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Del Proyecto A La Realizacion Escuela in
Del Proyecto A La Realizacion Escuela in
ISBN 978-987-630-083-4
ISBN 978-987-630-083-4
Escuela Infantil
y Sala de Juegos
Multiedad
Universidad Nacional de General Sarmiento
Coordinador
Silvio Feldman
Universidad Nacional
de General Sarmiento
Universidad Nacional de General Sarmiento
6
Presentación
Índice
Presentación
Silvio Feldman 9
Inauguración oficial 17
Una mirada institucional de la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad
Fernando Santiago y Griselda Meng 19
Relato de cómo una idea se pone en práctica
Elisa Castro 31
Nuevos escenarios en marcha: la Escuela Infantil
y Sala de Juegos Multiedad
Mónica Fernández 49
Los criterios para la asignación de las vacantes y su relación
con los propósitos de la Universidad
Karina Benchimol 73
El equipo directivo y la gestión institucional
Elisa Kurlat, Miriam Gómez y Susana Scotto 83
Contribuciones especiales 93
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
Patricia Redondo 95
La Escuela Infantil. ¿Un modelo utópico o posible?
Ana Malajovich 111
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Universidad Nacional de General Sarmiento
8
Presentación
Presentación
9
Universidad Nacional de General Sarmiento
de entre los más altos de la provincia y del país. Esta situación, en la que se encuentra
una parte considerable de sus habitantes, en especial los jóvenes, nos estimuló a asu-
mir con firmeza el compromiso de contribuir a asegurar el más vasto acceso democrá-
tico a estudios universitarios pertinentes y de calidad.
En otros términos, ese compromiso se expresó y se expresa en la decisión, en la
convicción de que no se hará una Universidad pobre para pobres.
De hecho, trabajamos activamente para facilitar y apoyar el acceso y avance en los
estudios universitarios a todos aquellos que asuman ese objetivo de un modo compro-
metido. Lo hacemos brindando una diversidad de estímulos, apoyos y servicios.
La amplitud de las responsabilidades familiares que debe afrontar una muy signi-
ficativa proporción de nuestros estudiantes es otro rasgo que caracteriza a la pobla-
ción estudiantil de la zona de referencia de la UNGS. En particular, la maternidad o
paternidad, la crianza de hijos con frecuencia en edades relativamente tempranas, en
contraste con la tendencia a su postergación en sectores medios y altos, constituye
otro rasgo que distingue especialmente a nuestros estudiantes.
Vale citar aquí, a modo de ejemplo, que me ha ocurrido con cierta frecuencia que
estudiantes concurrieran con un hijo a alguna clase; incluso en alguna oportunidad
con dos hijos, lo que en las primeras ocasiones me impactó por la sorpresa y luego por
los esfuerzos que suponía para las estudiantes madres y muy en especial para los
niños, a los que se incluía en situaciones que no estaban pensadas ni eran adecuadas
para ellos. Y no había modo posible de cambiar o modificar esa inadecuación, pese a
los intentos que en tal sentido todos realizábamos de buena gana en esas ocasiones.
En ese marco, una aspiración emergente en la comunidad universitaria –quizá con
más fuerza en el personal técnico y administrativo–, la constituía la posibilidad de
crear un jardín maternal, para poder combinar el cuidado afectuoso y la educación de
los niños muy pequeños con la actividad laboral y/o con el estudio.
Asimismo, la atención de dicha necesidad en relación con el personal técnico ad-
ministrativo y de investigación-docencia tiene un doble objetivo.
En primer término, abordar esa necesidad del personal de la Universidad.
En segundo término, contribuir con ello a que los investigadores docentes y el
personal técnico administrativo pudieran resolver esas necesidades y tensiones del
mejor modo posible; que a la vez facilitara llevar adelante sus tareas y responsabilida-
des laborales para alcanzar una incidencia positiva y más eficaz en las actividades con
nuestros estudiantes y en muchas otras que desarrolla la Universidad.
10
Presentación
En ese contexto asumimos que esa necesidad formaba parte de las cuestiones que
debíamos abordar tan pronto como nos fuera posible para facilitar el acceso y avance
en los estudios de la población estudiantil con hijos que suele concurrir a nuestra
Universidad y en especial de aquellos que tienen menos posibilidades de resolver esas
necesidades o tensiones con los recursos personales y familiares.
Nos guiaba la convicción de que era importante contribuir a facilitar el hecho de
enfrentar las necesidades y presiones presentes en los estudiantes con bebés y/o con
hijos pequeños para combinar estudio y responsabilidades familiares y, con mayor
frecuencia, estudio, trabajo y responsabilidades familiares.
Con tal objetivo nos propusimos crear un servicio cuyo proyecto e implementación
estuviera especialmente pensado para brindar las mejores condiciones de formación,
afecto, estímulos y cuidado para los niños pequeños.
Había otras dos cuestiones que resultaban asimismo tan complejas que era necesa-
rio contemplar.
Por una parte, era muy importante poder brindar dicho servicio desde los momen-
tos más tempranos de la vida de los niños y niñas, en los que era especialmente rele-
vante para las madres que estaban estudiando o trabajando en la Universidad poder
estar cerca de sus hijos y que ellos estuvieran bien cuidados, con cariño y estímulos
apropiados. Al mismo tiempo, que ese servicio abarcase un período significativo de la
etapa inicial de la infancia.
Por otra parte, que dicho servicio incluyera desde los horarios de la mañana, en los
que cursa un número muy significativo de estudiantes y en el que ingresa y desarrolla
parte de su actividad el personal, y durante el final de la tarde y el anochecer, ya que la
proporción más elevada de nuestros estudiantes cursa desde las 18 hasta las 22, y en
algunos casos hasta las 20; y por ende una parte considerable de las actividades de
nuestro personal debe desarrollarse en dicha franja horaria.
En esa perspectiva y pensando en actividades proyectadas e implementadas con el
propósito de que fueran las más pertinentes para la formación y cuidado de los niños,
es que luego de diversas indagaciones imaginamos que inicialmente lo aconsejable
era pensar en Salas de Juego, poniendo el acento en un servicio que asumiera activida-
des estimulantes y formativas, que pudieran sostenerse de un modo cuidado en hora-
rios que asumieran determinadas regularidades y recurrencia, pero que al mismo tiempo
fuera dúctil en la determinación de esas franjas horarias, cantidad de días y horizontes
temporarios a comprometer.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
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Presentación
General de la Universidad, unidad que tiene como uno de sus campos principales de
actividad el Bienestar Universitario, convocando a Catalina García Sanabria y Griselda
Meng, y, en consulta con el Instituto del Desarrollo Humano, a la investigadora do-
cente Karina Benchimol, con trabajo e interés en la formación de niños y niñas de
edades menores. También comprometimos desde el inicio en este Proyecto al equipo
del Programa de Infraestructura, en particular de Pablo Domecq, su coordinador, y de
Cecilia Bertezzolo, porque un aspecto importante era generar un ámbito físico espe-
cialmente diseñado para dicho propósito.
En la interacción con la Dirección de Educación Inicial de la provincia, entonces a
cargo de Patricia Redondo, encontramos una interlocución clave, por la perspectiva y
criterios que nos proponía y el compromiso que el equipo de esa Dirección fue asu-
miendo en el diálogo que establecimos.
En ese proceso, en ese diálogo, fue configurándose el interés y la posibilidad de
desarrollar un proyecto novedoso, una Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad.
Diálogos y compromisos sucesivos que formaron parte de un proceso que insumió
tiempos también significativos.
En el transcurso de ese proceso, siempre en consulta con la Comisión de Asuntos
Institucionales del Consejo Superior, adoptamos la decisión de avanzar con el proyec-
to, asumiendo el desarrollo acotado a la Sala de Juegos Multiedad si tenía que enca-
rarlo la Universidad sin participación de la Dirección General de Escuelas, y asumir
asociadamente el proyecto de desarrollar la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad
en caso de que ello fuera posible, opción que impulsaríamos con fuerza.
Por nuestra parte, iniciamos la tarea de diseñar y encarar la refuncionalización y
ampliación de unas pequeñas casas existentes en un terreno adquirido para ampliar el
Campus y la configuración de un ámbito especial, destinado al Proyecto de Sala de
Juegos Multiedad compatible con su inclusión-ampliación en un Proyecto mucho más
ambicioso de Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad.
La coincidencia en el valor como propuesta educativa innovadora del Proyecto, en
las posibilidades singulares que brindaría un esfuerzo asociativo como el planteado,
en la importancia de que se pueda atender la educación de los niños y niñas hijos de
los estudiantes y personal de quienes constituyen la amplia comunidad de la UNGS,
en la contribución que podría y se comprometía a realizar la Universidad en el desa-
rrollo de espacios sistemáticos de intercambio y en la amplia y sostenida actividad de
formación continua docente y de otro personal del nivel inicial, dieron lugar al desa-
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Presentación
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Presentación
La inauguración oficial
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todas las escuelas dan actividades desde las 8 de la mañana hasta las 22.30, con bebés
de 45 días a niños de 5 años”.
En el mismo sentido Mario Oporto expresó: “Este modelo es un desafío. Es el
modelo de la sociedad que queremos y del que aún estamos muy lejos. Pero no impor-
ta, lo peor es cuando uno no sabe a qué modelo quiere llegar”. Durante su exposición
también se refirió al debate que vincula a la educación inicial como la iniciación del
aprendizaje: “Me parece que uno de los hechos teóricos más importantes de los últi-
mos años es que hemos terminado de articular la educación inicial con la acción social
para vincularla a la educación”.
El Rector de la UNGS afirmó que, por decisión de Consejo Superior de la Univer-
sidad, se ha asumido el compromiso de ofrecer a la comunidad en general las vacantes
que queden disponibles. “Si bien tenemos nuestras listas de espera –expresó–, somos
conscientes de la necesidad de la política pública de incluir a los chicos de 5 años en
la educación inicial”.
Para finalizar el acto, los niños de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad
de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) cortaron la cinta que deja-
ba formalmente inaugurado el edificio, ubicado en el Campus universitario de Los
Polvorines.
18
Una mirada institucional
Introducción
*
Licenciado en Políticas Sociales por la UNGS. MÁster en Administración y Políticas Públicas de la
Universidad de San Andrés. Actualmente es Secretario General de la UNGS. Se desempeñÓ como audi-
tor de campo en la Dirección de Desarrollo Social de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires.
Ejerció la docencia universitaria en temas de política social de la UNGS. Ha desarrollado trabajos de
investigación y publicaciones referidos a problemáticas de la juventud e implementación de políticas
sociales en el ámbito local.
**
Licenciada en Política Social. Estudios de posgrado: Maestría en Economía Social. Actualmente
responsable de Bienestar Universitario en la UNGS. Coordinadora de la RedBien, Foro de Secretarios de
Bienestar Universitarios y Asuntos estudiantiles de las Universidades Nacionales. Vicepresidente del
Comité Ejecutivo del Deporte Universitario Argentino. Se desempeña como docente en el nivel secunda-
rio de la Provincia de Buenos Aires. Ha realizado trabajos de investigación y publicaciones en la
implementación de políticas sociales en el ámbito local.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
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Una mirada institucional
Modalidades de implementación
1
Al término del primer año de implementación, 2009, el reglamento fue modificado por la Resolu-
ción CS Nº3213/09.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Este espacio desarrolla escenarios lúdicos para que chicas y chicos de diversas
edades puedan jugar y contar con el acompañamiento de personal que atienda a su
cuidado en un ambiente receptivo y estimulante, que los agrupe de acuerdo con sus
intereses de juego más que con su edad. Esta modalidad contempla tanto situaciones
que supongan regularidad de asistencia del niño, como también situaciones
circunstanciales.
2- La Escuela Infantil
Se trata de un proyecto de educación para la primera infancia que ofrece enseñan-
za y promueve experiencias lúdicas y expresivas, respetando los lineamientos para la
educación inicial para la provincia de Buenos Aires. La modalidad se establece como
jornada simple o jornada completa, según necesidades de las familias y proyecto pe-
dagógico.
Está organizada por grupos de edad, desde los 45 días hasta los 5 años de edad. De
manera tal, que encontramos allí niños lactantes, deambuladores, y de 2, 3, 4 y 5 años
de edad. La escuela brinda atención desde las 8 hasta las 17, proveyendo a los niños
que asisten las prestaciones alimentarias correspondientes.
Estructuración inicial
22
Una mirada institucional
En el año 2010 se superó los 200 inscriptos, habiéndose completado las obras de
infraestructura y la habilitación final de un número de salas que permite dar cobertura
diferenciada a cada grupo de edad (lactarios, deambuladores; 2 años; 3 años; 4 años;
5 años).
Formación docente
Gestión institucional
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Universidad, más aun teniendo en cuenta que se trata de una institución de carácter
conveniado.
En lo que respecta a la vinculación hacia fuera de la Universidad, el Rectorado y la
Secretaría General han sido responsables de la vinculación con las áreas del sistema
educativo provincial correspondiente, tanto con la Dirección Provincial de Educación
Inicial, como con las autoridades del sistema educativo en el territorio; esto es, la
Jefatura de inspección del distrito de Malvinas Argentinas como también la Inspec-
ción de nivel inicial dependiente de aquélla.
Dicha representación implica depositar en el mayor nivel de autoridad institucional
las responsabilidades de diálogo e interacción hacia fuera de la Universidad y, en los
hechos, significa también asignar la mayor importancia y jerarquía a las interacciones
y actores institucionales que dialogan con la UNGS para el desarrollo de la escuela.
Con respecto a la vinculación de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad y
la UNGS, se desarrolló un esquema de articulación, conformando una comisión coor-
dinadora. Ésta, conducida por la Secretaría General, está conformada por dos inte-
grantes del equipo directivo de la Escuela Infantil; la coordinadora del Programa de
Bienestar Universitario y el equipo asesor de la Escuela Infantil.
Esta comisión se orienta a facilitar las interacciones entre la Escuela Infantil y la
UNGS en los aspectos más operativos. En sus reuniones regulares se tratan cuestiones
de implementación del proyecto que pueden requerir precisiones; otras que pueden
derivar en cambios o adecuaciones de la normativa, como también ajustes en su fun-
cionamiento, por ejemplo, lo relacionado con la sincronización de los cronogramas
de inscripción de ambas instituciones. Como producto de su funcionamiento surgen
las propuestas de modificación reglamentaria y otras que se elevan al Consejo Supe-
rior a fin de su aprobación.
Esta Comisión ha venido madurando un modo de funcionamiento propio que re-
quiere un aprendizaje por parte de todos sus integrantes, dado que, por un lado, los
directivos del sistema público suelen dialogar exclusivamente con los inspectores y
aquí se incorporan a un proyecto que les propone nuevos interlocutores y dinámicas
institucionales.
Por otro lado, para el personal de la UNGS implica la participación en un proyecto
en el que no son responsables directos de la prestación, pero sí respecto de garantizar
las mejores condiciones de funcionamiento, de adecuación a la dinámica institucional
de la UNGS, etcétera.
24
Una mirada institucional
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Universidad Nacional de General Sarmiento
26
Escuela Infantil y Sala
Unademirada
Juegosinstitucional
Multiedad
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Telas, escondidas,
chicos y chicas.
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Escuela Infantil y Sala
Unademirada
Juegosinstitucional
Multiedad
En juego.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
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Relato de cómo una idea se pone en práctica
*
Licenciada en Servicio Social egresada de la UBA. Profesora de enseñanza del Nivel Inicial. Profe-
sora de capacitación docente en el equipo de Educación Inicial de Escuela de Capacitación de la Secre-
taria de Educación del Gobierno de la Ciudad. Tutora del curso virtual “Educación inicial y primera
infancia” de FLACSO. Directora del Jardín de Infantes 903 del Partido de La Matanza. Se desempeñó
como Directora de Gestión Institucional en la Dirección Provincial del Nivel Inicial de la Provincia de
Buenos Aires en el año 2007. Desde 2008 se desempeña en la UNGS como autora y asesora del Proyecto
de Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad y como coordinadora de las actividades de formación
para docentes de la educación inicial a cargo del Área de Formación continua.
31
Universidad Nacional de General Sarmiento
1
Conveniados: esta denominación es atribuida a las instituciones del Nivel Inicial que funcionan
dentro del marco de un convenio. Éste se establece entre la DGC y E y organizaciones no gubernamenta-
les, municipios o, como en este caso, universidades.
2
DGCyE, Diseño Curricular para la Educación Inicial, Resolución 3161/07, 2007.
32
Relato de cómo una idea se pone en práctica
A medida que los diálogos avanzaban, la iniciativa iba proyectándose hacia una
apuesta más amplia: una escuela infantil y, dentro de ella, una sala de juego multiedad,
con una propuesta organizativa diferente de la imaginada originariamente.
Finalmente, el acuerdo se estableció mediante el Convenio Nº 1, por Resolución
Ministerial 4241/07 de la DGC y E. De acuerdo con éste, el compromiso de la Direc-
ción General de Cultura y Educación era la “designación del personal directivo a
propuesta de la UNGS”.3 Para esta selección se confeccionaron las bases de un con-
curso respetando la reglamentación en vigor. Además acordaba “aportar el personal
docente especializado y de apoyatura técnica, de acuerdo a la planta orgánica funcio-
nal asignada según la normativa vigente”.4
El compromiso de la Universidad, por su lado, era asegurar las instalaciones y los
servicios de limpieza y alimentario y satisfacer las necesidades básicas para el normal
funcionamiento de una institución con un horario extenso.5
En este punto se desplegaba un nuevo desafío: proyectar una institución con estas
características, que al mismo tiempo ofreciera a los chicos un espacio de aprendizaje
y de cuidado.
Una institución educativa, como tantas otras en la provincia de Buenos Aires, “un
lugar donde la educación acontezca y la política adquiera la presencia necesaria para
no naturalizar la desigualdad, haciendo de cada día, un día con día que enlace el
sentido público y político del conocimiento con lo que a cada uno de nos-otros nos
permite ser sujetos de derecho deseantes de otro porvenir”.6
Desde este lugar, pensar en una única institución con una sala de juego y una
escuela infantil funcionando en el ámbito de una universidad, con un único equipo
directivo, fue toda una apuesta.
Cómo pensar un proyecto para recibir a los niños, ofreciendo un espacio donde,
como lo plantea Estanislao Antelo, el educar implique un trabajo con los recién llega-
3
Protocolo Adicional al Convenio Nº 214/02 entre la Universidad Nacional de General Sarmiento y
la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.
4
Protocolo Adicional Convenio Nº 214/02 entre la Universidad Nacional de General Sarmiento y la
Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.
5
Las instituciones del nivel inicial de la provincia de Buenos Aires funcionan de 8 a 12 y de 13 a 17.
6
Patricia Redondo, “¿Para qué y a quién sirve la escuela? Lecciones e inquietudes para un nos-
otros”, en El monitor Nº 9.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
dos, es decir, “el gesto milenario de ocuparse de otro/s”.7 Cómo pensar una sala de
juego y una escuela infantil en el ámbito de una universidad, un espacio que produzca,
en palabras de Ignacio Lewkowicz, el “armado de una historia, no para establecer la
secuencia del origen sino para cortar con ese origen y ver qué se produce como nove-
dad”.8
Cómo pensar acciones que aseguren el concepto acuñado por Hebe Duprat en
cuanto a la “educación desde la cuna”. Cómo recuperar esta propuesta para que no
quedara en el lugar de un espacio donde, al decir de Antelo, se disputara el monopolio
de la crianza de los recién llegados.
Éstos eran los primeros interrogantes que se planteaban. Por supuesto que los
interrogantes irían en aumento a medida que el proyecto avanzara y se esbozaran las
respuestas.
Un arribo programado
Luego de la firma del convenio, se dispuso como primer paso una visita a la UNGS,
realizada por la directora de gestión institucional y una asesora de la DPEI. El objeti-
vo era acompañar la concreción del convenio. Un encuentro esperado por ambas par-
tes, ya que es el tiempo en el que lo imaginado se concreta, donde un espacio educa-
tivo se proyecta.
Lo primero, el diálogo con respecto al avance de la construcción. Luego, la visita
a la obra. Y una sorpresa: la construcción estaba programada en dos plantas.
Se mezclan los recuerdos de discusiones anteriores, en las oficinas de la DPEI,
donde ya asomaba la relación entre arquitectura y pedagogía.9 Cómo decir que las
salas en la planta alta no eran lo mejor cuando, en un proyecto tan valorado, ya había
7
Antelo, Estanislao, “Tres prioridades para la Educación Inicial”, en Portal Educativo, Año 2, Nº 3,
2007.
8
Ignacio Lewkowicz, entrevistado por Luis Gruss. “Todo lo sólido se desvanece en la fluidez...”,
http://www.campogrupal.com/nacho.html
9
Las discusiones apuntaban a la idea de un espacio escuela como educador en sí mismo. Para ello las
características de los edificios para las instituciones del nivel inicial requerían de intervenciones de
ambas partes. Por último, sostener un diálogo entre arquitectura y pedagogía propició un proyecto para
instalar un edificio bioclimático para familias quinteras.
34
Relato de cómo una idea se pone en práctica
10
Doménech, J. y Viñas, J., La organización del espacio y del tiempo en el centro educativo, Barce-
lona, Graó, 1997.
11
En adelante se utilizará el término niño.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Una institución se define desde el primer ladrillo. Cada espacio invita –o no– al
otro a ser parte, a compartir una experiencia con otros.
12
Cullen, C., “La escuela como vigencia de lo público en la crisis del Estado”, en Crítica de las
razones de educar, Buenos Aires, Paidós, 1997.
13
Hoyuelos, Alfredo, “Territorios posibles en la escuela infantil”, en Territorios de la infancia. Entre
la pedagogía y la arquitectura, Barcelona, Graó, 2005.
36
Relato de cómo una idea se pone en práctica
El espacio
Se inicia un recorrido guiado por una convicción: cada espacio tiene relación di-
recta con el sentido y posicionamiento de lo que se quiere enseñar en esta institución.
Desde este lugar, acompañamos al equipo de arquitectos a cargo del diseño y puesta
en marcha de la construcción del edificio.
El espacio escolar es muy significativo porque en él habitan, día a día, docentes y
niños. Es necesario mirarlo, observarlo detenidamente y pensar cada rincón, cada
pared, dado que influye en las tareas diarias, determina e impacta sobre los actores
que participan del hecho educativo. Ignacio Lewkowicz decía en el mencionado re-
portaje: “Un espacio es habitable sólo si pasan dos cosas: el que lo habita se altera por
habitarlo y el espacio se altera por ser habitado, o sea, si permite deformaciones de los
dos lados”.15
En ese sentido cabía preguntarse qué era lo mejor para sus futuros habitantes: los
chicos, los destinatarios. Qué sello particular otorgar al espacio. Acompañando la
tarea del equipo de arquitectos, se trabajó poniendo la mirada en la estructura. Esta
tarea requirió considerar desde las características que deberían tener las salas y sus
baños, la altura de las mesadas para el lavado de manos o la mesada para el cambiado
de pañales y hasta el ancho, para no quitar espacio y, al mismo tiempo, aprovechar su
utilidad. Conjugar arquitectura y pedagogía no es sencillo. De todos modos, la apues-
ta por dar lugar a mejores condiciones de trabajo para los docentes, mayores posibili-
dades lúdicas que trasciendan, ambientes donde la tarea de enseñar invada cada espa-
cio, cada rincón, supera toda contrariedad.
Por consiguiente era pertinente seguir revisando decisiones, consultando posibili-
dades. En este caso pensar en el lavabo en la sala de los bebés, qué profundidad
debería tener para el uso que se le daría. Era menester medir el largo de un bebé para
14
Gutiérrez Pérez, Rosario, La estética del espacio escolar: estudio de un caso, Barcelona, Oikos-
Tau, 1998.
15
Ignacio Lewkowicz, op. cit.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
16
Dewey, John, Experiencia y educación, Buenos Aires, Losada, 1967. Citado por Adriana Puiggrós
en Sujetos, Disciplina y currículo en los orígenes del sistema educativo argentino (1885-1916), Buenos
Aires, Galerna, 2006.
17
“La hospitalidad exige que yo abra mi casa y que dé no sólo al extranjero, sino al otro absoluto,
desconocido, anónimo, y que le dé lugar, lo deje llegar y tener un lugar en el lugar que le ofrezco, sin
pedirle ni reciprocidad”, en J. Derrida, A. Dufourmantelle, La hospitalidad, Buenos Aires, La Flor, 2006.
18
Larrosa, J., Pedagogía profana, Buenos Aires, Novedades Educativas, 2000.
38
Relato de cómo una idea se pone en práctica
El mobiliario
En esa discusión, las salas fueron pensadas como espacios y rincones habitados
con luz natural, despojados de obstáculos que se interpusieran en el camino de los
chicos, con armarios grandes y sin llave para que los materiales circularan y estuvie-
ran a disposición y así definir un estilo de trabajo respecto de la tarea de enseñar cada
día. Los muebles, los objetos pueden propiciar o entorpecer la propuesta. Es necesa-
rio pensar los diferentes objetos, formas, posibilidades, el volumen, los colores, el
tipo de material, la luz que proyectan. Pensar en el equipamiento, sin desconocer el
sentido de cada uno en el espacio, implicaba buscar diseños de mobiliarios que pudie-
ran adaptarse a diferentes funciones: un día como cajón para guardar, otro, como
objeto para jugar a esconderse.
Largos intercambios nos acompañaron en las diferentes decisiones. Entre otras, si
el armario del lactario debería tener cajones o estantes a la altura de los chicos que les
permitieran sacar y poner objetos dispuestos para tal fin. El material de los muebles
debería ser noble, que permitiera la limpieza constante, ya que cotidianamente serían
utilizados por niños pequeños, quienes acostumbran a reconocer el mundo llevando
los objetos a la boca. Muebles funcionales a la propuesta de todos y de cada día, tanto
para el adulto como para los chicos que concurren a la sala diariamente.
Las mesas y las sillas para los más pequeños deberían tener apoyabrazos que los
sostengan en el momento de la comida. También había que definir los muebles que
estarían en las salas de los bebés y de los deambuladores.
Para los chicos con más de 2 años, diseñar las mesas y las sillas nos obligó otra vez
a medir alturas así como a definir los colores a emplear. Alvar Aalto, un arquitecto,
recuerda una mesa de su infancia: “La mesa blanca es enorme, posiblemente la más
grande del mundo, al menos del mundo de las mesas que conozco. […] La Mesa
blanca de mi niñez era grande…”.19 Las mesas elegidas, ¿qué marcas dejarán en los
chicos que por allí pasen?
19
Territorios de la infancia. Entre la pedagogía y la arquitectura, Barcelona, Graó, 2005.
39
Universidad Nacional de General Sarmiento
Y las paredes…
20
Sacks, O., “Ver y no ver”, en El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Barcelona,
Anagrama, 2004.
21
Gutiérrez Pérez, Rosario, La estética del espacio escolar: estudio de un caso, Barcelona, Oikos-
Tau, 1998.
22
Sarlo, B., Tiempo pasado, Buenos Aires, Siglo XXI, 2003, p. 31, citado en Dirigir las escuelas
primarias hoy. Avatares de la autoridad pedagógica. Itinerario en siete estaciones, Buenos Aires, CEPA
http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/educacion/cepa/avatares.pdf
23
Doménech, J. y Viñas, J., op. cit.
40
Relato de cómo una idea se pone en práctica
En este sentido consideramos que las paredes del edificio son portadoras y al mis-
mo tiempo productoras de marcas culturales. En consecuencia, son consideradas como
las transmisoras de lenguajes, maneras de ver, pensar, decir, hacer. Por tal motivo se
considera importante ubicar las imágenes a la altura de los niños, tal como refieren
Doménech y Viñas.24 Ya que serán paredes reconocidas, miradas, observadas por ni-
ños que construirán parte de su mundo en este espacio.
Tal como la historia nos acerca, J. A. Comenius ha sostenido que: “[…] en libros o
sobre paredes (las imágenes), no deben ser negadas (a los niños), por el contrario, no
deberán escatimarse esfuerzos para ofrecérselas y señalarles en éstas cada cosa”.25
Por último, surgió la cuestión acerca del color con que se pintarían esas pare-
des: de un color pastel o un color fuerte. Lo central era definir qué color permiti-
ría que el ambiente fuera más cálido. Otra decisión en la que se acompañó a los
arquitectos.
24
Doménech, J. y Viñas, J., op. cit.
25
Programa Comenius, citado en Bowen, J., 1967: 27.
26
Doménech, J. y Viñas, J., op. cit.
41
Universidad Nacional de General Sarmiento
do en un período de dos horas, espacio durante el cual un chico podría iniciar una
propuesta, cerrar y nutrirse del lugar.
Por otra parte, era necesario definir la organización del período de trabajo de los
docentes, de modo de esbozar una propuesta que asegurase un funcionamiento fluido.
Ello, teniendo en cuenta que en la provincia de Buenos Aires existe una reglamenta-
ción que indica la cantidad de docentes a designarse para cada grupo, según la edad de
los chicos.27
En el momento de proyectar la futura organización en cuanto a cantidad de docen-
tes y en concordancia con esta normativa, en las salas de los más pequeños se dispuso
que hubiera dos docentes, en las salas más grandes, una docente con una preceptora
para tres salas, y en la Sala de Juegos Multiedad, una docente y una preceptora.
Pero en esta mesa de discusión, no sólo la cantidad de docentes era un tema impor-
tante, sino también el horario que cumplirían. La experiencia en espacios de forma-
ción con personal de escuelas infantiles de otra jurisdicción, permite asegurar que no
es sencillo que tantos adultos convivan con horarios tan extensos (jornadas de ocho
horas) y con la obligación de trabajar con un par toda una jornada y con niños peque-
ños.
Entonces, cómo definir los horarios para que una institución con tanto movimiento
dispusiera de tiempos y espacios para albergar a los chicos pequeños y grandes y, al
mismo tiempo, pudiera fundar un clima de trabajo. Clima a ser sostenido en un futuro
en esta institución en particular, donde las tareas diarias no fueran únicamente respon-
sabilidad de unos sino de todos, desde la sala de los más pequeños hasta la Sala de
Juegos Multiedad. Esa responsabilidad que nos trae Hannah Arendt (1989): “Educar
no es poca cosa. [...] En la medida en que el niño no conoce el mundo debemos intro-
ducirlo en él poco a poco; en la medida en que es nuevo, debemos cuidar que esta cosa
nueva madure insertándose en el mundo tal cual es. Sin embargo, de todos modos, de
cara a los jóvenes, los educadores juegan un rol de representantes de un mundo del
cual, aunque ellos no lo hayan construido, deben asumir la responsabilidad, incluso si
secreta o abiertamente lo desean diferente a lo que es. Esta responsabilidad no es
impuesta arbitrariamente a los educadores, está implícita en el hecho de que los jóve-
nes son introducidos por los adultos en un mundo en perpetuo cambio. Quien se nie-
27
La Resolución 3367 de la DGC y E define la cantidad de docentes que están a cargo de los grupos
de los jardines de infantes de la provincia de Buenos Aires.
42
Relato de cómo una idea se pone en práctica
gue a asumir esa responsabilidad del mundo no debería tener hijos ni derecho de
tomar parte en su educación. Nadie está obligado a convertirse en educador pero esta
situación implica una responsabilidad”.28
En este sentido, era importante pensar en docentes que serían parte de ese vínculo
educativo irrumpiendo en la vida de los chicos más allá de una instancia contractual,
pero sin restar importancia a esta última. No desde un lugar de dominación o de poder,
sino desde una relación, en términos de J. C. Melich, “de acogimiento, una relación
ética basada en una nueva idea de responsabilidad, reconoce que la responsabilidad
precede a la propiedad”,29 aquella que recibe y que no interroga sino que se deja
interrogar.
Un tiempo, un espacio y un equipo docente que aborde la tarea diaria desde “un
dispositivo inspirado en la práctica entre varios que reconocen que la escuela puede
ser una ocasión para crear un lazo social nuevo para los niños, pero sin desentenderse
de las regulaciones que hacen al funcionamiento de lo común. Que supone dar una
nueva oportunidad de establecer una manera de relacionarse con los otros y con los
objetos de la cultura. No se trata de pensar a la escuela supliendo el lazo que constru-
yen las familias con sus hijos, ni una maestra supliendo a otra, ni el director a las
maestras. Requiere de un trabajo de ubicación del lugar que le toca a cada uno desde
un discurso particular. El ‘entre varios’ busca instituir a cada docente en su lugar
atendiendo a sus motivaciones, fortalecer a cada adulto en su función para crear una
atmósfera favorable para lo educativo”.30
28
Citado por Cornu, L., traducción, H. García, “Moverse en las preguntas”, p: 15, en G. Frigerio y G.
Diker, Educar: figuras y efectos del amor, Serie seminarios del CEM, Buenos Aires, Del estante.
29
Melich, J. C. y Bárcena, F., La educación como acontecimiento ético. Natalidad, narración y
hospitalidad, Buenos Aires, Paidós, 2000.
30
Zelmanovich, Perla, “La escuela y los profesionales del Niño”, en Proceedings of the 7th Formação
de Profissionais ea Criança-Sujeito, 2008 [en línea]. 2009 [citado 06 de marzo 2010]. Disponible en:
<http://www.proceedings.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=MSC00000000320080001
00011&lng=en&nrm=iso>.
43
Universidad Nacional de General Sarmiento
31
La Dirección Provincial de Educación Inicial se ubica en la Torre II, en el piso once, en la ciudad
de La Plata.
44
Relato de cómo una idea se pone en práctica
hay chicos que se apropian de ese ámbito pensado entre varios, con niños y adultos
que trazan caminos de encuentros entre la ética y la estética, dejando marcas para un
futuro no muy lejano.
45
Universidad Nacional de General Sarmiento
Barrales y espejos a
la altura de los bebés.
46
Relato
Escuela
de Infantil
cómo una y Sala
ideade
seJuegos
pone enMultiedad
práctica
47
Universidad Nacional de General Sarmiento
48
Nuevos escenarios en marcha
*
Es Profesora en Educación Preescolar y Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Tiene un
Diploma Superior en la Universitè Paris VIII, en Derechos del niño. Es Doctoranda en educación por la
UNER, en historia del nivel inicial. Es Investigadora del proyecto APPeAL-IICE-UBA. Se desempeñó
por más de dos décadas en las Escuelas infantiles de la Ciudad de Buenos Aires en sus distintos cargos.
Ha dictado cursos y seminarios sobre educación inicial en todo el país, desempeñándose como docente
en Escuelas Normales y en la FLACSO. Desde 2008 se desempeña en la UNGS como autora y asesora
del Proyecto de Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad y como coordinadora de las actividades de
formación para docentes de la educación inicial a cargo del Área de Formación continua.
1
El texto Fundamentos y estructura del jardín de infantes, escrito por Cristina Fritzsche y Hebe San
49
Universidad Nacional de General Sarmiento
Martín de Duprat, fue publicado a fines de la década del 60 y principios de los 70 por la editorial Estrada,
basado sobre las experiencias de las autoras, la primera como directora y la segunda como maestra, en el
Jardín 901 de Vicente López de la provincia de Buenos Aires. Allí las autoras explican cómo el jardín
podía abandonar la tradicional clase froebeliana y montessoriana para pasar a pensar en la dinámica del
juego trabajo y otras prácticas innovadoras para la época.
2
Dicho Proyecto fue desarrollado por la Federación Canadiense de Servicios de Cuidado Infantil
como socio gestor, junto a una Comisión consultiva integrada por Algonquin College, Andrew Fleco
Child Care Services, Better Beginnings, Better Futures, Child Play Internacional, Child Welfare League
of Canadá y Hawthorne Meaadows Nursery School. Los socios argentinos que formaron parte fueron la
Universidad Nacional de General Sarmiento, la Red Andando (Merlo- Moreno) y la Red Encuentro (José
C. Paz, San Miguel, Malvinas Argentinas y Moreno). Esta propuesta, financiada por la Agencia Cana-
diense de Desarrollo Internacional en el marco del Programa de Transferencia de Tecnología hacia el
Cono Sur, permitió el intercambio y la integración entre ambas culturas implementando el Programa
“Basado sobre el juego y centrado en el niño y la niña”, sumando elementos de la modalidad canadiense
y de los centros comunitarios de la Argentina.
50
Nuevos escenarios en marcha
Este proyecto resulta novedoso por varias razones que se combinan y, al mismo
tiempo, porque abreva de las prácticas habituales de la educación inicial provincial, al
tiempo que intenta construir modos de funcionamiento que rompa con ellas. Un pri-
mer ejemplo está marcado por la estética que se despoja de cierta infantilización de-
jando paredes libres de recortes de revistas, para que se llenen de dibujos y pinturas
realizadas por los niños. Ahora, ¿por qué este aspecto interrumpe las tradiciones?
Quizá porque está instalado más de lo deseado aquello del jardín con dibujos y deco-
raciones que permiten ubicarlo a lo lejos. En una visita de un grupo de docentes a esta
unidad pedagógica, se escuchaban comentarios “este jardín no tiene nada”, “es distin-
to”. Ese mismo grupo disfrutó de la gran cantidad de materiales existentes. ¿Qué falta
percibían?, seguramente la falta de adornos en las paredes, de cajas llenas de objetos
no siempre necesarios, las salas con rincones estáticos. ¿Qué registro sensible fue
conmovido con estas ausencias? Quizá sea una de las razones por las que se vive con
tanta insistencia lo nuevo, hay algo de la identidad del jardín conocido que no está y es
preciso entonces construir otras certezas. Algo similar les ocurrió a aquellas maestras
a las que Fritzsche y Duprat interrumpieron con su propuesta de juego trabajo.
En este caso, pondremos a disposición algunas de las líneas centrales que dieron
vida a este proyecto, ubicándolo políticamente y desde una perspectiva pedagógica
que si bien no será desarrollada plenamente, sí permitirá conocer los enunciados prin-
cipales. Hasta antes de la creación de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad la
experiencia de trabajo en escuelas infantiles con todas las secciones funcionando más
extendida corresponde a la ciudad de Buenos Aires, y por este motivo entendemos
que el presente proyecto aún no tiene elementos suficientes para un relato largo. Sin
embargo, creemos que pueden resultar interesantes los debates y nuevas certezas que
acompañaron el punto de partida.
La educación inicial argentina muchas veces es identificada con un estilo renova-
dor y flexible, capaz de acompañar los distintos cambios sociales y culturales. Sin
embargo, al adentrarnos en su historia los testimonios ponen de manifiesto la comple-
jidad de los cambios y de las resistencias hacia ellos. Así, pensar en la creación de esta
unidad pedagógica, nos hizo presumir que su puesta en marcha no habría de ser senci-
llo. Al diseñar este proyecto existían certezas en torno a la complejidad de proyectar
una institución con características distintas de las de la provincia de Buenos Aires; al
tiempo que se contaba con los antecedentes de las escuelas infantiles de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y de los propios jardines maternales provinciales. Asimis-
51
Universidad Nacional de General Sarmiento
mo, se acordó nombrar “sala de juegos” a la propuesta que permite asistir algunos
días y en determinadas franjas horarias y que se extiende hasta las 22, sosteniendo
este criterio para nombrar el espacio que acoge niños y niñas después de las cinco de
la tarde, considerando la importancia que le cabe a la propuesta pedagógica de ese
horario, cuya principal premisa consiste en no reiterar las rutinas propias de una jor-
nada simple en otro jardín. Consideramos, además, que la escuela infantil y sala de
juegos debía insertarse de modo cabal en el proyecto político-educativo de la UNGS,
definiendo su mirada acerca de la educación de los más chicos y asumiendo la crea-
ción de este espacio como tarea pedagógica capaz de cumplir con el derecho a la
educación desde la cuna. ¿Qué cuestiones resultaba imperativo advertir para poner en
marcha el proyecto? Ante todo resultaba necesario definir qué lugar les cabe a los
niños y niñas y cuál a las familias en la propuesta; es decir, si la dinámica institucional
se acomodará a las necesidades del estudiante que cursa por la noche o a las de un
pequeño, que algunos días no está en su casa con la llegada de las estrellas.
“La escuela infantil surge como respuesta a las necesidades de las familias al tiem-
po que su existencia modifica el modo de funcionamiento familiar. Se crea de este
modo una relación dialógica capaz de dar actualidad y acción a la concreción de
acción educativa, promoviendo el desarrollo del niño y la niña como integrantes de la
comunidad.”3 Así, el Proyecto se va delineando en función de las necesidades de los
chicos y no sólo de sus familias, asumiendo la educación como histórica, articulada
con lo social, siempre en movimiento, influenciada por sus condiciones de produc-
ción.
Surge entonces la posibilidad de hablar de una propuesta alternativa,4 en tanto que
representa distinciones no antagónicas de la pedagogía dominante, pero se sitúa como
práctica que intenta superar las fronteras de lo conocido y plantear una relación do-
cente-estudiante como mediadora, capaz de producir y transformar a los sujetos que
en ella intervienen. Asumimos la educación como práctica que exceda las fronteras de
las aulas y que tienen lugar en espacios y tiempos diversos. Así, el proyecto prioriza lo
3
UNGS, Proyecto Escuela Iinfantil y Sala de Juegos Multiedad, Los Polvorines, UNGS, 2008.
4
Utilizamos la categoría “alternativa” valiéndonos de los desarrollos teóricos llevados a cabo por el
equipo APPeAL, en función de la construcción de una historia de la educación argentina, en Adriana
Puiggrós, Sujetos, Disciplina y Currículo en los orígenes del sistema educativo argentino, Buenos Ai-
res, Galerna, 2001.
52
Nuevos escenarios en marcha
creativo y lo expresivo, a la vez que enseña, para que estos aspectos puedan desarro-
llarse. Esta unidad pedagógica tiene confianza en las posibilidades cognoscitivas de
los niños y niñas y por eso valora el juego y el aprendizaje, el cuerpo, la palabra al
niño y al grupo. Además, reflexiona sobre su hacer, lo que no le impide equivocarse,
pero que rectifica su rumbo a partir de esta capacidad para autoevaluarse. Cabe seña-
lar que este centro educativo se hace responsable del aprendizaje de sus alumnos,
escucha y se hace escuchar y construye con los otros, particularmente con las familias
y la comunidad, su proyecto formativo.5
En este caso, la UNGS define como parte de su política educativa para la primera
infancia asumir un papel educador6 que no sustituye a las familias y que, si bien respe-
ta ciertos aspectos de las formas de escolarización más tradicional, se nutre de otros
formatos menos tradicionales dejando atrás rituales y estilos institucionales que aun-
que son parte de las tradiciones no siempre están en consonancia con los deseos, las
necesidades y las posibilidades de los niños y niñas del siglo XXI.
5
UNGS, op. cit.
6
Zabalza, M., Didáctica de la educación infantil, Madrid, Narcea, 2002.
7
Fenstermacher, G., “Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza”, en La
investigación de la enseñanza, Barcelona, Paidós, 1989.
53
Universidad Nacional de General Sarmiento
y a su formato más tradicional, lo que para el caso de aquellas que atienden a los más
chicos de 3 años no resulta compatible. Creemos que aún no existe un consenso social
en torno a que además de cuidar se enseña en las secciones del llamado jardín mater-
nal, algo que plantean como escena polémica varios trabajos (Duprat y Malajovich,
1987; Fernández, 2005; Soto y Violante, 2005). El proyecto de esta unidad pedagógi-
ca se apoya en el derecho de los niños y niñas a recibir educación desde que nacen y
entiende a la educación como proceso histórico que finaliza con el fin de la vida
misma. Estas afirmaciones, más allá de ser acompañadas desde las propias conviccio-
nes de quienes desarrollaron y aprobaron el proyecto, se apoyan en la Ley de Educa-
ción de la provincia de Buenos Aires vigente desde 2007.
¿Cuáles son las tareas de enseñanza que debemos desarrollar para ayudar a los
más chicos a aprender?, ¿qué estrategias desarrollar para ello? En primer lugar, soste-
nemos que la educación debe llevarse a cabo en vínculo con las familias; es decir
respetando las tradiciones y pautas culturales originarias de cada niño/a. Por ello, el
proyecto educativo es una construcción dialógica que no se cierra a una sola perspec-
tiva sino que amplía la mirada ayudando para que cada sección pueda trabajar con los
distintos grupos familiares en el marco de los lineamientos vigentes. Al mismo tiem-
po, este proyecto considera de modo especial el respeto por la diferencia de género, la
perspectiva multicultural, los distintos tipos de familias, la cuestión de la pobreza y el
respeto y cuidado de la discapacidad. Estas afirmaciones se sostienen en la selección
de contenidos de enseñanza, en los modos de celebrar las fiestas tradicionales en el
jardín, en las carteleras, en los cuadernos de comunicaciones que llegan a las casas, en
la selección de imágenes a disposición de los niños/as, entre otras. Asimismo, este
proyecto es situado regionalmente, ya que esta Universidad recibe a la población de
uno de los distritos más pobres de Buenos Aires. Sin embargo, esta última caracterís-
tica no debería incidir de modo alguno en la tarea diaria, ni en la selección de conte-
nidos de enseñanza. Creemos que puede ser útil para ejemplificar esta cuestión la
noción de habitus que desarrolla Pierre Bourdieu, definiéndolo como “sistema de
disposiciones duraderas […] estructuras estructuradas dispuestas a funcionar como
estructuras estructurantes”.8 Tal como plantea Adriana Puiggrós,9 entendemos que el
habitus resulta un regulador del proceso de enseñanza-aprendizaje, que, a su vez, está
8
Bourdieu, P. y Passeron, J. C. La reproducción, LAIA, Barcelona, 1972.
9
Puiggrós, op. cit.
54
Nuevos escenarios en marcha
mediado por la libertad de los sujetos y por su propia creatividad, en la que interviene
la educación como práctica liberadora y superadora. Así, siguiendo lo que plantea
Paulo Freire,10 creemos necesario situar también como constitutiva del proceso de
enseñanza la relación opresor y oprimido, asumiendo la responsabilidad que nos cabe
en esos vínculos. En segundo lugar, las tareas de enseñanza considerarán la importan-
cia de lo lúdico y de los distintos lenguajes artísticos. Desde allí se seleccionarán
contenidos de enseñanza que permitan desarrollar al máximo las potencialidades de
cada niño y niña. Los grandes ejes a trabajar deben considerar el desarrollo del len-
guaje oral, del conocimiento de la realidad cercana e histórica, del desarrollo de los
lenguajes visual, musical, gestual, dramático y corporal. Las actividades que permitan
el desarrollo de los contendidos se constituirán en la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad.
La Escuela Infantil
10
Freire, P. Pedagogía del oprimido, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002.
55
Universidad Nacional de General Sarmiento
11
Antelo, E., “Lo inicial de la educación inicial”, en Redondo, P. y otros, La educación inicial hoy:
maestros, niños y enseñanzas, DGCyE, Buenos Aires, 2007.
56
Nuevos escenarios en marcha
Los espacios de la Sala de Juegos Multiedad habilitan que cada sujeto decida
cuándo y cómo interactuar con otros y con distintas propuestas. La Sala de Juegos está
centrada en el niño y no en la intervención docente. ¿Por qué? Porque el docente
interviene preferentemente organizando el espacio, los distintos materiales y selec-
cionando ejes de trabajo, por ejemplo, tomando como organizador literatura y títeres
o fotografía. Se deben hacer invitaciones a moverse libremente y tomar la iniciativa.
Estas posibilidades de decidir dónde participar se distinguen de forma clara de la
elección de los rincones en el juego/trabajo, ya que posibilitan a los niños/as que
elijan dónde participar y hagan cambios tantas veces como lo deseen, respetando las
normas que ordenan el espacio total y el cuidado de los materiales. La libertad de
acción aquí “no es sinónimo de caos y desorden. Libertad es la capacidad del niño
para poder optar, para decidir entre una amplia gama de posibilidades, qué es lo que
quiere hacer y cómo y con quién desea hacerlo”.12 En la educación inicial permitimos
elegir menos de lo deseable, esta concepción apuesta a la educación como emancipa-
ción y a la propia concientización.
Diseñar una dinámica para la Sala de Juegos implicó considerar la formación de
los docentes para la tarea con grupos heterogéneos y con niños y niñas cuya asistencia
no es continuada. Este aspecto es el que mayores obstáculos les presenta, ya que la
ausencia de un formato estructurado tanto para los niños como para la programación
de la tarea implica asumir una actitud flexible y creativa, cuya fuente de inspiración
12
Martín, P., Programa Educativo para Centros Comunitarios, basado en el juego y centrado en el
niño y la niña, Buenos Aires, UNGS, 2006.
57
Universidad Nacional de General Sarmiento
58
Nuevos escenarios en marcha
ción. “En el momento de armar el escenario de juego, los docentes suelen mante-
ner ciertas regularidades (por ejemplo, disponen de una manera particular el mo-
biliario, utilizan otros recursos como la música e incluyen objetos que son de
alguna manera ‘novedosos’, ya que no están siempre al alcance de los niños)”.13
Así, los escenarios promueven un desafío para los niños y niñas invitándolos a
acciones que están por encima de sus posibilidades. De este modo, se habilitan
escenas que promueven acciones dentro de la “zona de desarrollo próximo”
(ZDP).14 Siguiendo los aportes de la teoría psicológica de Bruner, la cual si bien
es constructivista como la de Piaget, a diferencia de éste considera que el conoci-
miento tiene raíces biológicas y sociales. Tomando como base el concepto de ZDP,
despliega el concepto de andamiaje, definido como las acciones que puede hacer
un adulto para llevar al niño de su nivel actual de conocimiento a otro más eleva-
do.15 Estas intervenciones sólo pueden tener lugar ante la presencia de un otro
atento; en este caso un docente disponible a andamiar, escenas de juego que favo-
rezcan el andamio de los pares. La intervención docente antes, durante y después
del juego es clave en este sentido.
Los escenarios y las invitaciones al juego de ficción en cierta manera comienzan a
planificarse cuando se eligen los materiales; por ejemplo, un juego de piratas se puede
iniciar si los niños y niñas tienen a mano un sombrero de piratas o una caja que sirva
como embarcación. Es más fácil ser princesa si hay coronas y tiaras en el cajón de los
disfraces. También el docente pondrá a disposición telas, cintas, elásticos y todo aquel
material descartable que ayude a armar la escenografía. Muchas veces la ambientación
musical completa la ficción. Así, quienes organizan las compras de materiales, quie-
nes los seleccionan día a día se transforman en verdaderos directores artísticos, para
13
Sarlé, P., Soto, C., Vasta, L. y Violante, R., “Cuando de jugar se trata en el jardín maternal”, en En
el jardín maternal, Buenos Aires, Paidós, 2005.
14
“Zona de desarrollo próximo” es un concepto acuñado por Vigotsky como parte de su teoría acerca
de la construcción del conocimiento, que el autor describe apoyándose en el dinamismo del intercambio
social. Así, sostiene que es posible adelantar los niveles de desarrollo de los niños a través de la ayuda
que sus aprendizajes puedan prestarles los adultos o pares aventajados. Entonces, la ZDP es la franja
entre el nivel real del pensamiento infantil (al que ha llegado) y el potencial (al que puede llegar ayuda-
do).
15
Bosch, L. y Duprat, H. El nivel inicial. Estructuración. Orientaciones para la práctica, Buenos
Aires, Colihue, 2004.
59
Universidad Nacional de General Sarmiento
lo cual deben permitirse jugar con la imaginación, en búsquedas superadoras del este-
reotipo y promoviendo ficciones que además ayuden a resolver dificultades.
En otros casos, los escenarios estarán preparados y los niños encontrarán el lugar
cotidiano poblado de telas, cintas y papeles que los lleven a exploraciones íntimas y
colectivas. El docente podrá guiar la actividad expresamente o sólo sugerir con la
música o su presencia expectante. Cabe señalar que el desarrollo de este juego será
distinto según las edades, los días o las situaciones en que se lleve a cabo. Sin embar-
go, el docente no ejercerá ningún tipo de censura y pondrá todo a disposición, tantas
veces como el grupo lo requiera. Suele ocurrir que los docentes, preguntan “¿cuántas
veces armo el mismo escenario?, ¿cuántas veces puedo dejarlos jugar a los piratas?”.
Estos interrogantes no encuentran generalizaciones, ya que se trata de realidades si-
tuadas, imposibles de universalizar.
En la Sala de Juegos también dedicamos un espacio a las artes visuales. Si bien este
proyecto se rige en este aspecto, según los lineamientos vigentes, los cuales consideran
las principales tendencias actuales; también aquí creemos que hay mucho por explorar.
Como parte de sus tradiciones más arraigadas la producción plástica (sobre todo del
dibujo y la pintura) ha ocupado un lugar privilegiado en la educación inicial, a nuestro
modo de ver, excesivo. Las obras de los niños y niñas nombradas como “trabajitos”
fueron y son centrales en la tarea cotidiana. Las carpetas llenas y la sucesión de técnicas
hacen al jardín y esto cuenta con fuerte consenso social. ¿Podremos imaginar otras
formas de producción?, simplemente, sí. Se trata de pensar en una revalorización de las
producciones no porque se los cuide para guardarlos en una carpeta sino para que se los
muestren en las paredes con la intención de que los niñosy niñas puedan volver sobre
ellos para cambiarlos, para agregarles otras pinceladas. Podemos realizar trabajos que
se esfumen porque se trabajó con aguada y no quedan rastros. Podemos también dejar
los trabajos en los atriles esperando que el niño vuelva horas más tarde. Para ello, es
necesario asumir y comunicarlo a las familias, que la meta no es la carpeta sino el desa-
rrollo de la capacidad creadora del pequeño. ¿Es esto novedoso?, sin lugar a dudas, no.
La obra de Viktor Lowenfeld es de mediados del siglo XX y en los aportes del diseño
curricular de la ciudad de Buenos Aires de los años ochenta, ya se nos hacían las prime-
60
Nuevos escenarios en marcha
ras advertencias al respecto. Este punteo de ideas que intenta mostrar algunos de los
postulados a seguir, es considerado también para la Escuela Infantil.
61
Universidad Nacional de General Sarmiento
bores y sorprenderse con los pájaros y las cajitas musicales implica ampliar las colec-
ciones, de eso se trata. Necesitamos docentes que consuman música más allá de la
“marketinera”, docentes que estudien si fuera necesario, que busquen incansablemen-
te hasta poder encontrar aquello que emociona y hace vibrar a sus estudiantes. Las
herramientas virtuales con las que contamos en el presente son en este sentido aliadas.
La biblioteca merece que nos detengamos un poco en este breve recorrido por el
proyecto. La necesidad del encuentro de los niños y niñas con la literatura y con el
objeto libro encuentra consenso indiscutible a la hora de pensar en la educación de los
más chicos, sin embargo, el encuentro con el libro en al biblioteca no está aún genera-
lizado. En primer lugar, porque se sostienen debates en torno a la necesidad de llevar
a los bebés o deambuladores a la biblioteca. En segundo lugar, acondicionar estos
espacios requiere de una infraestructura y cantidad de libros de la que se dispone sólo
en algunas ocasiones. Creemos que el armado de la biblioteca se justifica cuando su
uso se ve optimizado por una buena organización institucional. Es deseable que la
actividad en la biblioteca sea desarrollada por pequeños grupos, pues de este modo el
docente puede responder a los pedidos de cada niño y niña, puede dirigir una búsque-
da de algún personaje y puede narrar historias de a uno o dos lectores, por ejemplo.
Además, el bullicio propio de un grupo grande no es el esperado para acompañar el
clima de una biblioteca; en cambio, si son pocos, las voces, las onomatopeyas y los
silencios se hacen presentes. Esta atmósfera es difícil de lograr en la sala, la música
suave, los almohadones y los libros ordenados para la ocasión, previamente seleccio-
nados por el adulto son parte de los rituales que sí tienen lugar en la biblioteca.
Este proyecto apoyado en muchos de los lineamientos vigentes, sostiene la necesi-
dad de que los materiales para las distintas actividades sean variados y que para las
primeras secciones sean suficientes para todos los presentes en cada propuesta de
enseñanza. Para poder garantizarlo es que se organizó el material en un mismo sector,
de modo tal que cada sala lo retira y devuelve en las distintas actividades. Esta cir-
cunstancia implica que los docentes deben prever y organizar las actividades, cuidar
los materiales y organizarse. Esta modalidad no es transmisible al lactario, donde las
prevenciones de higiene deben ser priorizadas. ¿Es sencillo trabajar de este modo?,
claro que no. Si bien cada jornada debe ser planificada, el uso compartido de los
materiales exige programaciones compartidas, dejando poco margen para la improvi-
sación que surge de ordenar el día o la enseñanza sólo en función de los diversos
objetos seleccionados para la tarea.
62
Nuevos escenarios en marcha
Las distintas salas de la institución necesitan ser consideradas según sus particula-
ridades. Excede a esta presentación desarrollar todos los aspectos que hacen a la ta-
rea, aunque algunos rasgos comunes están dados por los tiempos de actividad, de
alimentación y sueño. En ese sentido, la dinámica institucional asume tiempos en
función de las necesidades básicas de los chicos de cada sección. Así, a la hora de la
alimentación debe privilegiarse la atención del lactario y la sala de deambuladores;
sin embargo, también es preciso atender a los ritmos de algunos niños y niñas más
grandes que no pueden seguir los ritmos generales y necesitan que se los considere de
modo especial. Así, sucede que algunos pequeños necesitan una siesta fuera de los
horarios estipulados; en ese caso la incorporación de rutinas será paulatina, respetan-
do los requerimientos de los más chicos. Quizá sea interesante plantear que para lo-
grar buenos engranajes es necesario asumir ciertos mecanismos por los cuales los
niños y niñas conozcan los espacios de toda la escuela, al menos, los más cercanos
deben resultarles familiares, al igual que los docentes de otras secciones. Esta cues-
tión suele traer controversia, ya que atendiendo a las edades se afirma que es bueno,
por ejemplo, que un bebé sólo interactúe en las cuestiones claves con un docente, si
bien esto es atendible al ingreso en la sala, sostenemos que a medida que el pequeño y
su familia se incorporan a la rutina de la sala, pasen a vincularse con otros docentes.
¿Por qué?, simplemente porque no podemos garantizar la presencia del personal, ra-
zón por la cual una ausencia docente se transforma en una ausencia vital para el bebé
y la madre. Si, por el contrario, el niño puede permanecer tranquilo en la sala con otro
maestro o con otra maestra, las ausencias no generan angustias innecesarias. Del mis-
mo modo sucede con la siesta del niños de 1 año o el de 2. Por ello, insistimos en
pensar estas escuelas con rutinas que habiliten cierta familiaridad de niños y familias
con los espacios, con los docentes, auxiliares y el equipo directivo.
Una mención especial merece la relación con las familias. Si bien todo acto educati-
vo está destinado a los aprendices; los niños y niñas llegan a la escuela con marcas de
socialización que se inician en los hogares, en el caso de los niños y niñas tan pequeños
las familias pasan a ser sus voceros, por cuya razón los docentes necesitan a diario
mantener diálogos fluidos y sinceros. Este aspecto resulta clave para el logro de acuer-
dos en las prácticas de crianza, que necesariamente deben ser consensuadas entre la
familia y la escuela. Quizás este aspecto parezca cobrar mayor relevancia en la Escuela
Infantil, ya que los niños y niñas que asisten a la Sala de Juegos Multiedad no mantienen
una asistencia continuada. En ambos casos, es preciso acompañar a las familias para que
63
Universidad Nacional de General Sarmiento
asuman que cuando un hijo concurre a la institución resultan vitales los acuerdos sobre
la alimentación, el sueño y las rutinas. La sala de lactario, si bien respeta los ritmos de
cada niño y niña, tiene en sí misma sus propios ritmos de trabajo, que deben articularse
con los ritmos individuales, tarea imposible si no hay canales de comunicación fluidos.
Los modos de sostener diálogos con las familias no se agotan en las charlas de
ingreso y salida, sino que se completan con la comunicación en el cuaderno de lo que
sucedió con las necesidades fisiológicas de los niños y niñas, su alimentación y sueño
(para las salas de los más chicos). También es deseable hacer llegar mensajes por
medio del cuaderno de comunicaciones y las carteleras, para ir relatando sobre qué se
está trabajando y, sobre todo, es necesario resignificar las reuniones de padres y las
carteleras. Estas últimas, como ya dijimos, pensadas para los adultos, en relación con
su estética como su contenido. ¿Por qué no pensar para las carteleras cuáles son los
temas que preocupan a las familias y abordarlo sin quedar ligadas sólo al calendario
escolar?
Las reuniones de padres del nivel creemos que deben ser pensadas para los adultos
que no sólo esperan que les den directivas sino que necesitan hacer preguntas, disipar
dudas, ser escuchados y poder escuchar a otros padres con quienes comparten inquie-
tudes. Es deseable que se destine una buena parte de la reunión a escuchar a las fami-
lias y propiciar el diálogo entre ellas, así como revisar la pertinencia de sostener las
clásicas dinámicas de juegos y los souvenirs para la despedida. Es recomendable con-
siderar que en estas instituciones los padres circulan, la conocen y esto lleva a tener
reuniones cuya programación debe ser cuidada a fin de resultar interesante para que
pueda transformarse en el lugar donde las familias pregunten, cuestionen en un víncu-
lo dialógico que lejos de lo intimidatorio sitúe al maestro y maestra en un lugar de
referente en la educación de sus hijos. En el caso de este proyecto en particular, fue
oportuno retomar las matrices fundantes de estas instituciones en el país, a fin de
iniciar recorridos que resignifiquen los mandatos iniciales. ¿Qué se debe refundar?, es
preciso asumir que la familia y la escuela deben, como ya dijimos, mantener relacio-
nes dialógicas, para ello la unidad pedagógica debe ofrecer a las familias ritmos que
acompañen las necesidades de aquéllas, pero no debe ocupar un lugar servil que pon-
ga en el centro de la escena las necesidades de los adultos por encima de las de los
niños y niñas. El nacimiento de este tipo de instituciones se encuentra ligado a satisfa-
cer las necesidades de las familias (de las madres, sobre todo) para cumplir con su
trabajo, esta escena ponía las necesidades de los hijos por detrás de las de las familias
64
Nuevos escenarios en marcha
16
Feder, V. y Maquieira, S. La observación en el trabajo con niños pequeños, Buenos Aires, Nove-
dades Educativas, 2000.
65
Universidad Nacional de General Sarmiento
Creemos oportuno permitirnos compartir una actividad que desarrollamos con las
maestras y equipo directivo de la institución. Nos propusimos recorrer la institución
desde un registro sinestético. A fin de poder repensar esta unidad pedagógica y repa-
sar qué forma tuvo hasta el presente el proyecto. Para ello es preciso introducirnos
brevemente en la cuestión de la estética escolar, para lo cual tomaremos prestadas las
afirmaciones que hace Pablo Pineau sobre el tema cuando plantea que “a lo largo del
siglo XIX y XX, las sociedades modernas convirtieron a la escuela en una de las
herramientas privilegiadas para llevar a cabo potentes procesos de unificación de cos-
tumbres, prácticas y valores en las poblaciones que le fueron asignadas. La volvieron
un dispositivo capaz de llevar a cabo el objetivo moderno de que las poblaciones
compartieran una cultura común –basada en una misma ética y una misma estética
necesaria para los progresos prometidos y soñados–. Logró fraguar el futuro mediante
la inculcación en grandes masas de población de pautas de comportamiento colectivo
basadas en los llamados ‘cánones civilizados’. Los colores, vestuarios, disposiciones,
gestos y posiciones de género resumibles en el ‘buen gusto’ y ‘sentido común’ escola-
res no son casuales, ingenuos y universales, sino que responden a una campaña histó-
rica de producción estética: esas marcas son premiadas o sancionadas, permitidas o
prohibidas, de acuerdo con su grado de adaptación a los modelos impuestos por la
institución educativa”.17
La estética imprime marcas en los sujetos moldeando los sentidos y los juicios de
valor sobre los registros de éstos. Para ello se vale de un vocabulario que permite
identificaciones definidas mediante la sanción de juicios de valor. La estética escolar
en tanto produce sensibilidades y emociones de los que se sirven los sujetos “Moldea
sus subjetividades a fin de provocarles sentimientos de afinidad y rechazo hacia cier-
tas formas y actos que garantizan los funcionamientos esperables. […] La estética
escolar es el registro destinado a la educación de los sentidos para la formación de
sensibilidades colectivas que considera los elementos relativos a la percepción.”18
17
Pineau, P., “Notas sobre la estética escolar como objeto de investigación histórico-educativa”,
documento del avance del Proyecto UBACyT “Historia estética de la escolarización en la Argentina”,
IICE, UBA, 2009.
18
Ibíd.
66
Nuevos escenarios en marcha
Nos preguntamos entonces acerca de los registros sinestéticos de las docentes que
habitan de esta institución, ¿a qué huele la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad?
Como toda escuela infantil huele una mezcla rara de pañales y tizas, de mamaderas y
témperas, de fideos y papillas, de piso de goma y lavandina, huele a rocío por la noche
y a pasto húmedo por la mañana...
¿Qué sabor tiene este espacio? Tiene el dulce de las galletitas y el sinsabor de las
comidas de los más chicos, sabe a masa que se lleva a la boca, sabe a gelatinas y a
manzanas...
¿Cómo se deja tocar este jardín? Con las telas de seda suaves, con lo rugoso de los
pisos del patio, con las paredes acabadas, con los almohadones en la biblioteca, con
las muñecas en los juegos, con los vestidos y sombreros de piratas y bomberos…
¿Cómo suena este lugar? Sh, sh, sh, suena silencio, suena música, suena llanto,
suenan gritos, suenan pájaros y grillos, suenan ollas, suenan sillas que se corren y
atriles que se cierran, suenan y resuenan timbres, suena bullicio de niños y niñas traba-
jando, suenan maestras cantando...
¿Qué nos muestra esta institución? Muestra paredes despojadas esperando obras
de los niños y niñas, fotografías del tiempo y trabajo compartido, vidrios y árboles;
muestra una Universidad que crece y muestra mensajes para los adultos que no están
en soportes para niños y niñas, muestra carpetas y legajos, registros y actas...
Como señala Redondo: “nos interesa enfatizar que las realidades sociales más
complejas no deben reducirse a una lista de problemáticas descriptivas de lo que no es
como lo esperado, sino que –y allí se encuentra uno de los desafíos–, pueden traducirse
en una nueva oportunidad de discutir el papel de la educación infantil en términos de
afiliación social y de inscripción de estas nuevas generaciones en un línea histórica
más larga”.19
Y cerramos la reflexión acerca de qué escuela queremos desde este registro sensi-
ble. Es preciso volver a preguntarnos qué fábrica de lo sensible logramos poner en
marcha para poder hacer prospectiva y mirar la escuela a través de los niños y niñas
que de ella egresen, que no serán otros que los jóvenes que esperamos caminen por el
Campus allá por la tercera década del siglo XXI.
19
Redondo, P. El jardín de infantes hoy. En Redondo, P. y Antelo, E. (dirección) “Educación inicial
y primera infancia”, curso Virtual, Buenos Aires, FLACSO, 2009.
67
Universidad Nacional de General Sarmiento
Notas finales
Esta suerte de renovada presentación del Proyecto no logra abarcar todos los as-
pectos considerados para darle forma, tampoco agota todo lo que implicó su diseño,
las largas discusiones del equipo asesor, las convicciones que se afianzaron acerca de
cómo pensar la educación de la primera infancia, la compañía incondicional de la
Universidad para garantizar el derecho a la educación de los más chicos y el cuidado
por las necesidades de sus familias. Es una empresa titánica pretender contarlo todo,
del mismo modo como resulta extremadamente complejo seleccionar las palabras que
transmitan la satisfacción por la tarea alcanzada, por los avances, por los logros, por
lo que falta.
El pensamiento hegemónico dentro del sistema educativo presenta la cuestión de
lo escolar en términos de éxitos y fracasos, éstos se miden en los rendimientos de los
estudiantes y de las instituciones y no hablan sino de las evaluaciones como puntos de
llegada y referentes de aprendizajes. ¿Es posible plantear la educación a través del
juego y el arte en términos propios de las mediciones?, entonces ¿experiencias como
la que nos ocupan, sólo tiene lugar en la lista de alternativas destinadas a encontrar
fecha de finalización? Creemos que se camina con el placer de ir y no de llegar; el
fracaso, los errores, no son el problema. El problema es pensar que hay una sola forma
de construcción; el inconveniente es pensar que no hay más formas por explorar. La
tan repetida frase “la escuela está en crisis” parece estallar ante las certezas que sólo
admiten un modelo conocido. El proyecto que nos ocupa tiene como principal certeza
la búsqueda constante de los mejores modos de practicar la enseñanza con la primera
infancia. No acepta un modelo, asume su responsabilidad en la búsqueda de la exce-
lencia para la educación y el cuidado de los otros. Este proyecto recién ha comenzado
a dar sus primeros pasos y está sustentado por una frase del personaje de Quino,
Mafalda: “el año que viene fue el mejor”. Todos los mejores desarrollos teóricos y sus
mejores combinaciones con la práctica están por venir. Muchas páginas esperan para
ser escritas…
68
Nuevos escenarios en marcha
Bibliografía
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Zabalza, M., Didáctica de la educación infantil, Madrid, Narcea, 2002.
69
Universidad Nacional de General Sarmiento
En el espacio exterior.
70
Escuela Infantil
Nuevos
y Salaescenarios
de Juegosen
Multiedad
marcha
Piletas, espejos y
percheros a la altura
de los chicos.
71
Universidad Nacional de General Sarmiento
72
Los criterios para la asignación de las vacantes
*
Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA) y Profesora de Educación Preescolar. Investigadora
docente regular del Instituto del Desarrollo Humano de la UNGS. Docente en el Instituto Superior de
Profesorado de Educación Inicial “Sara C. de Eccleston”, de la Ciudad de Buenos Aires.
73
Universidad Nacional de General Sarmiento
Comienzo este texto recordando la emoción que sentí al enterarme de este proyec-
to. Como docente e investigadora de la Universidad, me alegró saber que iba a funcio-
nar una Escuela Infantil y una Sala de Juegos en esta institución, una escuela articulada
e incluida en el sistema público de la provincia de Buenos Aires, que tanto beneficia-
ría a padres y madres que son trabajadores y estudiantes en la UNGS. Conozco esta
Universidad y confiaba en que se iba a proyectar una educación de calidad y no una
simple “guardería infantil” como existen en otros lugares.
En este capítulo me referiré brevemente a uno de los debates y discusiones que se
presentaron en la elaboración del proyecto de la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad: la asignación de la prioridad para las vacantes disponibles. En el proyecto
de la escuela aparece planteado: “Para una Universidad que se ha propuesto contri-
buir a la igualdad de oportunidades para los estudiantes que tienen muy considerables
cargas de trabajo y en proporciones importantes responsabilidades familiares, inclu-
yendo hijos, es muy relevante contribuir a que aquéllos no se vean ante el problema de
no poder sostener sus estudios o perder asignaturas si ello puede ser evitado” (p. 4).
Asimismo, “ofrecer un espacio para el cuidado de los hijos de docentes y no docentes
implicará contribuir a compatibilizar responsabilidades domésticas y laborales de los
padres” (p. 15).
La Escuela Infantil se creó para atender a los hijos e hijas del personal de la Uni-
versidad y de la población estudiantil.
En la Sala de Juegos Multiedad y en la Escuela Infantil diurnos se han distribuido
las vacantes en 50 por ciento para los estudiantes y en 50 por ciento para los trabaja-
dores docentes y no docentes, mientras que en la sala del juegos en turno vespertino
en 70 por ciento para los estudiantes y en 30 por ciento para los trabajadores, dado
que en este horario la actividad principal de la Universidad es el dictado de clases y no
hay tanto personal no docente.
Esto constituye una innovación frente a instituciones universitarias que destinan
sus jardines maternales y de infantes solamente a los empleados; y concuerda con la
cultura de la UNGS que, desde las primeras líneas del Estatuto, planteó que “los re-
cursos económicos del individuo o de la familia no pueden ser el factor que determine
la realización de las inteligencias y capacidades […]” y desde el proyecto originario
de la Escuela Infantil se propuso “contribuir a la igualdad de oportunidades para los
estudiantes que tienen muy considerables cargas de trabajo y en proporciones impor-
tantes responsabilidades familiares” (p. 4).
74
Los criterios para la asignación de las vacantes
1
Integrábamos la mesa el Rector Silvio Feldman, el Vicerrector Marcelo Fernández, el Secretario
General Fernando Santiago, las especialistas en el nivel inicial Mónica Fernández Pais y Elisa Castro, la
Coordinadora del Programa de Bienestar Universitario Griselda Meng, el Secretario de Administración
Martín Mangas, una responsable del área de Desarrollo Institucional, María Luz Bertoni, una responsa-
ble del área de Relaciones Institucionales, Catalina García Sanabria, un asesor en educación del rectorado,
Cayetano De Lella, y yo, investigadora docente.
75
Universidad Nacional de General Sarmiento
tes con una dedicación de tiempo completo. Luego, la prioridad sería para quienes
tienen una dedicación semiexclusiva y finalmente para los docentes que tienen Módu-
los de Actividad de Formación (MAF), que implican una dedicación parcial.
¿Y en relación con los estudiantes? Acordamos que los criterios se relacionaran
con la misión de colaborar en el “avance” de sus estudios a los estudiantes que son
padres o madres. La continuación de los estudios nos parecía esencial para que la
Escuela Infantil cumpliera con su misión. Por eso se estableció que en caso de que el
padre o la madre del niño o niña fuera estudiante de la UNGS se comprometería a
cursar al menos dos asignaturas en cada semestre del año en que inscriban a sus hijos
e hijas, exigiéndosele mantener la condición de estudiante regular para su
rematriculación. Asimismo se priorizó, con mayor puntaje, al estudiante de grado por
el de posgrado o el de pregrado que cursa el Curso de Aprestamiento Universitario.
Estos criterios de prioridad se establecieron en conjunto con otro relacionado con
la situación familiar, dándose mayor puntaje a familias monoparentales por sobre aque-
llas constituidas por parejas o bien por otros miembros familiares además del padre o
madre.
¿Cómo contemplar las necesidades y derechos de los niños, a la vez que sostener
los principios y los objetivos con los cuales la Escuela Infantil y la Sala de Juegos
Multiedad fueron creados?
Surgían algunas preguntas tales como “Si el padre o la madre abandonaba sus
estudios o se desvinculaba laboralmente en el transcurso del año escolar, ¿el niño
continuaría con la vacante? ¿Hasta cuándo?” Frente a esta pregunta se acordó que,
ante la desvinculación paterna o materna, “el pequeño podrá disponer de la vacante
hasta finalizar el ciclo escolar en curso. En ese caso se evaluarán las condiciones para
su rematriculación en función del vínculo de la familia con la Universidad y la deman-
da de vacantes por parte de aquellas familias que hayan mantenido su condición de
regularidad”. Es decir, consideramos que el año escolar de los niños debía estar ga-
rantizado, ya que sería perjudicial que quedara sujeto a los cambios durante el año en
la actividad (trabajo o estudio) del padre o madre. Sin embargo, para que los propósi-
tos del proyecto se cumplieran, al año siguiente debían conservarse los criterios rela-
cionados con la pertenencia institucional de alguno de los padres.
Los puntajes para el orden de mérito quedaron establecidos de la siguiente ma-
nera:
76
Los criterios para la asignación de las vacantes
• Situación familiar
Madre soltera que vive sola (20)
Padre a cargo de sus hijos que vive solo (20)
Madre separada (10)
Madre soltera/separada que vive con su familia (8)
Padre soltero/separado que vive con su familia (8)
Pareja constituida (8)
Cantidad de hermanos que conviven (más de dos hijos: 2)
Tiene hermanos asistiendo a la Escuela Infantil o Sala de Juegos Multiedad
que continúan durante el primer año de asistencia del nuevo inscripto (3)
Estudiantes
- Pregrado o CAU (1)
- Carrera de grado
(27 o más materias aprobadas: 16)
(17 a 26 materias aprobadas: 18)
(9 a 16 materias aprobadas: 17)
(Hasta 8 materias aprobadas: 4)
- Carrera de posgrado (2)
77
Universidad Nacional de General Sarmiento
que los criterios resulten consensuados y claros cuando se trata de temas “álgidos”
como las vacantes. La marcha del proyecto nos ayudará a evaluarlos y a considerar, si
resultase necesaria, su revisión a partir de la experiencia.
A modo de cierre, quiero resaltar que el acuerdo sobre el tema de las prioridades
para la asignación de las vacantes –que aparentemente puede parecer burocrático–
resulta crucial en la búsqueda de garantizar los propósitos del Estatuto de la UNGS
mencionados al comienzo de estas páginas. Valoro enormemente que se haya tratado
con la profundidad y atención que el tema merece, en una mesa integrada por diversos
miembros de la institución, donde todas las voces fueron escuchadas en un marco de
intercambio con mucha cordialidad.
78
LosEscuela
criteriosInfantil
para layasignación
Sala de Juegos
de las Multiedad
vacantes
En la biblioteca.
79
Universidad Nacional de General Sarmiento
80
LosEscuela
criteriosInfantil
para layasignación
Sala de Juegos
de las Multiedad
vacantes
81
Universidad Nacional de General Sarmiento
82
El equipo directivo y la gestión institucional
*
Directora de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Mustiedad, de la UNGS (Unidad Pedagógica
Conveniada Nº 1). Nivel terciario, Profesora de Educación Preescolar, Instituto Ángel D’Elía. Capacita-
ción Directiva, Instituto Riglos de Moreno. Cursos dictados por CIE y Gestión Institucional dictado por
la UNGS. Encuentro Provincial de Directores e Inspectores (Mar del Plata). Maestra de apoyo en educa-
ción especial, maestra de sección, vicedirectora, directora titular Jardín Nº 908 de San Miguel. Todas,
instituciones de gestión estatal.
**
Vicedirectora de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Mustiedad, de la UNGS (Unidad Pedagógica
Conveniada Nº 1). Nivel terciario, magisterio superior Instituto Ricardo Rojas. Nivel Universitario, Pro-
fesora Del Nivel Inicial, UNLu. Actualmente cursa el último año de Ciencias de la Educación UNLu.
Cursos dictados por el CIE, Jornadas de Formación Continua de la UNGS sobre jardín maternal.. En-
cuentro Provincial de Directores e Inspectores (Mar del Plata). Maestra de grado en escuelas rurales en
la provincia de Buenos Aires, maestra de nivel inicial. Vicedirectora y directora de Jardines de infantes
de gestión estatal.
***
Maestra Secretaria de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Mustiedad, de la UNGS (Unidad Peda-
gógica Conveniada Nº 1). Nivel terciario, profesora de Educación Preescolar, Instituto Superior Nº 42.
83
Universidad Nacional de General Sarmiento
tión Curricular, Ana Malajovich, así como de las exposiciones de dos representantes
de docentes investigadoras de la UNGS, Flavia Terigi y Gabriela Diker, quienes plan-
tearon las líneas políticas en las que esta institución se enmarca y el lugar que le cabe
en la educación inicial latinoamericana. En esa ocasión, tuvimos la sensación de po-
der participar en este proyecto, sin saber que podía estar a nuestro alcance.
Después de comenzar a leer más detenidamente el proyecto y tras recorrer el edi-
ficio que aún no estaba terminado, cada una de las tres docentes que conformamos el
equipo directivo tuvo motivaciones que pueden resumirse en el interés despertado por
haber participado en charlas anteriores con Ana Malajovich, en las que hablaban de
jardines maternales que ya estaban en marcha, de la educación desde la cuna, de la
dinámica particular de la escuela infantil y lo innovador de la propuesta de sala de
juego. Asimismo, el interés que nos despertó el hecho de que el Rector expresara la
preocupación para que los estudiantes de esta Universidad pública tuvieran las condi-
ciones y posibilidades de recibir una educación de calidad y la oportunidad de termi-
nar su carrera y para ello necesitaban que el lugar donde dejaran a sus hijos fuera un
espacio educativo.
Todo esto nos movilizó y nos convocó, ya que podíamos contar con el acompaña-
miento de un equipo de asesores, con una capacitación continua, con infraestructura,
mantenimiento e insumos a cargo de la Universidad y esto nos permitiría mayor dedi-
cación a la función primordial de la gestión educativa como equipo directivo.
Se dio comienzo a las actividades de la Sala de Juegos Multiedad a fines de abril
en el turno vespertino y, a comienzos de mayo, la Escuela Infantil.
En un principio el proyecto estuvo pensado para una doble jornada en la Escuela
Infantil, pero durante la inscripción la mayoría de los padres eligió uno de los dos
turnos. Al inscribir para el segundo año se incrementó casi en 70 por ciento la deman-
da para la jornada completa, incluso hubo necesidad de aumentar la cantidad de horas
para la Sala de Juegos en el turno vespertino, porque doce horas no eran suficientes,
sobre todo para los estudiantes que tienen avanzada su carrera, este incremento tam-
bién se vio reflejado en el turno diurno. La matrícula creció en este segundo año, se
Maestra Normal Superior. Cursos y seminarios dictados por el CIE, Capacitación docente continua.
Maestra de grado, maestra de sección en instituciones de nivel estatal. Vicedirectora y directora en insti-
tuciones de Nivel Inicial de gestión privada. Directora titular de Nivel Inicial, Jardín Nº 903 de San
Miguel, de gestión estatal.
84
El equipo directivo y la gestión institucional
evidenció un gran movimiento, que sigue la lógica de los horarios de cursada de los
estudiantes en los diferentes cuatrimestres. Hay también demanda de la modalidad
circunstancial, ya que muchos padres encuentran en ese espacio un verdadero aliado,
ya sea para estudiar como para resolver sus actividades laborales en la Universidad.
También fue notable el aumento en el segundo semestre del 2009 y esto, supone-
mos, se debió a que los padres esperaron observar el funcionamiento para tomar la
decisión de inscribir a los chicos. Los padres de esta institución se conocen, sea por-
que trabajan o estudian juntos, los que concurrían con sus hijos pasaban la informa-
ción de la organización y eso generaba mayor seguridad a los que todavía estaban
esperando para tomar la decisión.
El crecimiento de la matrícula se vio beneficiado por la ampliación del edificio en
el presente año, aspecto que ya estaba contemplado en el proyecto.
En la Sala de Juegos Multiedad fue muy significativo el impacto, ya que en el
andar las actividades desarrolladas generaban confianza, especialmente porque mu-
chos de los chicos que concurrían habían asistido a otros jardines y la gran intriga de
las familias era saber si aquí realizarían lo mismo.
Al observar que era diferente, ya que las actividades tenían que ver con lo creativo
y lo expresivo, lo lúdico, sin perder de vista la enseñanza, el temor se transformó en
mayor seguridad.
Otro de los aspectos que los padres consultaban era acerca de la complejidad que
significa compartir el tiempo y las actividades con chicos de diferentes edades en un
mismo espacio, esto lo vivenciaron en diferentes jornadas, participando ellos tam-
bién, y comprobaron que era posible, positivo y enriquecedor.
Es decir son cuatro aspectos que destacan en el formato de esta sala de juego:
• Una escuela donde los grupos de niños son heterogéneos.
• Contar con un turno vespertino.
• Las propuestas lúdicas con intencionalidad pedagógica.
• La asistencia irregular, por lo que no todos los días compartían con los mismos
niños y el mismo horario en que se desarrollan esas actividades.
Se observaba entusiasmo de parte de los niños, que no querían irse o que se alegra-
ban por pasar a la Sala de Juegos. Al consultar a los padres decían que sus hijos
estaban a gusto por tener libertad para poder elegir y para poder jugar y expresarse.
Las vivencias obtenidas en las actividades en la noche, aunque algunas también se
realizaban en el día, tenían un atractivo diferente: las luces, mirar el cielo con telesco-
85
Universidad Nacional de General Sarmiento
pios, los sonidos, el silencio, la temperatura aportaban otro marco. Asimismo resulta-
ba positivo que la tarea fuese desestructurada y no siguiera el formato escolar, una
modalidad donde no todos hagan lo mismo, allí pueden movilizarse, pueden elegir,
trabajar en pequeños grupos, etcétera.
La actividad en la noche debió adecuarse al momento en que ese niño podía afron-
tarlo, ya que había transcurrido una gran parte del día con otras actividades y por lo
tanto no es lo mismo su actitud lúdica en ese tiempo.
Eso hizo que las propuestas lúdicas cambiaran según las necesidades de cada uno.
El docente tuvo que comprender que ese niño jugaba de otra forma y que era el adulto
quien recién se incorporaba a la institución mientras, que ese niño ya estaba hacía
mucho tiempo con actividad.
En ocasiones, el docente traía su batería de actividades, su planificación y obser-
vaba que el niño no respondía como él se lo había imaginado, porque la propuesta
estaba más ligada a un niño que concurría a las dos de la tarde, por ejemplo. Estas
observaciones propiciaron modificaciones en la propuesta,
Escuela Infantil
86
El equipo directivo y la gestión institucional
institución, los que entraban y salían y la necesidad de acompañarlos. Ahí mismo los
docentes necesitaban organizarse, no sólo con sus niños, sino también con lo que
necesitaban todos, tuvieron que formar un equipo junto con el equipo directivo.
Esto que parece tan complejo, de movimientos continuos, hizo que todas tuviéra-
mos que hacer una tarea diferente y no con “su” alumno, sino con el que necesitara, y
esta situación propició la creación de vínculos con los niños, con los pares y con los
padres, y logramos ser un referente válido para ese niño y benefició, sin duda, a la
socialización de los chicos y de los adultos.
También esa vivencia le da al maestro la ductilidad, que pone en juego sus saberes
en todo momento y lo alivia de esa inseguridad de “lo que hago para la sala de 5, no
puedo hacerlo para la sala de 2”, y deja de hacer lo que está mandado, para poner la
mirada en el niño y eso le da una perceptividad para saber qué necesitan esos chicos y,
por lo tanto, cuál será la propuesta. Ése es un ejercicio que lo van entendiendo en el
andar, que realmente es muy enriquecedor para el niño, tener un maestro que puede
advertir esto, un buen observador, un buen propositor de ideas, de prácticas del apren-
dizaje.
Materiales
La organización de esta dinámica no sólo tiene que ver con el uso de los espacios,
sino también con el uso de los materiales,.
Todo el material está en un lugar en común, donde todos los docentes tienen acce-
so.
El material es variado y rico, pero hay que buscar las alternativas para el uso.
Porque no es sólo material convencional que encontramos en todas las escuelas.
Nos encontramos con aros, pelotas, vajilla, muñecas, libros, pero también con
cajas llenas de elásticos, cintas, hilos, telas, maniquíes, que llevó a preguntarse a las
maestras qué propuesta me sugiere ese material, ¿qué hago? ¿para qué edad? ¿cómo
lo utilizo? Y también comenzar a darle sentido a los ganchos en el techo.
Tomar conciencia de que de su trabajo y su compromiso por el buen uso y el
cuidado, depende el aprovechamiento y las posibilidades para los chicos, para que
todos puedan trabajar, teniendo en cuenta que el horario de uso de ese material co-
mienza a las 8 de la mañana hasta las 22, éste circula tanto como las docentes, para eso
87
Universidad Nacional de General Sarmiento
fue necesario que las docentes se comunicaran entre sí para que supieran qué material
estaban utilizando, y así su compañera pudiera organizarse.
Limpieza
Un nuevo ciclo
En el inicio de este nuevo ciclo lectivo, al cambiar parte del personal, tiene como
aspecto muy positivo la oportunidad de no repetir todo lo que consideramos “errado”
y poder “barajar y dar de nuevo”, como sostiene el decir popular.
Las docentes que se incorporan lo hacen a algo que ya está funcionando, y esto
significa aprender con los demás.
La docente que queda es una buena transmisora, viene con la experiencia recorri-
da en esta institución y dará cuenta también de la identidad propia que la caracteriza.
De la experiencia de este año transcurrido rescatamos como fortaleza “el encuen-
tro” tanto de los docentes como de los niños. Algo que caracterizó el hacer cotidiano
88
El equipo directivo y la gestión institucional
fue que no exista la palabra “mi” referido a “mi grupo”, “mi material”, “mis chicos”,
se recuperó el “nuestro” y eso favoreció y fortaleció el vinculo entre docentes adultos
y pares en beneficio de todos y cada uno de los niños.
Queremos que esas fortalezas permanezcan: mantener el espíritu de diálogo y de
intercambio que dé idea de movimiento, aunque el edificio y los espacios nos permi-
tan trabajar por separado; propiciar actividades de encuentro, momentos para com-
partir que beneficiarán la creación de un buen clima de trabajo que resignifique la
tarea y así garantizar el aprendizaje de los niños.
89
Universidad Nacional de General Sarmiento
El momento de la comida.
La despedida.
90
Escuela
El equipoInfantil
directivo
y Sala
y lade
gestión
Juegosinstitucional
Multiedad
Almuerzo de los
más grandes.
91
Universidad Nacional de General Sarmiento
Cambio de pañales.
92
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
Contribuciones especiales
93
Universidad Nacional de General Sarmiento
94
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
Andrés,1 estira sus brazos sonriente, en un gesto apacible de confianza. Este hecho
cargado de ternura será el punto partida de este texto.
Que un niño de meses estire sus brazos y sonría frente a la presencia de adultos
que desconoce, puede ser entendido de distintas maneras: por las características pro-
pias de la edad, la personalidad de cada niño, la calidez de su maestra, la experiencia
familiar, entre otras. Pero también vale la pena proponer otra mirada.
La institución a la que Andrés asiste diariamente, centra su tarea en la atención
educativa de los más pequeños. Día a día, esta escuela infantil abre sus puertas y en
*
Máster en Educación, Profesora Adjunta de Fundamentos de la Educación en la UNLP, Investiga-
dora y Codirectora del posgrado Primera Infancia y Educación, FLACSO-Argentina. Ex directora Pro-
vincial de Educación Inicial, 2007. Especialista en los temas de infancia, educación y pobreza.
1
Nombre imaginario.
95
Universidad Nacional de General Sarmiento
este acto produce un movimiento institucional, casi imperceptible pero que se respira
al recorrerla, el de la hospitalidad.2 Esta institución que lo recibe amorosamente habi-
lita la ternura.
El inicio de una nueva jornada abre una oportunidad educativa para cada uno de
los alumnos, al ser alojados en un tiempo y un espacio construido para ellos, sostenido
a partir de una política pensada para ellos y, sobre todo, por la decisión e intención
educativa que esta universidad pública asumió como responsabilidad. La Universidad
Nacional de General Sarmiento es una institución pública que genera, en su hacer
cotidiano, filiaciones intergeneracionales y que, en la actualidad, no sólo filia a los
estudiantes jóvenes sino que también incluye a los más pequeños, a los nuevos, a los
recién llegados. Entendemos por filiar el situar al otro en una historia, en este caso, a
los niños que requieren “ser sujeto de una (y en una) historia” (De Lajonquiere, L:
2000, 46).
Filiación por demás novedosa en un ámbito universitario, posible gracias a que
esta iniciativa institucional se concretó en el momento en que estaba en marcha en la
provincia de Buenos Aires3 una política imprescindible para concretarla, la de garan-
tizar educación temprana sin delegar el papel del Estado, multiplicando y ampliando
las oportunidades educativas existentes. “Una de las estrategias que cruza nuestra
gestión son los programas de inclusión que se oponen a los programas focalizados y a
los circuitos escolares terminales que conducen a sectores sociales hacia afuera del
tronco central del sistema” (Puiggrós, A. 2007,11). Ésta, entre otras definiciones, se
ve reflejada en la nueva Ley Provincial de Educación,4 la primera que propone la
obligatoriedad de cuatro y cinco años junto con la universalización de la educación
inicial para el territorio bonaerense.
Una noche durante el transcurso del 2007, a la mesa de un bar, tuvo lugar un primer
2
Hospitalidad comprendida en términos de lo que nos propone Jacques Derrida, “la hospitalidad
que se ofrece, se da al otro antes de que se identifique, antes incluso de que sea sujeto, sujeto de dere-
cho...”, Derrida, J., La Hospitalidad, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2000.
3
La Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad de la Universidad Nacional de General Sarmiento
fue creada en la gestión de la ministro Adriana Puiggrós. estableciendo un convenio de partes en el cual
se asumían responsabilidades diferenciadas que garantizaran su futuro funcionamiento. La apertura de
la Escuela fue realizada bajo otra gestión ministerial pero el convenio ya garantizaba su continuidad.
4
La Ley de Educación de la provincia de Buenos Aires N°13.688 derogó la ley N°11.612, fue pro-
mulgada por el decreto 1296/07 y publicada en el Boletín Oficial N° 25.692.
96
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
contacto –la primera de una serie de reuniones de trabajo– entre las autoridades de la
Universidad y de la Dirección Provincial de Educación Inicial (DPEI) de la provincia de
Buenos Aires. En ese momento, los representantes de la Universidad expusieron su
decisión de llevar adelante en el Campus universitario el proyecto de creación de una
sala de juegos y, en la medida de las posibilidades, la construcción de un jardín mater-
nal. Partían de reconocer que para garantizar el derecho a la educación y al trabajo de
los estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad, era necesario contar con un
lugar, pero no cualquier lugar, para sus hijos. Junto a la futura construcción de nuevos
espacios en el Campus universitario sería levantada la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad. Éste fue el punto de partida de un modo de trabajo que se sostuvo todo 2007,
el del intercambio y la obstinación por llegar a buen puerto.
Si nos detenemos en este punto, es importante destacar la enorme potencialidad que
encierra la producción de prácticas de articulación política orientadas hacia un mismo
objetivo entre diferentes actores. Si este modo de construcción fuese el rasgo principal
de las políticas públicas educativas, asumiéndolo desde una profunda responsabilidad
pública que exceda los cambios de gestión, muchos de los graves problemas que afectan
a niños y niñas, jóvenes y adultos podrían ser resueltos. La cultura política argentina se
caracteriza más por desestimar e incluso destruir lo realizado antes que, en pos del
fortalecimiento democrático, reconocerlo, mejorarlo y superarlo. Ha calado tan profun-
do el modelo neoliberal y ha producido tantos estragos que es imposible imaginar que
una gestión de gobierno, sea cual fuere, pueda abordar por sí misma el conjunto de
problemas. Por ello es tan necesario acumular experiencia para avanzar.
La posibilidad de articular esfuerzos permitió hallar soluciones superadoras de los
gravísimos problemas educativos de la provincia. A modo de ejemplo, el cumplimien-
to de la obligatoriedad de la escuela secundaria requiere resolver la educación inicial
ya que muchas madres y padres adolescentes abandonan ésta por las enormes dificul-
tades que encuentran para seguir estudiando, por no contar con un lugar dónde dejar a
sus niños atendidos adecuadamente. Cuando este punto está resuelto, no sólo se ga-
rantiza el derecho a la educación de los jóvenes sino también y, en primer término, el
de los más pequeños. Si esta experiencia deja un primer saldo, es el de haber concre-
tado esta articulación, no exenta de dificultades, pero que hoy se traduce en una insti-
tución en marcha.
Hoy la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad de la UNGS está en funciona-
miento. Un trabajo articulado posibilitó combinar la decisión y el presupuesto necesa-
97
Universidad Nacional de General Sarmiento
rio por parte de la Universidad, con los saberes, políticas y presupuesto por parte de la
Dirección Provincial, lo que permitió y permite la definición y puesta en marcha de un
proyecto que se halla dando sus primeros pasos, como lo hacen, también, sus prime-
ros alumnos y alumnas junto al equipo institucional conformado.
Esta experiencia expresa en sí misma la construcción de una política y una prácti-
ca educativa que nos proporcionan nuevos aprendizajes. Entre ellos, el valor indiscu-
tible que asume la decisión de la Universidad, como también la importancia de su
convergencia con una política de ampliación de oportunidades educativas para la pri-
mera infancia, sostenida por la gestión educativa pública, que se ocupó de la creación
de jardines, salas de 2 años, secciones rurales y de la realización de convenios para
garantizar la atención educativa de la primera infancia. Sin esta confluencia, los obs-
táculos habrían sido mayores de los que se presentaron.
Aunque parezca del orden de lo obvio, no hay educación si no hay una política
activa dirigida a garantizar los derechos enunciados para la infancia5 y no hay política
dirigida a la infancia sin educación. Esta relación entre “infancia, educación y políti-
ca” se torna crucial en el terreno público, y aunque ella se presenta como sencilla, es
en realidad muy compleja en su concreción, por diferentes motivos. Uno y principal,
es la magnitud de una persistente desigualdad que afecta traumáticamente, en primer
término, a los niños y niñas desde su nacimiento,6 ubicando a nuestro país en una
posición regresiva en términos de ciudadanía; otro motivo de dificultad radica en que
la atención de la infancia debería ser una política de Estado que supere los cambios
gubernamentales, cosa que no siempre ocurre; por último, será muy difícil para la
sociedad argentina imaginar otro futuro si se niega a asumir la responsabilidad que
tiene respecto de las generaciones nuevas.
La Argentina tiene una enorme deuda interna con la niñez. A pesar de que la Con-
vención Internacional de los Derechos del Niño tiene rango constitucional desde 1994,
una situación realmente privilegiada en el plano jurídico, no termina de adquirir la
materialidad necesaria y suficiente para su cumplimiento. En dirección contraria, se
5
Se comprende el término infancia en el marco de la Convención que considera niño o niña a aquel
desde que nace hasta los 18 años.
6
En el momento en que se escriben estas páginas, se puso en marcha desde el Gobierno nacional, la
Asignación Universal por Hijo, lo que representa un enorme paso para la infancia en la Argentina, ya que
alcanzará a más de cinco millones de niños y niñas de nuestro país.
98
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
multiplica una abundante retórica igualitaria, como también una obscena recurrencia
de la descripción mediática sobre la situación de niños y niñas pobres en nuestro país,
sin que ello altere de modo sustantivo la constante desatención de los principales
problemas que la atraviesan.7
Priorizar en la agenda pública, con carácter de urgente, la atención de la primera
infancia permitiría la ejecución de políticas y prácticas articuladas que resuelvieran la
situación que atraviesa la niñez en la Argentina, hecho que la multiplicación de pro-
gramas, que transitan andariveles paralelos sin articularse lo suficiente, no permite
resolver. Esta cuestión no se limita sólo al papel del Estado sino que también expresa
que la sociedad argentina “no cuida de su cría” al no garantizar para todos y cada uno
de los niños y niñas que habitan en nuestro país una ciudadanía plena.
El objeto de presentar, desde estas pinceladas, una reflexión sobre el estado de
situación de la infancia, es justamente ubicar y dimensionar la importancia de la crea-
ción y puesta en marcha de esta Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad de la
Universidad Nacional de General Sarmiento. No sólo por lo que efectivamente re-
suelve, en términos de historias singulares, sino por lo que iguala, reconoce e impacta,
en el plano de los derechos de la niñez y en el de los derechos de los que estudian y/o
trabajan.
La creación de esta Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad delimita en el
Campus universitario, no sólo una nueva institución albergada por otra, sino que de-
marca un nuevo territorio, “un territorio para la infancia centrado en el cuidado y la
enseñanza”. “Educar hoy a la primera infancia implica compartir una responsabili-
dad, la de la transmisión y la enseñanza; significa estar a disposición de un enigma y
asumir el enseñar como pasaje y la escucha como posición pedagógica (Redondo, P.,
2007:105).
7
Véase el último informe del Barómetro de la Deuda Social Argentina, 2004-2008, Número 5, año
2009.
99
Universidad Nacional de General Sarmiento
Un profesor se detiene a conversar con un grupo de alumnos, una pareja lee unos
apuntes, otros estudiantes se dirigen a la biblioteca, el clima es de una transparente
tranquilidad, comienzan las clases de la tarde y se produce más movimiento, en las
aulas, en los pasillos, en el comedor. Pero hay una nota distintiva entre este espacio
universitario y otros, la presencia de niños y niñas de baja altura que corren, caminan
tomados de la mano, se concentran y alejan, habitando un espacio que comienza a
pertenecerles, el de la Universidad. “Niños que van a la Universidad o una Universi-
dad que va hacia los niños”.
Los nuevos van llegando y a pesar de los apocalípticos presagios, los niños y niñas
siguen naciendo. Y frente a este nacimiento, que otorga continuidad y discontinuidad
a la humanidad, una parte de la sociedad argentina sigue sin tejer la urdimbre de
sostén necesaria para hacer lugar a los que llegan, y otra insiste en anudar cada hebra,
cada hilo en un tejido social que frene tanta caída. Urdir, tejer, construir el sostén
necesario para las nuevas generaciones es una tarea urgente e impostergable.
¿De qué se trataría esa construcción? Para ello realizaremos una distinción analí-
tica entre construir y producir; en la construcción hay articulación de piezas que se
obtienen a partir de un material indeterminado, en la producción se producen las pie-
zas, se producen los materiales, se produce todo. Toda construcción, en el caso de la
atención educativa a la primera infancia, supone una combinación de piezas, aquellas
estrictamente materiales, un edificio, mobiliario, puestos de trabajo, etcétera, con las
otras posibles de ser situadas en el terreno de lo simbólico y en un plano imaginario.
Ambas son la condición de posibilidad de construir instituciones que produzcan una
propuesta y un vínculo educativo que le otorgue sentido y direccionalidad a su hacer
cotidiano.
Es decir, esta construcción es posible sólo si el sujeto educativo al que está desti-
nado es reconocido en términos políticos y pedagógicos que den sentido a dicho
emprendimiento. En síntesis la escuela infantil refleja y reflejará, una posición en el
campo de la educación inicial. La urdimbre tejida “entre varios”, en este caso la Uni-
versidad Nacional de General Sarmiento y la Dirección Provincial de Educación Ini-
100
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
cial supone, tanto una construcción presente y futura, como la producción de un vín-
culo educativo nuevo con los niños y la comunidad universitaria. Llevando este argu-
mento a sus extremos, puede contarse con el edificio, el material, los puestos de traba-
jo necesarios y los niños asistiendo sin que algo acontezca en términos educativos.
Para esto es necesario que los adultos, todos y cada uno desde su función, sostengan
una relación asimétrica que resguarde la educación infantil, si se desdibuja este papel;
hasta las mejores intenciones se diluyen y las instituciones se ven atravesadas por
conflictos cotidianos que opacan su tarea primordial: la educativa. Lo novedoso de
esta experiencia es que esta responsabilidad es compartida, desde el Rector, la Inspec-
tora del nivel inicial del distrito hasta la maestra que está a cargo de la sala de bebés…
La creación de esta Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad de la UNGS se
ubica en el corazón del Conurbano, primera característica que nos permite destacar
más aun su relevancia. Ya que nombrar al Conurbano bonaerense es nombrar los cor-
dones que rodean la ciudad de Buenos Aires, en otros momentos conformados por
industrias, fábricas, en definitiva, y que hoy, en buena parte, son paisajes urbanos y
suburbanos devastados, despoblados y despojados de “la condición salarial”, como
nos diría Robert Castel. Condición que no se restringe a un salario o a un determinado
ingreso sino que ante todo produce una filiación social, singular y privilegiada, la del
trabajo. Hoy se han multiplicado los espacios y tiempos saturados de nauseosas situa-
ciones de desamparo y miseria para quienes allí habitan. Pocos son los que definen
otro territorio que no sea el del empobrecimiento y la exclusión.
Estos aros urbanos y suburbanos concentran y condensan los efectos de lo aconte-
cido en las últimas décadas en la Argentina, representan la síntesis de un modelo
económico que posibilitó una enorme concentración de la riqueza y, como contrapar-
te, la caída brutal de enormes sectores de la población en la pobreza y la exclusión.
Este modelo se impuso y consolidó durante los noventa pero todavía estamos atrave-
sados por sus efectos educativos, culturales, sociales y, por supuesto, políticos. Uno
de sus vergonzantes trofeos, es que ya en 1993, sociólogos argentinos del Instituto
Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, publicaban que en la
Argentina, un dato escalofriante: “la mayoría de los niños son pobres y la mayoría de
los pobres son niños.”
Las imágenes que persisten muestran una enorme transformación económico-so-
cial que se refleja, a modo de ejemplo, en la composición de la clase trabajadora y en
su vida cotidiana, la que en otros momentos históricos se organizaba alrededor del
101
Universidad Nacional de General Sarmiento
trabajo, lo que significó la construcción de barrios obreros y, junto con ello, la crea-
ción de escuelas, plazas, salas de primeros auxilios, jardines, además de los centros
comunitarios, las extensiones nocturnas para la educación de adultos, etcétera. Este
cambio de situación, que provocó el empobrecimiento de grandes mayorías, implicó
también una transformación radical en la organización del tiempo y en la ocupación
de los espacios públicos y comunes de estas barriadas hoy habitadas por el miedo.
En la actualidad, estos barrios obreros son conglomerados suburbanos poblados
por trabajadores y trabajadoras desocupados o, en el mejor de los casos, habitados
por workers y que se han transformado en lo que bien describe Bourdieu como “ba-
rrios desheredados” (Bourdieu, P. 1999).
Desheredados, en primer lugar del trabajo, de las conquistas sociales y políticas
acumuladas durante el siglo XX, de aquel horizonte de progreso donde en el imagina-
rio popular bastaba el trabajo y la salud para salir adelante. Espacios, territorios des-
pojados de la política del bien común y donde no sólo padecen los adultos, sino que
también allí están los nuevos, los niños y niñas, millones y millones de niños y niñas.
Mendigan o trabajan, en las escaleras de las iglesias o en los andenes, ruedan en
carros recolectando los restos, limpian verdulerías, abren puertas de taxis, venden
cartón, limpian vidrios, merodean, entran y salen de la escuela y desertan de sus ban-
cos. En las zonas rurales, desde los 2 años juntan los huevos de las gallinas para
importantes empresas avícolas, donde un capataz no los deja salir para ir a la escuela,
o juntan papas, cosechan algodón, queman la caña de azúcar en Tucumán, hacen el
itinerario de la cosecha en Mendoza, se prostituyen. Delante de nuestros ojos, son
parte de nuestro presente.
Y esta situación no es nueva, lo grave, lo no dicho es su insoportable persistencia.
Por lo cual, sin lugar a dudas nos hallamos frente a una escena paradójica: el logro de
los derechos conquistados para la infancia, y, sin embargo, la brecha entre su enuncia-
ción y su permanente violación se sigue profundizando; por lo tanto. lo que quiero
transmitir es la idea de que nos encontramos transitando un tiempo y un campo de
disputa que aún no se ha dirimido.
Muchos y diversos actores y organizaciones sociales, políticas, bregan por la ver-
dadera conquista de cada uno, y entre todos los derechos robados, el derecho a vivir
un tiempo, un tiempo de infancia, no cualquier tiempo, un tiempo que merezca la pena
ser vivido.
El papel de la UNGS, en su producción simbólica y material se enmarca en este
102
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
Niño,
Llevo tus cuatro letras de ternura.
Viven en mí.
Las instituciones que atienden a la infancia, los jardines de infantes, las escuelas
infantiles, los jardines maternales, están atravesados por las transformaciones
epocales, como también por el propio cambio del estatuto de la infancia. Sin embar-
go, aunque estén educando en tiempos inciertos de futuro, ello no implica que quie-
nes nos dedicamos a educar advirtamos la responsabilidad que nos atañe en este
presente histórico.
A sabiendas de que la escuela infantil, como miles de otras instituciones, abren sus
puertas cada día para recibir, cuidar, atender y enseñar a los niños y niñas, los signos
culturales que les permitan reconocerse en la sociedad que viven, vale la pena pensar
que si bien el día a día de cada sala, de bebés, de deambuladores, de dos, tres, cuatro
y hasta cinco años se organiza a partir de una innumerable lista de acciones, algunas
rutinarias, otras inventadas para cada día, a diferencia de lo que aparece en la superfi-
cie, este tiempo cronológico fragmentado y, por qué no, escolarizado debe ser pensa-
do como inscripto en un otro tiempo. En un tiempo por-venir.
Aun, en el campo de la educación inicial, esta tensión no ha sido debatida lo sufi-
ciente y quizá sea una problemática que cruza de manera particular a todo la educa-
ción infantil, en cualquiera de sus formas. Los niños desde edades cada vez más tem-
pranas tienen una experiencia real muy diferente, como el acceso a banda ancha a los
4 años o, en el otro extremo, participar de la recolección de restos urbanos para sobre-
vivir. Son elementos de la vida de los niños que no hay que desconocer.
Los procesos simbólicos, el lenguaje y el pensamiento, requieren de las oportuni-
dades necesarias y la calidad de la enseñanza de los jardines y escuelas infantiles tiene
que ser máxima. La riqueza de dicho reparto cultural es crucial, por ello la magnitud
103
Universidad Nacional de General Sarmiento
Frente a tanta tarea pendiente en función del cumplimiento de la nueva Ley Pro-
vincial de Educación es importante, como ya lo hemos señalado, la confluencia de
políticas y prácticas como uno de los caminos posibles para resolver de modo diferen-
te el derecho a la educación de la primera infancia. Éste es un camino que hoy abre la
creación de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad de la UNGS y su funciona-
miento, basado en un convenio entre partes. Los compromisos refrendados requieren,
para las actuales y futuras autoridades, una actualización que, ante la marcha de la
propia escuela, produzca la normativa necesaria para su funcionamiento más óptimo.
Una regulación, actualmente ausente, de la educación maternal a escala nacional y
provincial en la que el Estado sea el articulador de las políticas educativas, se debe
104
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
105
Universidad Nacional de General Sarmiento
Bibliografía
Bourdieu, P., La miseria del mundo, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1999.
Calmels, D., Espacio habitado en la vida cotidiana y la práctica psicomotriz, Buenos Aires, Capí-
tulos de Psicomotricidad, D&B editores, 1998.
Derrida, J., La Hospitalidad, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2000.
De Lajonquiere, L. (2000), Infancia e Ilusión (Psico)-Pedagógica. Escritos de psicoanálisis y edu-
106
La Escuela Infantil como apuesta al porvenir
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Juego en el lactario.
108
La
Escuela
Escuela
Infantil
Infantil
y Sala
comodeapuesta
JuegosalMultiedad
porvenir
Tiempo de descanso.
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Universidad Nacional de General Sarmiento
Juego.
110
La Escuela Infantil. ¿Un modelo utópico o posible?
*
Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires, 1976. Especialista en In-
vestigación Científica de la Universidad de Lanús, 2004. Profesora Titular de la Cátedra de Didáctica de
la educación inicial de la Universidad de Buenos Aires. Directora de Gestión Curricular de la Dirección
Provincial de Educación Inicial de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires.
111
Universidad Nacional de General Sarmiento
Un siglo más tarde, Franco Frabboni utiliza una denominación similar scuola dell’
infancia para reemplazar el de la scuola materna, nombre dado a los jardines de
infantes italianos. Pero se trata además de un cambio de modelo educativo. Como
Frabboni señala:
Un modelo socializante, antidogmático, plurilateral, capaz de demoler una prác-
tica escolástica que humilla a la infancia en cuadros educativos maniqueos -
dividida entre un tiempo del “dejar hacer” y de la permisividad absoluta, cuan-
do se trata de experiencias cognitivas y expresivas, y un tiempo directivo e
impositivo cuando se trata de adaptar la infancia a los valores comportamentales
deseados por los adultos (orden, silencio, sedentarismo, consenso)- …
Un modelo educativo alternativo debe en esta dirección delinear con claridad
y sin equivocarse el contorno de un sistema educativo “abierto” (como servi-
cio social democrático a disposición de toda la colectividad) y juntos asumir la
forma de “clínica didáctica” para la comunidad infantil…
La escuela de la infancia como servicio educativo abierto propone una rela-
ción de reciprocidad sociocultural con el contexto territorial que le es adyacen-
te, desmantelando la imagen histórica del asilo infantil, encerrado en su anti-
guo aislamiento social y en su presunta autosuficiencia educativa (Frabboni,
1985: 240, 246).2
1
Informe sobre las escuelas infantiles, para ambos sexos por el año 1869. Levantado por Juana
Manso.
2
Frabboni, Franco La scuola dell’infanzia. Una nuova frontera dell´educazione, Florencia, La Nuova
Italia, 1985
112
La Escuela Infantil. ¿Un modelo utópico o posible?
3
Su denominación fue propuesta por Hebe San Martín de Duprat y por mí a partir de un proyecto
solicitado por el Ministerio Nacional de Educación en los primeros años del retorno a la democracia,
cuando era ministro de Educación Andrés Delich. Ese trabajo, que por los avatares políticos de nuestro
país no se concretó, se convirtió en un libro que denominamos Pedagogía del Nivel Inicial, que se
publicó en 1987
4
Perez Gómez “Las funciones sociales de la escuela” en Sacristán-Pérez Gómez, Comprender y
transformar la enseñanza, Madrid, Morata, 1992
113
Universidad Nacional de General Sarmiento
sos de desarrollo y socialización del ser humano, resignificando el papel de los conte-
nidos en estos procesos de aprendizaje. Pero establecer los contenidos desde los dis-
tintos campos del conocimiento que los hombres hemos construido para dar sentido al
mundo, plantea una serie de problemas a la educación inicial, considerando que los
contenidos son saberes culturales que seleccionamos por ser relevantes para estas
edades y en función de cumplir con las funciones propias del nivel.
La producción científica actual reconoce en los niños mayores capacidades de las
que nos imaginábamos hace un par de años y, como producto de este mismo avance de
las neurociencias y de las investigaciones acerca del genoma humano, se ha compro-
bado el peso decisivo que asume el ambiente social y cultural para explicar el desarro-
llo humano. Es decir, que la conducta humana no puede ser reducida a los
condicionantes genéticos. Estos dos descubrimientos científicos, esto es, las notables
potencialidades de los niños y la importancia mayor que asumen los condicionantes
del medio socio-cultural para permitir su desarrollo, exigen replantearnos nuevamen-
te qué oportunidades reales les estamos ofreciendo a los niños para desarrollar verda-
deramente sus capacidades.
La mayor preocupación por la infancia y sus condiciones de desarrollo generan un
fuerte movimiento que pugna por una atención pedagógica que tenga en cuenta las
necesidades emocionales, sociales, cognitivas, lingüísticas y lúdicas de los niños. A
partir de este movimiento, las instituciones se van transformando y ello obliga a
reconsiderar las funciones anteriormente atribuidas a los servicios que se ocupan de la
atención integral de los niños.
La tarea en las escuelas infantiles es una tarea de enseñanza. El enfatizar esta
función implica también la consideración de los aspectos sociales y asistenciales a los
que se da respuesta desde una visión pedagógica, que tiene en cuenta las necesidades
de los participantes, para satisfacerlas y encauzarlas en relación con el proyecto edu-
cativo sustentado. Esta concepción de la institución está imbuida de la idea de que la
acción educativa, particularmente en estas edades, debe ser integral, ofreciendo al
niño atención personalizada, a través de vínculos afectivos que le permitan interactuar
en un ambiente social rico y estimulante, adecuado a sus intereses y necesidades, a fin
de asegurar los aprendizajes correspondientes a su nivel de desarrollo.
Uno de los problemas que desde mi punto de vista se plantea en la escuela infantil,
es el carácter pedagógico que empapa todas las prácticas. Si consideramos que es una
institución educativa, es válido pensar que allí sucederán prácticas pedagógicas. Pero
114
La Escuela Infantil. ¿Un modelo utópico o posible?
no son las únicas que deberían existir, porque también consideramos que los chicos
que habitan sus aulas están en busca de otras oportunidades. De tal manera que sus
objetivos educativos deberán asumir formatos y modalidades propios, rompiendo con
las tradiciones de otros niveles educativos que han permeado a las instituciones del
nivel inicial.
5
Carli, Sandra, “La infancia como construcción social”, en Carli-Lezcano-Korol-Amuchástegui. De
la familia a la escuela. Infancia, socialización y subjetividad, Buenos Aires, Santillana. 1999.
115
Universidad Nacional de General Sarmiento
afectivos. Se hace muy difícil a las familias sostener las necesidades básicas de los
niños y brindarles la seguridad y confianza necesarias para su desarrollo.
Cobra importancia relevante, frente a este marco social, la educación inicial. El in-
greso en la escuela infantil constituye, para los niños, la primera experiencia de sociali-
zación fuera de su núcleo familiar, por lo tanto en la medida en que ambos –familias y
niños– encuentren sensibilidad y cuidado en el desarrollo de la acción educativa,
percibirán que el mundo es confiable y acogedor y que vale la pena enfrentarse al
descubrimiento y creación de los otros, de los objetos y de nuevas capacidades
propias.
Para los niños de estas edades constituye una oportunidad de encuentro con otros
en un ámbito especialmente preparado para recibirlos, con personas, tiempos, espa-
cios y elementos organizados para estar a disposición de sus múltiples requerimien-
tos. Por otra parte, se convierte en un poderoso aliado de la familia, acompañándola
en esta etapa de la crianza de sus hijos, fortaleciendo sus lazos, afianzando la relación
afectiva entre sus miembros.
El encuentro entre estas dos instituciones escuela-familia es central en la constitu-
ción subjetiva de los niños. Ambas son representantes de esta sociedad, trasmisoras
de conocimientos e ideologías que no siempre son coincidentes, por lo que se impone
el diálogo que permita la explicitación, el análisis y la dinamización de los posibles
conflictos en la búsqueda de acuerdos que aseguren una tarea compartida. Compartir
la crianza de los niños supone abrir espacios de real participación de las familias en el
proyecto educativo institucional. Participación que no se agota en la información que
ofrece la institución acerca de sus objetivos o modalidades de funcionamiento, ni
tampoco supone la colaboración, como contribución o ayuda a llevar adelante, una
propuesta que no se elaboró conjuntamente.
La participación real supone ser parte del proceso de construcción de un proyecto,
tener “voz y voto” en la toma de decisiones.
Pero el modelo de la escuela infantil no se agota en la formación de los niños en su
primera infancia, ni en la participación de la familia en este proceso, ya que estas dos
características no la harían diferente de otras instituciones del nivel.
Tal como lo señala Frabboni, la escuela infantil es parte de una comunidad y por lo
tanto está abierta al territorio vital que la rodea, asumiendo que la infancia es una
responsabilidad social y por ello incumbe no sólo a las familias y a los docentes, sino
que requiere de una participación de todas las instituciones que tienen una tarea que
116
La Escuela Infantil. ¿Un modelo utópico o posible?
cumplir en relación con los niños y de los diferentes miembros de la comunidad que
rodea a la escuela.
La escuela infantil propone un modelo de gestión social por medio de un gobierno
participativo a través de diferentes instancias colegiadas. La implicación de la comu-
nidad en la responsabilidad colectiva sobre la educación de la infancia supone un
proceso de construcción gradual a través de instancias que fluctúan desde la consulta
acerca de ciertas decisiones, tareas encaradas conjuntamente, elaboración y acuerdos
sobre proyectos comunes, evaluación compartida acerca del funcionamiento de la
escuela. En esta trayectoria que se va recorriendo conjuntamente se van abriendo
nuevos espacios para una mayor participación en la propuesta educativa, construida
con la presencia de todos los miembros de la comunidad. Es decir, una intervención
articulada y socialmente más comprometida que permita analizar y valorar las carac-
terísticas culturales y éticas de la escuela infantil, establecer nuevos objetivos y pro-
yectos, interpretar críticamente el proceso educativo del que tradicionalmente se los
ha alienado.
Como señala Frabboni:
El pasaje de la fase de participación sobre los problemas estructurales y mate-
riales de la escuela a aquella sucesiva de los contenidos educativos y de la
didáctica deberá respetar el tiempo de un crecimiento sociopolítico. En el sen-
tido que la fuerza de la gestión deberá salir del primero (problemas
organizativos) al segundo nivel (problemas pedagógico-didácticos) del edifi-
cio escolar, sólo cuando los miembros de la institución sean portavoces reales
de las necesidades conjuntas de una colectividad y no necesidad de determina-
das elites socioculturales (Frabboni, 1985: 263).
6
Dahlberg-Moss-Pence, Más allá de la calidad en educación infantil, Barcelona, Graó, 2005.
117
Universidad Nacional de General Sarmiento
***
118
La Escuela
Escuela
Infantil.
Infantil
¿Uny modelo
Sala de utópico
Juegos oMultiedad
posible?
Juego.
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120
La experiencia UNGS
Introducción
*
Doctora en Educación. Investigadora docente del Instituto del Desarrollo Humano de la Universi-
dad Nacional de General Sarmiento.
1
Se retoma aquí el informe “Organización y perspectivas de la educación inicial en Iberoamérica”
producido por la autora en el espacio de la Organización de Estados Iberoamericanos, sobre la base de
información referida a legislación vigente, dependencia administrativa, objetivos, organización, planes
de estudio o marco curricular, titulación y formación de los docentes del nivel y evolución de la matrícu-
121
Universidad Nacional de General Sarmiento
Las definiciones políticas actuales respecto del nivel inicial y las tendencias vin-
culadas con su expansión, organización y funcionamiento, suponen una manera de
resolver los dilemas y los debates que han atravesado la conformación histórica del
nivel. Entre éstos, interesan destacar: 1) la tensión entre la función asistencial y la
función educativa del nivel; 2) la discusión acerca de la especificidad pedagógica del
nivel inicial, especialmente respecto de los objetivos, contenidos y métodos propios
del nivel primario.
Respecto de estas dos cuestiones encontramos que ya en la primera mitad del siglo
XIX, Froebel señalaba la necesidad de llevar adelante una propuesta pedagógica para
los niños pequeños que se diferenciara “de las instituciones preescolares de su tiempo
que o bien sólo vigilaban a los niños o les impartían enseñanza escolar” (Heiland,
1990:37). “Kindergarten” o “jardín de infancia” fue la denominación que Froebel
acuñó para designar lo que él consideraba debía ser “una nueva escuela desde los
grados iniciales a los finales, en la que los niños podrían crecer, desarrollarse y madu-
rar de manera natural” (Bowen, 1992:433). La primera idea de Froebel era que en
estas instituciones se ofreciera la totalidad de la experiencia educativa a través de los
conocidos “dones”, “ocupaciones”, canciones maternas y ejercicios cinéticos. Así, “a
partir de unos inicios con las relaciones espaciales y la experiencia sensorial, el niño
iba a ser llevado a un conocimiento de la coherencia del mundo, a abarcar la integra-
ción de los mundos material y espiritual mediante las matemáticas y el lenguaje como
la, correspondiente a los 21 países de la región iberoamericana, relevada y compilada por el Observatorio
de la Educación Iberoamericana de la OEI.
122
La experiencia UNGS
123
Universidad Nacional de General Sarmiento
novista,2 las salas maternales se definían por su carácter netamente asistencial con una
fuerte impronta de los “cuidados de tipo médico-sanitarios frente a la preocupación
por la situación de abandono de los niños ante la creciente incorporación de la mujer
al mercado de trabajo3 y la extrema pobreza en que vivían un número importante de
familias” (ibidem:19).
Hacia la segunda mitad del siglo XX, y en el cuadro de las políticas propias del
llamado Estado Benefactor, se registra en distintos países de la región una expansión
de la oferta de instituciones infantiles sostenidas por el Estado. Esta expansión parece
responder a por lo menos dos necesidades del creciente proceso de modernización e
industrialización: 1) la progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo
(tanto en el sector industrial como en el sector servicios), y la consiguiente ampliación
de sus derechos sociales y laborales; 2) la profundización del papel del Estado como
“salvaguarda” de la salud –y por consiguiente, de la productividad– de su población y
la identificación de la escuela como una institución privilegiada de preservación de la
higiene4 (Ospina López, 1990). De hecho, se trata de un período de auge de la
puericultura en las escuelas infantiles y de extensión de las campañas de mejoramien-
to de la salud y alimentación infantiles, las vacunaciones y la difusión de normas de
higiene a través de las escuelas (Harf y otros, 1996). Interesa destacar que, con inde-
pendencia del estado de la discusión pedagógica acerca de la educación infantil, el
desarrollo de la oferta destinada a los niños pequeños en ese período parece responder
más a razones asistenciales que pedagógicas.
Apenas hacia las décadas del 60 y 70 el nivel inicial comienza a tener mayor
presencia en las políticas educativas estatales, tanto en el terreno normativo como
en el terreno presupuestario.5 En efecto, empiezan a aparecer en algunos países de
2
Enmarcados en los principios de la corriente pedagógica de la Escuela Nueva, los pedagogos que
mayor influencia tuvieron en la complejización y reformulación de los principios froebelianos fueron
María Montessori y Ovidio Decroly.
3
Nos referimos, claro está, a contextos de urbanización e industrialización creciente y no a la parti-
cipación de la mujer en el trabajo rural. Este último es un fenómeno que precede a la modernización de
los Estados latinoamericanos y presenta problemas de otro orden en relación con la crianza de los hijos.
4
Si bien la relación higiene-educación se remonta a las primeras décadas del siglo, es en este período
cuando se hace más visible la acción del Estado en este terreno.
5
Hay, por supuesto, excepciones en la región, como es el caso de Costa Rica, que en su Constitución
Política del año 1949 ya incluía el nivel preescolar en su definición de educación pública.
124
La experiencia UNGS
6
Básicamente nos referimos al psicoanálisis, por un lado, y a distintas corrientes de la llamada
psicología del desarrollo.
7
La noción de “contrato fundacional” refiere al primer acuerdo entre la sociedad y el Estado acerca
de la función de la escuela. El contrato fundacional especifica el mandato social del que cada institución
es portadora, el sentido social que se le asigna (Frigerio y Poggi, 1993)
125
Universidad Nacional de General Sarmiento
126
La experiencia UNGS
127
Universidad Nacional de General Sarmiento
Hasta hace pocos años, la mayor parte de los países latinoamericanos no contaban
con titulaciones ni formación específica para el ejercicio docente en el nivel inicial
128
La experiencia UNGS
(en este punto la Argentina con sus carreras de formación de maestras jardineras crea-
das a finales del siglo XIX en el régimen de las Escuelas Normales, representa una
excepción notable en la región). Sin embargo, como resultado del movimiento más
amplio, que en la última década ha impulsado la reforma de la formación de docentes
de todos los niveles y también del reconocimiento de la preponderancia de la función
educativa sobre la función asistencial del nivel inicial, esta situación ha comenzado a
modificarse. Son indicadores de esta tendencia, la creación en casi todos los países de
titulación de nivel superior (universitario o no universitario) y la definición de trayec-
tos curriculares específicos para la formación de docentes de nivel inicial.
Ahora bien, no podemos dejar de señalar que aun cuando se haya dispuesto en la
mayor parte de los países de la región la creación de carreras de nivel superior, toda-
vía “conviven” en el ejercicio docente, maestros con las nuevas titulaciones, maestros
normalistas8 de nivel inicial o de nivel primario e idóneos. Esta situación, que sin
dudas es resultado de una transición que en los países más atrasados en este punto
tendrá lugar en el mediano y largo plazos, no modifica sin embargo la direccionalidad
de los cambios introducidos en la formación de los docentes que se desempeñan en el
sistema educativo.
Lo que sí está modificando el panorama (incluso en la Argentina) es la expansión
de ofertas no formales (en general, comunitarias) destinadas al cuidado o recreación
de los más pequeños, que escapan a las regulaciones y requisitos fijados por el Estado
para el ejercicio docente, lo cual mantiene abierto el problema de la profesionalización
de la atención de la primera infancia.
8
Téngase en cuenta que en varios países la formación de docentes normalistas todavía es de nivel
medio.
129
Universidad Nacional de General Sarmiento
Aunque las leyes sancionadas en los últimos años en la mayor parte de los países
presentan similitudes importantes, los tipos de instituciones que en cada caso atienden
a la población de 0 a 6 años son muy diversos.
Esta diversidad es resultado del cruce de distintas variables: dependencia (públi-
co-privado); tipo de oferta (formal-no formal); localización (rural-urbano); depen-
dencia administrativa (áreas Educación-Salud-Bienestar Social, otros). Asimismo es
producto de la coexistencia de instituciones y ofertas creadas en distintos momentos
históricos para la atención de diversas problemáticas infantiles. Cabe señalar que las
ofertas que no son estrictamente escolares, se definen por lo general como ofertas de
atención integral de la infancia y la preponderancia de su función educativa es varia-
ble y aparece articulada en casi todos los casos con una dimensión fuertemente
asistencial.
En términos generales, podría sostenerse que la expansión del nivel inicial se sos-
tiene sobre una estrategia distinta de la del nivel primario. En efecto, mientras que el
nivel primario se ha expandido sobre la base de un modelo institucional único (no
sólo dentro de cada sistema educativo nacional sino a través de distintos países), el
nivel inicial parece sustentar su crecimiento sobre una variedad de dispositivos
institucionales, a pesar de que los instrumentos normativos son crecientemente homo-
géneos.
Tal heterogeneidad puede responder a una diversidad de necesidades y tipos de
población o puede ser el resultado de aplicar una regulación normativa homogénea a
130
La experiencia UNGS
131
Universidad Nacional de General Sarmiento
Bibliografía
Antelo, E., “La falsa antinomia entre enseñanza y asistencia”, en El Monitor de la Educación, N°4,
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Ospina López, A., “Escuela e higiene”, Documentos foro N° 18. Fundación Foro Nacional por Co-
lombia. Bogotá, 1990.
132
Escuela Infantil y Sala La
de experiencia
Juegos Multiedad
UNGS
133
Universidad Nacional de General Sarmiento
134
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
*
Licenciada en Ciencias de la Educación, Magister en Ciencias Sociales con orientación en Educa-
ción. Es Investigadora Docente regular de la Universidad Nacional de General Sarmiento y Profesora
Titular Regular de la Universidad de Buenos Aires. Coordina REDLIGARE, una red especializada en
problemáticas de inclusión educativa de las poblaciones desfavorecidas de las grandes ciudades de Amé-
rica latina.
135
Universidad Nacional de General Sarmiento
1
Retomo conceptos vertidos en Terigi y Perazza, 2006.
2
Excede los propósitos de este trabajo desplegar una completa teoría sobre la escuela o sobre los
136
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
ciertos rasgos; aquí me interesa señalar que el formato escolar se fundó en la separa-
ción del niño de su familia, y en la reunión (“encierro”, “secuestro”) de los niños de
una misma edad, a la misma hora y en el mismo lugar, para que desarrollen activida-
des formativas comunes al comando de un adulto. Las instituciones de educación
inicial son, en este sentido, escuelas.
La historia de las luchas del nivel inicial contra las perspectivas asistencialistas o
higienistas de la educación de la primera infancia también ha traccionado hacia el
formato escolar. El nivel inicial ha trajinado durante todo el siglo XX para definir la
identidad de sus instituciones como educativas (y no asistenciales) y para ganarles un
reconocimiento público que las diferenciara de las “otras” instituciones para la prime-
ra infancia, que considera “no educativas”. En tal sentido, la idea de explorar modali-
dades alternativas de atención educativa a la primera infancia no es fácil de aceptar
para quienes provienen de la educación infantil en formato escolar. La creencia que
subyace es que una propuesta educativa que se aleja del formato escolar corre el
riesgo de ser “menos educación” para los niños.
Sin embargo, el borde o límite entre instituciones educativas y asistenciales se
hace difuso si el “formato escuela” se convierte en el criterio único de distinción.
Cabe recordar que, en la educación infantil, asemejarse al formato escolar ha fun-
cionado como “coartada” para muchas instituciones con fines de lucro que tam-
bién “encierran niños”, los agrupan, ponen un adulto a cargo (en ese sentido, pa-
recen escuelas), pero no califican el entorno como entorno educativo; esto es, no
cuidan la calidad de las propuestas de enseñanza, ni de las intervenciones con las
familias.
Adicionalmente, interesa advertir sobre lo extemporánea que resulta la defensa a
ultranza del “formato escuela” como herramienta única para realizar los derechos
educativos de la infancia, cuando está siendo objeto de fuertes críticas. Los rasgos
que asumió el formato escolar no son los únicos posibles: resolvieron “de cierto modo”
la cuestión de una educación con pretensiones de universalización. Ahora bien, sien-
do los que son, tienen consecuencias en el modo en que se organiza la vida cotidiana
de quienes asisten a la escuela en calidad de alumnos y contribuyen a determinar el
significado de la experiencia que es posible para los niños y niñas en estos estableci-
rasgos del dispositivo escolar. Hay textos de amplia circulación al alcance del lector interesado; entre
ellos, Trilla, 1985 y Pineau, 2001.
137
Universidad Nacional de General Sarmiento
mientos que llamamos genéricamente “escuelas”. Esto lleva hace ya tiempo a cuestio-
nar ciertos ordenamientos, de lo que no queda exento el nivel inicial, como las críticas
a la clasificación cerrada de los contenidos, o a la distinción y agrupamiento de niños
y niñas según sus edades cronológicas.
Nos encontramos en una fase del desarrollo institucional de los sistemas educati-
vos occidentales en la que el formato escuela está severamente cuestionado. En este
contexto, la situación de expansión en que se encuentra el nivel inicial en nuestro país3
ofrece una oportunidad de rediseño que vale la pena explorar, y plantear en qué medi-
da la propuesta de Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad puede constituir un
cambio en esa dirección. Me propongo interrogar dos aspectos del nivel inicial que
ameritan revisión: la separación familia-escuela y la clasificación del saber.
La separación familia-escuela
3
Recuérdese que la Ley Federal de Educación de 1993 estableció la obligatoriedad de la sala de
cinco años, y que la Ley de Educación Nacional de 2006 estableció la ampliación de las salas de cuatro
y cinco años para atender de manera universal a la población infantil con mayores niveles de pobreza.
138
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
ción infantil,4 donde adultos que pertenecen al grupo familiar de los niños y niñas y
adultos que trabajan en las instituciones educativas comparten o se distribuyen (la
distinción no es ociosa) responsabilidades en su crianza, debería ser posible comen-
zar a quebrar la lógica según la cual la condición de la educación escolar es la separa-
ción familia-escuela. Se trata de trascender los límites del afuera y del adentro de la
escuela, constituyendo espacios colaborativos que promuevan formas de correspon-
sabilidad por los progresos de los niños y niñas, y abran el debate pluralista sobre la
dirección y los contenidos que deben asumir las propuestas educativas.
Gran cantidad de experiencias en curso en distintos países de nuestra región pare-
cen coincidir en que las intervenciones más eficientes destinadas a la primera infancia
son aquellas en las cuales las familias tienen un papel central en el diseño de la inter-
vención. Por otra parte, en términos teóricos, toda la psicología cultural puede ser
citada en defensa de la función humanizadora de la crianza y del valor educativo de la
participación de los niños y niñas en prácticas sociales.
En contextos de pobreza creciente, como los que caracterizan a muchos de nues-
tros países, esta afirmación tiene aun más valor, ya que las madres y padres que parti-
cipan directamente de la educación de sus hijos pueden convertirse en agentes educa-
tivos y sociales referentes para su comunidad. La Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad se ubica en el corazón del Conurbano. Los empleados y estudiantes de la
UNGS se encuentran en mejor situación que muchos de los habitantes de la zona de
influencia de la Universidad, si se tiene en cuenta la estabilidad en los ingresos de los
primeros y el nivel educativo que han alcanzado y transitan los segundos; pero la
Universidad tiene serias dificultades de retención y graduación en una zona donde
cuatro de cada diez hogares son casas tipo B (piso de tierra, sin cañería de agua inte-
rior y baño exterior) y donde la población creció muy por encima de la media provin-
cial entre los censos de 1991 y 2001, especialmente en la franja de la población infan-
til. Estos datos nos recuerdan las difíciles situaciones de la zona y nos permiten afir-
mar la importancia de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad para expandir la
educación infantil y promover de ese modo derechos educativos y sociales en la zona
de influencia de la universidad.
Como toda universidad pública, la UNGS se caracteriza por la participación de sus
integrantes en la elección de representantes para que integren los órganos de decisión de
4
No sólo en ella, pero en ella se centra este trabajo.
139
Universidad Nacional de General Sarmiento
la Universidad y sus Institutos.5 Las decisiones que atañen a la Escuela Infantil y Sala de
Juegos Multiedad se toman en forma conjunta entre las autoridades educativas provin-
ciales y las de la Universidad. En lo que hace a la actuación de estas últimas, sus decisio-
nes se toman o se avalan en el principal órgano de gobierno, que es su Consejo Superior.
Como puede imaginarse, la estructura de representación del Consejo no está preparada
para incorporar las voces de los padres y madres de los niños y niñas que concurren a la
Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad, y tampoco las de sus docentes, pues ha sido
diseñada para expresar a los tradicionales claustros universitarios.6 Esta afirmación no
desconoce que en la vida cotidiana las cuestiones que requieren decisión pueden estar
resolviéndose de manera consensuada, sino que busca señalar que la incorporación de
nuevos actores a la vida institucional de la UNGS es un buen motivo para iniciar alguna
reformulación en este aspecto. Hasta el momento, de acuerdo con lo que se ha estable-
cido para la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad, la participación de las familias
en las decisiones que se toman para la institución donde se educan sus hijos/as no han
encontrado todavía canales institucionalizados de expresión.
No escribimos esto porque existan comprobados reclamos de las familias al res-
pecto: es imaginable que, para las familias, la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad es una escuela, y en una escuela los padres y madres tienden a ubicarse en
un lugar conocido y, de suyo, ajeno a las formas institucionalizadas de participación
propias de la vida universitaria. Se trata más bien de que la propuesta que las familias
encuentran en la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad refuerce aquellas formas
de relación como las únicas posibles. La situación, cabe decirlo, no escapa a la que se
encuentra en otras universidades con emprendimientos escolares y abre una adverten-
cia al sistema universitario argentino: en la medida en que se expanda su actuación
hacia otros niveles de la educación, como el secundario (en el que ya existe una larga
tradición) o el inicial (más reciente), deberá encontrar los modos más adecuados de
extender los mecanismos de participación propios de la vida universitaria a las institu-
ciones educativas bajo su órbita. Una exploración sistemática de este asunto y el desa-
5
La UNGS se organiza académicamente en cuatro Institutos: el de Ciencias, el de Industrias, el de
Desarrollo Humano y el del Conurbano.
6
El Consejo Superior de la UNGS incluye el Claustro de Investigadores-Docentes Profesores, el de
Investigadores-Docentes Asistentes, el de Estudiantes, el Claustro No-Docente, el de Graduados, y dos
Consejeros por la Comunidad.
140
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
7
Cabe enfatizar que estos extremos no se encuentran en la realidad de un currículum determinado,
sino que lo esperable es toparnos con currículos que combinan de forma irregular patrones que son
propios de uno u otro extremo.
141
Universidad Nacional de General Sarmiento
tiva de los diseños curriculares históricos para el nivel inicial, muchos diseños
curriculares orientan sus propuestas a acompañar, apoyar, promover, potenciar,
maximizar, fortalecer, el desarrollo infantil. Al utilizar estos términos diversos (acom-
pañar, apoyar, promover, etcétera) no hago sino recoger expresiones que están pre-
sentes en diseños curriculares producidos en la región. Estas expresiones no son alter-
nativas: cada una tiene sus correlatos teóricos y no todos resultan compatibles entre sí.
La tradición del nivel inicial ha sido muy receptiva a las teorías sobre el desarrollo
infantil y ha tendido a cimentar en ellas sus primeras propuestas curriculares específi-
cas. Sin embargo, los debates en torno al desdibujamiento de la función de enseñanza
en el nivel llevaron a formular mayores contrapesos a este extremo, generalmente por
el lado de la incorporación de contenidos curriculares.
El otro extremo toma como eje para la determinación de los contenidos curriculares
la “clasificación de contenidos característica de la escolarización occidental”. Se trata
de diseños curriculares que retoman una función tradicional del nivel inicial: la prepa-
ración de los niños y niñas para la escolaridad primaria. Pero lo hacen a través de
cierto espejamiento, cierto isomorfismo con el currículo de la escuela primaria. Cada
vez es más frecuente encontrar en el nivel inicial diseños curriculares organizados por
áreas de conocimiento que reflejan en buena medida la organización de los conoci-
mientos que es clásica en la escuela primaria: ciertos sectores de la cultura y no otros,
organizados por áreas y asignaturas y no de otras formas. Se habla de “primarización”
del nivel inicial para expresar la adopción por parte de este nivel de aspectos de la
lógica del nivel primario: cuando esta “primarización” sucede en el plano curricular,
los diseños curriculares tienden a anticipar al nivel inicial no solamente contenidos
que tradicionalmente han sido propios de la escuela elemental (es el caso de la
lectoescritura y el cálculo) sino sobre todo la temprana clasificación de conocimien-
tos que comunican los currículos de la escuela primaria.
Queremos formular algunos cuestionamientos a este segundo extremo, porque es
el que tiene mayores probabilidades de instalarse en un espacio educativo escolarizado.
Por un lado, cabe cuestionar las limitaciones del currículum básico decimonónico,
que fue en su momento una revolución en las ideologías de la escolarización (Kamens
y Cha, 1999),8 pero que hoy se encuentra indudablemente desajustado con respecto a
8
Hasta la universalización del currículum básico (consolidada apenas en las primeras décadas del
siglo XX, aunque fue más temprana en nuestro país), la escolarización de quienes asistían a instituciones
142
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
los saberes del mundo contemporáneo (Dussel, 2006). La extensión del currículum
básico en los niveles escolares universalizados (como el primario) hace difícil su trans-
formación en esos niveles en el corto plazo, pero ello no debería funcionar como
coartada para no promover transformaciones sustantivas en aquellos niveles cuya fu-
tura expansión ofrece la oportunidad para generar una propuesta formativa diferente.
Desde esta perspectiva, el nivel inicial presenta condiciones favorables para explorar
modelos alternativos a la clasificación decimonónica del saber.
La educación es, como señala Rivière (2002), parte del diseño del desarrollo hu-
mano; un diseño que tiene que ser completado artificialmente por la cultura. Si la
escolarización, como componente dominante del proyecto educativo, completa
artificialmente el desarrollo de los individuos, cabe preguntarnos qué clase de huma-
nidad puede surgir de nuestro sistema escolar vistas las características del currículum
decimonónico. En la tradición curricular primaria, estamos mejor preparados para
entender (y promover) los procesos deductivos o las formas de pensamiento verbal
que el pensamiento visual, la capacidad metafórica o las posibilidades expresivas. Se
trata entonces de advertir que la extensión al nivel inicial de la clasificación
decimonónica del saber puede extender también las restricciones en las formas de
humanidad que el nivel inicial se ocupa de promover en tanto interviene en la crianza
de los niños y niñas.
Por otro lado, gana terreno la convicción sobre la necesidad de diferenciar las
propuestas educativas para la población de 45 días a 2 años de las propuestas dirigi-
das a la población de 3 a 5 años. Señala Violante que enseñar a los niños pequeños
requiere apelar a formas particulares que respondan a las necesidades y característi-
cas de los sujetos, evitando la exportación de modalidades propias de la enseñanza a
niños y niñas mayores (Violante, 2009). En un artículo previo, esta especialista en
educación infantil introduce una fuerte distinción dentro del nivel inicial entre el tra-
mo 0-2 años y el tramo posterior, y defiende para el primero una “pedagogía de la
crianza”, revalorizando como modos de organizar la tarea en el jardín maternal a los
formatos hogareños en los que prima la atención personalizada, el vínculo de afecto y
contención, el desarrollo de las actividades que se van armando a partir de la observa-
formales se restringía a la lectura, la escritura y el cálculo. Por limitado que nos parezca hoy en día el
currículum básico, por reflejar la organización del saber propia de fines del siglo XIX, supuso en su
momento una ambiciosa expansión de la propuesta formativa de las escuelas.
143
Universidad Nacional de General Sarmiento
ción y lectura de las necesidades del bebé y niño pequeño y de las posibilidades de un
adulto que realiza varias tareas a la vez (Violante, 2008). Tomamos la distinción que
formula Violante “dentro” del nivel inicial como ocasión para interrogar sobre la po-
sibilidad y la pertinencia de extender al conjunto del nivel esta pedagogía que ella
propone para el primer tramo, y también como ocasión para advertir sobre la adop-
ción por parte del nivel inicial de formas de planificación o de actividad propias de
“otros” niveles escolares.
Sobre la base de estos señalamientos, apuntamos que la inclusión temprana de los
niños y niñas en instituciones educativas merece una mirada atenta, pues comienzan a
converger sobre el nivel inicial muchos de los imperativos y de los problemas de la
escolarización masiva. La creación de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad
como unidad pedagógica tiene potencialidades interesantes en su capacidad para de-
sarrollar propuestas formativas que eludan estos problemas. Si bien existe el riesgo de
que los dos ámbitos de actividad (la Escuela Infantil, la Sala de Juegos) permanezcan
separados, la propuesta institucional es la de un único proyecto con espacios articula-
dos, lo que constituye un desafío y una oportunidad en relación con formas rígidas de
estructuración de las experiencias educativas y, en especial, con la clasificación del
currículum. Algunas de estas formas rígidas han sido enfocadas en la propuesta que se
encuentra en desarrollo: por ejemplo, según el proyecto institucional, los niños y ni-
ñas participan en distintas actividades y, en los escenarios lúdicos de la Sala de Jue-
gos, se agrupan de acuerdo con sus intereses de juego más que en orden a su edad. La
tradición de reflexión pedagógica e innovación del nivel inicial y la calificación com-
parativamente alta de sus docentes son fortalezas donde apoyar la generación de una
propuesta educativa que haga de la incorporación temprana de los niños a una institu-
ción escolar, una ocasión para ampliar los horizontes de su desarrollo y no un anticipo
de las obligaciones de asistencia, permanencia, trabajo, logros, que son propias de la
ideología de la escolarización primaria.
Es necesario destacar que afrontamos algunos límites para ampliar lo pensable en
relación con lo que la escolarización puede aportar al desarrollo infantil. Así, por
ejemplo, el saber de las psicologías del desarrollo hegemónicas está armado bajo un
cierto modelo de lo que significa un sujeto desarrollado en el que predominan el razo-
namiento lógico y la capacidad de abstracción como rasgos constitutivos; en el que
otros modos de expresión o pensamiento ocupan un lugar menor (Terigi, 1999). La
experiencia de educación infantil en contextos que se diferencian o buscan diferen-
144
Los rasgos de lo escolar en la educación de la primera infancia
ciarse del formato escolar conocido trae la necesidad de volver a pensar prácticas que
en el nivel inicial se encuentran muy consolidadas.9 La rotación de los niños y niñas
debida a sus diversos horarios de asistencia y a su participación en uno y/u otro ámbi-
to de actividad; la condición de “extranjeros” de las docentes en un contexto social
que todos los demás conocen, son sólo dos notas que permiten vislumbrar la clase de
revisión que solicita la experiencia de la Escuela Infantil y Sala de Juegos Multiedad
en la UNGS sobre las prácticas usuales de la enseñanza en el nivel.
En ese sentido, la ubicación institucional de la Escuela Infantil y Sala de Juego
Multiedad en el ámbito de la Universidad es auspiciosa, si la capacidad de investiga-
ción y producción de saber de ésta se pone al servicio de la generación de nuevos
conocimientos acerca del desarrollo infantil en condiciones de inclusión temprana en
ámbitos institucionales. Si bien todavía no se han instituido formas concretas de arti-
culación entre investigación y educación infantil en la UNGS, no hay razones estruc-
turales que lo impidan y sí poderosos motivos político- pedagógicos para promoverlo.
Desde la perspectiva de la Universidad como institución promotora de saber, no se
trataría sólo de apoyar el potencial educativo de la Escuela Infantil y Sala de Juegos
Multiedad sino de promover la reformulación de los saberes del nivel inicial, explo-
rando otras formas de dar respuesta a los derechos educativos y sociales de la infan-
cia.
Palabras finales
9
Véase, por ejemplo, Kaufmann (coord.), 2004.
145
Universidad Nacional de General Sarmiento
Bibliografía
Dussel, I., “De la primaria a la EGB: ¿Qué cambió en la enseñanza elemental en los últimos años?”.
En Terigi, F. (comp.) (2006), Diez miradas sobre la escuela primaria. Buenos Aires, Siglo XXI/ Funda-
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www.equip123.net/jeid/articles/4/LasTensionesDelFormatoEscolar.pdf
146
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Violante, R., “Debates y claves para la educación de los niños pequeños”, en Mayol Lassalle, M.,
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Violante, R. (comps.), Pedagogía de la crianza. Un campo teórico en construcción, Buenos Aires.
Paidós, 2008.
147
Universidad Nacional de General Sarmiento
Juegos en el pasillo.
148
El lugar del arte, el juego y la imaginación
*
Maestra Nacional de Artes Visuales, Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, profe-
sora Nacional de Pintura, Escuela Nacional de Artes Visuales “Prilidiano Pueyrredón”, Especialista en
Pintura Mural, Instituto Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, y psicóloga social, Primera
Escuela Privada de Psicología Social de Enrique Pichón Rivière. Se desempeñó como profesora de Di-
dáctica de las Artes Visuales.y de las Prácticas Educativas, participó como Co-Coordinadora del Proyec-
to de Acompañamiento Pedagógico a Docentes Noveles en el IFDC VM (San Luis), participó en proyec-
tos educativos provinciales y nacionales y en la producción de documentos de apoyo para diferentes
acciones educativas.
149
Universidad Nacional de General Sarmiento
1
Meirieu, P., Frankenstein Educador, Barcelona, Alertes S.A., 1998, p. 25.
150
El lugar del arte, el juego y la imaginación
2
Guilford J. P., Creatividad y Educación, España, Paidós, 1964.
3
Diccionario Etimológico y de Sinónimos, Bogotá, Intelecto, 1992.
4
Meirieu, P., op. cit., p.133.
151
Universidad Nacional de General Sarmiento
Las huellas de las herencias que trae cada sujeto incluyen y forman parte de su
historia. Muchas de ellas se fortalecen, algunas se debilitan y otras se acomodan a lo
largo de la vida por:
• Miedos:5 Miedo a lo desconocido, al desorden, al ridículo, al poco tiempo. A que
salga mal, A caer en la copia de un modelo. Temor a que el grupo se descontrole,
querer mantener el orden.
• Conocimientos, saberes: Pensar que no se aprende jugando.
• Frustraciones: No realizar el intento, no tener iniciativa.
• Prejuicios: Dificultoso que los “grupos” se animen a probar (los maestros).
• Ideologías: Cuando los chicos juegan no piensan.
• Sentimientos: Tener vergüenza de expresarse y ser uno mismo, falta de entrega
total.
• Alegrías: Estar de mal humor, no tener paciencia.
• Percepciones: Desestructurado con uno mismo.
Detengámonos a pensar si es posible producir transformaciones desde algunas
prácticas, creencias, vínculos, en este proceso sostenido que es vivir.
Generalmente quedan restos, trozos y/o señales de eso que era, que formaba parte
de un todo y que no desaparece tan drásticamente, en todo caso queda transformado o
en otro lugar, en otra dimensión, como resto, remanente y posible potencial que puede
originar otras búsquedas o formará parte de otra construcción. Los registros están
dibujados, bocetados, borrados o grabados en cada historia de vida.
Cuando se produce una ruptura6 (del latín ruptura; rumpere, romper), desavenen-
cia, divorcio, enemistad, enojo “la pelea, la separación, de ese algo que no es sólo una
persona, sino una creencia, ideología, práctica o afecto se desarma el todo. Podemos
intentar volverlo a armar, a veces con algunas modificaciones o con alguna seña de lo
que era, que ya no es lo mismo que es, es otra cosa.
Para modificar la apropiación que hice de eso (de lo vivido, de lo aprendido) o
para pensarlo desde otro lugar, tengo que poner en duda, preguntarme, informarme,
analizar, decidir, revisar y querer cambiarlo. Para ello necesitamos de “un amasado”
prolongado que nos satisfaga y confirme que eso puede ser de otra manera.
5
Expresiones de los docentes, II Jornada de Formación Docente en Educación Inicial,UNGS, 2009.
6
Diccionario Etimológico y de Sinónimos, Bogotá, Intelecto, 1992.
152
El lugar del arte, el juego y la imaginación
¿Qué impide pensar que eso puede ser de otra manera? La decisión de pensar de
manera diferente al otro, a lo que piensan los otros y/o a lo que pensaba yo. ¿Qué
necesitamos para eso? Por un lado, estar convencidos de que hay otras posibilidades,
maneras, teorías, creencias, acciones, que pueden ser tan válidas como las otras, con
la diferencia de que se asientan en otros parámetros.
Algunas expresiones de los docentes y estudiantes que participaron en la jornada
nos alientan a pensar que si bien hay mucho por hacer al respecto, es posible animarse
a probar, imaginar, jugar, educar la sensibilidad y a disfrutar aprendiendo. El desafío
es cómo:
- ¡Qué lindo tirarnos al piso y volver a ser niños y recordar lindos momentos, ser
libres!
- Tengo otra mirada.
- Cada uno experimenta de forma distinta.
- Compartir con los nenes esta forma de dispersión.
- Exteriorizar emociones sin conflictuarse.
- Vivir nuevas experiencias.
- Olvidarse un momento del afuera.
- Encontrar los mejores momentos para hacerlo.
- Mirar muy adentro de nosotros mismos.
- Sentirnos libres y sin límite alguno”.7
El desafío es lo que me posibilita percibir, intuir, tener la certidumbre, confianza,
convencimiento, convicción, credulidad y creencia de lograr otra posible integridad.
Desafío8 (del prefijo privativo des, a de enlace y el latín fides, fe), pensar a partir
de los significados de cada palabra nos pone en evidencia el real sentido de desafío,
desafiar, hay que tener fe, ¿en qué? El cambio es para mejorar, superar, conciliar,
innovar, modificar y/o empeorar. ¿Qué es lo que se vislumbra en el desafío? Fe (del
griego pheithio, yo persuado. Del latín fides).
Este convencimiento es lo que conlleva a animarse a modificarse. El entrenamien-
to es una de las condiciones necesarias para poder acomodarse a las diferentes cir-
cunstancias con amplitud de criterio.
7
Expresiones de los docentes, II Jornada de Formación Docente en Educación Inicial, UNGS, 2009.
8
Diccionario Etimológico y de Sinónimos, Bogotá, Intelecto, 1992.
153
Universidad Nacional de General Sarmiento
¿Por qué entrenar? Hay que ensayar-se para que esta actitud sea parte de las deci-
siones. La duda explícita o implícita conserva un movimiento: que permite repensar
lo que actuamos, pensamos, sentimos, nos dinamiza desde la dialéctica y nos sostiene
en la empresa que iniciamos.
La imaginación
La imaginación es un tema que fue abordado por grandes pensadores, hay discur-
sos desencontrados y esencialmente acciones que no pueden aunar la razón con el
imaginar, el arte con el pensar, como si ambos pertenecieran a acciones no vinculadas.
Sin embargo, preguntas cómo la citada por L. Wittgenstein en las Investigaciones
filosóficas (1953, pp. 385 y ss.), “¿sería posible hacer cuentas sólo en la mente, sin
hacerlas jamás de palabra o por escrito?, puede darse que existan tribus que lo hagan;
pero se trataría de un caso límite. Un límite que no excluye la necesidad de la inscrip-
ción, o sea de hacer cuentas “en la imaginación”, o sea, si no de palabra o sobre el
papel, al menos en la tablilla de la memoria”.9
Preguntas como éstas nos alientan a seguir intentando búsquedas nuevas aunque
nos genere inquietud; el convencimiento de que “en un mundo que cree disponer de
más respuestas que las que efectivamente tiene, preguntar se vuelve imperioso para
poner al descubierto el hondo grado de simulación y de jactancia con que se vive10.”
Algunos de los propósitos que la práctica educativa nos deja traslucir y que están
fuertemente relacionadas con que los estudiantes acumulen conocimientos, habilida-
des y actitudes que le sirvan para la vida, se contradicen con los grandes pensadores
Platón, Rousseau y Dewey. La acumulación de conocimientos y habilidades son sólo
una pequeña parte de lo que les preocupa; lo fundamental para ser un sujeto educado
no es atarse a ideas y creencias convencionales de aceptación común, si bien éstas no
9
Ferraris, M., La imaginación, Bolonia, Visor, 1996, p. 169
10
Kovadloff, S., La nueva ignorancia, Buenos Aires, 1992, Emecé, 1992. p. 187.
154
El lugar del arte, el juego y la imaginación
11
Vygostski, L., La imaginación y el Arte en la Infancia, Argentina, Tribuna Docente, 1934.
12
Kieran E., La imaginación en la enseñanza y el aprendizaje. Para los años intermedios de la
escuela, Buenos Aires, Amorrortu, 1999, p. 23.
13
White, A., The lenguaje of imagination, Oxford, Blackwell, 1990.
14
Ribot, T. A., Imaginación creadora, traducción del francés, Sib. Editorial Yu. N. Erlich, 1911.
155
Universidad Nacional de General Sarmiento
Para imaginar hay que dejar que cada uno busque, explore, invente y exprese una
manera diferente de ver el mundo; acercar al niño para que conozca los seres vivos,
comprenda la noción del uno o del dos, diferencie el color azul del rojo, lo grande de
lo chico, lo dulce de lo ácido, a que yo soy grande y él es un chico; amplía el universo
de sus conocimientos y le posibilita preguntar, cuestionar y ampliar las referencias
que tenía del objeto de conocimiento. La imaginación incluye la capacidad de superar
los obstáculos que opone a nuestro pensamiento la fácil aceptación de las creencias,
las ideas y las representaciones usuales.
Ir hoy más allá de lo usual posibilita construir la percepción que se tiene en cual-
quier campo de conocimiento; aceptar las representaciones usuales es no lograr apro-
piarse del conocimiento, convertirlo en algo inmóvil que no forma parte de la propia
vida; de los miedos, los prejuicios, las ideas y los sentimientos que están presentes en
este accionar que es vivir.
Reflexionar sobre algunas de las afirmaciones realizadas por los docentes nos per-
mite vislumbrar que está el deseo15 de: “¡Qué lindo tirarnos al piso y volver a ser niños
y recordar lindos momentos, disfrutar, ser libres!”, por lo cual es posible permitirse
salirse de lo usual, de lo que no hacemos y analizar sus causas. ¿Por qué?, ¿por miedo
al ridículo?, ¿hay una edad para tirarse al piso?
Si pudiéramos ahondar en quienes produjeron estas manifestaciones y reflexionar
más allá de lo que les provocó la acción del taller en el que participaron, podríamos
detenernos y analizar qué cuestiones en ese contexto y del contexto pueden contribuir
a que los docentes se formulen sus propios criterios en función de un entrenamiento
que explique a la vez los problemas, las alternativas y la situación. Esto no alcanza
para garantizar que vaya a hacerlo otra vez, sí ayuda a analizar los dilemas, a crear
elecciones y a asumirlas.
La imaginación siempre se estructura con elementos tomados de la realidad; que
se conservan de la experiencia previa como lo mencionamos anteriormente, si las
impresiones y excitaciones fueron fuertes los registros, huellas de esa experiencia, se
recuperan transformándola.
En la afirmación: “Tener otra mirada, olvidarse un momento del afuera” no está
anulando la anterior, se está incorporando. “Exteriorizar emociones sin conflictuarse”,16
15
Expresiones de los docentes, II Jornada de Formación Docente en Educación Inicial, UNGS, 2009.
16
Ídem.
156
El lugar del arte, el juego y la imaginación
17
Ídem.
18
Perrenoud, P., Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar. Profesionalización y
razón pedagógica, Barcelona, Graó, 2004, p. 52.
157
Universidad Nacional de General Sarmiento
En ella participan la ideación, la forma y el contenido que dan sentido a esa obra y
son las emisoras de su significación, significación que no se limita a sensaciones o
impresiones retinianas sino a un todo íntegro que me significa, producto u objeto que
de-construyo, de-constituyo de lo que es originariamente para resignificarlo. Este acon-
tecimiento implica la exigencia de un esfuerzo y compromiso, consciente-inconscien-
te y voluntario tanto del que la produce como del espectador.
19
Devries, Osvaldo y colaboradores, ¿Es posible mejorar la educación? Fundamentos y experien-
cia de una gestión, Buenos Aires, Troquel educación, 1993, p. 171.
158
El lugar del arte, el juego y la imaginación
A modo de relato esto sirve para corroborar que aquellos que se acercan a probar,
por ejemplo, cómo el cuerpo se mueve y van introduciendo, ampliando sus movimien-
tos, registrando las diferencias de tensar y contraer, o de alargar y reducir acompaña-
do de un especialista, adquirirán una dimensión del propio cuerpo que hasta entonces
no tenían.
Para Alejandro Reisin “la sensibilidad no se enseña, sí se educa ... ¿Cuál es la
diferencia? (Enseñar: doctrinar, del latín insignare, señalar, de in, en y signum, signo,
mostrar. Educar, del latín educare, es guiar hacia afuera, conducir, sacar de adentro).
Es condición de lo vital, el movimiento, la expresión, el continuo trabajo de asimi-
lación y acomodación entre el mundo interno y el mundo externo. La sensibilidad es
un grado de lo vital, cumpliendo una importante función, dando cuenta de cómo es esa
interrelación organismo-mundo.
La sensibilidad como condición de lo vivo y de lo subjetivo, ubica la singularidad
de cada cual. No somos todos sensibles en el mismo sentido. Tenemos ciertas marcas
históricas, sociales, culturales, familiares e individuales que hacen que la apreciación
de lo interno y lo externo, no sea la misma para cada uno de nosotros. Desde el espí-
ritu positivista y racionalista, sería preferible un hipotético ideal de control de todas
las variables que marcan diferencias entre los sujetos, para lo cual habría que “despo-
jar” sus sensibilidades para igualarlas, cosa de tener un perfecto control riguroso de
cada situación, intercambio, producción, conocimiento, acción, efectividad”.20
Si recuperamos el valor asignado anteriormente a lo que es lo propio, lo singular
de cada uno, podemos afirmar que son las artes representadas en el teatro, la literatu-
ra, lo visual, la música y la danza las que contribuyen y provocan al experimentarlas a
sacar de adentro todo lo que uno es para poder ser uno mismo con los otros.
El arte es todo aquello que me atrapa y me transforma, ya sea una música, una
imagen fotográfica, escultórica o teatral, una película, una cantata, una danza, una
20
Reisin, A., “Sentidos y Sentidos en el Arte y en la Educación de la Sensibilidad”, en Decisio nro.
12, México, CREFAL, 2005, pp. 66-76.
159
Universidad Nacional de General Sarmiento
poesía o una novela. Es todo aquello que hace que me detenga en el devenir y me
atraviesa. Los rastros van dejando residuos que conjuntamente con otros nutrientes
son los que me constituyen en un sujeto permeable a lo que pasa alrededor, me ponen
en movimiento y me disponen al placer y displacer constante de disponer del arte para
imaginar, transformar, concebir el mundo de manera diferente.
El sentido de vivenciar y experimentar los lenguajes artísticos tiene su modo de
ser propio, como el juego, en una realización cuya representación y presentación
modifica a quien tiene la experiencia. En tanto formas de representación son el
medio expresivo que emplean los sujetos para transmitir el contenido de su expe-
riencia.
Retomamos a Larrosa: “La experiencia supone, en primer lugar, un acontecimien-
to o, dicho de otro modo, el pasar de algo que no soy yo. Y algo que no soy yo.
significa también algo que no depende de mí, que no es una proyección de mí mismo,
que no es el resultado de mis palabras, ni de mis ideas, ni de mis representaciones, ni
de mis sentimientos, ni de mis proyectos, ni de mis intenciones, que no depende ni de
mi saber, ni de mi poder, ni de mi voluntad. ‘Que no soy yo’ significa que es ‘otra cosa
que yo’, otra cosa que lo que yo digo, lo que yo sé, lo que yo siento, lo que yo pienso,
lo que yo anticipo, lo que yo puedo, lo que yo quiero. Si lo llamo principio de subje-
tividad es porque el lugar de la experiencia es el sujeto o, dicho de otro modo, que la
experiencia es siempre subjetiva. Pero se trata de un sujeto que es capaz de dejar que
algo le pase, es decir, que algo le pase a sus palabras, a sus ideas, a sus sentimientos,
a sus representaciones, etcétera. Se trata, por tanto, de un sujeto abierto, sensible,
vulnerable, ex/puesto”.21
Continuamos hilvanando a lo largo de este texto cómo el sujeto puede abrirse a
experiencias educativas que le posibiliten imaginar, crear, jugar y alterar el orden con
experiencias particulares y únicas. La exploración y experimentación en los lenguajes
artísticos y sus diferentes formas de representación contribuyen y se vinculan con
conocimientos y habilidades relacionadas e integradas a otros campos del saber.
Eisner afirma que “los dispositivos que los seres humanos utilizan para hacer
públicas sus concepciones privadas, son los vehículos por los cuales las concepcio-
nes –que son visuales, auditivas, kinestésicas, olfativas, gustativas y táctiles– pueden
21
Larrosa, J., Clase 1, “Experiencia y Alteridad en Educación”, Buenos Aires, FLACSO, 2005,
pp.1-8.
160
El lugar del arte, el juego y la imaginación
22
Eisner, E., Cognición y currículum, Una visión nueva, Buenos Aires, Amorrortu, 1998, p. 65.
23
Aguilar, L. F., “Le jeu dramtique spontané au jardin d’enfant. Étude theórique descriptive d·un
proyet educatif”, Universidad de Montreal, Canadá, 1989, Tesis de M.A. y Bruner, J., Acción, pensa-
miento y lenguaje, Madrid, Alianza, 1984.
161
Universidad Nacional de General Sarmiento
yen con recortes de cajas). A simple vista parecería que cada uno dispone indepen-
dientemente del otro, sin embargo hay dos del grupo que guían la idea pergeñada.
Todo transcurre en un ir y venir casi silencioso del armado: sostienen las telas en las
sillas y las trepadoras, las hojas y los papeles que pudieron reunir toman una particu-
lar disposición y una definición elemental de la situación que compone el escenario
(un mercado).
Para que esta/s escena/as se multipliquen hay que situarnos en el lugar de la escue-
la sabemos que “la tradición normalizadora-disciplinadora se construyó en el origen
mismo del sistema formador dando lugar a un docente civilizador, que asume como
propio el discurso prescripto con un modelo que homogeneiza ideológicamente y dis-
ciplina conductas como modo de no caer en el caos, en el riesgo que es que cada uno
intente probar y se convierta en el descontrol”.24 Concepto este último utilizado con
frecuencia en los últimos tiempos en los espacios educativos, dado que los chicos se
descontrolan y ello genera miedo. Estos aparentes descontroles se anteponen a la mi-
sión de formar a un ciudadano que esté ordenado para el aparente proyecto progresis-
ta; oponiéndose a la contradicción dialógica: sin desorden no hay orden.
El análisis de los espacios lúdicos nos posibilita visualizar cómo surgen en las
diferentes representaciones de los niños el deseo de ordenación del mundo social y
comprensión de sus normas de funciones más sutiles. Expresan sus ideas sobre los
asuntos que éste implica y de esta forma, manifiestan sus esquemas conceptuales y los
someten al juicio y aprobación de sus pares, rectifican lo que no es correcto, lo que no
es útil y lo reemplazan por un concepto mejor.
En estos escenarios adecuados para desarrollar un juego donde las relaciones se
van acomodando de acuerdo con intereses, simpatías y deseos de curiosear, una pe-
queña contraseña es suficiente para introducirse en el ¿jugamos a? o ¿lo dejamos
jugar? A veces se preguntan. Entran y también salen. Los permisos que cada uno
experimenta hacen a la convivencia de aceptar o rechazar órdenes de sus pares.
Estas acciones están intrínsecamente vinculadas con lo que para el docente es
educar25 (1623, Del latín educare íd. (emparentado con ducere “conducir”, educere
24
Rodari, G., Gramática de la fantasía, Introducción al arte de inventar historias, Italia, E. Elle,
1993, p. 42.
25
Declaración de los Derechos del Niño, que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 20 de noviembre de 1959.
162
El lugar del arte, el juego y la imaginación
26
Giménez, R., “Una alternativa en construcción para la primera infancia. Una mirada desde el
juego y las artes”, 2º Congreso Internacional de Educación, Santa Fe, Ediciones UNL, 2004.
27
Meirieu, P., op. cit., pp. 86-89.
28
Expresiones de los docentes, II Jornada de Formación Docente en Educación Inicial, UNGS, 2009.
163
Universidad Nacional de General Sarmiento
mos crear este clima”; en realidad nunca se logra tener todo. Para llevar a cabo el
proyecto es necesario conformarse en un equipo de trabajo, en el que planifican y
discuten sus alcances, explicitan dudas, definen el dispositivo a armar, relevan con
qué elementos cuentan y plantean los tiempos disponibles de cada uno. Se trata aquí
de recuperar la acción de sumar, ya que los chicos y sus familias pueden aportar al
proyecto.
Muchas veces las instituciones definen durante el año, planifican el siguiente y en
esa instancia es válido asesorarse, consultar dónde comprar las telas, cuáles son las
más resistentes y cuál es el espacio físico, si no es que ya está definido para armar el
dispositivo. Los que recorrimos, casi diría, diferentes prototipos de escuelas: en con-
textos geográficos, sociales, económicos y educativos diferentes sabemos que la falta
de comodidad y colaboración por parte de las instituciones, salas superpobladas en la
que es complicado trabajar organizando el espacio, un solo docente a cargo, salas con
integración,29 se puede negociar y ahí surge la alternativa.
“La alternativa supone acción o elección necesaria entre dos cosas o, a su vez, la
elección u opción entre dos o más cosas no implica necesidades de elegir, sino opor-
tunidad y conveniencia y es aquí en donde como ciudadanos decidimos.”30
La oportunidad educativa es producir sitios en donde las metas imaginen que las
escuelas puedan lograr “fisurar” el circuito reproductor que inhibe: el curso de la
singularidad de lo individual y donde lo colectivo de las producciones tenga impreso
el sello de todos los actores.
Transformar los tiempos, los espacios, las relaciones, las consignas, los juegos en
espacios donde funcionan otras opciones implica acomodamientos de todas las par-
tes: institucionales, docentes, personal de maestranza, familiares y de los propios chi-
cos, que son los actores principales.
Al diseñar el proyecto hay que contar con la disposición e interés de los docentes,
tener en cuenta los problemas, analizarlos y encontrar soluciones en conjunto, reunir-
se con especialistas en arte vinculados con el nivel inicial, para intercambiar ideas y
asesoramiento sobre cuestiones específicas que hacen a cada lenguaje. Estimular el
debate y el intercambio con todos los actores de la comunidad educativa en la que
incluimos a los chicos con sus familias para el intercambio de opiniones, profundizar
29
Ídem.
30
Giménez, R.,“Jornadas de juego”, Instituto de Tiempo Libre y Recreación, Buenos Aires, 2006.
164
El lugar del arte, el juego y la imaginación
31
Ortega,R., Jugar y Aprender, Sevilla, Diada, 1990, p. 8.
32
Matus, C., Teoría del juego social, Colección Planificación y Políticas Públicas, Buenos Aires,
Ediciones de la UNLa, 2007, p. 122.
165
Universidad Nacional de General Sarmiento
Una teoría del juego social” donde el sentido de lo lúdico atraviesa al/los sujeto/s
enfatizando su carácter indeterminístico y abierto a la creación de posibilidades por
parte del actor en situación de condicionamiento por el otro”33.
La afirmación anterior nos confirma que el juego transciende la edad del sujeto y
es parte de la producción social que se suma a la naturaleza para construir la realidad.
Hay partes del mundo que son objetivas, es decir existen con independencia de nues-
tra acción o nuestras creencias. Otras, en cambio, deben su existencia a actos de pro-
ducción o a convenciones de uso aceptadas generalmente.
Adhiero a lo que plantea Ortega: “el juego no ha recibido la atención que se mere-
ce por ninguno de los contextos educativos en los que el niño crece y todavía se suele
oponer juego a aprendizaje”.34 Además, muchos educadores y padres continúan no
valorizando el tiempo de juego en la escuela. Podemos afirmar, aquellos que hemos
jugado cuando fuimos niños, que el juego tiene un valor catártico de expulsión y
desahogo de energías estimuladas muchas veces durante el trabajo; sin embargo son
pocos los adultos que reconocen las formas más activas de expresión lúdica como
naturales y socialmente positivas
En varios de los párrafos anteriores se avanzó sobre algunas premisas que hacen a
poder desde el papel docente crear y poder disfrutar de esos espacios.
A manera de sugerencia, hay que estar vinculado y atento a las acciones que se van
sucediendo dentro de los dispositivos organizados para jugar de otra manera. Estar
dispuesto a entrar a saltar con otro sería una de las posibilidades desde la mirada o
desde la acción; el obstáculo se presenta cuando alguien está en la escena saltando,
con su ritmo, velocidad, en un espacio determinado y el que entra, invitado o no, salta,
se acomoda o impone las suyas y acompaña al que salta. Estas acciones se pueden
repetir, transformar o desarmar lo que tenemos que encontrar cómo entra el adulto.
Encontrar la manera es la tarea y el desafío para no interrumpir en lo que cada uno
está; cuando esto se logra y se instala en una práctica cotidiana, se transforma la
expresión rígida, la orden y el mandato en una intervención de sostén y de acompaña-
33 34
Ortega, R., op. cit., p. 9.
166
El lugar del arte, el juego y la imaginación
miento, donde ambos, tanto el chico como el docente, disfrutan. El mundo adulto
muchas veces hace uso y abuso de lo absoluto y de la certeza frente al mundo infantil
logrando alterarlo e inquietarlo.
Enfatizar y convencer que los modos de intervención son decisivos en la educa-
ción de la primera infancia implica conocer el origen etimológico: intervenir, tomar
parte, mezclarse, interponerse, mediar. Intersticio, “hendidura entre dos cuerpos in-
tervalo, distancia, estar entre dos cosas”. En este sentido la intervención en la ense-
ñanza está pensada como una intervención social en las prácticas de los sujetos. El
docente tiene que aprovechar y potenciar el proceso de construcción de conocimien-
tos que de forma interactiva realizan los niños en los espacios lúdicos, con la
intencionalidad y dispuesto a comprender una situación humana compleja. Desde el
rescate de las palabras, representaciones de lo que les preocupa, de lo que intentan
solucionar acompañando y no imponiendo respuestas que hegemonicen, sino que des-
pierten a nuevas búsquedas y soluciones; en un acompañamiento, donde no podemos
hacer nuestros los problemas de los niños, sino que hay que dejarles a ellos la respon-
sabilidad así como la toma de decisiones y donde es difícil que la buena idea del
docente tiña e invada las ideas que son de los niños…
Se entiende por tomar parte en los procesos de autoconstrucción e interacción
como aquello que suma, agrega, pone en duda, interpela y se mueve cuidadosamente
para no interrumpir la idea del otro, sino para acercarse y acompañar el proceso.
Encontrar el lugar óptimo y la distancia es quizás un arte y una práctica que se logra,
se sostiene y crece cuando se ven los resultados de la intervención con el otro.
“La actividad humana e infantil, consiste, en un ininterrumpido continuum entre
los polos utilidad/exigencias/producto, por un lado, y, por otro, alegría/placer/ proce-
so.”35 Ningún polo puede aparecer totalmente sin el otro, se complementan. La tarea
llevada a cabo por los docentes es la de reflexionar sus prácticas para poder leer los
entrecruzamientos percibidos y no percibidos desde las múltiples miradas, para no
reducirlos y comprender la singularidad que adquieren en cada situación.
Tiempo de caricias diría, de mimos sin dejar de ser oportunos, orientadores y de
conocimiento mutuo para que, entre el que aprende y el que enseña, se vayan ajustan-
do casi con la minuciosidad de un relojero las partes del reloj para que sigan funcio-
nando. Donde las voces son susurros, el saltar o subirse a los objetos que arman el
35
Caiati M., Delac S., Müller A, Juego Libre en el Jardín de Infancia, Barcelona, Ceac, 1987, p. 16.
167
Universidad Nacional de General Sarmiento
espacio no provoca desorden ni riesgo. Basta que como adultos estemos atentos para
acompañar y no para reprimir e inhibir.
“Un espacio de seguridad es, ante todo, un espacio en el que queda en suspenso la
presión de la evaluación, en el que se desactiva al juego de las expectativas recíprocas
y se posibilitan asunciones de papeles y riesgos inéditos. Hacer sitio al que llega es,
ante todo, ofrecerle esa clase de espacios, en la familia, en la escuela, en las activida-
des socioculturales en las que participe. Eso supone que desde muy temprano se esta-
blezcan reglas y se construyan prohibiciones que sólo tengan sentido si, por otra par-
te, autorizan y el niño lo sabe.”36
Tenemos muchos ejemplos surgidos de las prácticas en los que se pueden visualizar
con claridad cómo las intervenciones inciden en lo que el chico trae como “lo conoci-
do” y cómo éstas varían lo que producen; modificación que si bien aparece en lo
inmediato, tendrá que ser procesada para que se efectivice, hasta que una nueva expe-
riencia la confirme o vuelva a transformarla.
De esta forma, si las decisiones son rutinarias y no contextualizadas, no aportarán
a quienes tienen que resolver las situaciones problemáticas que se presentan a diario
en la práctica educativa y, por lo tanto, no crearán el puente entre intención y acción
que se necesitan para llegar a imaginar, jugar, inventar historias, pintar danzar, cantar
y dramatizar.
“El sujeto de nuestra época crece con el concepto de que la percepción, la imagi-
nación, la fantasía, la sensibilidad, los propios elementos culturales asimilados desde
los primeros momentos de su vida están separados por una valla infranqueable de la
interpretación objetiva, metódica, científica y racional de la realidad. Es por ello que
necesitamos docentes que tengan claro que no es una cuestión de opción entre una
forma u otra, sino que ayuden a que los niños vean a ambas como una totalidad. El
sujeto en el acto del juego expresa su identidad, la del grupo y la de su comunidad. La
acción se transforma en un camino de conocimiento y reconocimiento entre el “yo y el
tú”, y esta relación se construye y se modifica en un permanente interjuego.”37
36
Meirieu, P., op. cit, p.81.
37
Gianni, W. y Giménez. R., “Correr el riesgo para la búsqueda de nuevos sentidos”, ponencia,
IFDC, Córdoba, 2005.
168
El lugar del arte, el juego y la imaginación
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Escuela
El lugarInfantil
del arte,
y Sala
el juego
de Juegos
y la imaginación
Multiedad
Juego en la terraza.
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