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MARX, FREUD, NIETZCHE – FOUCAULT

Prologo. Foucault: una política de la interpretación – Eduardo Grüner

La cultura para bien o para mal consiste en el combate de las interpretaciones.


Una política de la interpretación surge precisamente en aquellas prácti cas interpretativas ostensiblemente más
alejadas de un interés político inmediato y evidente, pero que apuntan a des totalizar. Los “regímenes de verdad”
(Foucault) constituidos y/o institucionalizados por una cultura, y a retotalizarlos oponiéndolos a otras estrategias
interpretativas.
Las identidades producidas por el conjunto de “representaciones” de sí mismos con el que los sujetos interpretan su
práctica social cristalizan, a veces por largos períodos históricos, en lo se suele llamar ideologías.
Ninguna estrategia de interpretación, pues, por mas “icc” que sea, puede manifestar ingenuidad.
Nietzche, Marx, Freud, los fundadores de discurso de la modernidad: vale decir, aquellos que han redefinido el
espacio mismo de la producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo: aquéllos, en fin, que han

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provocado nuevos acontecimientos del Logos, y lo han hecho violentando, justamente, la Ley de los modos de
interpretación establecidos.
Se trata, en Marx, Nietzche y Freud, de una operación mucho más radical, que transforma completamente la
naturaleza misma del signo, y por lo tanto la estrategia de su interpretación, y por lo tanto la imagen misma del
sujeto de la interpretación.
Se trata, siempre, de una interpretación que hace ver que esos discursos que examina son, justamente,
interpretaciones (producciones de sentido) y no meros objetos complicados a descifrar, con un sentido dado

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desde siempre que sólo se trata de re-descubrir.
La interpretación es allí, ese Acontecimiento que funda un nuevo Logos, un nuevo espacio de inteligibilidad desde el
cual todo el “mapa” de la cultura se recompone. Y que lo hace por la imaginación, por la construcción de un “relato”,
de una “ficción” si se quiere decir así, pero de una ficción que genera un nuevo régimen de verdad desde el cual
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leer las otras ficciones.
Todo sujeto está constituido imaginariamente por las interpretaciones que ensaya sobre su propia relación simbólica
con el mundo. Pero sujeto ¿de qué discurso? Del discurso permanente del malentendido.
Es por eso, quizá que Foucault recuerda que tanto en Freud como en Nietzche y Marx, se perfila esta experiencia de
que cuanto más se avanza en la interpretación, tanto más hay un acercamiento a una región absolutamente
LA

peligrosa.

FOUCAULT
Yo creo que cada cultura ha tenido su sistema de interpretación, sus técnicas, sus métodos, sus formas de rastrear el
lenguaje que quiere decir otra cosa que lo que él dice, y que hay lenguaje fuera del lenguaje.
FI

Marx, Nietzsche y Freud nos han vuelto a poner en presencia de una nueva posibilidad de interpretación, han
fundamentado de nuevo la posibilidad de una hermenéutica (arte de interpretar/explicar).
Ellos, no han dado un sentido nuevo a las cosas que no tenían sentido. Ellos han cambiado, en realidad, la
naturaleza del signo, y modificado la manera como el signo en general podía ser interpretado.
A partir de los tres hombres de los que estamos hablando, la interpretación ha llegado a ser al fin una tarea infinita.


En los tres, se ve dibujarse una experiencia que creo tan importante para la hermenéutica moderna, según la cual
cuanto más lejos se va en la interpretación, tanto más se avecina, al mismo tiempo, a una región absolutamente
peligrosa, en donde no sólo la interpretación va a alcanzar su punto retroceso sino que va a desaparecer como
interpretación, causando tal vez la desaparición del mismo intérprete. La existencia siempre cercana del punto
absoluto de interpretación sería al mismo tiempo la de un punto de ruptura.
Si la interpretación no puede acabarse nunca es, simplemente, porque no hay nada que interpretar. No hay nada
absolutamente primario que interpretar pues, en el fondo, todo es ya interpretación; cada signo es en sí mismo no la
cosa que se ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros signos.
Se ve esto en Marx, en Freud, y en Nietzche. (No hay para Nietzsche un significado original. Las palabras mismas no
son otra cosa que interpretaciones).
La muerte de la interpretación consiste en creer que hay signos, signos que existen originariamente, prima riamente,
realmente como señales coherentes, pertinentes y sistemáticas.

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