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Ensayo: EL PRINCIPITO

Asignatura: Negociación y Habilidades Directivas

Catedrático: Msc. Carlos Lara

Estudiante: Jannsy Josué Jimenes

El presente ensayo, plasma lo esencial de la lectura: El Principito. Mismo que hace activar la
imaginación sin importar la edad que tenga el lector. Para la realización de esta asignación, se
plasmarán las frases esenciales según mi apreciación, de la interacción entre el personaje
principal (El Principito) y los demás personajes que el relato narra. De las cuales se hará un
análisis según sea la comprensión y el grado de reflexión que se pueda tener de las mismas.

Primeramente, comienzo reconociendo que nuestra imaginación parece ser infinita, no tiene
límites ni tampoco es limitada solamente a los niños. Creo que nuestra capacidad de imaginar
está ligada a nuestros mayores deseos. Así como imaginamos un futuro, por ejemplo: Una
carrera universitaria culminada, una familia, una casa, un auto de lujo, etc. Es nuestra
capacidad de imaginar un futuro prometedor lo que siembra el primer pilar, posteriormente
nace el deseo y se va trabajando en pro de la realización de lo que un día construimos en
nuestra mente. Claro, de llevarlo de la mente a la realidad, requiere mucho tiempo algunas
veces, esfuerzo, sacrificios y trabajo, trabajo duro. He ahí la diferencia entre los que hacen
uso de su imaginación orientándolo a un crecimiento personal y los que simplemente se
limitan a no imaginar, a dejarse llevar por la corriente.

Podemos ver como el personaje (El Principito) va interactuando con algunos personajes que
narra el relato, en las que cada uno vive en su pequeño mundo y es dueño absoluto de él,
podemos ver que algunos hacen cosas productivas y otros, cosas que aparentemente no
conllevan a nada bueno (En el caso de el bebedor) de lo que no hay duda es de que cada uno
deja importantes lecciones de vida. Cada uno se encuentra sumido en sus afanes, nos muestra
como los seres humanos muchas veces se nos va la vida aferrados a un oficio, a una sola
actividad, y nos perdemos la oportunidad de disfrutar las cosas que son verdaderamente
importantes. Cuando logramos darnos cuenta de eso, muchas veces ya es demasiado tarde y,
solamente queda tiempo para reparar cosas que en el pasado se salieron de control o reparar
nuestra deteriorada salud.

El su primer encuentro, llega al mundo habitado y gobernado por un Rey. Curiosamente en su


planeta no existía nadie sobre quien reinar o gobernar. Podemos reflexionar en esto sobre la
importancia de la compañía de un amigo o cercano, para compartir nuestros éxitos y logros. A
su vez, nos lleva a reflexionar que no podemos obtener un control absoluto sobre nadie,
muchas veces no podemos gobernarnos ni a nosotros mismos.

Es el Rey quien le da esta importante frase: “Solo hay que pedir a cada uno lo que cada
uno puede dar”. Es sin duda, una de las mejores frases para hacer un autoanálisis sobre
cómo estamos llevando nuestras relaciones interpersonales, amistosas o amorosas. ¿Qué
exigimos?, ¿Somos objetivos o justos en lo que exigimos a los demás? ¿Estamos dispuestos a
dar lo mismo que exigimos? Muchas veces pecamos de soberbios y exigimos más de lo que
las personas pueden o están dispuestos a darnos, o lo que esas personas pueden darnos.
Debemos reflexionar en ello. No exigir lo que nosotros mismos sabemos que es inalcanzable
para los demás, incluso para nosotros mismos.

Es en su encuentro con el zorro, donde puedo rescatar las mejores lecciones de vida. En su
encuentro con este personaje es donde se puede ver la importancia de los vínculos entre las
personas. Para ello abordaré la primera frase que el zorro ofrece al principito: “Eres
responsable para siempre de lo que has domesticado”. Sin duda, la lección perfecta para
reflexionar en la responsabilidad que conlleva crear una relación de cualquier índole, en el
compromiso que se requiere para crearla, fortalecerla y, sobre todo, alimentarla y/o
sostenerla. No podemos desligarnos fácilmente de lo que nosotros mismos propiciamos, sin
ser igualmente responsables de los resultados, sean buenos o malos. También el personaje (El
zorro) le dice estas palabras: “Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las
tres comenzaré a ser feliz”. Nos muestra que no debemos desperdiciar el tiempo para ser
felices. Que la felicidad no sea producto de algo que sucedió o algo que esperamos en la vida,
sino que sea la misma felicidad que alimente esas ganas de que algo pase. Soy feliz antes de
que este evento suceda en mi vida.

“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. Esto nos muestra
la importancia del tiempo, los vínculos se crean con el tiempo. No solamente por acciones
que implican ver o estar con esas personas especiales en nuestras vidas, muchas veces no
compartimos en persona, pero si hay mucho tiempo de esas personas en nuestras mentes.
Pasan bastante tiempo latentes en nuestras mentes. El tiempo que estemos dispuestos a
dedicar (Con presencia o ausencia) a aquello que queremos, mostrará la importancia que
tienen en nuestras vidas.
“Lo esencial es invisible a los ojos”. No cabe duda que para el mundo tan artificial y
superficial en el que hoy vivimos, esta es la mejor lección para reflexionar. Ya que destaca y
semana que lo más importante que las personas podemos poseer no es lo exterior, no son las
posesiones, no es la belleza, el dinero, el auto, la casa. En la actualidad es común que el valor
que le damos a las personas es medible en cuanto a sus posesiones, en cuánto dinero tiene en
sus cuentas, qué marca es el auto, qué influencias tiene, etc. Todo meramente superficial. Sin
embargo, las cualidades internas, lo que no se puede ver, para a un segundo o tercer plano,
perdiéndonos lo verdaderamente importante. Tal como lo plasma el ejemplo de la descripción
de una casa por sus detalles que la embellecen como el césped y los pájaros en su techo, eso
no nos da la idea de su verdadero valor y belleza, sin embargo, cuando decimos que esa
misma casa cuesta cien mil dólares, rápidamente nuestra mente nos muestra una casa lujosa y
muy bella. Olvidamos los aspectos más importantes y solo vemos lo superficial.

Lo mismo pasa con las personas con las que nos rodeamos. Nos olvidamos o simplemente no
queremos ver la verdadera belleza y el verdadero valor de ellas. “No vemos más allá de lo
que vemos”.

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