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A los pocos meses de vida comenzamos a expresar emociones básicas como el miedo, el
enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones básicas. En
los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos,
signos y significados. Charles Darwin observó cómo los animales (especialmente en los
primates) tenían un extenso repertorio de emociones. Esta manera de expresar las
emociones tenía una función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie.
Tienen, por tanto, una función adaptativa.
Temblor.
Sonrojarse
Sudoración
Respiración agitada
Dilatación pupilar
Aumento del ritmo cardíaco
El amor
Los celos
El sufrimiento
Dolor o rencor
La felicidad
La compasión
La tristeza: Se convierte en sentimiento cuando pones consciencia y pensamiento.
El Trabajo humano tiene elementos paradójicos: puede llevar a las personas a la excelencia
o puede hacerles un daño inmenso a su salud, tanto física como psicológica y mentalmente;
es algo que siempre se ha sabido. La historia está henchida de hechos y modelos que
apoyan un aspecto y su opuesto. El concepto de factores psicosociales en el trabajo es
relativamente reciente y probablemente se origina en el último cuarto de siglo pasado. Es a
partir de entonces cuando, de forma muy escasa, se comienza a hablar de ellos. Una de las
primeras referencias oficiales al tema aparece en 1984 en el trabajo "Los factores
psicosociales en el trabajo: reconocimiento y control" en un documento publicado por la
Organización Internacional del Trabajo. Desde el primer momento de su formulación se
insiste en la importancia de sus efectos reales, en la dificultad de su formulación objetiva y
en su complejidad. "Los factores psicosociales en el trabajo son complejos y difíciles de
entender, dado que representan el conjunto de las percepciones y experiencias del
trabajador y abarcan muchos aspectos.
La teoría de la inteligencia emocional enarbola una perspectiva optimista del ser humano.
En el caso del adulto mayor, se trata de capacidades básicas que garantizan el manejo
emocional respecto a ellos mismos y en su relación con los otros, por lo que resultan
condición importante para el logro de niveles satisfactorios en cuanto a calidad de vida y
los factores asociados con ésta (Yáñez, 2010).
La percepción social es el estudio de las influencias sociales sobre la percepción. Hay que
tener en cuenta que las mismas cualidades pueden producir impresiones diferentes, ya que
interactúan entre sí de forma dinámica. Percepción social es el proceso o procesos a través
de los cuales pretendemos conocer y comprender a las personas. Estudio de las influencias
sociales sobre la percepción de objetos no sociales.
Las expectativas
Las motivaciones
Las metas
La familiaridad
La experiencia
La amígdala, una parte del sistema límbico cuyo papel básico es el procesamiento u
almacenamiento de reacciones emocionales juega un rol de trascendencia por su función
como moduladora de la atención social a través de la corteza visual y somato sensorial.
4. ¿Qué es la inferencia social y que aspectos del comportamiento social pueden ser
explicados desde estos conceptos?
La teoría de la mente estudia los procesos de razonamiento sobre los estados mentales de
los otros. Según esta teoría los estados psicológicos atribuidos a otras personas se conciben
como propuestas teóricas, empleadas para explicar y predecir el comportamiento de los
demás. Una parte de la corteza prefrontal, la dosromedial, es fundamental para intuir los
estados mentales de otras personas, así mismo como la corteza cingulada posterior, los
polos temporales y frontales y los dos surcos temporales superiores. La región prefrontal se
encargaría de distinguir las representaciones de los estados mentales de los estados físicos,
centrándose en los rasgos psicológicos de la persona observada y los surcos temporales de
la detección del reconocimiento de movimientos corporales, relacionados con el acceso al
conocimiento social.
Las categorías sociales aluden a conjuntos de casos que tienen un parecido familiar o que
comparten difusamente ciertos atributos. Los procesos de categorización social constituyen
la base no solo de la percepción de personas, sino también de la utilización de estereotipos
y prejuicios de los juicios sociales, o de la percepción de la pertenencia grupal y de la
identificación de otros grupos, lo que representa el núcleo de las relaciones intergrupales.
Deutsch (1973) define la confianza interpersonal como la seguridad de una persona en que
conseguirá todo lo que desea de otro, antes que aquello que teme de él. Este enunciado
relaciona el proceso con sus propias bases: la relación existente entre los deseos y
expectativas interpersonales con los temores más profundos, fundamentalmente en
situaciones en las que el individuo puede mostrar una vulnerabilidad. Las estructuras
cerebrales involucradas en la confianza son variadas. Principalmente la amígdala, el efecto
de la oxitocina en los varones (no en mujeres) se produce a nivel de la amígdala,
descendiendo su actividad y aumentado de este modo su tolerancia a la confianza. A nivel
cortical, encontramos la corteza prefrontal ventromedial, las personas que han sufrido
daños en dicha zona tienden a mostrar menos conductas de confianza. El polo temporal se
ha relacionado recientemente con la evaluación de recompensas futuras. Este está
relacionado con la superación del miedo a la traición de la confianza, donde se valoran
especialmente los beneficios que pueda tener para el individuo su asociación con otra
persona.
La Justicia en la filosofía
Con todas estas definiciones cada individuo va a construir un criterio y con ello tendrá una
percepción de lo que es correcto y de lo que no.
Afirmo Gordon Allport (1954), las mentes de los seres humanos deben pensar con la ayuda
de categorías y resulta muy difícil evitar estos procesos de categorización. Como ha
ocurrido con otros procesos psicosociales, en los últimos años la investigación neurosial
sobre los estereotipos y los prejuicios se han incrementado notablemente. Las estructuras
cerebrales implicadas son:
REFERENCIAS
Sobre los cinco detonantes emocionales habituales véase: Schwartz, Tony, The Way
We’re Working Isn’t Working: The Four Forgotten Needs that Energize Great
Performance, Simon and Schuster, Nueva York, 2010.
Adolphs, R (1999). Social cognition and the human brain. Trends in Cognitive
Sciences 3: 469-79.