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SALA DE CASACIÓN CIVIL

Ponencia del Magistrado FRANKLIN ARRIECHE G. 

En el juicio que por cumplimiento de contrato de opción de compra-venta de un


bien inmueble, iniciado ante el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil
y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo, por el ciudadano
DOMINGO VALLADARES, representado judicialmente por las abogadas María Josefina
Godoy Rivolta y María Alexandra Godoy Rivolta, contra los ciudadanos FELIX
JUVENAL FREITES MILLAN y MIRNA ROSA GUILARTE DE FREITES,
representados judicialmente por los abogados Héctor Rondón y Parley Rivero Salazar; el
Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y Menores de la
mencionada Circunscripción Judicial, conociendo en reenvío, dictó sentencia el 19 de
septiembre de 2000, mediante la cual declaró con lugar la demanda; sin lugar la
reconvención, y ordenó a los demandados a realizar la tradición formal del inmueble
vendido. De esta manera, confirmó la sentencia de fecha 16 de marzo de 1995, dictada por
el Juzgado de la causa. 

La parte demandada mediante apoderado judicial, anun-ció recurso de casación


contra el referido fallo de alzada, el cual, admitido, fue oportunamente formalizado. Hubo
impugnación, réplica y contrarréplica. 

Concluida la sustanciación del presente recurso y cum-plidas las demás


formalidades legales, esta Sala de Casación Civil pasa a dictar sentencia, bajo la ponencia
del Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo.

PUNTO PREVIO

 El impugnante solicita de la Sala que declare perecido el recurso de casación,


por no cumplir con la técnica necesaria.  
Sobre el particular, esta Sala declara que tal apreciación se realizará en el
momento de analizar las denuncias contenidas en el escrito de formalización, y no a priori
como pretende el impugnante, pues de lo contrario, se lesionaría el derecho del
formalizante de obtener respuesta sobre cada uno de sus planteamientos. Así se decide. 

RECURSO CASACIÓN POR DEFECTO DE ACTIVIDAD

ÚNICO 

Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento


Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12, 15 y 244 eiusdem, por considerar el
formalizante que la Alzada incurrió en el vicio de ultrapetita. 

Alega el formalizante que dicho vicio surge en razón de que el Juez ad-quem
decidió respecto a una acción por cumplimiento de contrato y sobre los efectos del alegado
incumplimiento, lo cual no fue objeto del petitum de la demanda, lo que significa que
decidió sobre algo no demandado, infringiendo los artículos 12, 15 y 244 del Código de
Procedimiento Civil. 

Para decidir, la Sala observa: 

El vicio de ultrapetita se configura en los casos en que se acuerda más de lo


pedido por el demandante, es decir, cuando se condena al demandado a pagar o hacer una
cosa mayor que la reclamada por el actor, o cuando la condena versa sobre un objeto
diferente del señalado en el libelo, extraño al problema judicial debatido entre las partes
(extrapetita). De manera que basta comparar el petitum de la demanda con el dispositivo del
fallo o con el pronunciamiento que contiene la condena, para determinar si la sentencia
adolece del señalado vicio de forma.  

En el caso bajo estudio y a los fines de verificar lo denunciado, la Sala considera


necesario reproducir las partes pertinentes del fallo recurrido:  

“...SE DECLARA CON LUGAR LA ACCIÓN INCOADA POR EL


CIUDADANO DOMINGO VALLADARES, MEDIANTE SUS
APODERADAS JUDICIALES MARÍA JOSEFINA GODOY RIVOLTA,
Y MARÍA ALEXANDRA GODOY RIVOLTA, por cumplimiento de
contrato, y se ordena a los demandados FÉLIX JUVENAL FREITES, Y
MIRNA ROSA GUILARTE DE FREITES, realizar la tradición formal del
inmueble vendido, o sea, el otorgamiento del documento definitivo, lo cual
deberá hacer dentro del plazo que se les conceda para la ejecución voluntaria,
previa la consignación de la cantidad de CINCO MILLONES
SETECIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 5.700.000,00), por parte de la actora
reconvenida, y vencido como fuere el lapso señalado sin que la parte demandada
reconvenida (sic) no hubiere cumplido con su obligación, deberá tenerse como
documento definitivo la presente sentencia junto con las actuaciones
complementarias, de conformidad con lo establecido con lo establecido en el
artículo 531 del Código de Procedimiento Civil...”
En este orden de ideas resulta oportuno citar lo expuesto en el petitum del libelo
de la demanda:  

“...Pero es el caso, ciudadano Juez, que se ha vencido el plazo estipulado de


cuarenta y cinco (45) días contados a partir de la fecha de firma del documento
autenticado que acompañamos marcado “B” sin que los ciudadanos FELIX
JUVENAL FREITES Y MIRNA GUILARTE DE FREITES, ya identificados,
hayan procedido a cumplir con su obligación como vendedores, de protocolizar
la venta a nombre de nuestro representado y su cónyuge, de acuerdo con lo
establecido en el artículo 1.488 del Código Civil vigente, siendo la tradición una
de las principales obligaciones del vendedor establecida en el artículo 1.486
ejusdem; una vez verificada la venta la cual se perfecciona solo consenso (sic),
tal como lo establece el artículo 1.161 del Código Civil, y por cuanto de
conformidad con lo que establece el artículo 1.474 del Código Civil...”el
vendedor se obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar
el precio”, y por cuanto este incumplimiento de los vendedores trae como
consecuencia graves daños a nuestro representado, entre ellos el riesgo de la
pérdida del crédito concedido por LA VIVIENDA (sic) Entidad de Ahorro y
Préstamo y la inseguridad que para ellos representa no tener la documentación
correcta del inmueble en el cual han invertido las sumas de dinero, es por lo que
siguiendo instrucciones precisas de nuestro mandante, acudimos por ante su
competente autoridad para demandar formalmente como en efecto lo hacemos, a
los ciudadanos FÉLIX JUVENAL FREITES MILLAN y MIRNA ROSA
GUILARTE DE FREITES, ya identificados, para que cumplan con su
obligación de protocolizar a nombre de nuestro mandante y su cónyuge el
documento de propiedad del inmueble ya descrito, o en su defecto, este Tribunal
ordene la protocolización de la sentencia que recaiga en el presente juicio
declarando con lugar lo solicitado, a fin de que la misma sirva de título de
propiedad a favor de nuestro mandante estando dispuesto nuestro mandante a
consignar el saldo pendiente a favor de los vendedores en el momento en que
tenga conocimiento de que la decisión le ha sido favorable...”.  

De las precedentes transcripciones se evidencia que no existe el vicio alegado,


pues el sentenciador se atuvo a lo solicitado por el demandante en el sentido de que se
ordenara a los demandados ejecutar su obligación de protocolizar el documento de venta
del inmueble, tal como fue pactado en el contrato celebrado por las partes. 

Como puede observarse del libelo de demanda parcialmente transcrito, las


obligaciones que se alegaron incumplidas por el demandante reconvenido, se derivan de un
contrato de opción de compra-venta de un inmueble, y dichas obligaciones no son otras que
la de la tradición efectiva del inmueble objeto de la venta; la protocolización del documento
de venta, y el pago de los daños y perjuicios en caso de incumplimiento. 

Por tanto, el juez, al declarar con lugar la demanda y ordenar el cumplimiento de


tales obligaciones derivadas del contrato de opción de compra-venta, las cuales fueron
objeto de la pretensión procesal, se atuvo a lo expresamente alegado por la parte
demandante, en conformidad con lo previsto en los artículos 12 y 243 ordinal 5° del Código
de Procedimiento Civil.  

En consecuencia, se declaran improcedentes las denuncias de infracción de las


indicadas reglas. 

RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento


Civil, se denuncia la infracción de los artículos 1.197, 1.198 encabezamiento y 1.199 único
aparte, todos del Código Civil, en concordancia con el artículo 12 del Código de
Procedimiento Civil, por falta de aplicación.

El formalizante fundamenta sus denuncias en que el Juez de la recurrida no


analizó la cláusula quinta del documento que es ley entre las partes, para determinar su
exigibilidad, a fin de precisar si el contrato era de cumplimiento inmediato, o estaba
sometido a condición o término. Que el sentenciador de alzada no analizó en forma
completa el contenido del contrato. Que la obligación estaba sometida a una condición y de
ello no se percató el juez superior.

Para decidir la Sala observa: 

Antes de entrar en el análisis de la presente denuncia es menester aclarar al


formalizante que el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil es una norma de
contenido general, que gobierna y disciplina la conducta de los jueces cuando van a emitir
sus fallos, y que resulta quebrantada si el sentenciador no se atiene a lo alegado y probado
en autos, o saca elementos de convicción fuera de ellos, o suple excepciones o argumentos
de hecho no alegados ni probados, lo que no guarda relación con la denuncia, que está
referida a la falta de aplicación de varias normas jurídicas.  

En relación con la denuncia de infracción por falta de aplicación de los artículos


1.197, 1.198 y 1.199 del Código Civil, la Sala observa que la recurrida, lejos de silenciar la
cláusula quinta del contrato, la transcribió y procedió a analizarla, estableciendo el criterio
de la inexistencia de un plazo que impidiese el surgimiento de las obligaciones
contractuales, es decir, que tales obligaciones adquirieron fuerza y vigencia. 

El criterio interpretativo de la cláusula quinta existe en la recurrida, y si el


formalizante no la comparte, el planteamiento debe desarrollarse a través del primer caso de
suposición falsa, en la modalidad de la tergiversación o desviación intelectual del contrato
al amparo del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, y con apoyo en el ordinal 2°
del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil. 

En efecto, según se desprende de la propia sentencia recurrida la cláusula quinta


del contrato de compra-venta, dispone lo siguiente: 
“...Queda entendido que si por alguna causa, no justificada debidamente “EL
COMPRADOR”, revoca, anula, sustituye o desiste de esta opción de compra-
venta o no compareciere al acto de otorgamiento de acuerdo con la fecha que
señale la Oficina de Registro respectiva, dentro del lapso correspondiente de
CUARENTA Y CINCO (45) días, contados a partir de la firma de la presente
opción de compra-venta; deberá pagar a “LOS PROPIETARIOS” como
indemnización la cantidad entregada a “LOS PROPIETARIOS” en la cláusula
Tercera de este Contrato. En caso contrario si el incumplimiento fuese de parte
de “LOS PROPIETARIOS” estos devolverán en su totalidad a “EL
COMPRADOR” la cantidad de TRESCIENTOS MIL BOLÍVARES SIN
CENTIMOS (Bs. 300.000,00) mas una suma igual por concepto de
indemnización...”  

Respecto a la cláusula quinta citada, el Juez de la recurrida expresó lo siguiente:

 “...Decidido como ha sido la iniciación del lapso, se hace necesario estudiar el


contenido de la Cláusula Quinta, para así determinar la intención de las partes, y la
finalidad que tuvieron cuando lo establecieron, razón por la que se transcribe a
continuación el texto de la referida cláusula:

...Omissis...

De la trascripción anterior se desprende, en primer lugar, que dicho plazo se


estableció solamente para que el comprador pudiera revocar, anular, sustituir, o
desistir de la negociación, es decir, que si estas hipótesis no se concretaron, el
vencimiento del lapso incide de manera negativa, en la negociación pactada,
manteniéndose en principio dicha negociación, y en segundo lugar, para que en
dicho lapso se otorgara el documento definitivo en la Oficina Subalterna de
Registro, a cuyo acto quedaba obligado a asistir el demandante reconvenido
estable-ciéndose su no comparecencia como causal de incum-plimiento. 

En lo que respecta a este acto de otorgamiento, debe tenerse en consideración lo


alegado por las partes, por cuanto cada una de ellas alega que dicho acto no
pudo realizarse por causas imputables a la otra, lo que obliga a estudiar las
obligaciones recíprocas establecidas en dicho contrato, concretamente la
contenida en la Cláusula Cuarta, cuyo texto se transcribe a continuación:

 ...Serán por cuenta de “EL COMPRADOR” todos los gastos que


ocasione la autenticación de este documento y cualquier otro análogo, así
como también la protocolización del documento de Compra Venta del
referido inmueble...

 De la lectura del contrato, y en especial de la Cláusula


Cuarta que se ha trascrito con anterioridad, se observa que en
ninguna parte se estableció la manera en que las partes procederían al
cumplimiento de sus obligaciones recíprocas en lo atinente a la
elaboración del documento definitivo, y la obtención de los recaudos
indispensables que deben ser presentados con el documento para su
protocolización.

 Igualmente el vendedor para la época se encontraba obligado a


presentar en la Oficina Subalterna de Registro, copia de la notificación al
Ministerio de Hacienda de Enajenación de bienes inmuebles, como requisito
previo para la protocolización del documento de venta.

Ahora bien, estas obligaciones debieron haberlas cumplido los demandados


reconvinientes dentro del lapso de los cuarenta y cinco (45) días para que se
pudiera efectuar la protocolización del documento definitivo de venta, y por
ende debían probar haber incumplido con ellas, a tenor de lo establecido en el
artículo 506, del vigente Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el
artículo 1.354, del Código Civil, lo cual no hicieron, como se evidencia de la
lectura del expediente. 

Entre las obligaciones del vendedor se encuentra no sólo el otorgamiento del


documento sino también la de poner al comprador en posesión del inmueble, y
de las actas procesales consta que la parte actora reconvenida se encuentra
habitando el inmueble, por haberle sido entregadas las llaves por la
intermediaria, hecho éste admitido por la parte demandada reconviniente, el cual
objeta por haber actuado sin autorización para ello, como también impugna la
copia fotostática de esa autorización que la parte demandante reconvenida
acompaña en su libelo de demanda.

 En cuanto a los documentos presentados con el libelo de la demanda


como procedentes de la VIVIENDA ENTIDAD DE AHORRO Y PRESTAMO,
como son la constancia de que el préstamo fue aprobado el día 14 de abril de
1.993 (sic), por la cantidad de TRES MILLONES DE BOLÍVARES (Bs
3.000.000,00), y la copia fotostática del documento contentivo de la venta, y
constitución de la hipoteca para garantizar el préstamo, cuyo original debía ser
presentado para ser protocolizados en la Oficina Subalterna de Registro, no
obstante que la parte demandante reconvenida no le dio cumplimiento a lo
establecido en el artículo 433, del Código de Procedimiento Civil, para así
comprobar esos hechos mediante la prueba de informes, no puede pasar
desapercibido que los apoderados de la parte demandada reconviniente invocan
esos hechos para así dar por probado que esas gestiones fueron realizadas una
vez vencido el lapso de los cuarenta y cinco (45) días, con lo cual dan como
ciertas esas gestiones, y así se declara.

 Del análisis que se ha hecho se constata que la parte demandada


reconviniente no probó haber cumplido con sus obligaciones dentro del lapso
señalado en la Cláusula Quinta del Contrato, las cuales son de cumplimiento
previo para la presentación, revisión y pago de los derechos de protocolización
del documento de venta en la Oficina Subalterna de Registro Competente, por lo
que mal puede imputarle a la parte actora reconvenida el no haber presentado, y
pagado los gastos de protocolización del documento definitivo, pues para ello se
requería que hubieran cumplido con sus obligaciones, las cuales constituyen los
presupuestos necesarios para que surgiera la obligación a cargo de la parte
actora reconvenida, razón por la cual dicho alegato no puede prosperar, y así se
declara.

 Probado como ha sido el incumplimiento de la parte demandada


reconviniente, la actora tenía a su elección las dos (2) acciones previstas en el
artículo 1.167, del Código Civil, analizada con anterioridad, y elegida como fue
la de cumplimiento de contrato, debe prosperar, y así se declara.”

 Como ya se explicó, de la precedente trascripción observa la Sala, que el Juez


de alzada emitió pronunciamiento acerca de la cláusula quinta del contrato cuyo
incumplimiento motivó el juicio, y expuso que la parte demandada, es decir, los vendedores
no cumplieron con las obligaciones pactadas dentro del lapso señalado en ella, las cuales
eran previas a la protocolización del documento y a los deberes que debía cumplir la parte
actora, o sea, el comprador según la cláusula cuarta del contrato en referencia.

El problema planteado por el formalizante no se dirige estrictamente a la


aplicación de las normas denunciadas como infringidas, sino a la interpretación del contrato
realizada por la recurrida, que no es compartida por el recurrente.

 Dilucidar la interpretación del contrato es una actividad que amerita una


revisión del mismo, pero la denuncia no está correctamente fundamentada en el primer caso
de suposición falsa por desviación intelectual del contrato que sirvió de fundamento a la
demanda, como ya se indicó, y en vista que la presente denuncia trasciende de la cuestión
de derecho y persigue un pronunciamiento de la Sala en torno a la interpretación de dicho
contrato, sin estar correctamente fundamentada, deben desestimarse las denuncias de
infracción de los artículos 1.197, 1.198 y 1.799 del Código Civil, por inadecuada
fundamentación. Así se declara.

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, en
concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la infracción de los artículos 12,
1.359, 1.360 y 1.363 del Código Civil; y 507 eiusdem.

El formalizante alega que la recurrida se encuentra incursa en el primer caso de


suposición falsa por desviación ideológica, al atribuir a un instrumento o acta del
expediente menciones que no contiene, y desnaturalizar la mención que sí contiene, pues el
Juez Superior estableció que el instrumento marcado “B” se refería a un documento de
compra-venta, cuando en realidad se trata de un contrato de opción de compra-venta.
 Para decidir, la Sala observa:

 De la lectura del fundamento de la denuncia que se analiza, no se desprende de


qué forma la recurrida infringió los artículos 1.359, 1.360 y 1.363 del Código Civil, y 12 y
507 del Código de Procedimiento Civil, lo que impide a esta Sala determinar si hubo o no
la alegada violación de dichas reglas.

 Asimismo, observa la Sala que el recurrente alega que el ad-quem incurrió en el


primer caso de suposición falsa, debido a que le atribuyó al documento marcado “B” el
carácter de contrato de compra-venta, cuando en realidad se trata de un contrato de opción
de compra venta.

 Al respecto, es menester señalar al formalizante que su planteamiento está


dirigido, más que al primer caso de suposición falsa, a un error de juzgamiento, pues tiene
que ver con la calificación jurídica de un contrato por parte del juzgador. Es en este
contexto que la Sala examinará la denuncia, es decir, no como la suposición falsa delatada,
sino desde el punto de vista de la calificación propiamente del contrato de opción de
compra-venta objeto del presente proceso.

 Al respecto, la Sala, para verificar las aseveraciones expuestas por el


formalizante, pasa a transcribir lo pertinente de la sentencia recurrida:

“...TERCERA.- El instrumento autenticado contentivo de la convención es un


documento público, el cual al no haber sido tachado de falso debe ser apreciado
de conformidad con lo previsto en el artículo 1.360 del Código Civil, en
concordancia con el artículo 1.357, ejusdem, no existiendo en este aspecto
discrepancia alguna entre las partes, quienes solo divergen en la naturaleza de
dicho contrato, pues mientras la parte actora reconvenida mantiene que se trata
de un contrato de compra-venta, la parte demandada reconviniente afirma de
que se trata de un contrato de arras, y en tal sentido aseveran que en dicho
contrato no se estableció obligación alguna de transferir la propiedad, pues lo
único previsto es el pago de los daños y perjuicios en caso de incumplimiento de
la obligación principal, pero sin que ello conlleve algo distinto a lo establecido
en la Cláusula Penal. 

En lo que respecta al primer punto, o sea, la naturaleza del contrato, nuestro más
Alto Tribunal, en sentencia dictada el 13 de febrero de 1.929 (sic), estableció
que:”...Omissis...”.

 De la lectura del mencionado documento se observa que los demandados


reconvinientes se obligaron a dar en venta el inmueble descrito en dicho
instrumento, así como el demandante reconvenido se obligó a comprar o
adquirir dicho inmueble, el cual se encuentra perfectamente determinado por su
ubicación, medidas, y linderos, cuyo precio fijaron en la cantidad de SEIS
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 6.000.000,00), de los cuales la parte
demandada reconviniente afirma haber recibido TRESCIENTOS MIL
BOLÍVARES (Bs. 300.000,00) , como aporte parcial del precio total, es decir,
en dicho documento se encuentran los elementos o requisitos indispensables
para la existencia del contrato de compra-venta, de acuerdo a lo previsto en el
artículo 1.474 del Código Civil, en concordancia con el artículo 1.141 ejusdem,
y por ser la compra-venta un contrato consensual, la propiedad o derecho se
transmite y se adquiere por efecto del consentimiento legítimamente
manifestado, a tenor de lo establecido en el artículo 1.161 del Código Civil, toda
vez que “...el otorgamiento de la escritura no es requisito esencial del contrato
de compraventa, el cual, en ocasiones, puede suplirse con registro de la
sentencia que declara la existencia del contrato...”, (sentencia del 25 de febrero
de 1.930 (sic), M. 1.931 (sic), de la antigua Corte Federal y de Casación,
CÓDIGO CIVIL VENEZOLANO, por EMILIO CALVO BACA, pág. 502) y
así se declara...”.

 De la precedente transcripción del fallo recurrido se observa que


el Juez de alzada se refiere a dicho documento como un contrato de compra-
venta. Para determinar si se trata de un contrato de compra o de opción de
compra-venta, es menester precisar qué se entiende por uno y por el otro. Al
respecto, el autor Nicolás Vegas Rolando, en su obra “Contratos
Preparatorios”, expresa:  

“Se entiende que existe opción cuando una persona confiere un derecho a un
tercero para que éste adquiera un determinado bien, sin que éste último tenga la
obligación de adquirirlo, ya que sólo se reserva el derecho de ejercer la opción
durante la vigencia del contrato o al final del mismo”. Agrega el autor citado,
que existen diferencias entre la opción y la venta. La opción es un contrato
preparatorio que engendra una obligación de hacer, o sea prestarse a un futuro
contrato, mientras que la compraventa es un contrato definitivo, que engendra
una obligación de dar.”

 La jurisprudencia ha sostenido que la opción de venta es un contrato


consensual, y la opción de venta legítima y oportunamente ejercida por el comprador, tiene
el efecto de transferir a su provecho la propiedad de la cosa objeto del contrato, y la
sentencia que pueda recaer tendrá un efecto exclusivamente declarativo. (Comentarios de
Nicolás Vegas Rolando).

  Castán, citado por Vegas Rolando, define así el contrato de opción de


compra: “es el convenio por el cual una parte concede a la otra, por tiempo fijo y en
determinadas condiciones, la facultad, que se deja exclusivamente a su arbitrio, de decidir
respecto a la celebración de un contrato principal”. (Ob. cit). 

Por su parte, Luis Aguilar Gorrondona, en su obra “Contratos y Garantías”


Novena Edición, página 143, define la venta como “Un contrato por el cual una persona
llamada vendedor se obliga a transferir y garantizar la propiedad u otro derecho a una
persona llamada comprador, la cual se obliga a pagar el precio en dinero; Características: 1)
Es un contrato bilateral, 2) Es un contrato consensual, 3) Es un contrato oneroso, 4) Puede
ser de ejecución instantánea o de tracto sucesivo, 5) Es traslativo de la propiedad o
cualquier otro derecho vendido, 5) Las obligaciones del comprador y del vendedor son
obligaciones principales.

 En aplicación de las anteriores consideraciones, se puede concluir que el


contrato que originó el juicio es de compra-venta, y no de opción de compra, tal como
concluyó el juzgador de alzada, pues aún cuando presente la apariencia de un contrato de
opción de compra, la naturaleza de la convención objeto del presente juicio no es tal, pues
hubo un acuerdo de voluntades entre el vendedor de entregar el inmueble vendido, y el
comprador de entregar el precio pactado; es decir, se verificó la venta por el cruce de
voluntades o consentimiento.  

Por los razonamientos precedentemente expuestos, el Juez de la recurrida no


violó las reglas legales denunciadas, al calificar al contrato que sirvió de fundamento a la
demanda, como un contrato de compra-venta. 

En consecuencia, se declaran improcedentes las denuncias de infracción de los


artículos 1.359, 1.360 y 1.363 del Código Civil, y 12 y 507 del Código de Procedimiento
Civil. Así se decide.

DECISIÓN

En fuerza de las razones expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia en Sala de


Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela
y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el recurso de casación anunciado y
formalizado por la parte demandada, contra la sentencia dictada el 19 de septiembre de
2000, por Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de
Menores de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo. 

Como consecuencia de haber resultado infructuoso el recurso formalizado, se


condena al recurrente al pago de las costas.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al tribunal de la causa, Juzgado


Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de la ya indicada
Circunscripción Judicial. Particípese esta remisión al Juzgado Superior de origen ya
mencionado, todo de conformidad con el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los treinta ( 30 ) días del mes de
abril de dos mil dos. Años: 192° de la Independencia y 143° de la Federación.  

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