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Microbiota intestinal de acuerdo a los hábitos alimentarios y calidad de los alimentos

Nuestra alimentación influye significativamente en nuestro intestino, así como sobre la composición y la
función de las bacterias que albergamos.Estudios recientes han demostrado que nuestra dieta actual, rica
en lípidos y azúcares, modifica la microbiota intestinal, lo cual podría explicar el desarrollo concomitante
de diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades intestinales inflamatorias.

A fin de que la microbiota intestinal pueda preservar la salud humana, los científicos recomiendan una
alimentación rica en carbohidratos considerados “fácilmente accesibles para nuestra microbiota” . Lo que
comemos constituye por tanto el carburante principal de nuestras bacterias intestinales. La ciencia por fin
ha corroborado la tan manida frase de “Somos lo que comemos” demostrando que, en última instancia,
“somos lo que nuestras bacterias intestinales hacen con lo que comemos”.

En otras palabras, mantener a través de la dieta un ecosistema intestinal bacteriano rico en términos de
géneros de bacterias es un método avalado por la ciencia que permite mejorar nuestro modo de vida. La
impronta original se puede ver afectada por los estilos de alimentación. Se han encontrado diferencias
entre individuos mayoritariamente carnívoros, los vegetarianos y los omnívoros

Para ejercer un efecto relevante sobre la microbiota intestinal, los polifenoles deberían encontrarse en
cantidades significativas en nuestra dieta. En cuanto a la alimentación, debemos mantener una microbiota
intestinal sana es digamos es tener una alimentación variada y saludable, ya sea basada en comida real y
alejada de los procesados, que incluya frutas, verduras, legumbres y productos integrales, ricos en fibra.
Entre los alimentos que se deben evitar encontramos los siguientes:

Edulcorantes

Son perjudiciales para la microbiota intestinal, que la sacarosa y la sucralosa alteraron negativamente la
diversidad bacteriana y los parámetros inmunitarios en ratones después de 12 semanas de consumo,
mientras que la estevia resultó beneficiosa para la mucosa intestinal.

Bebidas carbonatadas

son irritantes intestinales como los picantes, las bebidas carbonatadas, el café en exceso contribuyen a
dañar el equilibrio del microbioma que antes se conocía como flora y provocan un aumento indeseado de
la permeabilidad del intestino, lo que disminuye la inmunidad y nos llena de toxinas.

Leche materna

Por años se pensó que la leche materna era estéril. Sin embargo, hoy en día se sabe que transporta una
importante cantidad de bacterias útiles que colaboran estrechamente en la conformación de la microbiota
futura del lactante. Esto, junto a todos sus demás beneficios, confirman que la leche materna es la mejor
forma de alimentar a un recién nacido (RN), lo que lleva a entender que la administración de probióticos
al RN debería provenir especialmente de la glándula mamaria, para lograr una adecuada colonización
intestinal y tener una adecuada función del eje cerebro-intestino-microbiota.

La microbiota de la glándula mamaria es única, y son múltiples los factores que convergen para su
conformación. Su adecuado establecimiento generan factores protectores para la vida futura, permite la
colonización temprana, la cual confiere un sinnúmero de beneficios y tiene un impacto en la salud infantil
y en la modulación de determinadas enfermedades a largo plazo. La lactancia materna confiere protección
frente a enfermedades de distinta índole, ya sea durante su primer período de inmadurez inmunológica
general y mucosal del recién nacido, como en el futuro del niño. La leche materna contiene anticuerpos de
IgG e IgA (Inmunoglobulinas G y A) que protegen al recién nacido de forma pasiva frente a infecciones.

Si consideramos su composición nutricional, la leche materna es altamente específica e idónea para el


niño, ya que constituye un importante aporte de oligosacáridos prebióticos, hidratos de carbono que
favorecen el crecimiento de determinadas especies de microorganismos, especialmente bifidobacterias,
contribuyendo así a su proliferación en el intestino. Por otra parte, la leche materna contiene más de 1.000
millones de microorganismos por 800 ml de leche (que es la producción diaria aproximada a partir del
primer mes de lactancia). Contiene sobre todo bifidobacterias, y también otras especies en menor
cantidad, como lactobacilos, estreptococos, estafilococos, enterococos y enterobacterias.
La leche materna representa uno de los factores clave en el desarrollo de la microbiota intestinal infantil,
y si bien el número de especies que coexisten en la leche de una mujer sana suele ser bajo, representa el
inicio de la conformación de la microbiota intestinal de los lactantes. Así, desde este reducido espectro de
especies, da inicio al desarrollo posterior de una microbiota mucho más diversa y variada que crecerá con
posterioridad al destete, y que cuyo desarrollo se vería enlentecido y empobrecido sin ese preciado
período de lactancia materna.

Conde L. Estos son los alimentos que más dañan tu microbiota intestinal [Internet]. La
Vanguardia. 2021 [citado el 23 de agosto de 2022]. Disponible en:
https://www.lavanguardia.com/comer/materia-prima/20211213/7919792/peores-alimentos-
microbiota-intestinal.html

Www.um.es. [citado el 23 de agosto de 2022]. Disponible en:


https://www.um.es/acc/wp-content/uploads/discursos-sept15-Tom
%C3%A1sIzquierdo.pdf

Vásquez C. Lactancia materna y su efecto en la microbiota del recién nacido


[Internet]. INTA. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos; 2021 [citado
el 23 de agosto de 2022]. Disponible en: https://inta.cl/lactancia-materna-y-su-
efecto-en-la-microbiota-del-recien-nacido/

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