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EXCLUSIÓN, ALBERT SALES I CAMPOS

1. Reseña bibliográfica de la lectura.


A. Sales i Campos, 2014: El delito de ser pobre. Una gestión neoliberal de la
marginalidad. Barcelona, Icaria Editorial S.A. pp. 41-54.
2. Breves notas biográficas y bibliográficas del autor/a.
Albert Sales i Campos es un politólogo y sociólogo que combina su trabajo educativo en la
universidad con activismo fuera de las aulas. Centrado en el ámbito de la exclusión
urbana, otra de sus obras es “Guía para vestir sin trabajo esclavo”. No obstante, en el
texto que se presenta ahora, se centra en las causas de este trabajo esclavo y en su
proceso histórico.
3. Describa en pocas palabras de qué trata el texto.
El texto a analizar consta de tres capítulos, cada uno con sus propias ideas que, más
adelante, trataré de relacionar.
En primer lugar, como eje central, explica cómo el Estado pasa de ser un estado del
bienestar a un estado penal. En segundo lugar, como modo de tratamiento a la exclusión,
habla del tema de las ayudas sociales y las actividades caritativas. Pone en diálogo a dos
autores con diferentes pensamientos.
4. Desglose sintéticamente:
a) Las ideas y los conceptos principales del autor/a.
La criminalización de la pobreza es un proceso sociopolítico de cuatro fases. La
infantilización forma parte de la primera fase del proceso, mientras que la privatización de
la ayuda es un debate que se encuentra transversalmente en el proceso.
b) Las conclusiones a las que llega.
De estas ideas el autor concluye que la buena voluntad es lo que hace de guía a la
asistencia de personas en situación de pobreza.
Pone de manifiesto la consecuencia que deriva de esta visión y tratamiento de la
pobreza, que es la infantilización de las personas pobres. ¿Cómo llega hasta esta
conclusión? Mediante ejemplos concretos en los que la respuesta que da el Estado a la
falta de derechos es una política basada en la falta de conocimientos, como es el ejemplo
de la alimentación.
En este, expone que la respuesta dada a unos datos sobre nutrición infantil son unos
cursos de nutrición a los respectivos padres, en lugar de responder a la reestructuración
del trabajo que los mantiene en situación de pobreza económica. Esto posiciona a la
persona en un papel de incapacidad o de falta de conocimientos frente a un Estado que
no está garantizando el bienestar de su ciudadanía. Es decir, el Estado prefiere atender al
síntoma de las situaciones de pobreza en lugar de hacerse cargo de su función social y
política.
5. Analice críticamente:
a) Las ideas y los argumentos planteados en el texto.
Para su análisis se apoya en las ideas de Wacquant, que expone que el contexto que
permite el traslado de un Estado de bienestar a uno penal consiste en la visión de la
sociedad y la respuesta del Estado. Por un lado, se comienza a poner el nombre de
“delito” a todo aquello que transgrede a la norma y la normatividad. Desde aquí, se pasa a
cómo el Estado trata esta transgresión, ahora etiquetada de delito. La respuesta de la
política es, en efecto, un endurecimiento de las penas por actividades relacionadas con la
marginalidad.
En cuanto al tema de las ayudas sociales, dos de los autores con los que dialoga son
Tocqueville y Paugman. Tocqueville justifica que si la ayuda es pública, las personas no
verán la necesidad de trabajar. Por otro lado, Paugman defiende que debería haber
ayudas y actividades de caridad que sean de carácter privado, ya que de esta forma se
generará un vínculo moral entre ambas partes que haga cumplir la norma.
b) Las conclusiones.
En la primera fase, sobre la culpa individualizada, es donde se da la visión social de la
criminalización de la pobreza, en otras palabras, el tiempo en que se enseña que tu clase
social la eliges tú y tu contexto no te condiciona. Esta visión social se deriva de un
proceso histórico en el que se puede distinguir un punto de inflexión. En la Edad Media la
pobreza no estaba mal vista, sino que, al ser una época de gran cristiandad, esta se veía
como un modo de vivir experiencias cercanas a lo que Dios vivió y, en cuanto a las
personas que no vivían esta pobreza, se les daba una oportunidad de realizar actividades
caritativas por las cuales mostraban su bondad1.
En la segunda fase, el trabajo precario, el sometimiento al mercado laboral se propone
como única salida de vida digna, incluso aunque éste esté mal remunerado o posea unas
condiciones laborales lamentables. En este sentido, la sumisión a la norma o el deseo de
trabajo, hace una clasificación entre los “buenos pobres” y los “malos pobres”, entre quien
quiere trabajar y quien no quiere. Aquí hay un paso de transición de la respuesta al
Estado de la pobreza: pasan de lo que poder hacer para incluir en las vías económicas a

1
Contenido de clase de Historia de la Educación Social.
las personas para que vivan por su cuenta, a imponer medidas contra la “exclusión
social”.
La tercera fase hace referencia a esta respuesta asistencial del estado, por la cual se da
una infantilización de la pobreza y se comienza a criminalizar los aspectos que de esta se
derivan. En cuanto al debate de las ayudas sociales, sobre si deberían ser o no privadas,
existe un discurso sobre la vinculación moral que se forma cuando la ayuda es privada.
En palabras de Paugman, la vinculación moral supone un compromiso por el cual la
persona se siente obligada a dar lo que recibe, es decir, a trabajar a cambio de ayudas
privadas. Las ayudas son una medida para el mantenimiento del orden social, pero no
son la solución absoluta para la integración en una vida digna y de calidad, ya que la
persona receptora de ayudas se vuelve dependiente de las mismas, ya sean estas
públicas o privadas. Y, sin embargo, en tiempos de crisis cualquier ayuda es mejor que
nada2. Por lo que luchar por la justicia se vuelve secundario frente a la necesidad de
sobrevivir.
La cuarta fase es el encarcelamiento, si bien no necesariamente de la persona adulta,
puede ser también de las personas menores de las que está a cargo.
En el caso de la penalización de una persona adulta, esta puede ser no solo en el ámbito
de una cárcel, sino también en la calle o en albergues. Esta es una fina línea, ya que un
albergue se considera parte de la ayuda en la situación de libertad vigilada, pero ¿no es
un encarcelamiento una incapacidad de decisión frente a una situación estructural? es
decir, ¿no es privar de libertad el hecho de hacer decidir entre dormir en la calle o dormir
en un albergue (al cual existe la posibilidad de no acceder)? Si bien hay capacidad de
decisión, esta es tan limitada que apenas podemos pensar que alguien que esté en esta
tesitura pueda pensar que tiene posibilidades.
En el caso de la penalización a un menor, a un niño, niña o joven, es una doble
criminalidad. Por un lado, culpan a la familia de no tener recursos, la infantilizan también
diciendo que no pueden o no saben mantenerlos, de vuelta a la culpa individualizada y,
esta vez, aplicando una supuesta ayuda de carácter caritativo que implica la separación
de una familia, lo cual se trata de “tutela judicial”, siendo en realidad una “libertad vigilada”
por la cual ejercen una presión para el sometimiento al trabajo precario si quieren
recuperar la tutela. Por otro lado, culpan al menor, lo apartan de su familia y dicen que es
por su bien. Puede que haya ocasiones en que así sea. Aún así, deberíamos mirar hacia

2
En palabras de un interno de Quatre Camins: “la paga, aunque sea pobre, es mejor que nada”.
casos reales como los que expone Enrique Martínez Reguera en su libro “De tanta rabia
tanto cariño”3.

La línea paternalista de las ayudas no es más que un método de control del orden social.
Mientras que el carácter penal, además de suponer un control, también es un método
para el encauzamiento de la buena conducta4, es decir, el sometimiento a la norma. De
esta manera, la defensa de los derechos humanos queda olvidada en favor de un
discurso por el cual hay que cubrir las necesidades de los más pobres.
6. Relacione las ideas y los argumentos con otros autores abordados en la
asignatura.
Estas ideas se relacionan con Wacquant, autor que estudia la pobreza urbana (en el
contexto geográfico de Estados Unidos) y que, por tanto, ha hecho análisis de las causas
de este declive social que, posteriormente, criminaliza la pobreza y dota de incapacidad a
las personas en esta situación.
Para él, vivimos en un régimen liberal-paternalista. Es liberal para con las personas que
tienen cierto poder social, político y económico. Y es paternalista y punitivo con las
personas que se han visto más afectadas por la reestructuración del empleo y por el
retroceso de la protección social. Este retroceso de la protección, en realidad, se ve en
términos políticos como el desarrollo de políticas sociales que atienden a los síntomas de
la pobreza, pero no a las causas de la misma.
¿Cuál es la estructura social que mantiene este orden? Ahora, la estructura social se
puede interpretar mediante la representación de un rombo con una clase media siempre
creciente5. ¿Quién crea y mantiene el orden? Según Foucault, las instituciones de poder
son el ejército (poder militar, policial), la iglesia (poder moral) y la escuela (poder
educativo). Estas son las tres instituciones dotadas a priori de poder en la sociedad y en
el mantenimiento del orden social. Aún así, no son necesariamente estas las mismas que
crean la norma social, el orden existente. La educación social toma parte de la institución
escolar principalmente, pero no deja de ejercer una función de adaptación a la moral

3
Martínez, E. De tanta rabia tanto cariño. 2012 Editorial Popular, pp 130-141
4
Foucault M. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. 2002 Editores Argentina, pp
157.
5
Freire, P. La educación como práctica de la libertad 1986. México: Siglo XXI. pp
80-81.
contemporánea que pasa por someterse a los dogmas del sistema neoliberal que
perpetúa las desigualdades entre clases sociales.
También en palabras de Foucault, son tres las vías para este orden que, en su tiempo, da
origen al aumento de la penalidad. Este se hace mediante la vigilancia jerárquica, la
sanción normalizadora y el examen6.
En la etapa de vigilancia se apela a la visión de la sociedad, que es la que establece,
en doctrina a las instituciones de poder, lo que está bien de lo que no. Por ello, surge la
idea de “culpa individualizada”. El poder criminaliza la pobreza y trata de aparentar
bienestar mediante la inclusión a través del empleo, el cual es escaso para toda la
población y no asegura cierta estabilidad. Bajo los argumentos de “quien quiere puede
trabajar” y “vive de las ayudas”, la sociedad olvida que la pobreza es un fenómeno a
combatir y no una realidad inevitable ocasionada por las decisiones de cada individuo.
Estas ayudas sociales se enmarcan dentro de la libertad vigilada. Esta libertad implica
un tipo de sometimiento a la norma por el cual has pasado por dos fases: la culpa
individualizada y el trabajo precario. En la primera fase te han hecho creer que la
segunda, el trabajo precario, es lo que has buscado y que, si no ha sido suficiente, “no
hace falta que digas nada porque ya te van a ayudar”. No obstante, pasar a la libertad
vigilada supone un gran retroceso en el sometimiento a la norma.
Wacquant nos habla del “encarcelamiento con fines lucrativos”7, la proliferación de centros
que se destinan al encarcelado de las personas tiene su razón de ser. Como me explicaba
un educador social en uno de estos centros de encarcelamiento de menores (CRAE), las
entidades privadas que se dedican a la acción social, es decir, al control de la pobreza,
tienen un límite de facturación a partir del cual se comienza a pagar más impuestos. Este
límite son 4.000.000€, y el aumento de las entidades que se dedican a esta acción, tiene
que ver con el hecho de que, cuando una asociación se acerca a la facturación de esta
cantidad, se divide en fundaciones diferentes, con sus respectivas facturas, para poder
seguir lucrándose lo mismo (o incluso más). Hay ejemplos específicos actuales de esto,
que son la muestra de que se lucran de la pobreza, se aprovechan y la perpetúan con tal
de seguir con el sistema que mantiene la paz de las clases adineradas.
¿Qué papel tiene la Educación Social en este contexto sociopolítico? Tiene un papel
educativo. Lo único que puede hacer es facilitar el cambio desde su posición como

6
Foucault M. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. 2002 Siglo XXI Editores
Argentina, pp 158
7
Wacquant L. Las dos caras de un gueto. 2004 Siglo XXI Editores pp. 144
educador. Este “facilitar el cambio” tiene que ver con la creación de un ambiente seguro y
educativo dentro de los centros carcelarios. La creación de un espacio que no eduque en
el papel social de las personas ya condenadas, sino que muestre que aún se pueden
cambiar las cosas, que el hecho de haber nacido cumpliendo el papel de delincuente no
tiene porqué ser condicionante para un desarrollo negativo de la vida. La educación social
cumple un papel esperanzador, en el que se tiene que mantener una actitud positiva hacia
la posibilidad de cambio. Esta actitud no debe interferir con el proceso de cada persona,
es decir, se han de respetar los tiempos de cada una, saber en qué momento de su vida
está y escuchar lo que pide.
7. Relacione las ideas y los argumentos con otros contenidos abordados en la
asignatura.
Los tres ejes que plantea el texto se pueden englobar en dos: criminalización de la
pobreza (en donde entra el tercer eje, la infantilización de la pobreza) y privatización de la
ayuda. La criminalización de la pobreza es un proceso sociopolítico de cuatro fases (culpa
individualizada, trabajo precario, libertad vigilada y encarcelamiento). La infantilización
forma parte de la primera y tercera fase del proceso, mientras que la privatización de la
ayuda es un debate que se encuentra desde la primera hasta la tercera fase de este
proceso. Una vez se ha pasado tanto por las ayudas sociales en situaciones de trabajo
precario y en la libertad vigilada, se pasa a la fase de encarcelamiento. Esta supone una
barrera en la posibilidad de cumplimiento de los derechos humanos, ya que la visión
social de la pobreza gira en torno a la premisa de “quien quiere, puede” y, quien no, es
quien se lo ha buscado. Las instituciones de poder encargadas de este entramado son la
escuela, la policía y la religión.
8. Relacione las ideas y argumentos del autor con la Educación Social.
La educación social toma parte de la institución escolar principalmente, pero no deja de
ejercer una función de adaptación a la moral contemporánea que pasa por someterse a
los dogmas del sistema neoliberal que perpetúa las desigualdades entre clases sociales.
En este sentido, autores como Freire o Reimer promueven propuestas para revertir el
efecto de la escuela en materia de desigualdades sociales. Por un lado, Freire propone
una democratización cultural8 en la que todos seamos partícipes. Por otro lado, Reimer es
partidario de una desescolarización que provoque el pensamiento de una educación
completamente nueva que no reproduzca las desigualdades sociales.

8
Freire P. (1978). La educación como práctica de la libertad. Madrid, S.XXI. pp.
97-123
9. Conclusiones a las que usted llega.
En conclusión, dado el liberalismo que crea desigualdades, la respuesta estatal tiene
como objetivo mantener el orden social, mediante una mayor punidad y una puesta en
marcha de actividades caritativas y de asistencia. De esta manera, quien vive en la
precaridad es, o bien apoyado por ayudas sociales para mantener el orden, o bien
encarcelado por su forma de sobrevivir a la pobreza. Todo ello con el objetivo de
mantener la paz en la desigualdad.

BIBLIOGRAFÍA
- Servicios Sociales y Política Social (Agosto-2016). XXXIII (111), 150-151. ISSN:
1130-7633.
- Foucault, M. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores, Argentina,
2002. pp 158
- Freire, P. (1986). La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI Editores, México.
pp 80-81.
- Martínez, E. De tanta rabia tanto cariño 2012. Editorial Popular, pp 130-141
- Wacquant L. Las dos caras de un gueto. Siglo XXI Editores, pp. 144
- Freire, P. (1978). La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI Editores, Madrid.
pp. 97-123
- Reimer E. La escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación. Barcelona,
Barral. pp 31-47.

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