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EMOCIONES, SENTIMIENTOS Y CONDUCTA

La emoción es un estado afectivo donde, a partir de un estímulo, se genera una


reacción corporal. Estos estímulos pueden ser externos (algo que veo u oigo) o
internos (algo que recuerdo). Las emociones son reacciones psicofisiológicas que
representan modos de adaptación del individuo cuando percibe un objeto, persona,
lugar, suceso o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran la
atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y
activan redes asociativas relevantes en la memoria. Fisiológicamente, las emociones
organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las
expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema
endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el
comportamiento más efectivo.
Los sentimientos son el resultado de las emociones, son más duraderos en el tiempo
y pueden ser verbalizados (palabras). Es la autopercepción de una determinada
emoción. Es la expresión subjetiva de las emociones.
La psicología de la emoción es una de las áreas de la psicología en la que existe un
mayor número de modelos teóricos, pero quizás también un conocimiento menos
preciso. Posiblemente sea debido a que se trata, por las propias características del
objeto de estudio, de un campo difícil de investigar, en el que los estudios
sistemáticos son recientes y quizá hasta hace unas décadas mucho más escasos
que en cualquier otro proceso psicológico, al tiempo que la metodología utilizada es,
si cabe, mucho más variada y diversa.
Habitualmente se entiende por emoción una experiencia multidimensional con al
menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y
fisiológico/adaptativo. Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia
emocional de mayor o menor intensidad y de diferente cualidad. Podemos convenir
que la reacción emocional (de diversa cualidad y magnitud) es algo omnipresente a
todo proceso psicológico.
Las emociones son procesos psicológicos que nos prestan un valioso servicio, al
hacer que nos ocupemos de lo que realmente es importante en nuestra vida. Como si
fuera un sistema de alarma, nos señalan las cosas que son peligrosas o aversivas, y
que por lo tanto debemos evitar, y las cosas que son agradables o apetitivas, y a las
que por lo tanto debemos acercarnos. Pero las emociones pueden ser también
consideradas como uno de los procesos psicológicos más complejos y difíciles de
explicar.
Para hacer una primera aproximación al estudio de la Psicología de la Emoción, si
realizamos una revisión de la literatura científica, nos encontramos con cuatro
elementos que, de forma consensuada, se consideran esenciales para entenderla. El
primero de estos elementos es la presencia en las emociones de cambios
fisiológicos. Cada emoción parece tener su propio modo de reacción fisiológica, que
puede incluir desde cambios en el sistema nervioso autónomo (como, por ejemplo, el
aumento en el ritmo del corazón, el enrojecimiento de la piel de la cara o el
erizamiento del vello), cambios en el sistema nervioso central (activando o inhibiendo
determinadas estructuras neuronales) y en la secreción hormonal (epinefrina y
norepinefrina –adrenalina y noradrenalina–). En este contexto, hay cambios
fisiológicos que tienen una relevancia adicional y son los que tienen lugar
fundamentalmente en la cara, ya que además de formar parte de la experiencia
emocional como el resto de los cambios, al ser manifiestos comunican a los demás
nuestros estados emocionales.
Un segundo conjunto de variables es la denominada “tendencia a la acción” o
afrontamiento, que incluye acciones tales como la agresión, la evitación, la
curiosidad o la adopción de una determinada postura corporal, lo que sugiere un tipo
de respuesta concreta de afrontamiento. Una de las funciones principales de la
emoción es precisamente el dar respuesta a las situaciones del entorno que nos son
emocionalmente importantes, por ello todas las emociones incluyen una
movilización de acciones encaminadas a resolverlas.
El tercer elemento, se asocia a la experiencia subjetiva de la emoción o sentimiento.
Se refiere a lo que la gente experimenta cuando se sienten irritado, ansioso u
orgulloso. Se trata de las señales de aviso que las emociones hacen conscientes para
reclamar nuestra atención. Este componente subjetivo de las emociones humanas es
probablemente el más estudiado de todos, como una señal convincente de que la
persona se enfrenta a un tipo de emoción particular.
Una cuarta aproximación, se refiere a la emoción como un sistema de análisis y
procesamiento de información. Se ha propuesto que las emociones se producen a
través de procesos cognitivos y que, por lo tanto, van a depender de la interpretación
que cada persona haga de las distintas situaciones. Se asume que las emociones
ocurren debido a una valoración (positiva o negativa) de las situaciones y así, una
misma situación puede provocar en distintas personas emociones diferentes.
Además, algunas emociones como por ejemplo el asco, son menos cognitivas que
otras como por ejemplo la vergüenza.
EMOCIONES BÁSICAS
Los requisitos que debe cumplir cualquier emoción para ser considerada como
básica son los siguientes:
-Tener un sustrato neural específico y distintivo.
-Tener una expresión o configuración facial específica y distintiva.
-Poseer sentimientos específicos y distintivos.
-Derivar de procesos biológicos evolutivos.
-Manifestar propiedades motivacionales y organizativas de funciones adaptativas.
Paul Ekman y colaboradores propusieron patrones para seis emociones básicas que
parecen ser biológicamente básicas y universales en todas las culturas:

- sorpresa
- asco
- tristeza
- ira
- miedo
- alegría / felicidad

Rueda de Plutchik, un modelo


con ocho emociones básicas,
además de distintas
intensidades para cada una y
sus posibles combinaciones.
FUNCIONES DE LAS EMOCIONES
Todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y permite que el
sujeto ejecute con eficacia las reacciones conductuales apropiadas y ello con
independencia de la cualidad hedónica que generen. Incluso las emociones más
desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste
personal.
a. Funciones adaptativas
Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de preparar al
organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida por las condiciones
ambientales, movilizando la energía necesaria para ello, así como dirigiendo la
conducta (acercando o alejando) hacia un objetivo determinado.
b. Funciones sociales
Puesto que una de las funciones principales de las emociones es facilitar la aparición
de las conductas apropiadas, la expresión de las emociones permite a los demás
predecir el comportamiento asociado con las mismas, lo cual tiene un indudable
valor en los procesos de relación interpersonal. Se destacan arias funciones sociales
de las emociones, como son las de facilitar la interacción social, controlar la
conducta de los demás, permitir la comunicación de los estados afectivos, o
promover la conducta prosocial. Emociones como la felicidad favorecen los vínculos
sociales y relaciones interpersonales, mientras que la ira puede generar repuestas de
evitación o de confrontación. De cualquier manera, la expresión de las emociones
puede considerarse como una serie de estímulos discriminativos que facilitan la
realización de las conductas apropiadas por parte de los demás.
c. Funciones motivacionales
La relación entre emoción y motivación es íntima, ya que se trata de una experiencia
presente en cualquier tipo de actividad que posee las dos principales características
de la conducta motivada, dirección e intensidad. La emoción energiza la conducta
motivada. Una conducta "cargada" emocionalmente se realiza de forma más
vigorosa. Como hemos comentado, la emoción tiene la función adaptativa de facilitar
la ejecución eficaz de la conducta necesaria en cada exigencia. La relación entre
motivación y emoción no se limitan al hecho de que en toda conducta motivada se
producen reacciones emocionales, sino que una emoción puede determinar la
aparición de la propia conducta motivada, dirigirla hacia determinado objetivo y
hacer que se ejecute con intensidad. Podemos decir que toda conducta motivada
produce una reacción emocional y a su vez la emoción facilita la aparición de unas
conductas motivadas y no otras.
BASES NEURALES

A su vez, tiene bastante importancia la amígdala. Se trata de un complejo de núcleos


(materia gris) localizado en la profundidad del lóbulo temporal medial. Su conexión
directa con el hipotálamo permite la regulación de los estados de conducta como el
estrés, la ansiedad y el miedo, al estar este involucrado en el control del sistema
nervioso autónomo y el endócrino. Se trata de una región de suma importancia para
el procesamiento de emociones debido a las múltiples funciones que cumple, que
pueden dividirse en tres niveles:
- Procesamiento de las expresiones faciales de las emociones: Involucra el
detectar, generar y mantener la diversidad existente de las expresiones faciales
de las emociones (entre ellas: la sorpresa, el asco, la ira, el miedo, la tristeza y la
alegría), principalmente la de miedo. Tal afirmación se sustenta de la evidencia
hallada de pacientes con lesiones bilaterales en la amígdala, en los que su
capacidad de distinguir expresiones de miedo en humanos se encuentra
alterada. De igual modo, aquellos con lesiones unilaterales presentan
dificultades en esta habilidad, aunque en una intensidad menor. Asimismo,
estudios con neuroimágenes funcionales desvelaron la activación selectiva de
esta área ante la presentación de rostros con expresión de miedo, incluso
cuando dicho estímulo era presentado a una velocidad que impedía que el
sujeto fuese consciente de su cualidad. Esto indica que la amígdala puede
efectuar un procesamiento automático y breve de la expresión emocional de un
rostro.
- Condicionamiento del miedo: El núcleo amigdalino interviene en el
procesamiento del miedo durante el condicionamiento conductual, suscitando
una respuesta de alarma y defensa frente a un estímulo considerado como
amenazante por el sujeto mismo, mediante las dos vías alternativas. Su lesión
se traduce en fallas tanto en la adquisición de miedos condicionados como en
la extinción de los ya consolidados. Se comprueba así el rol que asume en el
aprendizaje y en el almacenamiento de memorias implícitas y no declarativas
del miedo, que se recuperan a través de una expresión conductual
condicionada. A su vez, se evidencia el incremento de la actividad de esta región
en el condicionamiento del miedo en sujetos normales (sin lesiones neurales).
- Consolidación de memorias emocionales: Se ha demostrado que, en las
experiencias emocionales, tanto las positivas como las negativas, se liberan
determinadas hormonas que influyen en la consolidación de memorias y que
esa influencia es moderada por la amígdala.

TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS Y NEUROLÓGICOS.


Población con déficit en cognición social: Las personas con trastorno del espectro
autista, trastorno de ansiedad social, TDAH y esquizofrenia presentan deficiencias
generalizadas en el procesamiento de expresiones faciales que denotan emociones
básicas, específicamente en el reconocimiento de señales de miedo y tristeza.
Quienes padecen TDAH, además, tienen dificultad para reconocer emociones
básicas como el enojo y el asco; mientras que con las expresiones de sorpresa o de
alegría, no presentan problemas. La causa del déficit en el reconocimiento emocional
se atribuye normalmente a un hipofuncionamiento de la amígdala. Estas emociones,
bajo funcionamiento normal, actúan como pautas inhibitorias de comportamientos
inapropiados (como la agresión) y, contrariamente, sustentan respuestas
conductuales empáticas. Cabe mencionar que incluso en individuos sanos, el miedo
es el más difícil de reconocer, a diferencia de expresiones como la felicidad y la
tristeza.
Demencia frontotemporal: La variante frontal de la demencia frontotemporal (DFTvf)
se caracteriza por un severo trastorno de la conducta y la personalidad. La
sintomatología conductual comprende desde comportamiento depresivo,
desinhibición social y sexual, apatía, hiperfagia (aumento excesivo de la sensación de
apetito, especialmente alimentos dulces), entre otras. El sustrato neural de las
emociones básicas podría resumirse en: amígdala, hipotálamo y corteza cingulada
anterior. Sin embargo, las emociones secundarias, aunque se apoyan en esas
estructuras, también requieren de la activación de las capas prefrontales
ventromediales, que son las que resultan alteradas en esta patología.
Lesiones de la corteza prefrontal ventromedial: La corteza prefrontal ventromedial
permite prestarles atención a los ojos y reconocer las emociones con mayor
precisión. Se ha hallado que, en personas con desórdenes del espectro autista,
esquizofrenia, depresión, psicopatía, traumatismos cerebrales, esclerosis múltiple o
víctimas de maltrato infantil, esta área se encuentra lesionada. Por lo que, en gran
parte de los casos, suele haber anomalías en el comportamiento social;
especialmente se halló una dificultad en el reconocimiento de expresiones de ira. Sin
embargo, dándole instrucciones al paciente sobre dónde fijarse, el reconocimiento
de emociones mejora.

INTELIGENCIA EMOCIONAL
Se refiere a la capacidad de los individuos para reconocer sus propias emociones y
las de los demás, discernir entre diferentes sentimientos y etiquetarlos
apropiadamente, utilizar información emocional para guiar el pensamiento y la
conducta, y administrar o ajustar las emociones para adaptarse al ambiente o
conseguir objetivos. Es la habilidad para percibir, valorar y expresar las emociones
adecuada y adaptativamente; la habilidad para comprender las emociones; el uso de
los recursos emocionales; y la habilidad para regular las emociones en uno mismo y
en los demás.
El modelo teórico de estos autores está compuesto por cuatro habilidades básicas
fundamentales:
1. Percepción de las emociones, es decir la habilidad para percibir las propias
emociones y las de los demás, así como percibir emociones en objetos, arte,
historias, música y otros estímulos. A su vez esta habilidad se compondría de
las siguientes subhabilidades:
– La identificación de las emociones en los estados subjetivos propios.
– La identificación de las emociones en otras personas.
– La precisión en la expresión de emociones.
– La discriminación entre sentimientos y entre las expresiones sinceras y no
sinceras de los mismos.
2. Facilitación emocional, es decir la habilidad para generar, usar y sentir las
emociones como necesarias para comunicar sentimientos, o utilizarlas en
otros procesos cognitivos. Las principales subhabilidades asociadas serían:
– La redirección y priorización del pensamiento basado en los sentimientos.
– El uso de las emociones para facilitar la toma de decisiones.
– La capitalización de los sentimientos para tomar ventaja de las perspectivas
que ofrecen.
– El uso de los estados emocionales para facilitar la solución de problemas y la
creatividad.
3. Comprensión emocional, es decir la habilidad para comprender la
información emocional, cómo las emociones se combinan y progresan a
través del tiempo y saber apreciar los significados emocionales. Estaría
compuesto por las siguientes subhabilidades:
– La comprensión de cómo se relacionan diferentes emociones.
– La comprensión de las causas y las consecuencias de varias emociones.
– La interpretación de sentimientos complejos, tales como combinación de
estados mezclados y estados contradictorios.
– La comprensión de las transiciones entre emociones.
4. Regulación emocional, es decir la habilidad para estar abierto a los
sentimientos, modular los propios y los de los demás, así como promover la
comprensión y el crecimiento personal. Esta habilidad incluiría las siguientes
subhabilidades:
– La apertura a sentimientos tanto placenteros como desagradables.
– La conducción y expresión de emociones.
– La implicación o desvinculación de los estados emocionales.
– La dirección de las emociones propias.
– La dirección de las emociones en otras personas.

EMOCIONES Y SALUD
Una de las áreas de mayor interés en la investigación experimental y la actividad
profesional es el papel de la emoción tanto en la promoción de la salud y génesis de
la enfermedad, como en las consideraciones terapéuticas implicadas. Los procesos
emocionales han demostrado su relevancia en alteraciones del sistema
inmunológico, trastornos coronarios, trastornos del sueño, enfermedad de Graves, o
dolor, por poner solamente algunos ejemplos.
La investigación sobre la relación entre emoción y salud se ha centrado, entre otros,
en dos grandes aspectos. En primer lugar, en establecer la etiopatogenia emocional
de ciertas enfermedades, intentando relacionar la aparición de determinadas
emociones (ansiedad, ira, depresión, etc.) con trastornos psicofisiológicos
específicos (trastornos coronarios, alteraciones gastrointestinales, o del sistema
inmunológico, por ejemplo). En segundo lugar, en el papel que ejerce la expresión o
inhibición de las emociones en la salud y en el enfermar.
En lo que se refiere a la inhibición de las emociones, desde que Freud pusiera de
manifiesto la relevancia de la represión emocional en la génesis de alteraciones
psicosomáticas, la inhibición de las emociones ha sido considerada como una de las
variables principales que inciden en la enfermedad. No obstante, debemos decir que
la inhibición por sí sola no causa indefectiblemente alteraciones somáticas, ni es
inherentemente insana. De hecho, en ocasiones puede ser un mecanismo
adaptativo. Sólo en el caso que confluyan otras características, como una excesiva
activación somática, o interferencia con las estrategias de afrontamiento adecuadas,
la inhibición puede ir en menoscabo de la salud y ser un agente etiopatogénico de
envergadura. Así pues, las relaciones significativas que se han constatado en
ocasiones entre inhibición emocional y trastornos psicofisiológicos posiblemente
sean debidas al hecho de que la inhibición es un proceso activo que, lejos de
disminuir la activación autonómica, la incrementa durante periodos de tiempo
prolongados, interfiere con los procesos cognitivos implicados en la asimilación del
problema y estrategias de resolución.

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