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1. Comunicación efectiva
2. Persuasión
3. Empatía
4. Gestión de conflictos
5. Flexibilidad y adaptabilidad
6. Toma de decisiones
8. Pensamiento estratégico
Comunicación efectiva
Una de las habilidades de negociación más importantes es la de comunicarse de manera efectiva con las otras
personas. Esto implica ser capaz de expresar las ideas y las propuestas de forma clara y coherente, evitando
que se generen malentendidos y confusiones que perjudiquen el proceso de negociación.
De igual manera, es importante manejar el lenguaje corporal, ya que a través de él se transmiten mensajes. Lo
ideal es que el lenguaje acompañe lo que se está diciendo, para no generar desconfianza en la otra parte.
La habilidad de comunicarse de manera efectiva es difícil de conseguir, porque se deben organizar y estructurar las
ideas, y seleccionar muy bien las palabras que se van a utilizar para transmitir el mensaje correcto.
Persuasión
Las personas con habilidades de negociación también se caracterizan por ser persuasivas, por ser capaz de
convencer a la otra parte de que su propuesta es la mejor. Para lograr esto, es muy importante comprender las
necesidades del otro, y saber qué es lo que lo motiva o preocupa.
Una persona persuasiva escucha al otro, y encuentra áreas comunes en las que se pueden hacer acuerdos. Además,
utiliza buenos argumentos, mostrándose como un experto en el tema, con el propósito de que la otra persona sea
más receptiva a sus propuestas.
Cuando se desarrolla la habilidad de la persuasión, los negociadores pueden influir en la toma de decisiones de la
otra parte, y alcanzar acuerdos que le sean satisfactorios.
Empatía
Una persona que desee desarrollar sus habilidades para ser un buen negociador, debe empezar por ser empática. La
empatía es un factor clave en la negociación, porque permite comprender el punto de vista de los otros, y hacer
propuestas que resulten convenientes para todas las partes.
Demostrar que se es empático, además, genera un ambiente de confianza en el que las conversaciones fluyen
con mayor naturalidad, ya que las personas se sienten escuchadas, valoradas y comprendidas.
Ser empático no significa que se está de acuerdo con los otros y que se ceda ante sus demandas, sino que se trata
de ser capaz de comprender y respetar su posición, a pesar de que sea diferente.
Gestión de conflictos
Cuando hay diferencias de intereses y perspectivas se pueden presentar problemas, por lo que es necesario que el
negociador tenga habilidades para la resolución de conflictos. Esto implica analizar muy bien cuáles son las
razones por las que se presentan los desacuerdos, y encontrar soluciones que satisfagan a todos los
involucrados.
Existen diferentes estilos para la gestión de conflictos, y cada persona elige el que la hace sentir más cómoda.
Algunos no tienen problema en ceder en puntos que para ellos no son muy importantes, pero que para los demás sí
lo son. Otros consideran que lo mejor es que ambas partes cedan y llegar a compromisos que no son del todo
satisfactorios para todas las partes, pero que permitan solucionar el problema.
Flexibilidad y adaptabilidad
Un buen negociador debe tener la capacidad de adaptarse y desarrollar un nuevo plan en caso de que sea necesario.
Muchas veces los escenarios pueden cambiar de un momento a otro, y es importante ser flexible para ajustarse
a las condiciones y encontrar soluciones.
Las personas que cuentan con esta habilidad pueden identificar nuevas oportunidades de llegar a acuerdos, incluso
cuando se trata de negociaciones complejas en las que surgen obstáculos inesperados. Esto, además, implica que
pueden modificar su estilo de comunicación y negociación, con el propósito de obtener resultados positivos.
Toma de decisiones
Durante la negociación, es posible enfrentarse a diferentes opciones y escenarios, y un buen negociador debe ser
capaz de evaluarlas y tomar decisiones que le beneficien. Es decir, debe tener la capacidad de ver cuáles son las
ventajas y desventajas en cada escenario, decidir lo más conveniente.
En este sentido, es importante tomar en consideración factores como los beneficios, los riesgos y las consecuencias
de cada opción. Esto es fundamental en situaciones en las que el tiempo de negociación es limitado.
Un buen negociador debe mantener la calma en las situaciones estresantes, evitando respuestas impulsivas o
reacciones exageradas. Incluso si reciben provocaciones de la otra parte, deben hacer uso de sus habilidades de
negociación y manejar la situación.
Pensamiento estratégico
Por último, para finalizar esta lista de habilidades de negociación, tenemos que hablar de la importancia del
pensamiento estratégico. Un buen negociador debe analizar y planificar muy bien todo lo que debe hacer para
alcanzar sus objetivos.
La Harvard Business School es muy clara respecto a este punto, y señala que cuando el negociador no se
prepara correctamente, puede pasar por alto puntos importantes, y le puede resultar más difícil la
negociación.