Edición nº661 / Año 14
Sav-Pará
Dentro de los temas desarrollados en la
perashá de esta semana se encuentra la
Mitzvá de “Terumat Hadeshen”. Esto
consistía en que el cohen debía juntar las
cenizas de los restos que habían sido
quemados la noche anterior, antes de
hacer cualquier otra ofrenda en el
“Mizbeaj”. Esto se colocaba al lado de la
rampa del Mizbeaj. Podemos llegar a
pensar que esta no es un servicio tan
prestigioso, pero de todos modos había
que hacerlo y en primer lugar.
Sobre esto fueron dados dos motivos. El
primer motivo es que no hay orgullo
frente al creador. También el cohen Gadól
con todos los honores que él lleva al lado
de Hashem no es nada y tiene que
doblegarse frente a él. Justamente
Hashem ordena a la familia más
importante de todo el pueblo de Israel
hacer esta acción. Del mismo modo que
ordena a los hijos de Levi a cargar y
acompañar el traslado de las columnas
del Mishkan durante la travesía del
desierto. Eso nos deja la marca que no hay
orgullo delante de Hashem.
El segundo motivo y no muy diferente es
que para comenzar nos exigen hacer una
tarea liviana o de bajo nivel con el fin de
remarcar la cualidad de la humildad en el
comienzo del día. Puesto a que los
Cohanim son lo más santo que tenía el
pueblo y todo su día estaba acompañado
de acciones que demostraban su santidad,
estaba expuestos a sentirse por encima de
los demás. Para eso la Torá los madruga
con una misión un poco incomoda. Hay
que limpiar y “Sacar la basura” antes de
comenzar el día. Normalmente el cohen
no puede hacer tareas que sean
humillantes. No se los puede poner a
atender a los demás por su prestigio. De
todos modos, la Torá les hace un ejercicio
de humildad para que no se les suba la
espuma.
Así es como lo explica el “Jobot
Halebabot”, “Hashem le ordena todos los
días al cohen quitar las cenizas para que
se quite la soberbia de su corazón.
Esta es una regla de fuego en todas las
personas, detrás de los actos se arrastran
los corazones.
Enc. De velas 18.33 hs
Fin 19.31 hs.
Una vez vino una mujer delante del Rab
Iejeskel Abramski Zz”l con un pedido. –
“Rab, necesito una bendición. Estoy
frente a un peligro muy grande de vida.”
¿Quién era esa mujer y cuál era el
peligro que ella corría? Esta mujer se
llamaba Sará y era la sobrina del Rab
Baruj Beer Leivovich Zz”l, director de la
Yeshivá de Kamenitz. En esa época
transcurría la primera guerra mundial y
ella tenía que cruzar la frontera entre
Polonia y Rusia. Esa travesía cargaba un
peligro de vida gigante.
El Rab escuchó con detenimiento su
problema y necesidad. Él le respondió. –
“¿Puedes hacerme un favor muy grande
a mí?” ella aceptó directamente. ¿De qué
se trataba? El Rab le dijo que él tenía
que mandar unos escritos de Torá, puño
y letra que tiene que hacer llegar a
Vilna. Esos eran algunos de los escritos
del libro “Jasón Iejeskel”. La mujer
valiente aceptó sin titubear. Ella tomó
los escritos y se los llevó con ella. A su
vez el Rab la bendijo con todo el
corazón.
¿Cómo hizo ella para hacer ese intento?
Le vino una idea. Juntó todas esas hojas
una con la otra, haciéndolo como una
sábana y eso lo envolvió alrededor del
cuerpo. Cuando llegó cerca de la
frontera, ella estaba acompañada por un
grupo de treinta personas. Todos ellos
buscaban la misma misión, pasar la
frontera y quedar del lado de Rusia. Ella
rogaba con Tefilá permanentemente
para poder pasar con éxito por ese
lugar. En su pedido rogaba poder pasar
ella y también los escritos del Rab.
Cuando estaban cerca de la frontera se
escucharon gritos y se dieron cuenta de
que habían sido descubiertos por
soldados rusos. Cada uno se escapó por
su lado y se fueron escuchando disparos
al aire. Sará en su escape encontró una
parva de paja y se escondió allí dentro.
Hay ciertas tareas que generan en
nuestro interior la humildad, más aún
cuando se practican todos los días.
Como este caso hay infinidad de
ejemplos en las Mitzvot de la Torá y
las cualidades las cuales se hacen
generan un cambio en nuestro
interior.
El Ramban escribe en su epístola que
cuando una persona se conduce
hablando con paciencia y en voz
tranquila frente a todas las personas y
en todo momento adquiere para sí
mismo la cualidad de la humildad.
Gracias a eso se salvará de la soberbia
que es la cualidad que hace a la
persona pecar en la vida.
Justamente esa cualidad es la que
hace falta para poder educar y
conseguir buenos resultados en
nuestros hijos.
Una vez se acercó un padre a
preguntar que siempre educó a su hijo
a no perderse ninguna Tefilá. Tiene su
hijo ahora diez y seis años y no quiere
rezar, hasta el punto que odia hacer
Tefilá. ¿Cómo se explica la regla de
que por los actos arrastran a los
corazones? La respuesta a ese
interrogante es que la educación tiene
que ser con amor sin lastimar su
autoestima. Sin avergonzarlo delante
de la gente y cuidando su reputación.
En el caso que no se respete de esa
manera solo va a ser con obligación y
los resultados puede ser muy
perjudiciales.
De esta manera le preguntaron al
Jafetz Jaim acerca de los kozakos. No
había más fuertes y valientes que
ellos. Durante veinticinco años fueron
sirvientes en el ejército. Cuando
salieron de allí la mayoría se dejaron
estar y solo dedicaban su vida a estar
en los bares tomando alcohol. El
grado de pereza que se veía en ellos
era de no creer. ¿Cómo se explica eso
después de estar en acción
permanente? Dijo el Jafetz Jaim que
justamente después de estar
obligados a hacer algo por presión y
únicamente por obligación sin recibir
ninguna felicitación en tanto tiempo
terminaron odiando aquello que
hacían y se condujeron al otro
extremo radical para alejarse de esa
vida. La educación viene con
disciplina acompañado de ejemplo
propio, amor y respeto. Después de
esa formula la costumbre va a generar
cambios en nosotros.
En la vida se nos van a presentar
muchas actividades y tareas que por
ahí no son de nuestro agrado, pero
debemos saber que también eso es
parte de nuestra formación como
personas y fórmula del éxito en cada
ámbito. Tener que sacar la basura en
la casa o hacer alguna tarea
doméstica, felicitar a quienes hicieron
algo en la cada tanto sea nuestra
pareja hijos o padres va a construir en
nosotros buenas cualidades y
principalmente la cualidad de la
humildad.
¡Shabat Shalom!
Netanel Moshé Duer,
Adar I I 5784
11 6443 5795
Los soldados rusos vieron una
mujer escapar, pero tenían a los
perros que iban a descubrir
cualquier persona escondida.
Durante mucho tiempo
estuvieron investigando donde
estaba la mujer, pero sin éxito.
Después de buscar y no
encontrar se dieron por vencidos
y se fueron. Cuando ya no había
gente ella salió y pudo llegar a su
destino.
¿Cómo hizo ella para no ser
descubierta? ¿Cómo fue que no
pudieron olfatear su presencia?
Como ella estaba envuelta por
los escritos ellos sirvieron de
aislante para no sentir su cuerpo.
Justamente los escritos la habían
salvado a ella.
Después de muchas idas y
vueltas ella llegó a Vilna y
entregó los escritos en manos de
Rab Jaim Ozer Grochinski Zz”l. el
Rab dijo que no es sorpresa que
no fue captada por los perros.
Puesto a que estaba envuelta con
los escritos se convirtió en un
Sefer Torá viviente. Más de lo
que ella cuido los escritos, los
escritos la cuidaron a ella.
natyduer@hotmail.com