Está en la página 1de 20

Articulación de saberes I

Construcción del sujeto y del


objeto en Psicología
MONICA SANDRA LLADO OLIVERA (Responsable)
MODULO 1 - LA CONSTRUCCIÓN DE LA NOCIÓN
DE SUJETO Y SUBJETIVIDAD

• El módulo uno sitúa la emergencia de la noción de


sujeto a la luz del proyecto de la Modernidad. Para
luego introducir, al decir de Ricoeur la irrupción de la
sospecha a cargo de Nietzsche, Marx, Freud. Así
mismo se trabajará la idea de construcción del sujeto
desde la disciplina en diálogos con otras disciplinas.
Bibliografía para el modulo 1

• FOUCAULT, M. (1981), Nietzsche, Freud, Marx, Anagrama,


Barcelona. Prologo y Conferencia
• TORRALBA, F. (2013) los maestros de la sospecha Marx,
Nietzsche, Freud. Fragmenta Ed. Barcelona. Cap. I al IV.
https://www.youtube.com/watch?v=9zScU0OfcOc
• Complementaria
• Ricoeur, P. (1965/1990). Freud una interpretación de la
cultura.
Nietzsche, Freud y Marx como
fundadores modernos de la
interpretación
Según Foucault
una política de la interpretación (Gruner)
• «Contra la interpretación» S. Sontag x Obras que están sujetas a un «masivo
secuestro». Lo que se enriquece es la «interpretación», y lo que se
empobrece —o se pierde— es el texto y su extraordinaria e inquietante
indeterminación.
• Esas interpretaciones se incorporan a todo el conjunto de representaciones
simbólicas o imaginarias que constituyen nuestra cultura. En tanto las
prácticas sociales están constituidas y condicionadas también por los relatos
que una cultura incorpora a los diferentes niveles de su «sentido común».
• Entonces, los textos artísticos nunca son del todo fenómenos puramente
estéticos; o, mejor: su estética es inseparable de su ética y de su política, en
el sentido preciso de un Ethos cultural que se inscribe (conscientemente o
no) en la obra, y del cual forman parte las interpretaciones de la obra, y de
una politicidad por la cual la interpretación afecta a la concepción de sí
misma que tiene una sociedad.
La Tesis XI de Marx : los filósofos se han limitado a
interpretar el mundo, cuando de lo que se trata,
es de transformarlo.
• la interpretación debe servir como guía para la acción
transformadora, y al mismo tiempo que la acción
transformadora es la condición misma de la interpretación.
• la noción de praxis está contenida en esta idea de que la
interpretación puede ser una herramienta de crítica, de
«puesta en crisis» de las estructuras materiales y
simbólicas de una sociedad, en polémica con otras
interpretaciones que buscan consolidarlas en su inercia.
Tesis de Marx sobre Feuerbach
1845. apéndice a la edición de Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.

[I] El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach-


es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de
contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un
modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por
oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo,
naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere
objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él
concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en La
esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como la auténticamente
humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica
de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación
"revolucionaria", "práctico-crítica"

[XI] Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero
de lo que se trata es de transformarlo
el lenguaje en las culturas indo-europeas provoca
dos clases de sospechas:
• el lenguaje no dice exactamente lo que dice.

• que el lenguaje desborda, de alguna manera, su forma


propiamente verbal, y que hay muchas otras cosas en el
mundo que hablan y que no son lenguaje. Ante todo se
podría decir que la naturaleza, el mar, el murmullo de los
árboles, los animales, los rostros, las máscaras, los cuchillos
en cruz, hablan; probablemente hay lenguajes que se
articulan de una manera no verbal.
• ¿Y no se puede encontrar una idea semejante en ciertos psicoanalistas cuando
hablan de la interpretación como una intervención que modifica la relación del
sujeto con su propio relato, con su «novela familiar»?
• juego de palabras, una intervención, una versión intercalada
• O cuando toma Freud, la historia de Edipo no es un mero «ejemplo» sobre el
cual aplicar su teoría sino una metáfora para intervenir críticamente en la
imagen que la cultura occidental tiene de sí misma
• Faulkner, decía que escribir (o sea, «interpretar el mundo») era para él,
sencillamente, poner en el mundo algo que antes no estaba.
• Ej. del instrumentista musical o del actor de teatro como de un intérprete
• Una guerra de las interpretaciones. Podemos huir de ese combate, retirarnos
en la pura contemplación.
• Pero es inútil pretender la ingenuidad o una incontaminada dignidad, no es más
que la ridícula prestancia del avestruz
una lucha por el sentido
• combate ideológico
• «sentido común»
• combate esencial para la construcción de la hegemonía, de un consenso
legitimador para una determinada forma de dominación social.
• hegemonía hermenéutica
• Eficacia simbólica – Levi Strauss: son más eficaces/reales los símbolos
que lo que simboliza
• “La metáfora también puede servir para cambiar el mundo”- Rimbaud
• Lacan: “el incc se estructura como lenguaje” o la palabra media y crea
realidad
• Eso que se llama la Modernidad
es sin eufemismos, el modo de
producción capitalista y los
intentos de afianzar o quebrantar
su Ley.
• pueda ser definida, en un cierto
registro, como un estado de
catástrofe permanente que
instaura el conflicto de las
interpretaciones y la lucha por el
sentido como su régimen de
existencia mismo, en el cual
combaten las estrategias
productoras de nuevos
acontecimientos del Logos
Otra forma de interpretar
• Que no entiende a la interpretación como mero trabajo de
«desenmascaramiento», de «develación» o de «desciframiento»
simbólico que se propone restaurar un sentido oculto, disimulado o
perdido.
• Busca pensar la interpretación como una intervención en la cadena
simbólica que produce un efecto disruptivo, y no un simple
desplazamiento, es al mismo tiempo poner en evidencia su carácter
ideológico y, como decíamos antes, someter a crítica la relación del
sujeto con ese «relato».
• Marx no se limita a interpretar a la sociedad burguesa, sino a la
interpretación burguesa de la sociedad (por eso El capital no es una
economía política, sino una crítica de la economía política);
• Freud no interpreta el sueño del paciente, sino el relato que el paciente
hace de su sueño (y que ya constituye, desde luego, una «interpretación»,
en el sentido vulgar o «silvestre»);
• Nietzsche no interpreta a la moral de Occidente, sino al discurso que
Occidente ha construido sobre la moral (por eso hace una genealogía de la
moral).
• esos discursos son interpretaciones —«producciones» de sentido— y no
meros objetos complicados a descifrar, con un sentido dado desde siempre
que sólo se trata de re-descubrir.
• para desnaturalizarla en su función de «sentido común», y para
desnaturalizar, también, la relación de ese discurso con los sujetos que ha
producido como soportes de su propia reproducción.
Dejar sin palabras

• Lo que hacen los tres, es intervenir sobre una construcción simbólica


no para mostrar su transparencia originaria, sino al revés, para
producirla como opacidad; no para descifrarla, sino al revés, para
otorgarle su carácter de «artificialidad», es decir, para desnaturalizarla
en su función de «sentido común», y para desnaturalizar, también, la
relación de ese discurso con los sujetos que ha producido como
soportes de su propia reproducción.
• Se trata de quebrar esa armonía y transformar al sujeto mediante la
interpretación, volverlo insoportable para su propio discurso y quizá
dejarlo, momentáneamente, sin palabras.
• según Lacan, Marx inventó la teoría psicoanalítica del síntoma, cuando
realiza su célebre interpretación del fetichismo de la mercancía, no se
limita a apartar el «símbolo» mercancía como una «máscara» detrás de
la cual se ocultaría la «cosa», el «verdadero contenido» —que las
relaciones de producción y explotación que le dan a la mercancía su
condición de fetiche—
• destotaliza la forma —mercancía, pues el «fetichismo» que promueve el
discurso de la economía política consiste en hacer pasar la parte por el
todo, la mercancía sustituyendo a las relaciones sociales y la retotaliza,
reinscribiéndola en el conjunto de la formación social, es decir
devolviéndole su «profundidad» histórica
• Marx sabe muy bien que el fetichismo de la mercancía, como el sueño
del paciente del psicoanálisis, no es una «ilusión» que basta despejar
para que todo vuelva a su lugar: es una «ficción» que produce efectos
materiales decisivos: sin fetichismo de la mercancía no hay capitalismo.
• El problema de la pluralidad de las interpretaciones, del
enfrentamiento de las interpretaciones, se ha hecho, a mi
juicio, estructuralmente posible por la misma definición de la
interpretación que se prolonga hasta el infinito sin que haya
un punto absoluto a partir del cual se juzgue y se decida. De
tal forma que esto, el hecho de que nosotros estemos
condenados a ser intérpretes en el mismo momento en que
interpretamos, es algo que todo intérprete debe saber. Esta
plétora de interpretaciones es ciertamente un rasgo que
caracteriza profundamente a la cultura occidental de estos
momentos.
La categoría de sujeto cartesiana supone siempre
la de objeto: ob-iectum, lo que está frente a
La concepción moderna de subjetividad implica también la de
interioridad, en tanto la conciencia nace como ámbito donde lo otro, es
decir, la exterioridad, es traído como representación (en el teatro de la
conciencia); es presentado y puede ser conocido y juzgado.
El punto de vista de la conciencia organiza el mundo.
Dado que el objeto es lo que el sujeto determina como tal, la ciencia
moderna crea su objeto, lo mide, calcula, legisla acerca del mismo y
predice. Al convertir lo que acontece en objeto, el sujeto construye en
su interioridad un saber que le otorga poder sobre la naturaleza y los
otros hombres.
Las ciencias humanas desde fines del siglo XIX están sometidas a una
doble obligación:
• la hermenéutica, de la interpretación o de la exégesis: es necesario
comprender el sentido que se esconde.
• Y a la necesidad de formalizar, encontrar el sistema, lo invariante
estructural, la red de las simultaneidades.
Estas dos cuestiones parecen enfrentarse de manera privilegiada en las
ciencias humanas, hasta tal punto que se tiene la impresión de que es
necesario que éstas sean esto o lo otro, interpretación o formalización.
El sujeto ordena la sociedad y legitima el Estado.
Los propietarios privados, a fin de proteger sus derechos y
evitar la muerte, pactan entre sí y delegan el derecho de
defenderse y castigar en una autoridad. Surge así el estado-
nación cuya soberanía se funda en las fronteras fijas, la
exclusión del otro y la pureza étnica; su función consiste en la
defensa de la propiedad.
El estado-nación deviene, entonces, una máquina que
produce otros, delimita un territorio, crea diferencia racial y
regula los flujos migratorios.
¿Por qué la burguesía necesitó pensar al hombre como
sujeto libre, racional, autónomo?
Porque al pasar de un orden dado por Dios a un orden producido, el
hombre -que ocupa el lugar de la divinidad- debe organizar el mundo,
conocer sus leyes y construir sentidos, ya no desde la trascendencia
sino desde la inmanencia.
Ese sujeto es unidad interior, propietario de sus atributos y de una
identidad fija, que se relaciona con el otro como exterioridad que
también, como la naturaleza, puede ser conocida y dominada

También podría gustarte