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olonizadores del cuerpo humano: la

microbiota

Por Efrén Díaz Millán

Asesoría científica: Grupo de investigación de Jaime García Mena, adscrito al


Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav

Para diversos microorganismos, el cuerpo humano representa un planeta entero que tiene
la oportunidad de colonizar en sus diferentes regiones, paisajes y ambientes en beneficio o
perjuicio del hospedero. Se estima que en una persona habitan 39 trillones de microbios, la
mayoría bacterias que conforman la microbiota, la cifra varía por factores como el sexo,
edad, genética, lugar de residencia o condiciones ambientales.

En una persona con un peso de 70 kilos, el 3.5 por ciento, es decir, dos kilos, pertenecen a
células de microorganismos; también se reporta que entre uno a tres por ciento de su peso
total pertenece al conjunto de esas formas de vida microscópica; específicamente la
microbiota del intestino puede pesar 2.3 kilos y un tercio de su composición es común a la
diversidad de la mayoría de los individuos, mientras dos terceras partes son específicas de
cada sujeto. Cerca de cien trillones de microorganismos componen la microbiota humana,
donde se incluyen al menos mil tipos de especies de bacterias conocidas; el número de
estos organismos supera 10 veces al de las células.

La microbiota humana es la comunidad de microorganismos que residen en diversas partes


del cuerpo, como el tracto gastrointestinal, genitourinario, cavidad oral, ducto nasofaringe,
tracto respiratorio y piel, entre otras. Esta vasta comunidad contiene en sus células, la
cuales conforman bacterias, virus o levaduras, un conjunto de genes que conforman al
microbioma.

Los microbiomas muestran una gran diversidad de microorganismos, en cada uno de ellos
su variabilidad, límites y mantenimiento juegan un papel importante en la salud o
diagnóstico de enfermedades; uno de los más importantes es el del tracto gastrointestinal,
el cual es una interfaz dinámica y funcional entre el entorno externo, los alimentos y el
cuerpo humano, que puede presentar cambios influenciados por edad, dieta o consumo de
medicamentos.

Un desequilibrio en el tipo o número de colonias bacterianas que habitan el organismo


puede causar problemas de salud como diabetes, obesidad, enfermedades
cardiovasculares o inflamatorias del intestino, y se han vinculado con enfermedades
neuropsiquiátricas como el autismo. Una función importante de los microorganismos son la
producción de metabolitos que entran al torrente sanguíneo logrando un efecto positivo en
el cuerpo.

La primera interacción microbiana del ser humano inicia durante la fertilización, cuando las
bacterias componentes de la microbiota del cérvix acompañan al esperma y alcanzan el
óvulo durante la fecundación; sin embargo, el sistema inmunológico de la madre impide la
colonización microbiana en este punto; durante el parto ocurre la primera y la mayor
exposición a una microbiota diversa, es la vía principal de transferencia intergeneracional de
la microbiota en mamíferos. La ruptura de la membrana amniótica expone al bebé a los
microorganismos de la vagina y la región perianal materna.

Al nacer un individuo, sus intestinos son estériles, pero en pocas horas, las bacterias
aparecen y el tracto gastrointestinal es colonizado por ellas. Después del nacimiento el
desarrollo de la microbiota se orquesta bajo el efecto nutricional, inmunológico, hormonal y
prebiótico de la leche materna; también influye la prematuridad, medidas de higiene y el tipo
de alimentación del lactante; desde esta etapa hasta los 3 años, la diversidad microbiana se
incrementa por el alimento y el entorno ambiental; este núcleo de la microbiota se establece
hasta la adolescencia.

Las bacterias presentes en la microbiota tienen distintas funciones en el cuerpo que se


relacionan con el metabolismo, la modulación de la respuesta inmune o la regulación de
procesos en el sistema nervioso, además de actuar en la fermentación anaerobia de
carbohidratos provenientes de fibra dietética, que conducen a la formación de ácidos grasos
de cadena corta y también participan en la absorción de iones. Asimismo, la microbiota
produce vitamina K y B12, importantes para la actividad del organismo, y limita el
crecimiento de otras bacterias con potencial patógeno, evitando con ello las infecciones.
Existen diferencias en la microbiota entre hombres y mujeres, la variación radica en los
contrastes anatómicos de ambos géneros y en la heterogeneidad interindividual (cambios
fisiológicos resultado del envejecimiento que los hace diferentes) a la que está expuesta la
microbiota intestinal, influenciada por factores ambientales como la dieta, el metabolismo
del hospedero o factores hormonales. En tanto, la microbiota intestinal contrasta por el
género en su tipo de microorganismos y se relaciona con el índice de masa de corporal.

El estudio de la microbiota humana ha identificado grandes poblaciones de


microorganismos que habitan diversas zonas del cuerpo; por ejemplo, la piel, considerada
como un órgano extenso, se encuentra expuesta al ambiente, condición que favorece el
desarrollo de millones de microorganismos, por tanto, esa abundancia depende de la
humedad del lugar y el nivel de su exposición al ambiente como en el caso de la ingle,
pliegues axilares y glúteos; la dermis tiene una de las mayores diversidades microbianas del
cuerpo. En contraste, la vagina es uno de los sitios menos diversos, en esta región las
comunidades microbianas tienen poblaciones dominadas por bacterias del género
Lactobacillus; su ambiente es principalmente anaerobio y ácido.

La microbiota del tracto digestivo superior inicialmente es parecida a la de la piel porque se


encuentra expuesta al aire ambiental, pero cuando ese aire entra, el estómago se calienta y
humedece, produciendo cambios en sus condiciones; en esta región se encuentran zonas
que concentran distintos tipos de microbiota, por ejemplo, la cavidad oral tiene entre 200 y
500 especies bacterianas únicas; en cambio en el estómago, el pH demasiado bajo propicia
un ambiente extremo y selectivo que limita la diversidad bacteriana capaz de sobrevivir; por
su parte, en el duodeno, al tener una rápida motilidad (facilidad de movimiento), se le
dificulta la adherencia y el establecimiento de la mayoría de bacterias.

Un lugar notable para el desarrollo de la microbiota en el organismo es el colon, donde se


estima una densidad en escalas que van de 1010 (100000000000) a 1012 bacterias/ml, es
decir, en la zona se encuentran más microbios que en el resto de los sitios del cuerpo
combinados; cuenta con una importante diversidad de microorganismos, simbiontes
microbianos capaces de realizar la fermentación anaerobia de sustratos fibrosos como la
celulosas, pectina, inulina, almidones y glucanos derivados de la mucosa del huésped, lo
cual produce ácidos grasos de cadena corta que contribuyen del cinco al 10 por ciento de
los requerimientos calóricos humanos.

Distintos factores influyen en las comunidades de bacterias del organismo e intervienen en


la salud o resultan perjudiciales para la microbiota; el nacimiento por cesárea y la
alimentación con fórmula láctea pueden alterar el establecimiento de las primeras bacterias
en el intestino del neonato trayendo consecuencias en su salud y vida adulta. Además, la
exposición del infante a distintos ambientes determina las bacterias que tendrá y se ha
reportado cómo niños con poca exposición a mascotas o en condiciones de mucha
limpieza, pueden desarrollar mayor susceptibilidad a las alergias.

En el transcurso de la vida la composición microbiana cambia de acuerdo con la edad y la


dieta, el consumo de alimentos ricos en grasas, azúcares y pobres en fibra puede favorecer
a microorganismos implicados en obesidad, inflamación intestinal y reduce la presencia de
bacterias productoras de metabolitos que fomentan la salud intestinal. Factores como la
genética del individuo, la región geográfica donde vive y las condiciones ambientales, hasta
elementos cotidianos como la dieta, un estilo de vida saludable, consumo de antibióticos o
actividad física influyen en los cambios que puede presentar la microbiota.

La dieta es el principal factor para el control de la microbiota y se relaciona con horarios,


frecuencia, cantidad y calidad de alimento, una rica en fibra promueve su funcionamiento
adecuado, las basadas en frutas y verduras son abundantes en nutrientes como la fibra,
grasas insaturadas, polifenoles, micronutrientes y proteínas que proporcionan efectos
antipatogénicos y antiinflamatorios e incrementan la generación de bacterias lácticas.

La investigación científica sugiere que la microbiota intestinal contribuye a la salud


metabólica de su hospedero, un desequilibrio en ella involucra desórdenes como obesidad,
diabetes tipo 2, padecimientos hepáticos, cardio-metabólicas y desnutrición; también
participa en el funcionamiento del eje intestino-cerebro y se ha visto modificada en
presencia de males crónico-neurodegenerativos; además el cáncer tiene un efecto dañino
sobre las barreras de los tejidos del cuerpo, alterando el balance de la microbiota en
distintas zonas del cuerpo.
Algunos productos pueden equilibrar los organismos que componen la microbiota; por
ejemplo, los probióticos son microorganismos vivos que al ser administrados en cantidades
adecuadas benefician la salud del hospedero y su función modifica el ecosistema
microbiano intestinal para favorecer su balance, además, contribuyen a la homeostasis del
individuo. En cambio, un prebiótico es un sustrato utilizado selectivamente por los
microorganismos del hospedero que también confiere un beneficio para la salud y fungen
como nutrimento para favorecer el crecimiento bacteriano de ciertas cepas con propiedades
positivas para el organismo al promover un estado de equilibrio en la microbiota; en
contraste, se ha reportado que el uso desmedido de los antibióticos está relacionado con
trastornos digestivos e intestinales.

En el plano internacional, los primeros estudios relacionados con la microbiota humana se


presentaron a principios de la década los años 70 del siglo XX, y con el advenimiento de la
secuenciación masiva de ADN, desde hace 12 años se desarrollan investigaciones para su
caracterización. En 2007 el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos emprendió el
Proyecto Microbioma Humano, iniciativa realizada a gran escala con el objetivo de
responder preguntas respecto a la microbiota y su interacción con el cuerpo humano.

En el país, las primeras publicaciones científicas sobre la microbiota del tracto digestivo
datan de 2015, e investigaciones sobre el microbioma del 2019. En Cinvestav se han
realizado por lo menos 15 estudios para la caracterización de la microbiota en población
mexicana; su relación con el sobrepeso u obesidad infantil, asociada a la diabetes tipo2; en
leche materna y colonización neonatal; con cáncer en un modelo preclínico; enfermedad de
Alzheimer; y plantas medicinales, entre otras.

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