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Texto bíblicos tomados de la Biblia Reina Valera 1960 © Sociedades Bíblicas Unidas.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
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está cambiando
estas vidas
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þ Obreros carcelarios.
þ Cristianos con carga por los que están en prisión.
þ Misioneros con un llamado a las cárceles.
þ Líderes carcelarios.
þ Dirigentes con deseos de iniciar un verdadero
servicio a las personas privadas de su libertad.
þ Dirigentes que quieran expander sus ministerios.
þ Autoridades carcelarias.
þ Todo aquel que desee saber un poco más acerca de
las prisiones, los internos y cómo ganarlos para Cristo
y colaborar en la expansión del reino de Dios.
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Dedicado a ti, Jesucristo,
precioso Señor, Amigo,
Maestro y Libertador,
bendito Salvador, por
habernos amado y lavado
de nuestros pecados con
tu sangre, y permitirnos
visitarte y servirte en cada
hombre y mujer privado
de su libertad.
Autores:
Los presos y sus familiares, así como todos aquellos que de una manera anónima
durante todos los años del cristianismo han visitado las prisiones.
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INDICE
Bosquejo general 8
Capítulo 3: El preso 55
A. Características del preso 57
B. Las necesidades del preso 59
C. ¿Cómo ganarlos para Cristo? 60
D. El preso primodelincuente 62
E. El preso reincidente 63
F. El preso político 65
G. El preso extranjero 66
H. El preso psiquiátrico o inimputable 67
I. La mujer en prisión 71
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Capítulo 3: El prisionero
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4ª Razón: Porque a los presos también los incluye la gran comisión de Cristo
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9. Las más grandes revelaciones de Dios fueron dadas dentro de las cárceles.
2. El misionero José.
3. El misionero Moisés.
4. El misionero Isaías.
5. El misionero Jeremías.
7. El misionero Jesús.
2. Traición.
3. Arresto violento.
5. Encarcelamiento.
6. Abandono y rechazo.
7. Sentencia.
1. El clamor.
2. El clamor de un prisionero.
3. El clamor de Dios.
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En el principio...
Desde la caída del hombre en el Edén, todos los seres humanos hemos quedado sujetos a la
esclavitud o prisión del pecado. Desde entonces, en el corazón de Dios ha estado el libertar a los
hombres de la esclavitud, esto es, de redimirnos. Por eso es que prometió al Redentor, al nacido de
mujer y nacido bajo la ley, a fin de que redimiese a los que estaban bajo la ley, a los que estábamos
bajo maldición, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
El ministerio de Jesucristo
Y todo esto tenía que ver con el ministerio de Jesucristo, el cual Dios mismo, por boca del profeta
Isaías, lo definió indicando que:
· su llamado era en justicia,
· lo sostendría con su mano,
· lo guardaría,
· lo pondría por pacto al pueblo,
· sería luz de las naciones.
Pero ¿con qué propósito? ¿cuál era el objetivo de ese ministerio tan glorioso? Eso se describe en el
versículo 7, y básicamente era de tres cosas:
1. abrir los ojos de los ciegos,
2. sacar de la cárcel a los presos,
3. sacar de casas de prisión a los que moran en tinieblas.
Es necesario tomar la Escritura literal y espiritualmente. Jesús abrió los ojos de los ciegos físicos
(Mateo 20:29-33), pero también abrió los ojos de los ciegos espirituales (Juan 9:39). Entonces, El
vino a abrir los ojos de los ciegos físicos y también a abrirnos los ojos para poder verle y creer. Por
lo tanto, El no sólo vino a sacar a los presos de las cárceles espirituales, como podrían ser los vicios,
la amargura, el odio, el rencor, etc., sino también vino a sacar a los presos de cárceles físicas. Esto
podemos constatarlo con el hecho de que El mismo, literalmente, murió en lugar de un prisionero
llamado Barrabás, que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio (Lucas 23:25). Jesús,
pues, sacó de la cárcel física a un preso. Esto también se confirma claramente en el momento de la
manifestación pública de Jesús, cuando en el día de reposo entró a la sinagoga y, conforme a su
costumbre, se levantó y leyó delante de todos el siguiente pasaje:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a
pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19
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Jesús leyó la Escritura de Isaías y se la atribuyó a él mismo, identificándose como el Mesías:
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con
él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él
todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las
ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo y me cubristeis; enfermo y en la
cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de
beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo y te
cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y
respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a
uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Mateo 25:31-46
Fijémonos que en cada situación menciona una necesidad: hambre, sed, forastero, desnudez,
enfermedad. Pero cuando menciona la cárcel no menciona ninguna necesidad, sino solo que estuvo
en la cárcel. ¿Por qué? porque en la cárcel podemos encontrar todas las necesidades mencionadas:
· Un preso tiene sed. Es increíble ver lo que muchos de ellos hacen por conseguir un
refresco o una bebida fresca. Tienen sed de justicia también.
· Un preso padece desnudez. No hay persona más necesitada que un preso. A veces usan
la misma ropa por semanas o meses. La ropa a veces no es de él, es del Estado.
Al visitar a un preso podemos darle de comer al hambriento, darle de beber al sediento, darle un
hogar al forastero, vestir al desnudo y estar con el enfermo.
Que Dios nos libre ser cristianos mediocres, egoístas, legalistas y complacientes, que nos olvidemos
de servir y de amar al prójimo.
Jesucristo mandó amar a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas, y a nuestro prójimo como
a nosotros mismos.
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo
a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y
nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a
su hermano.
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1a. Juan 4:19-21; 3:17-18
Que Dios nos libre de que a nosotros se nos pueda aplicar el siguiente pensamiento:
Tuve hambre...
Y tú formaste un grupo humanitario
para discutir mi hambre
Estuve encarcelado...
Y tú, silenciosamente,
te fuiste a la capilla para orar por mi libertad.
Estuve desnudo....
Y en tu mente se debatió la moralidad de mi apariencia.
Estuve enfermo...
Y tú te arrodillaste para agradecer a Dios por mi salud.
Estuve solo...
Y tú me dejaste, para orar por mí.
Tú ...
que pareces tan santo,
tan cerca de Dios.
Pero yo...
todavía tengo hambre...
me siento muy solo...
tengo mucho frío...
Autor desconocido
El pasó por las siete etapas que atraviesa todo aquel que llega a una prisión:
· Complot para prenderlo (Mateo 26:3-4)
4ª Razón: Porque a los presos también los incluye la gran comisión de Jesucristo
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.
Marcos 16:15-16
Jesús dijo claramente que fuéramos por todo el mundo y predicáramos el evangelio a toda criatura, a
todo ser humano. Los hombres y mujeres que están privados de su libertad son seres humanos como
nosotros. Algunos de ellos han cometido delitos; otros son inocentes, pero no dejan de ser criaturas.
Hay periodistas que han llamado "hiena humana" a una persona que cometió un crimen, y usan otros
apelativos de animales y dan la idea de que no son humanos. Pero sí lo son, y no son más pecadores
ni más malos que ninguno de nosotros. Alguien dijo una vez que "si todos los que deberían estar en
la cárcel lo estuvieran, entonces ¿quién cerraría la puerta?". Estamos convencidos de que la única
diferencia entre un preso y una persona libre es que al primero lo descubrieron en su delito y al se-
gundo no. A la luz de la palabra de Dios todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de
Dios y además, el que cumple toda la ley pero desobedece un solo mandamiento, se hace transgresor
de toda la ley y es como si hubiera desobedecido todos. Entonces, a los ojos de Dios, una "mentirita
piadosa" es tan pecaminosa como un asesinato. Es más, la Escritura es muy clara en cuanto a que el
que se enoja contra su hermano o lo aborrece es un homicida, un criminal. Entonces ¿quién está
libre de culpa? ¿quién, que esté limpio de pecado, se atreverá a tirar la primera piedra? Los presos
también están incluidos en la Gran Comisión que nos dejó nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo.
Mateo 28:19-20
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Todas las naciones del mundo tienen cárceles, todas. El servicio en cárceles es parte integral e
inseparable de la Gran Comisión que nos ordenó realizar el Señor Jesucristo. Además, una prisión,
por definición, es una nación, pues tiene sus propias leyes, fronteras, gobierno, policía, costumbres,
lenguaje, comida, tipo de cambio, ropa y tradiciones. Entonces, como Jesucristo mandó ir a todas las
naciones, las prisiones están incluidas.
porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo pues
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien
no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo
predicarán si no fueren enviados?
Romanos 10:14-15
Las palabras, con el tiempo, se desvirtúan. No utilizaremos la palabra "ministerio" porque a través
de los años ha perdido su verdadero significado. En vez de ministerio, usaremos la palabra servicio,
porque es la que mejor define lo que es. Algunos otros sinónimos de ministerio son: administración,
empleo, tarea, oficio.
La palabra de Dios dice que para que la gente sea salva, es necesario que invoque el nombre de
Cristo. Pero para que lo invoque, necesita creer; y para creer necesita oír; y para oír necesita que
alguien le predique; y para que alguien lo haga, necesita ser enviado. Los enviados son a los que se
les encarga un servicio específico. Para que los presos puedan llegar a ser salvos, es necesario ir a
ellos y servirles. Pero es muy triste ver en todo el país, y en muchos otros lugares del mundo, que las
cárceles han sido relegadas y desplazadas por el cuerpo de Cristo. En muchos grupos cristianos, las
cárceles no son más que un evento anual por unos cuantos días. Tienen contemplado el ir a la cárcel
pero como si fuera un sacrificio o una "obra de caridad" porque "pobrecitos presos, nos dan
lástima".
Ese es el sentir de muchos cristianos. Esto produce, obviamente, que no exista un verdadero
ministerio hacia ellos y que los que visitan se conviertan en:
· Grandes siervos de Dios, que sólo van porque buscan el aprecio y el reconocimiento de
su congregación;
· Sabelotodos, que sólo quieren ir a compartir la "última revelación" que recibieron del
Señor;
· Jueces, que sólo regañan a los pecadores y les recuerdan el castigo de Dios; o
La realidad es que no hay un servicio integral a los presos, que no sólo se preocupe por sus
necesidades espirituales sino que también atienda sus necesidades emocionales, físicas, materiales,
familiares, laborales, legales y sociales.
El propósito de este manual es el de proporcionar una herramienta práctica a hombres y mujeres que
deseen iniciar o fortalecer un servicio integral a las personas privadas de su libertad. Más adelante
veremos a detalle cada una de estas áreas y cómo pueden ser suplidas eficazmente.
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6ª Razón: Porque ellos nos necesitan, ya que están desamparados y dispersos
Jesús nunca condicionó sus milagros ni su ayuda. El sanó al leproso, al paralítico y al sordo y no les
puso condiciones. Dio la vista al ciego de nacimiento y liberó al endemoniado de Gadara sin que
ellos lo pidieran y ni siquiera investigó ni cuestionó su trasfondo; tampoco les exigió que debían
tener fe. Del mismo modo salvó al preso crucificado junto a él y no le reprochó nada.
Jesús ve más allá, y ve en todo hombre o mujer "peligrosos" a personas tremendamente necesitadas
de ayuda, de afecto, amor y comprensión.
Jesús siente compasión por ellos. Nosotros debemos también sentir compasión, no lástima, por los
presos, e ir a ellos tal y como somos.
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7ª Razón: Porque el testimonio de vidas cambiadas es de gran impacto para la
sociedad
Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica
la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí.
Gálatas 1:23-24
Es impactante para la sociedad en que vivimos el que "un criminal peligroso" cambie su forma de
vida y se vuelva a Dios. Los encabezados de muchos periódicos han sido llenados con noticias de
éstas. Asimismo la radio, y aún la televisión. En Julio de 1967 salió un encabezado en los principa-
les periódicos de México: Asaltabancos cambia la ametralladora por una Biblia.
Eso fue cuando de Lecumberri se escaparon por los juzgados una banda de suramericanos
asaltabancos. Pero este hombre, que pertenecía a esta banda, no se fue con ellos. Al ser entrevistado
por los medios de comunicación, les explicó que fue porque había conocido a Cristo y ahora servía a
Dios. Hace poco salió otro encabezado en un periódico de la ciudad: "En la cárcel se acercó a Dios",
en donde se narra el testimonio de un ex-narcotraficante que ahora sirve a Dios en la Penitenciaría
del D.F. Actualmente incluso, los pastores de las iglesias dentro del Reclusorio Norte, Sur, Oriente y
la Penitenciaría de Santa Martha en México D.F. están sentenciados a 40 y más años de prisión, y el
cambio en su vida ha sido tal que tiene perplejos a las autoridades y sus compañeros.
Cuando la gente ve en la calle a una persona que estuvo en la cárcel y que trabaja, vive una vida
honesta, mantiene a su familia y muestra signos de superación, se sorprende, se asombra y se
maravilla. "¿Cómo es posible?" dicen todos, ya que el hombre con toda su ciencia y medicina no ha
podido, hasta la fecha, cambiar la conducta maligna de un hombre y hacerlo un hombre de
provecho. Solamente Jesucristo es capaz de cambiar una vida, porque "el que está en Cristo nueva
criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas".
Es muy interesante notar que el capítulo 13 de los Hebreos habla acerca de los deberes cristianos.
Aquí hay 10 mandamientos: acerca del amor fraternal, de la hospitalidad, de los presos y los
maltratados, del matrimonio, de las costumbres, de la obediencia y sujeción a los pastores, de la sana
doctrina, de los sacrificios que agradan a Dios, del hacer bien y de la ayuda mutua y de la oración.
¡Qué interesante es que el tercero de estos mandamientos es que nos acordemos de los presos
como si estuviéramos presos juntamente con ellos! El acordarnos de los presos no es una su-
gerencia o una opción para nuestro cristianismo, es un deber. Y un deber es una tarea, una
obligación, un cometido, una carga, una labor, una necesidad. Claro, los que estamos en Cristo
cumplimos nuestros deberes cristianos no por obligación ni por necesidad sino por amor, por
gratitud a Aquel que nos lavó de nuestros pecados con su sangre. El deber es para cada uno de
nosotros, para cada cristiano. Fíjese que, a la luz de las sagradas Escrituras, tan importante es amar
al prójimo y acordarnos de nuestros pastores como el de acordarnos de los presos. Es un imperativo
y es una orden directa de Dios.
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9ª Razón: Porque el amor de Cristo nos constriñe
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por
todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven ya no
vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2a. Corintios 5:14-15
El sólo hecho de que Cristo ha muerto por nosotros y que nos amó aún cuando estábamos muertos
en nuestros delitos y pecados debería bastar para que de rodillas viviéramos agradecidos con él.
Cristo murió por todos, Cristo murió también por los presos, por los criminales, por las prostitutas,
por los transgresores y desobedientes, por los impíos y pecadores, por los irreverentes y profanos,
por los parricidas y matricidas, por los homicidas, por los fornicarios, por los sodomitas, por los
secuestradores, por los mentirosos y perjuros y aún por los que se oponen a la sana doctrina. El amor
de Cristo en nosotros nos hace lamentar, sentir la necesidad tremenda de ellos, apiadarnos, conmo-
vernos, condolernos, dolernos en el corazón, compungirnos y compadecernos de los que tanto daño
han hecho y se han hecho a sí mismos. Es el amor de Cristo el que nos mueve a misericordia y debe
ser el amor de Cristo el que nos impulse a servir a los presos, ya que en la gracia lo único que vale
es la fe que obra por el amor, y se nos exhorta a servirnos por amor los unos a los otros (Gálatas
5:6,13). Además, la palabra es muy clara en cuanto a que, si no tenemos amor, de nada nos sirve
hablar lenguas humanas o angélicas, o tener profecía y entender todos los misterios y toda ciencia, o
tener toda la fe, o repartir todos nuestros bienes para dar de comer a los pobres o entregar nuestro
cuerpo para ser quemado. El amor es lo más importante y debe ser el motor que nos impulsa para
servir a las personas privadas de su libertad y a sus familiares.
10ª Razón: Porque se puede alcanzar a muchas personas libres que rodean al preso
Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey,
y estuvo allí en la cárcel. Pero el Señor estaba con José y le extendió su
misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la
cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en
aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía...Entonces Faraón envió y
llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó
sus vestidos, y vino a Faraón.
Génesis 39:20-22; 41:14
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¡Es increíble cuántas personas rodean al preso! Aproximadamente (y siendo conservadores) hay más
de 40 personas que están alrededor de un hombre o mujer privados de su libertad desde el momento
en que llegan a la prisión. Esto es porque el proceso de un encarcelamiento involucra directamente a
los acusadores, las víctimas y a la familia del interno. Posteriormente a los policías, que lo llevan
ante el Ministerio Público. Entonces llega la prensa y toma los datos y le da seguimiento. Luego son
llevados a un Reclusorio, se les toman sus datos, sus huellas, y se les interna. Después tienen que ser
entrevistados por el psicólogo, el criminólogo, el trabajador social y el pedagogo. Su caso jurídico
empieza a ser determinado por el abogado defensor, el fiscal y el juez. Tenemos, por tanto, una red
amplia de más de 40 personas que están al tanto de lo que ocurre con ellos desde el momento en que
caen en prisión.
A continuación los enumeramos:
GRUPO DE PERSONAS Cantidad Aprox.
· SUS ACUSADORES Y/O VÍCTIMAS 3
· PROFESIONISTAS 5
Médicos, Odontólogos, Pediatras, Ginecólogos, etc.
· EMPRESARIOS 5
Ejecutivos, Directores generales, Gerentes de finan-
zas, de Recursos Humanos, etc.
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· BANQUEROS 5
Directivos, Gerentes, Finanzas, Asesores, etc.
Esto es algo muy emocionante en el servicio a las cárceles: que cuando le hablamos del Señor
Jesucristo a un sólo interno, ¡en realidad estamos llegando a más de 40 personas! Así que cuando
tengamos un grupo de 5 internos, no nos desanimemos, ya que en realidad estamos ministrando a
más de 200 personas. ¿Se imagina entonces cuando el grupo de internos llega a crecer a un número
de 50? ¿No es emocionante?
Esto es necesario que el pastor Y los líderes internos lo sepan, así como cada obrero carcelario que
visita las prisiones y, por supuesto, los pastores y directores externos.
El evento más mencionado en toda la Biblia es la salida de Israel del cautiverio en Egipto (más de
500 veces). Esto marcó un suceso sin precedentes, porque a partir de su liberación de Egipto se
estableció la pascua, símbolo del sacrificio de Jesucristo, el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Además, el proceso de liberación de la esclavitud del pueblo de Egipto es totalmente similar
al proceso de nuestra redención. En cuanto a las cárceles, hay una similitud impresionante entre la
esclavitud que los hijos de Israel sufrieron y las cárceles de la antigüedad. Aquí algunos paralelos:
1. Tenían capataces sobre ellos. Exodo 1:11
2. Les molestaban con cargas pesadas de trabajo. Exodo 1:11
3. Los hacían trabajar para sus propios beneficios. Exodo 1:12
4. Los hacían servir con dureza. Exodo 1:13
5. Les amargaban su vida con dura servidumbre. Exodo 1:14
6. Los obligaban a trabajar con rigor, sin salario. Exodo 1:14
7. Tenían potestad aún para matar a sus hijos y controlar la natalidad entre ellos. Exodo
1:15-16,22
8. Los tenían privados de su libertad (Egipto era la gran cárcel para ellos, cerca de 3
millones). Exodo 5:2
9. Los presionaban a producir. Exodo 5:13
10. Los azotaban. Exodo 5:14
Todo el país de Egipto era como una gran cárcel. Ellos tenían que trabajar duramente cada día y no
tenían libertad de salir, pues fueron reducidos a esclavitud, a prisión.
Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al
infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.
2a. Pedro 2:4
Las cárceles tienen que ver con la eternidad, ya que antes de que fuese creados los cielos y la tierra
en el tiempo, ya existían las cárceles, y estas tienen el propósito de guardar a ángeles que pecaron y
no guardaron su dignidad hasta el juicio del gran día. Las cárceles existirán por toda la eternidad en
el infierno, para guardar ahí al diablo, a sus demonios y a todos los que no conocieron a Dios ni
obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del
rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero el Señor estaba con José y le extendió su
misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.
Ahora, pues, no se entristezcan, ni les pese el haberme enviado acá; porque
para preservación de vida me envió Dios delante de ustedes...Dios me envió
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delante de ustedes, para preservarles posteridad sobre la tierra, y para darles
vida por medio de gran liberación.
Génesis 39:20-21; 45:5,7
Dios permitió que el primer misionero estuviera en la cárcel por varias razones:
· Tratar con su vida personal y hacerle madurar en todos los aspectos.
· Anunciar el mensaje de Dios a los presos también.
· Hacerle identificarse con su descendencia, que estaría en esclavitud en Egipto.
· Hacerle comprender el plan divino de redención.
· Conocer el estado triste de las prisiones para, a la postre, beneficiar a los presos y
procurarles mejores condiciones de vida.
· Mostrarle su poder y soberanía.
EN EL NUEVO TESTAMENTO
· Juan el Bautista. Génesis 14:14
· Nuestro Señor Jesús. Mateo 27:27; Juan 18:18
· Todos los apóstoles. Hechos 4:3; 5:18
· Los primeros misioneros del cristianismo. Hechos 8:3; 22:4
· El apóstol Pedro. Hechos 12:5
· El apóstol Pablo. 2 Corintios 6:5; Filipenses 1:13;Colosenses 4:18
· El misionero Pablo y el profeta Silas. Hechos 16:22-27
· Timoteo, discípulo de Pablo. Hebreos 11:36
Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; y les soltó a aquel
que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían
pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Lucas 23:24-25
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Literalmente, Jesús murió en lugar de Barrabás, un prisionero. Es decir, el murió para que Barrabás
viviera, el sufrió la cruz para que Barrabás fuera libre. Es de mucha trascendencia el hecho de que,
visto desde el punto de vista meramente humano, Jesús dio su vida por un homicida, por un
prisionero, para que este pudiera vivir y salir en libertad. Jesucristo, como en esa ocasión, hoy en día
sigue sacando de la cárcel a muchos presos.
9. Las más grandes revelaciones de Dios fueron dadas dentro de las cárceles.
Vino palabra del Señor a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el
patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho el Señor, que hizo la tierra, el Señor
que la afirmó para afirmarla; el Señor es su nombre: Clama a mí y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Jeremías 33:1-3
Esta Escritura, así como la revelación del nuevo pacto, le fue dado a Jeremías cuando el estaba
dentro de la cárcel. Pero ¿qué no las cárceles son lugares inmundos y no deseados? Pues al Señor le
ha placido hablar a sus siervos y revelarles secretos cuando ellos estuvieron en la cárcel. ¿Por qué?
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tal vez porque es un lugar en donde la persona puede estar en quietud y en espera. Pero, sea como
fuere, esto solamente denota la importancia que las cárceles tienen a la luz de la Biblia.
Todo el Nuevo Testamento fue escrito por los apóstoles, excepto Lucas y Hechos (que fueron
escritos por el Médico Lucas) y el libro de Hebreos (que fue escrito por Dios). Es bien conocido que
todos los apóstoles estuvieron en prisión al principio de su ministerio cuando aún no se escribía nada
del Nuevo Testamento. Por lo tanto, ellos experimentaron la cárcel antes de escribir y, podemos
decir con certeza, que el Nuevo Testamento fue escrito por puros exinternos (excepto Lucas). Es
más, muchas cartas del canon fueron escritas desde adentro de la prisión y por sí solas denotan su
vital importancia en cuanto a revelación divina. Dios le permitió a Pablo escribir 13 epístolas, de las
cuales 7 las escribió dentro de la prisión:
• Efesios
• Filipenses
• Colosenses
• 1ª y 2ª Timoteo
• Tito
• Filemón
Y la última carta, la más profunda en revelación escatológica y que describe el final de los tiempos y
que completa la revelación divina, el Apocalipsis, fue escrito por el apóstol Juan ¡desde adentro de
una prisión en la isla de Patmos, a donde había sido exiliado por causa de la palabra de Dios y del
testimonio de Jesucristo!
Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran
cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo
y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su
sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen
cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de
tiempo.
Apocalipsis 20:1-3
El diablo sabe perfectamente el destino que le espera y por eso es que odia tanto la obra de Dios y el
trabajo en cárceles y los obstruye y siempre está tratando de anularlos. El diablo odia las cárceles
porque muchos de sus demonios están guardados ahí hasta el juicio del gran día. Odia las cárceles
porque sabe que él mismo será encarcelado por mil años, atado y sellado, y no podrá hacer nada,
absolutamente nada, y tendrá que esperar ahí por mil años, luego será soltado por un tiempo y por
último será lanzado al infierno, al lago de fuego y azufre, y será atormentado día y noche por los
siglos de los siglos, en compañía de la bestia, el falso profeta, la muerte, el Hades, y todos los que no
se hallaron inscritos en el libro de la vida (Apocalipsis 20:10-15).
Como podemos apreciar, las cárceles juegan un papel muy importante en el plan de Dios para la
humanidad. Por tanto, no desechemos el clamor de Dios que nos manda:
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1. El corazón de Dios y las misiones.
¿En dónde está el corazón de Dios? Desde el principio podemos ver que el corazón de Dios está en
las misiones, en la obra misionera. Dios siempre ha tenido en cuenta al mundo entero, a todas las
naciones. El quiere que Su Nombre sea conocido por todos los seres humanos. Y esa es la base de la
obra misionera: alcanzar a todas las gentes de todos los pueblos, naciones, tribus y lenguas con el
mensaje del Señor. A través de toda la Biblia vemos que el corazón de Dios está en las misiones.
En el principio...
Cuando Dios creó al hombre, ese era su plan original, ya que les dijo: "Fructifiquen y
multiplíquense; llenen la tierra, y subyúguenla" (Génesis 1:28). El plan de Dios era que el hombre
tuviera muchos hijos y que llenara la tierra. Adán pudo haberse convertido en un misionero, ya que
tendría que ir a visitar cada lugar de la tierra para instruir a su descendencia en los caminos de Dios.
Otra vez vemos que el plan de Dios contempla a todas las familias de la tierra, todas las naciones
de la tierra. Lo mismo dijo a Isaac y a Jacob (Génesis 26:1-5; 48:3-4).
En la visión de Isaías
Esto también podemos notarlo cuando el profeta Isaías tuvo la visión tremenda del trono de Dios y
oyó la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" e Isaías respondió:
"Heme aquí, envíame a mí" (Isaías 6:1-8).
2. El misionero José.
Pero, ¿qué es un misionero? Básicamente, es una persona enviada por Dios a un lugar específico,
con una misión definida. No todos los misioneros son enviados por Dios. En este caso,
consideraremos sólo los que han sido enviados por Dios con la misión de proclamar un mensaje de
parte de él. A continuación consideraremos en las Escrituras la vida de cada misionero y veremos
qué relación tienen las misiones con las cárceles y qué vínculo hay entre la obra misionera y el
servicio a las prisiones.
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El primer misionero que se menciona en la Biblia es José, el hijo de Jacob:
A la edad de diecisiete años, José recibió dos sueños de parte de Dios en los que a él se le postraban
sus hermanos y sus padres. Esto despertó la envidia de sus hermanos y, en un intento por deshacerse
de él y matarlo, lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban de paso. José fue comprado
después en Egipto por Potifar, un capitán de la guardia de Faraón. José tenía una visión de Dios, un
mensaje que dar. La Escritura nos dice que el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que
hacía y fue hecho jefe de toda la casa de Potifar. ¿De qué hablaría José con la gente cuando le
preguntaban acerca de su vida? Seguramente les contaba que era hebreo y que su Dios era el Señor.
Pero ese mensaje tenía que ser predicado también en otro lugar que, como veremos más adelante,
siempre ha estado incluido en la proclamación de las buenas nuevas: la cárcel. Y efectivamente, más
tarde José es calumniado y echado en la cárcel, donde estaban los presos del rey. Y la palabra dice
que el Señor estaba con José y que le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de
la cárcel, de tal manera que el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los
presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. Y no necesitaba atender el
jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque el Señor estaba con José,
y lo que hacía, el Señor lo prosperaba (Génesis 39:20-23). Pero ¿de qué hablaría José adentro de la
cárcel? pues de lo mismo que hablaba afuera: del Señor.
3. El misionero Moisés.
El segundo misionero al que hace mención la sagrada Escritura es a Moisés, el que promulgó la ley
de Dios para el pueblo israelita:
Moisés era un ex convicto cuando fue llamado. El había dado muerte a un varón egipcio por
defender a un compatriota suyo, y tuvo que salir huyendo de la justicia de Egipto. Si Moisés se
hubiera quedado, seguramente habría caído preso. Vemos en esto que Dios no hace acepción de
personas. Moisés tenía un mensaje de parte de Dios para Faraón, y era que Israel era hijo de Dios, su
primogénito, y que, como no quería dejarlos ir a pesar de todas las señales que le había mostrado,
iba a matar a todo primogénito en Egipto, comenzando por su hijo. Este mensaje también llegó a la
cárcel (Éxodo 3:20; 4:21-23; 12:29).
4. El misionero Isaías.
Tal vez el misionero que más claro habló acerca de las cárceles fue Isaías. El es el que, inspirado por
el Espíritu Santo, dijo:
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Yo, el Señor, te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré
y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los
ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de
prisión a los que moran en tinieblas.
Isaías 42:6-7
· Que las autoridades injustas se inclinarían ante los presos. Isaías 10:4
· Cuando hace referencia al diablo, y dice que nunca abrió Isaías 14:17
la cárcel a los presos.
· El día del juicio los demonios y los reyes de la tierra serán Isaías 24:21-22
encarcelados.
· Jesucristo sacaría de la cárcel a los presos, y de casas de Isaías 42:6-7
prisión a los que moran en tinieblas.
· Que el pueblo de Israel, en su rebeldía, se escondería en Isaías 42:18-22
cárceles.
· Que Jesucristo estaría preso. Isaías 53:8
· Jesucristo sería ungido para publicar a los presos apertura Isaías 61:1
de la cárcel.
5. El misionero Jeremías.
El profeta Jeremías juega un papel muy importante entre los misioneros de Dios:
Y me dijo el Señor: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás
tú, y dirás todo lo que te mande.
Jeremías 1:7
Jeremías tenía un mensaje tremendo de Dios:
· Los juicios divinos
· La destrucción de Jerusalén
· El cautiverio en Babilonia de setenta años
· La persecución en Egipto
· El Nuevo Pacto en Jesucristo.
El fue enviado al pueblo de Israel. Todos oyeron el mensaje del profeta. Pero, ¿qué de los que
estaban en prisión? Tal vez todos nos olvidemos de ellos, pero Dios nunca se olvida de ellos. Por
eso Jeremías fue puesto en prisión, y ahí, dentro de la cárcel, recibió las revelaciones más
sorprendentes. Es muy conocido el pasaje que dice: "Clama a mí y yo te responderé" (Jeremías
33:3). Precisamente, esa palabra, le fue dada "estando él aún preso en el patio de la cárcel"
(Jeremías 33:1).
Podemos ver, otra vez, como el misionero enviado por Dios da el mensaje a los libres y también a
los presos. ¿Por qué? porque los presos también están incluidos dentro del plan misionero de Dios.
Juan el bautista es el misionero más impactante e importante, ya que fue enviado por Dios delante
del Mesías para prepararle el camino:
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Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo:
Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que
bautiza con el Espíritu Santo.
Juan 1:33
Juan tenía un mensaje importantísimo: el del arrepentimiento y perdón de pecados en Jesucristo, que
el Cristo vendría para bautizar en Espíritu Santo y fuego, a preparar el camino del Señor. El salió al
desierto y la gente iba a él desde Jerusalén, toda Judea y toda la provincia de alrededor del Jordán
(Mateo 3:5). Pero, ¿quiénes no podían ir al desierto? pues los presos, los que estaban en prisión. Por
eso es que fue puesto en la cárcel, para que los presos pudieran oír el tremendo mensaje que él tenía
de parte de Dios. ¿Cómo podemos asegurar esto? porque Jesús no iba a comenzar su predicación
pública hasta que terminara el ministerio de Juan. Y la palabra dice bien claro que:
Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea...Desde entonces
comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos
se ha acercado.
Mateo 4:12,17
¿Qué significa esto? Pues que Cristo no empezó a predicar públicamente hasta que se cumpliera el
tiempo, y el tiempo se cumplió hasta que Juan terminó, es decir, hasta que anunció el mensaje que
había recibido dentro de la cárcel. ¡Cuánto ama Dios a los presos que los tomó en cuenta para tan
gran noticia! Ciertamente todos se podrán olvidar de los presos, pero Dios nunca lo hará, por eso
nos manda que nos acordemos de los presos como si nosotros estuviéramos presos juntamente con
ellos (Hebreos 13:3).
7. El misionero Jesús.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvo por él.
Juan 3:17
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a ustedes. Como me envió el Padre, así
también yo los envío.
Juan 20:21
Acabamos de ver qué tan importante era el hecho de que a los presos también fuera predicado acerca
de la venida de Jesús y del reino de Dios que se esperó hasta que Juan estuviera preso para que él
comenzara su ministerio público en la tierra.
Pero no sólo eso, sino que al iniciar su ministerio también mencionó las cárceles y a los presos:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a
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pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19
Esta Escritura hace referencia a Isaías 61:1-4 y también dice que fue enviado a publicar a los
presos apertura de la cárcel. Jesús mismo estuvo en prisión, y eso fue antes de dar su vida por los
pecados de la humanidad. ¿Por qué? porque también a los presos era necesario que se les anunciase
acerca de la salvación en Jesús. Más adelante veremos qué papel tan importante juegan las cárceles
en el contexto del sacrificio de Jesucristo por todos nosotros.
Los once apóstoles fueron los primeros misioneros enviados por Jesucristo:
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a ustedes. Como me envió el Padre, así
también yo los envío.
Juan 19:21
El problema fue que los discípulos, todos judíos, tal vez pensaron que era ir a todos los judíos en
todo el mundo que estaban en la dispersión, pero nunca a los gentiles, ya que ellos eran judíos y
siguieron practicando su religión judía. El Señor tuvo que hablar a Pedro en visión y por el Espíritu
para que abriera la puerta de la salvación a los gentiles en casa de Cornelio, pero después de ahí no
se menciona que hallan enviado a nadie a hablar de la fe a los no judíos. No fue sino hasta la
persecución por mano de Saulo de Tarso, como veremos más adelante, que la obra se extendió hasta
los gentiles. Veamos algunos aspectos interesantes acerca de estos primeros misioneros:
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· Lo más sorprendente es que, después de un juicio al día siguiente (y eso ante las
máximas autoridades de la nación), los ponen en libertad. ¡Qué testimonio! ¿Verdad? y
eso a pesar de que Pedro y Juan fueron "insolentes" ante ellos.
La persecución
Los apóstoles y los nuevos convertidos permanecieron en Jerusalén por varios años. Tal parece que
la obra misionera que Jesús les había encomendado se les había olvidado, pues no había planes para
enviar misioneros a otros lados. Entonces vino la persecución y, a causa de ésta, comenzó la obra
misionera al mundo, ya que los que fueron esparcidos iban por todos lados predicando el evangelio:
En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en
Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y Samaria, salvo
los apóstoles.
Hechos 8:1
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Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a
mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos, iban por
todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la
ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
Hechos 8:3-5
¿Por qué entregaba Saulo hombres y mujeres a la cárcel? Por causa de la fe de ellos en Jesucristo,
debido a que no los había podido hacer blasfemar el Nombre de Jesús. ¿De qué otra cosa hablarían
esas personas dentro de la cárcel sino de Cristo? Siempre hay curiosidad en los internos de una
cárcel por saber por qué causa entró su compañero. ¿Podemos imaginar el impacto de todos al saber
que estaban allí por un hecho heroico de no haber negado su fe? ¡Qué testimonio tan maravilloso!
Así, pues, podemos ver que la obra misionera comenzó en las cárceles. Después se extendió por
Judea, Samaria, y de Azoto hasta Cesárea.
Después de la persecución de la iglesia, que sirvió más que nada para que los primeros misioneros
salieran a predicar a otros, Saulo, el perseguidor, se convierte al cristianismo y se une a los
discípulos. Entonces reinó de nuevo la paz en las iglesias por toda Judea, Galilea y Samaria, y eran
edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo
(Hechos 9:1-31).
Pedro: misionero a los gentiles
Entonces Pedro, obedeciendo ya al Señor, hace un viaje misionero para visitar a todos y, durante ese
viaje en el que Dios obra milagros extraordinarios por medio de él, recibe una visión y el Espíritu
Santo le habla para que vaya y visite a Cornelio, un gentil que fue visitado por un ángel y que le
ordenó que mandara por Pedro, para que él le hablara palabras por las que sería salvo él y toda su
casa. Entonces Pedro fue, predicó a los gentiles y la puerta de la fe fue abierta oficialmente a todos
los seres humanos, "de manera que también a los gentiles dio Dios arrepentimiento para vida"
(Hechos 9:32-43; 10:1-48; 11:1-18). Lo que es importante notar aquí es que ya oficialmente, la
salvación se había abierto a los gentiles. Una prueba es que los que habían sido esparcidos pasaron
por Fenicia, Chipre y Antioquía predicando la palabra a los judíos, pero unos varones de Chipre
hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús, y muchos se convirtieron
al Señor. Esto llegó a oídos de los apóstoles en Jerusalén y enviaron a un misionero, Bernabé, y en
Antioquía se estableció la primer iglesia formada por gentiles (Hechos 11:19-26). Ya todos en Jeru-
salén sabían que los gentiles también tenían acceso a la gracia, pero ¿quiénes hacían falta? pues los
presos. Es entonces cuando Pedro es puesto en prisión para que también a ellos les fuera anunciada
la buena nueva para los gentiles:
No nos dice la Biblia cuánto tiempo estuvo preso Pedro, pero tal vez fue el suficiente para que
anunciara a los gentiles la buena nueva (tomemos en cuenta que los soldados eran gentiles, y los
guardias también). Otra vez vemos cómo Dios tiene presente las cárceles en cada paso que se da en
la obra misionera, en su corazón, en la razón de ser de cada uno de nosotros: anunciar las virtudes de
aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.
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Pablo y Silas: misioneros a Filipos
Después del primer viaje misionero desde Antioquía, se organizó el segundo viaje misionero el cual,
aseguran los expertos en materia bíblica, fue la tremenda diferencia que hoy existe entre oriente y
occidente, ya que el Espíritu Santo prohibió que se predicara la palabra en Asia y a través de una
visión, permitió que se anunciara en Filipos, punto central desde el cual toda Europa fue alcanzada
para Cristo. (Hechos 16:1-10). Es muy interesante notar cómo las cárceles siguen jugando un papel
importantísimo en la obra misionera, ya que Pablo, Silas y Timoteo, después de varios días pudieron
hablar a unas mujeres junto al río. Algunas creyeron y hasta hubo bautizos. Entonces comenzaron a
levantar la congregación piloto que sería la puerta para alcanzar toda Europa. Pero, volvemos otra
vez al mismo cuestionamiento que hemos estado considerando ¿quiénes faltaban de oír el mensaje?
pues sí, los presos, porque ellos no pueden salir. Fíjese cómo a todos se nos pueden olvidar los que
están en la cárcel, pero a Dios nunca se le olvidarán. Como eso solía suceder (y sucede aún en
nuestros días), Pablo y Silas fueron puestos en prisión, acusados de agitadores públicos y
sublevadores, es decir, de delincuentes políticos. Los azotan mucho con varas, los echan en la cárcel
y mandan al carcelero que los guardase con seguridad y los encierran en el calabozo de más adentro
y les aseguran sus pies en el cepo (Hechos 16:11-24). Entonces sucedió lo inevitable: los presos, que
no tenían la oportunidad de escuchar el evangelio, pudieron hacerlo nada más y nada menos que de
boca de Pablo y Silas. ¡Y de qué manera!
¡Es tremendo este testimonio! Todos los presos oyeron los cantos y las oraciones, todos los presos
sintieron el temblor, todos los presos vieron sus puertas abrirse, todos los presos vieron sus cadenas
soltarse, ¡todos los presos recibieron el testimonio del evangelio! ¡Y de qué manera tan sor-
prendente! (un poco parecido al Pentecostés, cuando hubo un estruendo o cuando los discípulos
oraron y el lugar donde estaban reunidos tembló). ¿Cuál fue el resultado de esto? que el carcelero, al
ver abiertas todas las puertas, quiso matarse, pero Pablo se lo impidió (Hechos 16:27-29). Después
el carcelero, reconociendo que todo eso había sucedido por causa de Pablo y Silas -así como todos
los demás presos obviamente- fue y se postró a los pies de ellos, los sacó y les dijo, dentro de la
cárcel, la pregunta cuya respuesta todos los cristianos conocemos y reclamamos como promesa:
¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y
serás salvo, tú y tu casa.
Hechos 16:30-31
Posteriormente fueron a la casa del custodio, le predicaron a toda la familia, los bautizaron y fueron
agregados a la Iglesia del Señor. ¿Cómo habrá sido la vida de aquel carcelero después de todo esto?
Seguramente fue añadido a la Iglesia que ya estaba establecida (porque en Hechos 16:40 menciona
que ya habían hermanos en la fe en casa de Lidia). Seguramente contaba su testimonio a sus amigos,
a sus compañeros de trabajo y, por supuesto, a los demás presos. Otra vez podemos ver cómo por la
misericordia del Señor, los presos no se quedan sin auxilio ni sin el testimonio del evangelio, y
cómo estos también forman parte de la Iglesia del Señor.
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Pablo: Misionero a Roma
Después del incidente en Filipos, se fueron a Tesalónica, luego a Berea, luego a Atenas, luego a
Corinto, después a Efeso, luego a Jerusalén, y terminan el viaje misionero en Antioquía de Siria.
Es muy interesante notar que el apóstol Pablo estuvo preso en algunas cárceles de las ciudades en
que fue a predicar. Posteriormente se organizó un tercer viaje misionero fue desde Antioquía de
Siria a través de Galacia, Efeso, Corinto, Troas, Mileto, Tiro y Jerusalén, en donde finalmente
encarcelan a Pablo por muchos años (Hechos 18 al 21).
Es muy interesante notar que el cuarto viaje misionero (o el viaje de Pablo a Roma, como es mejor
conocido) lo hizo en calidad de prisionero y como tal le predicó a sus compañeros en prisión, a los
carceleros, a funcionarios políticos, a gobernantes, a reyes y hasta al mismo Cesar (¡Ah! de paso en
su viaje a Roma levantó una Iglesia en la isla de Malta, en donde naufragaron. Y todo en calidad de
preso).
Por último, hay algo muy interesante en el final del libro de los Hechos, ya que aparentemente
quedó inconcluso (aunque todos sabemos que no es porque Dios no lo haya terminado, sino porque
los Hechos del Espíritu Santo siguen vigentes aún hasta ahora) el cual termina así:
¡Bendito sea Dios! ¡Cómo tiene Dios en cuenta las cárceles en su obra! El apóstol Pablo, un
prisionero, desde su cárcel (una casa alquilada custodiada) recibía a todos los que venían a él y les
hablaba y enseñaba de Jesucristo. Esa es nuestra meta, que algún día las cárceles de México se
conviertan en lugares de entrenamiento, de capacitación, de retiro espiritual y de refrigerio para los
demás presos, para los que caen en prisión, y aún para los que están en libertad. Que Dios nos
permita vivir para verlo con nuestros propios ojos cumplido en toda su plenitud en México, en
Latinoamérica, en Estados Unidos y el resto del mundo.
Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se
reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo
para prender con engaño a Jesús, y matarle.
Mateo 26:3-4
¿A qué criminal "peligroso" lo capturan a la primera? Generalmente, después del "chivatazo"
(cuando alguien lo traiciona y denuncia), andan detrás de sus pasos, planeando cómo y dónde
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
prenderlo. A Jesús le pasó lo mismo, y el complot fue hecho por las autoridades espirituales más
altas de su nación después de la traición de Judas.
2. Traición.
Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales
sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me quieren dar, y yo se lo entregaré? Y ellos le
asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para
entregarle.
Mateo 26:14-16
No hay nada que destruya más el corazón de una persona que la traición.
La mayoría de los presos han sido traicionados y esa es una de las causas por las que han caído en
prisión. El Abogado Gene Neil, ex interno sentenciado a 50 años en una prisión de máxima
seguridad que ahora sirve al Señor, dice que si todos supiéramos mantener la boca cerrada, las
prisiones estarían vacías.
Jesucristo mismo también fue traicionado por uno de los hombres de su mayor confianza, ya que a
Judas le había asignado la bolsa del dinero y siempre lo llamó amigo y compañero.
3. Arresto violento.
Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente
con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos
del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo
besare, ése es, préndanlo. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve,
Maestro! Y le besó. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se
acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron...En aquella hora dijo Jesús
a la gente: ¿Como contra un ladrón han salido con espadas y con palos para
prenderme?
Mateo 26:47-50,55
Una de las experiencias que más grabada se quedan en el interno es el día de su arresto.
Generalmente es en forma violenta, sin aviso, de repente, abruptamente y con muchos elementos.
Jesús no fue la excepción, por él fue mucha gente con espadas y palos, una compañía de soldados
(algunos creen que se forma de 100 elementos) y alguaciles con linternas y antorchas, y con armas
(Juan 18:3). ¿Tanta gente, soldados y armas para capturar a un sólo hombre?
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la
cabeza.
Mateo 26:67-68; 27:27-30
¿Habrá alguno que caiga en prisión sin que lo golpeen para que "suelte la sopa"? El maltrato físico
es parte de la suerte que corre la mayoría de los que van a prisión.
A Jesús lo maltrataron sobremanera con puñetazos y bofetadas y lo azotaron con un látigo que
laceró sus espaldas. Y no solo eso, sino que lo desnudaron y le pusieron un manto escarlata y en la
cabeza una corona de espinas ¡un maltrato terrible!
Jesús padeció en sí mismo los siete tipos de heridas que el hombre es capaz de recibir:
Jesucristo sabe lo que es estar preso. El sabe lo que es ser maltratado y vejado.
Por eso nos pide que nos acordemos de los presos y de los maltratados, como si nosotros mismos
estuviésemos en el cuerpo (Hebreos 13:3)
5. Encarcelamiento.
Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los
ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le
entregaron a Pilato...Ahora bien, el día de la fiesta les soltaba un preso,
cualquiera que pidiesen...Y Pilato les respondió diciendo: ¿Quieren que les
suelte al Rey de los judíos?
Marcos 15:1,6,9
¿Qué interno no recordará el día en que entró a la prisión, lo revisaron, le pidieron sus datos, le
cambiaron sus ropas y le llevaron a un cuarto frío y obscuro? Es una experiencia terrible y ate-
rradora. El hombre es privado de su libertad y deja de ser dueño de sus actos, otros le di cen lo que
tiene qué hacer, cómo, cuándo y dónde. Cuando la persona se da cuenta de su encierro, el
"carcelazo" es irremediable. El carcelazo es una enfermedad de la cárcel, y se define como una
depresión muy fuerte por causa de la impotencia de estar en prisión. Algunos que no lo superan, han
llegado a quitarse la vida; otros, se entregan a la violencia, a las drogas u otros vicios; la mayoría
busca separarse y estar a solas. Jesús lo vivió en carne propia.
6. Abandono y rechazo.
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Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a
Barrabás! Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos
volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!
Lucas 23:18,20-21
Esta es la suerte que corre la mayoría de los que son recluidos. Poco a poco le empiezan a dejar
todos, empezando con sus amigos, sus parientes, su esposa, sus hijos, y hasta sus padres. Una de las
cosas peores que le pueden suceder a un preso es que lo deje su esposa. Son muy contados los que
no son abandonados. También son rechazados, marcados injustamente por la sociedad, misma que
contribuyó para que él cayera en la cárcel. Jesús padeció lo mismo: lo abandonaron sus más
allegados y lo rechazó la multitud de muchos de los que él mismo antes les había hecho bienes.
Jesús también sabe lo que un preso siente cuando es abandonado y rechazado. Las únicas personas
que no abandonan al preso son sus madres. Lo mismo sucedió con Jesús: María, su madre,
permaneció cerca de él aún hasta su muerte y sepultura.
7. Sentencia.
Todo hombre o mujer que llega a la cárcel es juzgado para ser sentenciado. Es imposible definir la
angustia y la ansiedad que se produce en ellos entre su proceso y su sentencia. El interno no hace
otra cosa mas que pensar, hablar y especular acerca de su sentencia. La sentencia puede levantar o
hundir a un prisionero; si es favorable, es decir, de muy poco tiempo o absolutoria, se convierte en la
persona más dichosa de la tierra; en cambio, si es de varios años, puede llegar a deprimirlo y a
hundirlo en un pozo de decepción y amargura interminables. El caso de nuestro Señor fue
terminante, ya que la sentencia sobre él fue de muerte. Él fue juzgado siete veces:
Jesús también, como los presos, sabe lo que es recibir una sentencia terrible sobre sí mismo. Por eso
es que, su hay alguien que verdaderamente entiende a los presos, ese es Jesús, nuestro bendito y
amado Salvador.
1. El clamor.
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Vino palabra del Señor a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el
patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho el Señor, que hizo la tierra, el Señor
que la afirmó para afirmarla; el Señor es su nombre: Clama a mí y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Jeremías 33:1-3
Definición de clamor
Es muy interesante notar que esta Escritura, tan conocida y tan reclamada por todos los cristianos,
Dios se la halla dado a un preso dentro de la cárcel. ¿Por qué? porque el clamor de un prisionero es
uno de los clamores más angustiantes, desde el fondo del corazón, pues una de las peores cosas que
le pueden suceder al hombre en su vida es que lo priven de su libertad, ya que fuimos creados libres.
¿Qué es un clamor?
Un clamor no es cualquier cosa.
El diccionario lo define como un grito de angustia, una queja implorando favor o socorro, la
necesidad de algo muy urgente que no puede ser aplazado.
Algunos sinónimos de clamor son: grito, lamento, gemido, queja, lloriqueo, gimoteo, vocerío,
vociferación, estruendo, griterío, ruido, bulla, fragor.
El clamor es el grito en tono de súplica por la necesidad más profunda, más apremiante, más
urgente, más inmediata.
El clamor, la mayoría de las veces, generalmente es algo que la persona en necesidad no quiere reconocer
o no puede ver.
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El alcohólico, por ejemplo, no reconoce que es un borracho y piensa que puede prescindir del licor. Sin
embargo no lo hace porque no puede, aunque él argumenta que es porque no quiere, aunque lo anhela y lo
necesita realmente.
Lo mismo sucede con el drogadicto, con el enfermo, con el casado, con el soltero, etc.
2. El clamor de un prisionero.
Además muchos de ellos, cuando son puestos en libertad, se sienten igual o peor, y en poco tiempo
reinciden y caen de nuevo.
Hay muchos que desde pequeños han vivido de cárcel en cárcel durante más de treinta años o más a
veces y hasta algunos tienen el ideal de llegar a las cárceles más peligrosas.
El clamor de ellos tampoco es por dinero, vicios, mujeres o compañía, ya que todo eso se puede
llegar a obtener fácilmente adentro. Muchos, con todo y eso, siguen igual y van de mal en peor.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
...Acuérdense de mí, que estoy en prisión...
Versión de la Biblia "Dios habla Hoy"
El clamor de un prisionero es, pues, ¡ACUÉRDATE DE MÍ! Y en realidad es eso, ya que cuando
un hombre o mujer cae en prisión, pierde sus amigos, familia, compañeros y hasta su identidad (pues
se le reduce a un simple número). Con el tiempo son muy contados los que se acuerdan de ellos (si
es que hay quienes).
La verdad es que cuando una persona es puesta en prisión, en su corazón hay una lamentación por lo
que ha hecho. Pero al juez no le importa que esté arrepentido, él cometió un delito y tiene que pagar.
Al abogado defensor tampoco le importa, no pudo ganar el caso y ni modos. A la policía tampoco le
importa, ellos cumplieron con su deber. A los custodios menos les importa que estén arrepentidos,
su trabajo consiste en cuidarlos y que no se escapen. A los otros presos tampoco les interesa si está
arrepentido o no, suficientes problemas tienen como para echarse otro encima. Solo hay dos
personas a las que sí les interesa si la persona que ha cometido un delito, por grave que este sea, está
arrepentida de lo que ha hecho: a Jesucristo y a los verdaderos cristianos. He ahí la importancia de
visitar las cárceles, pues hay miles de prisioneros hambrientos del perdón de sus pecados, de la
misericordia divina y de otra oportunidad, necesitados urgentemente de atención y de que se
acuerden de ellos como seres humanos sensibles. Pero he ahí también el peligro de no visitar las
cárceles: que los corazones de esos hombres, al no recibir ayuda ni esperanza, se endurecen y se
entregan con desenfreno a la maldad. ¿Cuál es la diferencia? que de unos sí se acordaron y de otros
no, porque ese es el clamor, la necesidad urgente que debe ser suplida en los internos de toda
prisión.
3. El clamor de Dios.
Hay algo muy interesante respecto a las epístolas a las iglesias. En la cultura romana, heredada de la
griega, la primer palabra siempre identificaba al autor o remitente de la misma. Por eso es que la
primer palabra de casi todas las cartas comienza con el nombre de quien la enviaba:
Respecto a la carta a los Hebreos los teólogos aún no se ponen de acuerdo en quien fue que la
escribió y especulan si fue Pablo, o Apolos, u otro. Hay tanto misterio alrededor de esta carta que lo
mejor es ir a la primera palabra e investigar quién es el autor. La primera palabra es: Dios. Entonces,
a la luz de la cultura y costumbres de esa época ¿quién es el autor? pues Dios mismo. No es de
extrañarse que sea una de las cartas más profundas y la que más habla acerca de Jesús como Dios,
de la salvación, del autor de la salvación, del ministerio de Jesús superior al de Moisés, del reposo,
de Jesús como sumo sacerdote, de Melquisedec, del nuevo pacto, del sacrificio de Cristo, de la fe,
del autor y consumador de la fe y de los deberes cristianos. Se habla de todos estos temas con una
profundidad tal que hacen que esta carta sea única en su género y sea difícil atribuirla a algún autor
humano (sobre todo porque trae revelaciones que solamente se encuentran descritas aquí en este
libro y en ningún otro más, ni en el Antiguo Testamento).
Entonces debemos tener en cuenta que es Dios quien habla directamente en esta carta.
¡El acordarse de los presos está en tercer lugar! El ir a las cárceles es un deber de todo el que se
dice ser cristiano. El clamor de Dios es que nos acordemos de los presos como si nosotros mismos
estuviéramos presos juntamente con ellos. ¡Qué tremendo! Dios nos está diciendo: "Acuérdate de
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los presos", en otras palabras: "¡No te olvides de los presos!", o, "ya que se te olvidan los presos,
¡Acuérdate de ellos!". Dios manda que nuestra identificación con los presos sea tal como si nosotros
mismos estuviéramos con ellos en sus celdas, en sus prisiones, en sus aflicciones, en su dolor, en su
impotencia, en su desesperación por estar privados de su libertad. Cuando lo hacemos de verdad y
vemos que estamos en libertad, no dudamos un momento en hacer lo que ellos tanto desearían hacer
si pudieran salir por un momento. Entonces nos convertimos en sus ojos, sus manos, su boca, sus
pies y sus oídos en el exterior; pasamos a ser una extensión de ellos en la calle, y así podemos ser de
bendición para sus vidas. Si nos identificamos plenamente con ellos, sentiremos el hambre física y
espiritual que tienen, y les llevaremos comida y palabra de Dios; sentiremos la sed física y de
justicia, y les llevaremos bebida refrescante y dulce y les daremos de la fuente de agua de vida de la
palabra; sentiremos su desnudez y el frío que cala sus huesos, y les llevaremos ropa y cobija;
sentiremos su soledad, rechazo y abandono, y les llevaremos amistad y compañerismo; sentiremos
su enfermedad y su dolor, y les llevaremos medicina para su cuerpo y medicina para su alma;
sentiremos su arrepentimiento y les ofreceremos el perdón de los pecados que solo Jesucristo puede
dar. Entonces estaremos obedeciendo uno de nuestros deberes como cristianos.
Otra razón es que Dios manda que nos acordemos de lo que fácilmente olvidamos. En la Biblia se
nos insta a acordarnos de siete cosas que muy a menudo olvidamos:
¡Con qué facilidad los seres humanos rebajan a Dios a la semejanza de una escultura de oro, plata o
piedra! ¡Con qué facilidad los cristianos nos olvidamos de lo que Dios ha hecho por nosotros, de
cómo perdonó nuestros pecados, de cómo nos ha ayudado en ocasiones anteriores y por eso fla-
queamos y caemos! ¡Con qué facilidad nos olvidamos de la ley de Moisés, que nos hace ver nuestro
pecado y nuestra insuficiencia para llegar a Dios por nuestras obras, y caemos en el pecado del
orgullo propio! ¡Con qué facilidad volteamos atrás y olvidamos que la mujer de Lot se convirtió en
estatua de sal por voltear atrás, olvidando ciertamente que el que pone su mano en el arado y mira
hacia atrás no es digno de Cristo y por eso fracasamos y nos retrasamos en la fe! ¡Con qué facilidad
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nos olvidamos de las palabras de Cristo y edificamos nuestras vidas sobre la arena y somos
derribados cuando vienen los vientos, las lluvias y los ríos de la vida! ¡Con qué facilidad también
nos olvidamos de los presos y de los que sufren y vivimos una vida de autocomplacencia,
autocompasión y centrada en nosotros mismos! ¡Con cuán mayor facilidad nos olvidamos de
nuestros pastores y los menospreciamos, sufriendo en nosotros mismos las consecuencias de no
considerar el resultado de su conducta ni de imitar su fe! Es urgente que fijemos nuestro corazón
para tener presente estas siete cosas y así cumplir nuestros deberes como cristianos, si es que hemos
sido lavados con la sangre del Cordero y queremos vivir vidas victoriosas y abundantes en Cristo
Jesús.
Yo, tú, él, nosotros, ustedes y ellos, sabemos algo de la prisión y algo de Dios, algunos con más o
menos experiencia pero tenemos cierta noción de la prisión y de Dios.
Hay un paralelo entre la prisión y Dios: muchas personas son impactadas en una confrontación en la
prisión por lo que representa o por lo que es, o por lo que se sabe y de Dios por lo que es, por lo que
se sabe y por lo inevitable de su persona y presencia.
Muchas personas prefieren quitarse la vida antes que permanecer recluidas. Y Muchos otros aún
quitándose la vida, no evitarán enfrentarse a Dios, sea como Padre o sea como Juez.
Por lo general muchas de las razones, cualesquiera que sean, que afligen el corazón de los que se
interesan por el detenido, el procesado y el preso, es porque Dios ocupa el lugar debido en el
corazón de esas personas.
Hay personas privadas de la libertad detenidas que cuando han recibido en su corazón a Jesucristo,
gozan de una libertad espiritual que otras personas supuestamente libres no tienen, pues su vida está
encarcelada presa entre los barrotes del pecado, el egoísmo, los vicios, las envidias, las venganzas,
los robos, etc.
Fácilmente nosotros como cristianos podemos hacer conciencia de la importancia inmensa que
representa nuestra presencia o colaboración para estas personas en muchos casos no solo olvidados
por la sociedad, a quien sin duda afectaron, sino también de sus propias familias, también afectadas.
Nuestra presencia, nuestra colaboración significa mucho para sus vidas, sólo a través nuestro, puede
Jesús demostrarles amor, compasión comprensión y misericordia. Los internos, los presos, pueden
estar padeciendo lo que sus hechos merecieron o padecer también injusticias. Sabemos que los
primeros cristianos y más de un apóstol padecieron los rigores de la prisión.
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En el código penal hebreo no figura la prisión como castigo legal sino tan solo como una medida
policíaca a disposición de las autoridades.
Las primeras alusiones a la prisión se refieren a las cárceles Egipcias. Génesis 39: 21;
41:4 puestos en prisión en espera de sentencia.
Un blasfemo y un violador del sábado terminaron apedreados. Levíticos 24:12; Números
15:34
Sansón fue encarcelado por los filisteos y cargado de cadenas por lo general eran puestos
en cepos y mal alimentados.
En 1º Reyes 22:26-27 el rey Acab mandó a Micaías echándolo a la prisión y manténganlo
con pan de angustia y aguas de aflicción.
Jeremías pasó por duras pruebas. Jeremías 37:16, cisternas secas sirvieron para
confirmarlo.
El juicio de Dios para los reyes de la tierra y el ejército de los cielos ángeles rebelados.
Isaías 24:22 y serán amontonados, como se amontonan a los encarcelados en mazmorras
y en prisión quedarán encerrados y serán castigados después de muchos días.
En el Nuevo Testamento es castigo frecuente en la vida civil de palestina.
Mateo 11:2 Juan el Bautista es encarcelado.
Pablo la sufrió en sus variadas modalidades, hebreas, griegas y romanas.
Jesús estima y promete premio, galardón a la obra de misericordia que es la visita y
socorro de los encarcelados.
Estuve en la cárcel y vinieron a verme; les aseguro que todo lo que hicieron
por uno de estos hermanos míos más humildes, por mi mismo lo hicieron.
Mateo 25:36
Por lo que la Biblia nos enseña hay cantidad de casos de presos, de presidios, de justicia y de
injusticia. Pero lo importante tanto para ellos como para nosotros es que conozcamos el amor de
Cristo, que nos enteremos que ni ellos ni nosotros estamos solos a pesar de las circunstancias de
ambos. Dios tiene el propósito eterno para la vida de ellos y la nuestra.
y no sólo ésto sino también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza y
la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5:3-5
Podemos incluir también a personas que delinquen porque son mal influenciados por amistades o
parientes y se asocian para cometer ilícitos de índoles diversas, pero sabemos o debemos dar a
conocer lo que la Biblia nos dice:
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Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor Nuestro.
Romanos 6:23
Aunque podríamos pasar tiempo mencionando tipos de situaciones de orillar a delinquir, no es malo
desconocer pero nuestra labor es de orientación, visitación y colaboración como dice la Biblia:
Cuando se produce un cambio total de vida en una persona es porque le ha dado Jesús autoridad en
su corazón. Entonces se pasa de tinieblas a luz de desorden a orden de desobediencia a obediencia,
de prisionero a libertado.
Dios es amoroso, único, todopoderoso, santo, personal y ético, recto en su relación con el hombre,
es justo y redentor.
Sólo dando lo que Él nos da, estaremos en condiciones de compartir buenas noticias y ya nos la ha
dado todo, en Jesucristo.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Romanos 5:12.
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Así que no hay justo ni aún uno. Allá muy lejos quedó un vestigio de conciencia de lo que es bueno
y de lo que es malo, de lo que es justo y de lo que es injusto, de lo que es legal e ilegal, de lo que es
infracción y castigo.
Es pues el hombre sin Cristo, quien hace lo malo e injusto en contra de su prójimo y, a su vez, es el
mismo hombre quien establece correctivos humanos para los individuos que transgreden las normas
legales. La autoridad es pues para nosotros un ministro de Dios para bien, así que si haces lo malo,
si te portas mal teme, preocúpate, porque no en vano la autoridad hará que te castiguen, para eso los
ha puesto Dios, para actuar con justicia y castigar al transgresor.
Aconteció después de estas cosas que el coopero del Rey de Egipto y el Pana-
dero - DELINQUIERON - contra su señor el Rey de Egipto. Y se enojó
Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de
los panaderos. Y los puso en -PRISIÓN - en la casa del capitán de la guardia,
en la CÁRCEL, donde José estaba PRESO.
Génesis 40:1-3
La humanidad desde muy al principio se ha visto obligada a instruir la cárcel por la naturaleza caída
del hombre y como una normatividad social, protección, prevención y corrección.
La justicia que se origina en Dios demanda una retribución del mismo tamaño de la falta.
Por eso Jesucristo, (Dios mismo hecho carne), pudo pagar la falta, la transgresión que el hombre
cometió contra Dios.
En el Nuevo testamento la cárcel es un lugar donde se encadena, o atar con cadenas, y también
significa calabozo o guardar. En Mateo 11:2 dice que al oír Juan en la cárcel, los hechos de Cristo,
le envió dos de sus discípulos. O como dice en Mateo 5:25-26 “Ponte desacuerdo con tus
adversarios pronto, entre tanto que estás con Él en el camino, no sea que el adversario te entregue al
Juez y el juez al alguacil y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta
que pagues todo lo que debes”.
En el pasaje Mateo 5:25-26 que corresponde a la doctrina de Jesucristo y en las enseñanzas con-
tenidas en él, notamos cómo es la justicia cristiana, los fundamentos, los elementos y la puesta en
práctica. Jesucristo está enseñando la conducta de un súbdito del Reino de Dios, de un cristiano, en
relación con el sistema de gobierno del hombre.
La Biblia nos aconseja la manera más práctica y efectiva de expresar el amor al prójimo privado de
su libertad.
Hebreos 13:3 es una de las maneras de agradar a Dios. Acuérdense de los presos, como si también
ustedes estuvieran presos con ellos. Piensen en los que han sido maltratados, ya que ustedes también
pueden pasar por lo mismo.
Un preso está aislado de las relaciones sociales y familiares cotidianas, al visitarlo, al tratar con el,
se mitiga un poco la pena de la separación. Si a esto le añadimos la bendición de lo que Jesucristo
dijo; estuve desnudo y me dieron ropa, estuve enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y vinieron
a verme. Mateo 25:36
Jesucristo nos encarga una gran comisión, suplir la necesidad de anunciar las buenas nuevas a los
pecadores Marcos 16:15 es la razón por la cual la iglesia aún permanece en la tierra. Mateo 24:14
dice que ésta buena noticia del Reino será anunciada en todo el mundo para que todas las naciones
la conozcan. Entonces vendrá el fin.
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Es precisamente en la cárcel en donde se encuentra uno de los grupos más necesitados de la gracia y
misericordia de Dios.
En Efesios 4:11 Dios nos destella cómo en la unidad del espíritu de una congregación se hace
indispensable y urgente la acción de la obra evangelística pastoral. Jesucristo mismo concedió a
unos apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el mensaje de salvación y a otros ser pastores y
maestros, que hermosa oportunidad para servir.
El trabajo en la cárcel es urgente y laborioso, oraciones, ayunos, planes, estrategias y sobre todo,
personas con el amor a éste trabajo. Así la elaboración y la ejecución de este ministerio no será
gravoso.
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A. DEFINICIÓN Y ANTECEDENTES
1. Definición y sinónimos.
2. Antecedentes.
4. La cárcel en la actualidad.
C. PROPÓSITOS E IMPORTANCIA
D. ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL
1. Estructura mínima.
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A. DEFINICIÓN Y ANTECEDENTES
1. Definición y sinónimos.
Algunos sinónimos de cárcel son prisión, penitenciaría, presidio, correccional, galera, trena, chirona,
gayola, caponera, penal, encierro, engástula, calabozo, mazmorra, trápana, banasto, reclusorio.
2. Antecedentes.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
· Usarlos como esclavos y someterlos a trabajos forzados.
Las cárceles también surgen como una necesidad a causa de las guerras entre los pueblos para
guardar a los prisionero de guerra. Los asirios, por ejemplo, le sacaban los ojos a sus prisioneros y
los ataban con cadenas, lo mismo que los filisteos y los babilonios:
Otros eran sometidos a duros trabajos forzados en estado de esclavitud, como el caso de los
gabaonitas, que fueron hechos esclavos del pueblo de Israel (Josué 9:1-27). Muchos de ellos eran
ejecutados:
Las cárceles surgen en el pueblo de Israel como una medida policiaca para mantener al transgresor a
disposición de las autoridades, ya que el código penal hebreo no conocía la cárcel como castigo
legal, porque los israelitas no privaban a nadie de su libertad; bajo este sistema penal dado por Dios,
los sospechosos eran puestos temporalmente bajo custodia mientras esperaban una rápida sentencia,
como es el caso de uno que blasfemó el nombre de Dios y uno que violó el sábado (Levíticos 2:10-
16; Números 15:34), pero ese breve confinamiento no era la sentencia, sino una espera para la
misma. Ambos fueron sentenciados a morir apedreados. Esto constituye una importante diferencia
entre aquel sistema y el actual.
Para los que eran culpables de alguna actividad delictiva, se prescribían diversas formas de castigo.
En el caso de algunos delitos, había que restituir a la víctima el doble de la cantidad que había
perdido. Si el culpable no tenía los medios necesarios para hacer la restitución, se le hacía trabajar
como siervo hasta que pagara la deuda. A veces se aplicaban castigos físicos, como la flagelación, y
para muchos delitos la pena de muerte era obligatoria, como en los casos de:
Otro caso más lo vemos cuando el rey Asa se enoja con un profeta porque éste le reprende de parte
de Dios y lo pone en la cárcel (2a. Crónicas 16:10).
Antes del exilio, durante la agitadísima vida de Jeremías, el cual también fue puesto en prisión como
ya hemos visto, se menciona la existencia de tales cárceles junto al Templo y cerca de la Puerta de
Benjamín, para las que solía habilitarse cisternas secas (Jeremías 20:2; 29:26; 32:2; 37:16; 38:6).
El profeta Zacarías también lo menciona (Zacarías 9:11). Isaías, en un pasaje profético, menciona
las mazmorras o cárceles como elemento primitivo del juicio de Dios (Isaías 24:22). Después del
exilio, aparece la pena legislativa para los transgresores de la ley (Esdras 7:26), es decir, el que
desobedeciera la ley de Dios o la ley del rey, debería ser juzgado y su sentencia podría ser: muerte,
destierro, multa o prisión.
En tiempos del Nuevo Testamento la cárcel ya era un castigo frecuente en la vida civil de los judíos
por influencia de la legislación romana. Juan fue puesto en prisión por reprender a Herodes y fue
ejecutado allí mismo (Mateo 14:3,10). En Jerusalén habían por lo menos tres cárceles:
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
3. La cárcel en los pueblos gentiles.
Las cárceles eran conocidas en los pueblos vecinos. Antes de que Israel recibiera de Dios su código
civil y penal, las prisiones ya existían en las naciones gentiles. Las menciones de la cárcel se refieren
precisamente:
· A las cárceles egipcias, una en donde estuvo preso José, el hijo de Israel (Génesis 39:21;
40:15; 41:14) y otra de la cárcel de la ciudad cuando Moisés fue enviado por Dios a
liberar al pueblo israelita de la esclavitud (Ex 12:29).
· La cárcel de los filisteos, donde estuvo preso Sansón (Jueces 16:21).
· Las cárceles babilónicas, en donde se encarceló al rey Sedequías y donde éste murió
(Jeremías 52:11) y de donde salió el rey Joaquín después de un largo tiempo (Jeremías
52:31).
· Las cárceles de los asirios, en donde se encarceló a un conspirador (2R 17:4).
· La cárcel en Filipos, a donde pusieron a Pablo y a Silas (Hechos 16:23-27).
· La cárcel romana, en donde estuvo preso Pablo (Hechos 28:16; Fil 1:13-17).
4. La cárcel en la actualidad.
En la actualidad las leyes han evolucionado radicalmente, tanto que se ha desarrollado todo un
sistema ejecutivo, jurídico y judicial para gobernar a las sociedades en el cual el sistema
penitenciario juega un papel de suma importancia y que son parte integral de todas las naciones de la
tierra. De hecho, no hay nación que no tenga cárceles. Con esto no estamos diciendo que es la mejor
manera de tratar con el crimen y las transgresiones a la ley, pero es un hecho innegable que existen
cárceles y cada día se crean más y es necesario atender el llamado de Cristo de ayudar y socorrer a
los que están en prisión (Mateo 25:36).
C. PROPÓSITOS E IMPORTANCIA
¿Qué tan efectivas son las cárceles en cuanto a sus propósitos? En muchas ocasiones las cárceles son
escuelas de delitos en donde, en vez de componerse el individuo, se empeora y aprende a delinquir
con más eficacia. También son de carácter vengativo, en donde se mezclan emociones y pasiones y
se aplica "todo el rigor de la ley", produciendo odios, rencores y sed de venganza.
En cuanto a disciplinar y castigar al ofensor, efectivamente son una disciplina y castigo para el
ofensor, pero se ha probado que por más dura que sea una cárcel y por más severo que sea el
castigo, no es suficiente para cambiar el corazón del hombre. Por lo general, entre más rigor se
aplica al prisionero, más duro y rebelde se convierte.
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En cuanto a proteger a la sociedad de más transgresiones de parte del mismo, eso solo es
temporalmente, porque cuando es puesto en libertad sale con elementos más sofisticados y
entrenados para transgredir y afectar a la sociedad.
En cuanto a proteger a las víctimas de tomar venganza por su propia mano, de todas maneras lo
hacen al acusar y hasta llegar a corromperse, infringiendo la ley, con el fin de que al transgresor se
le aplique todo el rigor de la ley.
En cuanto a proteger al ofensor de la venganza de los agraviados, esto es relativo, puesto que
estando en libertad se puede dar a la fuga y las víctimas no siempre tienen los recursos para
emprender una persecución contra él. En cambio, al ser puesto en prisión, el daño que los agraviados
le hacen puede ser mucho mayor.
En cuanto a readaptar al agresor, ¿readaptarlo a qué? Si cometió un crimen ¿por qué lo hizo?
¿estaba acaso habituado a eso? Si es así, seguirá haciéndolo aún dentro de la prisión. Si robó, ¿cuál
fue el motivo? ¿hambre? ¿codicia? ¿venganza? ¿hábito? De todas maneras lo seguirá haciendo
dentro de la prisión. Es muy compleja la situación dentro de una cárcel. Pero, si no da resultados
¿por qué hay cárceles? Las cárceles existen debido a la importancia que representan para la sociedad
como veremos en el siguiente punto.
Las cárceles son necesarias como mediadoras de justicia y preservación de la humanidad. Fueron
diseñadas como un lugar de refugio, protección y disciplina para todo aquel que violaba las normas
establecidas de un grupo social y que ponían en peligro de una forma u otra a sus integrantes. Antes
del Diluvio no había gobierno humano, y por lo tanto, no habían cárceles. Cada quien hacía como
mejor le parecía y la tierra se llenó de violencia y corrupción al grado que Dios tuvo que destruirlos
a todos por causa de su maldad, porque si no hubieran por terminado destruyéndose entre ellos
mismos.
Imagínese por un momento que no hubiera cárceles. ¿Se puede imaginar el caos y el desorden en
que caería la sociedad? Porque al no existir la cárcel, no ten-dría razón de ser la policía, que está
puesta para cuidar el orden y detener y encarcelar a los que lo infringen. La sociedad se llenaría de
violencia, robos, secuestros, homicidios, violaciones y delitos al por mayor. Imperaría la ley de la
selva, cada quien haría justicia por su propia mano y se-ría un círculo vicioso que nunca tendría fin
sino hasta el total exterminio del hombre por el hombre.
Las cárceles entonces, aún cuando no producen resultados positivos ni logran sus propósitos para lo
cual fueron establecidas, cumplen una función social importantísima para preservar orden y
equilibrio social.
D. ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL
1. Estructura mínima.
Una cárcel, en su mínima, cuenta por lo menos con los siguientes elementos:
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· Un encargado o jefe de ese lugar (a veces llamado alcaide)
La disciplina, modo de vida y trabajo es diferente a tenor del sistema penitenciario adoptado. Una de
las estructuras carcelarias más rígidas es el sistema "filadélfico", caracterizado por el aislamiento
celular absoluto, nocturno y diurno, sólo interrumpido por el paseo en el patio celular. El sistema
"auburn" combina el aislamiento celular nocturno con un régimen de vida común diurno. El régimen
penitenciario "progresivo" divide la pena en fases o etapas, aplicando en la primera el aislamiento, a
continuación un régimen de trabajo, y por último la libertad provisional. Hoy también se ensayan los
establecimientos "penales abiertos", que carecen de los medios generalmente empleados para im-
pedir la evasión: rejas, fosos, muros, etc.
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Capítulo 3: El prisionero
1. Características generales.
1. Un amigo íntimo.
4. Sentirse útil.
1. Siendo constantes.
3. Dándoles confianza.
D. EL PRESO PRIMODELINCUENTE
1. ¿Quién es?
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4. Sus temores
5. Su comportamiento en prisión.
E. EL PRESO REINCIDENTE
1. ¿Quién es?
4. Sus temores
5. Su comportamiento en prisión.
F. EL PRESO POLÍTICO
1. ¿Quién es?
4. Sus temores
5. Su comportamiento en prisión.
G. EL PRESO EXTRANJERO
1. ¿Quién es?
4. Sus temores
5. Su comportamiento en prisión.
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1. Definición.
4. Sus necesidades.
5. Soluciones posibles.
7. Ministrándolos efectivamente.
I. LA MUJER EN PRISIÓN
2. Ministrándoles integralmente.
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1. Características generales.
A continuación veremos las características de un hombre o mujer que ha sido privado de su libertad
y vive dentro de una prisión. Esto de ninguna manera significa que todos sean así, o que todos
posean estas características, no. Simplemente son generalidades y por supuesto, hay muchas
excepciones. Esto sencillamente es lo que se ha definido a través de los años por los mismos
internos y ex internos que hoy sirven a Dios en las cárceles:
1. Es un individuo de la sociedad que justa o injustamente ha sido privado de su
libertad, separado de la sociedad y de su familia.
2. No es un extraterrestre ni una fiera salvaje.
3. Es un ser humano tremendamente necesitado.
4. Es muy inestable emocionalmente.
5. Es tremendamente sensible.
6. Es un observador minucioso.
7. Es engañado por su familia, su abogado, amistades y las autoridades.
8. Es muy hábil y capaz y esas aptitudes naturales y habilidades hacia el mal se
pueden canalizar en beneficio de la sociedad.
9. Es adaptable a cualquier circunstancia y medio ambiente.
10. Es a veces un manipulador obstinado.
11. Regularmente es muy mentiroso y engaña a los demás.
12. Es oportunista y saca provecho de las circunstancias.
13. Es incomprendido en cuanto al motivo por el cual delinquió.
14. Cuando es pobre y vicioso, es de sentimientos muy nobles.
15. Tiene necesidades físicas, emocionales y espirituales con una intensidad mucho
muy superiores a las de un ser humano normal.
16. Generalmente tiene algún mal hábito o vicio fuerte en el cual se refugia para
escapar de su realidad (droga, alcohol, pastillas, etc.)
17. Tiene mucho rencor acumulado contra todos, sobre todo contra el "chiva", el
que lo traicionó.
18. Se siente marcado, desamparado, olvidado y rechazado.
19. Por lo regular está en la ruina económica.
20. Está desadaptado socialmente.
21. Está amargado por la vida marginada en que se desarrolló y en la que vive
actualmente.
22. Está fastidiado de la vida y de sus circunstancias dentro de la prisión.
23. Cuando tiene medios económicos está lleno de orgullo y soberbia.
24. Su hogar está en caos y en crisis económica también, ya que son explotados
ruin y vilmente por abogados sin escrúpulos.
25. Vive en expectación y angustia contínuas por su libertad, su supervivencia y su
familia.
26. Todos le han fallado; sus seres queridos, familiares y amigos le empiezan a
fallar y lo abandonan poco a poco.
27. Por lo general piensa que, por su situación de preso, todos tienen la obligación
de ayudarle y a veces presionan y hasta exigen la ayuda.
28. Fantasea mucho en cuanto al delito por el cual llegó a la cárcel y su "vida
delictiva" en la calle.
29. Se rebela muy fácilmente contra todo lo que represente autoridad.
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30. Proviene de un hogar donde hubo separación, divorcio, abandono, maltrato y/o
incesto. Muchos nunca conocieron a su papá, o bien fueron hijos no deseados. La
mayoría aborrece a su papá.
Soy una persona como todas los demás aunque he sido descartado por la
sociedad, a la cual no le importa si transgredí o no la ley sino solo el hecho de
que estoy aquí en prisión. He sido olvidado hasta por mi propia familia. Soy
incomprendido pues nadie me entiende por qué delinquí. Estoy fastidiado de la
vida, amargado por mi pobreza, aunque soy un luchador por naturaleza, transa
hasta que me cansa, pero con un destello de esperanza.
"El preso"
Todos me llaman "el preso"
por un delito que cometí
yo no sabía el significado de eso
pero acá adentro lo comprendí
Unos roban por gusto
otros roban por placer
y yo aunque con todo y susto
pero robaba por comer
Por las calles me paseaba
y en los parques me dormía
y por más que me cuidaba
me agarró la policía
Ya me estaba fastidiando
de vivir como vivía
y que bueno que robando
me agarro la policía
Me metieron en la cárcel
mi alma mucho miedo sintió
pero alguien me habló de Cristo
y mi vida transformó
Fernando Chi Chavez
3. Lo que pierde un hombre al caer preso.
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Su privacidad
Su vida privada en cuanto a sus hechos, sus bienes y sus pertenencias.
Su prestigio
Ya que la sociedad lo marca dándole la identidad de preso, sea inocente o culpable.
Su dignidad y autoestima
1. Un amigo íntimo.
Alguien que lo escuche, sea un apoyo para él en todo momento. Necesita alguien con quien pueda
hablar y desahogarse. Alguien que se interese genuinamente en él, que le crea, que lo anime. Un
amigo que no lo critique ni lo juzgue, sino que lo acepte.
Es necesario ser bien sinceros y transparentes, abrirnos del todo hacia ellos de modo que nos puedan
sentir y aceptar. Hay que aprender a respetar sus ideas y los conocimientos que tienen, ellos no
quieren recibir imposiciones, sino que se les acepte tal y como son. Es necesario que nos vean a la
par de ellos y que sepan que también pasamos por pruebas, tentaciones y que cometemos errores al
igual que ellos, sin tratar de imitarlos sino llevar la frescura de Jesucristo y de la calle, ya que es de
lo que ellos carecen.
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3. Sentirse parte de la familia de Dios.
Es necesario que ellos sepan que no solo cuando estén sin su libertad es cuando se les va a tomar en
cuenta, sino que en el momento en que salgan habrá gente que los estima y los acepta. Si deseas que
alguien de ellos venga a la congregación, tendrás que ir por él. Es necesario hacerles ver que una
mentira no lleva la misma consecuencia que un crimen, pero que ante los ojos de Dios no hay
pecado grande ni chico, sino que para él es pecado. Necesitamos involucrarnos con su familia,
conociéndolos a través de ellos. Nunca los exhibamos con la gente por cuánto han pasado o han
estado en una cárcel.
4. Sentirse útil.
Que vean que son útiles, que sirven y que valen en esta vida, para que en ellos se desarrolle
autoestima y autoaceptación. Necesitan perdonarse ellos a sí mismos y saber que son personas que
valen y que no son lo peor ante los ojos de Dios. Es necesario hacerles sentir que son útiles y
animarlos en todo lo que lleven a cabo, especialmente a que trabajen, estudien y se ocupen en
labores productivas.
Alguien que les pueda llevar un recado, hacer una llamada telefónica, llevarles correspondencia, ir a
los juzgados, y hacerles compras de material para su trabajo o aseo personal. Es importante que lo
que les compren, lo hagan con dinero de ellos, ya que podrían provocarle que se hagan
dependientes o que ya no les tengan confianza para pedirles otro favor. Ambas cosas les hacen daño
pues son muy susceptibles.
Al interno le gusta mucho escribir y recibir correspondencia. Es un desahogo y un alivio muy grande
para él. Por eso es importante que pueda tener alguien a quien escribirle y que éste le conteste
también. Pueda ser que lo vaya a visitar cada seis meses, pero el simple hecho de mantener contacto
escrito con él, ayudará a que el preso se sienta aceptado y escuchado. Hay que tener cuidado con la
correspondencia entre sexos opuestos porque suele ser contraproducente.
1. Siendo constantes.
Al interno le da mucha confianza cuando somos constantes porque él siempre quiere ver gente de
afuera y al estar cumpliendo las citas semanales a la hora y el día indicado, se demuestra que se
cumple lo que se promete, que se puede confiar en nuestra palabra, que nos interesamos
genuinamente por ellos, y que puede contar con seguridad con nuestra visita. Tal vez este sea el
punto más importante para ganarlos para Cristo porque, a la larga, quebranta y derriba todas las
barreras que pudieran haber y fortalece la fe de ellos. Es como un golpecito continuo de un martillo
que rompe duras rocas, o la gota de agua que puede perforar el mismo fierro y desmorona montañas.
Esto es lo más efectivo.
Tal vez si no se cuenta con muchos recursos, ni con habilidades teológicas, ni oratoria, ni el respaldo
de la congregación, ni muchos voluntarios, ni un programa eficiente, ni el reconocimiento de la
iglesia ni las autoridades ni de algún grupo, pero tan solo se es constante, con esto basta para tener el
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éxito que Dios desea que tengamos en el servicio a las personas privadas de su libertad. Esta es la
clave del éxito en el ministerio carcelario y no depende de si la organización cumple o si se delega
en otros la constancia, sino en la perseverancia personal.
No hay nada que lastime más a un interno que el que se le prometa y no se le cumpla. A ellos todos
le han fallado. Cuando les fallamos, estamos haciendo grietas en su fe. Es preferible, si se cree no
poder hacer las cosas, no comprometerse. La palabra de Dios lo confirma cuando dices que es mejor
que no prometamos a que prometamos y no cumplamos. Jesucristo fue radical en esto: el dijo que no
juráramos por nada, es decir, que no nos comprometiéramos con garantía, sino que nuestro sí fuera
sí y nuestro no fuera no.
3. Dándoles confianza.
Es importante dejarlos hablar, expresarse, externar sus opiniones sin corregirlos duramente ni
humillarlos ni hacerlos quedar en ridículo. Es recomendable hacer dinámicas de grupo para que se
rompa el hielo; dinámicas en que el interno pueda reír, gritar, correr, salir de la rutina. También es
necesario hacerles encargos y darles responsabilidades, por ejemplo, la de anotar las alabanzas en
cartulinas, de asear el salón, responsabilizarlos de la biblioteca, de los diezmos, de dirigir los cantos
o la reunión, de hacer oraciones en público, de permitirles de vez en cuando compartir sus
experiencias, etc.
Aceptarlos tal y como son sin condicionarlos. Llevarles regalitos personales, ya sea un chicle, un
pastelito, una ropa, un libro con dedicatoria especial, una palabra de aliento, pero hacerlo
personalmente a un solo interno. Hay que tener cuidado de no hacer favoritismos, porque esto
lastima a los demás y los hace sentirse menos. Estas atenciones deben de darse especialmente a los
internos que tengan una más baja autoestima, los que no tienen visita, los extranjeros, los que su
familia vive muy lejos, los más pobres, los que menos hablan.
Otra manera de interesarnos por ellos es la de ver por su familia, hacerles una visita, preguntarles
por su familia, orar por sus peticiones y recordarles acerca de esto. Es decir, si nos cuentan algo o
nos piden oración, a la siguiente visita preguntarles cómo va su situación, o bien escribirles una
notita diciéndoles que hemos estado orando por su problema. También es de suprema importancia
aprender sus nombres y llamarlos por medio de ellos. Hay un proverbio que dice que el sonido más
dulce que podemos oír es el de nuestro nombre en los labios de otra persona.
La mayoría de las veces los internos callan su trasfondo religioso y delictivo y se sienten atacados
constantemente cuando oyen que alguien ataca a otra persona o a algún tipo de personas, por
ejemplo el que habla mal de los homosexuales, o de los violadores, o de los ateos, o de los ladrones.
Tampoco debemos criticar ni ridiculizar ninguna religión, secta, costumbre o tradición, porque
sienten que están atacándolos a ellos personalmente. Tenemos que respetarlos. Con el amor del
Señor ellos van a poder ver la diferencia y a través de la enseñanza, el Espíritu Santo les dará
discernimiento para descubrir las mentiras del enemigo. Ellos necesitan ver un verdadero amor
incondicional para que tengan confianza en nosotros y no tambaleen y fluctúen entre una doctrina y
otra, Recordemos que es el amor el que cubre multitud de pecados.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Si alguno expresa una opinión o un concepto equivocado, sea teológico, bíblico o acerca de la vida,
es mejor usar de misericordia en vez del conocimiento, porque el conocimiento envanece mas la
gracia edifica, el conocimiento ridiculiza y humilla a los que ignoran las verdades de las sagradas
escrituras, pero la misericordia los guía al arrepentimiento. Nunca debemos hablar mal de nadie, ni
de los internos que no se congregan, ni de algún hermano interno que se ha apartado, ni de los que
no creen, ni de otros de otros grupos, religiones o sectas que les visitan. En conclusión, nunca hablar
mal de nadie. Si de alguien vas a hablar mal, hazlo de ti mismo o del diablo y sus demonios.
Ser transparentes y transmitir la vida de Cristo tal y como la estamos viviendo, sin fingimiento, ni
poses, ni apariencias, ni hipocresías, porque los internos están tan interesados en conocer nuestras
vidas en la calle, que de una forma u otra, siempre consiguen saber cómo nos comportamos en la
calle.
No es para nada bien aceptado ni recibido por ellos el que nosotros tratemos de imitarlos, hablando
con caló (deformaciones del vocabulario) o hablando acerca de crímenes, robos, asaltos, en sí de
delincuencia. El interno ya está experimentado en eso y, lo que menos quiere oír, es aquello de lo
que quiere salir y que es parte de su vida dentro de la cárcel. Ellos están ansiosos por aprender lo
que no saben, como es la vida de cristiana, la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno, en sí, asuntos
espirituales y que tienen que ver con la vida eterna y la palabra de Dios.
La vida de Jesús fascina, cautiva e impacta sobremanera al interno. Le impacta mucho el hecho de
que todo a su alrededor era inmundo y el siempre se mantuvo limpio. Su vida siempre estuvo
rodeada de ignorantes, criticones, blasfemos, religiosos, maleantes, endemoniados, soldados crueles,
traidores, de mucha inmundicia, y él siempre se supo mantener santo y victorioso. Le impacta la
autoridad que tenía sobre los demonios, las enfermedades, los elementos de la naturaleza y aún
sobre la misma muerte. Le impactan sus palabras de amor, de sabiduría, de comprensión, y de
reprensión también. Cada suceso de la vida de Jesús es todo un acontecimiento para el interno.
D. EL PRESO PRIMODELINCUENTE
1. ¿Quién es?
Es el que cae por primera vez en prisión. Es la persona más desorientada de su situación. Tiene un
fuerte deseo de que no fuera verdad lo que le está pasando. Es aquel que creyó que jamás le iba a
pasar a él. La mayoría de ellos entra en una crisis, ya que fue detenido con rapidez por las
autoridades, sin poder despedirse de sus seres queridos ni llevar consigo útiles personales y de
primera necesidad. Generalmente es requisado, la mayoría de las veces torturado y despojado de
cualquier dignidad humana. Llega a sentir desconsuelo y depresión y mucho miedo por la
expectación a lo desconocido.
Para la sociedad no hay ninguna diferencia, es un preso más, un delincuente, un criminal que bien se
lo merecía. La gente dice: "¡Ni cuenta nos habíamos dado en las que andaba!". En otros casos: "¡Al
fin cayó después de tantas que hizo!", o, "¿Quién hubiera pensado que andaba mal?". Muchos
dicen: "¡Y a nosotros nos decía que se había sacado la lotería y por eso tenía dinero!".
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3. Las causas por las que cayó en prisión.
Las causas principales por las que es detenido y puesto en prisión son:
· Inexperiencia,
· alcoholismo,
· drogadicción,
· malas amistades,
· el medio ambiente que lo rodea,
· ambición mal encauzada,
· pobreza,
· venganza.
4. Sus temores
· A lo desconocido;
· lo que ha oído acerca de las cárceles en cuanto a violencia y ultrajes;
· que lo maltraten, lo golpeen o lo hieran;
· que lo violen;
· que le pidan dinero;
· que a alguien de su familia lo pudieran agarrar;
· quedarse en la cárcel mucho tiempo.
5. Su comportamiento en prisión.
E. EL PRESO REINCIDENTE
1. ¿Quién es?
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Es aquel que, de un modo u otro, vuelve a infringir la ley y es puesto de nuevo en prisión. Es una
persona que está buscando "sacársela" ya que la primera vez no la hizo bien. Su pensamiento es el
de: "yo soy delincuente, no sé hacer otra cosa, nací para eso".
Se ha dado cuenta que todo lo que ha rodeado el medio de la cárcel, el miedo y la fantasía que hay
ahí, hasta cierto le benefician y explota esa situación.
· Criminales
· Los que no tienen remedio
· Árbol que nace torcido
· Delincuentes
· Estafadores
· Indeseables
· Ladrones
· Cínicos
· Sinvergüenzas
· Mal ejemplo
4. Sus temores
· Encontrarse con enemigos de delincuencia o con los que ha agraviado dentro de la cárcel
durante su estancia anterior.
· Sabe que va a ser más difícil salir pues no alcanza beneficios y las sentencias por el
delito que vaya son en un promedio de la media y muy próxima a la alta.
· Casi ya no le tiene miedo a nada porque ya es un medio que conoce.
5. Su comportamiento en prisión.
· Sabe qué hablar y qué no, qué hacer y qué no hacer, con quien juntarse y con quien no,
por dónde moverse y por dónde no.
· Es como un pez en al agua.
· Manipula las circunstancias a su conveniencia.
· Trata de "hacer carrera" dentro de la prisión, de alcanzar un liderazgo o pertenecer a
alguna banda o grupo mafioso interno y luchan por el control.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
· Entre ellos, se burlan del cristianismo y ponen apodos.
· Frente a los cristianos, guardan respeto.
· Piensan que todos los del grupo cristiano son hipócritas.
· Del voluntario cristiano piensan que es buena onda, que van a hacer sus buenas obras ahí
y son de fiar o son ingenuos, fáciles de engañar.
· En general sienten un profundo respeto y admiración por Jesucristo, las religiones y
quienes las representan.
F. EL PRESO POLÍTICO
1. ¿Quién es?
El preso político puede ser un hombre o una mujer, estudiante universitario, profesionista, graduado,
campesino. Son hijos de familia, esposos y padres. Son ciudadanos patriotas que generalmente
buscan reformas en su país.
4. Sus temores
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Le teme a los infiltrados, que le puedan hacer daño dentro de la cárcel. Nunca da su nombre propio.
Teme a los traidores, a su propia debilidad durante el interrogatorio y el efecto de su estadía en la
cárcel sobre su propia familia.
5. Su comportamiento en prisión.
G. EL PRESO EXTRANJERO
1. ¿Quién es?
Es una persona extranjera que justa o injustamente ha sido privado por su libertad en un país
diferente al suyo. Es alguien muy vulnerable y que se siente en otro planeta.
4. Sus temores
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· No salir nunca de la cárcel.
· Que sea escondido o muerto en secreto.
· Su salud por causa de la comida y las costumbres extranjeras.
· Que no se pueda comunicar con alguien en su propio idioma.
· No tener nada que leer en su idioma.
· No tener comunicación ni noticias de su familia.
5. Su comportamiento en prisión.
· Es un poco indiferente.
· Si se les puede hablar del Señor en su idioma se abren y reciben, pero muy rara vez
participan de las reuniones internas si no conocen el idioma.
· Conservan su cultura y tradición religiosa, ya que eso les ayuda a mantener su identidad
como persona.
· Si se les ayuda siendo el intermediario entre ellos y la embajada, las autoridades
carcelarias, las autoridades del gobierno y su familia en el extranjero, es muy probable
que tomen una decisión de seguir a Jesucristo y ser parte de la obra de Dios dentro y aún
fuera de la cárcel.
· Si es extranjero pero habla el idioma, sentirá interés y admiración por el cristianismo y,
si se muestra interés por ellos, responderán satisfactoriamente.
1. Definición.
El término “psiquiátrico” ó "Inimputables" se aplica a las personas que han infringido una ley y se
encuentran sometidas a un proceso judicial, pero que no gozan de salud mental, es decir, muestran
alguna sintomatología de enfermedad mental (cualquiera de sus modalidades: esquizofrenia, pa-
ranoia, oligofrenia, etc.) por lo que no se les puede imputar todas las agravantes que marca la ley,
debido a la imposibilidad de abogar por sus derechos legales por no tener sus facultades mentales
aptas para el caso de demostrar su inocencia o demostrar su culpabilidad.
Algunos han cometido el delito estando en pleno uso de sus facultades mentales y son puestos en
prisión, pero con el paso del tiempo, pierden sus facultades. A estos se les llama en algunos lugares
“presos psiquiátricos”. Otros han infringido la ley en medio de su enfermedad mental. A estos se les
clasifica como inimputables. Sea cual fuere la circunstancia, necesitan atención y ayuda.
Esta situación jurídica y médica de tal sujeto impide su total libertad, ya que representa un peligro
potencial para la sociedad, pero merece toda la atención médica y legal posible para lograr su
rehabilitación e integración a la sociedad como un elemento útil y productivo de la misma, por lo
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
que en su estancia en el reclusorio se persiguen estos objetivos, utilizando diferentes técnicas y
métodos para lograr su recuperación.
4. Sus necesidades.
5. Soluciones posibles.
Introducción
Daniel 4:33-34
oDios nos mandó que nos acordáramos de los presos y los visitáramos (Hebreos 13:3; Mateo 25:36).
Ellos son parte de la población carcelaria. El problema de ellos no sólo es espiritual o mental, sino
anímico y físico. De ahí surge la dificultad para llevarlos a Cristo, aunque Dios ha provisto la
manera de lograrlo siendo transmisores del amor de Dios y la gracia de Jesucristo. Los que son
llamados a este ministerio deben ser personas con disposición, disciplina y espiritualidad.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Justificación
En la mayoría de las cárceles, los inimputables son el sector de la población más olvidado, ya que el
natural rechazo a un enfermo psiquiátrico agresivo limita mucho a la gente dispuesta para trabajar
con ellos. Por eso es que ha surgido la urgente necesidad de que Dios levante obreros dispuestos a
ministrarles y a cumplir el mandamiento de Dios y de Jesucristo de visitar los presos para cumplir la
gran comisión y así extender el reino de Dios en la tierra.
Objetivos inmediatos
Suplir las necesidades espirituales, anímicas y físicas (ropa, objetos personales, etc.).
Objetivos medianos
Lograr por el poder del evangelismo la liberación y regeneración espiritual del interno, completando
su rehabilitación total.
Método de trabajo
Material:
a) El que dispongan las autoridades en cuanto a:
- Identificaciones.
- Permisos pertinentes de las autoridades competentes.
- Ropa y calzado permitido y demás efectos personales.
b) Instrumentos musicales (de taller), les encanta alabar a Dios.
c) Biblias (en caso justificado), la mayoría no sabe leer.
d) Folletos visuales más que la lectura.
e) Material audiovisual o visual: franelógrafos, ilustraciones, láminas.
f) Comida permitida en cada visita.
g) Ropa autorizada y necesaria para los internos.
h) Efectos personales autorizados (jabones, toallas), decir el por qué.
i) Ayuda extra, previo diálogo con las autoridades, según necesidades propias de ellos.
j) Medios de transporte del personal. (Es importante la puntualidad).
7. Ministrándolos efectivamente.
La Palabra de Dios es nuestra única y absoluta fuente de verdad y la herramienta más adecuada para
ministrar a los inimputables con efectividad.
Necesidad Es necesario enseñarles con la Biblia acerca de:
Dios los ama tanto que dio a su Hijo por ellos. Juan 3:16
Ser amados(as) Dios los ama tal y como son. Romanos 5:6;
Dios, en su amor, les ha dado vida por gracia. Efesios 2:1-10
Amar Deben amar a Dios con todo el corazón. Marcos 12:28-31
Deben amarse unos a otros como Cristo. Juan 15:12-17
Son hijos de Dios. Juan 1:12
Son amigos de Cristo. Juan 15:15
Han sido justificados por la fe. Romanos 5:1
Son un espíritu con Dios. 1 Corintios 6:17
Aceptación Fueron comprados por precio (pertenecen a Dios). 1Cor 6:20
Son miembros del cuerpo de Cristo. 1 Corintios 12:27
Son santos. Efesios 1:1
Son adoptados y aceptados por Dios en el amado. Efesios 1:5
Tienen acceso directo a Dios por su Espíritu Santo. Efesios 2:18
Han sido redimidos y perdonados de todos sus pecados. Col 1:14
Estan completos en Cristo. Colosenses 2:10
Están libres de condenación para siempre. Romanos 8:1-2
Todas las cosas les ayudan a bien (hasta estar presos) Rom 8:28
Seguridad Están libres de toda acusación condenatoria. Romanos 8:33-34
Nada los puede separar del amor de Dios. Romanos 8:35
Han sido establecidos, ungidos y sellados por Dios. 2 Cor 1:21
Están escondidos con Cristo en Dios. Colosenses 3:3
La obra que Dios empezó en ellos será perfeccionada. Fil 1:6
Son ciudadanos del cielo. Filipenses 3:20
Dios les ha dado espíritu de poder, amor y dominio propio. 2Ti 1:7
Pueden alcanzar gracia y ayuda en tiempos de necesidad. Heb 4:16
Son nacidos de Dios y el maligno no los puede tocar. 1 Juan 5:18
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Los internos se dan cuenta de que no nos mueve un acontecimiento social, sino un
mandato de Dios, un amor al prójimo, en base a la constancia.
En el área emocional se estabilizan al saber que son importantes para alguien y que hay
personas que se interesan por ellos.
Su auto imagen se supera y el amor a sí mismos se refleja, y esto se ve DESDE EL
ARREGLO PERSONAL.
Su situación legal es transmitida espontáneamente por ellos, por lo que se repetirá
constantemente ACERCA DEL PERDÓN DE DIOS (nunca preguntarles por qué están allí).
Permiten recibir afecto, empiezan a darlo y tienen confianza para hacer cosas personales.
SE EMPIEZAN A INTERESAR POR LA BIBLIA Y LA ORACIÓN. Dios empieza a sanarlos y se
dan cuenta de que Él es real.
Sus primeras oraciones son por nosotros mismos y son muy efectivas, y nos damos
cuenta de que no sólo damos, sino que ellos pueden dar a través de la oración.
A través del tiempo, y a veces en días o semanas, son bautizados en el Espíritu.
Entre ellos empieza haber un despertar del AMOR FRATERNAL y del PERDÓN mutuo.
Empiezan a colaborar con las autoridades: TRABAJAN, ASEAN SU ESTANCIA, CUIDAN EL
LUGAR, SON MÁS OBEDIENTES PARA PODER IR A LA REUNIÓN , LES DA POR IR A LA
ESCUELA, POR TRABAJAR, ETC.
EMPIEZAN A SALIR LIBRES, YA QUE YA HAN SIDO SANADOS EN TODAS LAS ÁREAS.
Se forman grupos de INTERCESIÓN, LECTURA BÍBLICA, MEMORIZACIÓN DE VERSÍCULOS,
HACEN TAREAS JUNTOS, ETC.
Los que han tenido mejoría evidente, ayudan a sus compañeros en el área espiritual, así
como en su aseo personal.
Aceptan el cambio de voluntarios, no dependen de las personas o de nosotros, aprenden
a DEPENDER SOLAMENTE DE DIOS.
I. LA MUJER EN PRISIÓN
La mujer interna tiene una gran necesidad de conocer a Jesucristo y de ser amada y respetada como
ser humano. La palabra de Dios nos pide que ministremos de la siguiente manera: "Y el mismo Dios
de Paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tesalonicenses 5:23).
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
La mayoría de ellas, tienen gran necesidad en tres áreas principales de su alma:
Área Afectiva
Es importante darles tiempo para que te compartan sus frustraciones, necesidades personales,
problemas familiares, problemas con otras internas, etc. Tienen gran necesidad de ser amadas y de
amar genuinamente. Tener convivios con ellas las motiva en su autoestima, y el organizar
congresos, llevar oradores invitados, proyectar películas, dramas, etc., son claves para su
crecimiento.
Área Económica
La mayoría no tienen trabajo y tienen carencias de primera necesidad, tales como jabón, pasta de
dientes, toallas sanitarias, etc. Ayudarles a conseguir trabajo, 2Tes. 3:10 Enseñarles a diezmar.
Área Legal
Siempre están al pendiente de los casos y se deprimen porque nadie ve sus casos con interés.
Nosotros contamos con abogados cristianos.
Es indispensable que cuando tu le prometas algo a alguien debes cumplirlo, sea lo que sea, están
acostumbradas a que siempre les han fallado y como cristianos no podemos fallarles porque somos
ejemplos: "Que tu si sea si y que tu no sea no"
2. Ministrándoles integralmente.
Ministrando a su espíritu
a) Ministrando la palabra de Dios: Es Importante el alimento espiritual que les das.
b) Alimentando y desarrollando el liderazgo en las internas: Lc. 9:1-5; 22:35-38, el fin es lograr que
de un ministerio dependiente se desarrolle uno independiente, identificar a las líderes internas es
importante, así como discipularlas, para que ellas continúen la labor adentro.
c) Orando constantemente: la oración es la clave para oír instrucciones del Señor y después delegar
y ver a quienes les das responsabilidades tales como: Dirigir un grupo de oración apoyándose unas a
otras, guiando la alabanza, observando necesidades de cualquier tipo de sus compañeras y una vez
capacitadas, desarrollar evangelismo interno.
Ministrando a su alma
El alma involucra los pensamientos, los sentimientos y la voluntad y es un área sumamente
importante a considerar para las internas. Sus pensamientos constantemente están enfocados hacia
su familia, sus hijos y esposos. Enseñarles a renovar sus mentes por medio de la palabra. Ef. 4:23-
24.
En cuanto a los sentimientos, generalmente están llenas de ira, odio, contiendas y necesitan sanidad;
escucharlas y ministrarlas conforme a su necesidad en básico.
En cuanto a la voluntad, necesitan una motivación que debe ser guiada por el Espíritu Santo y de
esta manera ellas puedan decidir caminar la nueva vida en Cristo con la convicción sobrenatural del
poder del Espíritu Santo y aprender a tomar decisiones radicales conforme a la Palabra de Dios.
La mayoría de las internas son madres y por lo tanto hay varias áreas que abarcar tales como:
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
- Madres con hijos abandonados: indagar quién los cuida; a veces tienen hogares
temporales como el DIF u otros.
- Madres abandonadas por sus esposos o familiares, ya que en ocasiones ni siquiera saben
que éstas se encuentran en algún centro de readaptación social. Buscamos por lo tanto
conectarlas con los mismos y aprovechar esa ocasión para ministrar reconciliación. "Y
Dios nos dio el ministerio de la reconciliación 2 Cor. 5:18.
Si la interna tiene bebé, suplirles alimentos básicos como la leche, ropa, medicinas, etc.
- Madres embarazadas:
a) Las que no saben quién es el padre.
b) Las que han sido violadas.
c) Las que tienen el esposo o compañero y desean abortar.
Ministrando a su cuerpo
Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1ª Corintios 6:19). Es necesario que la interna
aprecie su apariencia física, pues esto afecta en su área emocional (Oseas 4:6).
Aunado a esto hay un alto índice de drogadicción entre los internos. Sólo Jesucristo puede cambiar
sus vidas. "El es el camino la verdad y la vida".
Debido a que su preocupación máxima es la familia, y en su mayoría con pocos recursos, se les
provee ropa, calzado, medicamentos, tanto para cada uno de sus hijos, como para ellas.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
1. Características generales.
1. Amistades verdaderas.
1. Visitándoles constantemente.
5. Poniéndonos a su disposición.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
1. Características generales.
La familia del interno cae en una crisis social, económica y emocional desesperante. Piense usted
mismo en su familia, reflexione por un momento cuál sería su situación como padre, madre o hijo de
familia si usted, por alguna circunstancia ajena o conocida fuera puesto en una prisión...hoy
mismo...
1. La familia del interno es la más afectada aun cuando ellos no han cometido
ningún delito.
2. Los hijos quedan prácticamente huérfanos, desamparados por el padre que ya
no puede sostener el hogar.
3. La esposa se queda como una viuda (y peor aún, ya que no solo tiene que ver
por ella y sus hijos, sino ahora también por su esposo)
4. La madre se ve forzada a sostener la casa, trabajando horas extras y obligada a
abandonar los hijos.
5. Los hijos abandonan la escuela para ayudar con el gasto y porque ya no alcanza
para pagar la colegiatura ni el transporte.
6. Son rechazados por sus vecinos, familiares y amigos (y aún por cristianos
"religiosos"). Sobre ellos cae la carga del prejuicio.
7. Representan la única ayuda y esperanza para el interno tanto económica como
moralmente.
8. A veces son empujados a un abismo de inmoralidad buscando escapar de su
realidad abrumadora. Esto provoca que el interno, al volver a su familia, se ve obligado
a delinquir y reincidir.
9. Son engañados, explotados y abusados económica y materialmente por
abogados sin escrúpulos y aun por el mismo interno cuando éste ha perdido toda
sensibilidad y respeto para su familia.
10. Están muy heridos, con resentimiento y amargura y a veces no quieren saber
absolutamente nada del interno.
11. Las esposas padecen lo indecible para visitar a su esposo interno.
12. Son acosadas por rufianes que desean "consolarlas en su dolor".
13. Se vuelven desconfiadas y ásperas por todo lo que tienen que vivir.
14. La familia casi siempre se desintegra física y emocionalmente.
15. Nada vuelve a ser igual que antes; todo es desconcierto y tragedia.
Somos una familia normal, común y corriente. Mis hijos van a la escuela. Nosotros no sabíamos en
lo que andaba mi marido, él nos dijo que se había sacado la lotería. Ahora lo han detenido, nos han
interrogado. De eso hace más de dos años. La gente nos señala, los vecinos ya no nos hablan. Mi
familia se ha alejado también de mí. "Tengan cuidado", dicen, "no sea que nos vayan a inmiscuir
con el patán ése". En mi mente recuerdo los gritos de mis "amigas": "¡Comadre, deje a ese hombre,
no le sirve para nada!, ¿ya ve lo que les hizo?". El dinero ya se nos acabó; con eso de que pa´l juez,
que para gastos del abogado ése, que a mi marido le cobran cuota sus compañeros, que esto, que el
otro, ¡pues ni que fuera mina de oro!. Acabo de encontrar un trabajo, el horario es agotador y no
tengo con quien dejar a los niños. El sueldo es muy bajo; apenas alcanza para la renta. Por el favor
de Dios hemos comido. ¿La escuela de mis hijos? Jum, ya debemos varios meses; estamos espe-
rando que los corran. Tengo que andarme escondiendo por que mi marido dejó cuentas pendientes
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
(¡quién sabe de dónde salió tanto cobrador!). La ropita de mis hijos, aunque ya la remendé, ya les
está dejando de venir. Ahora sí que tenemos que recortarnos en todo: comida, agua, luz y gas, por
que el mes pasado no alcanzó. Espero que Dios haga un milagro por mí y por mis hijos. Mientras
tanto, hay que seguirle dando duro, para poder ir a ver al viejo, ¡pobrecito! Mi mamá insiste en que
lo deje, pero ¿qué no prometimos ante el altar que en las buenas y en las malas? Ganas no me
faltan de ya mandar todo al carajo. Pero de todas maneras ¿a quién nos arrimamos? Mejor vamos
a seguir luchando pa´ver si mi viejito logra salir pronto y así podamos echarle ganas juntos. ¿No
cree usted? O,...¿qué me aconseja, pues?
Hace un largo y pesado viaje contra reloj para llegar a la prisión a visitar a su esposo
Generalmente las prisiones están ubicadas a las afueras de la ciudad (como si fuera un panteón o
algo por el estilo) y quedan lejos de cualquier punto. Hay mujeres que, incluso, tienen que
trasladarse de un poblado a la ciudad para ir a ver a sus maridos. En promedio, les toma más de 2
horas ir de su casa a la prisión (¡hay algunas mujeres que les toma de 5 a 7 horas! yo conozco
muchas de ellas). Aparte de todo, ¡es contra reloj que tienen que ir! porque tienen un horario de
entrada y salida muy estricto, ya sea para visita familiar o visita íntima. Además, tienen que ir
cargando "el barco" que llevan al interno (una bolsa con comida y víveres). En fin, es una
incomodidad terrible.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
Tiene que aguantar un trato no agradable
Generalmente el trato que ella recibe es como si ella misma fuera "criminal". Es rechazada por su
familia y sus vecinos. Las personas que saben que va a visitar a un hombre en prisión, se forman
prejuicios acerca de ella y especulan si ella era "cómplice" del "delincuente" que está preso. Algunos
hombres depravados las asedian, creyendo que son mujeres fáciles o que pueden propasarse con
ellas. Algunas mujeres no quieren ni darles el saludo, y las tratan con desprecio.
¡Cuánto tiene que sufrir la esposa de un interno! ¿Y todo para qué? para poder entrar a visitar a su
esposo que está en prisión. ¡Cuán admirables son estas mujeres valientes y esforzadas que pasan por
tantos trabajos y penurias por amor a sus esposos!
1. Amistades verdaderas.
La familia del interno necesita amigos que los estimen de verdad, que no juzguen a su pariente en
prisión, que no les señalen, que les visiten regularmente y que se interesen genuinamente por ellos
sin hacerlos sentir incómodos ni que les falten al respeto o les tengan lástima o conmiseración.
Necesita amigos que sean puente entre ellos y el hombre en prisión, para llevar recados, cartas,
artículos, noticias, etc.
Alguien que cuide a los niños mientras la esposa se va a visitar al marido a la cárcel, alguien que los
lleve al médico, alguien que vaya a recogerlos a la escuela, alguien que los saque a pasear al cine o
al parque.
Cuando el hombre cae en prisión la economía se ve muy afectada. La familia entonces tiene que
recortar el gasto y, con el tiempo, las necesidades se vuelven cada vez más críticas. La familia
necesita ropa, aunque sea usada pero en buen estado. La familia necesita comida, de preferencia
alimentos imperecederos, como son latas, cereales, pastas, semillas, etc. La familia también necesita
los artículos de aseo personal que son de uso diario y continuo, como jabón, pasta de dientes,
rastrillo, detergente, desodorante, cremas, talco, etc. En menor grado, pero muy necesarios, son los
artículos escolares para los hijos, como son plumas, cuadernos, colores, etc. Todo esto es "olor
fragante, sacrifico acepto, agradable a Dios" (Filipenses 4:18).
¡Qué importante es que los miembros de la familia puedan tener un trabajo digno y remunerado!
Ayuda mucho que los hijos que ya estén en edad de trabajar lo puedan hacer de medio tiempo sin
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
tener que abandonar sus estudios. Mucho más ayuda si la esposa puede trabajar de tiempo completo
o medio tiempo si antes no lo hacía, porque esto ayuda a la estabilidad económica y libera muchas
tensiones entre todos los miembros de la familia. Un buen trabajo, por humilde que sea, beneficia a
todos y previene la desintegración familiar. Es muy triste como algunas mujeres o hijas han caído en
el abismo de la prostitución, la explotación o la delincuencia por la urgente necesidad económica.
Un trabajo digno contribuye para evitar en gran manera todo eso.
¡Cómo abundan los hombres malignos y perversos que se aprovechan del dolor y angustia de las
personas para enriquecerse! La familia del interno necesita de un abogado que no los engañe, que no
los extorsione, que no les robe con mentiras lo que tienen. He visto familias llegar a la miseria por
que algún buitre profesional les fue pidiendo y pidiendo dinero y bienes para "sacar pronto" a su
esposo o familiar de la cárcel por medio de mentiras y engaños. Hay casos que ya no tienen solución
legal y solamente se puede esperar de un milagro de Dios. En esas situaciones la familia necesita
que se le hable con la verdad y no que se les alimenten falsas esperanzas y se les extorsione
cruelmente.
La familia comúnmente cae en crisis emocional y, en esas condiciones, se cometen muchos errores y
se toman muchas decisiones equivocadas. Ellos necesitan de alguien que les oriente y les recuerde
los valores morales que deben ser cuidados. Asimismo, necesitan oración por sus problemas, para
aliviar sus tensiones, para poder descansar en el Señor. Es muy hermoso ver cómo responden
positivamente cuando se ora por y con ellos. Ellos necesitan la paz de Dios "que sobrepasa todo
entendimiento"; necesitan ser perdonados y perdonar también para que no brote en ellos ninguna
raíz de amargura que les impida alcanzar la gracia de Dios; necesitan ser sanados de sus heridas,
restaurados, levantados y animados. Todo eso se logra solamente por medio de la consejería, de
hablar con ellos con amor, con paciencia, no con afán proselitista sino considerándonos a nosotros
mismos, como si fuera nuestra propia familia.
A la larga se siente la ausencia del esposo o del pariente en el hogar. Tal vez la familia esté resentida
o a veces hasta prefiera que esté en la cárcel a que viva con ellos, pero sin lugar a dudas la ausencia
llega a ser tal como si la persona hubiera muerto. A los niños les afecta mucho, pues necesitan de la
presencia paterna. A la esposa también, porque de un modo u otro le proveía seguridad.
Los doctores y especialistas aseguran que las angustias y las tensiones son fuente de multitud de
enfermedades. La familia del interno vive en constante angustia y stress, lo que hace que se
enfermen más frecuentemente de lo normal. Por eso necesitan atención médica gratuita ya que,
como su economía es menoscabada, la mayoría de las veces prescinden de ir al doctor porque no
tienen dinero y sufren las consecuencias. Por eso es necesario que se les consiga o se les oriente a
consultas ya sea con instituciones de salud pública, de asistencia social, o con médicos voluntarios.
Aparte de tener visitas para recibir ayuda de todo tipo, la familia del interno necesita que le vaya a
ver o que se le hable sin otro motivo más que para saludarles o pasar tiempo con ellos. Ellos
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necesitan saber que hay personas que les aman y que les aceptan tal y como son y no solamente que
los visitan por la situación en que se encuentran.
Cuando el esposo cae en prisión, la familia se vuelve la "comidilla" de la colonia. Sobre todo la
esposa, que anda de boca en boca y le inventan chismes por aquí y chismes por allá. Esta es una
situación muy incómoda tanto para la esposa como para los hijos, pues la sociedad ya los ha mar-
cado. La familia necesita mudarse a otro lugar en donde tengan tranquilidad y no les sea añadida una
pena amarga más a las que ya tienen.
1. Visitándoles constantemente.
Es necesario formar equipos de voluntarios que visiten a los familiares de los internos. Para esto,
hay que conseguir la autorización y el domicilio de parte del interno. Por lo general, cuando un
interno se ha convertido verdaderamente, busca la reconciliación con su familia y pide que se les
visite. Es menester usar de sabiduría y no esperar que las primeras visitas sean exitosas. Ellos están
heridos (incluso hay familias que prefieren que su esposo o hijo esté en la cárcel a que esté en el
hogar). Pero hay que ser constantes y no desanimarse, pues tal vez hasta la cuarta o quinta visita
empiecen a tenernos confianza para que les podamos hablar entonces del amor de Dios y del plan
que tiene para sus vidas en Cristo.
¡Ninguno llega a ser pobre por ser generoso! La palabra de Dios dice que no debe de haber
necesitado entre nosotros porque el Señor nos va a bendecir con abundancia para que podamos
compartir con los demás (Deuteronomio 15:4-5). En Proverbios dice que a los que reparten les es
añadido más, que el alma generosa será prosperada, que el que da al pobre no le faltará nada
(Proverbios 11:24-25; 14:21; 28:27). El apóstol Pablo nos exhorta a trabajar para ayudar a los
necesitados, para tener qué compartir con el que tiene necesidad (Hechos 20:35; Efesios 4:28).
¡Nadie más necesitado que la familia de un prisionero! Por eso es necesario dar con generosidad, ya
sea alimentos, víveres, artículos de aseo, ropa, etc. Esto es un reto y una gran bendición para poner
por obra. Si primero suplimos sus necesidades materiales, seguramente que después estaremos
supliendo sus necesidades espirituales.
La familia del interno estará a la defensiva. Necesitamos respetar sus creencias y costumbres
religiosas, su situación familiar, sus opiniones personales. Ellos tal vez tratarán de convencernos de
la inocencia del esposo. No debemos hacerlos sentir incómodos mostrando lástima hacia ellos;
debemos ver por sus problemas y cómo suplir sus necesidades sin hacerlos sentir mal, sin dañar su
autoestima ni su orgullo propio. Debemos orar por sabiduría para dar sin ofender, pues aunque no
estarán muy orgullosos de su situación sino humildes, no por eso dejan de ser muy sensibles y
vulnerables. Considerémonos a nosotros mismos y ganemos primero su confianza como amigos.
Eso hará que después abran su corazón para Cristo. Recordemos que no debemos de ninguna
manera presionarlos u hostigarlos para que vayan a la congregación o acepten nuestras ideas, no.
Eso es trabajo del Espíritu Santo. Nuestra labor se debe limitar a mostrar el amor de Cristo,
ayudándoles desinteresadamente, sean de nuestro grupo o no, crean en Dios o no, aceptándoles tal y
como son.
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4. Cumpliendo lo que se les promete.
Hay una tendencia natural de los seres humanos de querer ayudar a los demás aún más allá de
nuestras fuerzas o posibilidades. No debemos prometer lo que no podemos dar. Dios no nos pide
que le demos lo que no tenemos, sino de lo que tenemos. Claro que hay mucho más bendición si
damos más allá de nuestras fuerzas, pero es preferible que no se les ofrezca una ayuda que no
estamos seguros que se les puede dar. La Biblia dice que es mejor no prometer, que prometer y no
cumplir. Hace mucho daño el prometerles alguna ayuda y fallarles. Esto es fatal, destruye su fe y les
endurece el corazón. Por eso solo hay que prometer lo que estamos cien por ciento seguros que
podemos dar. De lo demás, preferible no decírselos y, si llega a ser posible, darles más de lo que se
les prometió.
5. Poniéndonos a su disposición.
La familia del interno por lo general es muy desconfiada dadas las circunstancias que le rodean. Si
se cierran a nuestra visita, basta con ponernos a su disposición desinteresadamente para ayudarles en
lo que podamos y, cuando recurran a nosotros, hacer todo lo posible por tenderles la mano sin
ponerles condiciones de ningún tipo. Si pasa un tiempo y no acuden a nosotros, ir de nuevo
llevándoles una despensa y víveres y ratificar nuestra ayuda.
Platicando con ellos podemos ver sus capacidades, aptitudes y preparación para algún empleo.
Entonces podemos ayudarles recomendándolos con los hermanos de la congregación. O bien,
trabajos que necesitamos en la casa o que el equipo del ministerio necesita (pintura, lavado,
planchado, cocina, aseo, mecanografía, ventas, etc.) se les pueden dar a las esposas o a sus hijos en
vez de darlo a otros y con esto contribuimos en mucho a que salgan adelante.
Buscando abogados cristianos honestos en la congregación o conocidos para que les asesoren
gratuitamente acerca del caso jurídico de su esposo y sepan con claridad cuál es la situación sin que
tengan que ser engañados o alimentados de falsas esperanzas.
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1. Sujetándonos a su autoridad.
2. Siendo constantes.
3. Organizando eventos.
5. Ampliando el programa.
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Las autoridades carcelarias, como toda autoridad establecida, han sido puestas por Dios. Por lo tanto
debemos someternos a su autoridad, desde el Director de la prisión, pasando por el Subdirector
Administrativo, Subdirector Técnico, Subdirector Jurídico, el Subdirector de Seguridad y las
autoridades delegadas por ellos mismos. Ellos también están incluidos en el Servicio Carcelario, por
eso es que debemos conocerlos para poder alcanzarlos y ganarlos para Cristo. He aquí algunas
características generales de ellos:
1. Son gente muy bien preparada académicamente. (De hecho, el puesto requiere
de un nivel de licenciatura o mayor).
3. Saben el peligro constante que corren ellos, sus colaboradores y sus familiares.
6. Llegan a encariñarse con los presos y a estimarlos (de hecho, son de los
primeros en darse cuenta del cambio en las vidas de ellos). Les preocupa que vivan en
condiciones dignas, pero muy pocas veces pueden hacer algo de peso, dada la escasez de
recursos.
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(Revista Corrections, 1982)
Ya sea directa o delegada, la autoridad carcelaria necesita que se acaten sus órdenes. Por eso la
palabra de Dios dice: "Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad
sino de parte de Dios, y las que hay por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a
la autoridad, a lo establecido por Dios resiste." (Romanos 13:1-2).
La autoridad carcelaria necesita que la seguridad esté garantizada tanto para el personal de
vigilancia, el personal administrativo, los trabajadores sociales, los psicólogos, los voluntarios y
toda persona que accese al establecimiento, así como la convivencia pacífica de los internos y que
las condiciones de vigilancia aseguren que no hay posibilidad de fuga, porque no hay nada peor para
la autoridad carcelaria que una fuga se lleve a cabo debido a fallas o debilidades en el sistema de
seguridad implantado.
Las autoridades carcelarias están conscientes de que necesitan ayuda del exterior debido a que los
recursos siempre son escasos. Por lo tanto, toda ayuda que les pueda hacer llegar recursos materiales
o eventos culturales, deportivos, espirituales y sociales son bien recibidos por ellos, dado que eso les
beneficia a ellos en el sentido de que están permitiendo actividades que los auxilian en la ardua tarea
de "readaptación" de los internos que les ha sido encomendada.
La autoridad necesita mantener a los internos en algún oficio útil o actividad educativa, cultural o
espiritual. Por eso es que necesita que en el interior del penal se impartan talleres acerca de oficios
prácticos como carpintería, pintura, orfebrería, etc.; que se impartan cursos de educación académica
(primaria, secundaria, preparatoria, etc.); cursos técnicos de electricidad, electróni-ca, costura,
cocina, etc. que se realicen maquilas de todo tipo a empresa, etc.
Algunas autoridades se especializan en talleres, otros en cultura, otros en limpieza, otros en
deportes, etc.
En fin, necesitan que haya actividades para mantener la convivencia pacífica del los internos en el
interior del establecimiento.
Que su imagen y su estima ante sus superiores y el pueblo sea de una persona que realmente juega
un papel importante al proteger a la sociedad y mantener la seguridad, que es uno de los objetivos de
las prisiones. También que se le reconozca como alguien que trabaja arduamente a favor de la
sociedad en el hecho de ayudar en la readaptación de los individuos que han cometido un delito y
que representan un verdadero peligro para la comunidad.
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1. Sujetándonos a su autoridad.
Las autoridades carcelarias están muy al pendiente de quiénes acatan sus órdenes y quienes no.
Cuando nosotros, como voluntarios carcelarios, sostenemos una actitud de sujeción, eso es de
impacto para ellos. Es más, no solamente debemos obedecer, sino hacerles saber que nuestra labor
no es independiente de la de ellos, sino que nuestra tarea es la de ayudarles en la ardua misión de
readaptación que les han encomendado y que pueden contar con nosotros para eso mismo. Esto trae
consigo el reconocimiento de parte de ellos de que somos diferentes a todas las demás religiones
(porque aunque les digamos que no somos una religión, por el simple hecho de cargar una Biblia
nos asocian con eso). La Biblia nos confirma esto en Romanos 13:3b: "... (las autoridades) no están
para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella;". Una actitud así también prepara el terreno para que cuando se
les hable de Jesucristo ellos presten atención y el mensaje pueda llegar a ellos. Por eso ese proverbio
chino que dice: "lo que haces habla tan fuerte que no puedo oír lo que dices".
2. Siendo constantes.
3. Organizando eventos.
En la manera de lo posible, organizar por lo menos un evento grande al año y ser constantes a través
del tiempo. Es muy importante comunicar de los eventos que se piensan realizar a las autoridades
carcelarias con bastante anticipación, para solicitar su autorización y para que tengan algo más qué
informar a sus superiores. En cada evento, invitarles a que estén presentes, presentándole la
oportunidad para que los internos vean el apoyo y las facilidades que les da. Es entonces cuando,
durante el programa, ellos pueden escuchar tal vez por primera vez el evangelio de nuestro Señor
Jesucristo.
Una estrategia muy conveniente y efectiva es la de organizar un desayuno anual para las autoridades
de la(s) cárcel(es) que se están visitando con motivo de presentar al voluntariado, o bien de
agradecerles las facilidades y el apoyo que nos brindan. El desayuno puede ser en un restaurante o
algún salón de prestigio para que asistan, y ahí, en alguna parte del programa, se les testifica del
Señor Jesús.
Animando y exhortando a los internos que van al grupo a que se ocupen en algún oficio de los que
ya estén implementados adentro del establecimiento, o a que inicien sus propias labores para que
estén ocupados y sean productivos, ayudándoles nosotros a comercializar sus productos en el
exterior. Otra forma es la de visitar empresas para que instalen maquiladoras en la prisión. En este
caso lo único que tenemos que hacer es presentar el proyecto y contactar al director con el
empresario. Lo demás lo hacen ellos.
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Hacer esto les presenta muchas interrogativas a las autoridades carcelarias, ya que se dan cuenta de
que realmente queremos ayudarles y no vamos porque queremos "ganar adeptos para nuestra
religión" o a convertir a los internos en vagos y fanáticos religiosos. Esto los hace pensar y prepara
el terreno para que, cuando Dios nos de la oportunidad, podamos hablarles de Jesucristo
abiertamente, con la seguridad de que van a oír y tener la oportunidad de salvarse y ser ganados para
Cristo.
5. Ampliando el programa.
Cuando ampliamos nuestro programa y no solo incluimos aspectos espirituales sino educacionales,
culturales, deportivas y de salud, eso impacta también a las autoridades carcelarias (aunque molesta
un poco a los legalistas y religiosos). Estas ampliaciones pueden incluir cursos sobre educación
sexual, de matrimonios, de educación científica y tecnológica; presentación de obras de teatro,
conciertos, recitales, concursos de poesía o drama; torneos de fútbol, basketbol, volibol o ajedrez;
campañas de medicina general, de optometristas, de dentistas; asesoría legal gratuita, etc. Todo esto
se puede lograr a través de animar a los miembros de la congregación y de la comunidad a integrarse
al trabajo en cárceles.
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1. Respeto a su investidura.
3. Reconocimiento de su labor.
4. Orientación y capacitación.
3. Respetando su autoridad.
4. Realizándoles eventos.
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1. Respeto a su investidura.
La mayoría de las personas que visitan una cárcel sienten molestia cuando tratan a un custodio o
bien lo ignoran, pues los consideran un estorbo o un obstáculo para entrar a ver a su interno.
Además son tantas las cosas que se oyen de ellos que generalizan y piensan que todos son iguales.
Ellos son seres humanos sensibles como todos y por la investidura necesitan que se les respete y se
les trate como tal.
El custodio necesita ser motivado a que no mueran sus ideales ni sus buenos propósitos de ser parte
de la rehabilitación, readaptación y saneamiento de la sociedad en la que viven. Necesitan saber que
tienen un propósito, un blanco definido, un objetivo claro, y que no son un simple vigilante como la
mayoría de la gente piensa.
3. Reconocimiento de su labor.
La mayoría de los custodios sienten fastidio o a veces vergüenza por su trabajo. Eso es porque ellos
necesitan sentir y saber que son parte importante del sistema penitenciario. Necesitan que se les
reconozca por lo menos el peligro al que a veces se exponen. Es triste pero a veces se les reconoce
solo hasta que algún custodio es herido o muerto.
4. Orientación y capacitación.
Debido a la vida tan desorganizada que muchos de ellos viven, necesitan que alguien que les pueda
ayudar escuchen sus problemas y les ofrezcan alternativas para su manera de vivir. Necesitan
orientación de cómo educar sus hijos, tratar a su cónyuge, cómo no formar parte del círculo de
corrupción, cómo administrar su dinero, etc. Necesitan capacitación también respecto a oficios
prácticos que puedan desempeñar en sus días libres y así tener una fuente extra de ingresos.
Los custodios saben de la labor que nosotros desempeñamos. Cuando somos constantes, llegan a
conocernos y a establecerse amistad con ellos. Pero ellos reciben ordenes y hay ocasiones que, por
permitirnos el acceso sin que llevemos todos los permisos al día y en orden, ellos son arrestados o
castigados por nuestra causa. Esto provoca conflictos en ellos porque, por un lado quieren ayudarnos
porque ya nos conocen, pero por el otro temen que sea notorio que no obedecieron al pie de la letra.
Eso no es un buen testimonio. Es mejor si tenemos todo en orden y a la mano y así no les causamos
problemas ni conflictos y ellos se darán cuenta que nos preocupamos por tener los permisos
necesarios que a ellos les exigen verificar y solicitar para el acceso al establecimiento.
Cada vez que se lleve algo a los internos, ya sea comida, folletos, estudios, libros, nuevos
testamentos, artículos de aseo, etc. siempre incluir a los custodios. Si no se puede a todos, por lo
menos al de la entrada, al que revisa y al que recoge la credencial. La Biblia dice que para los puros
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todo es limpio, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro. Si hacemos esto no es para
comprar a los custodios, o para sobornarlos. De ninguna manera en lo absoluto. Esto se hace debido
a que ellos también son parte del servicio a las cárceles y a ellos también queremos alcanzarlos con
el evangelio de Jesucristo. El custodio se siente muy ofendido y molesto cada vez que alguien lleva
algo a un interno. Ellos piensan que no deben tener derecho a nada, pues son criminales. Por eso es
que el tomarlos en cuenta es una forma de reconocer su trabajo.
3. Respetando su autoridad.
Sujetándonos a sus disposiciones, cuando nos hagan esperar, cuando nos soliciten los permisos,
cuando nos revisen y cuando nos den cualquier instrucción respeto al acceso o al horario de salida o
tiempo de permanencia en la prisión. Es importante no quejarse de ellos con los internos si es que
hemos sido objeto de algún tipo de abuso de autoridad. Tampoco debemos avergonzarlo delante de
los reclusos, sino respetarlos (ese es un ejemplo positivo para los internos). Recordar que no todos
son iguales por tener el mismo uniforme. Además, ellos han sido puestos por Dios, ellos son
servidores de Dios para nuestro bien y para castigo del malo, pues no en vano llevan el arma
(Romanos 13:4-5). Por lo tanto, es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino
también por causa de la conciencia. Con esta actitud, el custodio sabrá que somos diferentes y
querrá oírnos acerca de nuestro mensaje.
4. Realizándoles eventos.
Planear programas, eventos o actividades exclusivamente para ellos o para sus niños. Fomentar la
consejería familiar o cursos especiales. Una buena fecha podría ser Navidad, el día del niño o de
Reyes, en el que se les puede organizar un festival a sus niños y alcanzarlos ahí con el evangelio de
Jesucristo.
En cada visita tomar un tiempo para platicar con algún custodio. Procurar que sea algo espontáneo.
Algunas preguntas para conocerle y entablar una amistad pueden ser: ¿'su familia vive en la ciudad?
¿en qué otras cárceles ha trabajado? ¿cuántos niños tienen y que estudian? ¿qué es lo que le gusta
hacer en sus días libres? ¿qué parte del país le gusta más? ¿qué opina de la situación actual del país?
¿qué es lo más difícil de su trabajo? Necesitamos ser genuinos y escucharles. El momento oportuno
llegará en que ellos nos pregunten: "Y ustedes, ¿por qué hacen todo esto?" o algo similar. Es
entonces cuando podremos exponerles el plan de salvación y ganarlos para Jesucristo.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
1. Requisitos mínimos.
2. Perfil deseable.
1. Advertencia de la Escritura.
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
1. Requisitos mínimos.
Los hombres y las mujeres que desean integrarse al Servicio Carcelario deberán tener COMO
MÍNIMO éstas tres características en sus vidas :
2. Tener un llamado de Dios para servir a Jesucristo en los hombres y mujeres privados
de su libertad y a sus familiares.
2. Perfil deseable.
La Escritura dice que debemos buscar hombres fieles e idóneos para encargarles la tarea. Esto lleva
mucho tiempo y no es necesario tener todas las cualidades para servir sino servir para ir
desarrollando esas cualidades. Como Jesucristo dijo: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el
labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; pero todo aquel que lleva fruto, lo
limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:1-3).
Las siguientes características integran el perfil deseable partiendo de las mínimas mencionadas y
que se desarrollarán a través del tiempo, el servicio, la oración y el ayuno:
1. Ser Nacido de nuevo. Juan 3:3
2. Ser una nueva criatura. 2 Corintios 5:17
3. Estar verdaderamente convertido, esto es, realmente arrepentido de su vida
pasada 1a. Tesalonicenses 1:9
4. Estar seguro de su salvación. 1a. Juan 5:12-13
5. Estar dando frutos. Juan 15:5
6. Estar en orden en su familia, sea estudiante, esposo, ama de casa etc. Efesios
5:21 (tener la aprobación de su autoridad familiar).
7. Estar en orden con los de afuera. 2a Pedro 2:17
8. Estar en proceso de renovación. Colosenses 3:1-17
9. Tener realmente un llamado de Cristo. Romanos 10:13-17
10. Identificarse con los presos. Hebreos 13:3
11. Ser parte del cuerpo de Cristo. 1a. Corintios 12:2,13,27
12. Congregarse fielmente. Hebreos 10:23-25
13. Ser lleno del Espíritu Santo. Hechos 6.3
14. Dar buen testimonio. Hechos 6:3
15. Conocer la Biblia. Oseas 4:6; 2a. Timoteo 2:15
16. Ser una persona que lea y estudie la Palabra como hábito diario. Juan 5.39
Josué 1.7-8 Salmo 1:2
17. Ser una persona de oración (que interceda por los presos). Romanos 1:9; 1a.
Corintios 1.4; Efesios 1.15-16
18. Negarse a sí mismo. Mateo 16:24
19. Tomar su cruz cada día. Mateo 16:24
20. Seguir a Jesucristo, imitándolo en todo. Mateo 16:24
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
1. Advertencia de la Escritura.
Un falso profeta no empezó siendo profeta, sino siendo hermano. Después fue obrero y así se fue
desarrollando hasta llegar a ser falso profeta. Esto concuerda con la enseñanza del Señor Jesucristo
cuando dijo que el trigo y la cizaña crecen juntos (Mateo 13:30).
¿Qué debemos hacer? Jesucristo dijo que nos guardáramos de ellos (Mateo 7:15) y nos dijo como
identificarlos:
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar
malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen
fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mateo 7:15-23
La Escritura dice:
No creamos a todo espiritu sino que los probemos. 1a. Juan 4:1
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Fundación Emmanuel, I.A.P.
2. Siete señales de una verdadera conversión.
La Biblia nos marca siete aspectos claves para evaluar si hay una genuina conversión en nuestra
vida personal y para no ser sorprendidos ni engañados por algunos internos.
Quinta señal: el convertido lee la palabra de Dios y ora a solas (en secreto)
Una gallina come maíz y no leche porque esa es su naturaleza. Así el cristiano Mateo 4:4.
La Escritura dice:
Como niños recién nacidos. 1a. Pedro 2:1-3;
Cuando oremos, debemos hacerlo en secreto Mateo 6:
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