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01 de Agosto 2017
¿De qué depende que el Estado pueda imponer y ejecutar una condena?
¿Qué condiciones deben satisfacerse para que el Estado pueda imponer
legítimamente una pena?
03 de Agosto 2017
Ahora, para decidir porque es 540 y no 61; eso tiene que ver con grados
de discrecionalidad donde se encuentran reglas que el tribunal debe
seguir. Para arribar a una definición el tribunal debe seguir una serie
de fases (concreción o determinación legal del marco penal) y otra fase
de determinación de la pena dentro del marco ya concretado).
04 de Agosto 2017
Desde luego, este discurso coexiste con otros, que tienen un impacto en
esta dogmática y su elaboración para el derecho penal. Se contrapone a
este, el discurso de la criminología, que se distingue por el hecho de
que se trata de un discurso que favorece ante todo una aproximación
empírica al estudio de los sistemas penales, que en tal medida se nutre
del instrumental teórico elaborado por las ciencias sociales y algunas
disciplinas académicas complementarias, para dar cuenta sobre todo
como se devuelve el comportamiento de los agentes involucrados en el
sistema penal, entendido como sistema de control social en este caso.
Lo que distingue al sistema penal de un sistema cualquiera de
control social, es su formalidad.
08 de Agosto 2017
Beccaria pone por escrito, entre otras, la demanda por una radical
sujeción de la aplicación judicial, o más bien, de la imposición
judicial de penas a una fijación legal de que cuenta como el respectivo
crimen y la pena asociada a dicho crimen. La fundamentación
contractualista liberal del poder de castigar, nos puede llevar a un
punto concerniente a la subordinación de una potestad jurisdiccional
sobre potestades legislativas preexistentes.
Sostiene (criticado por Hegel y Kant) que era impensable que dentro
del ámbito que cada cual fijaba al momento de efectuar esta cesión de
libertad para la constitución del poder político, quedase comprometida
su propia vida. Beccaria pensaba que era enteramente insensato que
una persona auto interesada hubiera aceptado ex ante quedar sometida
a ser castigado con pena de muerte (además de otros argumentos de
carácter meramente utilitarista). Según Kant y Hegel, encerraba una
falacia en que se confunde la voluntad del potencial criminal con la
autorización legal para la imposición de la pena, por lo que no hay
ninguna razón para excluir a priori la eventual inclusión de la
disposición de la propia vida en el ámbito de libertad que cada cual
cede en la medida que el individuo esté suficientemente seguro de que
se va abstener de realizar un delito que acarree pena de muerte y de
manera razonable estar consciente que puede ser víctima de un delito
que tenga una pena de muerte.
a. 2. Prohibición de analogía
Puede ser que en discursos de lege ferenda alguien diga que hay un
vacío de punibilidad en el derecho chileno porque no se encuentra
tipificado un delito de administración desleal del patrimonio ajeno, lo
que trae consecuencia según lo que hacen las AFP en el manejo de los
recursos de los trabajadores asalariados que cotizan un porcentaje por
ley, el hecho de que no exista una norma de sanción penal que tipifique
este delito da lugar a que si hubiere gestión desleal desde el punto de
vista de los intereses de los cotizantes, será difícil de lege lata
identificar un título de punibilidad que conlleve imponer pena sobre
quienes hayan malversado los recursos. Es un laguna axiológica porque
el principio de legalidad clausura el derecho vigente, para lo cual solo
es punible un comportamiento que resulta subsumible bajo el supuesto
de hecho de norma de acción penal, de manera tal, que un
comportamiento que no caiga bajo el supuesto de hecho de la norma es
no punible. Esto controla la manera en que es posible discutir de lege
lata, la fisonomía del sistema de derecho penal de un determinado país.
Sería difícil poner en duda que una dimensión de esa serie reformas
exitosas, que se traduce en que la generalidad de los ordenamientos
jurídicos de hoy en los países con estructura de Estado de Derecho
constitucional, conozcan la pena privativa de libertad y la pena de
multa como sanciones por defecto, y una dimensión de ese tránsito es
inequívocamente que uno puede asociar a las etiquetas favorables de
humanización y racionalización de la crueldad. El punto es que la
implementación de esta agenda ilustrada muestra también una
dimensión sombría que coexiste con la anterior, en la cual no hay un
pensador más importante que Foucault, a quien le intereso rastrear los
antecedentes inmediatos de un modelo de sociedad disciplinaria en la
propia agenda penal ilustrada, es decir, rastreó como el ideario
ilustrado contribuyó decisivamente de manera no puramente
inadvertida a una progresiva sofisticación, economización y
racionalización de dispositivos de disciplinamiento, como la inequívoca
muestra de una sociedad con formas disciplinarias, eso es algo que en
algunos de los pasajes de su obra formula en el tránsito del Antiguo
Régimen (torpemente cruel) al ilustrado (humanizado y fríamente
racional), lo que estaba en juego es el paso de una forma de
control sobre los cuerpos a una forma de control sobre las almas,
por lo que no es casualidad que Foucault diga sorprendentemente que
en dos siglos la pena de cárcel terminó volviéndose una obviedad, esto
piensa el autor que no pueda ser desconectado del éxito del ideario
ilustrado.
10 de Agosto de 2017
La razón para detenerse en esto, es doble, por una parte, a) hay que
tomar nota del impacto que tuvo el modo de pensar acerca de lo penal
que Foucault desarrolló para entender porque, por ejemplo, la
criminología adopto este giro critico mencionado en otra sesión
anterior.
11 de Agosto 2017
17 de Agosto de 2017
18 de Agosto 2017
¿De qué depende que un delito sea además un hecho punible? Para dar
un respuesta a esta interrogante, es necesario favorecer una
concepción radicalmente institucional de la pena por oposición a
una fenomenológica de la pena, lo cual alude a que la pena (de
libertad ambulatoria o patrimonial) no se reduce a su dimensión fáctica
sino que le lleva una dimensión de sentido, es decir, significa algo (no
es un mero hecho bruto), es además de un hecho fáctico, un hecho con
significación institucional, eso es lo que nos permite afirmar que
cuando el gendarme encierra al delincuente no realiza un delito de
secuestro o cuando el verdugo ejecuta la pena de muerte, no es un
delito de homicidio. Entonces, que el delito sea un hecho punible, más
bien, que una conducta delictiva sea además considerada hecho punible
no es más que la contra cara de la afirmación de que la reacción en
contra de esa conducta (por parte del Estado) cuenta en términos
institucionales como pena. La pena es irreductiblemente un hecho
institucional. En un nivel más abstracto de análisis, la reacción
puramente administrativa (multa o parte) no hay expresión de reproche
alguno (esto vale para cualquier medida coercitiva estatal puramente
instrumental como en el caso de la gripe porcina), es decir, es una
medida meramente preventiva (no una pena institucional que tiene sus
propias reglas para su reconocimiento).
22 de Agosto 2017
1. El mapa teórico
Esto quiere decir, que al día de hoy el debate tiende a estar cifrado en
un enfrentamiento de los partidarios de las teorías de la neo retribución
y partidarios de una teoría pluralista que pretenda combinar la
realización de una finalidad de prevención de cierta índole con la
salvaguarda de ciertos constreñimientos culpabilísticos. No hay
partidarios de teorías monistas de la pura prevención que estén
dispuestos a llegar a la conclusión de una teoría monista, a saber la
conclusión de que puede ser adecuado castigar a un inocente, entonces,
los constreñimientos impuestos por el principio de culpabilidad,
funcionan de manera tal que la finalidad de prevención no puede tener
lugar a una reacción punitiva sobre una persona que no lo merece.
2. Teorías prevencionistas.
Las propuestas más actuales, dicen que las finalidades de cada una de
esas operaciones pueden ser divergentes, las muestras más palpables
de esto se encuentran en el texto de Roxin, que ha elaborado una teoría
que se toma en serio esa necesidad de diferencias los momentos para la
legitimar las actuaciones estatales.
Hay dos ideas que resulta necesario indicar. Parece ser innegable que
el pensamiento de la prevención general negativa lleva en si una
tendencia irrefrenable a lo que se llamaría el islacionismo punitivo,
precisamente porque cada perpetración de un delito demuestra que la
estrategia amenazadora del Estado falló, porque la conminación legal
de la pena no resulto suficientemente disuasiva, entonces se podría
decir que la reacción estatal tendría que ser la de alterar la base de
cálculo en la que tendría que incurrir cualquiera de los destinatarios
futuros de la correspondiente amenaza legislativa. En stricto sensu, si
uno entiende que cada perpetración de un delito es indicativa de un
fracaso de la estrategia conminatoria, uno podría preguntar dónde pudo
haber estado radicado el fracaso, entonces decir que el fracaso de la
estrategia necesariamente tendría que ser salvado a futuro
incrementado la magnitud de la pena amenazada, supone
centrarse en la magnitud de la sanción, uno de los factores de la
base de cálculo. Lo que importa en términos del análisis económico
del derecho se necesita alterar la base de cálculo en que se encuentra
situado el que debe tomar la decisión de perpetrar o no un delito. Una
forma de refrenar esta tendencia es la magnitud de la pena. Por
supuesto, que uno podría problematizar si acaso es el único factor de
relevancia, porque hay evidencia empírica en el sentido de quienes han
intentado modelar esto, que apunta a que el índice de disuasión
susceptible de ser alcanzado a través de esta estrategia se obtiene
multiplicando tres factores: la magnitud de la sanción, la probabilidad
de la efectiva materialización del anuncio de pena (en caso de
perpetrarse el delito), la proximidad en el tiempo de la eventual
materialización del castigo previamente anunciado. Todo esto supone
que el destinatario promedio de la amenaza legislativa formulada a
través de la correspondiente norma de sanción penal, es una persona
que se comporta como lo sugieren los cultivadores más ortodoxos del
análisis económico del derecho, este es un supuesto cuya similitud
empírica hoy en día es altamente controversial, por ejemplo, respecto
de la delincuencia pasional (en el que existe una variable emocional
involucrada con ciertos patrones de delincuencia que no es en absoluto
marginal) la teoría se vuelve enteramente ciega.
Por otra parte, todo esto supone que la eficacia disuasiva de la ley penal
descansa en el masivo y relativamente acabado conocimiento de la ley
penal que tendría la generalidad de las personas expuestas a la sanción
penal, esto requeriría que cada uno de nosotros cuente con
conocimiento de las condiciones de punibilidad o de las cuales depende
que puede imponerse pena por un tal o cual comportamiento, además
del régimen de penalidad asociado al comportamiento, este es un
presupuesto cuya base empírica parece completamente fantasioso
(quienes conocen más son los profesores de derecho penal o criminales
avezados).
La variante teórica que hay que diferenciar es la de Hart, que hace una
distinción entre la finalidad del castigo en general de la pregunta de la
justicia y su distribución, la diferencia con Rawls es que Hart no
pretende que las razones que sean a favor de esta exigencia de justicia
por merecimiento en la distribución sean razones de la finalidad
general de prevención, o sea, hay una solución de compromiso con
la exigencia de culpabilidad que limita la finalidad preventiva
general negativa (Hart es defensor de una teoría mixta).
25 de Agosto 2017
Hart ve ese problema, para lo cual plantea que hay que ofrecer un
fundamento externo a la lógica de la utilidad social con un principio de
retribución, el hecho de castigar siempre a culpables y nunca inocentes,
es un principio que solo se justifica con cargo con razones distintas al
utilitarismo, en ese sentido, la tesis de Hart es genuinamente
combinatoria.
Para entender bien a Hart, hay que revisar la tesis de Roxin quien
plantea la teoría dialéctica de la unión, porque lo que le interesa es
mostrar que en la justificación de la pena pueden convivir
armoniosamente principios contrapuestos, en particular los de
prevención y retribución, y la forma para mostrarlo es por la vía de
diferenciar entre tres momentos:
Para lo cual dice que no hay ninguna razón para encontrar una
justificación unívoca o única para la pena en el sentido que el principio
de justificación que se considera para cada uno de los momentos es
variado; en el primer momento se justifica por principios de prevención
general, en cambio, en el momento de la imposición judicial (segundo)
de la pena la justificación, que viene en consideración, que tiene que
dar cuenta del principio de culpabilidad (no se castiga al inocente),
tanto al nivel de la decisión del castigo o no, y del quantum (intensidad
de la pena), el principio de culpabilidad aquí opera como un criterio
negativo que limita las razones de utilidad, es decir se puede castigar
en la medida que el sujeto sea culpable y la intensidad de la pena será
proporcional, el principio de culpabilidad no cuenta como una
condición suficiente, sino que necesaria, es por esto que dice Roxin
que no fundamenta la pena sino que la limita, y en el tercer momento
de la ejecución de la pena se basa en consideraciones de prevención
especial, para lo cual es plausible que una pena de 15 años en el
transcurso de su ejecución sea acortada conforme a normas sociales
que permiten presumir que no volverá a delinquir.
29 de Agosto 2017
5. Teorías retribucionistas
5.1. Kant.
Otra de las razones por las cuales Kant es tan frecuentemente asociado
a una concepción metafísica de la retribución ética, se encuentra en su
recurso al derecho a la retribución, el pasaje de su obra muestra que
no está justificando la pena fundada en el jus tallionis, el pasaje lo
que hace inequívoco es que la pregunta en cuya respuesta aparece jus
tallionis es una concerniente a la determinación de la clase y la
magnitud de la pena, no a la fundamentación de su imposición, o sea la
expresión jus tallionis aparece en relación a cuál va a ser la magnitud
de la correspondiente pena, a través de cuya imposición y ejecución el
estado materializa una consecuencia punitiva merecida por quien la
padece, en exclusiva consideración de que ha delinquido. Entonces, lo
que Kant observa es que por razones de practicidad parecería no
haber mejor parámetro para fijar cual habría de ser naturaleza y
medida de la pena en cuestión, que el jus tallionis (o derecho a
la retribución). Esto quiere decir que ante el temor de la arbitrariedad
en la determinación de la pena que ha de ser impuesta sobre quien ha
delinquido, parece haber sabiduría en la tradición según la cual la pena
impuesta y ejecutada sobre el criminal sea congruente ya
fenoménicamente con el crimen cuya perpetración hace que la persona
merezca recibir esa reacción, y eso se vincula con una observación
adicional que hace Kant en el sentido de que quien roba a otro, se roba
a sí mismo (quien se lesiona, se lesiona a sí mismo), no es que la pena
sea una auto lesión consentida sino que el principio subjetivo que
explica el comportamiento criminal del condenado es uno que con
cargo al reconocimiento de su racionalidad practica él tendría que estar
dispuesto a convertir en una ley universal, o sea si el criminal se mostró
dispuesto a someter a otro que reclama igual reconocimiento de su
personalidad innata que él, entonces habría una auto contradicción si el
criminal esgrimiera después cuando se reacciona punitivamente en su
contra que es reacción resultaría menoscabadora de su propia
dignidad, porque es su propio compartimento criminal lo que nos
muestra cual es la máxima subjetiva que él ha estado dispuesto a
instrumentar.
Kant pone ejemplos de que hay penas que estarían excluidas por
imposibilidad lógica y moral. De los primeros (imposibilidad lógica)
seria del delito del pederasta (delito de pedofilia) porque para el
Estado es imposible darle un trato al criminal como el trato que este le
dio a la víctima (si el criminal no es un infante, no hay un trato
fenoménicamente congruente), de los segundos (imposibilidad moral)
es el delito de violación, porque Kant entiende que al autor de una
violación no es posible someterlo al trato al que él ha sometido a su
víctima por la sola razón de que el Estado no puede permitirse hacer de
esa manera responsable al criminal (someter al criminal al
padecimiento de una violación es incompatible con la manera en que la
reacción punitiva en cuestión tiene que honrar el merecimiento que en
general corresponde se muestra merecedor de ser responsabilizado).
Hay ciertos debates en que la violación es entendida como un
paradigma de la objetivación de la víctima.
5.2. Hegel
31 de Agosto 2017
07 de Septiembre 2017
¿Qué diríamos ahora sobre la exigencia de lex certa, o sea, del llamado
mandato de determinación con arreglo al cual tanto el supuesto de
hecho como la consecuencia jurídica que conforman la estructura de
una norma de sanción penal necesitan satisfacer un cierto estándar de
precisión semántica en su formulación, qué fundamento de los ya
ventilados podríamos esgrimir para darle sustento? Poniendo sobre
todo el foco en la actuación de los órganos habilitados para dar
aplicación para la norma de sanción penal y por parte de la
persecucion también, parece imprescindible que se encuentre
suficientemente precisado que es lo punible y con que
consecuencias, lo mismo habría que decir si favorecemos una
posición subjetivista porque el ciudadano necesita reconocer
bajo que condiciones incurrirá en el comportamiento punible y
que consecuencias se derivarán de ello. Si ponemos énfasis, no en
como legitimamos al Leviatán, sino en como podemos legitimar en
algún sentido una atribución de responsabilidad personalísima, en
términos de lo que Hegel llamaría el principio subjetivo de justificación
de la pena, o sea, como podemos en algún sentido sostener que el
condenado ha decidido hacer algo a sabiendas de la consecuencia que
eso se seguía para ponerlo en los términos más débiles posibles, la
respuesta probablemnte apuntará a que el ciudadano necesita poder
anticipar que comportándose de tal o cual manera se exponía a que el
Estado reaccionara de tal o cual manera, por lo tanto, para el mandato
de determinación contamos con un doble fundamento que resulta
suficientemente elocuente. Podríamos complementar el punto
mostrando como la idea de división de poderes también parece apoyar
este mandato de determinación, en la medida que ponemos el foco, en
particular en la judicatura y los órganos de persecución, que necesitan
quedar sometidos a una decisión legislativa vinculante en términos
tales que lo va a ser (vinculante) sí y solo sí, los órganos pueden
reconocer que es o cual es el alcance de la decisión de criminalización
que ha adoptado el legislador.
08 de Septiembre 2017
Ello rige solo para la forma de comportamiento punible como tal que
queda determinado por el supuesto de hecho de la respectiva norma de
sanción. Podemos obtener mirando como un conjunto los dos incisos
que la Constitución al mismo tiempo ofrece un punto de apoyo textual
en este articulado para una exigencia de determinación en lo tocante a
la pena de que se trate en la medida que ya el inciso octavo dispone que
ningún delito se castigará con otra pena de la que sea dispuesta en una
ley. Si el inciso octavo prevé que no puede imponerse una pena distinta
que la señalada, con eso nos deja entender que la ley en cuestión
necesita establecer una pena en constraste con la cual podamos
concebir una pena distinta que no es susceptible de ser impuesta en la
medida en que no esté asociada a ningun delito en cuestión.
12 de Septiembre 2017
Análisis de casos
Entonces una cuestión crucial que esto trae consigo es la de, bueno,
¿qué directrices, qué cánones de interpretación resultan vinculantes
tratándose de la identificación de normas de sanción penal? Porque hay
un riesgo de si uno sostiene, bueno, la identificación de la norma de
cuya aplicación subsuntiva o analógica se trata siempre depende de
operaciones interpretativas que realiza el órganos jurisdiccional, el
tribunal por definición siempre podría eludir la prohibición de analogía
por la vía de identificar la norma, por vía de interpretación de la
disposición en cuestión, en términos tales que la norma resulte
trivialmente subsuntivamente aplicable a los caso, y eso es algo que es
incompatible con los fundamentos de la prohibición de analogía, si uno
mira en términos de división de poderes y también desde el punto de
vista de exclusión de la arbitrariedad, o sea, la prohibición de analogía
tiene que asegurar alguna medida de sometimiento del juez a la ley, por
lo tanto, la cuestión de en qué consiste la norma legal a ser aplicada
por subsunción al tribunal no puede estar a disposición del propio
tribunal, pero sabemos en contra de la ideología mecanicista de la
adjudicación, que uno encuentra retratada en Beccaria, etc. Que no es
posible que el tribunal prescinda de atribuir significado a las
disposiciones en cuestión, por lo tanto, la pregunta crucial es ¿qué
cánones, qué directrices de interpretación sin vinculante para el
tribunal? De manera tal que el tribunal pueda ser criticado, y en
definitiva su decisión interpretativa impugnada si es que consiste en la
adopción de un método de interpretación que resulte incompatible con
las consecuencias interpretativas que tiene la prohibición de analogía.
Entonces para esto tenemos en la bibliografía presentado el argumento
estrella sobre el cual descansa el discurso auto complaciente de la
doctrina penal actual que es el argumento según el cual el límite de la
interpretación admisible bajo el principio de legalidad estaría dado por
el así llamado sentido natural posible, Roxin lo desarrolla de un modo
que es representativo del sentido común de la doctrina más
generalizada, o sea, la idea es que hay límites lingüísticos que están
dados por el significado de las palabras utilizadas en la formulación
legislativa de la respectiva norma, límite que no debe ser sobrepasado,
en términos tales que el sobrepasamiento de ese límite acarrearía el
inicio de lo que cuenta como analogía propiamente tal, el profesor
piensa que ese es un modo de ver las cosas que es radicalmente
ingénuo y he dejado a disposición de ustedes un documento que
pretende problematizar eso de un modo menos ingenuo simplemente
para que ustedes vean que la idea misma de que hay un sentido literal
posible de los texto fijados por ley resulta mucho menos plausible de lo
que podría resultar posible, sobre esa base les pido que revisen los
textos.
14 de Septiembre 2017
2
Pregunta de camilo.
Sobre el vicio de constitucionalidad que exhibe la formulacion de una norma de esta y como este vicio puede coexistir con
otros. La legitimacionsustantiva material de la norma en cuestion, en que medida una norma de sancion que criminaliza
comportamientos que son soscialmente inofesnviso y que son perfectamente acdecuados bajo un paradigma de pluralimso
politioc, puede esa criminalizacion ser puesta en cuestion sobre la base del argumento que resulte vinculante para el
legislador o el tribunal, y esa es una cuestion que uno debiera tematizar orquese trata de una pregunta de leg sustantiva
noconcerniente a las propiedadse linguisticas de la formulacion,
interpretattivas que es necesario adoptar para fijar las condiciones de
la aplicabildad de la norma: tenemos que leer el art. 365 y fijar, entre
otras cosas, el significado de acceder carnlamente; exigencia de
penetración (introducción del órgano genital masculino, por alguna
cabidad de una persona de su mismo sexo) dado que anatómicamente la
posibilidad de una penetración vaginal está descartada, nos
quedaríamos sólo con la alternativa de una penetración anal y
podríamos discutir si una penetración oral queda o no comprendida:
esta sería una interpretación relevante. Cualquier interpretación de
una disposición legal puede dar lugar a esa disputa
interpretativa. Entonces hay una cuestión que uno podría decir que es
de incertidumbre interpretativa pero que no vuelve problemática la
formulación de esta norma de sanción penal bajo el mandato de
determinación. Por supuesto que es problemático que el legislador
criminalice el coito entre dos personas del sexo masculino que podría
ser perfectamente consentido por ambas, por supuesto que el menor
que es carnalmente accedido si es menor de 18 el hecho resultaría sin
más constitutivo de violación. La cuestión se plantea en relación con el
coito homosexual susceptible de tener lugar en que dos personas tal
que la persona carnalmente accedida sea menor de 18 pero mayor de
14, esto significa que si todo lo demás es situal de tal manera que por
ej. si la persona carnalmente accedida es del sexo femenino, no sería
delito y a su vez si esta persona es del mismo sexo, en este caso
masculino, resultaría per se un hecho punible. ¿Es esto admisible
constitucionalmente? Fíjese que la pregunta nada tiene que ver con el
mandato de determinación, el problema surge porque tenemos o
podemos tener, de si eso resulta insorportable bajo un principio de
igual distribución de autonomía de las personas. Esto fue llevado al TC
amparado en un informe en Derecho, y el TC con un voto de mayoría
dijo que no había vicio constitucional. Mañalich cree que el TC está
equivocado y no comprende su existencia en una democracia, pero el
punto es que la objeción nada tiene que ver con el principio de
legalidad, entonces si respecto de una norma como el 363, si lo que nos
preocupa es derechamente que esa norma cirminalice formas de
comportamiento que no pueden ser punibles, entonces nuestra
preocupación es una de proporcionalidad. El problema del principio de
legalidad concretizado en el mandato de determinación, es un problema
concerniente a como tiene que estar formulada la norma de sanción
penal de tal manera que esta no resulte insoportablemente vaga o
indeterminada, la cuestión nada tiene que ver con el merito sustantivo o
la falta de merito sustantivo de la decisión de criminalización (este es
un problema que se vera en el capítulo de la legitimación sustantiva).
El principio de legalidad es un estándar de legitimación formal.
Entonces, lo que hacen los artículos 490 y ss. del CP, incluídos el 492,
es abrir la punibilidad de los delitos culposos, o sea los cuasidelitos,
para todo el ámbito de crímenes o simples delitos contra las personas,
lo que significa (esto también sería un decisión interpretativa) que
crimines y simples delitos contra las personas se encuentras tipificados
en el epígrafe del título octavo del libro segundo del CP, si los artículos
490 y ss. hablan de delitos que de ser cometidos con dolo serían
constitutivos de crímenes o simples delitos contra las personas están
produciendo una revisión rígida a aquella tipíficación de hechos
punibles que se encuentra dispuesta en el título octavo que
precisamente se ocupa de aquellas especies de hechos punibles que
cuentan como .. intendible. En otros términos, esto quiere decir que
tratándose de crímenes o simples delitos contra las personas (el
homicidio, la lesión corporal, etc), la ley declara la punibilidad de su
perpretación culposa.
Decimos que una ley en blanco cuenta como impropia allí donde la
norma o la regulación de complemento es una norma de rango y de
naturaleza legal, por lo tanto lo que tenemos es la formulación de
nurma de sanción que se remite a otra norma que satisface al mismo
tiempo la condición de ley, y la llamamos impropia porque no son
problemáticas.
Las problemáticas, son aquellas en que la regulación de complemento
se encuentra establecida en una disposición de un rango distinto del de
ley, característicamente a través de una disposición de índole
reglamentaria. Esto es algo que encontramos muy pristinamente
planteado bajo la ley 20.000 que tipifica el delito de tráfico de
estupefacientes o sustantias psicotrópicas (drogas), que establece en su
artículo 1 en los siguientes términos;
15 de Septiembre 2017
V. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD Y DE
CULPABILIDAD.
Un segundo punto que habría que añadir es que, hay ciertamente algo
indudable correcto en la objeción conceptual que Bilding y otros
dirigieron contra la noción de Feuerbach, para mostrar la superioridad
de la noción de menoscabo de un bien jurídico para identificar la marca
de lo sensatamente criminalizado, porque pensemos en el prototipo de
un delito contra la propiedad que es el hurto, A se apropia mediante
sustracción de una cosa ajena que es de B, por supuesto que sería
indudable que el hurto es legítimamente crimen en sentido de un hecho
punible en toda dignidad, que merece ser castigado, podríamos decir
que el autor de un hurto lesiona un derecho subjetivo ajena al llevarse
la cosa de otro, en la medida que el trivialmente el propietario no
pierde su derecho de propiedad se sigue que identificar lo injusto del
hurto, aquello que hace que el hurto sea legítimamente punible, no
puede ser identificado, en stricto sensu, con la lesión de un derecho
subjetivo ajeno si es que la noción de derecho subjetivo es tomada en el
sentido formal de querer propio, entonces el punto del autor en contra
de Feuerbach, muestra que hay una preocupación por consistencia
conceptual más que una cuestión fuertemente legitimatoria, para lo
que muestra que para que tenga sentido decir que el hurto es un delito
de lesión que supone el menoscabo para algo que amerita como
menoscabo ser considerado lesión de ese algo, entonces ese algo no
puede ser identificado con el derecho del propietario, sino que tiene
que ser identificado por decirlo así con el objeto del derecho subjetivo,
y para identificar ese, se acuñó la noción de bien jurídico, cuando
decimos que el hurto es un delito contra la propiedad, no decimos que
es un delito de lesión del derecho de propiedad, porque este sigue
intacto y el propietario puede ejercer una acción reivindicatoria en
virtud de este, en contra del poseedor vicioso, sino que decimos que el
hurto es un delito de lesión contra la propiedad entendida esta como
bien jurídico, entonces hay que entrar a la discusión a cómo definir la
propiedad en este contexto, por la que habría que entender como el
contenido factico de poder sobre la cosa que le corresponde
jurídicamente al propietario (que es lo que se ve lesionado).
26 de Septiembre 2017
28 de Septiembre 2017
29 de Septiembre 2017
Estándar de necesidad
Desde este punto de vista uno podría suponer lo que aparece es una
resistencia a validar la idea de que podemos simplemente comparar las
dos o tres herramientas que estén sobre la mesa desde un punto de
vista puramente instrumental, desconociendo que la herramienta penal
queda definida por una cierta simbología, una cierta expresividad, que
no es reconocible en mecanismos sancionatorios distintos, ni en
indemnizaciones civiles, ni en sanciones administrativas. Encontramos
eso que Seher denomina el contenido ético-social del reproche
que característicamente se materializa en la imposición y
ejecución de una sanción penal.
El artículo 362
3
Otro caso para ejemplificar esto es lo que sucede Artículo 436.
Entonces lo que muestra un fallo del TC4 es que la exigencia de
proporcionalidad ordinal que uno podría pretender vincular al test dela
proporcionalidad en sentido estricto no tiene anclaje constitucional a lo
menos de manera vinculante para el legislador.
4
Fallo buscarlo.
Para cerrar esta revisión de los alcances del principio de
proporcionalidad, se debe poner atención a que hay algunas exigencias
de legitimación sustantiva de las normas de sanción penal que uno
puede reconducir en último término al principio de proporcionalidad,
pero que en el Derecho Internacional de los DD.HH han llegado a tener
un perfilamiento mucho más distintivo que en el chileno. Esto ocurre en
particular a través de algunas disposiciones que forman parte ya sea
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ya sea del Pacto
de San José de Costa Rica. 5
Esta es una cuestión que hay que tomar con mucho cuidado ya que
tolera a lo menos dos interpretaciones diferentes. Uno podría, por una
parte, a) asumir que la Convención está imponiendo a cada Estado
5
Para detallar más esta afirmación revisar el ppt disponible en Material Docente: “EL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD BAJO EL DERECHO PENAL CHILENO”.
parte atribuir per se a las penas privativas de libertad una finalidad de
prevención general positiva, siendo una interpretación especialmente
delicada ya que supondría un cercenamiento de la autonomía de la
decisión política de cada Estado del punto de vista de qué finalidad
puede ser legítimamente perseguida a través del establecimiento de
penas privativas de libertad que no es fácil de justificar bajo un
paradigma democrático.
5 de Octubre.
Primero que todo será útil diferenciar de qué manera en que algunas de
estas exigencias intervengan en la respuesta de la primera pregunta
cuando invocábamos al estándar de culpabilidad de cara a la
fundamentación o bien de cara a la segunda pregunta de cara a la
determinación de la pena.
06 de Octubre
Entonces lo que uno tendría que advertir acá o lo que yo creo que es
crucial advertir acá para introducir una cierta racionalidad en este
debate es que la preposición “por” que figura en una frase nominal
como “culpabilidad por el hecho” o bien, “culpabilidad por el carácter”
es una preposición distintivamente ambigua, porque dependiendo de
cómo estemos usando la expresión en cuestión podemos estar
queriendo decir que culpabilidad por el hecho es culpabilidad referida a
un hecho, y eso es perfectamente correcto, y de eso se trata. Aquello de
lo cual una persona puede llegar a ser responsabilizada, o sea, aquello
que puede ser constitutivo del objeto de una imputación tendría que ser
identificado con un comportamiento que satisfaga a lo menos y en todo
caso este test de imputabilidad individual. Ahora, cuando hablamos de
una culpabilidad por el carácter en virtud de la ambigüedad que puede
exhibir esta preposición “por”, podemos estar diciendo dos cosas:
podemos estar queriendo decir, bueno, por qué no convertir el carácter
de una persona en aquello de lo cual esa persona pudiera ser
responsabilizada, o sea, por qué no pensar en el carácter de una
persona como posible objeto de imputación, esto equivaldría a decir
que el reproche correspondiente, siendo formulada en segunda persona
particular, rezaría algo así como “se te reprocha tener el carácter que
tienes”, o sea, “ser quien eres” y esto es diríamos inaceptable bajo el
principio de culpabilidad por el hecho. Cuestión enteramente distinta es
que para, digámoslo así, si uno se pregunta cuál puede ser en último
término el sustrato de un juicio de culpabilidad por el hecho uno va a
advertir que hay algunos debates que han recuperado intensidad
contemporánea que solo van a ser, creo yo, adecuadamente resueltos si
uno acepta que el carácter, o sea, la constitución individual de una
persona no es enteramente irrelevante en la fundamentación de juicios
de responsabilidad, pero no que su modo de ser sea aquello de lo cual
esa persona puede ser responsabilizada, eso sería per se inaceptable en
nuestros términos, sino más bien, porque el carácter de una persona es,
en último término, aquello que nos hace posible determinar si el
comportamiento evitable de esa persona es en algún sentido relevante
un comportamiento que dé cuenta, que sea expresivo de quien esa
persona es y, por ejemplo, y muy relevante para la actual versión del
perenne debate suscitado por la supuesta dificultad para hacer
compatible el reconocimiento de autonomía personal en el vocabulario
tradicional el “libre albedrío” con la evidencia científica en la discusión
contemporánea, fundamentalmente neurobiológica a favor del
determinismo, entonces una vía de salida a ese dilema que pasa más
bien por disolver el dilema consiste en decir, bueno, no hay
incompatibilidad entre determinismo y libre albedrío, o menos
rimbombantemente, no hay incompatibilidad entre determinismo y
autonomía personal en la medida que uno entienda que la autonomía
personal puede no requerir indeterminación, sino también
autodeterminación, de manera tal que lo que estamos buscando no es
falta de determinación, como lo hacen los conceptos de libertad que son
indeterministas, que creen que ser libre quiere decir actuar no
determinadamente, lo cual da lugar a muchos problemas biológicos que
no voy a entrar ahora, sino más bien pasa por reconocer cómo el
comportamiento de una persona en referencia al cual esa persona
pudiera eventualmente llegar a ser responsabilizada es un
comportamiento que da cuenta de quién es esa persona, y eso no exige
que ese comportamiento esté determinado, exige más bien que esté
determinado de un modo que sea compatible con reconocer la
expresión de su condición de agente, en eso que esa persona hace o no
hace, esa es una estrategia para llegar a una solución así llamada
“compatibilista” en el debate entre determinismo y autonomía, un
cuestión que sostiene que el determinismo es compatible con el
reconocimiento de autonomía, y esta estrategia que estoy muy
gruesamente exhibiendo es una estrategia que le va a conceder
relevancia en un lugar distinto a quién es esa persona, yo diría que, solo
para darle un ojalá una ilustración más elocuente de la idea, yo diría
que un antecedente muy claro de una estrategia como estuvimos
reseñando recién se encuentra en una obra menos conocida que las tres
críticas (de Kant), que en castellano estaría titulada como “la religión
dentro de los límites de la mera razón”, es interesante lo que Kant dice
a propósito de este problema en este libro que no es inmediatamente
consistente con lo que Kant célebremente dice en “la crítica a la razón
pura” a propósito de la tercera antinomia, donde Kant parece ser más
partidario de una visión indeterminista, o sea, de la libertad contra
causal, que eso sea correcto o no dejémoselo a los expertos en Kant,
pero lo que dice Kant en “la religión dentro de los límites de la mera
razón” es que cuando se trata de hacer responsable a una persona de
un hecho cualquiera hay un presupuesto ineludible, observa Kant, que
tiene que entenderse satisfecho, entonces Kant va a denominar a este
hecho “el hecho dos”, el hecho consistente en que alguien haya matado
a otra persona, haya estafado a otro, etc. Podría ser un hecho no
punible un hecho meritorio y ese presupuesto es que las condiciones
biográficas que hacen compresible, que hacen racionalizable, que el
agente en cuestión haya hecho esto es último término pueden ser
entendidas como generadas a partir de un hecho anterior, un “hecho
uno”, que sea, por decirlo así, constitutivamente imputable a la pena, y
eso básicamente quiere decir la capacidad de ser agente responsable
depende en último término, esta sería la forma menos didáctica de
plantear la cuestión, cuando nos enfrentamos a una posible atribución
de responsabilidad asumamos y sea posible que otros asuman respecto
de cada uno de nosotros que en último términos somos responsables de
ser quienes somos, y fíjense que eso no quiere decir que para nosotros
haya sido evitable llegar a ser quien somos, se trata más bien de que
nos reconozcamos fundentemente responsable de quienes somos
porque sin ese reconocimiento originario no es posible que seamos
responsables absolutamente de nada. Entonces, dicho así es claro, yo
diría, que en la línea que usted buscaba (quien hizo la pregunta) uno no
puede confundir la cuestión de si el comportamiento discreto que
aparece como el objeto de una posible imputación podría diluirse por
decirlo así en una trayectoria biográfica, difusa de la pena, pero eso no
quiere decir que en último término cuando nosotros constatamos que
eso que esa persona hizo le es imputable, porque se satisfaces estas
cuatro exigencias en último término lo que vayamos a estar constatando
es que esta es una persona (personalidad de la pena) a la que es
atribuible, haber hecho algo digamos o no haber hecho algo, que estaba
en su poder en sentido mínimo hacer o no hacer que le era
objetivamente imputable, vamos a ver qué quiere decir eso a groso
modo en lo que sigue, de un modo que daba cuenta de su condición de
agente responsable, que muestra su competencia agencial, desde el
punto de vista de la construcción del discurso de la imputación jurídico
penal eso va a ser algo que característicamente va a elaborarse a través
de pasos de comprobación negativos: ¿se en presentaba en el agente un
defecto que hiciera inevitable para él comportarse de ese modo? no,
entonces check, vamos viendo desde el punto de vista del Ministerio
Público ¿se da una circunstancia, por ejemplo, una forma de error que
haga decaer el requisito de imputación subjetiva? No, bien, ¿se daba en
él una condición que comprometiese de manera suficientemente
drástica su capacidad de motivarse de manera exigible con arreglo a
derecho? ¿se da en él o en ella una situación de privación total de
razón, como estuvimos viendo ayer y otra? No, bueno, le es imputable
haber hecho lo que hizo o no haber hecho lo que no hizo y uno
ciertamente podría hacerse la pregunta psicológica, bueno, ¿por qué
hizo lo que hizo?
En último término lo que vamos a estar constatando es que sin que esto
tenga importancia para la imputación son razones internas al agente las
que van a haber explicado que se haya comportado como se comportó.
Y esto quiere decir en último término lo que vamos a haber constatado,
lo que vamos a haber comprobado en definitiva es que en el agente no
se presentaba ningún obstáculo para reconocer la manifestación de su
propia identidad en su comportamiento, al derecho penal no le importa
la identidad objetiva, le importa que el agente habiendo tenido la
oportunidad y la capacidad para comportarse de modo jurídicamente
correcto no haya hecho uso de esa oportunidad y de esa capacidad, y
por decirlo así esa es la manera en que imputación jurídico penal honra
la distinción kantiana entre legalidad y moralidad. La cuestión de la
buena o mala voluntad del agente no interesa, lo que interesa es que el
agente haya tenido la oportunidad y la capacidad para comportarse de
modo jurídicamente correcto y de manera reprochable no haya eso uso
de esa oportunidad. Ahora, ¿quiere eso decir que, per se, resulta
ilegítima la criminalización de todo aquello que pudiera exhibir el
carácter de un delito de estado o un delito de status? Yo diría que la
respuesta no puede ser afirmativa sin más. Déjenme ejemplificar el
punto de la siguiente manera:
art. 292 del CP
Toda asociación formada con el objeto de atentar
contra el orden social, contra las buenas costumbres, contra
las personas o las propiedades, importa un delito que existe
por el solo hecho de organizarse.
Lo que hace el art. 292 es fijar algunas, no todas, de las condiciones de
cuya punibilidad depende la existencia de una asociación ilícita. Y lo
que declara ese mismo art. 292 es que satisfaciéndose esas
condiciones, las que aparecen especificadas en los artículos siguientes,
la asociación constituye un delito per se. ¿en qué consiste la asociación
como tal? Y acá podría hacer una distinción, uno puede tomar el
sustantivo asociación para hacer referencia a la entidad, a la
organización así conformada, la DINA, por ejemplo, paradigma de una
asociación ilícita en este sentido. Ahora, uno puede tomar el sustantivo
asociación más bien para hacer referencia al comportamiento de
personas que integran, o sea, que conforman la organización como tal,
o sea, asociación como sustantivización de asociarse. Bueno, es eso lo
que los artículos siguientes, 293 y 294 el CP propiamente tipifica en la
forma de asociación ilícita, o sea, lo punible a título de asociación ilícita
consiste en un comportamiento asociativo consistente en, por de
pronto, formar parte como miembro, con alguna posición de
superioridad jerárquica de una organización como tal, o eventualmente
desempeñando un rol de colaboración desde fuera. Hay múltiples
aspectos en los cuales cabe discutir sobre la legitimidad o falta de
legitimidad de la criminalización de delitos de organización como esta
en particular, asociación ilícita, la cuestión se vuelve todavía más
peliaguda si uno combina asociación ilícita y terrorismo, el cóctel aquí
es bastante complejo. Pero lo que yo diría es que dentro de esas
dificultades no debería, en principio, figurar la queja de que aquí habría
un problema bajo el principio del hecho. En la medida en que el status
individual de una persona como integrante de una asociación sea un
status que la persona en cuestión era evitable adquirir y, por ende, si
uno está interesado en restringir, como parece sensato, el ámbito de
punibilidad de la así llamada asociación ilícita uno debería poner el foco
no en ese problema, sino, más bien, en las características que tendría
que exhibir una organización para ameritar resultar punible per se. A
ese respecto se discute en el derecho comparado cuál es el número
mínimo de integrantes de una organización para que amerite ser tenida
constitutiva de una asociación ilícita per se, y cuál sea diferenciación
funcional interna que es necesaria, cuál es la proyección de su
operación en el tiempo, cuál es su agenda criminal, etc. Pero, de lege
lata parece difícil poner en cuestión que los delitos de asociación ilícita
son delitos de status y bajo el principio del hecho la pregunta tendría
que quedar dirigida a la de su el status en cuestión es o no evitable, la
membresía por decirlo así es o no evitable de manera tal que sea en
principio legítimo plantear la responsabilidad de una persona por
desempeñarse como integrante de semejante organización.
Hay otra dimensión del principio del hecho a la que quisiera hacer una
referencia somera solamente que se vincula, más bien, con la idea de
que aquello de lo cual una persona puede ser responsabilizada
penalmente tiene que constituir un hecho en el sentido de que tiene que
ser o tiene que estar suficientemente obetivado. Los estados mentales,
las preferencias, los planes, incluso de delictivos, de una persona no
pueden ser legítimamente criminalizados bajo el principio del hecho y
eso tiene consecuencias fundamentales para la cuestión de cómo
demarcamos las condiciones de punibilidad, en conformidad con el
principio del hecho, de comportamientos que muestres, por decirlo así,
un cierto déficit de objetivización, el paradigma de eso lo encontramos
en la noción de tentativa, lo que define a una tentativa de delito, una
tentativa de homicidio, tentativa de violación, tentativa de hurto, etc. Es
un déficit, falta de consumación. Un delito tentado es, por definición, un
delito no consumado. Entonces, hay una pregunta extraordinariamente
sensible acerca de bajo qué condiciones podemos reconocer un
comportamiento que resulta delictivo a pesar de ese déficit, a pesar de
esa falta de consumación esas condiciones son reconstruidas a través
de la dogmática de la tentativa. Por lo cual este semestre estoy dando
un curso electivo eso quiere decir que la cuestión es suficientemente
peliaguda como para que tenga sentido discutir, desde mi punto de
vista, un semestre al respecto, lo que interesa aquí es que ustedes vean
que lo que en todo caso condiciona la legitimidad de la punibilidad de
un comportamiento a título de tentativa es que ese comportamiento, a
pesar de ese déficit, de esa falta de consumación, logre hacer
intersubjetivamente reconocible algo que cuente como
quebrantamiento del déficit, y eso se traduce por ejemplo en que la
mera preparación de la perpetración futura de un hecho punible no
puede contar como tentativa, quien hace la compra de un arma con la
que pretende matar a otra persona no está delinquiendo en grado de
tentativa, mientras meramente prepara, y solo de manera
excepionalísima los ordenamientos jurídicos tienden a hacer punibles
formas de preparación, bajo el derecho penal chileno en los términos
del art. 8 a propósito de las así llamadas proposición y conspiración.
Art. 8 CP
La conspiración y proposición para cometer un crimen
o un simple delito, sólo son punibles en los casos en que
la ley las pena especialmente.
La conspiración existe cuando dos o más personas se
conciertan para la ejecución del crimen o simple delito.
La proposición se verifica cuando el que ha resuelto
cometer un crimen o un simple delito, propone su ejecución
a otra u otras personas.
Exime de toda pena por la conspiración o proposición
para cometer un crimen o un simple delito, el desistimiento
de la ejecución de éstos antes de principiar a ponerlos
por obra y de iniciarse procedimiento judicial contra el
culpable, con tal que denuncie a la autoridad pública el
plan y sus circunstancias.
Imputación subjetiva
Ahora, ¿qué consecuencias tiene esto más allá del slogan según el cual
un modelo del derecho penal de la culpabilidad no tolera la
responsabilidad objetiva? Veamos un ejemplo: el art. 315 del CP tipifica
uno de varios delitos contra la salud pública.
Art. 315
El que envenenare o infectare
comestibles, aguas u otras bebidas destinadas al consumo
público, en términos de poder provocar la muerte o grave
daño para la salud, y el que a sabiendas los vendiere o
distribuyere, serán penados con presidio mayor en su grado
mínimo y multa de veintiuna a cincuenta unidades
tributarias mensuales.
El que efectuare otras adulteraciones en dichas
sustancias destinadas al consumo público, de modo que sean
peligrosas para la salud por su nocividad o por el menoscabo
apreciable de sus propiedades alimenticias, y el que a
sabiendas las vendiere o distribuyere, serán penados con
presidio menor en su grado máximo y multa de seis a
cincuenta unidades tributarias mensuales.
Lo que hacen los incisos primero y segundo, entonces, de este art. 315
es tipificar delitos cuya estructura los convierte según algunos en
delitos de peligro abstracto, según otros en delitos de aptitud,
suponiendo que delitos de aptitud no sean una categoría de delitos de
peligro abstracto, eso no importa por ahora. Lo que importa es, en todo
caso, la consideración de que la realización de una y otra descripción
no depende del efectivo acaecimiento del menoscabo del daño para la
salud de una o más personas individuales. Ahí pone para estos efectos
el art. 317.
Art. 317
Si a consecuencia de cualquiera de los
delitos señalados en los cuatro artículos precedentes, se
produjere la muerte o enfermedad grave de alguna persona,
las penas corporales se elevarán en uno o dos grados,
según la naturaleza y número de tales consecuencias, y la
multa podrá elevarse hasta el doble del máximo señalado
en cada caso.
Competencia agencial
10 de Octubre
Con cargo a los dos fallos de los años 98 y 99, podemos decir que la
eficacia exigemente del así llamado error de previsión intensible ha sido
jurisprudencialmente afirmado. Que esa afirmación ha tenido con cargo
a una problemática pretensión de identificar el punto de apoyo textual
para la consagración de principio de culpabilidad en la Constitución de
1980, y que en todo caso la exigencia que se deriva del principio de
culpabilidad a la cual es posible reconducir la eficacia exigemente del
error de previsión, es aquella que se corresponde con la exigencia de
accesibilidad psíquica, o con la exigencia de que la persona
eventualmente responsable haya tenido la oportunidad de evitar el
comportamiento delictivo motivándose a esa vinculación con arreglo a
derecho* y para esa motivación con arreglo a derecho en pos de la
evitación del comportamiento delictivo, parece ser necesario que la
persona en cuestión haya contado con la a lo menos oportunidad y
capacidad de representarse la antijuricidad de ese comportamiento.
Con esto se da por cerrado el Capítulo del principio de proporcionalidad
y culpabilidad.
Lo primero que hay que notar es que esto último que no tiene un
impacto suficiente para alterar el estándar de prueba formulado en el
artículo 340, muestra que en rigor los intereses de la víctima no son
equiparables a los intereses del potencial condenado. Y en segundo
lugar, uno tendría que advertir que la distribución asimétrica que
resultada de una preocupación singularizada por la posición del
condenado encuentra un correlato preciso en otro estándar que resulta
mucho más difícil de precisar en su sentido y alcance que es el principio
que así llamamos al así denominado “presunción de inocencia”
formulada en el artículo 4 del CPP:
Fíjense que los casos enunciados en las letras c) y e) son casos en los
que la procedencia de la revisión resulta de la comprobación a
posteriori de que la condena pronunciada estuvo posibilitada a través
de la perpetración de hechos punibles. En el caso c) en razón de que
hubo aportación delictiva de prueba, en el caso e) en términos de que
hubo pronunciamiento delictivo de la sentencia. En los casos a) y b) se
trata de situaciones en que un hecho conocido con posterioridad a la
adquisición de fuerza de cosa juzgada de la sentencia en cuestión,
resulta manifiestamente incompatible con las circunstancias de hecho
sobre las base en que fue apoyada la correspondiente decisión de
condena, y esto se satisface también en el caso d) con cargo a que
siempre el hecho o documento desconocido durante el proceso. Aquí
importa advertir que la acción de revisión procede exclusivamente en
contra de sentencias condenatorias. Si uno puede imaginar casos
equivalentes construidos por inversión en los cuales pudiese ser que
una sentencia absolutoria se manifiesta enteramente infundada ex post,
habría que concluir que para casos como esos el diseño del proceso
penal contempla mecanismo alguno para revertir la injusticia del
resultado. ¿Por qué? Porque el proceso penal valora asimétricamente la
injusticia de una clase y de otra. Entonces, ese sesgo, esa valoración
asimétrica dela injusticia del resultado tiene impacto en la
conformación general del procedimiento a través del cual se desarrolla
el proceso penal que como ya lo hemos anticipado, queda definida por
esta presunción de inocencia en sus dos dimensiones. ¿En qué medida
el diseño procesal penal implementa consistentemente estas dos
premisas? Es algo sobre lo cual cabría discutirlo a propósito dela
reglamentación de las así llamadas medidas cautelares personales
susceptibles de ser impuestas para ciertos propósitos durante la
realización del proceso, en circunstancias de que no todas ellas, y en
particular no en virtud de cada una de sus causales de procedencia,
resulta compatible con este principio de valoración asimétrica y en
particular con la presunción de inocencia. Esto ocurre manifiestamente
tratándose de la prisión preventiva susceptible de ser impuesta en
contra de una persona de quien se formaliza la investigación (lo que se
formaliza no es al imputado, lo que se formaliza es la investigación), y
lo que ocurre es que en la audiencia de formalización de la
investigación según que sea lo que el min publico imputa y quien sea en
contra de quien se imputa, es posible que el juez de garantía a solicitud
del Ministerio Público imponga sobre el imputado, que ahora es objeto
de una investigación formalizada, algunas medidas cautelares en tal
medida personales, siendo la más drástica la prisión preventiva, una de
cuya causales de procedencia apunta de la amenaza que para la
seguridad de la sociedad representa la libertad del imputado, a lo cual
la ley equipara la seguridad que para la presunta víctima pudiera
representar la libertad del imputado, y que esa sea, o que esas dos,
sean causales que hacen procedente la imposición de prisión preventiva
de una persona que tendría que ser tratada como no culpable abre la
pregunta si esa reglamentación es compatible con la consagración de la
presunción de inocencia en particular como regla de trato.
12 de Octubre
13 de Octubre 2017
La primera distinción que debemos introducir es de acuerdo a la
ambigüedad que tiende a exhibir el término validez cuando hablamos
de la validez de normas jurídicas y, precisamente, de normas de sanción
penal puede ser disuelta en la medida en que advertimos que por
validez de una norma jurídica podemos entender dos propiedades
enteramente diferentes:
Veíamos que era necesario introducir dos ulteriores casos que tienen en
común la aplicabilidad retroactiva de la ley en cuestión:
23 de Noviembre 2017
Por supuesto, uno podría analizar que se nos plantean dos posibles
soluciones, primero aceptar que el legislador queda atado de manos
con lo cual obtendríamos como consecuencia que la posibilidad
legislativa de poner en vigor leyes temporales o excepcionales se vería
fuertemente comprometida para efectos prácticos en la medida que
semejante ley no podría recibir aplicación preteractiva, por supuesto
esto dejaría a salvo la posibilidad de que a través de procesos
probablemente muy velozmente sustanciados y resueltos la ley
temporal en cuestión pudiera recibir una aplicación en la medida que
en la sentencia sea anunciada como la ley temporal todavía vigente,
pero para todos los efectos prácticos tomando nota de que el periodo de
vigencia de una ley temporal en sentido estricto tienda que ser acotado
y vinculado a circunstancias relativamente extraordinarias lo más
probable será que la respectiva sentencia puede llegar a ser
pronunciada.. Por lo tanto, si aceptamos que el legislador está atado de
manos en virtud de la correspondiente normativa internacional, la
consecuencia sería que esa ley temporal no podría recibir aplicación
preteractiva y eso comprometería muy fuertemente la eficacia práctica
del recurso legislativo a la posible excepción.
Hecho perpetrado bajo la vigencia del artículo 362 bis en 1999, que es
modificado en 2001 y después de esta modificación se produce el
juzgamiento del imputado. La aproximación tradicional u ortodoxa al
problema consiste en asumir en que por una parte lo que entendemos
por ley consiste en la totalidad del régimen jurídico prima facie
aplicable al caso en uno y otro punto de vista, por lo tanto no se
comparan artículos del Código Penal, lo que tenemos que hacer es
tomar el hecho en cuestión someterlo al sistema jurídico vigente al
momento de su perpetración y determinar que consecuencia punitiva
específicamente habría de ser impuesta y ejecutada en el eventual
condenado, para después proceder al mismo ejercicio tomando el hecho
y someterlo al régimen jurídico vigente al momento de juzgamiento, de
manera tal que tenemos que comparar exhaustivamente las
consecuencias jurídicas que se seguirían de hacer aplicable al hecho el
régimen jurídico vigente al momento de su perpetración y el del
momento de su juzgamiento, lo cual da lugar entonces a que la posición
del tribunal queda configurada como una disyunción excluyente, lo que
quiere decir que solo puede aplicar uno de los regímenes jurídicos ya
sea el vigente al momento de la perpetración del hecho o el del
momento del juzgamiento, no pudiendo hacer aplicable ambos a la vez,
ni tampoco pudiendo no aplicar ni uno ni otro. Esto hace
considerablemente más fácil la aplicación racional del derecho y vuelve
especialmente agudo definir el problema de los criterios de
favorabilidad aplicables comparativamente. Si resulta que el régimen
más favorable es el régimen vigente al momento de la perpetración del
hecho, entonces deberá ser aplicado de manera preteractiva quedando
vedada la aplicación retroactiva del régimen posterior en virtud del
principio de irretroactividad. En cambio, si el régimen más favorable es
el vigente al momento del juzgamiento, este resulta aplicable en virtud
del principio de favorabilidad, aquí el régimen vigente de la
perpetración del hecho es aplicable en virtud del principio de legalidad,
pero hay un criterio (el de favorabilidad), que hace aplicable el régimen
vigente al momento del juzgamiento.
Insiste JPM, que él cree que la indubitable corrección del punto de vista
ortodoxo que se ve desafiado en la praxis judicial, se trata de un debate
del cual hay que estar alerta. La premisa en que descansa el método de
conformar una lex tercia es una metodológicamente errada o tramposa,
en el sentido de que el argumento que lleva a la conformación de
una lex tercia descansa en la idea de que habría una necesidad
de hacer compatible simultáneamente ambos principios cuando
el principio de favorabilidad desplaza al principio de
irretroactividad, la coexistencia del principio de irretroactividad
complementado positivamente con el principio de preteractividad por
un lado, y el principio de favorabilidad por otro está en que cuando la
ley posterior es favorable está ha de ser aplicable con efecto retroactivo
y eso presupone que estamos haciendo aplicable una ley que no estaba
vigente al momento del hecho, el argumento de que hay un problema
de irretroactividad en hacer aplicable esa ley posterior, reconoce que
esa ley posterior está siendo aplicada porque es favorable en
circunstancias de que el principio de irretroactividad es una prohibición
de aplicación retroactiva de una ley desfavorable, entonces la cuestión
se reduce a que entendemos por ley y lo que hace el argumento es
perder de vista de que lo que entendemos por ley tiene que ser
identificado con la totalidad del régimen jurídico que es más fácil
aplicable en uno y otro momento, si esta es nuestra noción de ley
entonces es claro que la ley posterior es favorable para que sea
aplicado el efecto retroactivo, y para esto no puede haber queja en el
sentido de que esta ley no estaba vigente al momento del hecho, ese es
todo el punto está siendo aplicada a pesar de que no estaba vigente al
momento del hecho porque es favorable, entonces después no se puede
fraccionar ese régimen para destacar que sin embargo en algunos de
sus aspectos es favorable, lo que es favorable es ortodoxamente el
régimen en su totalidad.
Hasta aquí hemos asumido sin más que el momento del hecho se
corresponde con un punto de tiempo discreto, eso vale para una
dimensión significativo de hechos punibles que son de realización
instantánea pero no vale para toda especie de hecho punible, en
particular para aquellos que denominamos delitos permanentes, para
estos lo propio es que el momento del juzgamiento y la perpetración
puede ser identificado con un lapsus durante el cual se extiende la
realización del respectivo hecho punible, eso da lugar precisamente con
las dificultades de que durante la perpetración de un hecho punible de
esas características tenga lugar una modificación legislativa, la
respuesta satisfactoria a esa pregunta pasa por reconocer la posibilidad
de hacer aplicable al hecho la ley que entra en vigencia durante su
perpetración en la medida en que para el autor del hecho haya sido
posible una vez modificada la ley adaptar su comportamiento, es decir,
la posibilidad de evitar su comportamiento desde el punto de vista de la
ley que entra en vigencia con posterioridad. Por ejemplo, respecto de
un delito de secuestro.
El sistema de penas
La ley N° 18.216 que establece las penas relativas, por ejemplo, la pena
de remisión condicional (firma), la pena de remisión parcial (que antes
era reclusión nocturna, ahora tiene modalidades como la reclusión solo
en fin de semanas), la pena de libertad vigilada que es similar a la
remisión condicional pero agrega un requisito que es visitar a una
persona especifica que ayude al condenado a la reinserción y el
mejoramiento de ciertos problemas que puedan suscitarse de su
conducta.
Para entender cómo funciona nuestro sistema hay que ver primero que
pena está asignada al respectivo delito, después uno va a observar si
estamos ante un delito frustrado o una tentativa, luego ver quiénes son
autores o cómplices (baja el grado de aplicación, además se toma en
cuenta los agravantes y atenuantes presentes en las respectivas
circunstancias.
LEER BIBLIOGRAFÍA SOBRE DETERMINACION DE LA PENA
14 de Diciembre 2017
Clasificación de las penas:
Por ejemplo, art. 361 “la violación será castigada con la pena de
presidio mayor en su grado mínimo a medio” acá el marco penal
abstracto entonces es presidio mayor en su grado mínimo a medio que
es una pena que va de 5 años y un día a 15 años, presido mayor en su
grado mínimo de 5 años y un día a 10 años, presidio mayor en su grado
medio de 10 años y un día a 15 años. Entonces la totalidad del marco
penal en el caso de la violación va de 5 años y un día a 15 años, esto es
lo que se llama el marco penal abstracto, pero acá no acaba la
determinación de la pena, porque el legislador todavía establece reglas
para que este marco penal abstracto se transforme en un marco penal
concreto. ¿qué significa esto? En el art. 361, para seguir con el ejemplo
de la violación, se establece el marco penal para cualquier violación.
Cuando se establecen reglas para el marco penal concreto se mira el
caso particular, las circunstancias del caso específico, lo que pasa
cuando estamos tratando de determinar la pena no para el autor de
violación, sino para el cómplice de violación ¿tiene la misma pena? O si
hay una violación consumada, o una tentativa, o delito frustrado. En
miras a las atenuantes y agravante que vengan en consideración, todo
esto en todo caso sería determinado por el legislador, existen reglas en
la primera parte del CP, libro tercero que establece cómo determinar
este marco penal concreto. Y Posteriormente, ya la determinación
judicial lo que hace es individualizar la pena exacta.
Art. 69
Dentro de los límites de cada grado
El tribunal determinará la cuantía de la pena en
Atención al número y entidad de las circunstancias
Atenuantes y agravantes y a la mayor o menor
Extensión del mal producido por el delito.
Art. 7
Son punibles, no sólo el crimen o simple delito
consumado, sino el frustrado y la tentativa.
Hay crimen o simple delito frustrado cuando el
delincuente pone de su parte todo lo necesario para que el
crimen o simple delito se consume y esto no se verifica por
causas independientes de su voluntad.
Hay tentativa cuando el culpable da principio a la
ejecución del crimen o simple delito por hechos directos,
pero faltan uno o más para su complemento.
Básicamente esto se llama grado de ejecución del delito, normalmente
estos dos se llaman tentativa en sentido amplio (tentativa y frustrado)
siendo este una tentativa inacabada (tentativa) y una tentativa acabada
(delito frustrado).
2. Intervención delictiva:
Art. 61 nº 2
Cuando la pena que se señala al delito consta de dos o más grados, sea
que los compongan dos penas indivisibles, diversos grados de penas
divisibles o bien una o dos indivisibles y uno o más grados de otra
divisible, a los autores de crimen o simple delito frustrado y a los
cómplices de crimen o simple delito consumado corresponde la
inmediatamente inferior en grado al mínimo de los designados por la
ley.
Entonces, respecto de esto mañana vamos a ver qué pasa, por ejemplo,
si se elimina el maximum, en caso de que sea una pena divisible, una
pena de 61 a 540 día, que me dice no aplique el maximun, cómo lo
hacemos, ahí hay que dividirla por la mitad y no aplicar la mitad mayor.
Circunstancias modificatorias:
Art. 11 nº 1
Son circunstancias atenuantes:
1º Las expresadas en el artículo anterior, cuando no concurren
todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad en
sus respectivos casos.
El artículo anterior, el art. 10 establece distintas causas de
justificación o de causa de excepción de la responsabilidad penal
y causas de inimputabilidad, es un poco una mescolanza el art.
10, pero lo importante es que establece lo siguiente que no son
responsables aquellos dementes, el menor de 18 años, establece
la legitima defensa. Muchas de aquellas causas de excepción de
responsabilidad penal que se encuentran en el art. 10 tienen
varios requisitos, entonces el art. 11 nº 1 lo que expresa es que en
caso de que no concurran todos los requisitos, que falten está
bien, usted no va a estar exento de responsabilidad penal, pero le
vamos a considerar eso como una atenuante. Solo lo va a
reconocer como una atenuante, para ver como eso afecta el
marco penal abstracto tenemos que aplicando los art. 65 a 68.
Art. 73
Se aplicará asimismo la pena inferior en uno, dos o
tres grados al mínimo de los señalados por la ley, cuando
el hecho no fuere del todo excusable por falta de alguno de
los requisitos que se exigen para eximir de responsabilidad
criminal en los respectivos casos de que trata el art. 10,
siempre que concurra el mayor número de ellos,
imponiéndola en el grado que el tribunal estime
correspondiente, atendido el número entidad de los
requisitos que falten o concurran.
Esta disposición se entiende sin perjuicio de la
contenida en el art. 71.
Cómo les dije, dentro de las genéricas vamos a hacer una segunda
distinción, yo mañana les voy a traer un cuadro, voy a proyectar
la distinción, porque, es mucho más fácil, para explicar las
circunstancias extrínsecas al hecho punible y la intrínsecas del
hecho punible. Dentro de las intrínsecas, las referidas al injusto o
a la culpabilidad, les recomiendo que cuando lean dicha parte de
la bibliografía no se rompan la cabeza tratando de entender los
detalles de la diferencia entre injusto y culpabilidad, está
explicado en el artículo de manera escueta ya que supone
conocimiento de teoría del delito que ustedes no tienen que
saberlo. Y dentro de las extrínsecas tenemos a las anteriores al
delito y las posteriores a este. Mañana les voy a proyectar esto.
Art. 63
No producen el efecto de aumentar la pena las
circunstancias agravantes que por sí mismas constituyen un
delito especialmente penado por la ley, o que ésta haya
expresado al describirlo y penarlo.
Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes
de tal manera inherentes al delito que sin la concurrencia
de ellas no puede cometerse.
Y, por último, la última parte del art. 63, tampoco producen el efecto de
aumentar la pena aquellas circunstancias agravantes de tal manera
inherentes al delito, que sin la concurrencia de ella no puede
cometerse, esto es lo que se llama inherencia implícita, teníamos los
dos primeros casos de inherencia explícita, tenemos un delito específico
llamado incendio, tenemos una calificación específica de un delito, por
ejemplo el homicidio con alevosía, asesinato, son específicas, se trata
de que el delito mismo no puede sino ser cometido de una forma que
constituye una agravante, por ejemplo, el infanticidio, esa una variable
privilegiada de homicidio que considera una pena específica para los
padres que den muerte al hijo, desde que nación hasta las 48 horas de
vida, la alevosía es por traición o sobre seguro, aquí como no hay
posibilidad de que la víctima se defienda, que es precisamente el caso
de un bebe de menos de 48 horas de vida. Entonces en un caso de
infanticidio ¿podríamos penar por infanticidio y además agregar la
agravante de alevosía? Y la respuesta es que no, porque la alevosía es
intrínseca a la forma del infanticidio, ojo, en principio, perfectamente el
menor podría estar resguardado en una sala, y los padres tendrían que
reducir primero al guardador, pero por regla general el infanticidio,
siempre va a haber alevosía. Circunstancias intrínsecas al delito.
15 de Diciembre 2017
Art. 63
No producen el efecto de aumentar la pena las
circunstancias agravantes que por sí mismas constituyen un
delito especialmente penado por la ley, o que ésta haya
expresado al describirlo y penarlo.
Tampoco lo producen aquellas circunstancias agravantes
de tal manera inherentes al delito que sin la concurrencia
de ellas no puede cometerse.
Art. 474
El que incendiare edificio, tren de ferrocarril, buque
u otro lugar cualquiera, causando la muerte de una o más
personas cuya presencia allí pudo prever, será castigado
con presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo.
Art. 476 nº 1
Se castigará con presidio mayor en cualquiera de sus
grados:
1.° Al que incendiare un edificio destinado a servir de morada, que no
estuviere actualmente habitado.
Art. 12
Son circunstancias agravantes:
1.° Cometer el delito contra las personas con alevosía, entendiéndose
que la hay cuando se obra a traición o sobre seguro.
Art. 64
Las circunstancias atenuantes o agravantes que
consistan en la disposición moral del delincuente, en sus
relaciones particulares con el ofendido o en otra causa
personal, servirán para atenuar o agravar la
responsabilidad de sólo aquellos autores, cómplices o
encubridores en quienes concurran.
Las que consistan en la ejecución material del hecho o
en los medios empleados para realizarlo, servirán para
atenuar o agravar la responsabilidad únicamente de los que
tuvieren conocimiento de ellas antes o en el momento de la
acción o de su cooperación para el delito.
Art. 13
Es circunstancia atenuante o agravante, según la
naturaleza y accidentes del delito.
Ser el agraviado cónyuge o conviviente civil, pariente
por consanguinidad o afinidad en toda la línea recta y en
la colateral hasta el segundo grado, padre o hijo del
ofensor.
Entonces, qué es lo que primero que podemos ver de este cuadrito, que
hay una radical asimetría entre atenuantes y agravantes, como pueden
ver dos o más atenuantes permiten rebajar en dos grados, dos o más
agravantes no permiten aumentar en dos grados, de hecho, en el caso
de una indivisible o dos indivisibles ni siquiera rige el aumento. ¿por
qué es importante esta regla? Voy a leer el art. 66 pero esto se va
repitiendo en todos los artículos, (art. 66 nº 4) Si concurrieren
circunstancias atenuantes y agravantes, las compensará racionalmente
el tribunal para la aplicación de la pena, graduando el valor de unas y
otras. Esta compensación racional básicamente lo que está diciendo es
que, si concurren seis agravante y cuatro atenuantes lo que le está
diciendo al tribunal es ordéneme eso, compénsela y déjeme solo con
atenuantes o solo con agravantes cosa de poder hacer este ejercicio.
Ahora, la compensación racional, a pesar de que lamentablemente los
tribunales la entienden como una operación aritmética, o sea, una
agravante con una atenuante, no debe entenderse así, no lo estoy
pontificando, diciéndolo porque sí, sino porque es explícito que el CP
regula de forma distinta las agravantes y atenuantes, les da más valor a
las atenuantes no solo es explícito por lo que pueden ver en este
cuadro, explicito por ejemplo porque regula específicamente cómo
rebajar la pena cuando concurren atenuantes, pero no regula
específicamente cómo aumentar la pena. Pueden revisar en otro
artículo que tienen en la bibliografía otras razones por las cuales la
regulación misma de atenuantes y agravantes son consideradas de
forma asimétrica. Esto, por cierto, debería considerarse a la hora de
esta operación de compensación racional que tenemos acá. Entonces,
los insto a leer el texto.
El quebrantamiento de la condena
Art. 90
Los sentenciados que quebrantaren su condena serán
castigados con las penas que respectivamente se designan en
los números siguientes:
Ahora, la mayoría de la doctrina considera que el quebrantamiento de
la condena es un delito autónomo, pero hay buenos argumentos para
decir que no es un delito autónomo, sino que se trata nuevamente de
una circunstancia modificatoria ahora del cumplimiento de la condena,
de la ejecución de la pena, es la posición profesor Novoa y también de
Mañalich. Principalmente, argumento tenemos, primero, el art. 12 nº
14 que establece como circunstancia agravante cometer el delito
mientras cumplo una condena o después de haberla quebrantado y
dentro del plazo en que puede ser castigado por el quebrantamiento.
Tenemos una agravante de cometer delitos quebrantando condena, y
tenemos un delito autónomo de quebrantamiento de condena. Si es que
existe una agravante ya nos va a hacer dudar de que sea un delito
autónomo, o tenemos que, como en el incendio, evitar su particular
diferencia con en el caso de la agravante, pero eso ya plantea la duda,
pero, en segundo lugar, o sea, el primer argumento que digamos de
geografía, los delitos no se encuentran regulados en el libro primero del
código penal, sino en el libro segundo y tercero del CP, esa es la parte
especial, los lugares en que está regulado, de hecho, lugares donde se
trata la determinación de la pena y ejecución de la pena ya nos hace
sospechar que no es un delito autónomo, y por último, el catálogo de
penas que existe, las penas que tiene son modificaciones de la condena
que la persona quebrantó su cumplimiento, ya estaba sometida a una
pena, por ejemplo, art. 90 nº 1 Los condenados a presidio, reclusión o
prisión sufrirán la pena de incomunicación con personas extrañas al
establecimiento penal por un tiempo que, atendidas las circunstancias,
podrá extenderse hasta tres meses, quedando durante el mismo tiempo
sujetos al régimen más estricto del establecimiento. ¿qué es esa pena,
es una pena de simple delito, de crimen? Ni siquiera está en el catálogo
de penas incomunicación, y ese es el argumento más contundente
respecto a que no se trata de un delito autónomo, en particular, porque
si se trata de un delito autónomo tenemos que determinar cuál es su
plazo de prescripción, y el plazo de prescripción se determina si se
trata de falta, simple delito, crimen, etc. Y estas penas no están en
ninguna vista de si se trata de un simple delito, falta o crimen. Ya,
ahora lo último, ejecución de la pena está en la bibliografía, así que no
es tan problemático.
Individualización judicial de la pena exacta
Ustedes podrán ver que hay una discusión específica respecto a este
punto, entonces, tenemos dos criterios para individualización de la
pena, número y entidad de circunstancias agravantes y atenuantes, por
un lado, y mayor o menos extensión del mal causado.
(*) los dejo con eso, lo que nos faltó fue ejecución de la pena, como dije,
esto está en los textos que tienen, principalmente Cordero que tienen
como obligatorio respecto al régimen jurídico, y respecto a la ejecución
de la pena como ejecución de la sentencia condenatoria… en el artículo
del profesor Mañalich.
19 de Diciembre 2017
Lo que nos queda pendiente para esta última sesión es mirar con el
detalle posible un factor suficientemente diferenciado que tiene
impacto en el proceso de determinación de la pena por la vía de hacer
eventualmente aplicables reglas de alteración o de concreción de
marcos penales y que consiste en lo que tradicionalmente llamamos
concursos de hechos punibles. La complejidad técnica de este ámbito
de problemas es elevada. Nosotros nos vamos a centrar en aquello que
tiene estricta relación con la manera en que la existencia de un
concurso entre dos o más hechos punibles tiene impacto entonces al ser
aplicables las reglas que se ocupan de cómo los marcos penales
previstos para esos dos o más hechos punibles que se encuentran en
relación de concurso, resultan en definitiva aplicables.
1) Que los dos o más hechos punibles concurrentes tengan que ser
imputables a una misma persona no quiere decir que tengan que
ser imputables a nada más que una misma persona. Es
perfectamente posible que tengamos dos o más hechos punibles
imputables a personas distintas. Pero si dos o más hechos
punibles son imputables a una misma persona, entonces respecto
de esa misma persona estamos en presencia de un concurso.
Esta segunda oración del inciso primero del artículo 164 resulta
pertinente tratándose de casos en los cuales una misma persona resulta
responsabilizada de dos o más hechos punibles que de hecho no lleguen
a ser juzgaos conjuntamente. De manera tal que el tribunal que
pronunciare la sentencia condenatoria dictada con posterioridad deba
ajustar su decisión de determinación de pena a las reglas que habrían
resultado aplicables inmediatamente en caso que los dos hechos
punibles sí hubiesen sido juzgados conjuntamente. Y eso muestra que
conceptualmente la regla sobre el concurso de delitos tienen impacto
penológico, o sea, en la determinación de la pena, aun cuando los dos o
más hechos punibles en efecto no lleguen a ser juzgados
conjuntamente. El tribunal que dicta la sentencia posterior tiene que
proceder a determinar la pena como si los dos o más hechos punibles
hubiesen sido juzgados conjuntamente de manera tal que el resultado
agregado no resulte desfavorable para el imputado en comparación con
la situación en la que se habría encontrado el imputado si es que
hubiese tenido lugar el juzgamiento conjunto.
Ahora, el criterio preciso para poder definir qué entendemos por unidad
de hecho es dogmáticamente controversial. Bajo el derecho chileno la
cuestión pasa interpretativamente por atribuir sentido al artículo 75 del
Código Penal que establece el régimen penológico aplicable en caso de
concurso en unidad de hecho, a saber, para los casos de concurso ideal.
Lo que entendemos por concurso ideal será un concurso de hechos
punibles homogéneo o heterogéneo en unidad de hecho.
Lo que hace entones el inciso primero es definir por una parte lo que
entendemos por un concurso ideal, es decir, dos o más hechos
punibles que tengan lugar a través de un mismo hecho, o sea, en unidad
de hecho. Y por otra parte, dos o más delitos que se encuentran en
relación de medio-fin, es decir, la perpetración de un hecho punible es
medio para la perpetración de otro. Esta última situación es aquella
denominada concurso medial. Por lo tanto, el artículo 75 se ocupa
tanto de definir lo que vamos a entender por concurso ideal como lo
que vamos a entender como concurso medial, sometiendo ambas clases
de concurso al régimen penológico del inciso segundo.
Los equipara desde un punto de vista penológico, pero esto no quiere
decir que los identifique en cuanto a sus presupuestos (si leyéramos
algunos fallos nos encontraríamos con aberraciones del tipo “concurso
ideal medial”, lo cual al profesor le parece una comparación horrenda
ya que el concurso es ideal o medial, no pudiendo ser al mismo tiempo
ambos). Sus presupuestos de existencia son diversos e incompatibles.
¿Qué cabe entender en este preciso contexto por una misma especie?.
No lo que el sentido estricto va a entender por una misma especie de
hecho punible. Una misma especie de hecho punible comprende a todos
los elementos del conjunto de hechos punibles identificados por
referencia a la realización del mismo tipo. Son especies de un mismo
hecho punible todas las instancias de realización de un mismo tipo
hecho punible. Que el homicidio sea una especie de hecho punible
diferente del parricidio, del robo, del hurto y de la violación, no se
corresponde con la noción de “misma especie” de hecho punible que
emplea el artículo 351, porque como así lo dispone el inciso final “para
los efectos de este artículo se considerarán delitos de una misma
especie aquellos que afectaren al mismo bien jurídico”.
Art. 74:
Al culpable de dos o más delitos se le impondrán todas las penas
correspondientes a las diversas infracciones.
El sentenciado cumplirá todas sus condenas simultáneamente,
siendo posible. Cuando no lo fuere, o si de ello hubiere de resultar
ilusoria alguna de las penas, las sufrirá en orden sucesivo, principiando
por las más graves o sea las más altas en la escala respectiva, excepto
las de confinamiento, extrañamiento, relegación y destierro, las cuales
se ejecutarán después de haber cumplido cualquiera otra pena de las
comprendidas en la escala gradual núm. 1.
Ahora, ¿en qué consisten los dos sub regímenes del artículo 351 del
CPP?. Podríamos decir, genéricamente, que se tratan de regímenes de
la así llamada acumulación jurídica, no material. La idea es que las dos
o más penas previstas para los hechos punibles concurrentes no son
impuestas cada una por sí misma, sino que en definitiva alguna de la
dos reglas lleva a que se imponga alguna de esas reglas. ¿Cómo se
forma esa pena única?. Dependerá si la regla aplicable es la del inciso
primero o del inciso segundo.
Pero no basta la sola identidad del tipo realizado (que sea un concurso
homogéneo), además de esto también tiene que ser posible adicionar
las dos realizaciones para dar lugar a una única realización ficticia por
acumulación. Hay ciertos tipo de hechos punibles que no toleran
semejante unificación ficticia, por ejemplo, el homicidio.
Uno no podría decir que el homicidio de una persona B y el homicidio
de la persona C pudieran ser unificados ficticiamente en el homicidio de
una persona “B+C”. Este es un delito que se encuentra tipificado de
manera tal que según cuantas víctimas de homicidio hayan, habrán
tantos homicidios. Esto vale en general para los tipos de hechos
punibles que consisten en delitos contra bienes jurídicos personales, el
homicidio, la lesión corporal, la violación y la injuria son ejemplos.
Vendisuone.