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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ

ESTUDIANTE:
María Angélica Reyna Jeréz
DOCENTE:
Lic. Arelis Victorina Bautista García

CURSO:
Derecho Romano

CARRERA:
Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales

SECCIÓN:
“A”

San Pedro Sacatepéquez San Marcos agosto de 2,023


SUJETOS DE DERECHO

El concepto de sujeto de derecho tiene sus raíces en el Derecho Romano. En esta antigua

civilización, se consideraba que solo los ciudadanos romanos podían ser sujetos de derecho.

Esto significaba que solo ellos tenían la capacidad de adquirir derechos y obligaciones. Sin

embargo, con el tiempo, esta noción fue evolucionando y se amplió para incluir a otras

personas y entidades.

En el Derecho Romano, las personas físicas eran consideradas sujetos de derecho. Esto

incluía a los ciudadanos romanos, pero también a los esclavos y extranjeros. Sin embargo,

es importante destacar que los esclavos no gozaban de los mismos derechos que los

ciudadanos romanos. Tenían un estatus legal inferior y estaban sujetos a la voluntad de sus

dueños.

Además de las personas físicas, el Derecho Romano reconocía a las personas jurídicas

como sujetos de derecho. Las personas jurídicas son entidades ficticias creadas por la ley,

como las corporaciones, asociaciones y fundaciones. Estas entidades tenían la capacidad de

adquirir derechos y obligaciones, y podían ser demandadas en los tribunales.

En el Derecho Romano, la capacidad jurídica era un requisito fundamental para ser

considerado sujeto de derecho. Esta capacidad se refiere a la aptitud de una persona para

adquirir derechos y obligaciones. En el caso de las personas físicas, se consideraba que

todos los ciudadanos romanos tenían capacidad jurídica. Sin embargo, los esclavos y

extranjeros tenían una capacidad jurídica limitada. En el caso de las personas jurídicas, la
capacidad jurídica se basaba en la voluntad de la ley. Estas entidades no tenían una

capacidad jurídica natural, como las personas físicas, sino que la adquirían mediante la

creación de una ley específica. Esta capacidad les permitía adquirir derechos y

obligaciones, y actuar en el ámbito jurídico.

En resumen, el concepto de sujeto de derecho tiene sus raíces en el Derecho Romano. En

esta antigua civilización, se consideraba que solo los ciudadanos romanos podían ser

sujetos de derecho. Sin embargo, con el tiempo, esta noción fue evolucionando y se amplió

para incluir a otras personas y entidades, como los esclavos y extranjeros, así como las

personas jurídicas.

La capacidad jurídica era un requisito fundamental para ser considerado sujeto de derecho.

En el caso de las personas físicas, se consideraba que todos los ciudadanos romanos tenían

capacidad jurídica, aunque los esclavos y extranjeros tenían una capacidad jurídica

limitada. En el caso de las personas jurídicas, la capacidad jurídica se basaba en la voluntad

de la ley.

En la actualidad, el concepto de sujeto de derecho sigue siendo relevante y se aplica en el

sistema jurídico de muchos países. Es fundamental para determinar quién puede adquirir

derechos y obligaciones, y actuar en el ámbito jurídico. Aunque ha evolucionado desde los

tiempos del Derecho Romano, sigue siendo un concepto fundamental en el ámbito jurídico

actual.

LA PERSONA Y SU EFECTO
La noción de persona ha sido un concepto fundamental en el ámbito del derecho desde

tiempos inmemoriales. En el presente artículo, realizaremos un análisis basado en el

Derecho Romano para comprender la importancia de la persona y su efecto en la sociedad

actual. A lo largo de la historia, el concepto de persona ha evolucionado y se ha adaptado a

las necesidades cambiantes de la sociedad, pero su esencia sigue siendo la misma: la

capacidad de ser sujeto de derechos y obligaciones.

En el Derecho Romano, la persona era entendida como un individuo capaz de ejercer

derechos y contraer obligaciones. Además, se reconocía que la persona tenía una serie de

atributos esenciales, como la capacidad de tener un nombre, de ser propietario de bienes y

de celebrar contratos. Estos atributos eran fundamentales para el desarrollo de la sociedad

romana y sentaron las bases para el concepto moderno de persona.

En la sociedad actual, el concepto de persona sigue siendo fundamental para el

funcionamiento del sistema legal. La persona es el sujeto de derechos y obligaciones, lo que

implica que tiene la capacidad de exigir el cumplimiento de sus derechos y de cumplir con

sus obligaciones. Además, la persona es el centro de las relaciones jurídicas y sociales, ya

que es a través de ella que se establecen los vínculos y las interacciones entre los

individuos.

La persona también es el sujeto de responsabilidad, es decir, es responsable de sus actos y

puede ser objeto de sanciones legales en caso de incumplimiento. Esto implica que la

persona debe actuar de acuerdo con las normas y principios establecidos por la sociedad, lo
que contribuye a mantener el orden y la armonía en la convivencia.

El efecto de la persona en la sociedad es profundo y abarca diferentes ámbitos de la vida

cotidiana. En primer lugar, la persona tiene la capacidad de participar en la vida política y

social, lo que implica que puede ejercer su derecho al voto, formar parte de asociaciones y

organizaciones, y expresar libremente sus opiniones. Esto contribuye a la construcción de

una sociedad democrática y pluralista.

Además, la persona tiene la capacidad de ejercer su libertad individual, lo que implica que

puede tomar decisiones autónomas sobre su vida y su futuro. Esto incluye la capacidad de

elegir una profesión, de contraer matrimonio, de tener hijos y de decidir sobre su

patrimonio. La persona también tiene la capacidad de ejercer su libertad de pensamiento y

de expresión, lo que contribuye a la diversidad y el enriquecimiento cultural de la sociedad.

En conclusión, el concepto de persona y su efecto en la sociedad son fundamentales para el

funcionamiento del sistema legal y social. A lo largo de la historia, el concepto de persona

ha evolucionado y se ha adaptado a las necesidades cambiantes de la sociedad, pero su

esencia sigue siendo la misma: la capacidad de ser sujeto de derechos y obligaciones. La

persona es el sujeto de responsabilidad y tiene la capacidad de participar en la vida política

y social, así como de ejercer su libertad individual. En definitiva, la persona es el pilar

sobre el cual se construye la convivencia y el orden social.

STATUS LIBERTATIS
El concepto de Status Libertatis se basa en la idea de que cada individuo tiene

derecho a la libertad y autonomía. En el Derecho Romano, el status de una persona se

dividía en tres categorías principales: libertad, esclavitud y ciudadanía. El status de libertad

se refería a aquellos individuos que no estaban sujetos a la esclavitud y que gozaban de

ciertas libertades y derechos legales.

En el contexto del Derecho Romano, el status de libertad era fundamental para determinar

los derechos y obligaciones de una persona. Aquellos que tenían el status de libertad

gozaban de protección legal y tenían la capacidad de ejercer sus derechos civiles y

políticos. Además, tenían la capacidad de adquirir y transferir propiedades, celebrar

contratos y llevar a cabo actividades comerciales.

Por otro lado, aquellos que tenían el status de esclavitud estaban completamente

subordinados a sus amos y carecían de cualquier tipo de libertad o derechos legales. Eran

considerados como propiedad y podían ser comprados, vendidos o incluso liberados por sus

amos. La esclavitud era una institución común en la sociedad romana y los esclavos eran

utilizados en diversas actividades, como el trabajo doméstico, la agricultura y la minería.

El tercer status importante en el Derecho Romano era el de ciudadanía. Aquellos que tenían

el status de ciudadanos romanos gozaban de una serie de derechos y privilegios, como el

derecho a participar en la vida política, el derecho a un juicio justo y el derecho a la

protección legal. La ciudadanía romana era altamente valorada y se consideraba un símbolo

de estatus y prestigio.
En resumen, el concepto de Status Libertatis en el Derecho Romano era fundamental para

determinar los derechos y obligaciones de una persona. Aquellos que tenían el status de

libertad gozaban de ciertas libertades y derechos legales, mientras que los esclavos estaban

completamente subordinados a sus amos y carecían de cualquier tipo de libertad o

derechos. La ciudadanía romana también era un status importante y otorgaba una serie de

derechos y privilegios. En definitiva, el concepto de Status Libertatis refleja la importancia

que los romanos daban a la libertad y la autonomía individual.

STATUS CIVITATIS

El status civitatis se compone de tres elementos principales: la ciudadanía, la libertad y la

familia. La ciudadanía otorgaba a un individuo el derecho de participar en la vida política

de la ciudad y de acceder a ciertos privilegios y responsabilidades. La libertad, por su parte,

garantizaba la ausencia de servidumbre y la capacidad de actuar y tomar decisiones de

manera autónoma. Por último, la familia era un elemento esencial en el status civitatis, ya

que definía la pertenencia de un individuo a una gens o clan familiar y establecía sus

derechos y obligaciones dentro de la misma.

El status civitatis era de vital importancia en la sociedad romana, ya que determinaba la

posición social y los derechos de los individuos. La ciudadanía romana, por ejemplo,

otorgaba a sus poseedores una serie de privilegios, como el derecho a votar en las

asambleas populares, el acceso a ciertos cargos públicos y la protección legal. Además, el

status civitatis también influía en el ámbito económico, ya que los ciudadanos romanos
gozaban de ciertos beneficios fiscales y comerciales. En contraste, aquellos individuos que

carecían de ciudadanía, como los esclavos o los extranjeros, tenían un estatus inferior y

estaban sujetos a diversas restricciones y limitaciones.

Aunque el Derecho Romano ha evolucionado y ha sido reemplazado por los sistemas

legales modernos, el concepto de status civitatis sigue siendo relevante en la actualidad. En

muchos países, la ciudadanía sigue siendo un elemento fundamental para determinar los

derechos y las obligaciones de los individuos. Además, el principio de igualdad ante la ley,

que se deriva del status civitatis, es un pilar fundamental de los sistemas legales

contemporáneos. Asimismo, la importancia de la familia en el status civitatis se refleja en la

legislación actual, que reconoce y protege los derechos y las obligaciones familiares.

En conclusión, el status civitatis es un concepto fundamental en el Derecho Romano que se

refiere al estatus o condición de un individuo dentro de una comunidad política. Este

estatus se compone de la ciudadanía, la libertad y la familia, y determina la posición social

y los derechos de los individuos. Aunque el Derecho Romano ha evolucionado, el concepto

de status civitatis sigue siendo relevante en la actualidad, ya que la ciudadanía y la igualdad

ante la ley son elementos fundamentales en los sistemas legales contemporáneos. El

análisis basado en el Derecho Romano nos permite comprender la importancia y la

influencia del status civitatis en la sociedad romana y en el derecho actual.

MUERTE
El Derecho Romano, uno de los sistemas jurídicos más influyentes de la historia, tenía una

visión particular sobre la muerte. Según este sistema, la muerte era considerada como el fin

de la personalidad jurídica de un individuo. Esto significaba que, una vez fallecida una

persona, ya no tenía capacidad para realizar actos jurídicos ni ser sujeto de derechos y

obligaciones.

En el Derecho Romano, el testamento jugaba un papel fundamental en la regulación de la

muerte. A través de este instrumento, una persona podía expresar sus últimas voluntades y

distribuir sus bienes entre sus herederos. El testamento era considerado un acto solemne y

revestido de gran importancia, ya que permitía al testador controlar la forma en que sus

bienes serían repartidos tras su fallecimiento.

En los casos en los que una persona fallecía sin dejar testamento, se aplicaba la sucesión

intestada. En este escenario, la ley determinaba quiénes serían los herederos y cómo se

distribuirían los bienes del fallecido. En el Derecho Romano, la figura del heredero tenía un

papel central en la sucesión intestada, ya que era quien adquiría la totalidad de los bienes

del difunto y asumía sus derechos y obligaciones.

Aunque el Derecho Romano dejó de ser la base del sistema jurídico en la mayoría de los

países, su influencia se puede apreciar en muchas áreas del derecho actual. En lo que

respecta a la muerte, el concepto de testamento y la figura del heredero siguen presentes en

la legislación de muchos países. Además, el Derecho Romano sentó las bases para el

desarrollo de las leyes de sucesión y herencia, que aún se aplican en la actualidad.


PERSONAS JURÍDICAS, ASOCIACIONES Y FUNDACIONES

En el ámbito jurídico, es fundamental comprender las nociones de personas jurídicas,

asociaciones y fundaciones, ya que constituyen entidades legales con derechos y

obligaciones propias. En esta ocasión, profundizaremos en estas figuras, tomando como

base el Derecho Romano, que sentó las bases para el desarrollo del derecho moderno.

Las personas jurídicas son entidades reconocidas por la ley como sujetos de derechos y

obligaciones. A diferencia de las personas físicas, las personas jurídicas no tienen una

existencia física, sino que se crean por medio de un acto jurídico. En el Derecho Romano,

estos sujetos eran conocidos como "personae fictae" o "personas ficticias", ya que se

consideraban como una creación de la ley.

La figura de las asociaciones tiene sus orígenes en el Derecho Romano, aunque en la

antigua Roma no existían como entidades legales independientes. Sin embargo, el concepto

de asociación se encuentra en las distintas instituciones romanas, como los "collegia". Estos

colegios eran asociaciones de personas que compartían la misma profesión u oficio y se

regían por un conjunto de reglas internas. Aunque no tenían personalidad jurídica propia,

gozaban de ciertos privilegios y derechos.

Por otro lado, las fundaciones también tienen sus raíces en el Derecho Romano. Bajo la

influencia del pensamiento estoico, los romanos crearon instituciones filantrópicas

conocidas como "piae causae". Estas fundaciones se establecían con el fin de promover el

bienestar público y se financiaban a través de donaciones realizadas por particulares.


Aunque en el Derecho Romano no existía una regulación específica para las fundaciones,

sentaron las bases para el desarrollo de estas figuras en el derecho moderno.

En la actualidad, las personas jurídicas, asociaciones y fundaciones gozan de personalidad

jurídica propia, lo que implica que tienen derechos y obligaciones como cualquier persona

física. Además, cuentan con una estructura interna que les permite tomar decisiones y

actuar en el ámbito legal.

Las personas jurídicas, asociaciones y fundaciones desempeñan un papel fundamental en la

sociedad moderna. A través de ellas, se canalizan distintas actividades, como la realización

de obras sociales, la promoción de la cultura y la educación, así como el desarrollo de

proyectos de investigación. Estas entidades sin fines de lucro tienen un impacto

significativo en el bienestar de la comunidad y contribuyen al desarrollo de la sociedad en

su conjunto.

En conclusión, las personas jurídicas, asociaciones y fundaciones son figuras legales de

gran importancia en el derecho moderno. Su análisis desde una perspectiva basada en el

Derecho Romano nos permite comprender su evolución y relevancia a lo largo del tiempo.

Estas entidades legales poseen derechos y obligaciones, y desempeñan un papel

fundamental en el desarrollo de la sociedad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. García, M. (2015). Los sujetos de Derecho: personas físicas y personas jurídicas. Revista

de Derecho Civil, 10(2), 25-38.

2. López, J. (2018). Capacidad Jurídica y de Obrar: una lectura desde el Derecho Civil.

Revista de Derecho, 5(1), 45-60.

3. Martínez, L. (2017). Los sujetos de Derecho en el ordenamiento español. Revista

Jurídica, 15(3), 78-92.

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