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Lecciones de Mayordomia
Lecciones de Mayordomia
Lección I
Versículo: Salmos 24:1 “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.”
Lección: Una ocasión fui a visitar a mi hermana mayor, quien vivía en el campo, y al dar vuelta en una
esquina le pregunté:
¿Quién vive en esta finca vecina? Me informó quien era el dueño del rancho, y observé que además
de ser una tierra fértil la casa que ocupaba era cómoda. Pasé por allí años más tarde y eché de menos la casa.
Al preguntar que había pasado con la casa, mi informante contestó: “¿No supiste? Hace meses la destruyó un
tornado”. A fe mía, aquel hombre era el dueño de la casa según las leyes de propiedad; pero es claro que no
era dueño absoluto, pues, sin su aprobación la casa fue arrancada y hecha pedazos por una fuerza superior.
Un dueño es uno que tiene dominio o señorío sobre personas o cosas, y el hombre dentro de su esfera,
con ciertas limitaciones, puede ser poseedor. Sin embargo, es relativamente poco lo que el hombre realmente
puede poseer, y aun esto por poco tiempo, además de estar sus posesiones sujetas a ciertas limitaciones. El
mundo es solamente una fracción pequeña del universo, y lo que posee el hombre más rico será una íntima
parte de las riquezas que existen. ¿A quién pasarán sus riquezas al morir el rico? ¿Puede llevar a ultratumba
un solo centavo? Aun mientras viva no está en libertad de usar sus posesiones como guste. Tal vez quisiera,
si se tratara de un petrolero, echar el sobrante del petróleo al río que fluye a través de su propiedad, pero si
una ciudad río abajo depende del mismo para su agua potable, el petrolero no tiene derecho de usar su
propiedad de esta manera. Amén de esto, el gobierno fija impuestos al así llamado dueño, por el derecho de
disfrutar sus posesiones. Por lo tanto, es claro que el hombre no es dueño en el significado absoluto de la
palabra; es poseedor, mientras que Dios sí es el dueño de todo.
Esta relación entre el hombre y el Estado, y el hombre y Dios, Jesús la reconoció cuando dijo: “Dad a
César lo que es de César”, agregando, “y a Dios lo que es de Dios”. El estado puede beneficiar al hombre y
en un grado limitado proteger su propiedad, y por lo tanto el hombre poseedor tiene sus obligaciones para
con el Estado. Pero el Estado no puede evitar que Dios destruya la propiedad por aire, frío o fuego, y por esto
ni el hombre, ni ninguna asociación de hombres que se llama Estado, pueden ser considerados dueño en el
significado absoluto. Dios solo es el dueño absoluto, y así lo reconocieron los discípulos: “Y la multitud de
los que había creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía…”
(Hechos 4.32).
A. Pruebas de la Biblia:
Dios es el dueño por virtud de ser el creador de todo. Génesis 1:1 “En el principio creó Dios los
cielos y la tierra”.
La Biblia segura que Dios es dueño de la tierra y su plenitud. Salmo 24:1, 2 “De Jehová es la tierra
y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó
sobre los ríos.”
Dios mismo afirma que la tierra es suya. Levítico 25:23 “La tierra no se venderá a perpetuidad,
porque la tierra mía es…”
Dios es dueño de la vida animal. Salmo 50:10-12 “Porque mía es toda bestia del bosque, Y los
millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se
mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el
mundo y su plenitud.”
A Dios pertenece toda riqueza mineral. Hageo 2:8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de
los ejércitos.”
Dios es el dador de todo bien. 1 Corintios 4:7 “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no
hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”
Dios es la fuente de toda buena dádiva. Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”
Dios es administrador de las riquezas. Deuteronomio 8:18 “Sino acuérdate de Jehová tu Dios,
porque él te da el poder para hacer las riquezas…”
Además de ser Creador, Dios es el Redentor del hombre. 1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.” 1 Pedro 1:18, 19 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir,
la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Romanos 14:7, 8
“Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor
vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del
Señor somos.”
B. Pruebas de la filosofía:
1. Solo Dios tiene el poder creador. Los científicos pueden cambiar la forma de la materia orgánica, y
formar teorías sobre la creación; pero crear es hacer algo de la nada, y eso no lo ha logrado hacer
ninguno. Hay quienes dicen que el universo es resultado de un accidente, pero ellos no saben
provocar otra vez el accidente. En más de seis mil años que los científicos han luchado con el
problema de la vida no han logrado crear ni siquiera una chispa de vida. Washington Carver,
científico respetado por los sabios, y cristiano devoto, hizo del líquido extraído del camote (boniato)
una sustancia idéntica a la yema del huevo, pero él no trató de hacer un huevo que diera vida a un
polluelo. El sabía que nadie sino Dios puede crear.
2. El hombre no puede dominar con ninguna seguridad lo que posee. Era Job un “hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios apartado del mal”. Sufrió gran pérdida cuando un fuego del cielo cayó y
consumió sus ovejas y criados. Luego aumentó su pena cuando recibió noticias de que un gran viento
había azotado la casa de su hijo mayor de tal modo que sus hijos e hijas murieron. Para añadir a su
aflicción Job mismo fue agobiado con una terrible sarna, El hombre, que era “más grande que todos
los orientales”, no pudo dominar sus posesiones. Tampoco pudo entender el porqué de todos esos
acontecimientos, cuando Jehová desde un torbellino dijo al pobre hombre afligido y confuso: “Cíñete
ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. ¿Invalidarás tú también mi
juicio?” (Job 40:7, 8). Jehová hace a Job una serie de preguntas que le dan a entender la importancia
del hombre y el poder de Dios, terminando con estas palabras “No hay sobre la tierra quien se le
parezca; Animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los
soberbios.” (Job 41:33,34)
Y esta fue la respuesta de Job: “Yo conozco que todo lo puedes…” (Job 42:2) No era preciso
citar su experiencia, pues todo hombre sabe que si Dios quiere no puede evitar la pérdida y el
sufrimiento. El hombre no puede dominar absolutamente lo que posee; esto toca al Creador.
3. Dios es el único que pudo librarnos del Destructor. Todo hombre sabe que de vez en cuando cae en
la tentación cediendo a un poder malo y superior, al poder del diablo. En tanto que el hombre no
pueda vencer a este poderoso enemigo no tiene señorío propio, y por lo tanto de sus posesiones. El
hombre en todas las edades a buscado una manera de escapar del destructor. Ha reconocido su
flaqueza y el poder del Príncipe del Aire. Se dice que cierto humilde hindú caminó más de mil
kilómetros para dirigir a Mohandas Gandhi dos preguntas: “¿Cómo puede deshacerme de mi
pecado?” y “¿Cómo puedo encontrar a Dios?” He aquí la respuesta de Gandhi: “Siéntate en algún
lugar hasta que hayas dominado tus sentidos y tus pasiones hayan desaparecido”.
Donde las filosofías han fracasado, el evangelio ha traído la victoria. ¿El secreto? Dios, por
medio de su Hijo Redentor, hace por el hombre lo que éste no pueda hacer por sí mismo. Cristo, por
su sacrificio vicario, su muerte y su resurrección, venció al diablo. El diablo es más poderoso que el
hombre, pero menos poderoso que Cristo. Cuando el hombre esconda su vida en Cristo, será más que
vencedor. Mientras haya poderes superiores al hombre, éste no podrá ser dueño absoluto.
4. El hombre espera su pan cotidiano. Aunque el hombre poseyera muchos kilómetros cuadrados de
tierra fértil, fácilmente moriría de hambre si Dios no le diese el alimento. ¿Quién es el que no
reconoce que depende de un poder superior para satisfacer las necesidades cotidianas? Es natural que
el hombre ore cuando se ve cara a cara con la muerte.
En noviembre de 1942, el Capitán Eduardo V. Rickenbacker y sus compañeros pasaron
veintiún días en el Océano Pacífico, a merced del sol y de las olas, antes de ser rescatados. El relató
como dependieron de Dios durante esos días. Después de caer su aeroplano en las aguas, la
tripulación de ocho buscó refugio en tres pequeños botes de hule, sin más bastimento que tres
naranjas, muriendo de hambre suplicaron al Señor que les diera de comer. Uno de los jóvenes Juan
Bartek, de la fe bautista, tenía un Nuevo Testamento y Salmos, y cada uno por turno solía leer un
pasaje, de preferencia este: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos?... Vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. El octavo día el
Capitán Cherry leyó el pasaje favorito, y una hora después una solitaria gaviota se posó en la cabeza
del Capitán Rickenbacker y dice el capitán: “Lenta y seguramente mi mano se acercó al ave; no la
arrebaté, sino que cerré mi puño estando consiente de su proximidad; luego apreté los dedos con
fuerza y la atrapé”. Comieron el ave, de la cual, usando las entrañas como cebo pescaron dos peces.
Los tiburones destruyeron los anuelos y otra vez estuvieron completamente a merced del Señor.
Cuatro días más tarde leyeron: “Jehová es mi pastor nada me faltará”. Había alrededor de sus botes
multitud de peces; pero no tenían ni cebo ni anzuelo. Sin embargo, Dios oyó sus súplicas y envió
tiburones que cazaran los peces con velocidad de un relámpago. Tal fue el impacto cuando chocaron
con los botes que dos peces de buenas proporciones cayeron dentro de los botes. Oí decir al Capitán
Rickenbacker por radio que su rescate se debió a un milagro en contestación a sus oraciones. Dijo que
ellos oraron y no dudaron que Dios los salvaría.
Un día hablé con un marino filipino que dos veces en el espacio de dos meses se vio obligado
a echarse al mar cuando fue torpedeado su barco. Le pregunté que hizo en tales circunstancias y me
contestó que comenzó a orar.
El hombre que en tiempo de dificultad busca un apoyo sobrehumano admite que él no puede
ser dueño en el significado absoluto de la palabra: Dios es el único Dios absoluto.
A partir del versículo 27 de capítulo primero de Génesis, se ve que Dios quiere que el hombre utilice
todas las cosas de tal manera que se eleve a sí mismo y no se hunda, y que glorifique a su Creador; en
efecto, que las use en relación con el carácter del Dios-Dueño. El hombre fue la creación más sublime de
Jehová. El resto del mundo fue creado para que el hombre lo usara para su bien. Solo el pecado puede
estorbar este propósito, y aquel pudo entrar solamente por la voluntad del hombre. Mientras Adán y Eva
obedecieron al Señor en el uso de su creación vivieron felices y en paz, pero al desobedecerle,
pervirtiendo el uso “del fruto del árbol”, entonces hubo pecado y su resultado fue la vergüenza. Este
principio no ha cambiado hasta el día de hoy, Dios se propone bendecir al hombre que utilice su creación
conforme al principio de justicia, pero el que pervierta el uso adecuado de la propiedad del Señor, en las
iglesias, en las misiones, en instituciones educativas y caritativas y no gastó ni un centavo para sí, que le
dañase física, mental o espiritualmente. ¿Cuál de los dos cumplió el propósito del Dueño absoluto?
Este principio se aplica no solamente a las cosas materiales, sino también a todo don que desciende
del Padre de las luces. Hay un propósito divino que acompaña a cada dádiva. Búscalo. Cuando Cristo
estuvo para volver al Padre, dijo a los discípulos: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra” (Hechos 1:8). ¿Para qué el poder del Espíritu? Para que fuesen testigos de Cristo. “Y a unos
puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen
milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. Son
todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? Tienen todos dones de
sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os
muestro un camino aun más excelente.” (1 Co. 12:28-30). ¿Cuál fue este camino mejor? ¿No quiso Dios
que usaran los dones mencionados? Sí, se explica en el capítulo siguiente que el camino mejor consistía en
usar estos y cualesquiera otros dones con respecto a él, en fe, en esperanza y con amor.
¿Cuáles son tus talentos? ¿Te ha bendecido el Señor con dulce voz? Canta a la gloria de Dios.
¿Tienes aptitud para enseñar a otros? Enséñales la verdad en el Espíritu de fe y amor. ¿Es tu don el de
hacer riquezas? Hazlas, pues, con toda honradez, en fe, tomando a Dios como tu socio, y empleando las
ganancias para su gloria ¿Serás inventor o científico? Usa tus descubrimientos e invenciones para bien de
la humanidad, con forme al propósito del Dios dueño, “…Hacedlo todo para la gloria de Dios?
El fabricante de automóviles no llamaría a mil empleados y les ordenaría que fabricaran coches o
camones sin dotarles de la maquinaria esencial. Asimismo, Dios a puesto aquí en la tierra los elementos
necesarios para realizar cualquier obra que le place, y proporciona a cada uno la capacidad para hacer su
parte en la misma. Por ejemplo, si Dios quiere que tu prediques, entonces te ha concedido la habilidad
para hacerlo. Quizá la primera vez que lo intentes parecerá a ti y aún a otros que estas equivocado, pero
Dios no se equivoca. Si él quiere que lo hagas, te ha dado antes la habilidad. ¡Cultívala! Dios se obliga a
poner a tu alcance los talentos y habilidades pero es obligación tuya cultivarlos.
B. El dueño debe vigilar el uso que se hace de todo lo que posee.
El Señor no hace menos de lo que haría un fabricante o comerciante. El escudriña las operaciones de
cada día, nada escapa a su vista. Dios es omnisciente, y aunque e siervo puede esconder del amo sus
faltas por un tiempo, no puede hacerlo ni por un momento con Dios. El Dios que sabe cuando un ave cae,
sabe también por qué cayó. El Señor conoce los intentos de la mente; él mira al corazón del hombre, y
Cristo pudo revelar a los fariseos todo lo que pensaron. No te engañes, Dios sabe cuando malgastas tus
posesiones, y cuando las usas para su gloria.
“Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos” (Mateo
25:19). El capítulo 25 de Mateo enseña claramente que el hombre que recibe algo, tendrá que responder
por la manera en que lo haya usado. El que ha atendido fielmente a su encomienda espera el
reconocimiento con calma y con gozo anticipado; el que es flojo o deshonesto en sus transacciones vive
con temor esperando aquel día.
He aquí que tanto el desuso como el mal uso de los bienes del Señor provocan su desagrado. En la
parábola (Mateo 25:12-30), el infiel siervo dice: “por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la
tierra; aquí tienes lo que es tuyo.” Y ¿qué dice el Señor? “Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene
diez talentos.” Supongamos que un inquilino vive en la finca del Señor Mengano una tonelada de alfalfa
y le dice: “Aquí tiene su parte de la cosecha con lo cual queda pagada la renta”. Pero responde el dueño:
“Mis tierras deben producir por lo menos 50 toneladas de alfalfa. Ud. Convino en pagarme la tercera
parte que necesité para dar de comer a mi caballo”. ¿Qué haría el dueño? Quitaría a este infiel su
propiedad.
Lo que Dios premia es la fidelidad En la parábola el hombre entregó a sus siervos según sus
facultades. Uno recibió cinco talentos, ganó cinco talentos más. Cuando el Señor hizo cuentas con sus
siervos fieles premió a los dos igualmente, porque fueron igualmente fieles a su tarea. Esto no quiere
decir que si el de dos talentos hubiera ganado uno más, habría recibido igual recompensa que el que con
cinco talentos ganó cinco más, habría recibido igual recompensa que el que con cinco talentos ganó cinco
a nuestras facultades, y cumpliendo nuestro deber gozaremos tanto del premio como los que con mayores
habilidades han hecho lo mejor posible.
4. Cítese tres pasajes bíblicos que prueben que Dios es dueño absoluto de todo.
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5. Dense cuatro razones del campo de la filosofía ¿Por qué Dios es dueño absoluto?
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6. Si el hombre no puede ser dueño, ¿qué parte intentó Dios que el hombre tuviera del resto de la
creación?
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8. ¿Cuáles son los deberes del dueño para con sus mayordomos?
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Lección II
1ª Parte
Versículo: 1 Co. 4:1-2 “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los
misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”
Lección: En las lecciones anteriores hemos visto que el dinero puede ser una bendición o una maldición en
manos del hombre, y damos por sentado que Dios es él único que es realmente dueño de todo. Ahora
pasemos a decir que una de las relaciones del hombre para con Dios es la de mayordomo.
I. ¿QUÉ ES UN MAYORDOMO?
Según el diccionario de la Real Academia, un mayordomo es “Criado principal a cuyo cargo está el
gobierno económico de una casa o hacienda”. El Diccionario de la Biblia, por Rand, dice que un
mayordomo es “el que ejerce las funciones de un superintendente y administrador principal de una casa
en nombre del amo”. El sustantivo castellano se deriva del latín:
Maior, mayor, y domus, casa. Traduce el griego OIKONOMOS, del cual derivamos ECONOMÍA, etc.
En las siguientes citas se verá como del significado mundano se desarrolló otro más amplio para el
cristiano. El no es tenedor de cosas o bienes solamente, sino de valores y responsabilidades espirituales.
1. Génesis 15:2: “…el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer”, Abram había encargado a
este fiel anciano la administración de su hacienda, y creía que él llegaría a ser su heredero.
2. Génesis 39:4: “Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y
entregó en su poder todo lo que tenía.” Sabemos por el versículo seis cuán grande era la confianza
del amo en su mayordomo: “Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de
cosa alguna sino del pan que comía.” En el capítulo 44 se ve que cuando José llegó a tener su propia
casa, él también tuvo su propio mayordomo.
3. 1 Reyes 18:3: “Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de
Jehová.” He aquí como uno puede ser mayordomo de dos amos. Abdías era mayordomo del rey
Acab, pero ante todo obedeció al Señor. Nosotros hemos de ser fieles en la administración de los
bienes de nuestro patrón o jefe, pero primeramente somos mayordomos de Dios, y a él rendiremos el
debido respeto y honor.
4. 1 Crónicas 28:1: “Reunió David en Jerusalén a todos los principales… los administradores de toda
la hacienda y posesión del rey…” la misma palabra que en otros lugares se traduce mayordomo,
aquí se traduce ADMINISTRADORES. En un caso u otro no es el dueño, mas el que maneja las
posesiones del dueño.
5. Mateo 20:8: “Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros
y págales el jornal”. El mayordomo ocupa un puesto más elevado que el de jornalero u obrero, pero
no es el jefe principal; en cambio recibe órdenes del amo.
6. Lucas 16:1: “Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como
disipador de sus bienes.” Hay mayordomos buenos y malos, fieles e infieles. El mayordomo es
responsable ante su amo por la administración de los bienes.
7. Tito 1:7: “… es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio,
no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas…” El
traductor prefirió administrador a mayordomo en este versículo como en los siguientes que citamos,
aunque traducen el mismo vocablo griego OIKONOMOS, y hace bien en hacerlo, pues, nos da a
entender lo que Dios espera de nosotros como mayordomos. El pastor ha de ser un administrador.
8. 1ª Corintios 4:1,2: “… téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los
misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” Nótese
como la idea de la mayordomía va aumentándose hasta incluir no solamente la responsabilidad por la
administración de lo mundano, sino también lo espiritual.
9. 1ª Pedro 4:10: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.” En efecto, cada cristiano es un administrador o
mayordomo de las cosas del Señor, sean dones tangibles o no.
La mayordomía abarca todo lo que Dios ha entregado a nuestro poder: personalidad, talento,
conocimiento, tiempo, dinero y el evangelio. El hombre es responsable de sí mismo y de las cosas
temporales y eternas. Aunque este estudio trata especialmente de la provisión financiera para la iglesia de
Cristo, el dinero no tiene gran importancia aparte de lo que representa, y el uso que se haga de el. El
dinero representa a la persona. ¿Qué es propiedad? Lo que nos pertenece. Es el fruto de las labores
físicas y de las invenciones de la mente, e igual a los demás dones procedentes de Dios –la personalidad,
el talento para cantar, orar, hablar públicamente, etc.-, El dinero debe ser usado para la gloria del Padre.
También la mayordomía del tiempo es de gran importancia, Dios proveyó seis días para que en ellos
hiciéramos todos nuestros trabajos, y el séptimo para que descansáramos e hiciéramos bienes especiales,
como asistir a los cultos de adoración y participar en ellos, visitar a los enfermos, testificar a los
perdidos, etc.; y precisamente aquí llegamos a la mayordomía sobresaliente: La mayordomía del
Evangelio. Este es el deseo de Dios, que todo el mundo sepa de él y la provisión que ha hecho para cada
perdido, ¡Que la personalidad, el talento, el dinero, todo sea dedicado a este fin: que el mundo entero
llegue a conocer a Cristo como el único Salvador de sus almas y Señor de sus vidas! La mayordomía del
dinero asume grandes proporciones e importancia cuando se contempla a la luz de su propósito final.
Tenemos responsabilidades y poderes más grandes que los de un embajador, pues éste solo es
representante. El mayordomo, en cambio, no solo es representante, sino que puede iniciar, desarrollar y
convertir según su habilidad y la voluntad de su Maestro…!Cuán grande privilegio es el nuestro!. El
doctor John R. Mott fue una vez llamado a Washington por el Departamento de Estado, y le propusieron
nombrarle como embajador estadounidense en China, pero el declinó la oferta, diciendo que ya era
embajador del Rey de reyes, Jesucristo, a todo el mundo. Sí y era más, era mayordomo, tenía la libertad
de iniciar movimientos y de desarrollar sus talentos conforme a la voluntad del Señor. Los embajadores
de Cristo tienen poderes más amplios que los que son dados a los representantes de naciones, y por lo
tanto tienen una responsabilidad mayor.
La relación entre el mayordomo cristiano y el Padre dueño es más íntima que la del mayordomo en el
mundo doméstico y su amo. “DEL SEÑOR SOMOS”. Somos del Señor por derecho de creación; somos
sus criaturas. Somos del Señor por el derecho de redención; nos rescató del poder del diablo y de las
consecuencias del pecado; fue él quien pago en la persona de su unigénito Hijo el precio de nuestro
rescate. “Fuisteis rescatados con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación”. Somos del Señor por el derecho de su benevolente providencia. Nos guarda en toda
circunstancia y satisface todas nuestras necesidades. Repárese como los tres derechos con su conclusión
lógica resaltan en Is. 43:1 “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel:
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.” Como posesión de Dios, ¿cuál es nuestra
relación con él?
A. Somos hijos de Dios. “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26). Por fe en
Cristo nacemos otra vez y somos hechos hijos de Dios (Juan 3:3, 5). Y Pablo dice otra vez en Gálatas
4:4, 5 : “… Dios envió a su Hijo… para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos.” Adopción es un término forense, que significó en las leyes romanas
que el hijo adoptivo tenía todos los derechos del hijo verdadero o de bendición. Nos hacemos hijos por
nacimiento espiritual, sí, pero además, por este término se proclama que tenemos derecho a todo lo que
hay en la familia real. Somos “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17).
B. Somos siervos de Dios. Naturalmente, el hijo quiere servir a sus padres, cuánto más nosotros que
éramos esclavos del pecado queremos ser siervos de nuestro Padre Celestial. Sin embargo, Dios
quiere que seamos más que siervos.
C. Somos amigos de Señor. Cristo dijo a sus discípulos: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo
os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he
llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” (Jn. 15:14, 15).
¡Hijos! ¡Siervos! ¡Amigos! y aun Dios eleva más al creyente.
D. Somos socios de Dios. “Somos colaboradores de Dios” (1 Co. 3:9). Oh, sí somos colaboradores;
pero ¿Cómo sabemos que somos socios? Jesús hablaba en parábolas: “… el reino de los cielos es como
un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a
otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos… Después de mucho
tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.” (Mateo 25:14, 15, 19). Este Señor
fundó una compañía con sus tres siervos como socios. Cristo hizo que esta parábola ilustrara la relación
entre Dios y sus siervos o amigos. Somos socios de una compañía; el Padre es el miembro fundador de la
firma, nosotros los nuevos socios. Dios invirtió la vida de su unigénito Hijo en el negocio, suyo es el
capital, y él dirigirá la empresa en general sin destruir la iniciativa de sus socios.
Hay quienes hablan de “mi negocio”, la tienda de fulano, la hacienda de Zutano, etc. Nótese
que en la parábola (versículo 21), el Maestro dice: “entra en el gozo de tu Señor”. Es menester
recordar que mientras somos socios, Dios es nuestro Señor y todo lo que tenemos o somos depende de
él. Hay que tener presente que somos socios de dos personas: de Dios y de nuestro prójimo. En la
parábola hemos visto una ilustración de la antigüedad; ahora vamos a considerar otra de nuestros
tiempos.
El señor Velásquez es un comerciante próspero. Gira el negocio en su propio nombre, no tiene
socio. Por lo tanto todas las ganancias son de él, según su modo de pensar. Acaba de hacer balance y
encuentra que ha tenido una buena ganancia en el año. ¿De quién es esta ganancia? Pregúntele al
señor Velázquez y dirá que es de él, y legalmente es suya. Allí está en el banco acreditada a su
nombre; pertenece a él.
Dijimos que el señor Velázquez no tiene socio. ¿Es verdad? ¿Obtuvo las ganancias el solo?
No. En verdad tiene dos socios, y el título de su negocio debe ser: “Velázquez y Compañía”. Uno de
los socios que el señor Velázquez no debe olvidar es la sociedad, o el publico, su prójimo. La
sociedad compró sus mercancías, protegió sus derechos, edificó las instituciones que le
proporcionaron educación, y proveyó este y otros privilegios para él y su familia. La tienda del señor
Velázquez tiene determinado valor. ¿Cuánto valdría sin sus conciudadanos, sin la sociedad? Sin sus
prójimos no hubiera podido obtener una buena ganancia.
Pero el señor Velázquez tiene otro socio. Hablemos de la tienda del señor Velázquez.
¿Pertenece realmente a él? Dios todavía está diciendo: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo
y los que en el habitan”, y la Biblia todavía enseña que “El (Dios) te da el poder para hacer las
riquezas.” Sin Dios el señor Velázquez no podría vivir ni un minuto; depende de él para el aire, la
salud, el alimento, el agua, la luz, la sociedad, etc. Sería imposible hacer una lista completa de todo lo
que Dios pone de su parte. De la misma manera el cristiano debe reconocer que tiene dos socios: Dios
y la sociedad.
El principio que gobierna la mayordomía es el amor mutuo. Dios ama al hombre, hecho probado por el
don inefable de su Hijo. Si no nos amara no nos llamaría hijos, amigos y herederos, ni nos concedería el
privilegio de ser sus socios. Le amamos a él porque él primero nos amó a nosotros.
No nos hacemos mayordomos por fuerza, sino voluntariamente. Es digno de notarse que en la parábola
de Mateo 25 los siervos no fueron obligados a trabajar los talentos, sino que cada uno hizo con ellos lo
que fue su voluntad. Cuando el cristiano se da cuenta de que es mayordomo del Omnipotente, es en
reconocimiento del amor de Dios hacia él, y con respeto y amor para con Dios. Reconoce que no es digno
de recibir la menor de las bendiciones celestiales, pero responde al amor de su Señor, voluntariamente
llegando a la desición de ponerse en las manos de él. En gratitud por lo que ha hecho el Señor por él, se
rinde por completo a Dios, haciéndose así en verdad un mayordomo fiel.
¿No son todos mayordomos? Claro que no. El loco no tiene capacidad para serlo. Tampoco son
mayordomos el ateo que dice: “No hay Dios”; y el infiel que dice: “Hay Dios, no tendré nada que ver con
él”. Esto no quiere decir que estos no serán responsables por la manera que han usado lo que Dios les ha
concedido. Al contrario, tendrán que dar cuenta a Dios, porque han rehusado reconocerle como Señor y
Dueño. La mayordomía es para los que se arrepienten de sus pecados y confían en Cristo, es decir que
nacen de nuevo, pues así se hacen hijos de Dios, amigos, colaboradores con Dios, y socios y este es un
hecho voluntario.
PREGUNTAS LECCIONES DE MAYORDOMÍA LECCIÓN II
1ª PARTE
10. ¿Qué responsabilidad tiene el mayordomo para con el dueño? Responda con pasajes Bíblicos.
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13. ¿Qué relación tiene la mayordomía del dinero con la del evangelio?
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15. Mencione 4 cosas que puede decirse de la adecuada posición del mayordomo.
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I. ¿Qué es un mayordomo?
A. Definición según el Diccionario de la Real Academia.
B. El mayordomo descrito en la Biblia.
C. La esfera de las operaciones del mayordomo.
Lección II
2ª Parte
Versículo: I Co. 4:2 “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”
Propósito: Mostrar que todos somos mayordomos.
Lección: En las lecciones anteriores hemos visto que el dinero puede ser una bendición en manos del
hombre, y damos por sentado que Dios es el único que es realmente dueño de todo. Ahora pasamos a decir
que una de las relaciones del hombre para con Dios es la mayordomía.
IV. LAS LIMITACIONES DEL MAYORDOMO.
Al fijar la atención otra vez en la parábola (Mateo 25:14-30), se verá que los siervos tenían amplias
libertades, pero a la vez habían de reconocer ciertas limitaciones.
A. El mayordomo, como individuo, en cierto día tendría que dar cuenta a su Señor. “Vino el Señor… y
arregló cuentas con ellos” (Véase también Ro. 2:16; 14:10 b).
B. El mayordomo debe entregar al Señor las primicias de todo. El Señor al regresar de lejos
esperaba las ganancias antes de premiar la fidelidad de sus siervos. Es lógico que el que ha invertido
todo debe recibir las primeras ganancias.
C. Una vez entregados los primeros frutos al dueño, el mayordomo ha de dedicar el resto a buenos
propósitos. El Señor de la parábola demandó que sus siervos fuesen fieles en la administración de
todos sus talentos, y no sólo de una parte de ellos. La mayordomía abarca todo lo que es y tiene el
creyente; no basta con sólo entregar las primicias al Señor, dijo el apóstol Pablo: “¿No sabéis que sois
templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios,
Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” (I Co. 3:16,17).
D. El mayordomo no debe permitir que ninguno de los talentos quede sin ser usado. El mayordomo
infiel de la parábola fue condenado porque declinó el hacer algo con su talento, y el Señor lo llamó
“Siervo malo y negligente”. Que el mayordomo no deje ningún talento sin emplear; el uso y
multiplicación de todo fue uno de los principales propósitos de Dios al crear el mundo, y los que
cumplan agradan a Dios y al hombre.
B. El mayordomo estudiará para lograr una obra más inteligente. “Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad”. Aunque no se usa aquí el verbo estudiar, se entiende que el obrero que sabe trazar bien la
palabra de verdad hasta obtener el grado aprobado, es uno que es diligente en el estudio de la palabra,
la que representa la voluntad de su Señor. Hemos de hacer caso a lo que dice nuestro jefe.
C. Los métodos que emplee el mayordomo deben ser honestos. El mayordomo fiel emplea métodos
no solamente legítimos, sino honestos, para ganar dinero o propagar el evangelio. Los vendedores de
palomas en el Templo provocaron la ira de Cristo, y la costumbre de los fariseos de “rodear mar y
tierra para hacer un solo prosélito” fue también condenada por él. Después de tratar del mayordomo
infiel (Lucas 16) Jesús dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo
muy poco es injusto, también en lo más es injusto” (Lucas 16:10). Al mayordomo que es injusto en la
administración de poco, Dios no podrá encomendarle mucho.
D. El mayordomo fiel es enérgico. No trabaja esporádicamente, sino con regularidad. Es enérgico tanto
en la obra de su iglesia e inclusive en la propagación del evangelio, como en hacer riquezas.
E. Al mayordomo el programa de su Señor será inclusivo. No tan solo con pagar la renta tenemos
hogar; se necesita esposa, hijos, muebles, etc. No solo con pan vive el hombre. No basta con
contribuir a los gastos de la iglesia; hay que testificar personalmente del amor de Cristo, de orar, y
llevar el evangelio está en el centro. Es un mensaje vital: “… Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras” (I Co. 15:3,4). Es una mayordomía que no conoce frontera; el evangelio tiene que
extenderse hasta los cabos del mundo. Dios ama a todo el mundo, y si el mayordomo es fiel,
semejante a su socio mayor, amará también a la última persona. Su tiempo, talento, hablar, pensar,
dinero todo será dedicado a ganar al mundo para Cristo.
A. Al individuo.
2. Escuchará la bienaventuranza del Señor. “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt. 25:21). ¡Que contraste con
lo dicho al siervo infiel que recibió un talento pero eligió dejarlo sin usar! “Siervo malo y
negligente… Quitadle, pues, el talento… echadle en las tinieblas de afuera”. Es patente que no fue
buen mayordomo, pues no hizo uso alguno de lo que recibió; pero los mayordomos fieles oirán las
palabras del Rey, diciendo: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo.”.
3. El mayordomo hace tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan (Mateo 6:19,20). Conozco a una señora que una vez dio una buena cantidad de
dinero para construir un edificio de un orfanato bautista. Después desgraciadamente ella y su marido
perdieron toda su fortuna, y la señora se puso a trabajar en una casa mercantil, una amiga le
preguntó: ¿No les gustaría tener la cantidad con que construyeron el orfanato? Con eso no tendrías
que trabajar. “No”, respondió la señora, “cuando voló nuestra fortuna no quedó nada sino lo que
habíamos invertido en el reino de Dios y de esa inversión gozamos todavía”.
B. Al mundo.
El mundo, por razón de la mayordomía fiel del evangelio, recibirá el mensaje del Rey, y por
consecuencia sus bendiciones, ya no se arrodillarán los paganos delante de los ídolos, ya no echarán
las madres a sus pequeños a los cocodrilos. Por medio de la mayordomía podrá compartir los goces en
Cristo con toda criatura humana. La palabra clave de la mayordomía es: OTROS.
C. Al Padre Dueño.
Lección III
1ª Parte
Versículo: Malaquías 3:10 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde.”
Propósito: Mostrar que como mayordomos tenemos la responsabilidad de Diezmar, y que al cumplir con
esta responsabilidad, vendrá la bendición de Dios.
Lección: ¿Es presuntuoso decir que Dios tiene un plan financiero para su iglesia y reino?. Tuvo un plan para
la creación, tuvo un plan para la redención del hombre, tuvo un plan para la construcción del tabernáculo y
del templo, tuvo un plan para su iglesia, sus ordenanzas, su gobierno, etc. Dios tiene su plan para la
santificación del creyente, la segunda venida de Cristo, la resurrección de los santos y la evangelización del
mundo. ¿Quién duda que tiene un plan para suministrar los fondos necesarios para la extensión de su reino?.
Dios no ha tenido dos o más planes para las cosas mencionadas sino un solo plan. Claro está que el
plan de Dios no ha de ser buscado en la mente del hombre, sino en la palabra de Dios mismo. Profesamos
que la Biblia es nuestra única guía, que obraremos según sus preceptos. Vamos, entonces a buscar el plan
financiero de Dios en su palabra, con el propósito de llevar a la práctica sus mandatos.
Claro está que el Señor espera algo de sus hijos, que a ellos toca primeramente la obligación de
contribuir a la obra del reino de Dios. Comencemos nuestra búsqueda en el primer libro de la Biblia. En el
capítulo cuatro se ve a dos hermanos ofrendando al Señor: “Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo
del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más
gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la
ofrenda suya.” (Génesis 4:3-5). Es evidente que Dios tiene en cuenta los móviles del dador, y es digno de
notarse también que Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas. En el capítulo 14 encontramos una palabra
que se usa libremente por todo el Antiguo Testamento en relación con el asunto de ofrendas. Hay treinta y
seis pasajes en la Biblia que emplean el término “diezmo” y varios otros que denotan la práctica de diezmar.
Vamos a estudiar los pasajes especiales que hacen mención del diezmo, y varios otros que tratan de los
móviles justos para dar, y tendremos un cuadro luminoso del plan de Dios.
I. EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
Leemos en Génesis 14:14-20 la historia de cómo Abraham, después de recobrar a Lot y todos sus
bienes, se encontró con Melquisedec, a la vez rey de Salem y sacerdote, Melquisedec le recuerda que
Dios es “creador de los cielos y de la tierra”. “No hay evidencia de que Melquisedec pidiera el diezmo de
Abraham, pero éste, cuando recordó la relación material entre Dios y sus súbditos, entregó, según la
Escritura, “los diezmos de todo”. Abraham sin duda sabía sus obligaciones para con Dios.
En Génesis 28:10-22 encontramos el relato interesante del sueño de Jacob y el voto que hizo cuando
despertó.
Hemos de notar que nunca mandó Jehová que le diésemos el diezmo a él. Nos manda traer, llevar,
apartar, proporcionar, y diezmar, pero nunca darle el diezmo. La palabra “dar” se usa solamente cuatro
veces en los treinta y seis pasajes, y cada vez se emplea en el proceso de entregar el diezmo al sacerdote,
o en el caso de distribuir el diezmo del tercer año a los pobres. No podemos dar el diezmo al Señor; ya es
suyo. Por eso dice así Deuteronomio 12:5, 6: “… el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre
todas vuestras tribus,… ése buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros
sacrificios, vuestros diezmos…”
E. El diezmo se usó para el sostén de los levitas y el ministerio del tabernáculo. Nm. 18 :21
“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio,
por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.” (Números 18:21)
También fueron incluidos los cantores y porteros, los que ayudaron en el tabernáculo (Nehemías 13:5).
Se requirió que los levitas apartaran “el diezmo de los diezmos”, como ofrenda merecida a Jehová,
según Números 18:26 y Nehemías 10:37-39. Es menester que los ministros, pastores y misioneros
diezmen juntamente con los demás cristianos.
H. La Biblia hace mención del diezmo en tiempos de Nehemías (10:37,38 ; 12:44 ; 13:5), de Amós
(4:4) y de Malaquías.
Por la boca de Malaquías Dios advierte a su pueblo del pecado de apropiarse el diezmo para sí. En el
primer capítulo de esta profecía, el versículo seis dice: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si,
pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor?...” A estas preguntas
Israel responde aun con falta de respeto: “¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” La última de una
serie de acusaciones es: “Vosotros me habéis robado”, a la cual Israel pregunta: “¿En qué te hemos
robado?” He aquí el dedo de Dios puesto en la llaga: “En vuestros diezmos y ofrendas”, sin embargo,
Dios en misericordia les ofrece otra oportunidad y aun con la promesa de bendición: “Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si
no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
(Malaquías 3:8-10).
Claro es que el diezmo fue practicado cuando menos desde Abraham hasta el período intertestamentario.
PREGUNTAS LECCIONES DE MAYORDOMÍA LECCIÓN III
1ª PARTE
8. ¿Quiénes, en tiempos antiguos tuvieron que diezmar?, ¿Quiénes vivieron de los diezmos?
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10. ¿Fue el diezmar solamente ley o un principio que precedió a la ley mosaica?
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LECCIONES DE MAYORDOMÍA
“El Plan Financiero De Dios Para Su Reino”
(En El Nuevo Testamento)
Lección III
2ª Parte
Versículo: 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre.”
Propósito: Mostrar que como mayordomos tenemos la responsabilidad de diezmar, y que de cumplir con
ésta responsabilidad, vendrá la bendición de Dios.
Lección:
II. EN EL NUEVO TESTAMENTO.
Ahora entramos en un estudio del plan financiero de Dios para su reino según el Nuevo Testamento.
Algunos dirán:
“Pues sí, el diezmo fue practicado en el período del Antiguo Testamento, pero ahora estamos en una
época distinta, estamos en una dispensación nueva y por lo tanto la ley está abrogada.”
Pero acordémonos que el diezmo es mas antiguo que la ley, y que es un principio inmutable. Los
principios nunca cambian; si era justo bajo la antigua dispensación ofrecer a Dios, lo es bajo la nueva. Si
decimos que este principio fue vestido una vez en paño de ley, se sigue que Cristo al cumplir la ley no la
destruyó sino dio una nueva significación al principio que se había incorporado en la ley. ¿Qué es el
sermón del Monte sino una interpretación nueva, moderna, de ley antigua, y que va mucho más allá en sus
expectaciones? Ya no existe la ley de guardar el sábado, sino la obligación de guardar un día en siete, el
cual es el domingo y tiene más significado para nosotros que el sábado, porque en domingo Cristo resucitó
de muerte. Así mismo, aunque no tenemos la oportunidad de depositar diezmos en el templo de Jerusalén,
ni en el tabernáculo, ni en las sinagogas, las primicias de todo pertenecen a Jehová todavía, y la obligación
de honrar a Dios con la sustancia trayendo los diezmos y las ofrendas a los templos es tan claro como
siempre, máxime cuando pensamos en el precio que fue pagado por nuestra redención.
Se ve que se practicaba el diezmo en los tiempos de Cristo, aunque a veces con móviles injustos; por
ejemplo, dijo orgullosamente un fariseo: “ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que
gano” (Lc. 18:12).
La Biblia no dice si Jesús puso dinero en la tesorería, pero no cabe duda que ninguna persona, antes o
después, dio tanto. SE DIO A SÍ MISMO SIN MEDIDA.
Cristo menciona este tema solamente dos veces. Condena la hipocresía de un fariseo, pero recomienda
la practica de diezmar: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el
eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” (Mateo 23:23. Véase también Lucas 11:42). Claro es que no
condenó la práctica de diezmar u otros principios incorporados en la ley, porque acaba de decir: “En la
cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis,
guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” (Mateo 23:2, 3). Al
contrario confirmó el diezmo con palabras enérgicas: “esto era necesario” “Era necesario traduce el
griego deo, que significa “atar” o “ser obligatorio”, la misma palabra vemos traducida por “ligado” en
Hechos 20:22: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de
acontecer”. Pablo presintió que allá le esperaba gran peligro, pero sintió a la vez la obligación de ir. Así
dice Jesús en Mateo 23:23, que el apartar el diezmo es una obligación que se siente en lo profundo del
corazón, que el corazón sincero no puede evadir. Es el sentido de obligación que llevó a Pablo a
Jerusalén y a la prisión, y que llevó a Jesús al Calvario. Es un sentido de obligación cuya base es la
justicia y el amor.
El autor de Hebreos vuelve a explicar en el capítulo siete la importancia de Abraham al presentar los
diezmos a Melquisedec. Las palabras clave del libro son: “mayor” o “mejor”. El escritor sagrado dice
que Abraham fue prototipo de los que diezmaron, incluyendo a los levitas, y que Melquisedec fue
prototipo de Cristo. El argumento es este: Abraham fue el padre de la raza hebrea, y por tanto el mas
honorable: pero Melquisedec, rey y sacerdote enviado por Dios, fue superior a Abraham y a los levitas
que salieron de los lomos del mismo Abraham, quien ofreció los diezmos a Melquisedec; pero Dios
nombró a su Hijo Jesucristo para ser “Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” y el
“Hijo, hecho perfecto para siempre”. Debe ser considerado superior a todo sacerdote humano.
Una inferencia secundaria del argumento es esta; Si los creyentes de antaño gozaron del gran
privilegio de traer sus diezmos a Melquisedec y a los levitas, y del de recibir una bendición por haberlo
hecho sinceramente, ¿Cuánto mayor es nuestro privilegio de depositar nuestros diezmos a los pies del
incomparable Sacerdote, Cristo Jesús?
El espíritu del Nuevo Testamento. Como se observa en la vida de los primeros discípulos y apóstoles,
es de magnanimidad y liberalidad. Piensen en los individuos que al aceptar el evangelio dieron expresión
a su nueva naturaleza por hechos de liberalidad más allá del diezmo: Bernabé, Mateo, Zaqueo, Pablo, etc.
Este espíritu de liberalidad se manifestó no solamente entre los caudillos, sino también en las iglesias.
Nótese que esta liberalidad fue una virtud, una gracia procedente de Dios para el bien de sus hijos y su
reino. “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de
Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza
abundaron en riquezas de generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus
fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos
se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Corintios 8:1-5). No
puede decirse, sin embargo, que todos los hermanos fueron tan liberales, y Pablo tuvo que instar a
algunos, como lo hizo en 2 Corintios 9. No hay nada de rígido legalismo aquí; al Apóstol no dice que
deben contribuir con el diezmo y nada más, sino les exhorta a dar hasta donde puedan: “Pero esto digo:
El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
A la luz de la Escritura, sin tratar de evadir sus obligaciones, el cristiano tiene que confesar que Dios
ha tenido y tiene un plan financiero para su reino. En el Antiguo Testamento el plan fue el de traer los
diezmos y las ofrendas. En el Nuevo Testamento el plan todavía se está practicando y es patente que para
muchos el diezmo fue solamente un mínimo; lo ideal fue dar todo lo posible para la gloria de Dios.
¡Oh, hermanos! El diezmo es el mínimo que debemos ofrecer al Señor; ojalá que cada uno se entregue
a sí mismo primero y considere como cosa sagrada cada posesión. Recordemos que somos mayordomos,
y no obstante cuanto demos al Señor, él espera que manejemos con fidelidad lo que resta (Mateo 25:14-
20)
5. ¿Cuáles son las cinco características que tenemos en el plan financiero mencionado en 1 Co. 16:1,2?
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6. ¿Por qué tenemos mayor privilegio nosotros en diezmar que los creyentes de antaño?
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7. ¿Qué puede decirse referente a la liberalidad de Bernabé, Mateo, Zaqueo, Pablo, etc.?
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8. A la luz de la Escritura que tiene que confesar el hombre acerca del plan financiero de Dios.
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LECCIONES DE MAYORDOMÍA
Versículo: Mateo 6:21 “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
Lección: En la lección precedente hemos estudiado el plan financiero de Dios para su reino. Este plan es el
diezmo como contribución mínima a la iglesia. Entonces ya esta aprobado el diezmo por la Palabra de Dios
pero hasta hoy todavía hay hermanos de carácter del Tomás, el desconfiado, que a más de esto insisten en la
razón del hombre y la demostración.
La objeción más común y tal vez la única que procura probarse con la Biblia es: “El diezmo fue una
ley; y toda ley judaica fue abolida”
Ya hemos contestado esta objeción con citas bíblicas. El diezmo es más antiguo que la ley. En la ley
(Lv. 27:30, 32) no se manda que demos el diezmo. Dice que los diezmos de Jehová son, que es cosa
consagrada. Es un principio y así no puede ser abrogado. El único mandato acerca del diezmo es traerlo,
llevarlo o apartarlo.
Sin embargo, ya que estamos considerando este tema desde el punto de vista humano, vamos a
contestar a la pretendida razón en contra, con cuatro preguntas:
1. ¿Querría Jesús destruir la práctica del diezmo para suministrar más dinero para la expansión de su
reino?
No únicamente el diezmo fue practicado por los judíos. Además, trajeron sus ofrendas
regulares y especiales.
3. ¿Querría el Señor anular (suponiendo que el diezmo es artículo de Ley judía) el diezmo para que el
amor colmara la ley?
El amor colma la ley solamente cuando hace lo que la ley requiere. Cristo cumplió lo estatuido
en la ley sacramental cuando hizo lo que la sangre de los toros y de los machos cabríos y la ceniza
de becerro nunca podían hacer. Sí, hermanos, no sería posible cumplir o colmar la ley (si fuera ley)
entregando al Señor menos del diezmo.
4. ¿Querría el Maestro invalidar la práctica del diezmo porque espera menos de los cristianos que de
los judíos? ¿Desea menos amor? ¿Menos obediencia?
En este tiempo del movimiento misionero, ¿es posible que desee menos sostenimiento de sus
súbditos que de los judíos? Esto es absurdo. No, hermanos, no podemos pensar en razones válidas,
ni bíblicas ni humanas para abandonar la práctica del diezmo como un mínimo.
No debe considerarse que vivimos bajo ninguna ley ceremonial, de hecho que no vivimos bajo
ley ritualística de ninguna clase sino bajo la voluntad del Señor, sea por mandato directo o inferido
en el Nuevo Testamento, pero sí afirmó que el principio de traer lo mejor al Señor como un hecho
de adoración todavía prevalece, y que Dios no desea que contribuyamos con menos que lo que
trajeron los judíos. No hay nada contradictorio con el diezmo en el Nuevo Testamento. Al contrario
algunas iglesias dieron mucho más que el diezmo, “aún sobre sus fuerzas”, y Pablo exhortaba a las
otras iglesias a que imitaran este digno ejemplo (2 Co. 8:1-11).
Que la práctica no cesó con la muerte de Cristo, y que las iglesias (inclusive las de los
gentiles) siguieron practicando una mayordomía que cuando menos igualaba al diezmo, es bien
claro al leer los escritos de los pastores de las iglesias de la antigüedad:
IRENEO. (120 a 202 d. de J.C.): “Solo la forma ha cambiado; y por esta razón, ellos (los
judíos) consagraron a él los diezmos de sus posesiones, mientras nosotros consagramos al Señor
todas nuestras posesiones generosa y gozosamente; no las posesiones de nuestra propiedad de menos
valor, puesto que tenemos esperanzas de mejores cosas”.
JERONIMO. (345 a 420 d. de J.C.): “Yo, si soy la porción del Señor y del linaje de su
heredad, no recibo porción ninguna entre las demás tribus; pero como los sacerdotes y levitas, yo me
mantengo con el diezmo; sirviendo al altar, vivo de las ofrendas”.
CRISOSTOMO. (347 a 407 d. de J.C.): “Si entonces (entre los judíos) había peligro para
aquellos que dejaban de pagar los diezmos pensad cuan grande ha de ser el peligro de esta omisión
entre nosotros.”
Podríamos citar a otros como Clemente, 30 a 100 d. de J.C.; Justino Mártir 110 a 165;
Clemente de Alejandría 153 a 217; Tertuliano 145 a 220; Orígenes 185 a 254; Agustín 340 a 397 d.
de J.C.; etc. Es patente que la practica del diezmo en las iglesias ni es una innovación, ni fue
abandonada en la edad apostólica.
B. El diezmo está de acuerdo con la relación material entre Dios y sus mayordomos.
3. Como compañeros de Dios y partícipes de sus bienes, el diezmo es una renta muy módica.
¿Cual de nosotros paga menos de la décima parte de su sueldo por el uso de la casa en que
vive? Los campesinos que arriendan tierra pagan al dueño con la cuarta parte o la mitad de la cosecha.
Los bancos piden por lo común, un buen porcentaje de interés por el uso del dinero. Cuando
pensamos en la bendición de la salud, del poder de ganar la vida, la seguridad espiritual y mil otras
bendiciones que brillan como estrellas, Dios nos parece muy bondadoso, y el diezmo muy poquito
para devolver a nuestro Creador.
4. Es un testimonio de fe.
Volvemos a mencionar la ofrenda de la viuda pobre para decir que la ofrenda de sacrificio es
un testimonio de la fe. Ella “echó todo lo que tenía, todo su sustento”. ¿Cómo podría comer? Tenía
confianza en Dios. Hay quienes dicen: “No podemos vivir con los nueve décimos de nuestro sueldo.
Pero los diezmeros dicen: “Sí podemos vivir bien con los nueve décimos y la bendición de Dios.
Tenemos fe en Dios.”
El que no tiene trabajo regular, el que gana poco, no tiene de qué avergonzarse. Puede sentirse
igual a su hermano rico si es diezmero. La cuestión ya no es “¿cuánto doy?” sino “¿es de acuerdo a mi
capacidad?” Claro es que los que ganan mucho deben dar más que el diezmo, pero aún los pobres
pueden dar el diezmo y con esta practica el abismo entre nuestros hermanos ricos y nuestros
hermanos pobres va disminuyéndose.
1. ¿Por qué querría Jesús abolir el diezmo? ¿Para suministrar más dinero para su reino? ¿Para hacer
voluntario el hecho de dar? ¿Para que el amor colmara la ley? ¿Por qué espera menos? Si por ninguna
de estas razones ¿se puede presentar una razón valida?
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9. La codicia nos hace inmorales, el mayordomo justo puede hacerse inmortal: mencione dos ejemplos
bíblicos.
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B. El diezmo esta de acuerdo con la relación material entre Dios y sus mayordomos.
1. Dios es dueño de todo.
2. Somos mayordomos de las cosas de Dios.
3. Como compañeros de Dios y partícipes de sus bienes, el diezmo es una renta muy módica.
LECCIONES DE MAYORDOMÍA
“El Diezmo Aprobado y Probado”
Lección IV
2ª Parte
Versículo: Deuteronomio 14:22 “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu
campo cada año.”
Lección:
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de
los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.” (Malaquías 3:10).
Notemos la invitación de Dios: “Probadme”, promete Dios dos bendiciones: 1) La bendición material.
“Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra…” dice en el versículo
11. Véanse también Isaías 19:20, Proverbios 3:9,10. 2) La bendición espiritual. “Y todas las naciones os
dirán bienaventurados…”, versículo 12. Véase 2ª de Crónicas 7:14.
A. Bendiciones materiales.
Dios cumple sus promesas, y de esto pueden dar testimonio tanto los individuos como las iglesias que
han practicado el plan bíblico para el sostenimiento de su obra.
1. Muchas de nuestras iglesias que practican el plan de Dios relatan resultados muy favorables.
Cierta iglesia bautista tuvo su primera semana de estudios sobre mayordomía en septiembre:
las ofrendas de los miembros aumentaron inmediatamente. Casi se duplicaron las ofrendas durante un
año. La iglesia tuvo estudios semejantes en septiembre del año siguiente, con resultados igualmente
alentadores. Antes de la primera semana de estudios la iglesia contaba solamente con dieciséis
diezmadores; a los dos años contaba con más de cincuenta. Esta iglesia no solo ha prosperado
materialmente, sino también espiritualmente; el pastor notó que, después de hacer énfasis en la
mayordomía, el Señor bendijo a la iglesia con preciosas almas.
Visité a una iglesia mexicana en ocasión del primer aniversario del pastor. Según el informe
del secretario de la escuela dominical, las ofrendas regulares del aquel día fueron diez veces (al
centavo) mayores que las del primer domingo de su pastorado. Este fiel ministro estaba enseñando a
sus miembros el plan financiero de Dios.
Las iglesias bautistas en muchas partes han tenido resultados maravillosos. Hermanos,
solamente necesitamos fe y vigor para realizar lo mismo en nuestras iglesias.
2. Muchísimos de nuestros miembros dan fe de que Dios los bendice de manera maravillosa en sus
negocios.
Hay razones para esto. Es la promesa de Dios de que su pueblo no será rico, sino
sobreabundara. Además, los que hagan caso de la administración de los bienes de Dios, se hacen más
eficientes en sus propios negocios. Diezmadores insignes como Colgate, fabricante de jabón y
artículos de tocador; Huyler, fabricante de dulces; Rockefeller, de fama petrolera; Kraft, fabricante de
queso; Baldwin, fabricante de locomotoras; Proctor, también fabricante de jabón; Le Torneau,
fabricante de maquinaria para mover la tierra, etc, etc, fueron jóvenes pobres que practicaban el
diezmo e hicieron a Dios su socio no solamente en la religión de los domingos sino en sus negocios.
No digo que todos los que diezman tendrán sobreabundancia. En efecto, el ingreso podría ser
menor. Por ejemplo, un miembro de la iglesia me dijo: “yo prometí diezmar hace un año y mi cosecha
no es normal este año.” “Hermano”, le respondí, “¿diezma usted para ganar dinero para sí o para
promover la empresa del Señor? No es posible comprar las bendiciones de Dios”. El egoísmo puede
anular la promesa del Señor, como el pecado puede anular las promesas de la oración. La bendición
material es incidental.
B. Bendiciones espirituales.
1. Las iglesias que siguen el plan financiero de Dios son recipientes de avivamientos espirituales.
Es lógico, porque Dios está dispuesto a bendecir a los obedientes. Los obedientes reciben
aprobación, los desobedientes reprobación.
Una iglesia bautista rural testifica que su asistencia aumentó un 40% el primer año de su
prueba, y su Sociedad Femenil aumentó de seis miembros a cincuenta y tres como promedio.
Cierta iglesia presbiteriana con una lista de 352, recibió más miembros que cualquiera otra
iglesia en su ciudad, el año que empezó a seguir el plan del diezmo.
En la iglesia del autor, cuando este era pastor, el primer año con 15 diezmeros en la iglesia, se
bautizaron 22; el segundo, con 65 diezmeros se bautizaron 46, y el tercer año con 150 diezmeros se
bautizaron 78.
b. El plan de Dios da como resultado obreros nuevos. La joven que acabamos de mencionar, dos
meses después fue presidente de la Unión Bautista de Jóvenes y maestra de la escuela dominical.
Muchos miembros aceptan puestos en el reino al empezar a diezmar. No es siempre así, pero a
menudo la consagración del dinero promueve en las vidas de capacidad natural, la consagración
de todo, y la actividad en la obra del Señor.
c. Otro resultado de aceptar el plan de Dios es el espíritu de victoria que siente la iglesia y sus
miembros. Existe la confianza de que andando con Dios nada nos puede faltar ni podemos
fracasar. Gozamos con el compañerismo del Maestro. Muchos de mis feligreses me dieron las
gracias por haberles enseñado la voluntad de Dios tocante a su Mayordomía. Y yo doy gracias a
él por el privilegio de esta relación.
El plan financiero de Dios es enseñado en la Biblia, aprobado por la razón, y probado por centenares
de iglesias y millones de cristianos. Hermanos, no temamos probarlo en nuestra propia iglesia.
1. ¿Qué clase de programa podría su iglesia llevar a cabo si todos los miembros diezmaran?
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2. ¿Qué quieren decir las palabras de Malaquías 3:10, “hasta que sobreabunde”? ¿Quiere decir que Dios
hará a todos los diezmadores ricos, o simplemente que suplirá las necesidades a sus fieles?
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3. ¿En dónde pueden ver los miembros que Dios bendice materialmente?
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5. ¿Qué pecado puede anular la promesa del Señor (en cuanto al diezmo) como puede anular las
promesas de la oración?
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7. ¿Qué puede decirse de las bendiciones que experimenta la iglesia cuando sus miembros diezman?
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8. ¿De qué bendiciones espirituales son recipientes las iglesias que siguen el plan financiero de Dios?
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10. El plan financiero de Dios, ¿por quién es enseñado? ¿por quiénes está aprobado y por quienes está
probado?
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A. Bendiciones materiales.
1. Las iglesias relatan muy favorables resultados.
2. Muchos miembros dan testimonio de bendiciones inesperadas.
3. El mundo sería bendecido.
B. Bendiciones espirituales.
1. Las iglesias que siguen el plan de Dios son recipientes de avivamientos espirituales.
2. Los miembros despiertan cuando diezman.
a. La consagración del dinero da por resultado a menudo la consagración de la vida.
b. Levanta nuevos obreros.
c. Se establece el espíritu de valor y victoria.
LECCIONES DE MAYORDOMÍA
Lección V
1ª Parte
Versículo: Mateo 19:29 “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o
mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Lección: “En tiempos antiguos no hubo tantos problemas en cuanto al diezmo. Los judíos eran pastores, y el
décimo de las vacas, las ovejas, etc., que pasaban bajo la vara de año en año había de ser entregado al
sacerdote de Jehová. Pero en estos tiempos complejos es menester considerar varios problemas prácticos del
individuo y de las iglesias”.
I. PROBLEMAS PERSONALES.
A. “Me gustaría diezmar pero soy pobre. No podría sostener a mi familia con las nueve décimas”.
1) No hay palabra en la Biblia que exima a los pobres de la obligación de ofrecer cuando menos el
diezmo.
2) Diezmar es una prueba de la fe. “…Mas el justo por la fe vivirá.” (Ro. 1:17). La viuda pobre del
Nuevo Testamento dio todo, y no hay evidencia de que ella se muriera de hambre.
El hermano H asistía con regularidad a todos los cultos de la iglesia y escuchaba atentamente
los sermones. Un día, cuando hube predicado sobre el plan financiero de Dios, me detuvo este
hermano y dijo: “Hermano pastor, lo que dice usted es bueno para los que puedan diezmar, pero no
es justo en mi caso, pues, apenas gano suficiente para sostener a mi familia.” Poco después, el
hermano H perdió su empleo y buscó trabajo durante varios meses. Un día mientras paseaba, vi al
hermano cruzar la calle con mucha prisa. “Hermano pastor, espéreme un momento”, dijo, “por fin
he conseguido un trabajo. Es un empleo humilde, pero le voy a decir una cosa, he aprendido la
lección. Antes, pensé que no podía vivir con las décimas de mi sueldo, pero durante seis meses
hemos vivido sin sueldo alguno. Voy a recibir menos de lo que recibía en mi último empleo, pero
voy a dar al Señor lo suyo. Sé que puedo diezmar, y lo voy a hacer.” Esto sucedió hace años, y el
hermano sigue fiel en su resolución, y además llegó a ser el gerente de una casa comercial de
importancia, ganando cinco veces más que lo que ganaba cuando no tenía fe para vivir con las nueve
décimas.
3) Hay promesas ricas y abundantes para los que se dedican al servicio del Señor con su talento,
tiempo y dinero.
“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o
hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.” (Mt. 19:29)
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.” (Mt. 6:33)
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde.” (Mal. 3:10)
Dios quiere bendecir a sus creyentes pobres, pero la misma falta de fe que evita el diezmar es
un gran obstáculo a la recepción de su favor. Las promesas de Dios tienen sus condiciones y una de
ellas es la fe.
B. “Yo diezmo, pero tengo que repartir una porción de mi diezmo a los que dependen de mi”.
Es un hecho noble sostener a nuestros familiares en cuanto podamos, pero no debemos
confundir nuestras obligaciones para con nuestros parientes con la obligación para con Dios y el
desarrollo de su reino. Podríamos sin duda, usar toda la décima parte del sueldo en sostener a
parientes pobres, pero ¿que pasaría con el mundo perdido si todos lo hicieran? No dice Jehová:
“Traed una parte al alfolí y repartid la otra entre vuestros dependientes”, sino: “Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa…” (Mal. 3:10).
Al oír esta excusa, examínese el registro del tesorero de la iglesia e invariablemente se hallará
que tal persona no diezma. Una iglesia que tiene miembros de esta índole, no cuenta con diezmeros
fieles.
Si nos ponemos a pensar un poco en este pretexto, veremos lo injusto que es. Tal persona en
sus relaciones económicas con los hombres procura llevar justa cuenta de los que debe. En cambio,
en sus tratos con Dios, no se preocupa para apartar lo que Dios demanda. Mientras procura satisfacer
escrupulosamente a los hombres, espera satisfacer a Dios al acaso.
No es necesario tener sueldo o entradas fijas para diezmar. Se puede dar el décimo de lo que
Dios le permita ganar, sea la cantidad mucha o poca. Algunos de nuestros más conocidos dirigentes
evangélicos comenzaron a diezmar cuando no tenían entradas fijas.
¿Hay algún hijo de Dios que pase todo el tiempo sin tener un centavo? Quizá habrá tal caso entre los
niños o los inválidos, mas aún en tal caso es difícil concebir que tal condición existiera por largo
tiempo. Si uno no recibe absolutamente nada, alguien que tiene debe compartir con él para que tenga
gozo de ofrendar a Dios. Si gana, aun de vez en cuando, debe traer el diezmo de esto. Si gana treinta
pesos en una semana debe traer cuando menos los tres pesos; si no vuelve a ganar por dos meses, al
recibir su ganancia debe apartar la décima parte para traerla a la casa del Señor. “Cada primer día de
la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que
cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” (1 Co. 16:2).
La solución es muy sencilla. El empleado debe dar la décima parte de su sueldo regular, y la
décima de cualquier otro ingreso que reciba de trabajos irregulares.
Seguramente el comerciante no tendrá que pagar el décimo de sus ingresos brutos, sino el
décimo de lo que queda cuando se pagan los gastos generales fijos, como la renta, la luz, impuestos,
los sueldos a los empleados, etc.
Las mujeres que tienen propiedades que producen renta, las que tienen trabajo, y las que reciben una
mensualidad del marido, entienden que deben contribuir cuando menos con el diezmo de sus
ingresos o ganancias como cualquier otra persona. Hay dos clases sin embargo, que debemos tener
en cuenta:
M. “Como padre, ¿debo dividir mi diezmo entre los miembros de la familia para que ellos
contribuyan?”.
Seguro que sí. Es un buen ejemplo y una enseñanza del deber de diezmar. Por supuesto que no
es necesario dividirlo con los miembros de la familia que ya ganan su propio dinero y diezman, pero
la esposa y los niños que no ganan todavía deben participar en el gozo de adorar a Dios, y darle las
gracias por medio de sus ofrendas. Se sugiere que el padre sea liberal con sus niños, entregándoles
monedas más grandes que centavos y quintos, para darles una visión más amplia de la obra de sus
obligaciones.
5. ¿Conoce usted a alguien que comenzó a diezmar de niño, antes de tener entradas fijas?
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6. La persona en el Nuevo Testamento, aparte de Cristo, que mejor simboliza el sacrificio por sus
ofrendas, ¿es hombre o mujer? ¿Quién era?
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7. Si la viuda pobre pudo dar todo, ¿pueden las mujeres de hoy diezmar? ¿cómo pueden hacerlo?
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8. ¿Sería el campesino mejor agricultor si llevara nota de todos sus gastos y cosechas y diezmara sus
ganancias?
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9. Debe uno contribuir con el diezmo mientras tenga deudas? ¿Por qué?
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10. ¿Qué ventajas ofrece el dividir el diezmo del padre entre los hijos para que ellos contribuyan?
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I. PROBLEMAS PERSONALES.
A. Me gustaría diezmar pero soy pobre.
B. Yo diezmo, pero tengo que repartir una porción de mi diezmo a los que dependen de mi.
C. No he guardado nota de mis ofrendas, pero seguramente diezmo.
D. No tengo entradas fijas.
E. Como empleado, ¿cómo puedo determinar cuál es mi diezmo.
F. Recibo mi sueldo mensualmente. ¿Puedo ofrendar semanalmente?
G. Como comerciante ¿cómo pudo determinar cuál es mi diezmo?
H. Yo soy mujer, ¿cómo puedo diezmar?
I. Soy campesino y no se como diezmar.
J. ¿Debo diezmar el dinero que se me ha prestado?
K. ¿Debo contribuir con el diezmo mientras tenga deudas?
L. ¿Debo pagar todo mi diezmo a la iglesia?
M. Como padre, ¿debo dividir mi diezmo entre los miembros de la familia para que ellos contribuyan?
LECCIONES DE MAYORDOMÍA
Versículo: 1 Corintios 16:2 “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según
haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”
Lección:
Seguramente que sí. Jacob, sin empleo y huyendo de su hermano, tuvo una visión del
Santísimo Dios y por consiguiente prometió a Jehová que diezmaría.
Dios le bendijo ricamente en los años subsiguientes y Jacob cumplió su promesa. Debemos
enseñara a los niños a diezmar aun los centavos que ganen por sus quehaceres. Los niños serán
adultos con sueldos, y aunque no tengan nada ahora, con su diezmo en el futuro darán $5.00 o $10.00
o mas en vez de traer centavitos como lo hacen muchos que no han aprendido la mayordomía.
Nuestro propósito, sin embargo, no es conseguir ciertas cantidades de dinero, sino hacer que los
miembros se conformen el plan de Dios.
No se debe exigir en espíritu bélico que traigan el diezmo, pero se debe exponer la doctrina
bíblica de la mayordomía, como las demás doctrinas en el espíritu de convicción y de amor.
Recordemos que el diezmo como mínimo es un principio tan fijo como el bautismo. No
decimos: “El bautismo no es ley, por tanto no voy a bautizarme”, sino nos sometemos a la ordenanza
porque sabemos que es bíblica. Seguimos predicando el bautismo por la inmersión como un deber
cristiano, porque es la verdad. Así debemos hacer con la doctrina del diezmo.
No hemos de estar militantes, sino abogar por la conformidad con la enseñanza bíblica.
Seamos persistentes. Tengamos paciencia. Trabajemos.
La iglesia debe pedir que todo diezmo pase por la iglesia. Jehová mandó: “TRAED TODOS
LOS DIEZMOS AL ALFOLÍ”. Dios no tiene por alfolí las organizaciones caritativas fuera de la
iglesia. Hay organizaciones evangélicas, como las Sociedades Bíblicas, dignas de nuestra ayuda,
pero toda contribución debe ser por conducto de la iglesia y no de individuos. “a él sea gloria en la
iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios 3:21)
Glorifiquemos a Cristo en la iglesia y no en nuestro propio nombre.
2. ¿Qué debemos enseñar a los niños en cuanto al diezmo para que cuando sean adultos hayan aprendido
la mayordomía?
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3. ¿Qué ventajas ofrece el dividir el diezmo del padre entre los hijos para que ellos contribuyan?
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5. Si los miembros diezman, ¿debe la iglesia levantar ofrendas especiales? ¿Muchas o pocas?
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8. ¿Por qué toda contribución a organizaciones evangélicas debe ser por conducto de la iglesia y no de
individuos?
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9. Si la iglesia espera que los miembros sean liberales, ¿Debe también la iglesia ser liberal en la
distribución de sus fondos entre empresas que no sean locales?
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10. ¿Qué frase se evita que digan los miembros cuando la iglesia incluye a las empresas del reino en su
presupuesto?
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