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FUNCIONES DE LAS EMOCIONES

Todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y permite
que el sujeto ejecute con eficacia las reacciones conductuales apropiadas y ello
con independencia de la cualidad hedónica que generen. Incluso las
emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación
social y el ajuste personal. Según Reeve (1994), la emoción tiene tres
funciones principales:

 Funciones adaptativas
 Funciones sociales
 Funciones motivacionales

Funciones adaptativas.

Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de preparar


al organismo para que ejecute eficazmente la conducta exigida por las
condiciones ambientales, movilizando la energía necesaria para ello, hacia un
objetivo determinado. Plutchik (1980) destaca ocho funciones principales de las
emociones y aboga por establecer un lenguaje funcional que identifique cada
una de dichas reacciones con la función adaptativa que le corresponde. De
esta manera será más fácil operativizar este proceso y poder aplicar
convenientemente el método experimental para la investigación en la emoción.
La correspondencia entre la emoción y su función se refleja en el siguiente
cuadro:

Funciones sociales

Puesto que una de las funciones principales de las emociones es facilitar la


aparición de las conductas apropiadas, la expresión de las emociones permite
a los demás predecir el comportamiento asociado con las mismas, lo cual tiene
un indudable valor en los procesos de relación interpersonal. Izard (1989)
destaca varias funciones sociales de las emociones, como son las de facilitar la
interacción social, controlar la conducta de los demás, permitir la comunicación
de los estados afectivos, o promover la conducta prosocial. Emociones como la
felicidad favorecen los vínculos sociales y relaciones interpersonales, mientras
que la ira pueden generar repuestas de evitación o de confrontación. De
cualquier manera, la expresión de las emociones puede considerarse como
una serie de estímulos discriminativos que facilitan la realización de las
conductas apropiadas por parte de los demás.

La propia represión de las emociones también tiene una evidente función


social. En un principio se trata de un proceso claramente adaptativo, por cuanto
que es socialmente necesaria la inhibición de ciertas reacciones emocionales
que podrían alterar las relaciones sociales y afectar incluso a la propia
estructura y funcionamiento de grupos y cualquier otro sistema de organización
social. No obstante, en algunos casos, la expresión de las emociones puede
inducir el los demás altruismo y conducta prosocial, mientras que la inhibición
de otras puede producir malos entendidos y reacciones indeseables que no se
hubieran producido en el caso de que los demás hubieran conocido el estado
emocional en el que se encontraba (Pennebaker, 1993). Por último, si bien en
muchos casos la revelación de las experiencias emocionales es saludable y
beneficiosa, tanto porque reduce el trabajo fisiológico que supone la inhibición
(Pennebaker, Colder y Sharp, 1990) como por el hecho de que favorece la
creación de una red de apoyo social ante la persona afectada (House, Landis y
Umberson, 1988), los efectos sobre los demás pueden llegar a ser
perjudiciales, hecho éste que está constatado por la evidencia de que aquéllos
que proveen apoyo social al afligido sufren con mayor frecuencia trastornos
físicos y mentales (Coyne, Kessler, Tal, Turnbull, Wortman y Greden, 1987)

Funciones motivacionales

La relación entre emoción y motivación es íntima, ya que se trata de una


experiencia presente en cualquier tipo de actividad que posee las dos
principales características de la conducta motivada, dirección e intensidad. La
emoción energiza la conducta motivada. Una conducta "cargada"
emocionalmente se realiza de forma más vigorosa. Como hemos comentado, la
emoción tiene la función adaptativa de facilitar la ejecución eficaz de la
conducta necesaria en cada exigencia. Así, la cólera facilita las reacciones
defensivas, la alegría la atracción interpersonal, la sorpresa la atención ante
estímulos novedosos, etc. Por otro, dirige la conducta, en el sentido que facilita
el acercamiento o la evitación del objetivo de la conducta motivada en función
de las características alguedónicas de la emoción.
La función motivacional de la emoción sería congruente con lo que hemos
comentado anteriormente, de la existencia de las dos dimensiones principales
de la emoción: dimensión de agrado-desagrado e intensidad de la reacción
afectiva.

La relación entre motivación y emoción no se limitan al hecho de que en toda


conducta motivada se producen reacciones emocionales, sino que una
emoción puede determinar la aparición de la propia conducta motivada, dirigirla
hacia determinado objetivo y hacer que se ejecute con intensidad. Podemos
decir que toda conducta motivada produce una reacción emocional y a su vez
la emoción facilita la aparición de unas conductas motivadas y no otras

EMOCIONES Y SALUD

Una de las áreas de mayor interés en la investigación experimental y la


actividad profesional es el papel de la emoción tanto en la promoción de la
salud y génesis de la enfermedad, como en las consideraciones terapéuticas
implicadas. Los procesos emocionales han demostrado su relevancia en
alteraciones del sistema inmunológico

La relación entre procesos mentales y orgánicos es una cuestión presente no


sólo en los orígenes de la psicología, sino también en el inicio de la medicina.
Desde que Hipócrates estableciera una tipología que relacionaba
temperamento con enfermedad, la relación entre procesos psicológicos y
reacciones fisiológicas (mente-cuerpo, psiquesoma) ha sido uno de los
problemas conceptuales de mayor envergadura. Podemos afirmar que se trata
de las cuestiones filosóficas que todavía quedan sin resolver en la actual
psicología experimental.

La investigación sobre la relación entre emoción y salud se ha centrado, entre


otros, en dos grandes aspectos. En primer lugar, en establecer la etiopatogenia
emocional de ciertas enfermedades, intentando relacionar la aparición de
determinadas emociones (ansiedad, ira, depresión, etc.) con trastornos
psicofisiológicos específicos (trastornos coronarios, alteraciones
gastrointestinales, o del sistema inmunológico, por ejemplo). En segundo lugar,
en el papel que ejerce la expresión o inhibición de las emociones en la salud y
en el enfermar.

Respecto a la relación entre reacciones afectivas y enfermedad y en lo que se


refiere a los trastornos coronarios, quizá uno de los tópicos más interesantes
sea el del patrón de conducta Tipo A. Concebido tradicionalmente como uno de
los factores psicológicos más relevantes en la inducción de trastornos
cardiovasculares, investigaciones más recientes vinieron a demostrar que tal
relación no era consistente, justo cuando iba a ser considerado por el Ministerio
de Sanidad de Estados Unidos como uno de los factores de riesgo de los
trastornos coronarios. La explicación de la discrepancia entre las distintas
investigaciones estriba en que el patrón de conducta Tipo A es un concepto
multidimensional que abarca diferentes aspectos conductuales, cognitivos y
emocionales y debería ser alguna característica específica de este complejo la
responsable de la génesis de los trastornos cardiovasculares. Parece que la
dimensión especialmente relacionada con la enfermedad coronaria es la
hostilidad (Smith, 1992).

Los sentimientos

son un estado de ánimo que se produce en relación a inputs externos,


considerados la expresión mental de la emoción. ¿De dónde vienen los
sentimientos? Cuando la emoción se procesa en el cerebro y la persona es
consciente de dicha emoción y del estado de ánimo que le produce, da lugar al
sentimiento, por ello el origen de los sentimientos son las emociones definidas
y valoradas racionalmente que determinarán nuestro estado de ánimo.

Sentimiento y emoción:

diferencia Aunque tanto las emociones como los sentimientos son fruto de un
proceso irracional ante la forma subjetiva de percibir una situación
determinada, las emociones mantienen un patrón básico y primitivo
unidireccional, es decir, la emoción aparece inmediatamente y de forma
espontánea tras la presentación del estímulo. En contra, en los sentimientos
intervienen procesos reflexivos, sobre los cuales la persona toma consciencia
de su estado de ánimo y de qué es aquello que está sintiendo, permitiéndole
ser valorado. Una vez comprendida la diferencia entre las emociones y los
sentimientos, vamos a centrarnos exclusivamente en los sentimientos.

Tipos de sentimientos

Las personas podemos experimentar muchos sentimientos que nos conducen


a distintos estados de ánimo, sin embargo, su división se ha centrado en la
polaridad de estos, estableciendo una clasificación en torno a los sentimientos
positivos y/o negativos en función de la respuesta que provocan en la persona.

Tipos de sentimientos

positivos Los sentimientos positivos son sentimientos agradables que producen


una percepción de bienestar en la persona y comportan sensaciones de
agrado. Los sentimientos positivos contribuyen en gran medida a preservar
nuestra salud física y psíquica, debido a que ayudan a disminuir las
sensaciones de estrés y ansiedad. Por otro lado, ayudan a paliar la aparición
de los sentimientos negativos.

Tipos de sentimientos negativos


Al contrario de los positivos, los sentimientos negativos producen sensaciones
de malestar en la persona y al resultar desagradables. Es conveniente no
confundir los sentimientos negativos con sentimientos malos. Los sentimientos
negativos también son útiles y funciones. A veces, pretendemos librarnos de
ellos, aunque son necesarios para nuestro desarrollo y progreso como
personas. No obstante, es importante hacer una correcta gestión de los
sentimientos negativos, pues al contrario de los positivos pueden ser los
precipitantes de elevados niveles de estrés y angustia y con ello, generar
problemas de salud física o psíquica, como el desarrollo de un trastorno
depresivo y/o ansioso

Lista de sentimientos

Conozcamos ahora los sentimientos principales agrupados en las dos


clasificaciones: sentimientos positivos y negativos. Lista de sentimientos
positivos Son muchos los sentimientos positivos que podemos experimentar a
lo largo de nuestra vida, que en grandes rasgos pueden agruparse en los
siguientes sentimientos:

1. Felicidad: la felicidad es una emoción primaria que se entiende como un


sentimiento de satisfacción absoluta, que nace a partir de otra emoción y nos
hace valorar el entorno que nos rodea de una forma positiva.

2. Amor: el amor es un sentimiento hacia alguien o alguna cosa y nace el


deseo de que aquella persona o cosa tengo todo lo bueno que pueda tener,
saca lo mejor de nosotros mismos.

3. Euforia: la euforia es la máxima expresión de alegría, que conlleva un


aumento de nuestra energía y nos hace contemplar la vida de un modo mucho
más positivo. 4. Esperanza: tener fe en alcanzar aquello que uno anhela.

5. Motivación: reacción de entusiasmo y energía ante un deber o una acción.

6. Pasión: sentimiento que está íntimamente relacionado con el amor y tiende a


aparecer en la esfera sexual.

7. Satisfacción: sentimiento que se produce tras la realización de algo bien


hecho, que estimula la confianza y seguridad sobre nosotros mismos.

8. Diversión: focalizar nuestra atención en una acción que nos hace pasar el
tiempo de forma agradable y nos aporta bienestar.

9. Bienestar: estado de equilibrio entre los niveles somáticos y psíquicos de la


persona.

10.Entusiasmo: sentimiento que nace ante la motivación frente a un


acontecimiento. Lista de sentimientos negativos
Del mismo modo que en los sentimientos positivos, son muchos los
sentimientos negativos que podemos experimentar, sin embargo, no debemos
olvidar que aprender a convivir con los sentimientos negativos y darles la
importancia y dedicación que merecen, nos ayudará a crecer como personas.

Los diferentes sentimientos negativos que podemos encontrar a grandes


rasgos son los siguientes:

1. Enfado: sentimiento de disgusto hacia alguien o algo, que causa una mala
disposición hacia el objeto generador de enfado.

2. Ira: es una emoción primaria que es debida a una elevada intensidad de


enfado.

3. Miedo: angustia causada por la percepción de un peligro que puede ser real
o imaginado.

4. Preocupación: estado de inquietud que aparece frente a un problema o


circunstancia.

5. Tristeza: sentimiento que cursa con dolor emocional y que provoca un gran
malestar, que puede desencadenar pensamientos de carácter pesimista y con
tendencia al llanto.

6. Culpa: responsabilidad que la persona asume sobre un hecho o acción, que


conlleva una connotación negativa.

7. Estrés: estado de ánimo de abrumación ante la percepción de sentirse


superado por una determinada circunstancia.

8. Frustración: sentimiento que nace ante la imposibilidad de completar aquello


que se necesitaba o deseaba.

9. Indignación: sentimiento que cursa con enfado por considerar un hecho o


acción como injusta.

10.Vergüenza: incomodidad frente a un hecho sobre el cual la persona se ha


sentido humillada o por anticipación de miedo a poder hacer el ridículo.

11.Vulnerabilidad: sentimiento que engloba sentimientos de fragilidad,


impotencia, sensibilidad e inseguridad, que desencadenan un sentimiento
global de percepción de vulnerabilidad.

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