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IGNACIO BURGOA
GRECIA
Afuera de este control o equilibrio ejercido por la asamblea ateniense, que actuaba
como el órgano supremo del Estado, no existía ninguna institución dentro del
marco jurídico de la resplandeciente polis griega que estableciera derechos en
favor del gobernado frente al gobernante, y por ende, no proporcionaba protección
contra el poder público.ROMA
Es cierto que el ciudadano romano tenía como parte integral de su identidad legal
el status libertatis; no obstante, esta libertad se circunscribía a sus relaciones
civiles y políticas. Además, podemos afirmar que en el sistema romano, la libertad
estaba reservada para determinadas personas, como el pater-familias, quien
ejercía un amplio control sobre los miembros de su familia y los esclavos.
La libertad civil y política experimentaron un marcado desarrollo, especialmente en
el ámbito de las interacciones entre el poder público y el ciudadano romano, no
como resultado de una actividad política específica, sino como un simple individuo.
La libertad humana como un derecho público era desconocida; más bien, esta
libertad se experimentaba como un hecho, sin ninguna consagración jurídica.
La acción resultante del interdicto de bomine libero exbibendo iba dirigida contra
acciones de un individuo, situado legalmente en la misma esfera que su titular.
Esto es suficiente para concluir que dicha institución romana no puede
considerarse un antecedente de nuestro juicio de amparo. El interdicto no tiene
como objetivo salvaguardar los mencionados derechos que puedan ser
amenazados y afectados por el poder público, sino más bien evitar que una
persona física, un individuo en particular, pueda privar de la libertad a otro hombre
libre sin enfrentar sanción o responsabilidad alguna, siendo el único titular en
Roma de la acción correspondiente.
Es muy probable que el edicto romano de bomine libero exbiaendo haya dado
origen al procedimiento del cual se sirvió el habeas corpus; sin embargo, no al
derecho de demandarlo ni a la autoridad del juez contra las órdenes del rey o sus
agentes, aspectos que los romanos desconocieron.
EDAD MEDIA
Durante la etapa en que los pueblos llamados bárbaros aún no tenían una
organización claramente definida, dado que generalmente estaban
compuestos por tribus dispersas y aisladas, prevalecía la arbitrariedad y el
despotismo en detrimento de la libertad humana. En este período, la libertad ni
siquiera estaba regulada legalmente en las interacciones privadas, a diferencia
de lo que sucedía en Grecia y Roma. En su lugar, existía lo que se denomina
como "vindicta privada", permitiendo que cada individuo tomara la justicia en
sus propias manos. En este contexto, es ineficaz hablar de la existencia de la
libertad del individuo como un derecho público subjetivo, y mucho menos de un
medio de protección correspondiente.
b) Época Feudal
Se distingue por la supremacía del propietario de la tierra, el dueño absoluto de
la misma, sobre aquellos que la trabajaban, y cuyas interacciones dieron
origen a la institución medieval de la servidumbre. La propiedad territorial
confería a su titular no solo un poder práctico, sino también un poder legal
sobre los cultivadores, quienes rendían homenaje y juraban obediencia al
terrateniente o señor feudal. El sistema de servidumbre le otorgaba a este
último un control absoluto sobre los llamados siervos o vasallos, permitiéndole
disponer casi ilimitadamente de sus vidas. Debido a esto, resultaba imposible
concebir un sistema legal que garantizara la libertad del ser humano como un
componente inherente a la personalidad humana, especialmente frente a los
actos arbitrarios y en ocasiones despóticos del señor feudal. Este último no
tenía más límite en su actividad que su propia conciencia en relación con sus
servidores y un vasallaje, en su mayoría simbólico, hacia el monarca o
emperador.
c) Época municipal
Así se encontraba la posición del individuo como súbdito frente al Estado y los
detentadores del poder público. En los inicios de la Edad Media y al finalizar la
época antigua, el Cristianismo, como corriente moral y humanitaria, intentó
suavizar las duras condiciones de desigualdad presentes en el mundo pagano.
Propugnaba que los hombres eran iguales al menos ante Dios, regidos por una
ley universal basada en los principios de piedad y caridad. Aunque Cristo
centró su enseñanza en el ámbito religioso, es decir, en las relaciones entre el
Creador y las criaturas, su excepcional tesis moral sugería a los gobernantes
tratar humanitariamente a los gobernados, abogando por que su conducta
pública se ajustara a las normas de la justicia universal.
Durante la Edad Media, las personas vivieron una realidad en la que estaban
completamente sometidas al poder público, a pesar de la existencia del derecho cartulario
en las ciudades libres de Alemania e Italia. Aunque en la patrística y, especialmente, en la
escolástica, particularmente con Santo Tomás de Aquino, se intentó proclamar la
existencia de un "derecho natural" basado en la esencia misma del ser humano, estas
ideas no se reflejaron en las instituciones legales medievales. Aquino, partiendo de la idea
de que el hombre está hecho a semejanza de Dios y orientando su razón práctica hacia la
consecución del bien y el desarrollo pleno de su propia esencia, afirmó la existencia de
una ley natural que debería guiar la conducta de la criatura racional en la búsqueda de
sus objetivos vitales fundamentales. Afirmó que cualquier norma positiva que no respetara
estos objetivos humanos era contraria a la naturaleza; sin embargo, lamentablemente,
estas ideas no se implementaron en ninguna institución legal de la época medieval.
ESPAÑA
En sus inicios, el Justicia era simplemente un funcionario más en la corte del rey,
al cual se le delegaban ciertas responsabilidades que normalmente eran
competencia exclusiva de la autoridad regia del monarca. La transformación del
Justicia de Aragón en un juez intermedio entre la corona y la nobleza se llevó a
cabo de manera gradual y no radical. Fue el resultado de un proceso lento,
concentrado en forma de fueros o leyes. La figura del Justicia como "Juez
intermedio" surgió en las Cortes reunidas en Ejea de los Caballeros en 1265, y su
consagración como tal entre todas las personas del Reino y el propio Rey ocurrió
en 1266.
a) La firma
A través de este proceso, el Justicia emitía una orden completa para evitar que se
molestara o perturbara a la persona que lo solicitaba, ya fuera en sus derechos, en
su persona o en sus bienes. Este enfoque legal no solo aseguraba la protección
de la propiedad, impidiendo cualquier intento de apoderamiento o despojo de
bienes, sino que también aplazaba cualquier acción hasta que se emitiera la
sentencia en el juicio correspondiente. Existían varias categorías de estas
medidas: las comunes (o volanderas), dirigidas contra cualquier tipo de agravio;
las motivadas o simples; las de agravios cometidos, que buscaban la revocación
de los agravios infligidos, sujeta a la decisión del Justicia sobre la ratificación de la
medida; las causales, relacionadas con agravios temidos, donde se argumentaba
que algún funcionario o juez tenía la intención de actuar indebidamente,
solicitando al Justicia que le ordenara abstenerse de proceder; las posesorias, las
titulares y las de apelación.
b) La aprehensión
Este proceso consistía en la toma temporal de bienes, tierras o propiedades
realizada por el Justicia o la Real Audiencia, con el objetivo de determinar
quién era el poseedor legítimo. Se dividía en cuatro etapas: provisión y
ejecución; artículo del litispendente o procedimiento sumario; artículo de la
firma o procedimiento posesorio plenario; y artículo de la propiedad.
c) El inventario
Implicaba la toma temporal de bienes muebles, documentos y papeles para
identificar al verdadero poseedor. La persona que tenía la posesión de los
bienes inventariados judicialmente podía mantenerlos bajo su cuidado si los
recibía como garantía. Sin embargo, si se negaba después de ser requerida
hasta en tres ocasiones por la autoridad judicial, los bienes podían retirarse,
retenerse y entregarse como garantía a quien había solicitado el inventario.
d) La manifestación
En este contexto, la acción y pretensión de revelación de personas consistía
en la facultad del Justicia y sus Lugartenientes para emitir una orden dirigida a
cualquier juez o persona que tuviera a otra detenida o presa, ya sea pendiente
de juicio o no. El propósito era evitar la violencia antes de dictar sentencia.
Examinado dicho proceso o acto, si no contravenía la ley, el preso era devuelto
a la autoridad para su juicio o ejecución de sentencia. Sin embargo, si el acto o
proceso era injusto, el preso quedaba en libertad. El objetivo del proceso de
revelación era asegurar al presunto delincuente y prevenir daños ilegítimos; no
se buscaba liberar al preso de la cárcel ni evadir la jurisdicción penal ordinaria,
ya que, si se emitía sentencia, el preso regresaba para su ejecución. Este
proceso abordaba diversos campos en la defensa de los derechos individuales:
revelación de personas; de bienes muebles; de documentos, papeles y notas;
y de procesos tanto seculares como eclesiásticos. El fuero de revelación de
personas implicaba informar a las autoridades ordinarias de la acción en contra
de una persona específica, previniendo así cualquier tipo de abuso. Además,
tenía objetivos civiles al prevenir la amenaza civil de personas retenidas
injustamente por sus parientes, pero sin malos tratos.
De forma que el llamado “Privilegio General”, un fuero existente en el reino de Aragón
expedido por Pedro III en 1348, era un estatuto, es decir, un conjunto de leyes que
reconocía derechos fundamentales en beneficio de los gobernados, proporcionando
protección contra posibles abusos del poder público, especialmente en lo que respecta a
la libertad personal. Este conjunto de normas, conocido como fuero general, aseguraba la
certeza jurídica mediante distintos procedimientos denominados "procesos forales",
algunos de los cuales pueden considerarse como precursores españoles del juicio de
amparo.
En el reino de Aragón, este fuero ya constituía un cuerpo normativo que reconocía
derechos individuales frente a la autoridad, compartiendo una concepción similar a las
garantías individuales contemporáneas, con la intención de limitar el poder público en
favor de los gobernados.
INGLATERRA
En Inglaterra, la consolidación y protección legal de la libertad no fueron eventos
repentinos ni producto de un estudio teórico premeditado o de imitación. Más bien, a lo
largo de diversos eventos históricos, estos conceptos se desarrollaron y fortalecieron. En
los primeros tiempos de la sociedad inglesa, predominaba la "venganza privada". Sin
embargo, con el tiempo, se impusieron restricciones a esta práctica social, estableciendo
períodos en los que no se permitía la violencia en nombre del rey, conocidos como "la paz
del Rey". Así, la venganza privada disminuyó gradualmente, y las violencias asociadas
con ella desaparecieron con el tiempo.
Se crearon los primeros tribunales, como el "Wilar" o consejo de nobles, el tribunal del
Condado y el Consejo de los Cien, encargados de supervisar los juicios de Dios
conocidos como ordalias. Más tarde, ante la dificultad del monarca para administrar
justicia en todo el reino, se estableció la "Curia Regis" o Corte del Rey, con diversas
atribuciones delegadas. De esta manera, los tribunales locales en Inglaterra se
sometieron a la autoridad judicial central, respetándose siempre sus costumbres y
tradiciones jurídicas, aunque eventualmente tuvieron que ceder. Así, en toda Inglaterra se
difundió el "common law", un conjunto de normas consuetudinarias enriquecido y
complementado por las decisiones judiciales de los tribunales ingleses, especialmente de
la Corte del Rey, que a su vez se convirtieron en precedentes no escritos obligatorios para
casos futuros.
Las tensiones entre el monarca y el derecho consuetudinario, junto con la resistencia a las
decisiones judiciales, generaron conflictos en Inglaterra. Estos enfrentamientos
contribuyeron a que el pueblo lograra victorias sobre el monarca, consolidando sus
avances en materia de libertades mediante "bills" o "cartas", documentos públicos
obtenidos del rey en los que se consignaban los derechos fundamentales del individuo.
En el inicio del siglo XIII, los barones ingleses consiguieron que el rey Juan Sin Tierra
firmara un documento político crucial para los derechos y libertades en Inglaterra. Este
documento sentó las bases de diversas garantías constitucionales, especialmente en
América. Estamos hablando de la famosa Magna Carta, la cual, en sus setenta y nueve
capítulos, detalla numerosas garantías prometidas a la Iglesia, a los barones, a los
'freemen' y a la comunidad. Estas garantías poseen un valor jurídico actual que se
compara con las fórmulas que han evolucionado hacia las libertades modernas. A pesar
de ello, algunas de estas garantías han experimentado cambios solo en las palabras, pero
continúan siendo parte de los principios de las constituciones actuales.
El aspecto más relevante de la Carta Magna inglesa es el artículo 46, que sirve como un
claro antecedente de nuestros artículos constitucionales 14 y 16, así como del artículo 59
de las reformas y adiciones a la Constitución americana. Este artículo establecía una
verdadera garantía de legalidad al afirmar que ninguna persona libre podía ser arrestada,
expulsada o despojada de sus propiedades sin un juicio ante sus iguales y de acuerdo
con las leyes del país. Esta disposición aseguraba que cualquier privación de libertad solo
podía ocurrir por una causa legal suficiente permitida por el derecho consuetudinario.
Además, la Carta Magna requería que cualquier afectación a los derechos individuales de
libertad y propiedad se llevara a cabo no solo de acuerdo con las leyes del país, sino
también a través de un juicio de los pares. Con esta idea, se concedía al individuo el
derecho a ser escuchado en su defensa y se garantizaba la legitimidad del tribunal
encargado del proceso, que debía ser precisamente los pares del afectado, es decir,
órganos judiciales establecidos antes del evento en cuestión.
Con el tiempo, el poder del monarca inglés se redujo debido a la formación del parlamento
y a la gradual transferencia de la potestad legislativa real a este organismo. El parlamento
impuso otro estatuto legal al rey para consolidar las garantías establecidas en la Carta
Magna: la Petition of Rights, expedida por Carlos I.
Por otro lado, el writ of habeas corpus, que era un procedimiento consuetudinario que
permitía a los jueces revisar las órdenes de arresto y evaluar la legalidad de sus causas,
se elevó a la categoría de ley en 1679. Tenía como objetivo proteger la libertad personal
contra cualquier detención y prisión arbitraria, sin importar la autoridad que las hubiera
ordenado, aunque con ciertas limitaciones.
FRANCIA
Debido a las injusticias continuas perpetradas por los reyes, quienes imponían impuestos
elevados al pueblo para financiar el lujo y los gastos exagerados de la corte real y la
nobleza corrupta, surgieron en Francia corrientes políticas importantes en el siglo XVIII.
Estas corrientes buscaban proponer medidas y reformas para poner fin al régimen
absolutista, abogando por el establecimiento de sistemas de gobierno más adecuados
para abordar los problemas públicos.
Por último, en Francia también existe el recurso de casación, que es un medio para
impugnar la ilegalidad de las sentencias definitivas de último grado en juicios civiles y
penales. La Corte de Casación, el órgano judicial supremo de Francia, se encarga de este
recurso y se sitúa en el mismo rango jerárquico que el Consejo de Estado en sus
respectivos casos. Este recurso es similar al amparo directo en materia civil y penal, y a
menudo se le menciona como "amparo casacional".
ESTADOS UNIDOS
Con la modificación de la Constitución estadounidense derivada de la independencia de
las trece colonias, se agregaron dos enmiendas las cuales contienen derechos
individuales frente al Estado: las enmiendas V y XIV. La primera garantiza la legalidad, la
audiencia previa y el juicio ante jueces o tribunales establecidos previamente, de manera
similar a los derechos del segundo párrafo de nuestro artículo 14 constitucional. La
enmienda XIV contiene las mismas garantías que la quinta, pero se dirige como una
barrera al poder de los estados federados, ya que se consideró que la quinta solo se
aplica a las autoridades federales.
NUEVA ESPAÑA
MÉXICO
En la época de México independiente, especialmente en asuntos político-
constitucionales, se produce un cambio importante respecto a la tradición jurídica
española. Este cambio está influenciado por las ideas derivadas de la Revolución
francesa y toma inspiración del sistema norteamericano. La influyente Declaración
francesa de los derechos del hombre y del ciudadano tiene un impacto significativo
en el México recién emancipado. Durante este período, además de organizar
políticamente al Estado, la principal preocupación es garantizar y consagrar los
derechos individuales.
a) Constitución de Apatzingán:
La Constitución de Apatzingán es el primer documento político-constitucional de
México independiente. Incluye un capítulo especial dedicado a los derechos
individuales. En este capítulo, se establece una declaración general sobre la
relación entre los derechos del hombre, clasificados de manera similar a la
Declaración francesa, y el gobierno. La idea central es que la Constitución de
Apatzingán consideraba los derechos individuales como elementos inviolables por
el poder público, que debía respetarlos por completo. Aunque esta constitución no
ofrece medios legales para hacer respetar estos derechos a nivel individual, no
encontramos un antecedente histórico directo del juicio de amparo, cuya principal
finalidad es la protección preventiva o reparadora de los derechos individuales.
REFERENCIAS
ARILLA BAS, Fernando, El juicio de amparo, 5a. ed., México, Kratos, 1992.
AZUELA RIVERA, Mariano, Amparo, México, Dirección General de la Coordinación de
Compilación y Sistematización de Tesis de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, 2006.
BURGOA, Ignacio, El juicio de amparo, 20a. ed., México, Porrúa, 1983.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE DERECHO