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Cuando hablamos de signos nos referimos a representaciones gráficas o figuras, las cuales son
de lenguaje universal y por lo tanto pueden ser entendidas por cualquier persona del mundo,
como los signos de entonación o incluso los zodiacales; por su parte los símbolos son aquellas
imágenes que tienen un significado, pero realmente no están representados; en este caso
caben como ejemplo las imágenes que han sacado para representar el cáncer, una cruz,
comunidad lgtb, etc., se podría decir que son metafóricos y se pueden usar por convención o
analogía.
Marx: sospecha que la interpretación que se está dando y está dada de la sociedad, las formas
sociales, y los modos de producción es una interpretación que hay que criticar y reinterpretar
Freud 3 heridas narcisistas: la herida hecha por Copérnico cuando dijo que la tierra no era el
centro del universo, la que provocó Darwin al decir que el humano no fue una creación de dios
sino que evoluciona del mono, y la herida hecha por Freud cuando descubrió que la conciencia
reposaba sobre la inconsciencia.
MICHEL FOUCAULT
Para Foucault Susan Sontag tenía razón pero por malas razones. Tenía razón cuando se
fastidiaba ante el hecho de que, la obra de Kafka ha estado sujeta a un “masivo secuestro” por
parte, de tres ejércitos de intérpretes, quienes lo leen como: alegoría social, alegoría
psicoanalítica, o alegoría religiosa.
Susan Sontag sobre la tesis de Marx: no dice que se debe eliminar la interpretación en favor de
una transformación espontaenista e informal dice que la interpretación debe servir como guía
para la acción transformadora, y dice al mismo tiempo que la acción transformadora es la
condición misma de la interpretación. La interpretación puede ser una herramienta de crítica
Política de la interpretación
Identidad social: vínculo psicológico que permite la unión de la persona con su grupo
Estos grupos, estas identidades colectivas se forman debido a que sus miembros comparten la
forma de verse a sí mismos, la misma ideología, los mismos valores, es un grupo homogéneo.
La identidad colectiva es una construcción sociocultural. La construcción del sentido de
pertenencia está estrechamente relacionada con las interacciones sociales, la cultura y el
contexto social macro y micro.
Modernidad
Quizá la Modernidad pueda ser definida, en un cierto registro, como un estado de catástrofe
permanente que instaura el conflicto de las interpretaciones y la lucha por el sentido como su
régimen de existencia mismo. Como diría Nietzsche, si Dios ha muerto, todo está permitido.
Pero como diría Orwell, hay algunas cosas más permitidas que otras, y cuáles sean esas cosas
es también un resultado del conflicto de las interpretaciones, de la lucha por el sentido.
De cualquier manera, las narratividades catastróficas resultantes de la lucha entre los modos
de interpretación potencian su carácter ampliamente político cuando logran, nuevamente,
reorganizar los dispositivos discursivos en la hegemonía hermenéutica.
Nietzsche, Marx y Freud son los fundadores de discurso de la modernidad. Ellos han redefinido
el espacio mismo de la producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo:
aquéllos, en fin, que han provocado nuevos acontecimientos del Logos, y lo han hecho
violentando, justamente, la Ley de los modos de interpretación establecidos.
Esa intervención violenta consiste, sucintamente (que esta expresado de manera breve,
concisa y precisa), en la advertencia de que las dos grandes sospechas que siempre se habían
levantado en Occidente sobre el lenguaje (la de que el lenguaje nunca dice exactamente lo que
dice, y la de que hay muchas otras cosas que hablan sin ser estrictamente lenguaje) ya no
pueden ser fácilmente despachadas mediante el recurso a la «clara y distinta» conciencia
cartesiana o a la Razón iluminada de una ciencia que despeja las brumas de la creencia
dogmática e irreflexiva. Se trata, en Marx, Nietzsche y Freud, de una operación mucho más
radical, que transforma completamente la naturaleza misma del signo, y por lo tanto la
estrategia de su interpretación, y por lo tanto la imagen misma del sujeto de la interpretación
No se trata de tratar de entender un objeto sino de ver lo que la gente entiende de ese objeto,
como la gente describe ese objeto, entender el discurso que da la gente sobre ese objeto. Es
para darle un nuevo significado a ese objeto
Marx —que, según Lacan, inventó la teoría psicoanalítica del síntoma—, cuando realiza su
célebre interpretación del fetichismo de la mercancía, no se limita a apartar el «símbolo»
mercancía como una «máscara» detrás de la cual se ocultaría el “verdadero contenido” la
producción y la explotación que le dan a la mercancía su condición de fetiche. Lo que hace es
apoyarse en lo que él mismo llama la forma mercancía, que es la que hace posibles esas
relaciones de producción y no otras, para producir su articulación con la estructura del modo
de producción como totalidad. El da SU interpretación de mercancía
La interpretación no está destinada a disolver “falsas apariencias” de la cultura sino a que estas
pueden expresar cierta verdad que debe ser construida por la interpretación.
Marx al principio de “el capital” explica que él tiene que hundirse en la bruma para mostrar
que no hay monstruos ni enigmas profundos, porque todo lo que hay de “profundo” en el
discurso que se hace la burguesía acerca de la moneda, el capital, el valor, no es más que una
banalidad. La interpretación permite nuevas formas de entender y ver la cultura. Y que lo hace
por la imaginación, por la construcción de un «relato», de una «ficción» si se quiere decir así,
pero de una ficción que genera un nuevo régimen de verdad desde el cual leer las otras
ficciones.
Freud, cuando afirma que si se pudiera establecer una comparación entre el método
psicoanalítico y alguna forma de arte, aquél se parecería a la escultura, que rompe la piedra
para que quede una forma. Ya que se trata de una interpretación que extrae algo nuevo de
una superficie ya existente, luchando contra su resistencia
Osar Masotta, cuando decía, que no se trata de aplicar la teoría del psicoanálisis al texto
artístico, sino de utilizar el texto artístico para hacer avanzar la teoría. Pero si es así, la
formulación puede darse vuelta para decir que no se trata de que un crítico aplique al
psicoanálisis su teoría hermenéutica (su teoría de cómo interpretar un texto) sino de que
utilice al psicoanálisis para hacer avanzar su teoría. Una cuestión inquietante: el intérprete
¿está en posición de analista, o de paciente?
Es por eso, quizá, que Foucault recuerda que tanto en Freud como en Nietzsche y Marx, se
perfila esta experiencia, tan importante para la hermenéutica moderna, de que cuanto más se
avanza en la interpretación, tanto más hay un acercamiento a una región absolutamente
peligrosa, donde no sólo la interpretación puede encontrar su límite y su vuelta hacia atrás,
sino que además puede desaparecer como interpretación y puede llegar a significar incluso la
desaparición del mismo intérprete, La narrativa catastrófica de la interpretación, pues, es
posible que implique también la catástrofe del sujeto.
Marx recomienda interpretar la Historia teniendo en cuenta siempre que ella se produce a
veces como tragedia y a veces como parodia. En los tres, por lo tanto, el género de la tragedia
—y su «historicidad esencial», para decirlo con Benjamin— es la metáfora privilegiada de
aquella «región peligrosa» a la que conduce la interpretación y los acontecimientos del Logos
que ella desata.
Semejanza
En el siglo XVI. En esta época, lo que daba lugar a interpretación era la semejanza.
La semejanza en el siglo XVI estaba perfectamente organizada. Había por lo menos cinco
nociones perfectamente definidas:
Profundidad
Nietzsche muestra cómo la verdad implica la resignación, la hipocresía, la máscara; tanto es así
que el intérprete debe, descender y mostrar que esta profundidad de la interioridad no es
profunda
La profundidad es restituida ahora como secreto absolutamente superficial, de tal manera que
en sentido estricto, se descubre que la profundidad no era sino un ademán y un pliegue de la
superficie
Interpretación infinita
Si la interpretación no puede acabarse nunca es, simplemente, porque no hay nada que
interpretar pues, en el fondo, todo es ya interpretación; cada signo es en sí mismo la
interpretación de otros signos.
Se ve esto ya en Marx, que no interpreta la historia de las relaciones de producción, sino que
interpreta una relación que se da ya como una interpretación, puesto que ella se presenta
como naturaleza. De la misma manera Freud no interpreta signos sino interpretaciones. Freud
no tiene para interpretar otra cosa en el lenguaje de sus enfermos que aquello que sus
enfermos le ofrecen como síntomas; su interpretación es la interpretación de una
interpretación, en los términos en que esta interpretación es dada
Nietzsche afirma que las palabras han sido inventadas siempre por las clases superiores; ellas
no indican un significado: imponen una interpretación. Por consiguiente no es porque haya
signos primarios y enigmáticos por lo que estamos consagrados a la tarea de interpretar, sino
porque hay interpretaciones. Es por esta razón que hay signos, signos que nos prescriben la
interpretación de su interpretación, que nos prescriben invertirlos como signos
BOEHM
BARONI
Nietzsche, Freud y Marx se podría establecer el siguiente paralelo: Nietzsche, en su
interpretación, trata de analizar los buenos sentimientos y poner de manifiesto lo que en
realidad esconden. Freud, con el psicoanálisis va a develar lo que es el contenido latente: y en
este caso también la interpretación tendrá consecuencias bastante catastróficas para los
buenos sentimientos. Finalmente, Marx atacará la buena conciencia de la burguesía para
mostrar lo que hay en el fondo de ella. Aunque las tres interpretaciones aparecen como
dominadas por la idea de que hay signos que traducir, de los que es necesario descubrir la
significación, incluso si esta traducción no es simple, y deba hacerse por etapas, quizás hasta el
infinito.
A propósito de Nietzsche, usted ha dicho que la experiencia de la locura era el momento más
aproximado al conocimiento absoluto
Noción de individuo
El indígena tiene como valor supremo a la tribu, nosotros nos tenemos a nosotros mismos
individuos como valor supremo
Marx dice que el individuo es producto por un lado de la disolución de las formas feudales
sociales es decir con la aparición del capitalismo y la forma de producción de este, y la
aparición de la burguesía que aparece como clase dominante que sustituye a la nobleza.
Aparecen formas novedosas de relacionamiento. En el feudalismo había un sistema esclavista
disfrazado, era común que una persona de la nobleza regalara a otra un pedazo de tierra el
cual incluía a personas siendo tratadas como objetos, los sujetos estaban unidos a la tierra, y
por ende las futuras fabricas no tenían mano de obra esta fue la contradicción fundamental de
la época, entre un modo de producción feudal y uno capitalista por lo tanto había que finalizar
con el anterior para que el nuevo pudiese desarrollarse y esto implico la liberación de los
sujetos de su aspecto de siervos/esclavos, y su libre circulación en el mercado del trabajo
Unir a aquellos que por naturaleza estaban separados para preservar su libertad innata y su
propiedad privada. Este contrato que busca unir funda la desconexión ya que asienta la idea de
que somos átomos (partículas independientes unas de las otras) las cuales hay que unir
mediante esta artimaña llamada contrato
Marx
Según la concepción que tenían de la naturaleza humana, el individuo aparecía como puesto
por la naturaleza y no en cuanto a producto de la historia
Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo y por
consiguiente también el individuo productor como dependiente y formando parte de un todo
mayor; en primer lugar la familia y de esa familia ampliada que es la tribu, mas tardes las
comunidades en sus distintas formas
Mill presenta a la producción, a diferencia de la distribución, como regida por las leyes de la
naturaleza, independientes de la historia, de la ocasión
Toda producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo y por intermedio de
una forma de sociedad determinada. En este sentido, es una tautología (repetición innecesaria
de un pensamiento usando las mismas o similares palabras y que por tanto, no avanza
información) decir que la propiedad (la apropiación) es una condición de la producción.
El individuo al producir desarrolla sus capacidades, las gasta también, las consume en el acto
de la producción
Desarrollo de la identidad
Adentro psíquico afuera social. La solución a esta diferencia de adentro psíquico afuera social,
de individuo sociedad, es plantearnos que no existe una diferencia de naturaleza de estos
polos, sino por el contrario un orden de continuidad entre ambos, esta continuidad es
topológica (se encuentra en el espacio), lo social se continua en lo psíquico
Lo social nos conforma en tanto se pliega, esto es los sujetos no seriamos otra cosa que
pliegues de un afuera social que se pliega y genera una cierta interioridad, pero esta
interioridad no tiene una diferencia de naturaleza con la exterioridad, entre adentro y afuera
no hay una diferencia de naturaleza
Dice DeBrazi que lo social histórico no es un afuera ni la extensión, sino también aquello con lo
que está tramado el mismo inconsciente (Freud). Esto quiere decir ya más en el plano
psicológico que aquello que de alguna forma aparece exterior a nosotros de alguna forma nos
conforma, no se trata de que lo social influya sobre nosotros, no se trata de influencias ya que
esto separaría ambas naturalezas. Se trata de que lo social constituye a lo psicológico
Antoni Giddens
El parte de la base de que el pasaje de las sociedades pre modernas (feudales) a las modernas
propias del modo de producción capitalista, implican la reinscripción de la vida de los sujetos
en coordenadas tiempo espaciales abstractas como lo son para el las instituciones. Estas
instituciones le irán dando de alguna forma significación simbólica a nuestra vida
Desenclave
Reflexividad institucional
Orden simbólico
Sin la capacidad de simbolizar no seriamos humanos. No es lo mismo por ej un hijo para una
madre del siglo 19, para una madre de la modernidad, y para una madre de una tribu. No es lo
mismo para la madre del siglo 19 que cuando se casaba perdía su apellido y adoptaba el de su
marido, que no podía trabajar, no tenía voto. Entonces evidentemente ese hijo no tendrá el
mismo sentido, porque el lugar material y simbólico en el que nace va a ser completamente
distinto al de los demás ejemplos
La confianza
La modernidad (Riesgos)
La modernidad es una cultura del riesgo. Bajo las condiciones de la modernidad, el futuro es
traído continuamente al presente mediante la organización refleja de las circunstancias que
rodean al conocimiento. La valoración del riesgo invita a la precisión e incluso a la
cuantificación, pero es imperfecta por naturaleza.
La modernidad reduce el riesgo de conjunto de ciertas áreas y modos de vida, pero introduce
al mismo tiempo nuevos parámetros de riesgo desconocidos en gran medida
Estilo de vida: Estilo de vida es un concepto sociológico que se refiere a cómo se orientan
los intereses, las opiniones, y los comportamientos y conductas de un individuo, grupo o
cultura.
Si se trata de la vida personal como de un medio social más amplio, los procesos de
reapropiación y capacitación se entrelazan con los de despojamiento y pérdida. En estos
procesos podemos encontrar muchos nexos diferentes entre experiencia individual y sistemas
abstractos. La «readaptación» — adquisición de nuevos conocimientos y destrezas—, tanto en
lo que respecta a la intimidad de la vida personal como a compromisos sociales más amplios,
es una reacción general ante los efectos del despojamiento provocados por los sistemas
abstractos.
Sistema: "un objeto complejo cuyas partes o componentes se relacionan con al menos alguno
de los demás componentes". Pueden ser conceptuales o materiales
Sistemas abstractos: intangibles, está compuesto de ideas y conceptos por ejemplo un
conjunto de normas
Se nos prohíbe la experiencia al prohibirnos interactuar con las personas que no caen sobre
parámetros de “normalidad” ya que son encerrados, al erotismo se lo cambia por sexualidad y
a está se le considera un tabú. Siendo que todo esto es natural. La sexualidad y el erotismo son
naturales, los locos y los enfermos son naturales (ej: autismo, deformaciones, esquizofrenia)
tanto en la modernidad como en el pasado. Al negarnos estas experiencias nos niegan el
contacto con cuestiones morales
Esta situación no se ha producido, como pensaba Freud, por la creciente represión psicológica
de la culpa exigida por la complejidad de la vida social moderna. Lo que se da es más bien una
represión institucional en la que aparecen en primer término mecanismos de vergüenza y no
de culpa.
La vergüenza tiene un parentesco próximo con el narcisismo pero, según he señalado más
arriba, sería un error suponer que la identidad del yo se va haciendo progresivamente
narcisista. El narcisismo es un tipo de mecanismo psicológico entre otros, su existencia se debe
a las relaciones entre identidad, vergüenza y proyecto reflejo del yo.
La insignificancia personal — el sentimiento de que la vida no tiene nada valioso que ofrecer—
se ha convertido en un problema psíquico fundamental en las circunstancias de la modernidad
tardía. Deberíamos entender este fenómeno en función de una represión de las cuestiones
morales que plantea la vida cotidiana pero cuyas respuestas se niegan. Esto se entiende con el
significado de represión: Moderación o freno de los impulsos o sentimientos considerados
inconvenientes que se impone a sí misma una persona. Y que no se nos da una respuesta del
porque debemos tener esta moderación o directamente frenar estos impulsos
El proyecto reflejo del yo genera programas de realización y control. Pero mientras estas
posibilidades se entiendan sobre todo como un asunto relacionado con la extensión de los
sistemas de control de la modernidad al yo. Carecerán de sentido moral. La «autenticidad» se
convierte en un valor eminente y un marco de realización del yo. Pero constituye un proceso
moralmente atrofiado
Al reflejar aspectos de la identidad o el estilo vida de otra persona nos ponemos pautas, límites
y reglas para imitar a esa persona. Los estilos de vida están regulados por las modas que serían
las más vendidas, las más populares en el mercado del sistema capitalista, por lo tanto es este
el cual está regulando nuestro “yo” nuestra identidad.
Es cada vez más evidente que las elecciones de estilo de vida en las circunstancias en que se
dan las interrelaciones entre lo local y lo Universal plantean problemas morales que no pueden
obviarse. Si quieres elegir un estilo de vida el cual no se adapta a tu entorno planteara
problemas morales los cuales no podrán eludirse
Divorcio
El paso por una fase de duelo es la clave para «recuperarse» tras el divorcio. Todo aquel que se
«despareja» de su anterior esposo o esposa afronta la tarea de establecer un «nuevo sentido
del yo», un «nuevo sentido de identidad». En un matrimonio duradero, el sentido de identidad
de cada uno de sus componentes se vincula al de la otra persona y, desde luego, al matrimonio
mismo
Una persona separada o divorciada necesita coraje moral para intentar establecer nuevas
relaciones y encontrar otros intereses. Mucha gente pierde en tales circunstancias la confianza
en sus propios juicios y capacidades y puede llegar a sentir que no vale la pena hacer planes
para el futuro
Los hijos de padres divorciados, que sufren a menudo profundamente por la disolución de!
hogar familiar, necesitan también poseer cualidades similares. «Los hijos del divorcio — dicen
Wallerstein y Blakeslee— se enfrentan a una tarea más difícil que los niños que han de
lamentar la muerte de un padre. La muerte es ineludible, pero el divorcio se da entre personas
vivas que pueden cambiar de forma de pensar. En lo hondo de sus almas. Los niños escuchan
imaginarias llamadas a la reconciliación... y puede ser que no logren superar esas fantasías
hasta que ellos mismos se aparten, finalmente, de sus padres y abandonen el hogar.»
El niño con un padrastro o madrastra puede tener dos padres o dos madres, dos series de
hermanos y hermanas, además de otros nexos de parentela complejos, a consecuencia de los
múltiples matrimonios de los padres. La misma terminología ofrece ya dificultades ¿debería el
niño llamar «madre» a su madrastra o más bien dirigirse a ella por su nombre? La dilucidación
de estos problemas puede llegar a ser ardua y suponer un coste psicológico para todas las
partes; pero también existe, desde luego, la oportunidad de nuevas formas de relación
satisfactoria.
La identidad del yo constituye para nosotros una trayectoria a través de los diferentes marcos
institucionales de modernidad a lo largo de la duración de lo que se suele llamar el «ciclo de
vida», expresión que se ajusta con mucha mayor precisión a los contextos no modernos que a
los modernos. Cada uno de nosotros no solo «tiene» sino que vive una biografía reflejamente
organizada en función de los flujos de la información social y psicológica acerca de los posibles
modos de vida. La modernidad es un orden postradicional en el que a la cuestión « ¿cómo he
de vivir?», hay que responder con decisiones tomadas cada día sobre cómo comportarse, qué
vestir, qué comer - y muchas otras cosas; además, tal cuestión se ha de interpretar en el
despliegue de la identidad del yo en el tiempo
Una de las características más evidentes que separan la época moderna de cualquier otro
periodo precedente es el extremo dinamismo de la modernidad. El mundo moderno es un
“mundo desbocado”; no sólo el paso al que avanza el cambio social es mucho más rápido que
el de todos los sistemas anteriores; también lo son sus metas y la profundidad con que afecta a
las prácticas sociales y a los modos de comportamiento antes existentes
Cuál es la explicación del carácter singularmente dinámico de la vida social moderna? Tres
elementos principales entran en consideración, y cada uno de ellos es fundamental para los
argumentos expuestos anteriormente
1. separación entre tiempo y espacio: La creación del reloj fue lo que produjo la
separación del espacio y la localización La expansión del uso de los aparatos de
medición mecánica del tiempo hizo posibles. Un mundo con un sistema de datación
universal y con zonas normalizadas para toda la tierra, como lo es el nuestro, es social
y experiencialmente distinto del de todas las épocas anteriores. Las organizaciones y la
organización tan característica de la modernidad son inconcebibles sin la reintegración
del espacio y el tiempo asociados. Este elemento es esencial para el siguiente. es la
condición para la articulación de las relaciones sociales en ámbitos extensos de tiempo
y espacio, hasta llegar a incluir sistemas universales.
2. El desenclave: es el desprendimiento de las relaciones sociales de sus contextos locales
y su rearticulación en sistemas abstractos sociales, son sistemas institucionales y por
ende simbólicos.
Ejemplo: supongamos un casamiento en la época feudal de campesinos. En un
pueblo cuando alguien se casaba era motivo para que el pueblo tuviera una
fiesta incluyendo a la misma figura que los casó, era un acontecimiento en el
que participaba la gente naturalmente. Que pasa en la modernidad, este echo
social se traslada a una institución y se re articula en la misma (en la institución
jurídica). En este caso la persona que nos casa no la conocemos de nada y en
las salas aledañas también habrá gente casándose ya no es un motivo para que
el pueblo esté de fiesta ya que es algo más común. Giddens dice que la
rearticulación en estas instituciones se vuelve abstracta porque pierde las
coordenadas “naturales” que tenía ese acontecimiento en otro momento de la
historia
3. Reflexividad intrínseca (Que es propio o característico de la cosa que se expresa por sí
misma y no depende de las circunstancias.) La reflexividad de la modernidad se refiere
al hecho de que la mayoría de los aspectos de la actividad social y de las relaciones
materiales con la naturaleza están sometidos a revisión continua a la luz de nuevas
informaciones o conocimientos. utilización regularidad a del conocimiento de las
circunstancias de la vida social en cuanto elemento constituyente de su organización y
transformación.
Temas de investigación
Critica: suponer que las formas de conocimiento y el mismo sujeto de conocimiento existen
previamente y que las condiciones económicas se imprimen en eso preexistente (la condición
económica produce al sujeto), es errado
Prácticas sociales
Pueden engendrar dominios de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos conceptos y
técnicas, sino que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos de
conocimiento. Sujeto del siglo XIX nacido de las prácticas de control y vigilancia. Conjunto de
conductas, acciones y costumbre contextuales a cierta cultura colectiva. Normas que guían y
limitan comportamientos. Modo recurrente de realizar una actividad compartida por todos los
integrantes de una comunidad
El control no necesita de la modalidad del encierro, como ocurre con la disciplina, para ejercer
la vigilancia sobre los sujetos. Por eso la vigilancia en la era del control está más relacionada
con tecnologías que con instituciones, al punto que las primeras rompen los tabiques de las
segundas
Foucault define también la sujeción como “la manera en que el individuo establece su relación
con la regla y se reconoce ligado a la obligación de llevarla a la práctica”. Por lo tanto la
vigilancia es un fenómeno para que la persona reconozca que vive con ciertas reglas y que
debe respetarlas y para esto debe lograr un autodominio. Y esto se hace para recabar datos
que se usaran para poner al sujeto bajo otro método de vigilancia donde habrá diferentes
reglas y se recabaran datos diferentes al primero
El biopoder tiene como objetivo administrar y controlar a las personas. Este biopoder tiene dos
componentes: uno dirigido al control de las personas de forma individual, que se llama
anatomopolítica; y otro dirigido a las poblaciones en su conjunto, que es la biopolítica.
La biopolítica es un concepto introducido por Foucault para describir como han ido
cambiando y cuáles son las nuevas formas de gobierno, caracterizadas por el despliegue de
todo un conjunto de tecnologías, prácticas, estrategias y racionalidades políticas que tienen
como objetivo el gobierno de la vida.
Tema de investigación 1
Historias de los dominios de saber en relación con las prácticas sociales (no considerando un
sujeto preexistente de conocimiento)
La filosofía occidental postulaba al sujeto como fundamento, como núcleo central de todo
conocimiento, el psicoanálisis problematiza esto
Constitución histórica del sujeto a través de un discurso planteado como estrategia desde las
prácticas sociales
Tema de investigación 3
B- externa: formada en las sociedades a partir de reglas de juego que producen ciertas formas
de subjetividad y tipos de saber
Practicas jurídicas
Modo en que, en las historia de occidente, se definió la manera en que podían ser juzgados los
hombres, en función de los errores que habían cometido, la manera en que se impone a
determinados individuos la reparación de sus acciones o el castigo de otras. Esto define tipos
de subjetividad, formas de saber, relaciones entre el sujeto y la verdad que son adecuadas o
inadecuadas
Entonces: Prácticas jurídicas son formas de verdad, la verdad va a estar acorde a aquello que
está legitimado. Por lo tanto formas de constitución del sujeto
Indagación
Apareció en la edad media como forma de investigación de la verdad en el seno del orden
jurídico. Fue para saber quién hizo que cosa, en qué condiciones y en qué momento, que
occidente elaboro las complejas técnicas de indagación que casi en seguida pudieron ser
empleadas en el orden científico y en la reflexión filosófica. Se instala a través del orden
jurídico
En un determinado punto del tiempo y en un determinado lugar del universo, unos animales
inteligentes inventaron el conocimiento. Invención opuesta a origen. Oscuras relaciones de
poder producen la invención, quienes tienen mayor poder tienen mayor capacidad para
imponer su invención, su forma de entender la vida, su forma de entender el conocimiento, su
forma de saber. A Nietzsche no le importa el origen del conocimiento. Conocimiento basado
en los instintos pero no es instintivo, es el resultado de la lucha entre estos
Desdiviniza la relación entre los sujetos y la naturaleza. Ya no hay un dios que garantiza esa
continuidad entre sujeto de conocimiento y cosas a conocer. Contrario a los filósofos
occidentales
Critica a la ideológica como aquello que impide el conocimiento (critica a Marx): condiciones
políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el conocimiento sino
aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento en consecuencia, las
relaciones de verdad.
No miente tan solo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino también aquel que habla en
contra de lo que no sabe.
El saber tiene perspectiva. Los saberes están basados en lógica interpretativa, en cierta moral
hegemónica
Lo que Nietzsche plantea es que hay historia de la historia. La historia tiene un conjunto de
historias. No hay una única historia posible sino historias que fueron constituyendo la historia
oficial
La moral del esclavo, del dominado, la impotencia que no puede desquitarse ya que no tiene
poder se presenta como bondad del corazón, la vileza como humildad, la sujeción a los que se
odia como obediencia exigida por dios. Los que ocupan el lugar de dominado ocupan el lugar
del resentimiento, se transforma situaciones las cuales no podría transformar en valores que
para ese grupo, para esa moral son valores a perseguir, a validar
La moral de esclavos, aquella que hace bueno a lo que resulta de la propia impotencia, se
funda en el supuesto engañoso de que tras la acción hay un sujeto libre, y de que cuya
debilidad se debe a una única e inevitable realidad y no a un logro voluntario, querido, elegido:
un mérito
Las tres pomposas palabras del ideal ascético: pobreza, humildad, castidad. Así, este ideal
produce un efecto inhibitorio de los contrarios de estas tres cualidades humanas y todo desvío
de esta regla es causa de sanciones divinas y auto sanciones físicas
Sacerdote: Su misión histórica consiste en aliviar el sufrimiento, en dominarlo y con este fin se
esfuerza por alterar la dirección del resentimiento y combate sólo el desconcierto del
sufriente, no combate la causa del sufrimiento y la verdadera enfermedad que son la
conciencia culpable, el sentimiento de culpa y el pecado. Los medios utilizados por el
sacerdote asceta para este combate, son los inocentes y los culpables. El principal ardid en
este sentido es, por cierto, aprovecharse del sentimiento de culpa, que aquí cobra la forma de
pecado
Recapitulemos, afirmando que el carácter central del ideal ascético, es que ofreció un sentido
al hombre (Nietzsche, 1994a: 185) con el cual interpretar su sufrimiento: su existencia adquirió
valor, y su voluntad una finalidad, pues la voluntad humana se funda en la huida del horror
vacui, en la posibilidad de la nada aunque esa posibilidad sea una nada disfrazada: esa
voluntad necesita una meta –y prefiere querer la nada a no querer
Conclusión Nietzsche en La genealogía de la moral, bosqueja entonces, la hipótesis de que el
sacerdote asceta no logra de verdad una cura real, cosa que, por lo demás, probablemente no
ha pretendido. Todo se reduce a una cierta organización de los enfermos, la preservación de
los más sanos y la separación de éstos de aquellos incurables. El caso es que se presenta una
enfermedad fisiológica, que es interpretada como dolor anímico, el que, a su vez, por otra
interpretación –causal–, exige un origen de tal padecer, más aún, un causante responsable
sobre el cual poder desahogar los efectos.
Nos referimos a que el hombre del resentimiento, lejos de sentir reverencia por su enemigo, lo
concibe como malvado, pero este malvado es su propia creación, su acto, su concepto básico
contrapuesto del cual extraerá secundariamente el concepto de bueno. Este malvado de la
moralidad esclava será, precisamente el bueno de la moralidad noble, el poderoso, el hermoso
y feliz. He aquí la inversión de valores del resentimiento, la cual denota una alteración de las
perspectivas de valoración moral, social y política.
Culpa
La tendencia natural, sana, instintiva del hombre como animal, es el olvido. El hombre para sus
relaciones sociales tuvo que crearse una memoria para llegar a tener el derecho de que le sea
lícito hacer promesas al inspirar confianza en su promesa y cumplimiento. Este derecho
expresado en la conciencia de sí mismo como individuo soberano y libre, es debido a un largo
aprendizaje producido en torno a las relaciones contractuales entre acreedor y deudor. En
torno a este aprendizaje se habrían formado los conceptos morales de culpa, deber y justicia,
entrelazándose por primera vez las ideas de culpa y sufrimiento. Este es el terreno fecundo en
el que crecieron las promesas necesarias, la severidad, la crueldad y el dolor como
instrumentos creadores de la memoria para aquellos que prometían
Para inspirar confianza en su promesa de pagar, para grabar el pago como un deber en su
propia conciencia, el deudor pactaba un contrato con el acreedor mediante el cual se
comprometía –si llegaba a fallar en la cancelación estipulada– a compensarlo con algo que él
poseyera: parte de su cuerpo, su esposa, su libertad, su vida, e incluso, dadas ciertas premisas
religiosas, su descanso eterno.
Concepto de justicia: buena voluntad entre las partes enfrentadas, cuando tienen
aproximadamente igual poder para llegar a un acuerdo o pacto a una equivalencia satisfactoria
para ambas partes e imponer acuerdos a los que tienen menos poder
Esta relación contractual se da también al interior de la comunidad, pues sus miembros gozan
de las ventajas de la vida comunitaria y se comprometen a acatar sus normas.
Una sociedad que adquiriera una total seguridad de sí misma podría permitirse el no castigar a
los que intentan dañarla. Así pues, la justicia no se origina en los sentimientos reactivos, sino
en la idea de venganza. Dondequiera que se practique la justicia, se descubre una fuerza que
ha buscado la manera de poner límites a la furia sinsentido del resentimiento entre los más
débiles. El acto principal que el poder supremo realiza contra el resentimiento es la institución
de la ley, la declaración imperativa de lo que es permitido como justo y lo que es prohibido
como injusto.
Para Nietzsche la injuria, el asalto, la explotación y la destrucción. Las condiciones legales que
dan origen a los conceptos de justo e injusto constituyen una restricción parcial de la voluntad
de la vida, que es voluntad de poder y no representan sino un medio para lograr un poder
mayor, es decir, un orden legal concebido soberano y universal, como un medio para prevenir
la batalla entre complejos de poder, no sería otra cosa que un principio hostil a la vida, tal
como la entiende Nietzsche.
El mercado opera como una red de conexiones en la que pareciera que nada falta y en el que
producción y deseo se vinculan en un circuito que moviliza hasta lo más íntimo de la
subjetividad. En tanto que sujetos deseantes somos obligados a alcanzar libremente nuestra
propia singularidad subjetiva consumiendo los objetos que el mercado propone para satisfacer
nuestro deseo. Pero nunca el objeto es suficiente para satisfacerlo, y así el consumo nos hace
más infelices y nos obliga a seguir buscando en el mercado lo que todavía nos falta. De este
modo interiorizamos como mecanismo de control una autoexigencia de plenitud que no
descansa
Lacan señala que es precisamente nuestra introducción en el lenguaje la que permite que un
ser viviente se constituya en un sujeto, pero ello se produce a costa de la pérdida de toda
dimensión esencial natural en su vida. Lacan se refiere a esta pérdida primordial de diferentes
modos: la pérdida del “goce natural de la vida”, del “ser”, o de la “identidad del sujeto”
(Castrillo, 2008). Así, nuestra vida está atravesada por el intento de recuperación de esta
pérdida y por el manejo de las implicaciones afectivas de esta condición que es a la vez motor
de nuestra creatividad y potencia. No nos referimos a la recuperación de una satisfacción
afectiva sino al empuje a alcanzar esa satisfacción —que Lacan denomina “goce”— que puede
funcionar incluso contra todo equilibrio, placer y equilibrio subjetivo, como comprobamos, por
ejemplo, en cualquier tipo de adicción
Así, esta satisfacción ambivalente que reviste nuestras relaciones y encuentros con los objetos
de nuestro mundo se produce simultáneamente a partir de una pérdida y de una ganancia, un
plus. La pérdida viene de la constatación de la imposibilidad de recuperar esa satisfacción
primordial perdida, un goce completo y total. La ganancia, el plus, llega porque, aunque no sea
de manera plena, sí hay acceso a una satisfacción parcial que tiene que ver con la
aproximación a ese punto de satisfacción imposible. Como si nos contentáramos por un breve
momento diciendo “esta vez no llegué, pero he estado muy cerca”. Este acercamiento nos
procura un plus de satisfacción. A este “algo más” que el propio objeto concreto, Lacan lo
denomina como “plus-de gozar
Exactamente a lo que nos empuja la lógica del capitalismo. A vivir en el ciclo continúo del
consumo que se levanta sobre un desequilibrio constitutivo, la propia imposibilidad de una
satisfacción o resolución definitiva.
Como detecto Lacan al revisar la noción de “súper-yo” esta voz interior que se escucha como
un mandato que viene de afuera no es ya la voz de la prohibición sino un mandato social
capitalista a gozar de modo absoluto y sin límite. Comprobamos cómo nos constituimos, en
tanto que subjetividades deseantes, asfixiadas por la obligación de disfrutar, de gozar, de ser
felices en todo momento.
El capitalismo utiliza el resorte subjetivo del plus-de gozar para empujarnos hacia la superación
de esa imposibilidad constitutiva (la de alcanzar esa satisfacción plena perdida). Sin embargo,
esa imposibilidad es insuperable, y nuestro fracaso, avivado por el modo de funcionamiento
del “plus-de gozar”, nos vuelve a empujar, si cabe con más fuerza, a seguir buscando en el
mercado lo que todavía nos falta. Pero nunca el objeto funciona como ese satisfactor
inmediato prometido. El voraz súper-yo capitalista vuelve entonces a la carga con una
exigencia de satisfacción que cada vez se hace mayor.
Para Lacan (2008) el plus-de gozar funciona de manera homóloga a la plusvalía marxiana como
causa-motor del deseo. El desarrollo del capitalismo tiene un correlato subjetivo que lo
sostiene.
Plusvalía: valor no pagado del trabajo del obrero del cual se hace propietario el empresario
Y es que Marx, además, se refiere al “apetito insaciable” del capitalista que le obliga a poner
en circulación constantemente el beneficio obtenido. El “apetito insaciable de ganar” funciona
entonces como causa del proceso “constantemente renovado” de obtención de beneficio.
Afirma Marx
Estas tres nociones (plusvalía, plus-de gozar y super-yo insaciable) se levantan sobre un mismo
desequilibrio permanente que empuja la producción y puesta en circulación constante de una
pérdida y una ganancia. La pérdida: la parte de valor que le es arrebatada al trabajador y el
goce irrecuperable del sujeto; la ganancia: el suplemento de una plusvalía que de nuevo ha de
lanzarse al mercado y de una satisfacción insuficiente que mantiene al goce como un “agujero
a colmar”
Plusvalía y plus-de gozar funcionan como motor impulsor, como causa del deseo, del proceso
de producción de mercancías, por un lado, y de nuestra forma de gozar, por otro. Por esto
mismo la interrupción del capitalismo es tan problemática, porque hay una cierta recuperación
del “goce perdido” mediante los objetos convertidos en mercancía que inundan nuestras vidas
En este sentido, podemos decir que el tipo de relación que propone el capitalismo es un no-
vínculo social, es sólo una mera conexión que conlleva finalmente el aislamiento, ya sea
individual o envuelto en la red-multitud, en su repetición de lo mismo. Podemos reconocer
este modo de (des)vinculación observando el modo de goce que el capitalismo propone en su
exigencia de placer y felicidad por encima de todo. Se trata de un goce solipsista conectando al
sujeto con los objetos que le prometen la felicidad. En este preciso sentido, el amor, como un
tipo de vínculo que no clausura la alteridad, podría verse como un principio para una práctica
política enfrentada al capitalismo.
Así podemos afirmar que hoy la tendencia estructurante del capitalismo contemporáneo, lo
que se instala como normalidad reguladora, es paradójicamente la fragmentación y la
incertidumbre desestructurante.
En este contexto convive como ideal de subjetividad normativa la del sujeto liberal autónomo
y capaz de decidir libremente el curso de sus acciones a partir de su razón trasparente,
heredero de las concepciones de individuo que, al menos de desde la Modernidad, se han
vinculado a la idea de autonomía, autodeterminación y autoconciencia para llevar a cabo un
proyecto de autorrealización propia. El análisis de esta contradicción aparente (fragmentación
subjetiva vs. sujeto completo, autónomo y autodeterminado en su libertad) nos va a permitir
mostrar el relevante papel de esta concepción liberal de sujeto en el engranaje de los
mecanismos contemporáneos del poder.
Es como cuando una persona no sabe que hacer, esta persona es libre de hacer lo que quiera
(dentro de la ley), cuando esta persona encuentra lo que quiere hacer, deberá hacerlo de
determinada forma impuesta por la sociedad
La producción de deseos
Un comportamiento no deseado, sino de la producción subjetiva de un deseo propio, interior y
espontáneo para los propios sujetos, que los encadenaría voluntariamente al mandato que los
esclaviza.
En nuestra opinión la concepción liberal del sujeto hoy en día funciona para los sujetos como
un fetiche que permite sostener y soportar el modo de subjetivación capitalista en su empuje
separador.
Fetiche concepción Marxiana: en relación a esta podemos observar cómo el ideal del sujeto
autónomo y la libertad funciona camuflando las condiciones sociales e históricas de la acción
humana apareciendo así el individuo autónomo y libre como el agente causal único y natural
de ésta. El carácter misterioso de la forma “sujeto autónomo y de su libertad de elección”
estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta los orígenes sociales de sus prácticas
como si tuviesen un origen individual. Así, se invisibilizan las condiciones sociales y políticas de
nuestras prácticas
Desde un punto de vista psicoanalítico el fetiche sería ese objeto, en principio insignificante,
que revestimos de un significado especial, que en realidad no podríamos deducir a priori a
partir de sus propiedades inherentes, para poder alcanzar con él sustitutivamente una
satisfacción (por ejemplo, obtener satisfacción sexual con una prenda íntima o acumular
riqueza mediante el ahorro de billetes como si efectivamente esos pedazos de papel tuvieran
valor por sí mismos). Permite a los sujetos hoy defenderse de esa división que es estimulada
como fragmentación, incertidumbre e incompletud por el propio capitalismo. De este modo
gracias a este ideal-fetiche los sujetos nos podemos ver a nosotros mismos como agentes
relativamente estables que decidimos sobre el curso de nuestros actos
Estado capitalista: vas a ser más feliz con X objeto (le está dando valor sentimental a un objeto
que a posteriori no tenía)
EL diccionario te dice como se usaban las palabras, más no como debes usarlas
Descartes “para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las
cosas”
Pienso por lo tanto existo. Consiguió demostrar la existencia de su propio yo, considerando el
acto de dudar indudable
Sujeto de Conocimiento Ser pensante que realiza el acto del conocimiento. El que
conoce.
Objeto de Conocimiento Aquello que resulta ser conocido. Lo que se conoce.
La subjetividad podría ser pensada, entonces, como un proceso que otorga aquellas
condiciones que le permitieran constituirse en tanto tal
Desde esta perspectiva, la subjetividad se configuraría como una forma no reducida a un juego
ontológico consigo misma. Así, podría ser entendida desde un plano dialógico; una relación
entre objetos y sujetos mutuamente constituyentes. En las relaciones entre sujeto y verdad se
establecen ciertas elecciones metodológicas que diagraman las posibilidades de existencia de
ambas categorías. Dicho reconocimiento otorga la posibilidad de posicionarse sobre un
escepticismo operativo frente a los universales; lo que resulta propuesto en todo saber cómo
validez universal necesita ser verificado y analizado
La prueba empírica es una sentencia autorreferente; materia que mide la materia, vida que
mide la vida, sociedad que mide la sociedad. La prueba teórica es una sentencia
autorreferente: pensar el pensamiento. Ambas son sentencias paradójicas. Como el microfísico
utiliza instrumentos hechos de materia para medir la materia, el sociólogo utiliza la materia del
lenguaje como objeto y como instrumento; sólo capta el individuo (partícula) o la sociedad
(onda), de ahí la bifurcación de la ciencia social en psicologías y sociologías
La subjetivación es el término que se utiliza para referirse al proceso a través del cual nos
constituimos como sujetos y manifestamos nuestra subjetividad. Este concepto problematiza
la noción de identidad como un estado natural o dado, pero también como un lugar a donde
llegar.
Estudiar el plano de la subjetividad implica una particular atención hacia los modos de
subjetivación; esas modalidades desde las cuales se constituyen tanto los objetos como los
sujetos. Se trata de un conjunto de estudios sobre prácticas en las que los sujetos aparecen
como efectos de constitución antes que como instancias de fundación. Así pensados, los
modos de subjetivación se configuran como modos de objetivación del sujeto; modos en los
cuales el sujeto se define como objeto de relaciones. Los modos de subjetivación y de
objetivación, por lo tanto, se desarrollan mutuamente.
Estudiar el pensamiento sería estudiar las condiciones en las que se han formado y modificado
las relaciones entre sujetos y objetos para hacer posible una forma de saber. Estas condiciones
establecerían qué estatuto debieran tener, así como qué posiciones debieran ocupar para
poder ser considerados objetos y sujetos legítimos de conocimiento
Nietzsche y la verdad
Las verdades son ilusiones que se han olvidado que lo son, metáforas gastadas cuya virtud
sensible se ha deteriorado, monedas que de tan manoseadas han perdido su efigie y ya no
sirven como monedas, sino como metal
Emmánuel Lizcano
Los conceptos científicos nacen de ese hervidero de metáforas latentes que es el imaginario
social. Y ningún científico ni seudofilósofo puede reclamar como propiedad corporativa lo que
tomó del acervo lingüístico común –aunque lo ignore– y a ese acervo sigue perteneciendo.
Cuando se toma escuetamente la última reconstrucción teórica de un concepto científico y se
pone en lugar de toda la compleja red de elaboraciones y reelaboraciones que de ese
concepto han ido tejiendo las diferentes sensibilidades sociales a lo largo de la historia,
entonces sí debe hablarse literalmente de impostura, y no sólo intelectual
Las metáforas vivas serían aquellas que se diagraman con el premeditado objetivo de ilustrar
sobre la fundamentación de una idea. Serían aquellos juegos retóricos que optan por el “como
si”, sin dejar de reconocer que se tratan apenas de juegos, recurriendo a otros signos en
búsqueda de maneras más ilustrativas. Éstas son las metáforas que proponen jugar al
“hagamos como si A fuera B”, para que se intente comprender mejor el planteo pero sin
pretender posicionarse como literales. Sin embargo, el iterado uso de las metáforas termina
haciendo de éstas estructuras fósiles (metáforas que han olvidado su carácter de tal), y es allí
cuando terminan posicionándose como conceptos. Este taxón se corresponde con el de
metáforas muertas en tanto metáforas; metáforas reconstituidas en una presunción de
literalidad. Sin embargo, pese a haber muerto como metáforas, operan y lo hacen
performativamente. Esta cualidad ha impulsado a Lizcano a llamarlas zombis. Metáforas que
han olvidado que lo son
Valor de uso
Facultad de las cosas para para satisfacer necesidades. Es un valor que está determinado por
las características propias de los objetos y por el uso específico y concreto que se les da según
dichas características
Valor de cambio
El valor de cambio es cómo en el mercado se considera una mercancía, a un bien económico
que, además de poseer valor de uso posee valor de cambio porque su ideal es ser
intercambiado por valores de uso diferentes. Por extensión, también se usa valor de cambio
como sinónimo de precio de mercancía.
En el concepto de mercancía está implícito que esta es a su vez intercambiable por otra cosa.
Clasificar algo como mercancía supone a su vez reconocer a otros objetos también como
mercancías, dado su valor de cambiabilidad. A pesar de lo que pueda devenir en la práctica,
dentro del concepto mismo se supone una coherencia en la intercambiabilidad. Esta
coherencia, la objetividad del intercambio, no proviene del ser físico de la cosa. Es
parcialmente objetiva en tanto se supone que hay mercancía, pero no lo es en cuanto a su
pertenencia a la existencia o realidad material o física de las cosas.
Capital
Para la economía clásica, la definición de capital no es específica. En sentido estricto, el capital
es una abstracción contable: son los bienes y derechos menos las deudas y obligaciones, de
todo lo cual es titular el capitalista. Así se dice que se capitaliza una empresa o se amplía
capital cuando aumenta su activo o disminuye su pasivo o se incorporan nuevas aportaciones
de socios o se reduce el caldo endeudamiento con terceros. Cuando el pasivo es superior al
activo se dice la unidad económica está en situación de capital negativo. Como está
presentado por el conjunto de bienes necesarios para producir riqueza, constituye uno de los
puntos de partida de la especulación mercantil.
Para Marx, la definición de la economía clásica es una naturalización del capital como relación
social, y su definición ligada a la materialidad técnica adolece de deficiencias por agrupar en un
mismo concepto a objetos que serían cualitativamente muy diferentes:
Capitalismo
El capitalismo es un sistema social y económico derivado del usufructo de la propiedad privada
sobre el capital como herramienta de producción. Se encuentra constituido por relaciones
empresariales vinculadas a las actividades de inversión y obtención de beneficios, así como de
relaciones laborales con fines mercantiles
El capitalismo es tanto una forma de organización de los modos de producción como un modo
de subjetivación. Considerarlo de esta manera permite señalar al proceso ambivalente de
constitución del sujeto como punto de apoyo de las palancas que sostienen de manera global
la hegemonía del capitalismo
El mercado opera como una red-rizoma de conexiones en la que pareciera que nada falta y en
el que producción y deseo se vinculan en un circuito que moviliza hasta lo más íntimo.
Capital simbólico Consiste en una serie de propiedades intangibles que únicamente pueden
existir en medida que sean reconocidas por los demás. Éste solo se puede reunir después de la
adquisición de los otros capitales. Es el prestigio acumulado o adquirido por medio del
reconocimiento de los agentes del campo.
Redes sociales
Las redes sociales son medios de intercambio inmediato de imágenes, en ellas se privilegian
fotos y videos antes que palabras. Sus constructores piensan en términos de vender imagen,
hecho que va consolidando al cuerpo como una mercancía exhibible, consumible, abierta,
ofertada, disponible que tiene lugar en la red, acallando otra corporeidad más íntima, la falla,
la imagen indeseable, la carencia; se practica así un autocontrol y una autocensura,
condicionada por los comentarios críticos que alientan prototipos e ideales de consumo. Se
vive en la máscara y en el engaño del mercado
En las reglas del capitalismo cognitivo la producción académica se ha visto desbordada por las
exigencias de una mercantilización de los signos. La acumulación de citas y referencias
cruzadas de las publicaciones contribuye, a partir de la saturación del mercado, con huellas
que conducen a un fenómeno que bien puede ser calificado como inflación semiótica. De este
modo, los signos académicos pasan a desplazar su valor de uso (científico, epistemofílico, u
operativo) para jerarquizar su valor de mercancía.
En el léxico de los economistas, inflación significa que aún con una mayor cantidad de dinero
menos bienes pueden ser comprados. De manera similar, la inflación semiótica implica que
una mayor cantidad de signos genera cada vez menos significado. La inflación semiótica puede
ser descrita como un exceso de signos que abruma la atención consciente hasta romper el
vínculo entre signo y referente
Aquello que la academica denominaran “evaluación de pares” viene siendo sustituido por
algoritmos que cuantifican registros de enlaces, descargas y referencias. Diversas
universidades hacen sus evaluaciones de profesores y otros investigadores sobre el número y
las referencias de los artículos publicados en revistas indexadas. Las reglas de este mercado
semiótico alimentan la posibilidad de agrupamientos en torno a lazos de reciprocidad frente a
las reglas de la libre circulación mercantil del conocimiento. Así, se promueven negociaciones
desde las cuales los autores configuren burbujas de mutua citación dentro de burbujas de
revistas indexadas y mutuamente citadas. Ello permite acceder (tanto a autores como a
revistas y revisores) a un mayor factor de impacto. Estos procedimientos van desdibujando
rápidamente el valor de uso de la producción académica para sustituirlo por una jerarquía en
el marco de su valor de cambio .Como advirtiera Berardi, en el escenario del semiocapitalismo
la inflación semiótica amenaza con desvincular la relación entre los signos y sus referencias.