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INTELIGENCIA EMOCIONAL
Se refiere a la capacidad de los individuos para reconocer sus propias emociones y
las de los demás, discernir entre diferentes sentimientos y etiquetarlos
apropiadamente, utilizar información emocional para guiar el pensamiento y la
conducta, y administrar o ajustar las emociones para adaptarse al ambiente o
conseguir objetivos. Es la habilidad para percibir, valorar y expresar las emociones
adecuada y adaptativamente; la habilidad para comprender las emociones; el uso de
los recursos emocionales; y la habilidad para regular las emociones en uno mismo y
en los demás.
El modelo teórico de estos autores está compuesto por cuatro habilidades básicas
fundamentales:
1. Percepción de las emociones, es decir la habilidad para percibir las propias
emociones y las de los demás, así como percibir emociones en objetos, arte,
historias, música y otros estímulos. A su vez esta habilidad se compondría de
las siguientes subhabilidades:
– La identificación de las emociones en los estados subjetivos propios.
– La identificación de las emociones en otras personas.
– La precisión en la expresión de emociones.
– La discriminación entre sentimientos y entre las expresiones sinceras y no
sinceras de los mismos.
2. Facilitación emocional, es decir la habilidad para generar, usar y sentir las
emociones como necesarias para comunicar sentimientos, o utilizarlas en
otros procesos cognitivos. Las principales subhabilidades asociadas serían:
– La redirección y priorización del pensamiento basado en los sentimientos.
– El uso de las emociones para facilitar la toma de decisiones.
– La capitalización de los sentimientos para tomar ventaja de las perspectivas
que ofrecen.
– El uso de los estados emocionales para facilitar la solución de problemas y la
creatividad.
3. Comprensión emocional, es decir la habilidad para comprender la
información emocional, cómo las emociones se combinan y progresan a
través del tiempo y saber apreciar los significados emocionales. Estaría
compuesto por las siguientes subhabilidades:
– La comprensión de cómo se relacionan diferentes emociones.
– La comprensión de las causas y las consecuencias de varias emociones.
– La interpretación de sentimientos complejos, tales como combinación de
estados mezclados y estados contradictorios.
– La comprensión de las transiciones entre emociones.
4. Regulación emocional, es decir la habilidad para estar abierto a los
sentimientos, modular los propios y los de los demás, así como promover la
comprensión y el crecimiento personal. Esta habilidad incluiría las siguientes
subhabilidades:
– La apertura a sentimientos tanto placenteros como desagradables.
– La conducción y expresión de emociones.
– La implicación o desvinculación de los estados emocionales.
– La dirección de las emociones propias.
– La dirección de las emociones en otras personas.
EMOCIONES Y SALUD
Una de las áreas de mayor interés en la investigación experimental y la actividad
profesional es el papel de la emoción tanto en la promoción de la salud y génesis de
la enfermedad, como en las consideraciones terapéuticas implicadas. Los procesos
emocionales han demostrado su relevancia en alteraciones del sistema
inmunológico, trastornos coronarios, trastornos del sueño, enfermedad de Graves, o
dolor, por poner solamente algunos ejemplos.
La investigación sobre la relación entre emoción y salud se ha centrado, entre otros,
en dos grandes aspectos. En primer lugar, en establecer la etiopatogenia emocional
de ciertas enfermedades, intentando relacionar la aparición de determinadas
emociones (ansiedad, ira, depresión, etc.) con trastornos psicofisiológicos
específicos (trastornos coronarios, alteraciones gastrointestinales, o del sistema
inmunológico, por ejemplo). En segundo lugar, en el papel que ejerce la expresión o
inhibición de las emociones en la salud y en el enfermar.
En lo que se refiere a la inhibición de las emociones, desde que Freud pusiera de
manifiesto la relevancia de la represión emocional en la génesis de alteraciones
psicosomáticas, la inhibición de las emociones ha sido considerada como una de las
variables principales que inciden en la enfermedad. No obstante, debemos decir que
la inhibición por sí sola no causa indefectiblemente alteraciones somáticas, ni es
inherentemente insana. De hecho, en ocasiones puede ser un mecanismo
adaptativo. Sólo en el caso que confluyan otras características, como una excesiva
activación somática, o interferencia con las estrategias de afrontamiento adecuadas,
la inhibición puede ir en menoscabo de la salud y ser un agente etiopatogénico de
envergadura. Así pues, las relaciones significativas que se han constatado en
ocasiones entre inhibición emocional y trastornos psicofisiológicos posiblemente
sean debidas al hecho de que la inhibición es un proceso activo que, lejos de
disminuir la activación autonómica, la incrementa durante periodos de tiempo
prolongados, interfiere con los procesos cognitivos implicados en la asimilación del
problema y estrategias de resolución.