananciales ya no se encontraban en el patrimonio de la
vendedora a la época de celebración de dicho contrato, pues los había
transferido al Sr. Rivera en virtud de la compraventa de 7 de marzo de 1985.

Consideran los sentenciadores que con la muerte del cónyuge de Elba


Cabrera Cabrera se disolvió la sociedad conyugal existente entre ambos, pero
que al no existir otros herederos la totalidad del patrimonio social se radicó en
su cónyuge sobreviviente sin que se generara comunidad de bienes ni
gananciales, por lo que ella se encontraba facultada para disponer de todos los
bienes, tanto del haber absoluto y relativo, sin importar su origen.

De este modo concluyen que en la escritura pública en que la mencionada


Sra. Cabrera vende, cede y transfiere al Sr. Rivera la totalidad de acciones y
derechos, estos son los que correspondían a su cónyuge fallecido y no
distinguiéndose entre derechos hereditarios y gananciales, no deben excluirse
éstos últimos.

Por su parte el fallo de segunda instancia agregó nuevos fundamentos con


los que reafirma la conclusión de que la venta, cesión de derechos y
transferencia realizada por la Sra. Cabrera al Sr. Rivera abarcó la totalidad de
las acciones y derechos que le correspondían a su fallecido cónyuge en la
herencia de sus padres, en la que se comprenden los gananciales, indicando al
respecto el hecho que ella fue designada heredera universal de los bienes del
causante, de modo que no se formó ninguna comunidad hereditaria al no haber
otros herederos, consolidándose en un solo patrimonio todos los bienes, esto
es, tanto los propios como los sociales, los que luego vendió y cedió.

De este modo, consideran los jueces del grado que Mario Rivera Flores
concentró en su posesión y dominio e incorporó en su patrimonio, todos los
derechos hereditarios que le cedió su vendedora, incluidos los gananciales, por
lo que los actores adquieren del Sr. Rivera dichos derechos hereditarios, los
que quedan inscritos a su nombre, acreditando éstos con los certificados de
dominio acompañados al proceso ser dueños y que radicaron en sus
respectivos patrimonios los derechos hereditarios adquiridos, pudiendo
mientras dichas inscripciones estén vigentes ejercer todas las acciones
jurídicas que el ordenamiento legal les confiere.

Respecto a la condición suspensiva estipulada en el contrato de cuya


nulidad se trata, estiman que esta es positiva, expresa, indeterminada y de
carácter simplemente potestativa toda vez que depende de la voluntad de una
parte, en este caso de los actores, pues está estipulada a su favor en su calidad
de cesionarios de dichos derechos, lo que en nada afecta su legitimidad para
accionar como lo han hecho en resguardo de sus intereses.

QUINTO: Que la resolución de la controversia que se plantea con el


recurso de nulidad interpuesto radica en determinar qué fue lo cedido, vendido
y transferido por Elba Cabrera Cabrera a Mario Rivera Flores en el contrato
de 7 de marzo de 1985, concretamente si dicho acto incluyó los gananciales
adquiridos por ella durante la sociedad conyugal habida con su fallecido
cónyuge.

SEXTO: Que para resolver tal controversia resulta indispensable analizar


el aludido contrato, a cuyo otorgamiento por escritura pública comparecen
Elba Rosa del Carmen Cabrera Cabrera y Mario del Carmen Rivera Flores,
quienes en la cláusula primera expresan que ella: “es dueña de las acciones y
derechos que a su fallecido cónyuge don Juan Andrés Cabrera Ortíz, le
correspondían en la herencia quedada al fallecimiento del padre de éste
último, don Juan Bautista Cabrera Polanco y de su madre doña María
Mercedes Ortíz Polanco y además, como cesionario de sus hermanos Víctor
Daniel, Carlos Enrique, José Gerardo y Domingo Antonio. En consecuencia es
poseedora de cinco derechos, restando dos derechos que se encuentran en
poder de don Héctor Rafael Cabrera Ortíz”. Luego, en la misma estipulación
se deja constancia de que Juan Cabrera Ortíz instituyó como su heredera
universal a Elba Rosa del Carmen Cabrera Cabrera, según consta de
testamento de fecha 6 de julio de 1970. También del hecho de que Héctor
Cabrera Ortíz inició gestiones para el nombramiento de un árbitro partidor que
liquidara la comunidad que existía con la Sra. Cabrera, habiéndose constituido
el compromiso y realizado dos comparendos en el respectivo juicio arbitral
iniciado.

En la cláusula segunda se señala que: “Por el presente instrumento, doña


Elba Rosa Cabrera Cabrera, cede y transfiere a don Mario del Carmen Rivera
Flores, quien toma, acepta y adquiere para sí, la totalidad de las acciones y
derechos que fueron suficientemente individualizados en la cláusula anterior”.

En las demás cláusulas se expresa lo siguiente: a) “CUARTO: Doña


Elba Rosa Cabrera Cabrera entrega las acciones y derechos especificados en la
cláusula primera de esta escritura, en el estado en que actualmente se
encuentran, que es conocido de don Mario del Carmen Rivera Flores, quien
las recibe para sí, declarando conocer el estado de las gestiones judiciales que
se refieren a ellas y que han sido relatadas precedentemente en la primera
cláusula”; b) “QUINTO: Doña Elba Rosa Cabrera Cabrera no se hace
responsable sino de su calidad de heredera, en los términos del artículo mil
novecientos nueve del Código Civil, entendiéndose cedidos derechos
litigiosos para los efectos de lo dispuesto en el artículo mil novecientos once
del mismo cuerpo legal antes citado”; y c) “SEPTIMO: Se deja constancia
que el cesionario don Mario del Carmen Rivera Flores, se encontraba gozando
de estos derechos desde hace un año en calidad de arrendatario”.

SÉPTIMO: Que como puede apreciarse de las cláusulas transcritas el


objeto sobre el cual recayó la venta, cesión y transferencia de bienes efectuada
por la Sra. Cabrera al Sr. Riveros corresponde a la totalidad de los derechos y
acciones que se individualizan en la cláusula primera de la mencionada
escritura pública, esto es, las acciones y derechos que a su fallecido cónyuge
don Juan Andrés Cabrera Ortíz le correspondían en la herencia quedada al
fallecimiento del padre de éste último, Juan Bautista Cabrera Polanco y de su
madre María Mercedes Ortíz Polanco y, además, como cesionario de sus
hermanos Víctor Daniel, Carlos Enrique, José Gerardo y Domingo Antonio.

Tal estipulación resulta clara en su tenor literal en cuanto a que lo


vendido, cedido y transferido corresponde a la totalidad de las acciones y
derechos individualizados, debiendo en consecuencia darse aplicación a la
regla de hermenéutica legal que contempla el inciso primero del artículo 19
del Código Civil, que dispone: “Cuando el sentido de la ley es claro, no se
desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu”. Conforme a lo
anterior, no es posible entender incluidos los gananciales que pudieran
corresponderle a la Sra. Cabrera en la sociedad conyugal habida con su
cónyuge, pues ello implica ir más allá de los términos acordados por las partes
conforme al texto de lo convenido, el cual no hace alusión alguna a éstos, los
que tienen por lo demás un origen y naturaleza distintos de los derechos
hereditarios que aparecen cedidos.

Además, cabe precisar que también el propio tenor de las cláusulas antes
trascritas del referido contrato de cesión da cuenta de que los derechos y
acciones que fueron transferidos inicialmente al Sr. Rivera se encuentran
limitados a los que le correspondían al cónyuge de la Sra. Cabrera en las
herencias de sus padres y como cesionarios de sus hermanos.

OCTAVO: Que de esta manera, si los derechos y acciones que le fueron


transferidos a Mario Rivera Flores por Elba Cabrera Cabrera se limitaron a los
que se precisaron en el referido contrato suscrito por las partes, dentro de los
cuales no se encuentran los gananciales de ella en la sociedad conyugal habida
con su fallecido cónyuge, lo cierto es que se deslegitima la posición de los
actores en cuanto han sostenido que estos fueron adquiridos por ellos en virtud
de la cesión de derechos que el Sr. Rivera les efectuara, basados en que éste
los adquirió del primitivo contrato, pues como se ha dicho este no los incluyó.

NOVENO: Que, en consecuencia, al concluir los jueces del fondo que el


contrato de venta, cesión y transferencia suscrito por Elba Cabrera y Mario
Rivera compendió también los gananciales de ella y, por ende, que entre los
derechos que con posterioridad éste cedió a los actores también se encuentran
aquéllos, han incurrido en una errada interpretación y aplicación de las normas
invocadas por el recurrente en el acápite segundo de su recurso de nulidad,
siendo innecesario entrar a analizar los restantes yerros invocados.

DÉCIMO: Que, conforme a lo razonado, el recurso de nulidad será


acogido.

Por estas consideraciones y de conformidad además con lo dispuesto en


los artículos 764, 765, 767 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge
el recurso de casación en el fondo deducido en lo principal de la presentación
de fojas 239 por el abogado Gonzalo Bulnes Núñez, en representación del
demandado y, en consecuencia, se invalida la sentencia de uno de octubre de
dos mil quince, escrita a fojas 233 y siguientes, y acto continuo, sin nueva
vista pero separadamente, se dicta la sentencia que procede conforme a la ley.

Regístrese.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Héctor Carreño S.

Rol Nº 24.084-2015

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr.
Patricio Valdés A., Sr. Héctor Carreño S., Sr. Guillermo Silva G., Sra. Rosa
Maggi D. y Sr. Juan Eduardo Fuentes B.
No firma el Ministro Sr. Valdés, no obstante haber concurrido a la vista del
recurso y acuerdo del fallo, por estar en comisión de servicio.

Autorizado por el Ministro de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a diecisiete de mayo de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría


por el Estado Diario la resolución precedente.

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