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Nociones de obligaciones

y contratos

II. Contratos
I

María Nélida Tur Faúndez

Fecha actualización: 24/3/2020

​Todos los textos de “Zona Obligaciones y Contratos estudiantes" por Santiago


Cavanillas Múgica & Nélida Tur Faúndez se distribuyen bajo una ​Licencia Creative Commons Atribución
4.0 Internacional​.
ÍNDICE

1. Presentación

2. Concepto de contrato

3. Elementos del contrato


3.1. El Consentimiento
A. La expresión del consentimiento
B. Contratos en los que los dos consentimientos se producen en distintos
momentos
a) Régimen general
b) Especialidades en los contratos con consumidores
c) Especialidades en la contratación electrónica.
d) Especialidades en algunos tipos contractuales.
C. Contratos en los que los dos consentimientos se producen en lugares
distintos
D. La formación del contrato
a) Tratos preliminares
b) Precontrato
c) Arras o señal
3.2. Objeto
3.3. Causa
3.4. Forma. Condiciones generales de la contratación
A. Formas de los contratos
B. Principio espiritualista y excepciones
C. Condiciones generales de la contratación
a) El control de forma (o control de incorporación)
b) La exigencia de fondo (control de contenido). Cláusulas abusivas
c) Control de transparencia.
4. Interpretación del contrato
4.1. Idea general
4.2. Interpretación de los contratos
A.Prevalencia de la intención
B. Los actos de las partes
C. Presunción de eficacia
D. Interpretación en conjunto del contrato
E. Interpretación conforme a los usos
F. Interpretación contra quien redacta el contrato
G. El último remedio: mínima prestación y reciprocidad de intereses
4.3. Integración del contrato

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A. Necesidad de integración
B. La ley
C. Los usos
D. Buena fe
5. Eficacia de los contratos: la relatividad contractual
5.1. El principio de relatividad contractual
5.2. Contratos que benefician a terceros
5.3. Contratos que perjudican a terceros
6. Ineficacia de los contratos: nulidad, anulabilidad y rescisión
6.1. Idea general
6.2. Supuestos de nulidad
6.3. Supuestos de anulabilidad
6.4. Supuestos de rescisión (arts 1290 y ss. CC)
6.5. Efectos de la nulidad, anulabilidad y rescisión
6.6. Esquema de las diferencias de régimen entre nulidad, anulabilidad y
rescisión

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1. Presentación
Todos estamos familiarizados con el contrato, se trata de la figura que
habitualmente utilizamos para la obtención bienes y servicios. El contrato es
una de las principales fuentes de las obligaciones, posiblemente, es la fuente
más cercana y conocida de todas.

El contenido de estas “Nociones de contratos” se centra en los aspectos


básicos de la contratación. En concreto, el objetivo de esta parte es que el
alumno sea capaz de distinguir cuándo está ante un contrato y si éste reúne
las condiciones necesarias para su validez y eficacia. Después, deberá ser
capaz de averiguar cuál es el contenido del contrato, esto es, cuáles son las
prestaciones principales y accesorias del mismo.

Dentro de estas nociones aparecen numerosos enlaces, muchos de ellos a


Jurisprudencia sobre la materia, que pretenden facilitar la comprensión de los
contenidos teóricos expuestos.

2. Concepto de contrato
Las ideas centrales del concepto del contrato son dos: la existencia de un
consentimiento entre dos o más personas (art. ​1254 CCiv) y la finalidad de
generar obligaciones entre ellas (art. 1
​ 091​ CCiv).

Se trata de un compromiso que genera obligaciones entre las partes que viene
marcado por el principio de autonomía privada (art. ​1255 CCiv), o principio de
libertad de pactos siempre que se respeten los límites de la ley imperativa, la
moral y del orden público.

Esos pactos o acuerdos obligan a las partes, como hemos dicho


anteriormente, pero éstas no sólo están obligadas a lo acordado sino también
a las consecuencias que, según su naturaleza, sean conforme a la buena fe al
uso y a la ley (art. ​1258 ​CCiv). Se trata de una regla de integración contractual,
destinada a rellenar las lagunas existentes en el contrato ( nos referiremos a
ella en el tema relativo a la interpretación e ​integración​ del contrato).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre la autonomía privada. ​Selección​.

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3. Elementos del contrato

Para que el contrato exista es necesario que concurran tres elementos (art.
1261 CCiv): consentimiento de los contratantes, objeto cierto que sea materia
del contrato y causa de la obligación que se establezca.

3.1. El Consentimiento

A. La expresión del consentimiento

Para que exista un contrato, dos o más personas, llamados contratantes,


deben llegar a un acuerdo de voluntades; deben, como dice el art. ​1254 CCiv,
“consentir en obligarse”. Cuando se produce esta coincidencia de
consentimiento se dice que el contrato se ha “celebrado”, “perfeccionado” o
“concluido” (no confundir con la ejecución del contrato o su extinción).

Este consentimiento puede formarse y expresarse de muchas maneras:

● En contratos escritos, el consentimiento se expresa mediante la firma


de ambos contratantes en el documento contractual.
● En contratos verbales, suele consistir en expresiones que significan
acuerdo en firme (“de acuerdo”, “conforme”, “OK”, “sí”, “hecho”, etc.),
acompañados, en su caso, de gestos confirmatorios (por ejemplo,
apretón de manos).
● En contratos que no son ni escritos ni verbales, el consentimiento
puede expresarse mediante ciertos gestos o comportamientos: pasar
los productos de un supermercado por la caja registradora, subir al
autobús, servirse gasolina en una gasolinera de autoservicio, etc.

La regla general es que los contratos se perfeccionan por el mero


consentimiento (art. ​1258 CCiv), pero en algunos casos se exige la entrega de
la cosa para su perfección. Así ocurre con el contrato de prenda, depósito,
comodato y préstamo (regulado en el CCiv). Son los denominados contratos
reales. También algunos tipos contractuales exigen como requisito para su
perfección formalidades esenciales, como ocurre con la donación de
inmuebles (estos se denominan contratos formales).

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Blog: entradas sobre la expresión del consentimiento.
Selección

B. Contratos en los que los dos consentimientos se producen


en distintos momentos

a) Régimen general

Puede ocurrir que los consentimientos de los contratantes no se produzcan de


forma simultánea o casi simultánea, sino diferida. Así ocurre, por ejemplo,
cuando las dos partes se encuentran en distintos lugares y se comunican por
correo (postal o electrónico). Necesariamente una de ellas ha de tomar la
iniciativa y proponer a la otra el contrato que quiere celebrar mediante lo que
se denomina “oferta”. Esta oferta y la posterior “aceptación” por su
destinatario (que puede producirse minutos, días o semanas después)
constituyen los dos consentimientos que forman el contrato.

No es lo mismo una oferta de contrato –normalmente llamada “oferta”, a


secas- que una oferta para entrar en tratos “​invitatio ad offerendum​”. En el
primer caso, la oferta supone una voluntad firme de vincularse por parte del
oferente y debe contener todos los datos del contrato propuesto, de manera
que baste con que el destinatario de la oferta diga “sí” para que el contrato
quede concluido. En la oferta para entrar en tratos solamente se pretende
llamar a los interesados para iniciar conversaciones, por lo que no es
necesario que se presenten todos los datos del contrato propuesto -“vendo
piso en el Paseo de Mallorca”.

“A medio camino” quedan las llamadas “ofertas al público” (anuncios,


catálogos, etc.), que contienen todos los datos del contrato propuesto pero no
van dirigidas a un destinatario particular, sino a cualquiera; suele dar lugar a
muchas discusiones determinar si se trata de una verdadera oferta (lo que
significa que el contrato queda concluido con cualquiera y todos los que lo
acepten) o una mera oferta de tratos; en el caso de ser verdadera oferta se
discute también si debe entenderse implícito en el contrato concluido que el
oferente sólo queda obligado en la medida de sus capacidades (por ejemplo,
reservas del producto anunciado).

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Salvo que la oferta se presente como irrevocable o esa irrevocabilidad resulte
de la ley o del principio de la buena fe, el oferente puede revocar su oferta
antes de que el contrato haya quedado concluido.

La aceptación, por su parte, sólo vale para concluir el contrato si es


incondicionada, es decir, un simple “sí, acepto”. Si introduce alguna variación o
condición nueva no vale como aceptación y se convierte en una nueva oferta
de contrato dirigida al oferente inicial.

De acuerdo con el art. ​1262 CCiv, el contrato se perfecciona cuando “el


oferente conoce la aceptación” o, al menos, cuando “habiéndosela remitido el
aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe”. De este precepto se
derivan dos reglas:

● La aceptación es una declaración de voluntad “recepticia”, es decir, que


no es eficaz (no produce la conclusión del contrato) si no es “recibida”
por el oferente. Por ello, si el aceptante quiere disponer de una prueba
de que el contrato se ha concluido deberá lograr alguna clase de acuse
de recibo de su aceptación.
● El momento en que el contrato queda concluido es el de la recepción de
la aceptación y no el de la emisión de la misma. De ahí que, por
ejemplo, la oferta pueda ser revocada hasta que no se reciba la
aceptación.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre oferta y aceptación.​ Selección

b) Especialidades en los contratos con consumidores

Los contratos con consumidores presentan algunas particularidades en


relación al consentimiento contractual:

● Es imprescindible que el empresario, antes de la celebración del


contrato, proporcione al consumidor la información que se concreta en
el art. ​60 LGDCU. Tratándose de contratos celebrados a distancia o
fuera de establecimientos mercantiles, ha de proporcionarse la
información que se detalla en el art. 9 ​ 7​ LGDCU
● Se produce la integración en el contrato de la publicidad y de las ofertas
realizadas por el empresario (art. 6
​ 1​ LGDCU).

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BLOG:​ entradas s​ obre integración de la publicidad en la
oferta. S
​ elección

c) Especialidades en la contratación electrónica.

Existen algunas especialidades en materia de consentimiento contractual para


la contratación electrónica:

● Se entiende que hay consentimiento desde que se manifiesta la


aceptación (art.​ 1262.3 ​CCiv)
● Se establecen una serie de obligaciones previas a la contratación:
○ Los prestadores de servicios de la sociedad de la información han
de proporcionar a los destinatarios del servicio la información
que se detalla en los arts 1
​ 0​y1
​ 2 bis​ LSSI.
○ Los prestadores de servicios deben informar también de los
diferentes trámites que han de seguirse para llevar a cabo el
proceso de contratación de acuerdo con lo que establece el art.
27​ LSSI.
● Se impone al oferente la obligación de confirmar la recepción de la
aceptación (art. 2​ 8​ LSSI).

d) Especialidades en algunos tipos contractuales.

En algunos tipos contractuales se exige, como obligación previa a la


contratación, proporcionar información detallada sobre una serie de
extremos, o se establecen reglas sobre la integración de la publicidad en la
oferta contractual. Así ocurre con los contratos a distancia y fuera de
establecimiento mercantil (art. ​97 TRLGDCU), El contrato de aprovechamiento
por turnos (art. ​7 y 8 LAxT), el contrato de crédito al consumo (art. ​8 y s​s LCC),
el contrato de viaje combinado (arts ​152 y 153 TRLGDCU) o los contratos de
servicios de comunicaciones electrónicas (art. 1 ​ 2 ​y ss RD 899/2009).

C. Contratos en los que los dos consentimientos se producen


en lugares distintos

Aunque coinciden generalmente con los explicados en el anterior apartado, no


siempre es así: por ejemplo, en un contrato concertado telefónicamente, los
consentimientos se producen en lugares distintos, pero no en distintos
momentos (oferta/aceptación).

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El lugar de celebración del contrato no tiene una gran relevancia práctica, pero
puede tenerla a ciertos efectos (por ejemplo, determinar la ley aplicable o el
tribunal competente). Por eso, el art. ​1262 CCiv especifica que el contrato “se
presume celebrado en el lugar en que se hizo la oferta”.

Tratándose de contratación electrónica el art. 29 LSSI distingue que el contrato


se haya celebrado con un consumidor, en cuyo caso se presumirá que el lugar
de celebración es la residencia habitual de éste, o que el contrato se celebre
entre empresarios o profesionales, presumiéndose en este caso que es el
domicilio en que esté establecido el prestador de servicios.

D. La formación del contrato

Pueden distinguirse tres fases en la formación del contrato: ​fase de


generación​, en la que se incluyen todos los actos encaminados a la
formación de la voluntad contractual, las partes negocian el contenido de un
futuro contrato; ​fase de perfección​, en la que concurren las declaraciones de
voluntad de las partes (vista anteriormente) y a partir de la cual quedan
obligadas; ​fase de consumación​, en la que se pretende conseguir la finalidad
del contrato mediante el cumplimiento de las prestaciones objeto del mismo.
Nos detenemos aquí en la primera.

a) Tratos preliminares

A veces, los contratos vienen precedidos de unas negociaciones previas,


dirigidas a obtener información, especificar los términos del contrato,
“regatear” el precio, etc. Suelen denominarse “tratos preliminares”.

En esta fase, ninguna de las partes está todavía obligada; cualquiera puede
abandonar las negociaciones cuando quiera y sin incurrir en ninguna
responsabilidad. Como excepción, se admite la existencia de “responsabilidad
precontractual” cuando una de las partes inicia o permanece en negociaciones
de mala fe (por ejemplo, sabe que no va a aceptar ninguna oferta, pero
mantiene a la otra parte “enganchada” en las negociaciones); deberá
indemnizar los daños que su comportamiento malicioso haya causado: gastos
en la preparación de borradores, viajes y reuniones, pérdida de la oportunidad
de negociar con terceros, etc.

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No siempre es fácil saber cuándo nos encontramos todavía en la fase
preliminar y cuándo el contrato se ha concluido, en especial cuando las partes
van fijando las etapas de la negociación en forma de preacuerdos o “cartas de
intención”.

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​ ntradas​ sobre tratos preliminares y
responsabilidad precontractual.​ Selección​.

b) Precontrato

El precontrato es un contrato preliminar o preparatorio de otro contrato. Se


trata de una figura difícil, pues, careciendo prácticamente de regulación, es,
sin embargo, bastante empleado –muchas veces, sin necesidad-. Por eso, en
presencia de un precontrato conflictivo la mejor recomendación que puede
hacerse es utilizar todas las herramientas de interpretación de los contratos
para averiguar cuál fue la voluntad de las partes:

● En ocasiones es un contrato incompleto –solo las bases del contrato


definitivo-, con lo que nos encontraríamos en la fase de tratos
preliminares, con los efectos que antes hemos visto.
● En otras, las partes se comprometen a firmar el contrato definitivo, que
ya está plenamente identificado en el precontrato. La formalización del
contrato está pendiente de la voluntad de una de las partes o de cada
una de ellas. Los elementos esenciales del contrato están ya pactados
por las partes. Esta modalidad es la que se viene considerando
precontrato en sentido estricto.

Centrándonos en el precontrato en sentido estricto, la parte (o partes) de la


que depende la decisión de celebrar el contrato, adquiere un derecho (de
opción) a exigir la celebración del futuro contrato en los términos ya
acordados. Aquel de los precontratantes que quiera poner en vigor el contrato
definitivo puede conseguir una sentencia por la que se supla la firma del
incumplidor o, incluso, exigir directamente que se cumpla el contrato
definitivo.

Entre los precontratos destaca la figura del contrato de opción por el que se
concede a una de las partes (generalmente por un precio) la facultad (derecho
de opción) de concluir un contrato (compraventa, arrendamiento, etc.). Si el
optante desea ejercer su derecho lo único que tiene que hacer es manifestar,

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dentro del plazo de duración de la opción que se haya pactado, que ejercita su
derecho de opción y perfecciona el contrato definitivo.

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​ ntradas​ sobre precontrato.​ Selección

c) Arras o señal

Doctrina y jurisprudencia distinguen tres tipos de arras: arras confirmatorias,


arras penitenciales y arras penales. En este punto nos referiremos únicamente
a las arras penitenciales, que son aquellas que operan en la fase de formación
del contrato, siendo las demás tratadas en [​Nociones IV, 5,2,C​]

El art. ​1454 ​CCiv dice que “si hubiesen mediado arras o señal en el contrato de
compra y venta, podrá rescindirse el contrato allanándose el comprador a
perderlas, o el vendedor a devolverlas duplicadas” Se refiere a las arras
penitenciales: en caso de desistimiento, el comprador pierde la señal y si es el
vendedor quien desiste deberá entregar la cantidad duplicada.

Las partes contratantes son las que han de pactar el tipo de arras que desean,
y a pesar de que de la redacción del art. 1454 CCIV puede deducirse que han
de prevalecer las arras penitenciales, pues se trata de una norma de derecho
dispositivo y debería ser aplicada en defecto de pacto, la jurisprudencia y la
doctrina mayoritaria entiende que si las partes no indican claramente la clase
de arras que pactan, deberá entenderse que son las confirmatorias.

3.2. Objeto

Como dice el art. ​1261 2º CCiv, “no hay contrato” si el acuerdo no tiene un
“objeto cierto”. Es decir, que el contrato debe fijar suficientemente cuál es su
contenido, que éste no debe quedar indeterminado.

No basta con que el contrato tenga un objeto determinado, pues el Código


civil añade otros dos requisitos:

● Que el objeto sea posible (art. 1272 CCiv; suele aludirse a la existencia
de un principio general del Derecho según el cual “a lo imposible nadie
está obligado”).
● Que el objeto sea lícito (arts. ​1271 y 1272​); si el contenido de un
contrato fuera un “servicio de asesinato”, por muy determinado y

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posible que fuera, adolecería de ilicitud: el contrato no sería válido.
Téngase en cuenta, además, que hay algunas prestaciones que no son
en sí ilícitas, pero que el Derecho no quiere que sean objeto de
contratos –o de cierta clase de contratos-; así, es posible –y hasta
encomiable- donar un órgano, pero el Derecho prohíbe que ello sea
objeto de un contrato de compraventa. Se suele decir, en tales casos,
que se trata de “cosas que están fuera del comercio”.

3.3. Causa

El tercer requisito del contrato es la existencia de causa. La regulación de la


causa en el CCiv no hace fácil dar un concepto, aunque en el art. ​1274 se
define, en los arts ​1275 a 1277 ​CC se contienen nociones diferentes de la
causa del contrato o funciones diferentes para un mismo concepto. La causa,
por ello, es una materia que conviene examinar con sentido práctico. Que el
contrato ha de tener una causa, una razón de ser, parece demasiado obvio:
¿cómo van a acordar los contratantes obligarse sin ningún motivo? En
realidad, el “mensaje” del Código civil es otro o, mejor dicho, otros dos:

● No hace falta que la causa figure en el contrato ni que se pruebe cuál


es; el CCiv (ver art. ​1277​) presume que todo contrato tiene alguna causa,
por lo que es perfectamente válido y exigible un contrato que diga
solamente “Yo, A, debo 100€ a B”, aunque no se sepa si su causa es un
regalo (liberalidad o causa gratuita), un premio porque B ha salvado a A
de ahogarse (causa remuneratoria) o el precio de algo que B ya ha
entregado a A (causa onerosa).
● Ahora bien, si la causa figura en el contrato o puede ser probada de
cualquier forma, entonces el “mensaje” es que la causa del contrato, el
propósito común perseguido por las partes, importa y, por ello, afecta
de distintas formas al mismo contrato:
○ Causa y nombre del contrato. Según un conocido aforismo, “los
contratos son lo que son y no lo que las partes dicen que son”:
por mucho que el contrato se defina como una compraventa, si
se vende algo por precio 0 €, su verdadera causa es la
“liberalidad” del aparente vendedor, es decir, es una donación.
○ Causa y tipo contractual. Algunos contratos se llaman “típicos”
porque están definidos y regulados en la ley (así, la compraventa,
el arrendamiento, la permuta). La causa del contrato sirve para
subsumirlo en uno de esos tipos contractuales, lo que implica

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que se le aplique, imperativa o supletoriamente, la regulación
legal. Si los 100 € del ejemplo anterior son la contraprestación de
una cosa que B ha entregado o entregará a A nos encontramos
ante un contrato de compraventa y se aplican los arts. ​1445 y ss.
CCiv; si refleja una deuda de juego, estamos ante un contrato
aleatorio de juego o apuesta y se aplican los arts. ​1798 y ss. CCiv,
etc.).
○ Causa falsa. Si se celebra un contrato simulado, en el que se
oculta la verdadera naturaleza del contrato, descubierta la
realidad, ésta se impone. Por ejemplo, si para ocultar una
donación, firmamos una compraventa del objeto donado por un
precio determinado que, según hemos acordado, en un
documento confidencial complementario, ni se ha pagado ni se
pagará, no nos encontramos ante una compraventa –contrato
simulado- sino ante una donación. La fuerza de la causa real del
contrato hace que el contrato disimulado emerja tras el
simulado; como dice el art. 1276, “la expresión de una causa falsa
en los contratos dará lugar a la nulidad, si no se probase que
estaban fundados en otra verdadera y lícita”.
○ Motivos causalizados. Si A tiene pensado casarse y mudarse a
Palma de Mallorca y por ello alquila un piso a B, que después se
anule su boda y la consiguiente mudanza no afecta a la validez y
plena eficacia del contrato, pues la boda, incluso aunque hubiera
sido objeto de comentarios entre A y B, constituye un mero
motivo unilateral. Ahora bien, en algunos casos la interpretación
del contrato nos permite llegar a la conclusión de que ese motivo
se “incorporó a la causa del contrato”, por ser asumido, expresa o
implícitamente por la otra parte. Si el mismo alquiler tuviera
como causa –mencionada así en el contrato o deducible, por
ejemplo, de la renta acordada- la celebración en Palma de
Mallorca de, pongamos, unas Olimpiadas y las mismas no
acabarán celebrándose, el contrato podría impugnarse –por error
o por alteración de las circunstancias; de ello se trata en otros
temas de este curso-. Igualmente adquieren relevancia estos
“motivos casualizados” cuando son ilícitos: alquilo la vivienda, con
conocimiento del arrendador, para dedicarla al tráfico de
pornografía infantil.
○ Sinalagma. Es una palabra de origen griego que la tradición
jurídica ha empleado para aludir a la relación existente entre las
obligaciones existentes en un contrato recíproco o sinalagmático,
como la compraventa, el arrendamiento, la permuta, en los que
la obligación de un contratante sirve de causa de la del otro: te
vendo porque me pagas un precio y te pago un precio porque me

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vendes. Como se verá más adelante, esa relación causal entre las
obligaciones sinalagmáticas da lugar a ciertas reglas, como, por
ejemplo, que, en caso de que uno de los contratantes no cumpla
con su obligación, el otro pueda negarse a cumplir con la suya.

BLOG: entradas sobre m​ otivos causalizados​, s​ imulación


absoluta​ y s​ imulación relativa​.

3.4. Forma. Condiciones generales de la


contratación

A. Formas de los contratos

Los contratos pueden celebrarse en las más variadas formas, que podemos
ordenar, de menor a mayor solemnidad:

● Forma verbal o “gestual”.


● Forma escrita: el contrato se formaliza en un documento escrito
ordinario –documento privado-.
● En documento público: el contrato se formaliza en escritura pública,
otorgada ante un notario, que da fe del mismo y lo somete a un control
de legalidad.

B. Principio espiritualista y excepciones

Nuestro Derecho está dominado por el principio espiritualista, según el cual,


como regla, los contratos son válidos con independencia de la forma en que
se celebren (art. ​1278 CCiv). Salvo en aquellos casos en que exista un mandato
legal en contra, el principio en nuestro Derecho es el de la libertad de forma.

BLOG: e
​ ntradas s​ obre libertad de forma

Las excepciones a la libertad de forma pueden perseguir los más variados


fines:

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● Proteger a los contratantes de una decisión poco meditada que pueda
perjudicarles; de ahí, por ejemplo, que la donación de inmuebles deba
otorgarse necesariamente en escritura pública.
● Someter el contrato a ciertos controles –fiscales, de legalidad, etc.-. Así,
la entrada de un contrato de compraventa en el Registro de la
Propiedad sólo se permite cuando consta en un documento público,
que ya ha sido “filtrado” por el notario.
● Garantizar que los contratantes tienen información escrita sobre el
contrato que van a celebrar o han celebrado. Esta finalidad y la que
sigue explican por qué en la regulación de los contratos entre
empresarios y consumidores se exige corrientemente que el contrato
conste, al menos, por escrito.
● Garantizar que los contratantes tienen un medio de prueba
“convincente”.

Según se combinen las finalidades apuntadas, resulta una diferente regulación


de la forma:

● Contratos solemnes (forma ​ad solemnitatem​), que son nulos si no se


celebran en la forma legalmente indicada. Un ejemplo clásico: la
donación de bienes inmuebles, que es nula si no se otorga ante notario.
Otro ejemplo es el de los contratos con consumidores, que, si no
constan por escrito (bien en soporte papel o en otro soporte duradero),
cuando así lo exige el legislador, son impugnables por el consumidor
(Así ocurre en los contratos de viajes combinados -art ​154 TRLGDCU-,
contratos celebrados a distancia y fuera de establecimiento mercantil
-arts. ​98 y 99 TRLGDCU-, contratos de crédito al consumo art ​16 LCC- y
contrato de aprovechamiento por turnos -art. ​11 LAxT). También se
exige la forma escrita en el contrato de venta a plazos de bienes
inmuebles (art.​ 6​ LVPBM).
● Contratos con contenido obligatorio. En algunos contratos escritos, el
legislador no solamente exige forma escrita, sino también que el
documento contenga determinada información: así, por ejemplo, en los
contratos de crédito al consumo, la ley obliga a que el contrato
contenga la fecha y cuantía de cada uno de los plazos, la Tasa Anual
Equivalente (TAE), etc.
● Contratos en los que la forma no es requisito de validez, pero en los que
la ausencia de ciertas formalidades puede dar lugar a otros efectos –por
ejemplo, una sanción administrativa- o impedir ciertas ventajas
–acceder al Registro de la Propiedad, ser oponible a terceros, etc.-. En
estos casos, el CCiv, además de reconocer como válidos esos contratos,

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reconoce a los contratantes la facultad de “compelerse recíprocamente
a llenar aquella forma” (art. ​1279​). Eso significa que, si tenemos un
contrato privado de compraventa de inmuebles, perfectamente válido,
además podemos exigir a la otra parte “elevarlo a escritura pública”
para lograr, por ejemplo, la inscripción de la compraventa en el Registro
de la Propiedad.

Sin embargo, la simple lectura del art ​1280 CCiv parece contradecir el principio
espiritualista al que anteriormente nos hemos referido, ya que exige la
escritura pública o la forma escrita para ciertos negocios. A pesar del tenor
literal del precepto, doctrina y jurisprudencia distinguen en él supuestos en
que la forma es ​ad solemnitatem esto es, se trata de un requisito de validez, y
supuestos en que es ​ad probationem​. Entre los primeros se incluyen los
números 3º, 4º y 5º (poder para contraer matrimonio) del artículo 1280 CCiv En
el resto de casos, el documento público tiene una función probatoria.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre forma​ ad solemnitatem

C. Condiciones generales de la contratación

Los contratos con condiciones generales, llamados también contratos de


adhesión, son aquellos en los que uno de los contratantes –adherente- se
limita a aceptar el contrato con las condiciones o cláusulas que el otro
–predisponente- le ofrece y utiliza para todos sus contratos. De ahí que el
predisponente sea siempre un empresario, pudiendo ser el adherente un
consumidor u otro empresario.

Las condiciones generales de la contratación son cláusulas no negociadas


individualmente, pero no todas las cláusulas no negociadas individualmente
son condiciones generales de la contratación, ya que éstas últimas son
creadas con la intención de ser incorporadas a una pluralidad de contratos
(contratos de adhesión). El concepto de cláusula no negociada
individualmente es más amplio que el de condición general de la contratación
y tiene una regulación especial en contratos con consumidores (art. ​80 y ss
TRLGDCU). En los casos en que las cláusulas no negociadas individualmente
con los consumidores sean Condiciones Generales de la contratación se
aplicará también lo dispuesto en la LCGC.

Nuestro Derecho acepta como perfectamente válidos los contratos con


condiciones generales, pero, para lograr una máxima transparencia y evitar
abusos, los somete a dos exigencias: una formal y otra de fondo o contenido.

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BLOG: e
​ ntradas​ sobre contratos de adhesión. ​Selección

a) El control de forma (o control de incorporación)

Es el que más nos interesa aquí, está regulado en la Ley de Condiciones


Generales de la Contratación y, por ello, se aplica tanto a contratos con
consumidores como a contratos con empresarios. Se pretende comprobar
que las condiciones generales han sido consentidas por las partes. Podrán
considerarse inexistentes por no incorporación, las condiciones que el
adherente no ha podido conocer o ententender. El art. 5 de la LCGC, bastante
confuso en su redacción, viene a establecer de qué forma tienen que
presentarse las condiciones generales para que se entiendan incorporadas al
contrato:

● En contratos que se celebren por escrito no es necesario que las


condiciones formen parte del contrato firmado o sean firmadas de
forma independiente, pero sí, al menos, que el contrato contenga una
referencia a las condiciones, que se informe al adherente de su
existencia y que se le “faciliten”.
● En contratos que no se celebren por escrito “bastará con que el
predisponente anuncie las condiciones generales en un lugar visible
dentro del lugar en el que se celebra el negocio, que las inserte en la
documentación del contrato que acompaña su celebración; o que, de
cualquier otra forma, garantice al adherente una posibilidad efectiva de
conocer su existencia y contenido en el momento de la celebración”.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre control de incorporación.

b) La exigencia de fondo (control de contenido). Cláusulas abusivas

Consiste en prohibir la inclusión en condiciones generales de cláusulas


contrarias a una ley imperativa (art. ​8 LCGC). Si se trata de contratos
celebrados con consumidores hay que añadir a esta prohibición otras
cláusulas que en sí serían válidas, pero se considera inapropiado incorporarlas
mediante condiciones generales. La lista de tales cláusulas prohibidas está en
los arts. ​85 a 90 ​de la LGDCU, por lo que solamente es aplicable a los contratos
con consumidores.
La sanción de las condiciones generales abusivas es la nulidad parcial del
contrato, es decir se suprime la cláusula pero el resto del contrato subsiste.

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BLOG: entradas sobre control de contenido: ​cláusulas
contrarias a ley imperativa​ y ​cláusulas abusivas​. ​Selección

c) Control de transparencia.

La jurisprudencia, desde la STS de 9 de mayo de 2013, exige en ciertos casos el


control de transparencia para los contratos celebrados con consumidores.
Según el art. 4.2 de la Directiva 1993/13 CEE, de 5 de abril​, sobre cláusulas
abusivas en contratos celebrados con consumidores, las condiciones
generales que se refieran a elementos esenciales del contrato no podrán ser
declaradas abusivas, pero tendrán que superar un control de transparencia.
Además de superar el control de incorporación establecido en la LCGC, hay
que comprobar ​la ​comprensibilidad real de su importancia en el desarrollo
del contrato por parte del consumidor.

La ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los contratos de crédito


inmobiliario ​Ley 5/2019, ​ha modificado el último párrafo del artículo 83 ​de la
LGDCU y distingue junto a la cláusulas abusivas, aquellas condiciones que han
sido incorporadas de un modo no transparente en el contrato en perjuicio de
los consumidores, que también serán nulas de pleno derecho

BLOG: ​entradas ​sobre el control de transparencia.


Selección

4. Interpretación del contrato

4.1. Idea general


Como las leyes, también los contratos precisan ser interpretados mediante
unas reglas destinadas a averiguar cuál fue la verdadera voluntad de los
contratantes. Pero, además de esto, en la vida del contrato pueden producirse
muchas circunstancias acerca de las cuales no existe ninguna voluntad, ni
expresa ni tácita de los contratantes, simplemente porque no han pensado ni

[​Volver al Blog​] ​ 17
se han ocupado de ello. En esos casos, es necesario integrar, completar el
contrato con otras fuentes.

El Código Civil dedica nueve artículos (1281 a 1289) a detallar las reglas que
han de servir para interpretar los contratos y uno (1258) a su integración.

4.2. Interpretación de los contratos

A.Prevalencia de la intención

Importa más la intención común de las partes que las palabras que emplearon
para expresarla. Ahora bien, esa intención no puede ser inventada. Hay que
extraerla mediante reglas interpretativas como las que siguen (art. ​1281​ CCiv).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre interpretación gramatical.
Selección

B. Los actos de las partes

Tal como recoge el art. ​1282 CCiv un elemento interpretativo fundamental lo


constituirán los actos de las partes, tanto anteriores a la conclusión del
contrato (antecedentes del mismo, borradores de contrato, comunicaciones
entre los contratantes, etc.) como posteriores al mismo (notificaciones,
reacciones ante un incumplimiento, etc.).

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BLOG:​ entradas​ sobre interpretación conforme a los actos
de las partes. S
​ elección

C. Presunción de eficacia

Todo lo que está escrito en un contrato se presume que lo está para expresar
algún detalle de la voluntad de los contratantes. Nada se entiende superfluo,
escrito sin ningún propósito, repetido. Por eso, “si alguna cláusula de los
contratos admitiere diversos sentidos, deberá entenderse en el más adecuado
para que produzca efecto” (art. 1
​ 284 ​CCiv).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre la presunción de eficacia

D. Interpretación en conjunto del contrato

Lo dice muy claro el art. ​1285 CCiv: “Las cláusulas de los contratos deberán
interpretarse las unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el sentido que
resulte del conjunto de todas”.

BLOG:​ entradas​ sobre interpretación sistemática

E. Interpretación conforme a los usos

Naturalmente, los usos del sector en el que se produce el contrato –por


ejemplo, los usos del comercio minorista de frutas- se emplearán para
interpretar el sentido de algunos de sus términos (art ​1287​ CCiv).

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BLOG: e
​ ntradas​ sobre interpretación conforme a los usos.
Selección

F. Interpretación contra quien redacta el contrato

Tal como dice el art. ​1288 CCiv, “la interpretación de las cláusulas oscuras de
un contrato no deberá favorecer a la parte que hubiese ocasionado la
oscuridad”. Esta regla, llamada “contra proferentem”, “contra stipulatorem” o
interpretación “pro consumidor” es especialmente útil en la interpretación de
las condiciones generales de la contratación, que deberán interpretarse
“contra” el predisponente.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre interpretación “pro consumidor”

G. El último remedio: mínima prestación y reciprocidad de


intereses

Agotadas las posibilidades de las reglas interpretativas expuestas es posible


que sigan quedando dudas. En tal caso, el Código Civil (art. ​1289​) establece un
último remedio:

● Si las dudas afectan a la parte esencial del contrato, sin que pueda
adivinarse ni siquiera sobre qué han llegado a un acuerdo los
contratantes, entonces el contrato es nulo, por indeterminación de su
objeto.
● Si las dudas afectan a algún detalle del contrato, el Código civil
distingue:
○ Es un contrato gratuito, como la donación: se interpretará la duda
a favor del donante, ya que “quien dona, se presume que dona lo
menos”.
○ Si es un contrato oneroso, como la compraventa, habrá que
buscar la solución más equilibrada, la que suponga un balance
más justo entre las prestaciones de las partes.

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BLOG: entradas sobre i​nterpretación conforme a la menor
transmisión de derechos y sobre la ​mayor reciprocidad de
intereses

4.3. Integración del contrato

A. Necesidad de integración

Por mucho que interpretemos el texto de un contrato, lo cierto es que dicho


texto es prácticamente imposible que regule detalladamente todas las
posibles circunstancias que pueden darse en la vida del contrato. Por eso, la
regulación del contrato debe integrarse con otras fuentes. Así lo establece el
importante art. ​1258 CCiv: “Los contratos se perfeccionan por el mero
consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al cumplimiento de lo
expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su
naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley”. Veamos con detalle
cada una de estas tres fuentes.

B. La ley

A un contrato se le aplicará, siempre que el contrato no establezca algo


distinto, el llamado Derecho dispositivo o supletorio: primero el
correspondiente a su tipo contractual (compraventa, arrendamiento urbano,
etc.) y luego el común a todos los contratos y obligaciones contenido en el
CCiv.

En los contratos atípicos –que no coinciden con ninguno de los tipos


contractuales regulados- cabrá aplicar por analogía las reglas del tipo
contractual más cercano o las reglas comunes.

[​Volver al Blog​] ​ 21
C. Los usos

Si en un lugar o sector comercial existe una práctica según la cual


determinados contratos incluyen cierta prestación o facultad accesoria, un
contrato de tal tipo se entiende que incluye dichas facultad o prestación
siempre que no lo excluya expresamente.

D. Buena fe

Cualquier contratante debe poder contar con que el otro, además de realizar
la prestación expresamente pactada, ejecuta el contrato de forma leal y
honesta; de ahí que se pueda decir que cada contratante está obligado a
realizar a favor del otro no solamente aquello que se recoge en el contrato o
en la ley, sino también aquello que sea conforme a la buena fe. Por esta vía se
ha entendido que un contratante tiene derecho a exigir lo que el otro ofreció
en la publicidad o propaganda del producto aunque nada de ello diga el
contrato finalmente concluido; hoy esta regla está recogida legalmente en el
art. 6
​ 1​ del LGDCU.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre integración de contratos.​ Selección​.

5. Eficacia de los contratos: la


relatividad contractual

5.1. El principio de relatividad contractual

Tal como dice el art. ​1257 CCiv, “los contratos sólo producen efecto entre las
partes que los otorguen y sus herederos”. Que los contratos vinculen,
obliguen, a los que los otorgan va de suyo; que esa vinculación se extienda a

[​Volver al Blog​] ​ 22
sus herederos es coherente con el principio de Derecho de Sucesiones según
el cual el heredero sucede al difunto en todos sus derechos y deberes. Por eso
lo más importante del precepto reside en que se diga que el contrato sólo
produce efectos entre los contratantes (y sus herederos), pues ello significa
que terceros extraños al contrato ni ganan ni pierden con él (art. ​1259 ​CCiv).
Como regla, entonces, nadie puede decirme que deje de hacer algo porque
existe un contrato del que no soy parte, ni yo puede exigir a uno de los
contratantes que cumpla un contrato del que no soy parte. Por eso se dice
que el contrato tiene una eficacia relativa (sólo entre los contratantes) y no
absoluta (erga omnes).

Ahora bien, esta regla general presenta algunas notables excepciones.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre el principio de relatividad contractual. ​Selección

5.2. Contratos que benefician a terceros


● El propio artículo 1257.2 CCiv regula en su segundo párrafo la categoría
de los contratos con estipulaciones a favor de tercero, es decir,
contratos en los que existe un beneficiario distinto de los propios
contratantes (A –estipulante- contrata los servicios de una autoescuela
–promitente- para su hijo B –beneficiario-, por ejemplo). La peculiaridad
de estos contratos es que la estipulación puede ser revocada por el
estipulante (A) mientras no haya sido aceptada por el beneficiario.
● En algunos casos de subcontratación (arrendatario que arrienda el
inmueble a un subarrendatario; contratista encargado de una obra que
subcontrata parte de los trabajos a otro contratista) la ley reconoce al
subcontratista, en algunas situaciones, la posibilidad de beneficiarse del
contrato principal (por ejemplo, si el dueño de una obra debe dinero al
contratista y éste, a su vez, al subcontratista, éste puede reclamar el
pago directamente al dueño de la obra: art. 1​ 597​ CCiv).
● En otras ocasiones, la ley establece una suerte de subrogación en los
derechos derivados de un contrato. Si A encarga a B la construcción de
un chalé se concluye entre ambos un contrato de obra, que según la Ley
de Ordenación de la Edificación, conlleva unos derechos a favor de A en
cuanto a los posibles defectos que puedan surgir posteriormente en el
chalé. Si A vendiera su chalé a C, éste, pese a que no es parte en el

[​Volver al Blog​] ​ 23
contrato de obra, podrá hacer valer los mismos derechos frente a la
promotora A.
● En algunos casos, la ley reconoce al tercero una “acción directa” para
exigir el cumplimiento de un contrato ajeno; el caso más importante es
la acción directa que tiene la víctima de un daño contra la compañía de
seguros con la que el responsable había concertado un seguro de
responsabilidad civil.

BLOG:​ entradas s​ obre contratos a favor de terceros.

5.3. Contratos que perjudican a terceros

En esta situación se encuentra quien contrata con un tercero incumpliendo


una prèvia obligación contractual: la venta de una finca inclumpliendo un
previo contrato de opción de compra sobre ella, la contratación violando un
contrato en exclusiva, igualmente, incurrirá en responsabilidad quien pague al
empleado de una empresa para que le desvele información confidencial de la
misma.

En otras ocasiones, la ley establece una subrogación como la que hemos visto
en el apartado anterior, pero de signo inverso. A, propietario de un piso, ha
celebrado un contrato de arrendamiento con B. Al tiempo, A vende el piso a C,
que, en virtud del principio de relatividad contractual no debería tener que
mantener ni cumplir el contrato de arrendamiento existente y podría “echar”
al arrendatario (“venta quita renta”, en expresión usual); sin embargo, la Ley
de Arrendamientos Urbanos establece que, en ciertos casos, el adquirente de
una vivienda se vea obligado a respetar el contrato de arrendamiento
concertado

[​Volver al Blog​] ​ 24
6. Ineficacia de los contratos: nulidad,
anulabilidad y rescisión

6.1. Idea general


La regulación de las causas y régimen de ineficacia de los contratos en el CCiv
es muy deficiente y ha dado lugar a posiciones doctrinales enfrentadas y a una
jurisprudencia poco comprometida. Con esta advertencia, en las siguientes
líneas vamos a simplificar la información sobre la ineficacia de los contratos.

Declarada judicialmente la ineficacia del contrato, desaparecen todos sus


efectos y los contratantes deben restituirse todo lo que recibieron en razón a
dicho contrato, con las particularidades que se recogen en los arts. ​1303 y ss.
CCiv (y 1
​ 295​ para la rescisión).

La ineficacia del contrato puede ser de tres tipos:

● Nulidad –también llamada “nulidad absoluta”-. Podemos decir, de


modo muy simple, que se trata de un defecto del contrato en sí mismo.
Puede ser ejercitada por los contratantes y por terceros a quienes
interese (por ejemplo, los acreedores de A pueden tener interés en que
se declare la nulidad del contrato por el que A vendió su principal activo
patrimonial). Salvo que la ley fije un plazo, se considera imprescriptible.
● Anulabilidad –también llamada “nulidad relativa”-. Aquí el problema no
está en el contrato sino en la formación de la voluntad, del
consentimiento, de uno de los contratantes, que es el único legitimado
para reclamar la anulación del contrato, dentro del plazo de caducidad
de 4 años que fija el CCiv, a contar desde el momento en que
desaparece ese problema que afecta a su voluntad.
● Rescisión​. Se trata de contratos que suponen un perjuicio para alguien
a quien el Derecho reconoce la facultad de impugnar el contrato, con un
plazo de caducidad también de 4 años.

[​Volver al Blog​] ​ 25
6.2. Supuestos de nulidad
● Falta de consentimiento (por ejemplo, si la firma de uno de los
contratantes ha sido falsificada).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre falta de consentimiento

● Indeterminación del objeto o ser el mismo imposible o ilícito.

BLOG: e
​ ntradas s​ obre objeto ilícito

● Causa falsa (la simulación es un motivo típico de nulidad) o causa ilícita.

BLOG: entradas sobre ​simulación absoluta y ​simulación


relativa

● Defecto de forma, si se trata de forma “ad solemnitatem”.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre defecto de forma

● Contrato contrario a normas imperativas (art. ​6.3 CCiv). En tal caso es


conveniente hacer algunas matizaciones:
○ Si sólo son contrarias a normas imperativas algunas cláusulas del
contrato y su eliminación no produce ni indeterminación ni un
desequilibrio excesivo en el contrato, procede la nulidad parcial,
es decir, la eliminación de dichas cláusulas y la subsistencia del
contrato.
○ No todos los contratos que sean contrarios a la ley son nulos.
Este es la regla general, pero puede ser que la ley infringida
establezca otro efecto distinto (por ejemplo, validez del contrato
e imposición de una sanción administrativa al contratante
infractor; así, por ejemplo, en la venta de viviendas de protección
oficial por encima del precio legal autorizado).

[​Volver al Blog​] ​ 26
BLOG: ​entradas sobre contratos contrarios a normas
imperativas o prohibitivas

6.3. Supuestos de anulabilidad


● Falta de capacidad, si, por ejemplo, un menor celebra un contrato para
el que se precisa la representación o autorización paterna.
● Vicio del consentimiento (art. 1
​ 265​ CCiv):
○ Violencia o intimidación​ (art. 1 ​ 267 ​CCiv).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre intimidación

○ Error​. Téngase en cuenta que para que el error permita anular


un contrato, debe reunir los siguientes requisitos (art.​ 1266​ CCiv):
■ Ser esencial, es decir afectar a un extremo importante del
contrato. El test que se emplea habitualmente es: ¿es
razonable pensar que el contratante equivocado habría
dejado de celebrar el contrato de haber tenido la
información correcta?
■ Afectar al contenido del contrato o a las cualidades del otro
contratante. El mero error en las razones o motivos que
llevan a un contratante a celebrar el contrato no son
relevantes.
■ Ser excusable, es decir, no haberse debido a negligencia o
descuido del que se equivoca.

BLOG: e
​ ntradas​ sobre el error. ​Selección

○ Dolo​. Error provocado voluntariamente por el otro contratante


(arts ​1269 y 1270 CCiv). Para que pueda anular el contrato ha de
ser grave.

BLOG:​ entradas​ sobre dolo

6.4. Supuestos de rescisión (arts 1290 y ss. CC)


● Casos en los que el representante legal de uno de los contratantes
(tutor, representante del ausente) celebra un contrato en condiciones

[​Volver al Blog​] ​ 27
objetivamente lesivas (se considera lesiva la diferencia de valor de ¼,
como, por ejemplo, si se vende un bien del representado por menos del
75% de su valor (Art. 1
​ 291. 1 y 2​ CCiv).
● Contratos celebrados en fraude de acreedores. (art. ​1291.3 CCiv). La
acción rescisoria, para estos casos, se conoce también como acción
pauliana y está prevista en el art. ​1111 CCiv junto con la acción
subrogatòria.
● Contratos sobre cosas litigiosas (art.​ 1291. 4​ CCiv).
● Otros supuestos determinados en la Ley (art. 1 ​ 291.5​ CCiv).

BLOG: e
​ ntradas​ sobre rescisión

6.5. Efectos de la nulidad, anulabilidad y rescisión


Si se dan los supuestos de la nulidad ​y de la anulabilidad quienes están
legitimados (art. ​1302 ​CCiv para la anulabilidad) pueden interponer la acción
de nulidad, que es una acción declarativa que no prescribe, o la acción de
anulabilidad, que es una acción de restitución sujeta a un plazo de cuatro
años. Los efectos de la nulidad y de la anulabilidad coinciden y son los
siguientes:

● Eficacia ​erga omnes (excepciones: tercero hipotecario y adquirentes del


art. 4
​ 64 ​CCiv) y​ e​ x tunc
● Obligación de restitución:
○ Regla general: Restitución recíproca de las cosas que han sido
objeto del contrato con sus frutos y el precio de los intereses
(art. 1
​ 303​ CCiv)
○ Excepciones a la regla:
■ Contratos con objeto o causa ilícita (arts.​ 1305​ y 1
​ 306​ CCiv)
■ Si la nulidad procede de la incapacidad de uno de los
contratantes el incapaz sólo debe restituir aquello en
cuanto se enriqueció (art. 1304 CCiv)
● Responsabilidades exigibles:
○ Si uno de los contratantes actuó de mala fe en las relaciones
precontractuales será de aplicación el art. 1902 y podrán
reclamarse todo los daños y perjuicios no cubiertos por la
declaración de nulidad.
○ También podrá exigirse responsabilidad al tercero causante del
daño.

[​Volver al Blog​] ​ 28
En el caso de que se de alguno de los supuestos en que procede la rescisión
los perjudicados podrán ejercitar la correspondiente acción rescisoria que está
sujeta a un plazo de caducidad de 4 años (art. ​1299 CCiv.) Los efectos de la
rescisión vienen fijados en el art. 1
​ 295​ CCiv:

● Eficacia restitutoria:
○ Regla general: Restitución recíproca de las cosas que han sido
objeto del contrato con sus frutos y el precio de los intereses, en
su caso.
○ Excepciones:
■ Si el bien se ha transmitido a terceros sólo hay que restituir
si hay mala fe.

BLOG: e
​ ntradas s​ obre la restitución

6.6. Esquema de las diferencias de régimen entre


nulidad, anulabilidad y rescisión
Este esquema puede servir para fijar las diferencias prácticas entre las
diferentes formas de ineficacia: nulidad, anulabilidad y rescisión.Sin embargo,
este esquema tan categórico no cuadra siempre en supuestos intermedios o
mixtos que se presentan en nuestro Derecho. A pesar de ello, puede utilizarse
como un punto de partida útil para analizar cualquier caso de ineficacia.

Nulidad Anulabilidad Rescisión


Duración Imprescriptible Caduca (doctrina)/ Caduca
prescribe (jpr). 4 4 años:​ d
​ ies a quo​: 1
​ 299
años: d
​ ies a quo​: CCiv
1301 ​CCiv
Legitimación Legitimación Solo el contratante Solo las personas que
activa activa: cualquier que padece el vicio determina el CC:
interesado o el problema de
(incluso juez de capacidad. ● contratante
oficio), sea o no perjudicado por s
contratante representante
(​1291 1º y 2º​).
● acreedores de un
de lo
contratantes (​129
3​º)

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● demandante d
uno de lo
contratantes (​129
4º​)
No hace falta que No hace falta que el En los casos 1º y 2º del
Lesión el contrato sea contrato sea lesivo 1291,​ es necesario que e
lesivo (falta de (falta de contrato sea lesivo (falta
reciprocidad entre reciprocidad entre de reciprocidad entre las
las prestaciones) las prestaciones) prestaciones de al meno
un cuarto)
Confirmación No se puede Se puede confirmar Dudoso
confirmar por la mera
declaración del
contratante que
sufrió el vicio o
defecto de
capacidad (arts.
1309 ​y ss)

BLOG: ​entradas sobre caducidad de la acción de


anulabilidad.

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