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Apunte: Impugnaciones y Recursos - Año 2024 -

Prof: Ercilia Alday Bugueño


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Tópico Primera Solemne Segunda Solemne Prueba Sustitutiva Examen

Fecha de 24 de abril 30 de mayo 19 de junio 1 de julio


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(desde y hasta) (hasta el momento)

Evaluaciones:
1ª Prueba escrita / 2ª Prueba escrita / 3ª Trabajo en pareja (apelación y alegato).

Clase 13.03.24
❖ INTRODUCCIÓN A LOS RECURSOS.
Concepto de recurso: El recurso es el acto jurídico procesal de parte o de quien tenga legitimación
actual; mediante el cual impugna una resolución judicial no ejecutoriada, dentro del mismo proceso que se
pronunció, solicitando su revisión a fin de eliminar el agravio que sostiene se le ha causado con su
pronunciamiento.
El recurso es un medio técnico que ejerce una parte dentro del proceso en que se dictó una resolución,
esta no debe haber alcanzado el carácter de firme o ejecutoriada, para la impugnación y subsanación de los
errores que ella eventualmente pueda adolecer, dirigido a provocar la revisión de la misma, ya sea por el mismo
juez que la dictó o por otro de superior jerarquía; ellos tienen la facultad de revisar. Por lo tanto, el recurso es un
medio del cual se hace valer la parte (o tercero) interesada debido a un error en una resolución, este medio revisa
la resolución para dar cuenta de si efectivamente existe o no el error. El fundamento de los recursos es el margen
de error humano que siempre está presente, por ejemplo, un juez se puede equivocar al dictar una sentencia
definitiva de primera instancia ya que otorgó más de lo que la parte demandante pidió, en este caso hay
ultrapetita lo que causa un perjuicio sobre la parte demandada.
Lo que busca el recurso es satisfacer la pretensión judicial de las partes o terceros afectados, siendo
revisada la resolución por el tribunal respectivo.

Elementos:
Para que nos encontremos en presencia de un recurso es menester que concurran conjuntamente todos y
cada uno de los siguientes elementos:
a) Debe estar previsto por el legislador, o sea que la ley debe contemplar el recurso junto con el
Tribunal que debe conocer de él y el procedimiento que debe seguirse para su resolución.
La existencia de todo recurso debe ser contemplada por parte del legislador, por cuanto ello implica
reconocerle atribuciones a los tribunales para conocer de él, resolviendo los asuntos que la ley ha
entregado a su conocimiento. Al efecto, de conformidad a lo previsto en el art. 77 inciso 1 primera parte
de la CPR que señala “Una ley orgánica constitucional determinará la organización y atribuciones de
los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia en todo el
territorio de la República”. En consecuencia, debe establecerse mediante una LOC el Tribunal a quien le
corresponde conocer de un determinado recurso, ello importa concederle a éste determinadas
atribuciones. Esta materia, como regla general, se regula específicamente en el COT, al tratar de la
competencia que corresponde al pleno y a las salas de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema,
sin perjuicio de las LOC especiales que puedan establecerse sobre esta materia.
Por otro lado, respecto a la oportunidad y con la forma que debe seguirse para la tramitación y
resolución de un determinado recurso, atendido a que éste forma parte del procedimiento que debe
seguirse para la solución de un conflicto, debe también ser establecido por el legislador, todo en razón de
lo que señala el artículo 19 N°3 de la CPR ya que toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción
debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer
siempre las garantías de un procedimiento y una investigación racional y justa.
Lo anterior queda reconocido por el legislador en el artículo 352 del código procesal penal.
b) Es un acto jurídico procesal de parte o de quien tenga legitimación para actuar. El
impulso legítimo para oponerlo puede estar en la parte o un tercero. O sea, el recurso es un acto jurídico
unilateral (al igual que la mayoría de actos jurídicos procesales). La mayoría de los recursos presentan

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


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formalidades para su interposición, estas deben ser cumplidas por la parte que las presenta, bajo sanción
de ser declarados inadmisibles por omitir/las.
Como regla general, la parte es el sujeto que se encuentra en una posición que lo legitima
especialmente para impugnar la injusticia de una determinada resolución judicial. Sin embargo, el
recurso puede ser deducido excepcionalmente no sólo por quien haya sido parte formal en el proceso,
sino también por quién habría podido ser parte en el procedimiento en que se pronunció la sentencia.
Se comprende así que también un tercero puede estar facultado para recurrir, el que no es un
tercero cualquiera, sino que es aquel tercero que a título de tercero principal, coadyuvante,
independiente o como sustituto procesal, haya podido actuar en el proceso en que se dictó la resolución
respectiva.
c) Debe existir un agravio o perjuicio para el recurrente. El agravió existe cuando hay una
diferencia entre lo pedido al juez, por una parte, y lo que éste concede al peticionario, por la otra.
Perjudicando a éste la diferencia existente entre lo pedido y lo que en definitiva es concedido en la
resolución pronunciada por el juez. El agravio no sólo es material, sino que se refiere a la distinta manera
de entender la aplicación de la ley material al caso concreto y también cuando la diferencia de lo pedido y
lo conseguido se concreta a cuestiones o peticiones de orden procesal. Entonces el agravio es material y
procesal.
El agravio propiamente tal se entiende que concurre cuando no se obtiene todo lo que se ha
pedido en el proceso. En otras palabras, una resolución causará agravio a una parte cuando ésta le ha
sido desfavorable por no haberse acogido íntegramente las pretensiones o defensas hechas valer por ella
en el proceso.
El agravio o perjuicio es toda diferencia existente en perjuicio de la parte recurrente, y que
tratándose de la sentencia definitiva podemos identificarlo por la diferencia existente entre lo pedido en
los escritos de demanda y contestación, principalmente, y lo otorgado en la resolución judicial.
El agravio o perjuicio se determina y debe existir fundamentalmente en la parte dispositiva de la
resolución sujeta a impugnación, y no en la parte considerativa de ella, en la que se contienen los
fundamentos de hecho y de derecho de la resolución, puesto que es aquella parte en la cual el Tribunal se
pronuncia acerca de las peticiones de las partes. De acuerdo con lo anterior, no nos será posible hablar
de la existencia de un perjuicio o agravio cuando la diferencia sólo existe entre los argumentos en los que
las partes han fundado sus peticiones y la parte considerativa de la resolución, mas no entre las
peticiones de una de ellas y lo resuelto en la parte dispositiva de la sentencia.
Además, es menester tener presente que el agravio o perjuicio puede existir no sólo respecto de
una parte, sino que respecto de todas las partes en el proceso con motivo de la dictación de una
resolución judicial, puesto que ella puede no haber acogido en su parte dispositiva íntegramente las
peticiones de todas las partes. En tal caso, la sentencia causará agravio o perjuicio a ambas partes, y las
dos se encontrarán facultadas para recurrir. La existencia de este tipo de resoluciones es importante,
puesto que además son las que generan la posibilidad de que exista la institución de adhesión a la
apelación, y el recurso de nulidad en el nuevo proceso penal.
Ahora bien, en doctrina procesal se suele distinguir entre dos agravios diferentes: el llamado
agravio objetivo y el denominado agravio subjetivo.
- El agravio objetivo es aquel que surge de comparar la posición del sujeto a quien la sentencia se
le aplica, debiendo existir una diferencia entre lo que en ella se decide, y que naturalmente es el
sustento del concepto mismo de recurso, con lo pretendido por la parte en su demanda o
defensa. Este agravio no provoca inmediata y automáticamente la existencia de un recurso
procesal, ya que es necesario que el agraviado objetivamente decida interponer el respectivo
recurso impulsándolo en la forma dispuesta por la ley de procedimiento, puesto que si se
conforma, o no hace uso de él en la oportunidad correspondiente, precluye su derecho a recurrir.
Con ello, el agravio subjetivo debe concretarse y especificarse por el recurrente respecto de la
parte de la sentencia que estima que le perjudica y que se invoca como el fundamento y el objeto
específico de su recurso.
- El agravio subjetivo, es el que se concreta en la petición que formula el recurrente, es el que
otorga competencia al Tribunal superior, aun cuando el agravio objetivo hubiere sido mayor
para el recurrente. Tal sería el caso, por ejemplo, en que una sentencia condene a pagar una
determinada indemnización de perjuicios y el recurrente, en lugar de pedir su revocación, se
limita solamente a solicitar la rebaja del monto de dicha indemnización. En tal caso, el Tribunal
sólo poseerá competencia para pronunciarse respecto de la rebaja de la indemnización, aun
cuando el agravio objetivo hubiere sido mayor, por lo que habría podido solicitar la revocación
del fallo para generar el rechazo íntegro de la demanda.
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En nuestro ordenamiento jurídico se ha previsto en forma específica el agravio objetivo para
establecer los casos en que una sentencia definitiva causa agravio o perjuicio a una de las partes. Al
efecto, el artículo 751 del CPC nos señala que existe agravio -dentro del llamado juicio de hacienda- en
caso de que:
1. La sentencia no acoge totalmente la demanda (agravio para el demandante).
2. La sentencia no acoge totalmente la reconvención (agravio para el demandado principal/demandante
reconvencional).
3. La sentencia no desecha en todas sus partes la demanda (agravio para el demandado)
4. La sentencia no desecha en todas sus partes la reconvención (agravio para el demandante
principal/demandado reconvencional).
No obstante, tratándose de otros recursos extraordinarios (persiguen la invalidación del fallo no
su modificación; ej. R. de casación), el agravio es más complejo, ya que no basta con el hecho de ser parte
y que el fallo resulte desfavorable a ésta, sino que además se requiere que: debe afectar al recurrente
la causal en que se basa su petición de declaración de nulidad, recordar que existen causales
taxativas en las que debe fundarse este recurso. Pero independiente de ello se deben cumplir con ciertos
requisitos para que se le dé curso al recurso. Por ejemplo, el recurso de casación en la forma sólo puede
ser deducido basado en algunas de las causales que la ley establece, dado su carácter de derecho estricto,
es menester para que se configure el agravio que concurran los siguientes elementos:
- Ser parte en el juicio.
- Que la sentencia sea desfavorable.
- Que el recurrente invoque un vicio que lo afecta a él (artìculo 768 del CPC).
- Que el recurrente no hubiere consentido en el vicio, habiendo preparado el recurso en los casos previstos
por la ley. O sea, se deben haber agotado todas los recursos que franquea la ley para interponer el
recurso de casación (funciona como última opción).
En el nuevo sistema procesal penal excepcionalmente la anterior regla se rompe, tratándose del recurso
de nulidad sólo cuando él se interpone basado en las causales denominadas motivos absolutos de nulidad
(artìculo 374 del Còdigo Procesal Penal), dado que basta la concurrencia de la causal y que la sentencia cause
agravio al recurrente para que sea procedente dicho medio de impugnación, sin que sea necesario exigir que el
vicio le haya generado un perjuicio al recurrente por haberse efectuado esa calificación por parte del legislador, la
que posee un carácter vinculante para el Tribunal que debe pronunciarse acerca de la admisibilidad del recurso.
La nulidad en general y la casación buscan la anulación de las sentencia y no la modificación de esta,
como todos los otros tipos de recursos.
d) Debe impugnarse una resolución judicial no ejecutoriada, dentro del mismo proceso en
que se dictó: Cada recurso tiene un plazo para ser interpuesto, esto dentro de un proceso, sí ese plazo
caduca y no se interpuesto recurso alguno en contra de la resolución respectiva esa resolución queda
firme y ejecutoriada, según el artículo 174 del CPC. Esto relaciónelo con lo que señala el artículo 175 y 176
respecto de la cosa juzgada.
e) Persigue la revisión de la sentencia impugnada: El objeto que se persigue mediante el recurso es
la eliminación del agravio generado en la sentencia. Ello se puede lograr mediante la reforma de una
resolución judicial: La nulidad de una resolución judicial.
Se persigue la reforma de una sentencia cuando ha sido dictada dando cumplimiento a los requisitos
previstos por la ley, pero se estima por la parte que recurre que ella, en su totalidad o en una parte, no ha
resuelto en forma justa el conflicto de acuerdo con lo pedido dentro del proceso, solicitando por ello su
revocación o enmienda. La eliminación del perjuicio o agravio puede obtenerse mediante la
revocación del fallo o mediante su modificación parcial, según si el agravio causado por la resolución
impugnada hubiere sido total o parcial. Los recursos que persiguen este objetivo son los de reposición y
apelación.
Se persigue la nulidad o invalidación de una sentencia cuando ella ha sido dictada sin darse
cumplimiento a los requisitos previstos por la ley, por lo que se requiere por la parte perjudicada
su invalidación por las causales específicas previstas por el legislador para los efectos de eliminar el
agravio que se le ha causado con su dictación.
Los recursos en que se persigue este objetivo son los de casación en la forma y en el fondo, tanto en el
procedimiento civil como en el antiguo procedimiento penal, y el recurso de nulidad, en el nuevo sistema
procesal penal.
Hacer presente que en el recurso de casación en la forma, cuando el vicio se comete en la dictación de la
sentencia, y en el recurso de casación en el fondo no sólo existe la sentencia de casación en la que se
anula el fallo, sino que debe dictarse también una sentencia de reemplazo en la cual se resuelva
correctamente el asunto.
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Fuentes de los recursos.
1. Constitución Política de la República (CPR).
La Constitución puede ser considerada de dos formas como fuente:
a. Fuente directa: Nos encontramos con situaciones en que nuestra Carta Fundamental es fuente directa
respecto de todos aquellos recursos que la propia Constitución crea y cuya reglamentación está
generalmente entregada a una ley posterior.
La Constitución Política, para que las personas se defiendan de los demás individuos frente a acciones u
omisiones que las amenazan, perturban o privan de los derechos y garantías más esenciales, ha
consagrado acciones para permitirles acudir a los órganos jurisdiccionales de mayor jerarquía en busca
de una pronta protección o amparo.
Con tal objeto, nuestra Carta Fundamental contempla recursos y acciones:
- Recurso de protección: Este recurso se prevé en el artículo 20 de la CPR.
- Recurso de amparo: Este recurso se encuentra previsto en el artículo 21 de la CPR. Se
reglamentan dos clases de acción de amparo:
- Acción preventiva: Establecida en el inciso final del referido art. 21. Señala la posibilidad de
amparo para evitar las amenazas en contra de la garantía de la libertad.
- Acción curativa o correctiva: se refiere al caso en que la garantía recién referida ya hubiere sido
violada.
b. Fuente indirecta: Se refiere a todas las normas que se vinculan a instituciones generales del derecho
procesal y entre las cuales deben considerarse los recursos.
i. Bases de la institucionalidad: El art. 7° establece la órbita de acción de los órganos del Estado,
entre los que se encuentran los tribunales. De este artículo se deduce que el sistema de recursos
forma parte de la limitación de la órbita de las funciones de los organismos del Estado.
ii. Derechos y deberes constitucionales: El art. 19 N° 3 establece que la Constitución Política
asegura a todas las personas la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos. Esta
norma lleva envuelta la idea de debido proceso, para lo cual es indispensable un sistema
adecuado de recursos. El recurso responde a la idea de que el proceso sea racional y justo.
iii. El art. 19 N° 7 establece que la Constitución Política asegura a todas las personas el derecho a la
libertad y a la seguridad individual. De estas normas han nacido el recurso de amparo y el
recurso de protección.
2. Código Orgánico de Tribunales (COT).
El COT es fuente directa, este establece diversos recursos, por ejemplo, el que señala el artículo 278 del
COT, este establece el recurso de reposición en carácter administrativo que procede sólo respecto de
resoluciones que versan sobre la calificación de los jueces. Asimismo, establece el recurso de apelación
por esta misma causa.
El COT también reglamenta el recurso de queja. Este recurso se interpone ante una grave falta o abuso
de carácter ministerial que se produce al dictar una sentencia definitiva o interlocutoria que pone
término al juicio o hace imposible su continuación, contra la que no proceden otros recursos. Se dirige
contra la persona del juez o jueces que la hubieren pronunciado, a diferencia de la apelación y los otros
recursos jurisdiccionales, que se dirigen directamente contra la resolución. Puede importar modificar la
resolución dictada con grave falta o abuso y además conllevar a la aplicación de una medida disciplinaria
al juez o jueces que la hubieren pronunciado, lo que se justifica en atención a que procede sólo en caso de
no poderse interponer otros recursos ordinarios o extraordinarios en contra de la resolución.
3. Código de Procedimiento Civil (CPC).
El CPC reglamenta inorgánicamente los recursos procesales, al referirse a ellos tanto en el libro I
(Disposiciones comunes a todo procedimiento) como en el libro III (Procedimientos especiales). Este es
el Código con el que trabajaremos mayoritariamente en clases.
La forma de regular algunos de los recursos en el libro I, sobre las normas comunes a todo
procedimiento, es conveniente, porque así ellos pueden aplicarse a todo procedimiento general y especial
del CPC, salvo norma expresa en contrario.
Los recursos que reglamenta este Código son:
a. El recurso de reposición (art. 181) en su doble aspecto: Habitualmente se denominan reposición
ordinaria o extraordinaria según tenga que interponerse en un plazo determinado o no.
b. El recurso de aclaración, rectificación o enmienda (art. 182). Este mal denominado recurso es
una excepción a la institución del desasimiento del Tribunal.
c. El recurso de apelación (arts. 186 y ss.).
d. El recurso de hecho, tanto el denominado verdadero (arts. 203 y ss.) como el falso recurso de
hecho (art. 196).
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e.El recurso de casación (arts. 764 y ss., título XIX del libro III). En dicho título se establecen
normas comunes al recurso de casación en el fondo y forma; y se contemplan normas especiales
respecto de cada uno de ellos.
f. El denominado recurso de revisión (arts. 810 y ss.).
*OJITO: Acá la profe dijo que seguramente iba a preguntar en la prueba, en un verdadero o falso, el artículo
donde se encuentra cada uno de los recursos anteriores.*
Las disposiciones comunes que se contemplan para la regulación de los recursos presentan como
característica que ellas pueden ser alteradas, en ciertos casos específicos, por normas especiales. Un
claro ejemplo respecto de esta materia lo encontramos en la forma de conceder el recurso de apelación,
dado que se contemplan normas de excepción por sobre las normas generales en diversos preceptos
contenidos a lo largo del CPC y leyes especiales, las que últimamente se han extendido de forma tal que
han revertido la regla general a situaciones excepcionales, como veremos al analizar el recurso de
apelación.

4. Código de Procedimiento Penal

5. Código Procesal Penal

6. Recursos de carácter especial contemplados fuera de los Códigos procedimentales de


aplicación general. Por ejemplo, Ley N° 19.968 que crea los tribunales de familia; Ley N° 17. 322 de
cobro ejecutivo previsional en materia laboral, este establece un cobro ejecutivo distinto para este tipo de
procedimientos; etc.

7. Sistema de los recursos respecto de los tribunales arbitrales.

Clasificación de los recursos.


Los recursos procesales suelen clasificarse atendiendo a los siguientes puntos de vista:

1. Ordinarios y Extraordinarios.
- Ordinarios: Son aquellos que tienen causas genéricas de admisibilidad y proceden en contra de toda
clase de resoluciones, siendo el más característico de ellos el de apelación.
- Extraordinarios: Proceden en contra de ciertas y determinadas resoluciones establecidas por la ley, y,
por causales específicamente señaladas por ella misma, como el recurso de casación.

2. Recursos De Retractación y de Reforma.


- Retractación: Son aquellos cuyo conocimiento y resolución corresponde al tribunal que dictó la
resolución recurrida. Por ejemplo: Recurso de reposición.
- Reforma: Son los que se intentan ante el juez que pronunció la resolución que se impugna, para que sea
conocida y decidida por el superior jerárquico. Por ejemplo, el recurso de apelación.

3. De Nulidad y de Corrección:
- De nulidad: Son aquellos en que la parte recurrente pretende obtener la declaración de nulidad de la
resolución impugnada mediante el respectivo recurso. Por ejemplo, los recursos de casación y revisión.
- De corrección: La parte recurrente, mediante la interposición del recurso no pretende la invalidez de la
resolución sino que busca la modificación o revocación de la decisión contenida en la resolución. Por
ejemplo, el recurso de apelación.

4. Recurso de aclaración, rectificación o enmienda. (Más adelante se estudiará a profundidad).


̄ Aclaración: La resolución en este evento no contiene errores, pero es confusa lo que dificulta su
aplicación.
̄ Rectificación o enmienda: En esta situación, la resolución contiene errores de cálculos numéricos, de
copia o de referencia.

5. De acuerdo con el tribunal ante el que se interpone y por quien se conoce y falla: Atendiendo a este
aspecto, podernos distinguir las siguientes clases de recursos:
a. Recursos que se interponen ante el mismo Tribunal que dictó la resolución para que el mismo los falle:
En doctrina estos recursos reciben el nombre de "recursos de retractación" o remedios procesales. En
nuestro ordenamiento jurídico pertenecen a este grupo el denominado recurso de aclaración,
rectificación o enmienda y el recurso de reposición.
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b. Recursos que se interponen ante el mismo Tribunal que dictó la resolución para que los falle el superior
jerárquico: En nuestro ordenamiento jurídico pertenecen a esta categoría los recursos de apelación y de
casación en la forma. En el nuevo sistema procesal penal, por regla general se encuentra dentro de esta
categoría el recurso de nulidad en contra de la sentencia definitiva pronunciada por los tribunales
orales en lo penal, el que es conocido por la Corte de Apelaciones respectiva.
c. Recursos que se interponen ante el mismo Tribunal que dictó la resolución para que los falle con
competencia per saltum, o sea no su superior jerárquico, sino que el Tribunal de superior
jerarquía de éste: El caso de competencia per saltum para el conocimiento de un recurso lo
encontramos en el recurso de nulidad en contra de una sentencia definitiva pronunciada por un
Tribunal oral o por un juez de garantía en un procedimiento simplificado en el que si se interpone por
algunas de las causales y concurriendo las circunstancias específicas previstas en la ley, es conocido
excepcionalmente por la Corte Suprema y no por la Corte de Apelaciones respectiva. Además, debemos
tener presente que esta competencia per saltum tiene una fuerza atractiva, dado que la Corte Suprema
no sólo es competente para conocer esas dos causales del recurso, sino que también puede conocer
conjuntamente con ellas de las otras causales en que se hubiere fundamentado el recurso y cuyo
conocimiento sería de competencia de la Corte de Apelaciones de no haberse hecho valer alguna de las
dos causales antes referidas.
d. Recursos que se interponen directamente ante el Tribunal que la ley señala para los efectos que los falle
el mismo. Normalmente, en estos casos, los recursos se interponen ante el superior jerárquico.
Pertenecen a esta clasificación los recursos de revisión, de queja y de hecho. Tratándose de los árbitros,
el Tribunal superior jerárquico para los efectos de la interposición de un recurso de queja es la Corte de
Apelaciones respectiva.

6. Clasificación en relación con el efecto devolutivo que produce la interposición del recurso: El efecto
devolutivo es aquel que confiere competencia a un Tribunal de superior jerarquía al que dictó la
resolución impugnada para que conozca y se pronuncie acerca del recurso interpuesto.
- Nos encontraremos en presencia de un recurso que no comprende el efecto devolutivo, denominado
también remedio procesal, cuando el recurso deberá ser conocido y resuelto por el mismo Tribunal que
dictó la resolución impugnada. Ejemplo típico de esta clase de recursos es la reposición. En este caso,
tendremos un solo Tribunal competente para conocer de la causa, como lo es el que está conociendo del
asunto, y a quien le corresponderá también fallar la reposición deducida en contra de la resolución
impugnada por él pronunciada.
-En cambio, nos encontraremos en presencia de un recurso que comprende el efecto devolutivo,
denominado también propiamente recurso procesal, cuando el recurso deberá ser conocido y resuelto
por un Tribunal de superior jerarquía al que dictó la resolución impugnada. Ejemplo típico de esta clase
de recursos es el recurso de apelación, casación en la forma y fondo y recurso de nulidad. En este caso,
tendremos dos tribunales competentes, como lo son el que está conociendo del asunto, ante quien se
interpone normalmente el recurso, y el Tribunal superior, a quien le corresponderá conocer y fallar el
recurso deducido en contra de la resolución impugnada.

7. Clasificación en relación con el efecto suspensivo que produce la interposición del recurso: En los
procesos escritos y de lato conocimiento, la regla general es que se prevea por el legislador que la sola
interposición del recurso genera la suspensión de la tramitación del asunto y la imposibilidad de
cumplimiento de la resolución impugnada. En estos casos, se señala que el recurso se concede en ambos
efectos - devolutivo y suspensivo- y produce el efecto de suspender el cumplimiento de la resolución
impugnada, encontrándonos en presencia por ello de una resolución que no causa ejecutoria y respecto
de la que no es posible por ello pedir su cumplimiento provisional. Ejemplo típico de ello es el recurso de
apelación en el proceso civil. Sin embargo, esta regla general encuentra hoy limitada su procedencia en la
práctica por las modificaciones posteriores introducidas a la apelación en contra de la sentencia
definitiva dictada en un juicio ordinario de mayor cuantía en el proceso civil y en contra de la sentencia
definitiva dictada en contra del ejecutante en el juicio ejecutivo o demandante de cumplimiento
incidental. Otro ejemplo sería el recurso de nulidad en contra de la sentencia condenatoria en el nuevo
sistema procesal penal. En los procesos orales y concentrados, la regla general es que se prevea por el
legislador que la sola interposición del recurso no genera la suspensión de la tramitación del
conocimiento y por ello es posible solicitar el cumplimiento de la resolución impugnada, salvo que nos
encontremos ante una sentencia condenatoria penal. En estos casos, se señala que el recurso comprende
el solo efecto devolutivo mediante el cual se otorga competencia al superior para conocer del recurso,
pero no comprende el efecto suspensivo para, como su nombre lo indica, provocar la suspensión del
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cumplimiento de la resolución impugnada. Aquí nos encontramos en presencia de una resolución que
causa ejecutoria que puede cumplirse provisionalmente. En este caso, tendremos dos tribunales
competentes:
a. El que está conociendo del asunto, ante quien se interpone normalmente el recurso, que continuará
conociendo del mismo, pudiendo incluso pedirse ante él el cumplimiento provisional del fallo;
b. El Tribunal superior, a quien le corresponderá conocer y fallar el recurso deducido en contra de la
resolución impugnada. Ejemplo típico de ello son los recursos de casación en la forma y en el fondo, el
recurso de apelación y el recurso de nulidad en contra de una sentencia absolutoria en el nuevo sistema
procesal penal. El recurso de apelación en el proceso civil contempla, como principio general, su
procedencia en ambos efectos, pero en la práctica procede respecto de la mayoría de las resoluciones en
el solo efecto devolutivo después de las diversas modificaciones introducidas a ese Código.

Principios aplicables al sistema de recursos Chileno.


Por lo que se refiere al sistema de recursos, podemos distinguir claramente la primacía de algunos
principios respecto de ellos, como son los principios de jerarquía, doble instancia y preclusión que veremos a
continuación.
A. Principio de Jerarquía o Jerárquico: Este principio se aplica preferentemente para determinar el
Tribunal competente para conocer de un recurso, existiendo muy escasas excepciones que son señaladas
expresamente por la ley. De acuerdo con esta regla, el recurso interpuesto siempre lo debe conocer y
fallar el superior jerárquico del Tribunal que pronunció la resolución que se impugna.
Hacen excepción a la regla de la jerarquía el recurso de reposición y el recurso de nulidad en los casos de
competencia per saltum de la Corte Suprema, para conocer del mismo cuando se deduce en contra de la
sentencia pronunciada por un Tribunal oral o por el juez de garantía en el procedimiento simplificado.
B. Principio de la doble instancia: Tanto en materia civil como en el antiguo procedimiento penal, el
legislador establece como regla general el principio de la doble instancia para la garantía del debido
proceso.
En el antiguo sistema procesal penal se ve reforzada la existencia de la revisión superior, en caso de no
apelarse, al contemplarse el trámite de la consulta respecto de un gran número de resoluciones.
En el nuevo sistema procesal penal la regla general la constituye la única instancia, dado que no es
procedente el recurso de apelación en contra de las sentencias definitivas pronunciadas en el juicio oral y
en el procedimiento simplificado, y se suprimió el trámite de la consulta. Además, se establece como
principio general la improcedencia del recurso de apelación en contra de las resoluciones dictadas por el
Tribunal oral en lo penal, y respecto de las sentencias dictadas por el juez de garantía sólo es procedente
en los casos expresamente previstos por la ley.
Respecto de las sentencias definitivas que se pronuncian en el nuevo sistema procesal penal, sólo se
prevé la procedencia del recurso de apelación en contra de aquella que se pronuncia en el procedimiento
abreviado.
C. Principio de Preclusión: La mayoría de los recursos tienen una oportunidad o plazo fatal dentro de los
cuales pueden hacerse valer, por lo que si se deducen fuera de ese plazo, deberán ser declarados
inadmisibles, por haberse extinguido la facultad. Transcurrida que sea dicha oportunidad, la facultad de
recurrir se extingue o precluye por el solo ministerio de la ley. Para los efectos de deducir los recursos se
establece por regla general plazo de días, el que es individual y no común para las partes.
Excepcionalmente, sin embargo, existen casos en los cuales el legislador, más que un plazo, contempla
un instante preciso para deducir el recurso, como ocurre en el nuevo proceso penal con el recurso de
reposición en contra de las resoluciones dictadas en audiencias orales, en las cuales éste es procedente
sólo si no hubiere precedido un debate, debiendo deducirse el recurso tan pronto se dictare.
Por otra parte, debemos tener presente que en los recursos se expone otra modalidad muy importante de
preclusión, como es aquella denominada de la consumación, consistente en que la facultad de recurrir
se agota o extingue cuando ella se ha ejercido. En consecuencia, deducido que sea un recurso, se agota la
posibilidad de ejercer ese medio de impugnación, cualesquiera fueren los motivos que se hubieren
omitido en la interposición del recurso primitivamente deducido, o de efectuar modificaciones
posteriores respecto de las causales invocadas por el recurrente al deducir el recurso.
Una clara consagración de este principio la encontramos en el recurso de casación, respecto del cual se
contempla que interpuesto el recurso no podrá hacerse variación de ningún género. Por consiguiente,
aun cuando en el progreso del recurso se descubra alguna nueva causal en que haya podido fundarse, la
sentencia recaerá únicamente sobre las causales alegadas en tiempo y forma.

Tribunales ante los cuales se interponen y conocen los recursos.


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Desde este punto de vista podemos distinguir dos tribunales: Tribunal a quo y Tribunal ad quem.
- El Tribunal a quo es el Tribunal que dictó la resolución que se pretende impugnar y ante el cual se
presenta un recurso.
- El Tribunal ad quem es el Tribunal que falla el recurso interpuesto en contra de la resolución
pronunciada por otro órgano jurisdiccional de inferior jerarquía.

Clase 14.03.24

Resoluciones Judiciales y los Recursos.


La ley chilena común establece un recurso propio para cada tipo de resolución. Recordar que las resoluciones
están contempladas en el artículo 158 del CPC distinguiendo entre sentencias definitivas, sentencias
interlocutorias, autos y decretos. Este artículo no es completo, puesto que dentro del mismo no es posible
comprender algunas resoluciones judiciales.
A continuación nos referiremos a cada resolución judicial, conforme a su naturaleza jurídica, para determinar el
recurso que respecto de ellas ha previsto nuestro legislador.
A. Sentencia Definitiva: En contra de esta resolución, salvo que se hubiere pronunciado en única instancia,
procede el Recurso de Apelación. Además, proceden en contra de las sentencias definitivas otros
recursos, como son los de casación en el fondo y forma, el de revisión, etc., pero como se trata de
recursos extraordinarios, deben concurrir adicionalmente las causales y demás requisitos previstos en la
ley para su interposición. En materia civil y penal nunca procede el recurso de reposición contra esta
resolución.
En el nuevo sistema procesal penal la regla general la constituye la única instancia, dado que no es
procedente el recurso de apelación en contra de las sentencias definitivas pronunciadas en el juicio oral y
en el procedimiento simplificado. Respecto de las sentencias definitivas que se pronuncian en el nuevo
sistema procesal penal, sólo se contempla la procedencia del recurso de apelación en contra de aquella
que se pronuncia en el procedimiento abreviado.
B. Sentencia Interlocutoria:
Hay que distinguir en materia civil y penal, ahora solo se profundizará en materia civil.
El recurso propio de las sentencias interlocutorias es el recurso de apelación. El recurso de reposición no
es procedente por regla general en contra de las sentencias interlocutorias, salvo que la ley expresamente
lo señale, como ocurre, por ejemplo, respecto de la resolución que recibe la causa a prueba y la
resolución que declara desierto el recurso de apelación, entre otras.
Se entienden por interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación, aquellas
resoluciones que simplemente concluyen el juicio y el procedimiento o lo suspenden si no se puede
continuar. Ahora bien, en la práctica, tratándose del recurso de casación, la jurisprudencia ha querido
restringir la aplicación de los recursos de casación en la forma y fondo respecto de las sentencias
interlocutorias. Esto debido a que la mayoría de las interlocutorias dictadas en los juicios ordinarios son
de segundo grado.
Recordemos que las sentencias interlocutorias de segundo grado son aquellas que resuelven sobre algún
trámite que debe servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.
Ninguna de las sentencias interlocutorias de segundo grado reviste las características de aquellas
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación.
Es por esto que debemos quedarnos con las sentencias interlocutorias de primera clase para poder
dilucidar en qué casos ponen término al juicio o hacen imposible su continuación. Debemos, en primer
término, desechar una multitud de sentencias interlocutorias que fallan cuestiones accesorias, porque no
ponen término al juicio ni hacen imposible su continuación, sin perjuicio de resolver un incidente y
establecer derechos en favor de las partes. Ejemplo: la sentencia interlocutoria que resuelve sobre las
tachas, denegándolas, establece derechos en favor de las partes, pero no pone término al juicio ni hace
imposible su continuación. Por lo tanto, la interlocutoria que pone término al juicio o hace imposible su
continuación se refiere a incidentes especiales que puedan tener por su naturaleza la característica de
establecer derechos permanentes en favor de las partes.
Ejemplos que permiten verificar la existencia de estas interlocutorias:
- Incidente de nulidad procesal: La resolución que rechaza la nulidad no es una interlocutoria que ponga
término al juicio. La resolución que acoge la nulidad tampoco pone término al juicio. Dentro de la actual
reglamentación, el Tribunal al acoger un incidente de nulidad procesal debe establecer el punto en que
queda el procedimiento para continuar adelante con su tramitación. Por lo tanto, no se trata de una
interlocutoria que ponga término al juicio, sino que, por el contrario, determina la etapa a partir de la

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cual debe éste reiniciarse. Son aquellas que fallan un incidente, estableciendo derechos permanentes
para las partes.
- Abandono del procedimiento: La resolución que acoge el abandono hace perder el procedimiento e
impide la continuación del juicio. Por lo tanto, la resolución que acoge el abandono del procedimiento es
una sentencia interlocutoria, porque falla un incidente estableciendo derechos permanentes en favor de
las partes, y hace imposible la continuación del juicio, siendo procedente por ello en su contra el recurso
de casación. La sentencia que rechaza el abandono se ha sostenido que no reviste la naturaleza de una
sentencia interlocutoria, pero además inequívocamente no pone término al juicio ni hace imposible su
continuación.
- Incidente de incompetencia: Si por la vía de la excepción dilatoria se acoge la incompetencia absoluta de
un Tribunal, habrá que interpretar que la voz juicio (de sentencia interlocutoria) se refiere al
procedimiento en que se dicta y por lo tanto se trataría de una interlocutoria que pone término al juicio o
hace imposible su continuación, y sería procedente en su contra el recurso de casación. La jurisprudencia
ha aceptado la procedencia del recurso de casación en el abandono del procedimiento y en el
desistimiento. Por lo tanto, quiere decir que son casos en que se pone término al juicio y se trataría
entonces de una especie de interlocutoria. En cambio, tratándose de la incompetencia al decir que igual
puede iniciarse un nuevo juicio ante el juez competente, la mayoría de las veces la jurisprudencia no ha
aceptado la casación en la forma o fondo, por sostener que no ponen término al juicio. No estamos de
acuerdo con esta última posición, por los argumentos antes señalados y además porque la primera causal
de casación es la incompetencia del Tribunal que dicta la sentencia definitiva.
- Resolución que se pronuncia sobre medidas precautorias: La jurisprudencia ha sido vacilante en cuanto
a calificar la naturaleza de esta resolución. Sin embargo, en este caso nunca nos encontraremos ante un
juicio, sino que ante un incidente, y por la tanto, nunca va a tener influencia la resolución de la
precautoria en cuanto a la prosecución del juicio o procedimiento en que ella se decreta o rechaza la
medida cautelar.
C. Autos y Decretos (en materia civil): El recurso propio de los autos y decretos es el recurso de reposición.
Excepcionalmente, los autos y decretos son apelables en subsidio del recurso de reposición (nunca en
forma directa) y para el evento que sea rechazado, siempre que alteren la substanciación del juicio o
recaigan sobre trámites que no están ordenados por la ley. (Se verá más adelante).

Principio Dispositivo y Recursos Procesales:


Una característica común de todos los recursos procesales es que constituyen meras facultades para las partes y
se encuentran estrechamente vinculados con el principio dispositivo. De esto deriva una serie de consecuencias
muy relevantes:
a. La primera es que los litigantes no están obligados a su interposición, sin perjuicio de que puedan existir
algunas materias -aunque algo lejos del proceso civil patrimonial- (J. Hacienda) que ameriten que lo
decidido sea revisado de oficio por el tribunal superior a través del mecanismo de la consulta (artículo
751 del CPC). En este sentido, se dice que el hecho de que "el proceso esté regido por el principio de
impulso de oficio no significa nada con relación a los recursos.” Este tipo de impulso se refiere a la
dirección formal del proceso en cada una de las instancias, pero no a los recursos. Estos siempre han de
iniciarse existiendo una declaración de voluntad expresa de la parte. Esta conclusión mira, no obstante,
al ejercicio del recurso procesal, puesto que en su gran mayoría son tramitados de oficio por los
tribunales encargados de su substanciación.
Con todo, si bien los recursos deben ser concebidos como meras facultades procesales, tampoco puede
desconocer su conexión con el derecho material o sustantivo materia del litigio. Si el objeto de un recurso
se conecta y relaciona directamente con los derechos e intereses materia del litigio, entonces algunos
medios de impugnación tienen una naturaleza evidentemente dispositiva, en la medida en que la
interposición del recurso, su medida y alcance, constituyen una forma o clase de disposición sobre el
litigio. Por ende, la definición privada y eminentemente patrimonial que subyace en la impugnación se
traslada a los recursos como una manifestación palmaria de la autonomía de la voluntad en materia
procesal.
b. La segunda consecuencia de esta característica es que el ámbito específico de la competencia del tribunal
encargado de conocer el recurso -que puede ser el mismo tribunal o el superior jerárquico- queda
delimitado por el escrito de interposición. El tribunal llamado a resolver el recurso no puede excederse
en su decisión, estando vinculado a lo que se solicita en el respectivo recurso. Queda, por tanto, fijada su
competencia y la extensión de su conocimiento por un acto de la parte litigante. De esta forma, en
aquellos aspectos en que la sentencia no es impugnada, el tribunal que conoce del recurso no puede
efectuar modificaciones de ninguna especie. Lo anterior es sin perjuicio, claro está, de la posibilidad del
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tribunal que conoce del recurso de pronunciarse de oficio en aquellos casos en que la ley lo autoriza.
También, conforme lo dispuesto en el artículo 208 del CPC, el tribunal de alzada puede fallar las
cuestiones ventiladas en segunda instancia sobre las que no haya existido pronunciamiento en la
sentencia apelada por ser incompatible con lo resuelto, sin que se requiera de un nuevo pronunciamiento
del tribunal inferior.
c. Contrapartida a esta limitación es la prohibición de la denominada reformatio in pejus. Esta prohibición
impide que el órgano que conoce del recurso modifique la sentencia en perjuicio o agravio del
recurrente. Los recursos procesales constituyen el ejercicio de un derecho constitucionalmente
consagrado, y en ese sentido, sería un fuerte disuasivo a su interposición si el juez que conoce de ellos
pudiese modificar la resolución en agravio del recurrente. Además, se produce una situación de evidente
indefensión procesal desde que el recurrente debe soportar la modificación de la sentencia en su contra
sin haber tenido la posibilidad de defenderse. Hay que tener cuidado en relación a este punto cuando se
trata de recursos cruzados. Es perfectamente posible que más de una parte en el proceso interponga un
recurso procesal en contra de una misma resolución. En este caso, el tribunal que conoce del recurso
puede modificar la resolución en perjuicio de algunos de los impugnantes, pero ese efecto es fruto de la
interposición del recurso de la contraparte y no del propio.
Lo que impide la prohibición de reformatio in pejus es empeorar la situación del impugnante como
consecuencia del ejercicio de su propio recurso procesal.
Un aspecto interesante es el alcance de la potestad conferida a los tribunales en el artículo 775 inciso 1°
del CPC que les permite conociendo por vía de apelación, consulta o casación o en alguna incidencia,
invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso manifiesten que ellas adolecen de
vicios que dan lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a los abogados que
concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales
deberán alegar. Salvo los casos de consulta -trámite que existe precisamente por el interés público
envuelto en la controversia- resulta interesante saber si la prohibición de reforma en perjuicio del
impugnante puede condicionar el ejercicio de esta potestad por los tribunales. En principio, si
entendemos los recursos procesales como manifestación del ejercicio de un derecho, no es razonable que
el sistema jurídico permita al tribunal activar de oficio mecanismos que pueden terminar perjudicando al
impugnante. En los recursos procesales la jurisdicción se mueve para la tutela y protección
del interés del o los impugnantes. Por tal motivo, deberá advertirse caso a caso en qué medida la
invalidación de oficio de la sentencia puede terminar desmejorando la situación o condición del que
ejerce el recurso procesal.
d. Otro aspecto vinculado al carácter dispositivo de los recursos procesales es la posibilidad de renunciarlos
o desistirse. La renuncia, a su vez, puede ser expresa o tácita. Esta última se hará cuando la parte deje
transcurrir los plazos que tenía para interponerlos. La renuncia expresa a su vez puede darse en un
acuerdo contractual por medio del cual las partes manifiestan anticipadamente su voluntad de excluir la
impugnación. Esta posibilidad ha sido objeto de variados pronunciamientos judiciales que dan cuenta de
interpretaciones restrictivas y extensivas. Con todo, la admisión a la renuncia anticipada a los recursos
procesales dependerá, en gran medida, de cómo se abra a la libertad contractual el derecho sustantivo o
material objeto del recurso. Así cuando la relación jurídica aplicable a la controversia admite amplios
márgenes de configuración normativa, por entender que ambas partes se encuentran en posición de
paridad que les permite negociar el contenido del contrato, no debería existir inconvenientes en aceptar
la renuncia anticipada a los recursos. El carácter dispositivo del derecho sustantivo se traspasa al
ejercicio de facultades procesales. Por el contrario, cuando el legislador guía el contenido del contrato
por entender que subyace un interés público o general, la renuncia anticipada puede convertirse en un
instrumento de abuso. Por ende, la renuncia anticipada debe examinarse caso a caso.

Partes y Plazos
Los plazos para interponerlos son fatales. Una vez firme una resolución, no pueden interponerse
recursos de ninguna índole, salvo el de revisión. No cabe duda de que las partes pueden deducir los recursos
procesales consagrados en la ley. Esta posibilidad es absolutamente independiente de la calidad que ocupen en el
proceso: pueden ser demandantes o demandados, para efectos de los recursos procesales es exactamente
indiferente. Lo relevante es que la parte se encuentra agraviada. Con todo, puede presentar un recurso procesal
la parte que haya efectivamente comparecido en el juicio como aquella que se encontraba en rebeldía. Respecto
de este último, la única limitación es que debe respetar lo obrado en juicio.
El problema puede venir respecto de los terceros. Parte de la doctrina estima que los terceros no pueden
en ningún caso interponer recursos puesto que el ordenamiento jurídico establece otros mecanismos para
proteger a estos terceros de los efectos de una resolución judicial. Estas son personas que, sin ser partes directas
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en el juicio, intervienen en él por tener un interés actual en sus resultados. La razón de permitir la intervención
de sujetos aparentemente extraños al juicio es extender los efectos de la sentencia judicial a todos los que pueden
verse afectados por ella. A estos terceros les afectarán los resultados del procedimiento, y esa es una materia en
que existe claramente un interés general.
Para poder intervenir en juicio como tercero es necesario cumplir con los requisitos para ser parte: 1)
tener capacidad para ser parte y capacidad procesal. Pero además se requiere satisfacer una exigencia adicional:
2) deben tener un interés actual comprometido en los resultados del pleito. Ese interés se produce, de acuerdo al
artículo 23 inciso 2° del CPC, "siempre que exista comprometido un derecho y no una mera expectativa, salvo
que la ley autorice especialmente la intervención fuera de estos casos". Debe tratarse de un interés pecuniario,
objetivamente apreciable, descartándose el puro interés moral, intelectual, académico o aquel que se basa en
simples apreciaciones de carácter personal.
La situación de los terceros tiene una solución normativa desde que la interposición de recursos
procesales se encuentra expresamente prevista. Los artículos 22 y 23 del CPC disponen que los terceros que se
presentan en juicio y sean admitidos por el tribunal tienen los mismos derechos que concede el artículo 16 del
CPC a las partes, dentro de ellos, el de "interponer los recursos a que haya lugar, tanto sobre las resoluciones que
recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquier sentencia interlocutoria o definitiva". Sin embargo, la
situación respecto de los terceros coadyuvantes es más compleja. Parte de la doctrina entiende que el tercero
coadyuvante tiene la posibilidad de interponer recursos procesales conforme a las reglas generales. La razón que
se esgrime es que al haber ingresado al proceso le alcanzan los efectos de la cosa juzgada, por lo que cuenta con
plena autonomía respecto de la parte a la cual coadyuva. No obstante, la Corte Suprema ha tenido una postura
diferente. Ha dicho en reiteradas oportunidades:
"La posición jurídica de los terceros coadyuvantes determina el tratamiento procesal en una materia
directamente relacionada con la decisión preliminar que debe adoptar esta Corte, vinculada a la facultad de
los terceros para deducir recursos de casación cuando las partes principales han demostrado su conformidad
con aquella sin interponer recurso alguno o bien cuando, interpuesto, se han desistido del mismo. En efecto,
para decidir tal materia es esencial tener a la vista que, como lo ha reconocido la jurisprudencia de esta Corte,
'el tercero coadyuvante participa en el proceso respaldando y reforzando el interés de la parte principal, es
decir, su posición se encuentra subordinada a dicha pretensión y no puede subsistir de manera autónoma'
(Corte Suprema Rol N° 11.600-2014)”, cuestión que determina que, si la parte a quien coadyuva no interpone
recurso, este tercero no puede recurrir".
De acuerdo con esta corriente jurisprudencial, la posición procesal del tercero coadyuvante para la
interposición de los recursos procesales se encuentra subordinada a la decisión de la parte a la cual coadyuvan.
La solución a esta problemática podría lograrse distinguiendo si el tercero invoca a) un derecho subjetivo o b)
un interés legítimo. Cuando se invoca un derecho subjetivo -como por ejemplo la calidad de comunero de una
cosa cuyo dominio se litiga en juicio-, el tercero debería poder actuar sin limitaciones de ninguna especie, pues se
está disputando un derecho que en realidad es propio. En cambio, cuando el tercero invoca un interés legítimo
que se subordina o depende de la parte a la que coadyuva, entonces es evidente que la posición procesal está
subordinada al derecho o interés de la parte.

Fundamentación de los Recursos Procesales Como Carga Procesal


Otro aspecto que puede considerarse relevante dice relación con la fundamentación de los recursos
procesales. En este aspecto puede sostenerse que "todos los recursos deben estar debidamente fundamentados;
es decir, deben ofrecer un razonamiento sobre la vulneración de normas procesales o sustantivas, incluyendo
consideraciones sobre la revisión, en su caso, de las apreciaciones fácticas hechas por el tribunal que emitió la
decisión recurrida" (por regla general). La carga de la fundamentación de los recursos es la contracara de la
exigencia de fundamentación de la sentencia que pesa sobre los jueces. Si los tribunales asumen el deber de
justificar sus decisiones, los litigantes, a su vez, deberán justificar su impugnación. Por lo demás, la forma en que
se develan los errores en la decisión judicial, y el consecuente perjuicio que causa la resolución, es a través de la
fundamentación de los recursos, esto es, con la exposición de las razones que el impugnante estima para recurrir
en contra de la resolución; por consiguiente, se trata de un aspecto esencial para fijar la órbita de conocimiento
del órgano jurisdiccional que resolverá del recurso", sin perjuicio de las no hayan sido incorporadas al momento
de la impugnación.
En nuestra legislación solo los recursos de apelación (artículo 189 del CPC) y de casación (art. 772 del
CPC) exigen fundamentación expresa, pues los demás recursos procesales no tienen asignada una carga procesal
de fundamentación por parte del impugnante. Lo anterior tiene una consecuencia práctica relevante: cuando la
fundamentación está expresamente exigida por el legislador se convierte en un requisito de admisibilidad del
recurso, por lo que se trataría de una carga perfecta, que no puede ser suplida ni por el juez ni por la contraparte.

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De esta manera, el juez puede declarar la inadmisibilidad cuando el impugnante no satisface la carga procesal o,
incluso, si satisfaciendola, ésta no es razonable ni mínimamente fundamentada.
Otra cosa, por cierto, es que el tribunal se encuentre amarrado con la fundamentación que se propone
del recurso. Se ha dicho que este "no está vinculado por las alegaciones jurídicas de las partes, de modo que no
será incongruente la sentencia si se fundamenta la decisión en argumentos jurídicos distintos a los invocados por
aquéllas, ni tampoco si la conclusión de mantener el fallo de la sentencia recurrida se alcanza en virtud de una
fundamentación jurídica diferente de la en ella contenida, siempre, naturalmente, que se no se altere con ello la
causa de pedir". Por el contrario, si la fundamentación del recurso no viene exigida directamente por el
legislador, entonces se trata de una carga menos perfecta que puede ser suplida por el juez e incluso por la
contraparte. Con todo, siempre será necesario que el impugnante precise la petición que somete a la decisión del
tribunal revisor, dado que, salvo los casos en que es legítima la actuación de oficio, esa petición constituye el
soporte y extensión de la decisión. En consecuencia, una cuestión es que algunos recursos procesales no
requieran fundamentación debido a que tal exigencia no viene prevista por el legislador, y, otra muy diferente, es
que no requieran peticiones concretas.
Ahora bien, la naturaleza y contenido de la fundamentación dependerá del tipo o clase de recurso.
Cuando se trata de un recurso ordinario, prácticamente no existe limitación para la fundamentación desde que la
sola existencia de un agravio resulta suficiente para estos efectos. De igual forma, el tribunal que revisa siempre
goza de la posibilidad de aplicar el derecho conforme a la máxima iura novit curia. Sin embargo, si el recurso
procesal tiene un carácter extraordinario, la fundamentación es más acotada, ya que estos se estructuran sobre
causales específicas que son las que deben prosperar. En estos casos, además, los poderes del tribunal que
conoce del recurso son más limitados.

Fundamento Constitucional de los Recursos Procesales.

Derecho al recurso
No existe una consagración expresa en la CPR de un derecho al recurso. La realidad, en la generalidad de
los países, es que este no se encuentra consagrado expresamente en las cartas fundamentales. Sin embargo, no
ha sido impedimento para que tanto la doctrina como la jurisprudencia constitucional deriven de ciertos
derechos fundamentales de corte procesal el denominado "derecho al recurso". De esta forma es común observar
que la doctrina ha estimado que este derecho se encuentra implícitamente previsto en normas de rango
constitucional que se refieren a derechos procesales.
En este punto han existido algunos matices a partir de sentencias dictadas por los tribunales
constitucionales. Así, en el caso Español, el Tribunal Constitucional ha "venido manteniendo, reiteradamente y
sin variaciones, que no existe en el sistema procesal español un derecho constitucional o fundamental al recurso;
esto es, que no existe propiamente un derecho derivado de la Constitución española a disponer de un recurso en
contra de las resoluciones judiciales, salvo en lo relativo a las sentencias penales condenatorias [...]. La
jurisprudencia del Tribunal Constitucional entiende que es perfectamente imaginable y posible que el sistema
procesal no ofrezca medio de impugnación contra las resoluciones o contra alguna de ellas" No obstante, en el
mismo derecho español, el Tribunal Constitucional ha dicho que una vez que el legislador consagra un recurso
procesal, este se incorpora dentro del derecho a la tutela judicial efectiva, siendo deber de los jueces y tribunales
permitir el acceso al recurso. De esta forma el derecho del justiciable adquiere un carácter legal. Se estima que
esta materia debe ser resuelta por el legislador en base a motivaciones políticas, considerando especialmente la
posibilidad de utilización de los recursos con fines dilatorios y torticeros (o sea: injusto, o que no se arregla a las
leyes o a la razón) que no busquen una genuina revisión de lo resuelto sino extender el estado de incertidumbre e
incerteza de la controversia.
La opinión en el derecho comparado no deja de tener algunos detractores. Reducir el derecho al recurso
a una cuestión de pura legalidad permitiría, desde luego, que el legislador ordenara procedimientos sin
posibilidad de revisión de la decisión judicial. Al respecto se ha indicado que, "en aras de lograr un mejor
funcionamiento y calidad de la administración de justicia que se imparte, los recursos constituyen una auténtica
garantía para los ciudadanos que en cuanto dirigida a evitar los errores cometidos en la instancia que provocan
un gravamen, debería gozar de tratamiento en el marco del modelo constitucional de proceso justo”.
La situación en el derecho nacional es diferente, tanto porque la doctrina como la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional han estimado que los ciudadanos tienen un derecho al recurso derivado de la CPR. Al
respecto se ha dicho que "una de las garantías mínimas puede consistir en entender que los justiciables tienen
derecho a que la decisión judicial que emana del tribunal de primera instancia pueda ser revisada tanto en
cuestiones fácticas como jurídicas por otro tribunal. Un sistema 'racional' de justicia debería permitir que lo que
decida un juez pueda ser revisado por otro tribunal”. Se ha entendido que el derecho al recurso constituye una
garantía auxiliar o instrumental para el litigante, puesto que a través de los recursos procesales se permite una
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revisión y control del cumplimiento de los demás derechos y garantías de índole procesal, como la motivación de
la sentencia, la contradicción, el derecho de defensa, la legalidad de los actos procesales, entre otros. Constituye,
además, una garantía para el Estado de derecho, dado que tiende a comprobar que los jueces y tribunales
sometieron su decisión únicamente a los parámetros legalmente previstos. Por estos motivos resulta difícil
entender que el legislador pueda prescindir completamente de los recursos procesales en un determinado
proceso. Lo anterior se produce sin perjuicio de que el legislador pueda recortar, para determinados tipos o
clases de procesos, tanto los recursos admisibles como las causales en que este pueda fundarse, ya sea por
razones sustantivas o simplemente por la necesidad de armonizar la celeridad del proceso y el derecho a recurrir.
Lo que no está claro es en qué garantía específica es posible situarlo. Algunos autores entienden que el
derecho al recurso se incorpora en la tutela judicial efectiva (artículo 19 N° 3 inciso 1° de la CPR), siendo un
derecho de contenido prestacional que impone al legislador el deber de establecer la existencia de un recurso
procesal en contra de la sentencia definitiva. Otros, en cambio, entienden que forma parte del debido proceso.
Esta línea sigue la Corte Suprema que, en sentencia de queja de 18 de noviembre de 2011, Rol N° 7735-2011,
entendió que el derecho a recurrir forma parte de la garantía de un justo y racional procedimiento:
"Que, por lo expuesto, en resguardo del interés social comprometido y por existir un vicio que afecta la
garantía asegurada por el inciso quinto del numeral tercero del artículo 19 de la Carta Fundamental, relativa al
justo y racional procedimiento, atendido que en la especie, como ha quedado dicho, se ha denegado a la parte
afectada el derecho de recurrir de la sentencia que se estima agraviante, para ante el tribunal superior a fin de
que éste revise lo allí actuado, y no obstante que dicho recurso, era del todo procedente, tal defecto no resulta
posible de subsanar por otra vía que no sea mediante la declaración de nulidad de los actos viciados y de aquéllos
que de éstos deriven"
Por otro lado, el Tribunal Constitucional ha entendido en reiteradas oportunidades que los ciudadanos
tienen derecho a un recurso procesal, derecho que se encontraría implícito en las garantías de un procedimiento
racional y justo. Con todo, el derecho al acceso al recurso se satisface cuando el legislador determina la
procedencia de al menos un recurso procesal respecto de una resolución judicial, cuidando además no establecer
exigencias impracticables o que dificulten en demasía su ejercicio. No existe, por lo mismo, el derecho a un
recurso concreto.
De esta forma, se distingue entre lo que es el derecho a la impugnación de las sentencias, que podría
configurarse como el derecho a deducir un recurso como parte del debido proceso, de otro supuesto que es el
derecho a un recurso en concreto. Este último no existe, y el legislador podrá disponer libremente el recurso que
sea procedente en contra de una resolución judicial en base a razones discrecionales o de política sustantiva.
El Tribunal Constitucional ha sido enfático en esto. Así ha señalado:
"Existe acceso efectivo a la jurisdicción en todos los momentos de su ejercicio, que se manifiesta en la
exigibilidad de la apertura y, consecuentemente, de la sustanciación del proceso, además del derecho a participar
en los trámites del mismo, en igualdad de condiciones que los demás intervinientes. Pero una cuestión distinta es
que la Constitución obligue al legislador a establecer algún recurso judicial determinado. Establecida la
posibilidad de revisión, el legislador es libre para determinar el modo y los procedimientos para lograrla". Con
mayor razón, si el legislador puede establecer la procedencia de un recurso, podrá restringir los que consagre
para ciertas hipótesis. Así lo hace, por ejemplo, con la casación en la forma, que resulta improcedente en contra
de la sentencia de segunda instancia en materia de familia (artículo 67 N° 6 letra a) de la Ley N° 19.968) o con
algunas causales del recurso de casación en algunos juicios especiales por aplicación del artículo 768 inciso 2° del
CPC. Todas estas restricciones y limitaciones son perfectamente tolerables en la medida que se contempla la
procedencia amplia de otros recursos procesales ordinarios o extraordinarios. Ahora bien, en la jurisprudencia
constitucional esto sigue siendo algo controvertido. Últimamente, por voto de mayoría, se ha estimado que la
exclusión de causales de recurso de casación en la forma para los procedimientos especiales según la regla del
inciso 2° del artículo 768 del CPC no resulta constitucionalmente justificada.
Cabe señalar, por otro lado, que este derecho al recurso no implica que este deba seguir un
procedimiento concreto o establecido. Así, por ejemplo, se estima que cumple con el estándar constitucional el
recurso de apelación que, de acuerdo a la ley, debe tramitarse en cuenta y no previa vista de la causa. Por último,
el derecho al recurso debe ser concebido como una instancia de revisión de las resoluciones judiciales más
relevantes, es decir, aquellas que se pronuncian sobre el fondo del asunto, las que ponen fin al procedimiento o
generan consecuencias extraprocesales como las que se pronuncian sobre medidas cautelares. De esta manera, si
el legislador restringe o simplemente niega la posibilidad de recurrir en contra de alguna resolución que no sea
de las indicadas precedentemente, no se produce lesión del derecho al recurso.
¿Es la doble instancia un derecho constitucional en materia civil?
Quedó claro que los justiciables únicamente pueden reclamar el derecho a interponer un recurso
procesal, cualquiera que este sea. Existe un derecho al recurso procesal pero no a un recurso específico. Esta
interpretación abre la posibilidad de considerar a la doble instancia en materia civil como una decisión entregada
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exclusivamente al legislador, así como también su regulación específica, cuidando, por cierto, no afectar el
ejercicio del derecho en su esencia. No hay, en consecuencia, un derecho a la doble instancia, esto es, a que
la decisión sea revisada íntegramente en sus cuestiones fácticas y jurídicas por un tribunal superior jerárquico.
Esta conclusión no parece generar mucho problema en el contexto actual del CPC que consagra de modo
amplio el recurso de apelación. Pero sí tiene mucho sentido en la discusión de la reforma al proceso civil, donde
el carácter disponible o no de la doble instancia podría constituirse en un verdadero acertijo jurídico. Para
quienes apuestan por la doble instancia como garantía de revisión integral de las cuestiones jurídicas y fácticas
del litigio, esa revisión se condice con las exigencias de un procedimiento racional y justo, en la medida que
permite controlar la determinación de los hechos en un sistema probatorio de libre apreciación judicial. Mientras
más espacios de libertad de decisión se les otorguen a los jueces, mayores y mejores deberían ser los controles
jurisdiccionales para garantizar la racionalidad y justicia del proceso y de la decisión. Esta conclusión tiene un
alto grado de plausibilidad (mayor libertad para los jueces, mayor control de sus decisiones), pero la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha dicho sistemáticamente que el derecho del
justiciable es al recurso procesal pero no a la doble instancia; tampoco se alinea con la evolución en el
sistema de recursos procesales que ha tenido nuestro país en el último tiempo, donde se ha abandonado, incluso
en materia penal, el recurso de apelación generando paradigmas recursivos mucho más estrechos a la
impugnación de la resolución final, fundados seguramente en el carácter oral, público y concentrado de los
nuevos procesos.
En este sentido, al menos en nuestro país la evolución legislativa ha ido caminando hacia una suerte de
incompatibilidad entre la oralidad y la apelación. Se estima que el recurso de apelación no es compatible con un
proceso oral, pues los jueces superiores no estarían en posibilidad de revisar el juicio en su integridad al no haber
presenciado la práctica de la prueba, como la testimonial y pericial. Con todo, entiendo que la oralidad no tendría
por qué constituir un obstáculo insalvable para el recurso de apelación. Por tres razones: en primer lugar, porque
en los procesos civiles los elementos determinantes para la resolución de los litigios suelen estar recogidos en
documentos, en los que no hay inconveniente en que sean valorados en segunda instancia; en segundo lugar,
porque existen procesos, como el de familia, en el que sí se consagra la doble instancia como regla general para el
conocimiento de los conflictos, lo que ha demostrado, en la práctica, que oralidad y apelación no son
incompatibles pero sí más difíciles de articular. En tercer lugar, porque la doble instancia no supone reproducir
las pruebas, sino únicamente revisar cómo han sido valoradas por los tribunales inferiores. Lo anterior, por
cierto, no resta mérito a que la doble instancia sea un mecanismo muy deseable de revisión judicial, pues supone
la posibilidad de control amplio de las cuestiones jurídicas y fácticas de la sentencia. Esto puede ser
particularmente necesario en juicios complejos, que son conocidos por órganos unipersonales, en que la cantidad
de procesos e información disponible hacen a la decisión más susceptible de error.

Consecuencias del carácter constitucional del derecho al recurso procesal

Entender que el derecho al recurso tiene un carácter constitucional tiene importantes repercusiones en
la forma en que se conciben las normas que lo regulan. Estas repercusiones pueden resumirse en las siguientes:

a. En primer lugar el legislador debe cuidar la regulación de los respectivos recursos procesales, no
pudiendo someterlos a requisitos o condiciones que hagan imposible o dificulten en demasía su ejercicio.
Estos requisitos no pueden ser desproporcionados u obstaculizadores, esto es, deben ser “razonables";
en síntesis, no pueden afectar el libre ejercicio del derecho a interponer un recurso procesal.
Con todo, al menos en nuestro país la tendencia es a rigidizar cada vez más la regulación de los recursos
procesales, con exigencias formales, que muchas veces no resultan del todo justificables. Hay un
abandono progresivo de la apelación, por antonomasia un recurso amplio y flexible, y un acercamiento a
los recursos de nulidad (penal y laboral) sustentados en la invocación de causales tasadas y con
requisitos de formalización que los hacen de difícil acceso.
Los jueces y tribunales están obligados a efectuar una interpretación de las normas que regulan los
recursos procesales, sus requisitos de admisibilidad, de la forma más favorable para el litigante, de
manera que frente a casos de dudas deben preferir la interpretación que permita el acceso al recurso.
Esta consecuencia no puede, sin embargo, llegar a desvirtuar la verdadera naturaleza jurídica de las
resoluciones judiciales impugnadas.
Un fallo palmario de esta forma de entender el derecho al recurso se lee en la sentencia de la Corte
Suprema, de 28 de noviembre de 2011, Rol N° 7888-2011. En ese caso, la Corte de Apelaciones de
Concepción había declarado inadmisible un recurso de casación por entender que no estaba cumplida la
carga de ser patrocinado por abogado habilitado para el ejercicio de la profesión. La Corte Suprema, sin
embargo, conociendo por vía de queja, y sin perjuicio de su rechazo, entendió que la Corte de
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Apelaciones de Concepción había efectuado una interpretación formalista del artículo 772 del CPC,
generando una obstaculización al ejercicio del derecho a recurrir, transgrediendo la garantía de un justo
y racional procedimiento. En dicho fallo nuestro Máximo Tribunal actúa efectuando una interpretación
finalista de la disposición, analizando el objetivo previsto por el legislador al momento de exigir el
patrocinio de un abogado habilitado. A juicio de la Corte, dicha finalidad -con las múltiples reformas
introducidas a la casación-, perdió todo sentido, convirtiéndose en un requisito carente de justificación.
Es por este motivo que la forma en que debe entenderse cumplido el requisito del patrocinio de abogado
debe ser laxa, no formalista ni estricta.

b. Ligada a esta característica también se ha dicho que corresponde a los jueces y tribunales realizar una
interpretación de los requisitos de admisibilidad de los recursos procesales en una forma que no sea
arbitraria, manifiestamente irrazonable o con error patente, pues ello implicaría una abierta
transgresión al derecho al recurso. Una interpretación excesivamente rígida de los requisitos
establecidos por el legislador para la interposición de un recurso podría dar lugar a un recurso de queja
en aquellos casos que se compruebe que ha existido falta o abuso.

c. Otra consecuencia del carácter constitucional del derecho al recurso es la impugnabilidad de las
resoluciones judiciales como regla general. Al contrario, la inimpugnabilidad de las resoluciones tiene un
carácter excepcional y acotado a los casos que expresamente se establecen por el legislador. Si no hay
regla expresa, se entiende que la resolución es impugnable. En nuestro país, al menos para el
proceso civil patrimonial, se respeta íntegramente esta regla. En prácticamente todos los ordenamientos
jurídicos existen resoluciones judiciales que no pueden ser objeto de impugnación. El caso chileno no es
la excepción desde que los artículos 159 inciso final y 210 del CPC establecen el carácter inimpugnable de
esas resoluciones. Sin embargo, estas no afectan el derecho al recurso desde que este no tiene que ver
con los actos o resoluciones de trámite, sino que, tal como ya se advirtió, con las resoluciones definitivas
o interlocutorias que causen un daño que debe repararse por medio del recurso procesal.

d. Otro aspecto que puede conectarse indirectamente al derecho al recurso es la motivación de las
resoluciones judiciales. Se estima que la motivación de las resoluciones es un aspecto clave en la
posibilidad de impugnarlas, desde que el tribunal da conocimiento público de los motivos y
razonamientos que lo llevaron a la decisión, y las partes quedan en situación de discrepar y fundamentar
su impugnación. Esto ha sido un lugar común en la doctrina.
Nuestra jurisprudencia también ha resaltado esa estrecha relación. La Corte Suprema, en
sentencia de 9 de septiembre 2010, Rol N° 563- 2010, expresamente vinculó la motivación de la
sentencia con la efectividad del recurso procesal. Ciertamente si los jueces no tuvieran el deber de
exponer los motivos de su decisión sería difícil, por no imposible, detectar el error jurídico o fáctico en
que han incurrido.
En nuestro derecho esta relación, que no siempre está presente, el legislador ha previsto las
exigencias de motivación solo para las sentencias definitivas de primera instancia y para las de segunda
instancia siempre que revoquen o modifiquen las de primer grado (art. 170 del CPC). Para los autos y
sentencias interlocutorias el legislador sólo ha exigido motivación cuando la naturaleza del negocio así lo
permita (art. 171 del CPC). De igual forma, tratándose de la sentencia de segundo grado que se limita a
confirmar la de primera instancia, tampoco existe el deber legal de fundamentarlas.
Así, la exigencia de motivación de las resoluciones judiciales es siempre aplicable cuando se trata
de decidir cuestiones controvertidas, puesto que estas requieren que el tribunal exponga los motivos que
justifican su decisión. Por lo demás, la única forma de dejar a las partes en condiciones de deducir los
recursos procesales es fundamentando las resoluciones judiciales. Serán los motivos que justifican las
decisiones del juez los que las partes deberán ponderar al momento de discernir si recurren o no en
contra de la resolución.

e. Otra consecuencia derivable de esta característica del derecho al recurso es que los defectos del escrito de
interposición no debieran afectar su admisibilidad, salvo que consistan en defectos de trascendencia y
sin posibilidad de subsanación. Esta consecuencia puede ser más resistida en el ámbito de los recursos
extraordinarios, donde la calidad de derecho estricto hace exigente el cumplimiento exacto de sus
presupuestos de admisibilidad. Lo dicho es sin perjuicio de la interpretación que ha sostenido la Corte
Suprema sobre el estándar de cumplimiento del requisito de patrocinio en el recurso de casación.

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Procedencia, Admisibilidad, y Prosperabilidad de los Recursos Procesales
Estos conceptos suelen confundirse y utilizarse indistintamente en el ámbito de los recursos procesales.
Sin embargo, tienen significados propios.
Se dice, por un lado, que “la procedencia del recurso se hace depender de la concurrencia de
presupuestos procesales”. En el ámbito de nuestro derecho, esto ocurría si la resolución en contra de la cual se
recurre no es susceptible de recurso alguno o bien si el recurso es interpuesto ante un tribunal distinto al que
corresponde de conformidad a la ley. En estos supuestos, el juez que dictó la resolución recurrida o el superior
jerárquico, en su caso, pueden de oficio declarar su improcedencia.
Por otro lado, la admisibilidad del recurso "hace referencia al cumplimiento de los requisitos exigidos
por la ley para que pueda sustanciarse un recurso procedente". Si un recurso se encuentra interpuesto fuera de
plazo o no cumple con las exigencias formales establecidas por el legislador, deberá declararse su
inadmisibilidad. Este trámite se encuentra expresamente consagrado en nuestro ordenamiento procesal civil a
propósito de la apelación (art. 201 del CPC), aun cuando también se contemplan en la disposición ciertas
hipótesis de improcedencia, como que la resolución no sea susceptible del recurso interpuesto. Igual revisión de
admisibilidad se realiza en torno a los recursos de casación en el fondo y en la forma (arts. 776, 778, 781 y 782 del
CPC).
Por último, la prosperabilidad del recurso depende del fondo del asunto, y mira a su estimación o
desestimación por parte del tribunal llamado a conocer del mismo. Este requisito apunta a lo que se denomina
fundamentación del recurso, lo que tendrá que ser valorado conforme a las prescripciones del derecho que
resultan aplicables a la controversia. La procedencia y la admisibilidad son requisitos necesarios para que un
recurso pueda prosperar, y ahí suelen reconocerse amplios poderes a los jueces para efectos de que analicen y
determinen si se cumplen los presupuestos formales, de cumplimiento previo para un examen sobre el fondo del
recurso. Esta facultad, incluso, la tienen jueces superiores, quienes de oficio pueden determinar si los recursos
han dado cumplimiento estricto a los requisitos de admisibilidad (arts. 775 y 785 inciso 2° del CPC).

Normas comunes a todos los Recursos Procesales


La mayoría de los recursos procesales están regulados en el CPC, menos el recurso de queja que se
encuentra regulado en el COT. Todos son aplicables a los litigios civiles patrimoniales y presentan una serie de
reglas o normas comunes que se deben cumplir como presupuesto de admisibilidad y eficacia, las que se
detallan.
1) Regulación: No hay en el CPC una regulación sistemática de los recursos procesales. A diferencia de
otras instituciones, la regulación de los recursos procesales se encuentra difuminada en diferentes partes
del CPC. Así, en el Libro Primero, "De las normas comunes a todo procedimiento", se encuentran
regulados el recurso de apelación, recurso de hecho, reposición, aclaración, rectificación y enmienda. En
el Libro Tercero, "De los juicios especiales", se encuentran regulados los recursos de casación en el fondo
y en la forma. El recurso de queja, por su parte, no está regulado en el CPC, sino en el artículo 545 del
COT. Además de esta regulación específica, resultan aplicables a los recursos las disposiciones relativas a
las actuaciones judiciales. Esta dispersión regulativa ha impedido construir adecuadamente una teoría
general de los recursos procesales, capaz de estructurar principios y criterios comunes aplicables a todas
las impugnaciones, cualquiera sea su alcance.
2) Deben interponerse por escrito: Cualquiera que sea su naturaleza, característica o contenido, todos los
recursos procesales deben interponerse por escrito. Se trata de una actuación procesal y como tal debe
cumplir con todos sus requisitos. Esta es una característica propia del procedimiento civil actual, aunque
también la exigencia de escrituración es común en los procesos orales modernos.
Se estima que la escrituración es una herramienta mucho más eficiente que la oralidad, desde que
permite fijar con certeza el ámbito de extensión del recurso, las peticiones y fundamentos. Otorga la
certeza y seguridad que no facilita la oralidad. De igual manera, todo recurso debe encabezarse de una
suma que indique la naturaleza del recurso que se interpone, lo que debe ser coherente con el cuerpo del
escrito. En la práctica, cuando existe una discrepancia en lo anunciado en la suma y el contenido del
escrito, el juez solicita a la parte aclarar o concordar su presentación, de manera de subsanar el defecto y
hacer factible el derecho al recurso.
Pero hay algunas excepciones, por ejemplo, el recurso de reposición y apelación de resolución que se
tramitan directamente en una audiencia; En materia laboral cuando se acoge una excepción de
caducidad de la audiencia preparatoria se debe apelar de inmediato en la audiencia. El demandante,
dentro de esa audiencia debe apelar ya que no se puede interponer un recurso; etcétera.
3) Deben ser presentados por personas con IUS POSTULANDI: El ius postulandi es la capacidad de un
sujeto para pedir en juicio. La ley solo se la reconoce a ciertas personas -aquellas mencionadas en el
artículo 2° inciso 1° de la Ley N° 18.120-, y son ellas las que pueden presentar un recurso procesal. No
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puede presentar un recurso procesal la misma parte que actúa en juicio. Debe hacerlo por medio de su
apoderado. Si la interposición del recurso es la primera actuación del pleito deberá además ser
patrocinada por abogado habilitado para el ejercicio de la profesión (art. 1° inc. 1° de la Ley N° 18.120).
Nuestro legislador, en un resabio de la anterior legislación, ha exigido respecto del recurso de casación el
patrocinio de abogado habilitado (art. 772 inciso final del CPC). Se trata de un requisito adicional, puesto
que el patrocinio debe estar especialmente constituido para efectos del recurso de casación, con
independencia de si sea el mismo abogado patrocinante de la causa u otro diferente.
4) Renunciar a un recurso requiere facultad especial: De acuerdo al artículo 7° inciso 2° del CPC, para
renunciar a un recurso procesal se requiere una facultad especial del mandatario judicial. Esto significa
que, sin el consentimiento expreso del mandante, el apoderado judicial no puede renunciar a los
recursos procesales ni antes ni durante el plazo para interponerlos. Ahora bien, aunque la ley no lo dice,
se entiende que la renuncia a los recursos debe ser expresa. No cabe, por tanto, exigir facultad especial
cuando se trata de una renuncia tácita, que se produciría cada vez que el mandatario deja transcurrir los
plazos sin deducir un recurso procesal.
La ley no distingue respecto del tipo de recurso al que no se puede renunciar sin facultad expresa.
Debieran considerarse todos. Problema aparte genera la renuncia anticipada a un recurso procesal,
mediante un acto sustantivo por el cual los litigantes excluyen la procedencia de ciertos medios de
impugnación. Esto suele ocurrir en los compromisos o cláusulas arbitrales, donde las partes, junto con
determinar que su conflicto será sometido al conocimiento de un juez árbitro, determinan que la
decisión no será susceptible de recurso alguno. No obstante la elocuencia con que suele afirmarse esta
renuncia anticipada, la doctrina y jurisprudencia están contestes en entender que solo alcanza a los
recursos ordinarios, como la apelación o la reposición, pero no a ciertas causales de los recursos
extraordinarios, como la ultra petita en la casación en la forma (art. 768 N° 4 del CPC) o el recurso de
queja cuando ha existido falta o abuso en el pronunciamiento de la sentencia (art. 545 del COT). Aquí
existen razones de orden público que impiden que la renuncia anticipada sea susceptible de generar
efectos.
5) Deben ser fundamentados y contener peticiones concretas: Este presupuesto no está expresamente
contemplado en la ley con un carácter general. Para el recurso de apelación se establece la carga de
justificarlo y de expresar peticiones concretas en el artículo 189 inciso 1° del CPC. Respecto de los
recursos de casación, su propia naturaleza de derecho estricto ha hecho exigible la precisión de los
fundamentos y las peticiones. Al respecto se ha resuelto: "Que del mérito de la lectura del recurso se
puede constatar que éste no reúne los requisitos formales que exige el artículo 772 del CPC. En efecto, no
explica en qué consiste el error de derecho que denuncia, desde que se limita a señalar que la sentencia
habría considerado como causal eximente de responsabilidad en materia civil el artículo 21 de la Ley N°
18.575 que acusa como erróneamente aplicado, sin explicar ni fundamentar al respecto, y tampoco
señala de qué modo el referido error habría influido en lo dispositivo del fallo, pues no indica de qué
manera repercutió en la decisión de rechazar la demanda el que los sentenciadores estimaran que el
Fondo de Ayuda Mutua no es un solo acto administrativo". Sin embargo, y en todo caso, la dialéctica
procesal exige que el litigante que impugna una resolución exponga los fundamentos que convenzan al
juez o al superior jerárquico de la necesidad de adecuar la resolución a la legalidad. Esto es evidente:
resulta difícil pretender modificar una resolución judicial sin explicar los motivos por los cuales se
estima que el juez ha errado en su decisión.
Tratándose de los recursos que buscan corregir errores procedimentales (reposición, aclaración
rectificación y enmienda, etc.), la carga de fundamentación y de indicar peticiones concretas puede no
ser tan exigente, en la medida que el juez puede suplirlas de oficio. El juez cuenta con una serie de
poderes procesales destinados a anular los actos contrarios a la legalidad o evitar la nulidad de los actos
del procedimiento (arts. 83 y 84 del CPC). De esta forma, aun cuando las partes no sean tan precisas
sobre las peticiones y sus fundamentos, de igual manera el tribunal puede actuar de oficio.
Se ha dicho y resuelto que en estos aspectos existe un interés general que trasciende el de las partes. La
Corte Suprema, en fallo de 23 de marzo de 2012, casando una sentencia de la Corte de Talca, indicó:
"Que de lo que se viene reseñando queda en evidencia que la Corte de Apelaciones de Talca, al resolver
de oficio como lo hizo, pasó por alto principios esenciales relativos a la ritualidad del proceso, como lo
son, entre otros, el de la cosa juzgada, el de convalidación y el de oportunidad, aspectos todos que miran
no solamente al interés privado de los litigantes, sino que también al orden público o al interés general y
dio incorrecta aplicación al artículo 84 del Código de Procedimiento Civil, incurriendo, con ello, en un
error en la tramitación del proceso, que impele a esta Corte a corregir tal yerro, acogiendo el libelo de
nulidad sustancial que se viene analizando"'

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6) Plazos de interposición de los recursos: Todos los recursos procesales para que sean declarados
admisibles deben interponerse dentro del plazo legalmente establecido. No es un plazo único, pues varía
según la naturaleza de la resolución recurrida y la instancia en la que es dictada. Se trata, por lo general,
de un plazo fatal, individual y de días hábiles; en consecuencia, no son susceptibles de ser ampliados más
allá de su vencimiento previsto en la ley. Es importante tener claridad del carácter individual del plazo
para recurrir. Este corre para la parte respectiva desde el momento de la notificación de la resolución,
independientemente que la otra u otras partes del proceso no hayan sido notificadas. Lo anterior es sin
perjuicio de que el legislador, mediante una norma expresa, disponga lo contrario.
Cabe mencionar que, por expresa disposición legal, el juez no puede subsanar las actuaciones viciadas en
razón de haberse realizado estas fuera del plazo fatal indicado por la ley (artículo 84 inciso final del
CPC). Por lo mismo, si el recurso ha sido interpuesto fuera de plazo, no queda otro camino que declarar
su inadmisibilidad por haber precluido la oportunidad procesal.
Con todo, los plazos para interponer los recursos deben ser establecidos por el legislador. No pueden
quedar entregadas al arbitrio judicial. En este punto resulta esencial que el legislador cuide en establecer
plazos razonables, que faciliten y permitan el ejercicio de los recursos. Para ello pueden establecerse
diferentes criterios: tipo de recurso, clases de resoluciones, materia en que inciden, tipo de
procedimiento, etc.

Fin de la parte introductoria del curso.

Clase 20.03.24
❖ RECURSOS PROPIAMENTE TALES.
Recurso de aclaración, agregación, rectificación o enmienda

Para estudiar este recurso es necesario referirse, en forma previa, por su estrecha vinculación, al
principio del desasimiento, también denominado invariabilidad de las resoluciones judiciales, como uno de los
efectos de estas.
No se ha de olvidar, asimismo, que todas las resoluciones judiciales están llamadas a adquirir firmeza o
ejecutoriedad, lo cual permite y garantiza la continuidad de los actos jurídicos procesales y su dirección hacia la
obtención final de una sentencia definitiva invariable y firme o ejecutoriada, así como a su posterior ejecución en
el caso de las sentencias declarativas de condena que imponen una prestación de dar, hacer o de no hacer (arts.
1°, 10 y 11 del COT y arts. 174, 175, 182 y 231 y ss. del CPC), a diferencia de las sentencias meramente declarativas
o constitutivas que no requieren, en puridad de conceptos, de ejecución posterior"
Pues bien, el denominado recurso de aclaración constituye, como se verá, una excepción al principio del
desasimiento del tribunal o de invariabilidad de las resoluciones judiciales, regulado en el artículo 182 del CPC
que se produce mediante la notificación de la respectiva resolución a alguna de las partes del proceso.
No se produce el desasimiento del tribunal respecto de los autos y de los decretos, los cuales podrán
ser modificados por el superior jerárquico del tribunal que los dictó, a petición de partes, mediante el recurso de
reposición, según lo señala el Art. 182 inciso 1°.
Así entonces, sólo se produce desasimiento respecto de las sentencias interlocutorias y las sentencias
definitivas, una vez se encuentren notificadas a alguna de las partes.

Desasimiento
La profe indica que en su apunte se encuentra un repaso o ayuda memoria de esta institución. Si bien no
fue comentado en clases (porque según ella deberíamos tenerlo suficientemente claro a esta altura de la carrera),
se reproduce a continuación íntegramente:
La voz "desasimiento", en su sentido natural y obvio, según el Diccionario de la lengua española, de la
Real Academia Española, es la "acción y efecto de desasir o desasirse", y el verbo en infinitivo "desasir" significa:
"soltar, desprender lo asido.
Por su parte, el inciso 1° del artículo 182 del CPC se refiere al principio del "desasimiento" en cuanto
expresa: "Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna".
Debe desasir y por ello no puede corregir su sentencia, en cuanto al objeto de la litis, y debe mantenerse
completamente desprendido, al margen.
En otras palabras, el desasimiento no es sino un efecto jurídico que se traduce en la invariabilidad de las
resoluciones por parte del mismo tribunal que las dictó; en ese sentido, el órgano jurisdiccional se desprende
figuradamente de lo "asido", una vez notificada, ya que después de ella le queda prohibido alterarla o modificarla
en manera alguna.
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Del mismo modo, todas las sentencias definitivas e interlocutorias están llamadas a adquirir firmeza o
ejecutoriedad para que el proceso pueda seguir desarrollándose de manera normal y, en su caso, para llegar a la
etapa de cumplimiento o ejecución.
En efecto, como se dijo precedentemente, se pone de manifiesto que el desasimiento del tribunal es uno
de los efectos de las sentencias definitivas e interlocutorias en cuya virtud no pueden ser alteradas o modificadas
en modo alguno por el juez que las dictó. El juez queda desvinculado o separado de su sentencia y no puede
corregirlo o enmendarlo al haber concluido su actividad jurisdiccional.
El "desasimiento" es denominado, de modo equivalente, por el artículo 214 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil 1/2000 como principio o regla de la "invariabilidad de las resoluciones" y en cuya virtud "los tribunales no
podrán variar las resoluciones que pronuncien después de firmadas", lo cual se considera parte del contenido del
derecho a la tutela judicial efectiva, desde la perspectiva de las garantías de los justiciables, al impedir variar o
modificar una sentencia al margen de los supuestos expresamente previstos por el legislador.
Entre nosotros, si se infringe dicho principio o regla y se actúa al margen de los objetivos procesales que
delimitan el ámbito de competencia de la aclaración, rectificación o enmienda, se puede incurrir, como lo ha
resuelto la Corte Suprema, en un vicio de casación en la forma; en concreto, la del numeral 1° del artículo 768 del
CPC, es decir, la incompetencia del tribunal, si se rebasan los límites de una rectificación o enmienda y se
altera el fondo de la decisión contenida en el fallo modificado.
Cuestión diferente al desasimiento o a la invariabilidad de las resoluciones judiciales, y no opuestas a
ella, es la aclaración o rectificación o enmienda en los supuestos previstos por el legislador.
Se ha dicho, de manera autorizada, al respecto: "El desasimiento implica que el tribunal libera la
resolución y ésta empieza a tener vida propia, lo que se traduce en una prohibición para el tribunal en el sentido
que no puede modificar en manera alguna la sentencia definitiva o interlocutoria, salvo las excepciones legales”.
Como se dijo antes, es la denominada regla de la "invariabilidad o inmodificabilidad" de las resoluciones
judiciales firmes como garantía contenida de la tutela judicial efectiva o del debido proceso, lo cual implica que
los órganos jurisdiccionales no pueden revisar sus decisiones al margen de los supuestos previstos expresamente
por la ley.
También puede decirse que es una forma de preclusión en cuanto se clausura o extingue la posibilidad de
actuación del juez una vez dictada y notificada la resolución, al menos, a una de las partes. No es necesario que
estén notificadas las dos partes. Así, pues, según el principio del desasimiento, desde la fecha de la notificación
de la sentencia precluye la facultad del órgano jurisdiccional de enmendar, alterar o modificar lo resuelto en una
sentencia definitiva o interlocutoria dictada; es decir, le está vedado al juez alterarla de alguna forma.

Requisitos
De lo dicho anteriormente se desprende que los requisitos que, según la ley, son necesarios para que
opere el desasimiento del tribunal que dictó la resolución son los siguientes:
1. Dictación de una sentencia definitiva o interlocutoria, dado que únicamente ellas producen el
desasimiento del tribunal. No los autos, ni los decretos. Así, por ejemplo, no serían susceptibles de la
aclaración, rectificación o enmienda la resolución que rechaza un abandono de procedimiento, así como
la que concede o mantiene una medida precautoria, en atención a que tienen la naturaleza jurídica de
"auto", ya que no establecen derechos permanentes a favor de las partes ni resuelven sobre un trámite
que debe servir de base a la dictación de una sentencia definitiva o interlocutoria, y, en el caso de la
cautelar, se trata, además, de medidas provisionales (arts. 158, inc. 3° y 301 del CPC). Atendida la
naturaleza de estas resoluciones, le está vedado al tribunal modificarlas.
2. Notificación de la resolución judicial a alguna de las partes. Para declarar de oficio la rectificación de la
sentencia definitiva o interlocutoria se requiere la notificación, al menos, a una de las partes (art. 184 del
CPC), no obstante la interposición de recursos. Igual derecho a pedir la rectificación lo podrá hacer la
parte, en la práctica, desde el momento que le sea notificada de la resolución judicial, pues allí podrá
darse cuenta de los errores formales o defectos de que pueda adolecer la sentencia, aun cuando la ley no
les fija un plazo para ello.

Conforme al principio del desasimiento del tribunal desde el momento en que es notificada la sentencia a
cualquiera de las partes, principales o directas, sean demandante o demandado o, en su caso, a los terceros que
tienen interés en el juicio y que se hayan apersonado como coadyuvantes, excluyentes o independientes, no
podrá alterar o modificar la sentencia definitiva o interlocutoria que haya dictado anteriormente (art. 182 del
Código de Procedimiento Civil).
El desasimiento sería un caso de aplicación del principio general de “irrevocabilidad de los actos
procesales", sin perjuicio, claro está, de que dichas resoluciones judiciales puedan ser revocadas posteriormente
producto de que sean acogidos los recursos procesales interpuestos y ejecutoriadas que sean las referidas
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sentencias impugnadas. En otras palabras, puede decirse que precluye, se extingue o consuma la facultad
procesal del tribunal de modificar o alterar el contenido de la sentencia que dictó cuando ha sido notificada a
alguna de las partes.
Se extingue así, por tanto, la competencia del tribunal para conocer de la cuestión controvertida
sometida a su conocimiento y resolución.

Excepciones al principio de desasimiento del tribunal


Sin embargo, la pérdida, extinción o consumación de la facultad de modificar o alterar lo resuelto,
conforme al principio del desasimiento, no es absoluta.
En efecto, el juez puede emitir pronunciamientos a pesar de haberse notificado a alguna de las partes
respecto de los asuntos que por expresa disposición de la ley conserva competencia y en los cuales no regiría el
desasimiento.
Tales casos, entre otros, son los siguientes:
I. La primera excepción al desasimiento la constituye el incidente de nulidad de todo lo obrado, por falta
de emplazamiento, planteado por el litigante rebelde al cual no se le hayan hecho saber en persona ninguna de
las providencias libradas en el juicio, que se ha de plantear ante el mismo tribunal que dictó la resolución (arts.
80 y 182 del CPC), y se admite, por consiguiente, aun después de dictada la sentencia; inclusive, aun cuando se
haya dictado sentencia por el tribunal superior.
Pues bien, con ello se autoriza al mismo tribunal a dejar sin efecto su propia sentencia si ello es
consecuencia directa e inmediata de una nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento.
Se ha dicho en forma autorizada que puede solicitarse dicha nulidad estando la sentencia ya notificada, y
no sería obstáculo el que la sentencia esté "aún aparentemente ejecutoriada, toda vez que la ejecución de los
fallos (artículo 231) procede precisamente cuando queden ejecutoriados o causen ejecutoria en conformidad a la
ley, y el incidente a que da lugar el cumplimiento se sustanciará, sin perjuicio de lo prevenido en el artículo 80,
(artículo 234 inciso último)". Ello también se aplicaría al caso de un litigante mal emplazado".
II. La segunda, en lo que aquí interesa, el recurso de aclaración o interpretación, rectificación o
enmienda es también una excepción al principio del desasimiento del tribunal.
En efecto, el recurso de aclaración o interpretación, rectificación o enmienda se establece en el inciso
segundo del párrafo primero del artículo 182 del CPC como excepción al principio del desasimiento, conforme al
cual el tribunal que dictó la sentencia no pierde su competencia una vez notificada a alguna de las partes. Y, en
consecuencia, el tribunal señala:
“Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y
rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia".
Como se advierte, con ello no se afecta el fondo o mérito del asunto decidido por el tribunal, sino que se
apunta a la corrección de los defectos formales en que se haya incurrido en la dictación de la sentencia.
Se fundamenta en razones de economía y celeridad procesal, pues se evita que haya que recurrir al
tribunal superior para que se solucione un problema que, en general, será de fácil solución, por el mismo tribunal
inferior (a quo) que dictó la resolución que se pretende corregir, aclarar o enmendar, incluso de oficio, y no
necesariamente a petición de parte.

Reglamentación del recurso de aclaración o interpretación, rectificación o enmienda. Concepto y


finalidades

Sobre su regulación
La profe dice que le interesa mucho que aprendamos los artículos que regulan las instituciones, pero que
no es necesario aprenderse de memoria el contenido de los mismos. Bastará para ello que las definiciones y
conceptos contengan todos los elementos que le son propios.
El recurso de aclaración o interpretación, rectificación o enmienda se encuentra regulado en los artículos
182 a 185 y 190 del CPC, dentro del Título XVII "De las resoluciones judiciales", del Libro Primero del referido
Código, que regula las disposiciones comunes a todo procedimiento.
No cabe duda de que el recurso en estudio es aplicable a los asuntos judiciales contenciosos. Sin
embargo, surge la duda (o más bien, “surgía”, porque la discusión se encuentra superada) en cuanto a si se aplica
también a los asuntos no contenciosos o voluntarios, resoluciones negativas que se dicten, sin sujeción a los
términos y formas establecidos para los asuntos contenciosos, de conformidad con lo establecido en el artículo
821 del CPC.
Podrá también, en igual caso, revocar o modificar las resoluciones positivas o afirmativas, con tal que
esté aún pendiente su ejecución.
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Por otra parte, las resoluciones dictadas en los actos no contenciosos o voluntarios no producen cosa
juzgada, pues, de acuerdo con la mejor doctrina, tienen un carácter o función más bien administrativa y no
jurisdiccional. En este contexto, se ha dicho de manera autorizada que "no existe sino una jurisdicción: la
contenciosa.”
Sin embargo, en relación a la cuestión de si es aplicable, o no, el recurso en estudio a los asuntos no
contenciosos, se estima que ante el silencio de la ley, y por aplicación del artículo 3° del CPC, a cuyo tenor "[s]e
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una
regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza", es posible concluir que la aclaración,
rectificación o enmienda es procedente también en los actos judiciales no contenciosos, ya que no
se pretende revocar o modificar una resolución; no se puede cambiar la decisión de la sentencia, a diferencia de
lo que contempla el artículo 821 del mismo Código para los actos no contenciosos, en que se autoriza revocar o
modificar las resoluciones negativas, es decir, aquellas que rechazan la solicitud del interesado, así como las
resoluciones afirmativas, que acogen lo pedido, cuando está pendiente su ejecución.

Sobre su concepto
Desde la perspectiva de su consideración como un recurso procesal, puede definirse en los siguientes
términos: Es el medio de impugnación que la ley concede a las partes para que el mismo tribunal que dictó la
sentencia definitiva o interlocutoria aclare los puntos obscuros o dudosos de la misma o salve las omisiones o
rectifique los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en ella.
Como ha señalado la Corte Suprema, no cabe duda, que el denominado recurso de aclaración,
rectificación o enmienda es "un concepto comprensivo que abarca tanto errores de hecho y de referencia y que,
en caso alguno, puede alterar o modificar el fondo [...], desde que ello sólo puede conseguirse a través del
sistema de revisión que consagra la ley”.
Si el tribunal accede a corregir una sentencia, a petición de parte, y con ello se excede de las facultades
previstas en inciso 2° del artículo 182 y, en definitiva, emite un pronunciamiento de fondo, se incurrirá en el
vicio de ultra petita previsto en el numeral cuarto del artículo 768 del CPC, como causal del recurso de
casación en la forma, al otorgar más de lo pedido por las partes, actuando fuera del ámbito de su competencia o
extenderse a puntos no sometidos a su decisión, al apartarse de los términos en que las partes situaron la
controversia por medio de las respectivas acciones y excepciones, con alteración del contenido de estas,
cambiando de objeto o modificando su causa de pedir, afectando el principio de congruencia en concordancia
con el principio dispositivo y de pasividad de los tribunales, con influencia en lo dispositivo del fallo, dado que la
corrección pedida y decretada excedió con creces la facultad correctora contemplada en el artículo 182 del CPC.
Algunos autores nacionales consideran que el párrafo segundo del artículo 182 del CPC contempla dos
recursos (o que el mismo recurso podría dividirse en dos partes), a saber: a) el recurso de aclaración o
interpretación, por una parte, y b) el de aclaración o enmienda, por otra.
Así, el primero tendría por objeto aclarar los puntos oscuros o dudosos que aparezcan de manifiesto en la
sentencia, a fin de darles la interpretación que corresponda; el segundo, por su parte, tendría por finalidad
obtener del tribunal que dictó la sentencia definitiva o interlocutoria salve las omisiones y rectifique los errores
de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la sentencia.
Se ha entendido que carece de sentido esta clasificación, atendido a que se está en presencia, en realidad,
de una acción de declaración de certeza y no de un recurso procesal.

Sobre las finalidades u objetivos procesales que persigue este recurso


La profesora tampoco profundizó este punto. De todas maneras, se reproduce íntegramente (con letras
azules).
Las finalidades u objetivos procesales que persigue el recurso de aclaración, rectificación o enmienda,
según se pone de manifiesto por el artículo 182 del CPC, son las siguientes:

1. Aclarar puntos oscuros o dudosos: se pretende hacer más claro el verdadero sentido y alcance de
lo expresado en el contenido de la sentencia, de modo que coincida con lo querido establecer por el juez en la
sentencia. Según el Diccionario de la lengua española aclarar es “disipar, quitar lo que ofusca la claridad o
transparencia de algo; hacer claro, perceptible, manifiesto o inteligible algo, ponerlo en claro, explicarlo”.
Así, el tribunal podrá aclarar o interpretar el todo o parte de una sentencia que se considere dudosa u
oscura, pero sin que pueda alterar el contenido de la decisión del asunto controvertido, contenida en lo resolutivo
de la sentencia, cambiando su objeto o modificando la causa de pedir. Por esta vía, en efecto, el tribunal no puede
cambiar la decisión del fallo que se rectifica". En consecuencia, aclarar no es modificar o variar la decisión una
vez notificada la sentencia.

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Con la aclaración de algún concepto oscuro o dudoso se cubrirá las deficiencias de la sentencia que debe
cumplir con todos los requisitos del artículo 170, tratándose de la sentencia definitiva o del artículo 171 en el caso
de las sentencias interlocutorias, especialmente en lo relativo a la motivación en los distintos razonamientos
fácticos y jurídicos, así como la necesaria congruencia, sin que pueda afectarse el principio del desasimiento; en
otras palabras, sin que se pueda exceder los límites de la aclaración, rectificación o enmienda. Así, por ejemplo,
no se podría alterar los hechos establecidos en la sentencia y dar origen a unos nuevos a los que antes no se hacía
referencia o referirse a nuevas alegaciones distintas de las formuladas anteriormente en el proceso.
En efecto, en el caso en que se interponga el recurso en contra de una sentencia ejecutoriada no puede
vulnerarse la eficacia y autoridad de cosa juzgada de la sentencia recurrida, so pena de incurrir en un vicio de
casación en la forma (art. 768 N° 6 del CPC), ya que el tribunal recurrido está limitado por el contenido de la
sentencia recurrida cuya interpretación o rectificación se solicita.
Tampoco, como lo ha señalado la jurisprudencia, a través del recurso de aclaración, se permite
"enmendar un vicio de procedimiento".
Por último, es necesario destacar que, en la práctica, muchos tribunales no admiten a tramitación el
recurso que tenga por objeto aclarar o interpretar puntos oscuros o dudosos, que tengan por objeto cambiar el
sentido de la decisión del fallo que se rectifica, por estimar que ello es materia de otros recursos. Habría un
exceso de las facultades que confiere la aclaración, rectificación o enmienda a la parte que pretende hacerlo valer
y se afectaría el principio del desasimiento o invariabilidad de las resoluciones judiciales.
Por consiguiente, la interpretación no debería comportar un nuevo juicio valorativo o una nueva
calificación jurídica de los hechos o del derecho, pues debe tratarse de un error que se evidencia del mismo tenor
literal de la misma sentencia; no puede implicar una reinterpretación, de modo que no se infrinja, por una parte,
el principio de desasimiento del tribunal, y, por otra, el ámbito competencial previsto para la aclaración,
interpretación o enmienda.
De lo que se trata, en definitiva, es que el tribunal explique lo que quiso decir, el sentido y alcance de sus
palabras, en su resolución, descifrando o ilustrando a las partes el tenor o contenido de la sentencia en relación
con algún concepto oscuro o dudoso o ambiguo para la debida comprensión del texto en el contexto de su
fundamentación o motivación.
Como señala FALCÓN: "Conceptos oscuros son los que no aparecen como una consecuencia lógica
dentro del pronunciamiento, por falta de pasos intermedios en la elaboración del concepto o no hallarse clara la
afirmación o negación del derecho por ambigüedad o vaguedad de la expresión, etcétera. En este caso, la
aclaratoria busca la precisión de la sentencia".
A contrario sensu, si la sentencia es perfectamente clara y precisa la solicitud formulada por la parte de
aclararla, tendría que ser rechazada.
A diferencia de la aclaración de puntos oscuros o dudosos, la corrección de errores formales de copia, de
referencia o de cálculos numéricos se aprecia de forma directa y manifiesta; no se requiere de interpretaciones o
argumentaciones más o menos complejas.

2. Salvar omisiones: tiene el objetivo de salvar omisiones con el objeto de colmar las lagunas por
causa de algún error de hecho en que pueda haber incurrido el tribunal en la dictación del fallo. Se trata de
subsanar las omisiones o defectos que fuere necesario remediar para llevar plenamente a efecto o con plena
eficacia la sentencia que pretende corregirse.
Es posible que se trate de alguna cuestión accesoria de la decisión principal del pronunciamiento relativa
a la pretensión entablada y al objeto de la litis, como podría ser una actuación material de cumplimiento a fin de
que se pueda cumplir la sentencia declarativa o constitutiva, en su caso, que no requiere de un proceso de
ejecución en sentido propio. Así, se ha resuelto:
"Se pueden corregir omisiones o errores, por la vía de la aclaración, rectificación o enmienda, en que
haya incurrido la sentencia que acogió la nulidad absoluta de un censo vitalicio y que, sin embargo, no dispuso la
cancelación y alzamiento del censo en el correspondiente registro de hipotecas y gravámenes. La sentencia había
dispuesto que la cancelación y alzamiento se verificará en el registro de propiedad. En otras palabras, se puede
corregir las consecuencias de lo resolutivo del fallo, sin alterarlo, como lo es la cancelación y alzamiento, en el
registro que correspondía hacerlo”.
En cualquier caso, como se ha dicho en forma autorizada, "si en la sentencia no se contiene una
declaración de voluntad que resuelva el conflicto o sólo una petición formulada por alguna de las partes, ya sea
por omisión en el pronunciamiento o por contener decisiones contradictorias, será improcedente que se ejerza la
aclaración.”
Y ello es muy pertinente desde que el expediente contemplado por el legislador para impugnar una
sentencia definitiva que no resuelve la cuestión controvertida o que contiene decisiones contradictorias es el
recurso de casación en la forma y no el recurso de aclaración, rectificación o enmienda.
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Pues bien, en el caso del primer supuesto, esto es, de falta de decisión del asunto controvertido, por
ejemplo, al omitir el pronunciamiento de una excepción perentoria hecha valer en tiempo y forma, con arreglo al
numeral 5° del artículo 768 en relación con el número 6° del artículo 170, ambos del CPC, y, en el caso de existir
decisiones contradictorias, contradicción que debe producirse en la parte resolutiva del fallo, se invocará la
causal del artículo 768 N° 7 del CPC.
Aunque es discutible, podría afirmarse que la omisión en la sentencia definitiva de un pronunciamiento
sobre las costas podría subsanarse mediante una sentencia complementaria en virtud de la aclaración,
rectificación o enmienda, ya que, en puridad de conceptos, no integra lo resolutivo del fallo, ni forma parte del
asunto controvertido, sino que es una medida de índole económica, lo que responde a un imperativo legal, sin
que por tal motivo partícipe de su naturaleza jurídica", Véanse, al respecto, los artículos 144 y 471, este último, a
propósito del juicio ejecutivo, que obliga en forma absoluta y obligatoria a la condena en costas al vencido
completamente, desde que no reconoce excepciones.
En consecuencia, no se afectaría el desasimiento del tribunal por escapar al fondo de lo decidido y por no
participar de modo intrínseco del asunto controvertido y fallado. Además, se trata de una cuestión accesoria de la
decisión de la cuestión de fondo fallada.

3. Rectificar errores que aparezcan de manifiesto en la sentencia: los errores en que pueda
incurrir la resolución recurrida, y que no comportan una modificación del fondo del asunto, deben aparecer de
manifiesto en la sentencia; es decir, se infieren de su sola lectura, dado que se revelan en forma clara o evidente.
Es el supuesto que más se utiliza por los tribunales en la práctica, con carácter general, normalmente, a petición
de parte.
Los errores de copia (por ejemplo, tipográficos, faltas de ortografía, etc.), de referencia o de cálculos
numéricos o matemáticos en relación con las cantidades de las sumas de dinero a que se condene, errores de
nombres mal escritos, o de la cédula de identidad, entre otros, que aparezcan de manifiesto en la sentencia; en
caso contrario, es decir, si no aparecen de manifiesto en el fallo, se ha resuelto que es una falta o abuso que debe
corregirse, dejándose sin efecto las modificaciones realizadas.
Sobre este tópico se han establecido algunos criterios jurisprudenciales. Así, se ha resuelto que el "[e]rror
de referencia en lo relativo a las fechas de las liquidaciones de impuestos, reclamadas por el contribuyente, al
indicarse por la Corte de Apelaciones de Concepción, en la última parte de la sentencia que resolvió el reclamo, el
23 de diciembre de 2004, en circunstancias que todas eran de fecha 23 de septiembre de 2002”
De igual forma, se ha fallado que "[e]rror de transcripción en cuanto a la oportunidad en el pago de los
intereses dispuesto por la sentencia recurrida de casación, reparable a través del recurso de aclaración,
rectificación o enmienda y no a través del recurso de casación en la forma”.
En cuanto a una posible modificación de las temáticas de fondo se ha resuelto: "El recurso de
interpretación, rectificación o enmienda no puede utilizarse en el caso que la sentencia recurrida contenga
considerandos contradictorios, sino el recurso de casación en el fondo”.
En efecto, se ha resuelto que si la sentencia recurrida contiene considerandos contradictorios, que, como
se sabe, provoca la anulación de las consideraciones, y en consecuencia, la carencia de justificación fáctica y
jurídica de la decisión condenatoria a que pueda haber arribado el tribunal, ello no puede ser subsanado por la
vía del recurso de aclaración, rectificación o enmienda, sino a través del correspondiente recurso de casación en
el fondo.”
Ahora bien, en cuanto a la condena en costas, se ha dicho que la "[s]entencia que condena erróneamente
en costas no puede impugnarse por la vía de la aclaración, rectificación o enmienda, ni puede subsanarse, con
posterioridad, de oficio por el tribunal dictando una sentencia complementaria".
La Excma. Corte Suprema acogió el recurso de queja interpuesto por el demandante, por falta o abuso
manifiesto, y en uso de sus facultades correctoras privativas, dejó sin efecto la sentencia de segunda instancia de
9 de julio de 2009, dictada por la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, y confirmó, en lo apelado,
la sentencia de primera instancia. El considerando cuarto del máximo tribunal estableció:
"Que, en tales condiciones, los sentenciadores conculcaron el tenor expreso del artículo 146 del Código
de Procedimiento Civil, que impide condenar al pago de las costas cuando se hayan emitido, por los jueces que
concurran al fallo en un tribunal colegiado, uno o más votos favorables a la parte que pierde el asunto
debatido que es precisamente lo acontecido en la especie respecto de la recurrente, que tuvo a su favor el voto
del ministro Juan Cristóbal Mera Muñoz, quien fue de parecer de confirmar el edicto apelado, por sus propios
fundamentos.
Tal omisión constituye una falta grave, dado que de haber considerado la regla cuya preferencia se
reclama, en los términos que manda la ley, deberían de haber prescindido de la imposición de las costas al
demandante, sin que sean atendibles las razones dadas por los recurridos en su informe, ya que no se condicen
con el ejercicio de la función jurisdiccional en un tribunal superior de justicia.
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A mayor abundamiento, la magnitud de la falta se evidencia en el hecho de no ser procedente recurso
alguno contra la resolución refutada, apto para modificar o alterar las decisiones allí contenidas, sin que sea
admisible pretender, como lo planteó el abogado de la demandada en sus alegaciones formuladas en estrados,
en el sentido que el presente error se hubiera corregido a través del mecanismo que contempla el artículo 182
del Código de Procedimiento Civil, desde que la situación en comento, constituye una decisión expresa y clara
del tribunal, que no calza en aquellas susceptibles de remediar por la vía de la aclaración, rectificación o
enmienda.
Por consiguiente, de no enmendarse la inobservancia en comento por esta vía disciplinaria, la condena
en costas reprobada quedaría fijada de manera definitiva, no obstante ser legalmente improcedente, lo que
por cierto justifica que el presente arbitrio sea acogido por este capítulo”.
La decisión de condena en costas por el tribunal de segunda instancia, en efecto, era una decisión clara y
expresa, que no admite interpretación, no se trata de un error de hecho o formal que deba corregirse, sino de
alterar o modificar una errónea aplicación del derecho, en concreto, del artículo 146 del Código de Procedimiento
Civil, susceptible de atacarse por la vía de otros recursos distintos del de aclaración, rectificación o enmienda. En
el caso en análisis, como no procedían más recursos ordinarios o extraordinarios, en contra de la sentencia de la
Corte de Apelaciones, ya que solo era procedente el recurso de queja, a través del cual, precisamente, se
solucionó el problema de la condena en costas impuesta y que era legalmente improcedente, constitutiva,
además, de falta o abuso manifiesto, que se corrigió disciplinariamente.
En suma, se resolvió que resulta improcedente corregir, por la vía del recurso de aclaración, rectificación
o enmienda, una errónea condenación en costas por una Corte de Apelaciones, si ha existido un voto favorable al
perdedor.
En consecuencia, por esta vía, como lo ha señalado la Corte Suprema, "no es posible cambiar la decisión
del fallo que se rectifica" en virtud del principio del desasimiento del tribunal, que impide alterarlo o modificarlo
en manera alguna', pues no se encuentra destinado a obtener un cambio de la decisión adoptada en lo resolutivo
de la sentencia.
A dicha conclusión se arriba si se tiene en consideración que el denominado recurso de aclaración,
rectificación o enmienda, regulado entre los artículos 182 y 185 del Código de Procedimiento Civil, corresponde a
una figura que permite al tribunal, sea de oficio o a petición de parte, perfeccionar una resolución judicial, sin
que ello suponga, de manera alguna, alterar el pronunciamiento emitido. Por ello, no se puede mejorar la
pretensión de las partes, pues para eso se han establecido los recursos procesales correspondientes (apelación,
casación, etc.).
También se ha resuelto que la "sentencia omite pronunciarse sobre tachas o respecto de una acción o
excepción"
El tribunal que dictó la sentencia definitiva y que no se pronunció sobre una acción o excepción no puede
corregirla o enmendarla por la vía de la rectificación o enmienda, pues ello no puede significar que el tribunal
vaya a fallar una acción o excepción de que no se le haya formulado o que, no obstante haber sido hecha valer en
tiempo y forma, la sentencia haya omitido un pronunciamiento a su respecto.
Lo mismo puede decirse, mutatis mutandis, respecto de las tachas. Aquello, excede los límites del
recurso de aclaración o rectificación o enmienda, y los casos que así se configuren, al respecto, lo serían al
margen de los supuestos taxativamente establecidos por la ley, a que se ha hecho referencia con antelación, en las
que no caben interpretaciones o deducciones o juicios valorativos de las acciones o pretensiones de las partes y
de los hechos enjuiciados. No se puede volver a examinar los puntos que ya han quedado resueltos.
En resumen, la finalidad del recurso en estudio se contrae, en primer lugar, a aclarar puntos oscuros o
dudosos, estableciendo el verdadero sentido y alcance de lo resuelto.
En segundo lugar, a salvar omisiones o defectos, que deben remediarse para alcanzar plena eficacia, en
que se haya incurrido por parte del tribunal en la dictación de la sentencia, colmando los vacíos, respecto de lo
pedido y alegado oportunamente por las partes.

4. Y, por último, rectificar errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que


aparezcan de manifiesto en la sentencia, como suele suceder cuando se incurre en errores en los valores,
cantidades o cifras establecidas en lo resolutivo de la sentencia que no coinciden con lo pedido y probado por las
partes en el juicio.

Resoluciones respecto de las cuales procede


Procede respecto de las sentencias definitivas e interlocutorias. De acuerdo a lo establecido en el artículo
182 del CPC, el denominado recurso de aclaración o interpretación, rectificación o enmienda procede respecto de
las sentencias definitivas, esto es, las que ponen fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido
objeto del juicio (art, 158 del CPC), y de las sentencias interlocutorias, que son las que fallan un incidente del
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juicio, estableciendo derechos permanentes a favor de las partes o bien resuelven sobre algún trámite que debe
servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria (art, 158 del CPC). En
consecuencia, por expresa disposición del artículo 182 del CPC el recurso en estudio procede en contra de la
resolución que falla un incidente cuando esta tiene el carácter de sentencia interlocutoria.
El legislador no contempló a los autos y decretos como resoluciones judiciales respecto de las cuales
procede el recurso de aclaración, rectificación o enmienda, toda vez que ellas no producen el desasimiento.
Los autos y decretos, en efecto, pueden ser modificados o dejados sin efecto por el mismo tribunal que
los dictó, en virtud del ejercicio del recurso de reposición (art. 181 del CPC), a fin de que se reconsidere su
decisión y, en definitiva, se rectifique una decisión desacertada, con o sin nuevos antecedentes. No rige a su
respecto el principio del desasimiento, o de invariabilidad de las resoluciones judiciales por parte del mismo
tribunal que las dictó, dado que es un efecto propio de las sentencias definitivas e interlocutorias, pero no de los
autos y decretos.

Requisitos para que proceda el recurso de aclaración, rectificación o enmienda


1. Que se presenten en la sentencia puntos oscuros o dudosos, omisiones, o errores de copia, de referencia
o de cálculos numéricos.
2. Que tales puntos, omisiones o errores aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.

Titular del recurso


1. A petición de parte. Señala en este sentido el propio Art. 182 del Código de Procedimiento Civil, que:
“Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de
cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia”.
2. De oficio por el tribunal. El juez podrá de oficio aclarar, rectificar o enmendar puntos oscuros o dudosos,
omisiones, o errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesta en la
sentencia. Dispone el Art. 184 que los tribunales, en el caso del artículo 182, podrán también de oficio
rectificar, dentro de los 5 días siguientes a la primera notificación de la sentencia, los
errores indicados en dicho artículo.

Efectos de la interposición del recurso respecto de la resolución recurrida


En este sentido entenderemos por efectos de un recurso, a la situación en que se encuentra la resolución
impugnada en el curso del proceso, en el sentido, si se puede o no cumplir lo resuelto por el tribunal, el que en
todo caso será un cumplimiento condicional.
Respecto al efecto del recurso de aclaración, agregación, rectificación o enmienda; mientras el recurso se
tramita quedará entregada a la decisión del juez suspender o no los trámites del juicio o la ejecución de la
sentencia, según la naturaleza de la reclamación, según lo señala el Art. 183 del Código de Procedimiento Civil:
“Hecha la reclamación, podrá el tribunal pronunciarse sobre ella sin más trámite o después de oír a la
otra parte; y mientras tanto suspenderá o no los trámites del juicio o la ejecución de la sentencia, según la
naturaleza de la reclamación”.

Tramitación del recurso aclaración, agregación, rectificación o enmienda


El Art. 183 deja a la decisión del tribunal una vez interpuesto el recurso el pronunciarse sobre ella sin
más trámite o darle la tramitación de incidente.
Recordemos que también el juez podrá de oficio aclarar, rectificar o enmendar puntos oscuros o
dudosos, omisiones, o errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesta en la
sentencia, dentro de los 5 días siguientes a la primera notificación de la sentencia, según lo señala el Art. 184 del
CPC.

¿Es la aclaración o interpretación, rectificación o enmienda un recurso procesal?


En términos generales, la aclaración, rectificación o enmienda puede ser calificada de recurso, en un
sentido muy amplio de dicha expresión, como medio de impugnación de una resolución judicial en atención a
que, en definitiva, ello se concretará en la modificación de una resolución judicial en cuanto se salva un error, se
aclara un concepto oscuro, se supla una omisión o se corrija un error material sin alterar lo sustancial de la
decisión.
Sin embargo, también existen muy buenas razones para estimar que, en sentido estricto, no cumple con
las exigencias propias de la naturaleza jurídica de un recurso procesal.

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En primer lugar, porque la interpretación, rectificación o enmienda puede interponerse en contra de una
sentencia firme o ejecutoriada.
Por definición, los recursos, como medios de impugnación, impugnan las resoluciones que no se
encuentran firmes o ejecutoriadas. Si la sentencia está firme por antonomasia no puede ser impugnada por un
recurso.
En segundo lugar, es un medio de impugnación que carece de plazo de interposición para las partes. Las
partes pueden pedir la interpretación, rectificación o enmienda, en cualquier momento, incluso en la fase
ejecutiva o de cumplimiento de la sentencia.
Normalmente, los recursos deben interponerse dentro del plazo que establece la ley para que sean
declarados admisibles y sean admitidos a tramitación. Si los recursos no se interponen, la resolución deviene
firme o ejecutoriada, produciendo los efectos propios de la cosa juzgada, una vez que el secretario del tribunal
certifique que transcurrieron todos los plazos para la interposición de los recursos, sin que se hayan hecho valer
por las partes, a continuación del fallo (art. 174 del CPC, in fine). Tampoco se verifica un examen de
admisibilidad por parte del tribunal propio de los recursos (por ejemplo, si la resolución es recurrible y si se
interpuso dentro de plazo).
En tercer lugar, en cuanto a los términos utilizados por el artículo 182 del CPC establece que la
aclaración, rectificación o enmienda, se propone "a solicitud de parte", expresión que se utiliza para los actos
judiciales no contenciosos (véase, a modo de ejemplo, el artículo 823 del CPC), y, además, el artículo 183 se
refiere a "la reclamación"; en otras palabras, no se utiliza por el legislador la expresión "recurso". Y, por lo
demás, puede ser utilizado por el juez o tribunal, de oficio. Normalmente, en los recursos son las partes las que
están legitimadas para interponerlos, no el juez.
Por último, lo que se pretende por el llamado recurso de aclaración o interpretación, rectificación o
enmienda no es modificar o dejar sin efecto la sentencia que acogió o desechó la pretensión o las excepciones
hechas valer en tiempo y forma por las partes, es decir, no se pretende revisar el fondo de la controversia, de lo
alegado y probado por las partes. No se refiere a la estimación o desestimación de la pretensión interpuesta por
el actor.
El objeto de la revisión no es el mismo de los recursos: obtener la reforma o la nulidad de la resolución
judicial impugnada, y, en puridad de conceptos, lo pretendido en la aclaración, rectificación o enmienda tampoco
comporta una excepción al principio del desasimiento, desde que no se pretende alterar o modificar el mérito de
lo resuelto; esto es, el contenido de la decisión; el juez no puede sustituir o modificar la decisión.
El único expediente extraordinario o excepcional que contempla el legislador para revisar una sentencia
firme o ejecutoriada, y no por el mismo tribunal que la dictó, sino, en forma exclusiva y excluyente, por la Corte
Suprema, es a través de la vía del recurso de revisión por ciertas y determinadas causales (arts. 810 y ss. del
CPC), y si se estima procedente la revisión por haberse comprobado, con arreglo a la ley, los hechos en que se
funda, lo declarará así y se anulará todo o parte de la sentencia impugnada y determinará si debe o no seguirse
un nuevo juicio (art. 815 del CPC).
Pues bien, en modo alguno, ni supone la existencia previa de un agravio o perjuicio que haya que
reparar, dado que se trata únicamente de defectos formales, de errores de cálculos numéricos, de copia, de
referencia que aparezcan de manifiesto en la sentencia o se pretende aclarar el verdadero sentido y alcance, sin
poder modificar lo decidido, so pretexto de una aclaración, rectificación o enmienda.
Como se indicó, la aclaración o enmienda no consiste en un nuevo examen de la materia resuelta, ya que
no puede decirse que exista agravio, perjuicio o gravamen producto del contenido de la decisión adoptada por el
tribunal al fallar las acciones o excepciones hechas valer por las partes, ya que solo se pretende aclarar puntos
oscuros o dudosos, salvar omisiones y rectificar errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos.
En suma, no se revisan los hechos ni los fundamentos de derecho, extremo que está expresamente
vetado como lo hemos venido estudiando.

Sobre las posibles resoluciones del tribunal


Básicamente el tribunal tendrá dos posiciones:
1. Si el tribunal estima que no existen puntos oscuros o dudosos que aclarar de alguna resolución, va a
rechazar el recurso de rectificación, aclaración o enmienda.
2. Si estima que si existió algún error de transcripción o quedó algo “pegado de otra resolución” va a acoger
el recurso, y rectificará señalando simplemente “vistos: en virtud del art. 182 del CPC se acoge el recurso
el recurso de rectificación, aclaración o enmienda”; luego, indicará que se rectifica la resolución
impugnada de fecha “tanto” y señalará que, por ejemplo, donde dice “camioneta”, debe decir “auto”.
Agregará a esta nueva resolución: “téngase la presente resolución como parte integrante de la que se
rectifica, manteniéndose inalterable lo demás”. Lo mismo agregará si se rectifica de oficio.

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Ejemplo visto en clases
Resolución que rechaza recurso de rectificación, aclaración o enmienda:

Recurso de reposición

Regulación
El recurso de reposición se encuentra regulado en el artículo 181 dentro del Título XVII del Libro I del
CPC, sin perjuicio de que se contemple de manera inarticulada en los artículos 189, 201 y 319 del mismo Código.

Concepto y fundamentación
En su sentido natural y obvio, según el Diccionario de la lengua española, es "la acción y efecto de
reponer o reponerse", y reponer, en su sexta acepción: "Dicho del juez que lo dictó: Reformar un auto o
providencia", es decir, modificar algo, por lo general, con la intención de mejorarlo.
En sentido técnico, el recurso de reposición puede definirse como el medio de impugnación
ordinario y no devolutivo que procede contra autos y decretos, por regla general, por el cual se
solicita del mismo tribunal que los dictó, con el designio de que se modifiquen o dejen sin efecto
en la parte que fuere gravosa para el recurrente, mediante el pronunciamiento de una nueva
resolución que corresponda conforme a derecho.
En suma, es una reconsideración de la decisión adoptada por el mismo tribunal que la dictó, a la cual se
puede, o no, dar lugar lo cual dependerá de la solidez de la argumentación y del acierto o desacierto de lo resuelto
en su vinculación con los actos procesales de las partes o del tribunal, evitando mayores dilaciones, sobre todo si
se acomoda el procedimiento a lo establecido en la ley procesal. La ratio iuris del recurso de reposición estriba en
la conveniencia de evitar que intervenga el tribunal ad quem si el error existente puede ser corregido o dejado sin
efecto por el mismo tribunal que dictó la resolución mediante un nuevo pronunciamiento.
A estos respectos, no rige el principio del desasimiento o de invariabilidad de las resoluciones judiciales.
Ello se explica en parte, porque, en general, el recurso procede contra los autos y decretos, por tanto, pueden ser
modificados o dejados sin efecto por el mismo órgano jurisdiccional que los dictó.
Más compleja resulta la explicación en el caso de que se impugne una sentencia interlocutoria en que
procede, por vía excepcional, el recurso de reposición, como quiera que una vez notificada se ha de producir el
desasimiento, en cuya virtud no puede ser modificada o alterada en manera alguna (excepciones que veremos
más adelante).
Una explicación posible sería pensar que es una decisión de política legislativa y que constituyen casos
de excepción al principio o regla de invariabilidad de las resoluciones judiciales, lo cual permite que se prosiga
con el impulso procesal de la causa.
Con todo, se puede advertir como elemento común el que se trata de sentencias interlocutorias
que tienen por objeto sustanciar el procedimiento. (Véase el caso de la sentencia que recibe la causa a
prueba, como lo dispone el artículo 319 del CPC; la citación para oír sentencia (art. 432 del CPC); las
inadmisibilidades del recurso de apelación (art. 201 del CPC), y casación de fondo (art. 782 del CPC), etc., para el
caso en que existiera un error en el pronunciamiento relativo a su admisibilidad.)
En otras palabras, se trata, con carácter general, de decisiones procesales, pues, en un
sentido más o menos amplio, deciden aspectos relativos a la ordenación del procedimiento. Desde
esta perspectiva, no existiría, en puridad de conceptos, una modificación o alteración del fondo o mérito de la
resolución impugnada por la vía del recurso de reposición, y, por lo demás, ello se hace dentro del cauce legal
previsto expresamente que autoriza recurrir en contra de sentencias interlocutorias.

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


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En suma, pudiera pensarse que el recurso de reposición no tiene utilidad práctica, ya que, como se
solicita al mismo tribunal que dictó la resolución este mantendría la resolución recurrida; pero ello no
necesariamente es así, sobre todo que la parte podrá hacer valer sus argumentaciones y el mismo juez podrá
advertir, con un mejor estudio de los antecedentes la resolución recurrida, los antecedentes que sustentaron su
resolución judicial, y de existir un error o una insuficiente o equivocada ponderación de los mismos, tendrá la
oportunidad de corregir y enmendar o rectificar la resolución dictada, evitando la dilación innecesaria del
proceso o, en su caso, precaviendo eventuales nulidades procesales.
En todo caso, frente a la aprehensión de que el juez mantenga su decisión no obstante la presentación del
recurso de reposición, ello se verá atenuado al tenor de lo que dispone el artículo 33 del CPC en cuya virtud los
secretarios letrados de los juzgados civiles "podrán" dictar por sí solos las sentencias interlocutorias, autos y
decretos, providencias o proveídos, salvo cuando ello pudiere importar poner término al juicio o hacer imposible
su continuación.
En el hecho, el juez titular puede, mediante un decreto económico, disponer que el secretario letrado
provea las resoluciones indicadas, y el juez titular será quien resolverá las reposiciones que se interpongan en
contra de dichas resoluciones, suscritas y proveídas o resueltas por el secretario. Es el mismo tribunal, pero un
funcionario o letrado diferente.
Por consiguiente, no será la misma persona quien resuelva el recurso de reposición. Sin perjuicio de que
corresponde al juez titular del juzgado civil resolver, de modo exclusivo, y no el secretario, las resoluciones que
pongan término al juicio o hagan imposible su tramitación como sucede con los abandonos del procedimiento, y
desde luego, con las sentencias definitivas.
Así las cosas, y en cualquier caso, la reposición o reconsideración parece una herramienta adecuada a un
mejor desarrollo del proceso en términos de economía procesal para que el tribunal pueda reconsiderar y
eventualmente rectificar una resolución no ajustada al mérito del proceso, evitando con ello mayores dilaciones.

Características
El recurso de reposición presenta las siguientes características:

1. Es un recurso ordinario, porque procede contra los autos y decretos, por regla general. Por otra parte, la
ley no establece un numerus clausus de motivos que condicionen su admisión, como sucede con el
recurso de casación, y procede en la medida que exista perjuicio o agravio producto de la resolución
impugnada.

2. Es un recurso de retractación. El recurso de reposición presenta la nota de ser un recurso de retractación


toda vez que se interpone ante el mismo órgano jurisdiccional que dictó la resolución que es objeto de la
impugnación, a fin de que lo resuelva el mismo.
También puede decirse, por las mismas características anotadas, desde el punto de vista de la
doctrina española, que es un recurso no devolutivo, en cuanto resuelve el mismo tribunal que dictó la
resolución que se impugna. Asimismo, se le denomina "remedio" en vez de "recurso" (a los que son
devolutivos y resueltos por un tribunal superior); sin embargo, esta terminología no se ha impuesto en
nuestro medio.
Al respecto, se decía antiguamente en el foro reponer por contrario imperio que connota la idea
de que es el propio órgano jurisdiccional decisor quien debe resolver la reposición.

3. Es un recurso procesal que no se pronuncia sobre el mérito o fondo de la litis, sino sobre aspectos de
ordenación del proceso. La reposición es un recurso procesal en cuanto a que su objeto son las
resoluciones de contenido procesal; sin embargo, no se pronuncia sobre el fondo de la Litis con carácter
general, tienen que ver con la regularidad del procedimiento o pureza del proceso. Como se ha dicho por
la doctrina española, por contraposición a los recursos materiales, "los recursos procesales no abren la
segunda instancia".
Así las cosas, la reposición no constituye un recurso material, que serían aquellos que impugnan
resoluciones que aplican normas materiales o sustantivas y deciden sobre la pretensión entablada,
acogiendo o rechazando la demanda, como el recurso de apelación. Lo que se persigue es la adecuación
de lo decidido a una norma procesal. No es un recurso que pretenda aplicar normas sustantivas, como
sucede con la apelación de una sentencia definitiva que acoge o rechaza una pretensión. Los autos y
decretos siempre poseen, en puridad de conceptos, un contenido procesal y no material o de fondo y, por
consiguiente, no dan origen a una segunda instancia.
Como todo recurso procesal debe ser fundado, interponerse por escrito, por vía electrónica, el
cual debe subirse al sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial e indicarse las peticiones
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concretas en orden a que se deje sin efecto o se modifique la resolución recurrida y en caso de que
se interponga un recurso de apelación subsidiario del recurso de reposición cuando se altera la
sustanciación regular del juicio o bien porque recae sobre un trámite que no esté expresamente ordenado
por la ley (art. 188 del CPC), o cuando se interponga contra la interlocutoria que recibe la causa a prueba
(art. 319 del CPC).
Pues bien, si la apelación se subordina a la previa interposición del recurso de reposición, no
será necesario fundamentar ni plantear peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición
cumpla con ambas exigencias (art. 189 inc. 3° del CPC).
Y, en cualquier caso, si no se interpone la apelación subsidiaria y la reposición es rechazada, ya
no será posible apelar desde que el fallo negativo de la reposición es inapelable a posteriori.

4. No constituye una incidencia. La jurisprudencia más antigua de los tribunales consideraba el recurso de
reposición, con nuevos antecedentes, como un incidente nuevo, sin desconocer de manera absoluta su
carácter de recurso. Asimismo, parte de la doctrina igualmente le daba dicho carácter.
Evidentemente, el hecho de que una cuestión accesoria se tramite como incidente no lo
transforma per se en un incidente, como quiera que no es la forma de la tramitación lo que le confiere su
naturaleza jurídica, como sucede, por ejemplo, con las tercerías de posesión, de prelación o de pago (art.
521 inc. 1° del CPC), o con el cobro de honorarios, cuando se sustancia y resuelve como los incidentes
(véase el inc. 2° del art. 697 del CPC).
Hoy en día existe unanimidad jurisprudencial en orden a que la reposición establecida en el
artículo 181 del CPC no es un incidente sino un recurso ordinario que tiende a la modificación o
revocación de un auto o decreto.

5. Procede, por regla general, contra autos y decretos: Si bien la regla general es que el recurso de
reposición procede contra autos y decretos, ello no obsta a que, de manera excepcional, se pueda
interponer contra sentencias interlocutorias en los casos que lo establezca la ley (numerus clausus).

Clasificación o tipología del recurso de reposición


Se acostumbra a clasificar el recurso de reposición, en el ámbito del procedimiento civil, respecto de
autos o decretos, en consideración a si la parte hace valer, o no, nuevos antecedentes que justifiquen la enmienda
o revocación de la resolución recurrida. A saber, 1) reposición ordinaria; 2) reposición extraordinaria; y 3)
reposición especial.

1. Reposición ordinaria: es aquella que procede contra autos y decretos, sin nuevos antecedentes, en
cuyo caso el recurso debe interponerse en el plazo de 5 días fatales, contados desde la respectiva
notificación de la resolución (art. 181 inc. 2° del CPC).
El tribunal se pronunciará sobre el recurso de reposición de plano, es decir, sin más trámite, sin
necesidad de oír a la parte contraria.
El recurso de reposición ordinario presenta la nota de no exigir otros antecedentes distintos de
los que ya constan en el proceso mismo, conforme a los cuales el tribunal deberá volver a examinar lo ya
resuelto anteriormente.
En la práctica, es el recurso que más se utiliza por los abogados de las partes, ya que presenta la
facilitad de no tener que aportar nuevos antecedentes para que la resolución impugnada sea revisada por
el mismo tribunal que la dictó, a fin de que se la modifique o se la deje sin efecto.

2. Reposición extraordinaria: es aquella que procede contra autos y decretos, con nuevos
antecedentes, en cuyo caso el recurso no tiene plazo para su interposición; esto es, se puede interponer
"en cualquier tiempo". No es aplicable a la reposición contra sentencias interlocutorias atento a la
literalidad del artículo 181 del CPC cuya regulación o régimen jurídico solo se refiere a los autos y
decretos. Dentro de sus características más importantes encontramos:
a. No tiene plazo para su interposición. Límites. El precepto legal establece que la reposición
extraordinaria se puede interponer en cualquier tiempo, dándose a entender, prima facie, que no
tiene plazo. Sin embargo, es evidente que tampoco puede permanecer en forma indeterminada
en el tiempo la posibilidad de recurrir en contra de un auto o decreto.
Pues bien, como toda resolución judicial, un primer límite para recurrir estaría dado por
la firmeza o ejecutoriedad del auto o decreto, según se infiere del mismo inciso 1° del artículo 181
del CPC, en cuanto dispone:

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"Los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que adquieran este
carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o
dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan".
Dicha regla se ha interpretado por la jurisprudencia en concordancia y armonía con las
reglas que establecen los artículos 84 y 85 del CPC, relativas a los incidentes, porque, como lo ha
señalado la jurisprudencia:
“[...] al acompañarse esos nuevos antecedentes, la parte que lo hace formula un
incidente al respecto y si tales antecedentes dicen relación con trámites esenciales del
procedimiento, podrán presentarse sin limitación de tiempo, y, en caso contrario, tan pronto
lleguen a conocimiento de la parte y mientras esté pendiente aún la ejecución de lo resuelto,
porque estas últimas reglas (arts. 84 y 85 del CPC) que miran a la tramitación de todos los
incidentes, no contienen la excepción que resulta del presente artículo y, siendo ellas de orden
público, deben cumplirse siempre".
Así las cosas, de acuerdo con dicha jurisprudencia, si los nuevos antecedentes dicen
relación con trámites o diligencias esenciales del procedimiento, entonces, podrá efectuarse en
cualquier tiempo; en caso contrario, cuando se esté en presencia de trámites no esenciales, los
nuevos antecedentes deben hacerse valer tan pronto lleguen a conocimiento de la parte que los
quiera hacer valer, en tanto esté pendiente la ejecución de lo resuelto, conforme al inciso 1° del
artículo 85 del Código de Procedimiento Civil, pues, en otro caso, será rechazado por
extemporáneo.
En otras palabras, según la citada jurisprudencia, el cumplimiento de la etapa de
ejecución o cumplimiento de lo resuelto haría imposible plantear la reposición extraordinaria,
que sería el último límite para su interposición.
Así, por lo demás, se deduce, a contrario sensu, de lo resuelto por la Corte Suprema, al
establecer, en lo pertinente, la siguiente doctrina:
"[...] yerran los magistrados que acogen un recurso de reposición cuando el
procedimiento se hallaba ya extinguido por acogimiento de una excepción de litispendencia".
El considerando sexto dispuso: "Que, conforme a lo expresado, el juez de la causa
resolvió acertadamente a fojas 63 al estimar que no resultaba procedente dar curso progresivo a
estos autos ya extinguidos y, en cambio, incurrió en error al acoger una reposición del actor,
teniendo por subsanado un defecto inexistente y ordenando contestar derechamente la demanda
para, con posterioridad, declarar abandonado un procedimiento que se encontraba, a la sazón,
ya terminado. Estos vicios o errores fueron hechos suyos por una Sala de la Corte de Apelaciones
de Santiago al confirmar la resolución que declaró abandonado el procedimiento haciendo, por
lo tanto, necesario que este Tribunal, en ejercicio de sus facultades, corrija de oficio los errores
en la tramitación constatados. Por lo expuesto, normas legales citadas y de conformidad,
además, con lo prevenido en el artículo 84 del Código de Procedimiento Civil, se deja sin efecto
de oficio la resolución que acogió el recurso de reposición del actor, de fecha cinco de octubre de
dos mil uno, escrita a fojas 72, y todo lo obrado con posterioridad a estos autos, dejándose la
causa en el estado de mantener vigente lo decidido a fojas 63, esto es, declarar que no resulta
procedente dar curso progresivo a los autos después de haberse acogido la excepción de
litispendencia y disponiéndose el archivo de los antecedentes.
Atendido lo resuelto no se emite pronunciamiento sobre el recurso de casación en el
fondo deducido a fojas 95".
b. En la reposición extraordinaria contra autos y decretos es necesario hacer valer
nuevos antecedentes, según lo dispone el artículo 181 del CPC. Pero ¿qué ha de entenderse
por la expresión "nuevos antecedentes"?
La jurisprudencia de la Corte Suprema ha establecido al respecto:
"No existiendo definición legal del concepto de nuevos antecedentes, que según el
artículo 181 del Código de Procedimiento Civil deben hacerse valer para que sean modificados o
dejados sin efecto los autos o decretos firmes, es racional y conforme al léxico entender que tal
expresión denota la idea de algún hecho que produce consecuencias jurídicas, existente pero
desconocido por el tribunal cuando dicta la respectiva resolución.
En consecuencia, resulta inaceptable estimar que se pueda invocar como antecedente
nuevo un precepto legal ya vigente al tiempo en que fue pronunciado el auto o expedida la
providencia cuya modificación se solicita".
En suma, con arreglo a lo establecido por dicha sentencia del máximo tribunal, se ha de
entender por nuevos antecedentes, ya que la ley no lo precisa, todo hecho jurídico nuevo que no
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estaba en conocimiento del tribunal al momento de dictarse el auto o decreto que se impugna; es
decir, corresponde a hechos preexistentes a la dictación de la resolución de que se trata, pero
desconocidos por el tribunal.
En consecuencia, para que se esté en presencia de un antecedente nuevo es necesario: i)
que se trate de un hecho jurídico nuevo, y ii) que él no haya estado en conocimiento
del tribunal al dictarse la resolución respectiva.
Por consiguiente, no pueden considerarse antecedentes nuevos las alegaciones de
derecho que formule el recurrente al interponer su reposición, aun cuando aquellas no hayan
sido planteadas anteriormente, pues el derecho se presume conocido de todos y, especialmente,
por el juez (iura novit curia). Y, en cualquier caso, como indica COUTURE en relación con la
aplicación del derecho a los hechos: "El juez no está obligado a seguir a los litigantes en sus
planteamientos jurídicos; y puede apartarse de ellos cuando los considere erróneos" [...] "y no se
haya atado por los errores o las omisiones de las partes" o al no seguir el planteamiento jurídico
de las partes, pues con ello no se infringiría el principio dispositivo, y, por consiguiente, puede
realizar una calificación jurídica propia.
Así las cosas, las alegaciones sobre puntos de derecho, sobre leyes o disposiciones
legales, no podrán considerarse como nuevos antecedentes, ya que, como se dijo anteriormente,
solo los hechos jurídicos nuevos pueden ser considerados nuevos antecedentes para los efectos
de la interposición del recurso de reposición, conforme lo ha precisado la jurisprudencia.
En cuanto al sentido y alcance de la expresión "nuevos antecedentes", se ha resuelto y
razonado por la Corte Suprema en los siguientes términos:
"Considerando séptimo: Que las argumentaciones en la reposición deducida por la
reclamante no constituyen nuevos antecedentes en los términos que lo exige el artículo 181, sino
que son sólo alegaciones tendientes a desvirtuar lo decidido originalmente por el tribunal al
declarar prescrita la reclamación, los que debieron haberse invocado mediante el recurso
correspondiente, en la oportunidad respectiva, sin que ello haya ocurrido.
Considerando octavo: Que, por lo demás, el hecho que recientemente se haya dictado
por esta Corte Suprema una sentencia que resuelve una situación similar en el sentido que
pretende el reclamante, no puede considerarse un nuevo antecedente para reponer lo resuelto en
este juicio, atendido el efecto relativo de las sentencias, por lo que las circunstancias que se
tuvieron a la vista para resolver el asunto en el juicio invocado por el recurrente, no implica
necesariamente que estos autos deban resolverse de la misma manera".
En suma, las simples alegaciones o argumentaciones tendientes a desvirtuar lo decidido
originalmente por el tribunal no constituyen nuevos antecedentes, así como el hecho de que
recientemente se haya dictado por la misma Corte Suprema una situación similar en el sentido
que pretende el reclamante, pues, en cuanto se trate de argumentaciones o alegaciones, ello es
más bien propio de la fundamentación de una reposición ordinaria, y no de la reposición
extraordinaria, en la cual se deben aportar nuevos antecedentes y no nuevas
argumentaciones.
A modo de conclusión, la expresión "nuevos antecedentes" deben referirse a un hecho
jurídico preexistente, pero desconocido por el tribunal al momento de dictar la resolución de que
se trate, así como los medios de acreditación; es decir, estos deben tener existencia con
anterioridad o de modo coetáneo a la resolución judicial, pero, además, podrían ser posteriores a
la misma.

Clase 21.03.24

3. Reposición especial: es la que el legislador dispone que procede, de manera excepcional, en contra de
unas determinadas y concretas sentencias interlocutorias que se mencionan a continuación:

a. La resolución que recibe la causa a prueba conforme al inciso final del artículo 319 del
CPC, con apelación subsidiaria del recurso de reposición y dentro de tercero día. Se subordina la
apelación a la previa y directa interposición del recurso de reposición (art. 188 del СРС).
En consecuencia, si se interpone únicamente la reposición, sin la apelación subsidiaria,
como lo ordena la ley, y aquella resulta denegada, no se podrá por separado o de manera
autónoma interponer el último recurso, de manera directa, aun cuando esté dentro del plazo
para apelar.

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Es una especie de preclusión por la inobservancia del mandato legal en cuanto al orden
dado para la realización de un acto procesal (apelación subsidiaria y no directa), con lo cual se
extingue la facultad procesal de la parte para recurrir.
En efecto, el mandato legal dado para la forma de interponer el recurso de apelación en
orden a que "sólo podrá interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y para
el caso de que ésta no sea acogida" (art. 319 inc. 3° del CPC).
b. La resolución que cita a las partes a oír sentencia (art. 432 inc. 2° del CPC), luego de
vencido el plazo que las partes tienen para formular observaciones a la prueba, el recurso de
reposición deberá fundarse en un error de hecho y deducirse dentro de tercero día.
La resolución que resuelva la reposición será inapelable. Es una sentencia interlocutoria
desde que resuelve sobre un trámite que sirve de base al pronunciamiento de la sentencia
definitiva (art. 158 inc. 3° del CPC), de modo que citadas las partes a oír sentencia "no se
admitirán escritos ni pruebas de ningún género" (art. 433 inc. 1° del CPC), y, a su vez, constituye
un trámite o diligencia esencial de acuerdo con el numeral sexto del artículo 795 del CPC, en la
primera o única instancia en los juicios de mayor o menor cuantía y en los juicios especiales, y
concierne a la ritualidad u ordenación de la litis.
Con todo, se ha dicho de modo autorizado que es una sentencia interlocutoria "algo sui
generis, por no ser susceptible del recurso de apelación” (se entiende de modo directo y no
subsidiario).
En cualquier caso, se ha de tener en consideración lo dispuesto en el artículo 326 del
CPC en cuanto se cite a las partes a oír sentencia luego del llamado a conciliación, dicha
apelación es apelable de modo directo en cuanto explícita o implícita se niegue el trámite de
recepción de la causa a prueba, salvo que las partes pidan de común acuerdo que se falle el pleito
sin más trámite (art. 313, in fine, del CPC).

c. La resolución que dicte la Corte de Apelaciones respectiva que declare inadmisible


(por ser infundado, extemporáneo, resolución inapelable o por no contener peticiones concretas)
el recurso de apelación (art. 201 del CPC). La reposición se interpone dentro de tercero día.

d. La resolución que declara inadmisible la casación (arts. 778 y 781 del CPC).

e. La resolución que rechaza el recurso de casación en el fondo, si en opinión


unánime de los integrantes de la sala del tribunal, se estima que adolece de
manifiesta falta de fundamentos (art. 782 del CPC).

f. La resolución que rechaza la solicitud de que el recurso de casación en el fondo sea


resuelto por el pleno de la Corte Suprema, de conformidad con lo establecido en el
artículo 780 del CPC (art. 782 del CPC). Puede ser objeto del recurso de reposición dentro de
tercero día.

g.La resolución que declara inadmisible el recurso de queja (art. 549 letra a) del COT,
fundada en un error de hecho (por ejemplo, porque se haya contabilizado mal un plazo).
Legitimación y oportunidad para interponer el recurso de reposición
Dos aspectos relevantes en la reposición son la legitimación y la oportunidad procesal para interponerlo.
Ambos serán objeto de este estudio.

Legitimación activa
Está legitimada para interponer el recurso de reposición la parte agraviada con la resolución dictada por
el órgano jurisdiccional ya sea por una parte directa o bien por un tercero que haya sido admitido al proceso en
virtud de una resolución judicial con el designio de que se reconsidere y rectifique lo resuelto por el mismo
tribunal que pronunció la resolución.
La intervención del tercero como recurrente en este y en cualquier otro recurso está fuera de toda duda
en atención a la expresa autorización legal dada por nuestro ordenamiento.
En efecto, el tercero puede intervenir en un proceso declarativo o ejecutivo. De acuerdo con las reglas
comunes a todo procedimiento del Libro I se regula, en concreto, la figura del tercero excluyente, como
interviniente principal, según el artículo 22 del CPC, y otras figuras adhesivas como la del tercero coadyuvante
según el artículo 23 inciso 1°, y, por último, la del tercero independiente, según el inciso final del mismo artículo
23 del CPC.
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Todo ello, sin perjuicio de los derechos de recurrir que corresponde a los terceristas de dominio,
posesión, prelación o de pago, como intervención principal, en el contexto del juicio ejecutivo, en atención a que
ingresan al proceso pendiente como parte demandante con una pretensión incompatible frente a la del
ejecutante y ejecutado, y, como tales, pueden recurrir de las resoluciones que les causen agravio a sus intereses.

Oportunidad
En cuanto a la oportunidad procesal para interponer el recurso de reposición es necesario distinguir
según la tipología del mismo recurso:

En la reposición ordinaria: se refiere al recurso de reposición que se interpone contra autos o


decretos, sin nuevos antecedentes, que es lo que sucede comúnmente en la práctica, el plazo es de cinco días
contados desde la notificación (por estado diario) de la respectiva resolución (art. 181 inc. 2° del CPC). El plazo o
término para su interposición es individual, fatal e improrrogable.

En el caso de la reposición extraordinaria: se trata del denominado recurso de reposición que se


interpone en contra de autos o decretos cuando en ellos se hacen valer nuevos antecedentes (art. 181 inc. 1° del
CPC). En este supuesto, se dice que la parte que desee recurrir no tiene plazo para interponer el recurso. En
consecuencia, lo puede deducir "en cualquier tiempo", comoquiera que los autos y decretos no producen el
desasimiento del tribunal.
De ahí que la disposición legal recién citada dispone: "Los autos y decretos firmes se ejecutarán y
mantendrán desde que adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado
para modificarlos o dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan". (Ver la letra a)
del numeral segundo del inciso 2°, a fin de evitar repeticiones).

En la reposición especial contra sentencias interlocutorias: en el caso del recurso de reposición


en contra de determinadas sentencias interlocutorias, el término para recurrir es de tres días (arts. 201, inc. 2° y
319 del CPC). Plazo individual, fatal, discontinuo e improrrogable.
Se dice que esta reposición es especial no sólo porque procede respecto de ciertas sentencias
interlocutorias y no respecto de autos y decretos, sino también porque se interpone en un plazo inferior al
ordinario de cinco días.
El plazo del recurso de reposición, con carácter general, comienza a contarse desde la notificación por el
estado diario de la respectiva resolución.

Tramitación
El recurso de reposición, como se ha dicho antes, es un escrito que debe presentar la parte ante el mismo
tribunal que dictó la resolución que se pretende impugnar, el cual asimismo deberá resolver dicho recurso, si
bien puede no ser resuelto por el mismo juez.
En efecto, el artículo 33 del CPC autoriza a que los secretarios de los juzgados civiles puedan dictar por sí
solos las sentencias interlocutorias, a excepción de las que ponen término al juicio o que hagan imposible su
continuación, autos y decretos, providencias o proveídos.
Pues bien, como se ha dicho antes, si se ha hecho uso de esa facultad en orden a que el secretario actúe
como juez tramitador, las reposiciones que sean procedentes en contra de las referidas resoluciones dictadas por
el secretario letrado serán resueltas por el juez titular y no por el secretario.
En la tramitación del recurso de reposición debe atenderse a su tipología de ordinario, extraordinario, y
el caso especial en que se recurre en contra de sentencias interlocutorias. Estas cuestiones se revisarán a
continuación:

A) Tramitación en la reposición ordinaria: En la reposición ordinaria, o sin nuevos antecedentes,


el tribunal puede resolver de plano la reposición, es decir, sin más trámites (art. 181 inc. 2° del CPC), desde luego
no cabe aquí la tramitación incidental. Comoquiera que al resolverse de plano la reposición ordinaria, la
interposición de dicho recurso no suspende otros plazos, como en el caso del artículo 190 del CPC, en que el
plazo para apelar no se suspende por la solicitud de reposición.
Podrá el tribunal, de todas formas, conceder traslado a la contraparte. Esto último generalmente ocurre
para evitar cualquier nulidad, por supuesto si notoriamente no procede la reposición, se resolverá de plano.

B) Tramitación en la reposición extraordinaria: En la reposición extraordinaria, y dado que el


legislador no ha establecido una tramitación especial, el tribunal debe dar tramitación incidental, escuchando a

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la parte contraria, para lo cual se dará "traslado" por el término de tres días, para que exponga lo que estime
conveniente en relación con los nuevos antecedentes aportados. Y si es necesario, deberá ser recibido a prueba.
En efecto, el recurso de reposición contra autos y decretos cuando se acompañan nuevos antecedentes se
tramitará como incidente. Por otro lado, la parte que no dedujo el recurso podrá impugnar los nuevos
antecedentes que acompañe el recurrente, con lo cual igualmente, siguiendo las reglas generales, el tribunal
deberá dar tramitación incidental a dicha objeción.

C) Tramitación de la reposición especial contra sentencias interlocutorias: En el caso


particular en que se interponga reposición en contra de las sentencias interlocutorias que establece la ley,
debemos distinguir entre la que recibe la causa a prueba, y las demás interlocutorias.
En efecto, respecto de la sentencia interlocutoria de prueba que fije los hechos sustanciales, pertinentes y
controvertidos, el tribunal puede resolverla de plano o bien darle la tramitación de un incidente, según lo estime
el mismo (art. 319 inc. 1° del CPC). En otras palabras, es facultativo para el órgano jurisdiccional darle, o no,
tramitación incidental. En la práctica, normalmente se confiere traslado a la otra parte, es decir, se le da
tramitación incidental, lo cual resulta útil por los argumentos que pueden esgrimir y que pueden ser de utilidad
para el tribunal, sobre todo en el caso de juicios complejos.
En cuanto a las demás sentencias interlocutorias respecto de las cuales procede, expressis verbis
(expresamente), el recurso de reposición, si bien el legislador procesal nada dijo al respecto, en consecuencia, el
juez puede resolver de plano o bien darle tramitación incidental (dependerá del criterio del juez).

Efectos del recurso de reposición


Por efectos del recurso de reposición se ha de entender la suerte que corre la resolución recurrida
pendiente el recurso.
Se ha dicho que el auto o decreto impugnado por el recurso de reposición queda de hecho suspendido,
esto es, se suspende la ejecución o cumplimiento de la resolución recurrida en tanto no se resuelva el recurso.
La ley nada dice al respecto, pero se puede inducir tal conclusión del mismo tenor del artículo 181 del
CPC, es decir, a contrario sensu, desde que los autos y decretos no se encontrarán firmes en tanto se encuentre
pendiente un recurso de reposición y que permitirá potencialmente modificarlos o dejarlos sin efecto.
Por lo demás, dicha suspensión viene avalada por la misma práctica judicial en orden a que estando
pendiente de resolver una reposición se mantiene el statu quo del procedimiento mientras no se resuelva la
reconsideración; por eso se dice que los efectos del recurso quedan "de hecho" suspendidos toda vez que el iter
de la causa queda supeditada a la resolución de la reposición. Y el auto o decreto quedará firme o ejecutoriado
una vez que se agoten los recursos que procedan en contra de la resolución impugnada y se notifique por el
estado diario el cúmplase correspondiente.
Por lo demás, la Corte Suprema en sentencia de 3 de julio de 2002, en autos Rol N° 4518-2001, al casar
en la forma de oficio una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, en el fundamento cuarto del fallo, en
lo pertinente, razona lo siguiente:
"Pues bien, con arreglo a lo prescrito en el artículo 181 del Código de Procedimiento Civil, los autos y
decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que adquieran este carácter, lo que quiere decir entonces que
tal recurso de reposición tuvo el efecto de suspender el cumplimiento de lo ordenado en la resolución impugnada
por esa vía [...]"
Asimismo, en el mismo sentido, la Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 12 de julio de 2004,
que acogió un recurso de casación en la forma, declaró:
"De los arts. 320 y 327 del Código de Procedimiento Civil se colige que la interposición del recurso de
reposición en contra de la resolución que recibe la causa a prueba suspende el procedimiento mientras no se
resuelva dicho recurso”.
Por otra parte, debe tenerse presente que el término para apelar no se suspende por la interposición del
recurso de reposición, de manera tal que si la resolución impugnada es también susceptible de ser recurrida por
el recurso de apelación, entonces dicho recurso debe interponerse conjuntamente con el recurso de reposición,
pero de manera subsidiaria (art. 190 inc. 1° del CPC), para evitar que precluya el término para apelar.
En dicho presupuesto, si la reposición es sin nuevos antecedentes, contra un auto o decreto, el plazo de
cinco días coincide con el plazo para apelar que también es de cinco días.

Fallo del recurso de reposición


La resolución judicial que falla una reposición interpuesta por la parte agraviada puede ser positiva o
afirmativa, desde la perspectiva del recurrente, si se ha acogido el recurso de reposición, dejando sin efecto o
modificando el auto o decreto impugnado; en caso contrario, negativa, si este ha sido rechazado. En el primer

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caso, deberán indicarse las razones por las que se acoge la reposición y realizar la respectiva modificación de la
resolución. En el segundo caso, será suficiente que se indiquen los motivos del rechazo de la reposición.

Régimen de recursos que proceden


Hay que distinguir entre la resolución que rechaza el recurso de reposición y la que lo acoge:

1. La resolución negativa, esto es, la que rechaza el recurso de reposición:


a. Sin nuevos antecedentes (reposición ordinaria): Si la resolución judicial no acoge la
reposición que se haya hecho valer sin nuevos antecedentes, entonces dicho fallo es inapelable
(art. 181 inc. 2° del CPC), sin perjuicio de que se pueda apelar del fallo reclamado, si es
procedente el recurso (art. 181 inc. 2° del CPC). Como el término para apelar no se suspende por
la interposición del recurso de reposición (art. 190 inc. 1° del CPC), y como la resolución que ha
rechazado este último recurso es inapelable para evitar la preclusión del término para apelar, y
quede ejecutoriado el auto o decreto contra el cual se ha reclamado, es conveniente interponer el
recurso de apelación de manera subsidiaria del recurso de reposición, en un mismo escrito, esto
es, para el caso que el recurso de reposición sea rechazado, en atención a que ambos recursos
deben interponerse en el plazo de cinco días, tal como se utiliza con mucha frecuencia en la
práctica forense. Si no se apela en la forma indicada, no se podrá hacer con posterioridad desde
que la resolución que rechaza la reposición es inapelable.
Con todo, existen algunas disposiciones legales que establecen de manera clara y precisa
qué pueden hacer las partes frente a la resolución que se pronuncie sobre la reposición. Así, el
artículo 326 del CPC dispone que la resolución que acoge la reposición del artículo 319 del
mismo Código, es apelable en el solo efecto devolutivo. Por su parte, el artículo 432 del CPC
dispone que la resolución que se pronuncia sobre la reposición intentada en contra de la
resolución que citó a las partes a oír sentencia es inapelable, etc.
b. Por el contrario, si la resolución negativa que rechazó el recurso de reposición se
ha fundado en nuevos antecedentes (reposición extraordinaria): dicho fallo, entonces,
va a ser apelable comoquiera que ha recaído sobre un incidente nuevo y, desde luego, por
aplicación de las reglas generales. En suma, en cuanto a la reposición extraordinaria que admite
una tramitación incidental atendida su naturaleza de cuestión accesoria del juicio, su fallo puede
ser apelado de acuerdo con las reglas generales.

2. La resolución que acoge la reposición es apelable: en contra de la resolución que acoge una
reposición procede el recurso de apelación, sin perjuicio del fallo favorable o desfavorable de él. Se
aplican aquí las reglas generales que gobiernan el recurso de apelación.
En caso de que la parte haya obtenido, no podrá deducir recurso alguno en contra de la
resolución que acogió el recurso de reposición, por carecer de agravio. Si interpuso el recurso de
apelación de manera subsidiaria, este le será denegado.
Pues bien, acogido el recurso de reposición, el auto o decreto impugnado es revocado o
modificado por el tribunal, según se haya solicitado en la parte petitoria o petitum del recurso. Sin
embargo, la parte contraria perjudicada o agraviada por la resolución judicial, quien no dedujo el recurso
de reposición que fue acogido, sí podrá recurrir de apelación en contra de la señalada resolución, en
conformidad a las reglas generales.
Al respecto, para fundar dicha conclusión, se puede argumentar a contrario sensu del artículo
181 inciso 2° del CPC.
En efecto, si se acoge el recurso de reposición interpuesto, se hayan hecho valer o no nuevos
antecedentes, es decir, la regla rige tanto para la reposición ordinaria como la extraordinaria, dicha
resolución será apelable dado que el artículo 181 del CPC solo hace inapelable la que desecha un recurso
de reposición.
En el caso de las reposiciones especiales, es decir, aquellas que proceden en contra de sentencias
interlocutorias, debe estarse a su regulación que la prevea, y si la ley nada establece, habrá de recurrirse
a las reglas generales, es decir, tendrá que fallarse de plano.
Un ejemplo, entre otros, de regulación que establece una reposición especial es la del artículo
432 del CPC en cuanto ordena citar a las partes a oír sentencia (sentencia interlocutoria) que solo es
susceptible de ser recurrida por el recurso de reposición, "el que deberá fundarse en un error de hecho y
deducirse dentro de tercero día. La resolución que resuelva la reposición será inapelable" En cambio, el
texto del artículo 319 del mismo Código establece que las partes pueden pedir reposición, dentro de
tercero día, de la resolución que recibe la causa a prueba (sentencia interlocutoria), en el juicio ordinario,
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para pedir que se modifiquen, eliminen o agreguen otros hechos controvertidos. El tribunal se
pronunciará de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente. La apelación sólo se podrá
interponer en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y para el caso de que esta no sea acogida.
En términos generales, con la subsidiariedad del recurso de apelación respecto del recurso de
reposición se evita que se extinga el plazo para apelar si la reposición fuera rechazada, ello se pone de
manifiesto, especialmente, en el caso de la reposición ordinaria (5 días) que coincide con el plazo para
apelar (5 días), atendido a que el término para apelar no se suspende con la solicitud de reposición (art.
190 del CPC). La misma cuestión se advierte en el artículo 189 en virtud del cual la apelación debe
deducirse en forma subsidiaria del recurso de reposición respecto de autos o decretos que alteran la
sustanciación regular del juicio o recaen sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley.

Procedencia o improcedencia del recurso de reposición en contra de algunas resoluciones


judiciales en la jurisprudencia
1. En primer lugar, se consolida el principio consistente en la improcedencia de la reposición de la
reposición. En la práctica judicial es conocido el aforismo consistente en que "no hay reposición de
reposición", y, por otra parte, de ser hipotéticamente posible "daría lugar a un círculo infinito de
reposiciones". Pues bien, aquel principio ha sido recogido por la Corte Suprema, en los siguientes
términos:
"Resuelto un recurso de reposición, no puede volver a pronunciarse sobre la materia, en virtud
de un nuevo recurso de igual naturaleza, por cuanto ha operado el desasimiento, en virtud de la
resolución que acoge el primer recurso de reposición, agotando las posibilidades de volver a modificar lo
resuelto. El Juez que no resuelve en la forma señalada comete falta que debe ser enmendada a través del
recurso de queja".

2. En segundo término, se ha resuelto que la resolución que se pronuncia sobre el recurso de reposición no
es de aquellas que permitan la interposición de un recurso de queja (que veremos más adelante). Como
se sabe, conforme al artículo 545 del COT, el recurso de queja sólo procederá cuando la falta o abuso se
cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio haga imposible su continuación, o bien en una
sentencia definitiva que no sea susceptible de recurso alguno.
Pues bien, la Corte Suprema resolvió que la resolución que se pronuncia sobre un recurso de
reposición no es de aquellas que permitan la interposición de un recurso de queja, puesto que no
participa de la naturaleza de las resoluciones indicadas, "toda vez que lo realmente discutido es la
resolución anterior sobre la que se pronuncia la decisión que formalmente es impugnada por esta vía,
circunstancias en las que es claro que respecto de aquélla existe recurso, precisamente el de reposición
que fuera desechado".

3. El tercer lugar, también se ha fallado que no procede recurso de casación en la forma en contra de
resolución que rechazó recurso de reposición en contra de resolución que declaró desierto un recurso de
apelación interpuesto contra la resolución que denegó incidencia de nulidad incoada por demandada en
juicio sobre acción pauliana o revocatoria acogida.
Los considerandos pertinentes de la sentencia de la Corte Suprema son los siguientes:
"Que el recurrente interpone el recurso de nulidad formal en contra de la resolución que rechazó
el recurso de reposición deducido por el mismo en contra de la resolución que, a su vez, declaró desierto
el recurso de apelación interpuesto por la misma parte en contra del rechazo de una incidencia de
nulidad promovida ante el tribunal a quo respectivo"
"Que el artículo 766 del Código de Procedimiento Civil establece: El recurso de casación en la
forma se concede contra las sentencias definitivas, contra las sentencias interlocutorias cuando poner
término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente, contra las sentencias
interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte agraviada, o sin
señalar día y hora para la vista de la causa'".
"Que al reflexionar en torno a la naturaleza jurídica de la resolución que por esta vía se impugna,
esto es, de aquellas que se pronuncian sobre un recurso de reposición deducido en contra de una
resolución que declara la deserción del recurso de apelación interpuesto, a su vez, en contra de una
incidencia de nulidad promovida en primera instancia, cabe concluir que ésta no presenta las
características propias de las aludidas en el motivo anterior, toda vez que no se ha puesto fin a la
instancia, tampoco se ha concluido el juicio ni hace imposible su prosecución; no se refiere a la última
actuación descrita por el precepto señalado y que permitiría la concurrencia del recurso intentado, ya

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que sólo ha tenido como fin emitir pronunciamiento sobre una cuestión accesoria del juicio y que
permite la subsistencia de aquél".
En definitiva, se declaró inadmisible el recurso de casación en la forma interpuesto, a la vista de
los artículos 766 y 768 del CPC.

4. En cuarto lugar, se ha dicho que la resolución de primera instancia que rechaza incidente de nulidad de
todo lo obrado por falta de emplazamiento sólo es apelable derechamente :
La Corte de Apelaciones de Santiago resolvió, al respecto, lo siguiente:
"La resolución que declara la nulidad procesal del procedimiento y del remate efectuado en la
causa por falta de emplazamiento, es una sentencia interlocutoria, que no se encuentra entre aquellas
que conforme a los artículos 188 y 189 del Código de Procedimiento Civil son susceptibles de apelación y
reposición subsidiaria, sino sólo es posible el recurso de apelación interpuesto conforme al inciso 1° del
artículo 189 del citado Código. Debiendo acogerse el recurso de hecho".

5. En quinto lugar, se ha resuelto reiteradamente que la resolución que despacha mandamiento de


ejecución y embargo por ser una sentencia interlocutoria, que resuelve sobre un trámite que debe servir
de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva, es apelable derechamente, de acuerdo con las
reglas generales (art. 187 del CPC). Se trata de una sentencia interlocutoria de segundo grado o clase.
En consecuencia, resulta inadmisible el recurso de reposición, ya sea de manera directa o con
apelación subsidiaria, dado que aquel sólo procede, excepcionalmente, en contra de las sentencias
interlocutorias que expresamente establece la ley procesal. Entre ellas, no se contempla la resolución que
despacha el mandamiento de ejecución y embargo.

6. En sexto lugar, se ha indicado que la resolución que acoge excepciones dilatorias es una sentencia
interlocutoria, de modo que por expresa disposición de la ley debe interponerse de manera directa o
principal, y no de manera subsidiaria, por lo cual fue declarada inadmisible.
Uno de los considerandos, en concreto el quinto de la sentencia de la Corte Suprema, dispuso:
"Que, como ya se adelantó, el estatuto procesal en materia de apelaciones regula la procedencia
de dicho recurso y su forma de interposición en vinculación directa e inmediata con la naturaleza
jurídica de la resolución cuya reforma se pretende. Deberá, entonces, deducirse la apelación por parte
del agraviado de forma directa cuando la resolución recurrida es de aquellas que, según el estatuto ya
descrito, son susceptibles de apelación por antonomasia, es decir, cuando se trate de sentencias
definitivas o interlocutorias. A tal conclusión es posible arribar del propio texto normativo, que lo regula
conforme a su carácter de vía de impugnación principal, en que el legislador estatuye como excepción a
la apelación subsidiaria respecto de autos y decretos que alteren la substanciación regular del juicio o
recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. De igual manera, cuando el
recurso ordinario en análisis debe interponerse de forma subsidiaria, al impugnar una sentencia
interlocutoria, ha sido también la propia ley quien lo ordena, como ocurre con aquel que debe deducirse
en subsidio de la reposición respecto de la resolución que recibe la causa a prueba (art. 310 del Código de
Procedimiento Civil)".
El considerando séptimo, por su parte, estableció: "Que de lo que han sido los razonamientos
que anteceden, y en especial de la relación de los motivos quinto y sexto de este fallo de casación, resulta
inconcuso que respecto de una sentencia interlocutoria, como la que nos ocupa, el recurso de apelación
debe -por expresa disposición del legislador- interponerse de manera principal y directa en contra de la
decisión recurrida y no en carácter subsidiario, como ocurrió en autos, puesto que no se trata de un auto
o decreto que de manera excepcional es apelable, ni de aquellas situaciones en que tratándose de una
interlocutoria el legislador expresamente prevé la interposición de la apelación de manera subsidiaria".

El recurso de reposición en otros procedimientos


Es importante realizar un análisis, aunque sea somero, del recurso de reposición en determinados
procesos judiciales:

1. Recurso de reposición en la nueva Ley N° 20.720, de Reorganización y liquidación de empresas y


personas, y que perfecciona la Superintendencia del ramo: a diferencia de la derogada Ley de Quiebras,
que regulaba de modo particular el recurso especial de reposición, a propósito de la sentencia que
declaraba la quiebra, en la nueva ley, su artículo 4° del epígrafe Recursos, dispone que las
resoluciones judiciales que se pronuncien en los Procedimientos Concursales de
Reorganización y de Liquidación establecidos en esta ley serán susceptibles, entre otros, del recurso
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de reposición, cuya procedencia recae sobre todas aquellas resoluciones susceptibles de este recurso,
conforme a las reglas generales, y deberán interponerse dentro del plazo de tres días contado desde la
notificación respectiva y podrá resolverse de plano o previa tramitación incidental, según lo determine el
tribunal. Contra la resolución que resuelva la reposición no procederá recurso alguno.
En el caso de las resoluciones susceptibles de recurrirse de reposición y de apelación, la segunda
deberá interponerse en subsidio de la primera, de acuerdo con las reglas generales (art. 4", numeral 2°,
in fine).
Como puede apreciarse, se restringió sobremanera la aplicación del régimen jurídico del recurso
de reposición, así como el de apelación y casación, en su caso, quizá como reacción de lo que sucedía en
la legislación anteriormente vigente en cuanto a la dilación del procedimiento por la vía recursiva que, al
parecer, se ha pretendido evitar.
Aunque la ley no lo dice, con carácter general, y en la práctica judicial, si la reposición se
interpone verbalmente en el curso de una audiencia, el tribunal deberá resolverla en la misma audiencia
dando traslado o bien podrá resolverla de plano.
A propósito de la oposición del deudor frente a la demanda de liquidación forzosa solicitada por
un acreedor, el artículo 124 de la Ley Concursal establece que la resolución que recibe la causa a prueba
fijando los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos es susceptible del recurso de reposición
dentro de tercero día en concordancia con el numeral 1° del artículo 4° de la referida ley, es decir, se
sigue la regulación de la reposición hecha valer por escrito y fuera de audiencia.
Con todo, parece existir una antinomia con el artículo 125, como se dirá, pues el artículo 124
regula la reposición por escrito dentro de tercero día; en cambio, el artículo 125, reflejando de mejor
manera el espíritu general de la legislación concursal, permite deducir verbalmente por las partes el
recurso de reposición en contra de las resoluciones que se pronuncien en la audiencia inicial acerca de la
admisibilidad o procedencia de las pruebas ofrecidas, los puntos de prueba fijados, la forma de hacer
valer los medios probatorios o cualquier otra circunstancia que incida en estos. Se trata de motivos
tasados, de un numerus clausus. Como se dijo anteriormente, se pretende limitar la vía recursiva a las
partes del proceso, pues sólo proceden en los casos expresamente establecidos por la ley.
La resolución de controversias entre partes en un procedimiento de liquidación en relación con
la administración de los bienes incautados se resolverá en una audiencia única y verbal como se
establece en el artículo 131 de la Ley Concursal y la resolución que adopte el tribunal es susceptible de
reposición "la que deberá deducirse y resolverse en la misma audiencia".
En contra de la resolución que se adopte en la audiencia de determinación del derecho a voto en
un procedimiento de liquidación concursal (art. 190), especialmente en lo relativo a la inclusión o
conservación de créditos o de exclusión de otros, el tribunal resolverá en única instancia y procederá sólo
el recurso de reposición, "que deberá ser interpuesto y resuelto en la misma audiencia"
Las objeciones a las bases de remate en un procedimiento de liquidación serán formuladas
verbalmente, y contra la resolución del tribunal que se hará en una audiencia permite, a su turno, que
pueda deducirse recurso de reposición verbal, la que deberá ser resuelta en la misma audiencia (art. 204,
letra b).
La misma reposición verbal en audiencia se regula en el artículo 219 en relación con la
determinación del monto de realización de los bienes hipotecados, prendados o retenidos, la cual deberá
ser resuelta en la misma audiencia.

2. El recurso de reposición en materia de tribunales de familia: el artículo 67 N° 1 de la Ley N° 19.968,


sobre Tribunales de Familia, establece el recurso de reposición que puede ser interpuesto en la misma
audiencia, en forma verbal, respecto de la resolución que se pretenda modificar o dejar sin efecto, la cual
debe ser conocida y resuelta en ella, o bien, fuera de audiencia, por escrito, en cuyo caso, debe
presentarse dentro de tercero día desde la respectiva notificación
Sin embargo, si dentro de dicho plazo tiene lugar una audiencia, entonces se interpondrá y
resolverá durante la misma.
También se puede pedir reposición, con apelación subsidiaria, tanto de la resolución que fija
alimentos provisorios al momento de proveerse la demanda de alimentos, dentro del plazo de quinto día
de notificada la resolución que los decrete, conforme al artículo 67 N° 2 de la Ley N° 19.968, como
respecto de la resolución que se pronuncie provisionalmente sobre la solicitud de aumento, rebaja o cese
de la pensión alimenticia, conforme al artículo 4° de la Ley N° 14.908, sobre Abandono de Familia y
Pago de Pensiones Alimenticias. La apelación, en este caso, se concede en el solo efecto devolutivo.

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3. El recurso de reposición en materia laboral: en materia laboral el recurso de reposición tiene una
importancia fundamental desde que funciona como preparación para el recurso de nulidad. Se
analizarán los aspectos más relevantes de la reposición en el proceso laboral.
Resoluciones recurribles: las resoluciones susceptibles de ser recurridas mediante el recurso de
reposición, de acuerdo con lo establecido en el artículo 475 del CdT, son los autos, decretos y sentencias
interlocutorias que no pongan término al juicio ni hagan imposible su continuación.
Al ser procedente el recurso de reposición en contra de autos, decretos y sentencias
interlocutorias, se altera así la regla general del proceso civil en cuanto se dispone que el recurso de
reposición sólo puede interponerse en contra de autos y decretos, si bien se establece como única
excepción en materia laboral la posibilidad de interponer el recurso de reposición en contra de las
sentencias interlocutorias que "no pongan término al juicio ni hagan imposible su continuación"
Oportunidad para su interposición: en el procedimiento laboral, en relación con la oportunidad
para su interposición, se distinguen dos tipos de reposición. A saber: si la resolución que se intenta
impugnar fue dictada en el desarrollo de una audiencia o fuera de ella (art. 475 inc. 2° del CdT).
Resolución dictada en audiencia: el recurrente está obligado a interponer el recurso de manera
verbal inmediatamente de pronunciada la resolución que pretende impugnar, dictada en audiencia,
puesto que dicha facultad precluirá indefectiblemente si no lo hace de esta forma. Y se deberá resolver de
plano.
Resoluciones dictadas fuera de audiencia: si se intenta impugnar una resolución que no fue
dictada en audiencia, esto es, se trata de una resolución dictada fuera de audiencia, entonces por expreso
mandato del legislador quien pretenda dejar sin efecto o modificar dicha resolución deberá presentar
este recurso, por escrito, dentro de tercero día de notificada la resolución, a menos que, dentro de dicho
término, tenga lugar una audiencia, en cuyo caso deberá interponerse al inicio de esta.
En caso contrario, se ha de entender que precluye el derecho a interponer dicho recurso, es
decir, se perdería la facultad procesal de recurrir.
En términos generales, puede decirse que se repite el mismo esquema establecido en el nuevo
procedimiento procesal penal.
A la reposición planteada fuera de audiencia el juez puede conferir traslado, salvo que deba
celebrarse una audiencia dentro de tercero día de notificado, en cuyo caso deberá interponer el recurso al
inicio de la audiencia y será resuelta por el juez en el acto (art. 475, in fine, del CdT).
No se contempla por el legislador la apelación subsidiaria del recurso de reposición como sucede
en el procedimiento civil, por tanto, el recurso de apelación que se interponga debe ser directo, en su
caso.
El recurso de reposición como preparación del recurso de nulidad: el recurso de reposición
presenta mucha importancia en cuanto es útil para preparar el recurso de nulidad (ver el artículo 480 del
CdT). En efecto, al igual que en el proceso civil, y en el antiguo procedimiento laboral, el recurso de
reposición presenta una gran importancia con respecto a la preparación del recurso de nulidad. Así, el
legislador laboral exige que cuando se pretenda recurrir de nulidad por algún vicio en la tramitación del
procedimiento, dicho vicio debe alegarse tan pronto se haya tenido conocimiento del mismo. Este
requisito de admisibilidad del recurso de nulidad se cumple a través de la interposición, oportuna, del
recurso de reposición, verbalmente, en la respectiva audiencia.
Por último, es necesario destacar que, en lo no regulado por la ley laboral, se aplicarán las
normas supletorias contenidas en el Libro I del CPC en tanto no sean contrarias a los principios que
informan el Código Laboral. Así, por ejemplo, en todo lo relativo a la tramitación del recurso de
reposición, efectos de la interposición del recurso, fallo del recurso y recursos que proceden en contra de
la misma resolución, etc.

4. El recurso de reposición en materia tributaria: de acuerdo con el artículo 133 del CT, las resoluciones que
se dictaren durante la tramitación del reclamo, con algunas excepciones, sólo serán susceptibles del
recurso de reposición, el cual deberá interponerse dentro del término de cinco días contado desde la
notificación correspondiente.
La resolución que falle la reposición no es susceptible de recurso alguno.
Por su parte, los incisos 1° y 2° del artículo 139 del mismo Código establecen:
"Respecto de la resolución que declare inadmisible un reclamo o haga imposible su continuación
podrán interponerse los recursos de reposición y apelación, en el plazo de quince días contado desde la
respectiva notificación. De interponerse apelación, deberá hacerse siempre en subsidio de la reposición y
procederá en el sólo efecto devolutivo.

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La resolución que falle la reposición no es susceptible de recurso alguno, sin perjuicio de la
apelación que se hubiere deducido subsidiariamente".
El artículo 148 del CT hace aplicable "en todas aquellas materias no sujetas a disposiciones
especiales, en cuanto fueren compatibles con la naturaleza de las reclamaciones, las normas establecidas
en el libro Primero del Código de Procedimiento Civil".

5. El recurso de reposición en el CPP: para determinar las resoluciones que pueden ser objeto del recurso
de reposición y su tramitación se distingue si se dictaron en audiencia o fuera de ella.
Reposición de las resoluciones dictadas fuera de audiencia: conforme al artículo 362 del CPP,
son susceptibles del recurso de reposición las sentencias interlocutorias, autos y decretos dictados fuera
de audiencia. Respecto de ellas podrá pedirse reposición dentro de tercero día, al mismo tribunal que los
hubiere pronunciado. El plazo es de días corridos (art. 14 del CPP), fatal e improrrogable (art. 16 del
CPP). No se suspenden los plazos por la interposición de días feriados. Con todo, cuando un plazo de
días concedido a los intervinientes venciere en día feriado, se considerará ampliado hasta las
veinticuatro horas del día siguiente que no fuere feriado (art. 14, in fine, del CPP).
El recurso de reposición debe presentarse por escrito y en forma fundada, esto es, debe contener
los fundamentos de hecho y de derecho en que se funde y, además, contener peticiones concretas.

Clase 25.03.24

Se dieron instrucciones del trabajo para sumar décimas para la solemne (hasta el min 19:00), el resto de
la clase fue para avanzar el mismo.

Clase 08.04.2024
Recurso de apelación

Se encuentra regulado en los artículos 186 al 230 del CPC.

Como el legislador fue flojo y no definió el recurso de apelación, la doctrina otorga una conceptualización
del mismo: “Es aquel medio de impugnación cuyo titular es la parte agraviada por una resolución
judicial, destinado a obtener una segunda revisión de los puntos de hecho y de derecho que
comprende el asunto, por el tribunal superior al que lo dictó, con el fin de que éste la revoque o
modifique con arreglo a derecho, subsanando los agravios que le cause a la parte que lo entabla.”

Características del recurso de apelación

1. Es un recurso ordinario: Procede en contra de la generalidad de las resoluciones judiciales, bastando


únicamente la existencia de un agravio.
2. Es un recurso por vía de reforma: Es conocido por el tribunal superior a aquel que pronunció la
resolución que se impugna.
3. Es un medio para provocar la segunda la instancia: La 2da instancia no se provoca de manera
automática, sino que el agraviado es quien debe provocarla a través de la interposición de su recurso, que
justamente es una representación del principio dispositivo en materia procesal.

Sin embargo, existen excepciones en que no es necesario interponer un recurso para provocar la 2da
instancia, como lo es en el caso del juicio de hacienda, con la consulta de sentencias, cuando éstas
afectan a los intereses del Fisco.

Resoluciones judiciales que son apelables

1. Las sentencia definitiva de 1ra instancia. La excepción lo figura el art 187 CPC, señalando que no son
apelables las sentencias definitivas de única instancia y las de 2da instancia.
2. Las sentencias interlocutorias de 1ra instancia. La excepción lo figura el 187, señalando que no son
apelables las sentencias interlocutorias de única instancia, y las que se dicten en 2da instancia, por
ejemplo, los incidentes tramitados en 2da instancia, según el 210.
3. Excepcionalmente, los autos y decretos serán apelables cuando se reúnan las características que
establece el 188:
- Que se hayan dictado en 1ra instancia.
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- Que alteren la substanciación regular del juicio. Por ejemplo, que el tribunal, en un juicio ordinario de
mayor cuantía, provea la réplica citando a las partes a una audiencia de conciliación, cuando le
corresponde, en realidad, dar traslado para la dúplica.
- Que recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley.

Titular del recurso de apelación

El titular debe cumplir con dos requisitos copulativos:


1. Debe ser parte en el proceso (Demandante, demandado y terceros excluyentes, independientes y
coadyuvantes).
2. Que la parte resulte agraviada con la resolución que intenta impugnar, es decir, que no haya obtenido lo
que solicitaba. Para el demandante, habrá agravio cuando se le conceda la demanda parcialmente, o que
directamente se le hayan rechazado. Habrá agravio para el demandado cuando se acoja íntegra o
parcialmente y, en caso de reconvención, cuando se rechace o acoja parcialmente.

● La parte que interpone el recurso se denomina apelante, y la parte en contra que deduce el recurso se
denomina apelado. Ambos pueden ser apelante y apelado simultáneamente, cuando ambos resulten
agraviados por la resolución que se trata de impugnar.

Plazos para interponer el recurso de apelación

El legislador hace distingo según el tipo de resolución que se busca impugnar:

1. Sentencias definitivas de 1ra instancia: La apelación debe interponerse en un plazo fatal de 10 días desde
la notificación por cédula a la parte que interpone el recurso, según dispone el artículo 189.
2. En los demás casos que no se trate de una sentencia definitiva de 1ra instancia: En virtud del mismo 189,
la apelación debe interponerse en un plazo fatal de 5 días, contados desde la notificación de la sentencia
a la parte que entabla el recurso.

Plazos excepcionales

- La apelación que se interpone en conjunto con la reposición, el plazo será de 3 días. Por ejemplo, cuando
se interpone reposición con apelación en subsidio en contra de la resolución que reciba la causa a
prueba, según el art. 319.
- La apelación interpuesta en contra del laudo y ordenata, en los juicios de partición, tendrá un plazo de 15
días.

Resoluciones judiciales inapelables

1. Las resoluciones que se dictan en 2da instancia, como los incidentes, interlocutorias, autos y decretos.
2. Por regla general, toda resolución que emane de un procedimiento cuya cuantía no exceda de 10 UTM
serán inapelables. Sin embargo, si es que en esos procedimientos intervienen personas con fuero menor,
las causas que se conocen en 1ra instancia, aun cuando la cuantía no exceda de 10 UTM, podrán
interponer el recurso de apelación.
3. Será inapelable la resolución que otorgue la solicitud para realizar una actuación judicial en un día hora
inhábil, según el artículo 60 CPC.
4. La resolución que se pronuncia sobre un recurso de reposición es inapelable. Sin embargo, hay doctrina
que discute si esto opera en todo caso, o hay que distinguir si es que se acoge o no la reposición.
5. La resolución que recibe el incidente a prueba es inapelable, según el 90 CPC, pues es impugnable
mediante la reposición con apelación en subsidio.
6. La resolución que da lugar a la solicitud de inhibición es inapelable, según el artículo 107 CPC.
7. Es inapelable la resolución que dispone una diligencia probatoria, y la que da a lugar a la ampliación de
prueba sobre hechos nuevos y alegados en el término probatorio, según el artículo 326 CPC.
8. Son inapelables las sentencias pronunciadas por árbitros arbitradores, a menos que las partes hayan
reservado el recurso de apelación por sí mismas.

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


Apunte: Impugnaciones y Recursos - Año 2024 -
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42
Características del plazo de apelación

1. Es un plazo fatal, según lo dispone el artículo 189 CPC.


2. Es un plazo individual, que corre para todas las partes desde la notificación a la parte que interpone el
recurso.
3. Es un plazo de días, pero discontinuo, descontando los feriados y los días inhábiles.
4. El plazo no se suspende de manera alguna, incluso cuando las partes hayan entablado otros recursos en
contra de la resolución.

Cómo se debe interponer el recurso de apelación

La regla general es que se debe interponer el recurso de apelación por escrito, dentro del plazo
correspondiente (3, 5 o 10 días, o dependiendo del caso excepcional). Sin embargo, se puede apelar de manera
verbal, de manera excepcional, cuando la ley así lo indica. Por ejemplo, como ocurre en los juicios sumarios, en la
audiencia de contestación y conciliación, salvo que las partes hagan uso de la minuta.
Siguiendo la misma línea, el artículo 189 dispone “En los procedimientos o actuaciones para las cuales
la ley establezca la oralidad, se podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los
fundamentos de hecho y de derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá
dejarse constancia en el acta respectiva”. Sin embargo, en la práctica se apela por escrito, mayoritariamente.

Requisitos que debe tener el escrito de apelación

1. Debe tener los requisitos generales de todo escrito, como la individualización de las partes, del tribunal,
contener el rol de la causa, la carátula, etc.
2. Debe contener los requisitos específicos que dispone el 189 CPC:
- Debe contener los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya el recurso, que son los
que se utilizaron en 1ra instancia.
- Debe contener las peticiones concretas que se formulan al tribunal. Según jurisprudencia, las
peticiones concretas se entienden como:
1. Que se revoque o confirme la sentencia en primera instancia.
2. Indicar la manera en que debe resolverse el asunto por la Corte de Apelaciones, en 2da
instancia. Por ejemplo, si en 1ra instancia se revolvió un contrato con indemnización de
perjuicios, el demandado deberá, en su apelación, solicitar que se revoque ese fallo, y
que se rechace la demanda en todas sus partes.

Situaciones especiales

1. Según lo que dispone el artículo 189, en aquellos casos en que la apelación se interponga de manera
subsidiaria de la reposición, no será necesario fundamentar la apelación ni formular peticiones
concretas, porque solo basta con remitirse al escrito de reposición principal.
2. También constituye una situación especial respecto a la apelación, es que la ley establezca la oralidad
para hacerlo, como sucede en los juicios sumarios, teniendo que señalar los fundamentos de hecho y de
derecho someramente, según el artículo 189.

Tribunal competente para entablar el recurso de apelación

Se debe interponer ante el mismo tribunal que dictó la resolución que se intenta impugnar, con el
objetivo de que el tribunal superior conozca del asunto, elevando los antecedentes correspondientes.

Tramitación de la apelación en el tribunal “AD QUO”

La ley le obliga al tribunal que pronunció la resolución que se busca impugnar constatar diversos
requisitos formales, sin tener que dar traslado a la contraparte:

1. Que la resolución apelada sea susceptible de ser impugnada a través del recurso de apelación.
2. Que el recurso haya sido interpuesto dentro de plazo, y el tribunal deberá verificar la fecha de
notificación a la parte que presenta la apelación.
3. Que el recurso contenga los fundamentos de hecho y de derecho, junto a las peticiones concretas.
Sara Abisag Càrcamo Aguayo
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Actitudes que puede tomar el tribunal frente a la verificación de los requisitos

1. Si determina que la apelación cumple con los requisitos señalados, el tribunal ad quo dictará una
resolución en la que concede el recurso de apelación, disponiendo que los antecedentes sean elevados al
tribunal superior, quien es el encargado de conocer el recurso.

● La resolución que concede el recurso de apelación es notificada por Estado Diario a las partes. Frente a
esta resolución, las partes pueden interponer los siguientes recursos:
- Recurso de reposición, dentro del plazo de 3 días.
- Recurso de hecho.

2. Si el tribunal determina que la apelación no cumple con los requisitos señalados, dictará una resolución
que exprese esta situación. Por ejemplo, que la resolución no sea susceptible de ser impugnada a través
de apelación, el tribunal dictará “No a lugar, por improcedente”.

● La resolución que no concede el recurso de apelación es susceptible de ser impugnada por los mismos
recursos antes señalados.

Efectos que se producen al conceder el recurso de apelación

Al conceder el recurso, y elevar la causa al tribunal superior, se producen 2 efectos, el devolutivo y


suspensivo:

1. Efecto devolutivo: Con la sola interposición del recurso por el apelante, se genera este efecto, pues es uno
que nunca podrá faltar. Se define como “Aquel efecto propio y de la esencia del recurso de apelación, en
virtud del cual se otorga competencia al tribunal superior, para conocer y resolver el asunto
controvertido por vía de apelación”.

Competencia que el efecto devolutivo otorga al tribunal superior

Se debe distinguir entre:


- La competencia en relación con las materias objeto de la litis de 1ra instancia: La regla general es que
esta competencia comprende el pronunciamiento de todas las acciones y excepciones que las partes
hayan interpuesto dentro de la 1ra instancia, y que hayan sido resueltas en la sentencia.

Lo anterior quiere decir que el tribunal de 2da instancia no puede pronunciarse sobre las acciones
y excepciones respecto de las cuales no se haya pronunciado el tribunal de 1ra instancia , o que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes en 1ra instancia.

Excepción a esta regla general: La competencia comprende el pronunciamiento de acciones no interpuestas


oportunamente, y que no fueron resueltas en 1ra instancia. Por ejemplo, que se hayan interpuesto, en 1ra
instancia, acciones o excepciones incompatibles entre sí, dando lugar a una sola, y la otra fue omitida. En ese
caso, la Corte puede revocar la sentencia, no da a lugar la acción principal, pero le corresponde pronunciarse
respecto de la acción subsidiaria que se omitió en 1ra instancia.
Existe otra excepción en el procedimiento sumario. Según el 692, se le permite al tribunal de 2da
instancia, a través de la apelación, y a solicitud de parte, que pueda pronunciarse sobre las cuestiones que se
hayan debatido en 1ra instancia, para ser falladas en su sentencia definitiva, incluso cuando hayan sido resueltas
en esa sentencia. Por ejemplo, al juez se le olvida pronunciarse sobre una acción o excepción, y es la misma ley la
que permite que no se complemente, o que no se impugne por casación, sino que le permite a la Corte
pronunciarse sobre ello.

Como última excepción, la ley permite oponer excepciones perentorias antes de la vista de la causa, en
2da instancia y, por consiguiente, facultan al tribunal de 2da instancia pronunciarse sobre ellas, aun cuando no
hayan sido pronunciadas y/o resueltas en 1ra instancia.

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


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- La competencia en relación a las partes del litigio: La apelación produce efectos personales, por lo que el
tribunal sólo puede conocer los agravios que al apelante se le ha causado, y no así respecto de los
agravios del apelado, es decir, de la parte que no apeló.

2. Efecto suspensivo: Este efecto no es de la esencia del recurso de apelación. Pero para algunos profesores,
como Julio Salas Vivaldi, este efecto constituye la regla general.

El objeto es hacer perder al tribunal de 1ra instancia su competencia para conocer del asunto, o sea, que
paraliza la tramitación de la causa en 1ra instancia, o bien el cumplimiento del fallo, mientras no se resuelva el
recurso de apelación.

● Cuando se concede la apelación en el solo efecto devolutivo, significa que hay dos tribunales conociendo
de la misma causa. En cambio, cuando se concede en ambos efectos, sólo el tribunal de 2da instancia
tendrá la competencia para seguir conociendo del asunto, suspendiendo la competencia del tribunal
inferior, según el artículo 191.
● El tribunal, para conceder en el sólo efecto devolutivo, debe hacerlo de forma expresa, de lo contrario se
entenderá que la apelación se concederá en ambos efectos.

¿Por qué se entiende que el efecto suspensivo es la regla general?

Se puede llegar a esa conclusión tomando en cuenta dos artículos del CPC:

- Por el 195, que dispone “Fuera de los casos determinados en el artículo precedente, la apelación deberá
otorgarse en ambos efectos”. Este artículo hace mención al 194, donde se detallan los casos en que se
concede la apelación en el solo efecto devolutivo, lo que debe ligarse con “en los demás casos…”, dando a
entender que es la regla general.
- Por el 193, que dispone “Cuando se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se entenderá
que comprende el efecto devolutivo y el suspensivo”.

Casos en que la apelación debe concederse en el solo efecto devolutivo

Según el 194, son:


1. Las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios.
2. De los autos, decretos y sentencias interlocutorias.
3. De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme, definitiva o
interlocutoria.
4. De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias.
5. De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en el solo efecto
devolutivo. Por ejemplo, en el caso de la apelación en los juicios posesorios, según el artículo 550 CPC.
También respecto de la apelación de las sentencias que ratifique el desahucio u ordene el lanzamiento, o
en los demás casos que dispone el 606 CPC.

¿Qué sucede si se da cumplimiento a una resolución apelada en el solo efecto devolutivo, y luego
es revocada por el tribunal superior?

Como no se paraliza la causa, el tribunal de 1ra instancia sigue teniendo la competencia para conocer del
asunto, teniendo que, a petición de partes, ordenar el cumplimiento condicional de la resolución apelada.
De esta forma, si es que el tribunal de 2da instancia confirma esa resolución, y cuando devuelva el
expediente al tribunal de 1ra instancia y éste dicte el cúmplase del recurso, y sea notificada a las partes, esa
resolución se encontrará firme y ejecutoriada.
Ahora, si se da cumplimiento de la resolución impugnada en 1ra instancia, y la Corte la revoca, deberá
dejarse sin efecto lo cumplido, retrotrayendo la causa como si no se hubiese dictado sentencia. En ese caso, se le
debe indemnizar al apelado de todos los perjuicios que el cumplimiento de la sentencia apelada le hubiere
ocasionado.
Por ello, se recomienda pedir el cumplimiento condicional de la sentencia apelada cuando se tiene un
total convencimiento de que en 2da instancia igual vencerá.

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


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45
Clase 10.04.2024

La orden de no innovar.
Esta figura se da cuando se eleva una apelación con el solo efecto devolutivo porque con ambos efectos se
paraliza la tramitación en primera instancia. El legislador se encuentra consciente de los perjuicios que puede
ocasionar el cumplimiento condicional de una sentencia apelada que luego es revocada por el tribunal superior
que conoce del recurso de apelación, cuando se concede ésta sólo en el efecto devolutivo.
Para evitar perjuicios a los apelantes se les permite solicitar una orden de no innovar, en virtud del
artículo 192 inciso 2 del CPC, la cual deberá ser formulada por el apelante ante el tribunal ad quem (nunca la
solicite de manera conjunta con la apelación, ya que esa solicitud se deberá reiterar ante la Corte, ya que la
apelación se interpone ante el tribunal a quo). La orden de no innovar, que es pronunciada por el tribunal
superior, suspende los efectos de la resolución recurrida o paraliza su cumplimiento, según sea el caso. El
tribunal podrá restringir estos efectos por resolución fundada.
Por lo tanto, la orden de no innovar es una resolución judicial dictada por un órgano jurisdiccional en
cuya virtud se ordena a un tribunal inferior que está conociendo de un asunto, paralizar el procedimiento y no
llevar a efecto gestión alguna que tienda a proseguir la tramitación de la causa o a cumplir la resolución objetada.

Tramitación:
1. Esta petición de no innovar debe formularla el apelante y la ley no señala la oportunidad para hacer uso
de esta facultad. De allí que pueda ejercerse hasta antes de la vista de la causa.
2. Las peticiones de orden de no innovar serán distribuidas por el presidente de la Corte, mediante sorteo,
entre las salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Los fundamentos de las resoluciones que se
dicten en relación a la orden de no innovar no constituyen causal de inhabilidad.

Decretada una orden de no innovar, quedará radicado el conocimiento de la apelación respectiva en la


sala que la concedió y el recurso gozará de preferencia para figurar en tabla y en su vista y fallo, según lo señala el
inciso final del artículo 192, o sea quien conoce de la orden de no innovar conoce del fondo del asunto. Esta
orden de no innovar produce radicación únicamente cuando se concede, pero no cuando se deniega, puesto que
esa orden de no innovar sólo va a operar en relación con el recurso de apelación en que ella recayó (Principio de
la personalidad).

Tipología de la orden de no innovar:


La orden de no innovar puede clasificarse por un lado, orden de no innovar dada en general, y por otro
lado, orden de no innovar otorgada con efectos restringidos, profundicemos:
1. La orden de no innovar dada en general es aquella que se otorga sin limitaciones de ninguna especie.
Como lo ha dicho la jurisprudencia, "significa la paralización completa del expediente, de manera que el
juez no puede realizar ninguna actuación ni las partes hacer gestión alguna, y tiene asimismo la
consecuencia de hacer suspender los plazos que se encuentran pendientes en los autos. La orden de no
innovar en general suspende el plazo que corre para solicitar el abandono del procedimiento.
2. La orden de no innovar otorgada con efectos restringidos. Es aquella en que el tribunal, mediante
resolución fundada, deberá determinar, de manera clara y precisa, los concretos efectos que se quiera
otorgar a determinadas actuaciones judiciales que consten en el expediente, ya sea con relación a la
resolución recurrida o a su cumplimiento, según el caso.

Trámites posteriores a la declaración de admisibilidad del recurso en primera instancia (Antes


de la vigencia de la Ley Nº 20.886 de tramitación electrónica):
Una vez concedido el recurso de apelación por el tribunal ad quo, una vez que constate que se cumplen
los requisitos formales pertinentes ¿Qué antecedentes son elevados al tribunal superior jerárquico? Habrá que
distinguir las siguientes situaciones:

1) Si la apelación se concede en ambos efectos, devolutivo y suspensivo. En este caso se suspende la


competencia del tribunal inferior para seguir conociendo del asunto, debiendo remitir éste al tribunal
superior todos los antecedentes. En este sentido dispone el Art. 198 inciso 1° (anterior a la modificación de
la Ley Nº 20.886) del CPC que: La remisión del proceso se hará por el tribunal inferior en el día siguiente al
de la última notificación, se trata de la remisión de los antecedentes originales.
2) Si la apelación se concede sólo en el efecto devolutivo. En este caso seguirá el tribunal inferior conociendo
de la causa hasta su terminación, incluida la ejecución de la sentencia definitiva, habrá, por tanto, dos
tribunales conociendo de la misma causa, pero con diversos objetos, pues el de primera instancia seguirá
Sara Abisag Càrcamo Aguayo
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tramitando la causa según las reglas del procedimiento respectivo y el de segunda, dará tramitación a la
apelación hasta su conocimiento y resolución. En este caso habrá que distinguir 2 situaciones:
a) Cuando se apela una sentencia definitiva, y el recurso se concede sólo en el efecto devolutivo. Dispone
en este sentido el artículo 197 inciso 1° (anterior a la modificación dela Ley Nº 20.886) que: Si se trata
de una sentencia definitiva la resolución que conceda una apelación sólo en el efecto devolutivo deberá
determinar las piezas del expediente que, además de la resolución apelada, deban compulsarse (o
fotocopiarse el expediente original) para continuar conociendo del proceso. En este caso el tribunal ad
quo ordena elevar al tribunal superior el expediente original y además ordena la elaboración de
fotocopias o compulsas de la sentencia definitiva, y demás piezas del expediente, las cuales quedarán en
poder del tribunal ad quo para continuar conociendo del proceso.
b) Cuando se apela una resolución judicial diferente a la definitiva, y el recurso se concede sólo en el
efecto devolutivo. Dispone en este sentido el Art. 197 inciso 1° que en este caso el tribunal ad quo
ordena la elaboración de fotocopias o compulsas de la resolución recurrida y demás piezas del
expediente, las cuales serán remitidas al tribunal superior. Por ende, en este segundo caso, el
expediente original se mantendrá en el tribunal a quo.
¿En qué oportunidad el tribunal ad quo procederá a remitir al tribunal superior el expediente,
fotocopias o compulsas en su caso?
i) Si la apelación se concede en ambos efectos, dispone el artículo 198 inciso 1° del CPC que: La
remisión del proceso, es decir, del expediente original se hará por el tribunal inferior en el día
siguiente al de la última notificación, se trata de la remisión de los antecedentes originales.
ii) Si la apelación se concede en el sólo efecto devolutivo, dispone el artículo 198 del CPC que podrá
ampliarse el plazo para la remisión del expediente, fotocopias o compulsas en su caso, por todos
los días que, atendida la extensión de las copias que hayan de sacarse, estime necesario dicho
tribunal.

Gastos necesarios para la elaboración de las fotocopias o compulsas


Obligación del recurrente.
Dispone el artículo 197 inciso 2° (anterior a la modificación de la Ley Nº 20.886) del CPC que el
apelante, dentro de los 5 días siguientes a la fecha de notificación de esta resolución deberá depositar en la
secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el secretariado estime necesaria para cubrir el valor de las
fotocopias o de las compulsas respectivas. El secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el
proceso, señalando la fecha y el monto del depósito.

Sanción en caso de incumplimiento de esta obligación:


Dispone el artículo 197 inciso 3° (anterior a la modificación de la Ley Nº 20.886) del CPC que: si el
apelante no da cumplimiento a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite. Sin
embargo, en este caso, la sanción puede ser calificada, más que un desistimiento como la deserción de un recurso
al incumplirse una obligación señalada en la ley. Lo anterior, puesto que las normas que regulan el desistimiento
en nuestro Código de Procedimiento Civil, requieren de una manifestación expresa en orden a no perseverar en
la acción o recurso y en este caso estamos en presencia de una calificación y sanción establecida por la ley.

Tramitación de la apelación ante el tribunal a quo. Modificaciones introducidas por la ley


nº20.886 sobre tramitación electrónica:
No está de más recordar que las modificaciones legales introducidas por la citada ley, serán aplicables a
las causas iniciadas ya sea por medio de una medida prejudicial o directamente a través de la vía ordinaria,
desde el 18 de junio de 2016. Todas las anteriores se mantendrán bajo el alero de la antigua normativa del
Código de Procedimiento Civil. Respecto del recurso de apelación se han realizado diversas modificaciones que
se expondrán a continuación y que deberán ser estudiadas haciendo el paralelo respectivo con la legislación
anterior:
1. Ya hemos hecho referencia a la resolución que resuelve sobre la admisibilidad de la apelación. Sobre la
misma, modificándose el artículo 197 del CPC, se ha hecho expresa mención a que la misma se entenderá
notificada a las partes conforme al artículo 50 CPC, esto es, conforme al estado diario. Esto no es
novedad, pues siempre se ha entendido que esa es la forma de notificación aplicable en la especie, ahora
eso sí, está dicho de manera expresa.
Tenemos que recordar que el artículo 50 también ha sido modificado, en el sentido de que las
resoluciones que no tengan una forma especial de notificación se entenderán notificadas a las partes
desde que se incluyan en un estado que deberá formarse electrónicamente, el que estará disponible
diariamente en la página web del Poder Judicial con las indicaciones que el inciso siguiente expresa. Con
Sara Abisag Càrcamo Aguayo
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ello, ya no resulta necesario concurrir todos los días a revisar el antiguo estado diario publicado en cada
tribunal, sino que basta con hacer su revisión de manera digital y conectado a internet desde cualquier
dispositivo, inclusive desde cualquier smartphone (Holaaaaa internautas).
2. Se ha modificado la obligación de remisión del expediente, compulsas o fotocopias. Con la Ley de
Tramitación Electrónica se derogó el artículo 198 del CPC, y con ello la mención sobre el plazo que
existía para remitir el expediente y su posible ampliación en caso de ser necesarias las compulsas.
Conforme a la nueva redacción del artículo 197, el tribunal deberá remitir electrónicamente al tribunal
de alzada copia fiel de la resolución apelada, del recurso y de todos los antecedentes que fueren
pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre éste.
La remisión digital se materializa a través del sistema de interconexión digital que existe entre los
diferentes tribunales de justicia. Este sistema no es nada nuevo, pues se comenzó a utilizar el año 2000
con la entrada en vigor de la reforma procesal penal. Igual sistema se aplicó a las reformas en materias
de familia, laboral y cobranza. A través de la interconexión, el tribunal de alzada puede ingresar a la
causa apelada y acceder a todos los trámites de la misma, como usuario interno, visualizando la causa de
la misma manera que lo hace el tribunal a quo.
Sobre la materia, resulta oportuno observar que como actualmente la carpeta digital no se encuentra
numerada por fojas, sino que sólo se individualiza cada trámite o gestión a través de su fecha y la
nomenclatura que se le asigna a cada uno de ellos, es que puede resultar engorroso el estudio del
expediente por el tribunal de alzada, cuando hay varias diligencias o incidencias deducidas en igual o
fechas cercanas, los documentos que se han acompañado respecto de cada alegación, etc. Ello implica
ciertas complicaciones a la hora de revisión del expediente digital, para efectos de determinar si se
encuentra o no en estado de relación o poder detectar más fácilmente algún vicio de nulidad en la
tramitación del procedimiento; por tal motivo, es que resulta de gran importancia, que se respete y se
utilicen las nomenclaturas correctas a la hora de individualizar cada trámite y además cuando se haga la
remisión digital de la causa, indicarse con toda precisión cuál es la resolución recurrida, el recurso
respectivo y todas las diligencias y pruebas que dicen relación con la incidencia. En caso de que la
apelación se conceda en ambos efectos, además de la visualización de la carpeta electrónica, el tribunal
de alzada continuará en la misma la tramitación de la causa.
3. Se ha eliminado la obligación de pagar las compulsas o fotocopias y su sanción. Consecuentemente con
lo anterior, ya no pesa sobre el recurrente de apelación, la obligación de pagar las compulsas o fotocopias
del expediente a remitir al tribunal de alzada. Con esta supresión desaparece el desistimiento de la
apelación en primera instancia, o como de mejor se ha calificado, se ha eliminado la única causal de
deserción del recurso de apelación ante el tribunal a quo.

Tramitación del recurso ante el tribunal ad quem (antes de la ley nº 20.886).


Una vez remitidos e ingresados en la Corte los antecedentes correspondientes, entiéndase, expediente,
fotocopias o compulsas, en su caso, el secretario de la Corte deberá realizar los siguientes trámites:
1. El Secretario de la Corte, actuando como ministro de fe, deberá dejar constancia en la causa de la fecha
en que el expediente, fotocopias o compulsas en su caso, han ingresado a la secretaría de la Corte. La ley
no es clara, se han señalado distintas formas en que el secretario de la Corte puede dar cumplimiento a
esta obligación.
a. A través de la emisión de un certificado.
b. A través de la anotación de la fecha en el expediente.
c. A través de un timbre fechado.
2. Luego el expediente, fotocopias o compulsas en su caso será ingresado al libro de causas del tribunal,
asignándole luego un rol. De forma tal que la causa tendrá 2 roles distintos, el rol del tribunal ad quo y el
del tribunal superior.
3. El secretario deberá dar cuenta a la sala tramitadora del contenido del expediente, esta es la forma como
los tribunales colegiados conocen del asunto. Recordemos que la cuenta es una comunicación sin
formalidades, no se requiere la previa vista de la causa. En este sentido dispone el artículo 380 N°1 del
COT que:
“Son funciones de los secretarios: 1°. Dar cuenta diariamente a la Corte o juzgado en que
presten sus servicios de las solicitudes que presentaren las partes;”

¿A qué sala el secretario deberá dar cuenta del contenido del expediente?
Deberá dar cuenta a la sala tramitadora, cuando exista más de una sala. La sala tramitadora será
la primera sala, sea que esté o no integrada por el presidente de la Corte, según lo señala el artículo 70
del COT.
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Corresponderá luego a la sala tramitadora realizar un nuevo estudio de los requisitos formales
de la apelación
En este sentido dispone el Art. 213 que “Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará
en cuenta si el recurso es admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal.”
Además, conforme al artículo 201, si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de
resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá
declararla inadmisible de oficio. De forma tal que como consecuencia de este estudio que realiza la sala
tramitadora puede ocurrir lo siguiente:

1) Considerar que el recurso no cumple con los requisitos formales necesarios para la apelación, declarándole
inadmisible o que simplemente no ha sido interpuesto dentro del término legal.
Como consecuencia de ello:
a) Según el Art. 213 del CPC, si la sala tramitadora considera inadmisible o extemporáneo el recurso, lo
declarará sin lugar desde luego o mandará traer los autos en relación sobre este punto.
b) Según el Art. 214 del CPC, Si el tribunal superior declara no haber lugar al recurso, ya sea porque lo
declarará sin lugar desde luego o llega a esta conclusión luego de mandar a traer los autos en relación,
devolverá el proceso al tribunal inferior para el cumplimiento del fallo.

2) Considerar que el recurso cumple con los requisitos formales necesarios para la apelación, declarándole
admisible. Ello producirá los siguientes efectos:
a) Si la sentencia es definitiva se mandará a que se traigan los autos en relación.
b) Si la sentencia no es definitiva, dispone el Art. 199 del CPC (antes de la vigencia de la Ley Nº 20.886),
que la apelación de toda resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que
cualquiera de las partes dentro del plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos.

En este caso se entrará a conocer el fondo del asunto por alguna de las salas.

De las resoluciones que se pronuncien sobre la admisibilidad o inadmisibilidad, podrá pedirse reposición
dentro de tercero día.

Apartado: La Situación de las partes en segunda instancia


Las partes tienen la obligación de comparecer en segunda instancia.
En segunda instancia las partes, en específico el apelante, tiene la obligación de comparecer a la
instancia, es decir, ante la Corte de Apelaciones Competente, haciéndose parte. El apelado, si quiere realizar
actuaciones o solicitudes, también debe hacerse parte, pero a diferencia del recurrente, su rebeldía no tiene
sanción legal.
A esta obligación se le suele denominar comparecer en segunda instancia o hacerse parte en la causa.
En la práctica se da cumplimiento a esta obligación mediante un escrito en que se consagra que la parte
respectiva se hace parte, es decir, comparece en segunda instancia.

Forma como se comparece en segunda instancia


Haremos un paralelo entre la forma de comparecencia de primera y segunda instancia:
a. En primera instancia se comparece por regla general representado por procurador y patrocinado por
abogado, los cuales figurarán en el escrito de demanda o contestación de la demanda, según sea el caso.
b. En segunda instancia se comparece personalmente o por medio de abogado habilitado para el ejercicio
de la profesión, según lo señala el Art. 398 del COT, de lo cual se dejará constancia en el escrito en que la
parte se hace parte o comparece en segunda instancia.

Debe tenerse en cuenta en todo caso, que conforme al artículo 527 del Código Orgánico de Tribunales:
“Las defensas orales ante cualquier tribunal de la República sólo podrán hacerse por un abogado habilitado
para el ejercicio de la profesión. No obstante, los postulantes que estén realizando su práctica para obtener el
título de abogado en las Corporaciones de Asistencia Judicial creadas por la Ley N° 17.995, podrán hacer tales
defensas ante las Cortes de Apelaciones y Marciales en favor de las personas patrocinadas por esas entidades.
Para estos fines el representante de ellas deberá otorgar al postulante un certificado que lo acredite como tal”.

Sara Abisag Càrcamo Aguayo


Apunte: Impugnaciones y Recursos - Año 2024 -
Prof: Ercilia Alday Bugueño
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Plazo para comparecer en segunda instancia
Según lo señalaba el Art. 200 del CPC Las partes tendrán el plazo de 5 días para comparecer ante el
tribunal superior a seguir el recurso interpuesto, contado este plazo desde que se reciba el expediente, fotocopias
o compulsas en su caso, en la secretaría del tribunal de segunda instancia.
Dicho plazo aumentará, según el Art. 200, en el siguiente caso:
Dicho plazo se aumentará cuando el expediente, fotocopias o compulsas en su caso se remitan desde un
tribunal de primera instancia que funcione fuera de la comuna en que resida el de alzada.
Dicho aumento será de 3 días, como lo señala el Art. 258, más el número de días que contemple la tabla
de emplazamiento según sea el lugar de que se trate, según el Art. 259 del CPC.

Características del plazo para comparecer en segunda instancia:


1. Se trata de un plazo de días y por tanto, discontinuo.
2. Se trata de un plazo fatal, se extingue a la media noche del último día del plazo.
3. Se trata de un plazo improrrogable.
4. Se cuenta desde un hecho, como lo es el que se reciba el expediente, fotocopias o compulsas en su caso,
en la secretaría del tribunal de segunda instancia, y no desde una notificación como es la regla general.

Sanción en caso que las partes no cumplan su obligación de comparecer en segunda instancia
dentro del plazo señalado en la ley

a. Si el que no comparece es el apelante:


En este caso el tribunal de oficio o a petición verbal o escrita del apelado declarará desierto el recurso, de
conformidad a lo señalado en el Art. 201 inciso 1° del CPC. Esta declaración por parte del tribunal se realiza
mediante una sentencia interlocutoria, pues se establecen derechos permanentes respecto de las partes.

Esta sentencia interlocutoria presentará las siguientes particularidades:


i. La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos
respecto de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación, según lo señala el Art. 201 inciso
2°, haciendo excepción a lo señalado en el Art. 38 del CPC.
ii. De esta sentencia interlocutoria podrá pedirse reposición dentro de tercero día, según lo señalaba el
Art. 201 inciso 2° del CPC (antes de la ley de tramitación electrónica)

b. Si el que no comparece es el apelado:


Si no comparece el apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el solo ministerio de la ley y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado
rebelde desde que se pronuncien, según lo señala el Art. 202 del CPC.
Sin embargo, el rebelde podrá comparecer en cualquier estado del recurso, haciéndose parte allí,
representado por el procurador del número, o abogado habilitado, según lo señala el Art. 202 del CPC y 398
del COT.

Término de materia para la primera prueba

Clase 11.04.2024 Se suspenden clases.


Clase 15.04.2024 Se suspenden clases.
Clase 16.04.2024 (Recuperación) Se suspenden clases por sala ocupada.
Clase 17.04.2024 Se suspenden clases.
Clase 18.04.2024 Se suspenden clases.
Clase 22.04.2024 (si hubo)

Sara Abisag Càrcamo Aguayo

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