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LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO

DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874-1902)


Conocemos como Restauración al período histórico que va desde 1875 hasta 1931 (aunque algunos
historiadores consideran que terminó en 1923, con la dictadura de Primo de Rivera) y que se caracteriza
por el regreso de los Borbones al trono español tras la ruptura (dinástica y política) que supuso el
Sexenio Democrático (1868-1874). Podemos dividir esta etapa en tres fases: el reinado de Alfonso XII
(1875-1885); la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena (1885-1902) y el reinado de
Alfonso XIII (1902-1931). Esta última coincide con el periodo de crisis que llevará a la
descomposición del sistema. La Restauración supuso un largo periodo de estabilidad política con
predominio de los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía. El objetivo fue consolidar un
sistema político compartido por todos los sectores burgueses a los que se asegura un cierto margen de
libertades y de pluralismo a la vez que se pretende la exclusión de los sectores populares de la vida
política, buscando reafirmar el peso de las instituciones tradicionales (nobleza, Iglesia, elites burguesas)
frente al legado del radicalismo e inestabilidad política del Sexenio.

El 29 de diciembre de 1874 se produjo la Restauración de los Borbones en la figura de Alfonso


XII, hijo de Isabel II. Este hecho fue el resultado de una doble acción, una civil encabezada por
Antonio Cánovas del Castillo, y una militar, representada por el pronunciamiento del general Martínez
Campos. Durante los dos años anteriores, Antonio Cánovas del Castillo preparaba el regreso de la
monarquía borbónica en la figura del príncipe Alfonso, que desde la academia militar inglesa de
Sandhurst publicó un manifiesto redactado por Cánovas. Enseguida comenzaron a crecer los
partidarios alfonsinos entre las clases medias y el ejército, lo que dio lugar al pronunciamiento en
Sagunto del general Martínez Campos, que proclamó rey de España a Alfonso XII en diciembre de
1874. La monarquía borbónica fue definitivamente restaurada, acabando con la primera y caótica
experiencia republicana, aunque Cánovas hubiera preferido una Restauración por la vía civil, sin recurrir
al golpe militar, para inaugurar este nuevo periodo. El régimen de la Restauración estuvo vigente
durante las cinco décadas siguientes, hasta que se instauró la dictadura de Primo de Rivera.

Bases políticas, institucionales y jurídicas del sistema:

El liberalismo doctrinario será adoptado como forma de gobierno e ideología. Será un régimen
parlamentario y constitucional que reconoce, hasta cierto punto, los principios fundamentales del
liberalismo, pero a la vez es corrupto y conservador. Defienden así el orden, la propiedad privada, el
catolicismo, la monarquía y rechazan la democracia, aunque aceptarán el sufragio universal masculino.
En 1876 las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, aprobarán una nueva
Constitución de carácter moderado y conciliador, que pretendía contentar al mayor número de partidos
posible (desde republicanos hasta carlistas), pero sobre todo a los Liberales y Conservadores, para evitar
así ser depuesta, por lo que Cánovas del Castillo, líder del partido Conservador y presidente del
gobierno en ese momento, realizó una fusión de la Constitución de 1845, adquiriendo la soberanía
compartida, y la de 1869, con una amplia declaración de derechos, pero predominaron las ideas
conservadoras.
La Constitución estuvo vigente hasta 1931 y sus principales características son:
·Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
·Poder legislativo compartido entre las Cortes y el Rey, pudiendo éste último vetar leyes. Por lo tanto
no existe la separación de poderes ya que el rey tiene poder ejecutivo y legislativo.
·Poder ejecutivo en la Corona, pudiendo nombrar al jefe de gobierno y los ministros.
·Estado confesional católico con libertad de cultos.
·Sufragio no concretado. En 1878 se vuelve al sufragio censitario hasta 1890, cuando el gobierno
liberal aprobó el sufragio universal masculino.
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·Organización centralista. Ayuntamientos y diputaciones bajo control gubernamental. Se suprimen
los fueros vascos.
·Amplios derechos similares a los de la Constitución de 1869. Pero a la vez se publican leyes
gubernamentales que los coartan, especialmente los derechos de imprenta, expresión, asociación y
reunión.

Alternancia de partidos

Cánovas propuso un sistema en el que existían dos grandes partidos (el Conservador y el Liberal)
que se turnaban en el poder, de manera que existía un turno pacífico que aseguraba la estabilidad
institucional. Además, este sistema evitaba por fin la intromisión militar a base de pronunciamientos (a
cambio se otorgó al ejército una mayor autonomía, además de un gran presupuesto).
El cambio se daría si se perdía la confianza regia o parlamentaria, aunque en la práctica los gobiernos
no cambiaban porque tuvieran o no el apoyo de las Cortes, sino cuando experimentaban el desgaste de
su gestión o cuando los líderes políticos consideraban necesario un relevo.
En la Regencia de María Cristina, este acuerdo se reforzará mediante el Pacto de El Pardo de 1885.
Partidos:
El partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, sustituía al agotado partido Moderado.
Agrupaba a los sectores políticos con una ideología más conservadora: antiguos moderados, unionistas,
algún progresista y un sector católico, y su ideología era el liberalismo doctrinario-conservador
El partido Liberal (o Liberal Fusionista), bajo la dirección de Mateo Sagasta, sería el heredero de
los ideales de 1869 adaptados a los límites del sistema canovista y estaría formado por progresistas,
demócratas, algún unionista y republicanos más moderados. Su ideología era el liberalismo radical-
progresista basado en el orden.
Ambos partidos coincidían ideológicamente en lo esencial, la defensa de la monarquía, de la
Constitución y de un Estado centralista y uniforme, y la manera de actuar de ambos partidos era
bastante similar, no podían aprobar leyes muy radicales puesto que cuando el otro partido llegara al
poder derogaría todas estas leyes. Diferían en el sufragio (los conservadores defendían el sufragio
censitario y los liberales el universal masculino) o en el papel de la Iglesia (los conservadores defendían
la Iglesia y el orden social y los liberales buscaban un Estado laico y más progresista).
Falseamiento electoral:
Para garantizar el triunfo del turno pacífico, fue necesario manipular el proceso electoral. Cuando un
partido en el poder se desgastaba era destituido por el monarca que nombraba jefe de gobierno al
líder de la oposición, quien se encargaba de convocar nuevas elecciones a Cortes. Se procedía
entonces al encasillado, selección de los candidatos concertados para ocupar los puestos y
asignación de los escaños según lo acordado. A continuación se amañaban las elecciones de manera
que se garantizase la mayoría al partido deseado. Esto se realizaba mediante:
-Compra de votos o soborno.
-Medidas coercitivas a los votantes a través del caciquismo. Los caciques eran personas
importantes del medio rural, terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes..., o urbano, dueños de
fábricas, minas,… que se encargaban de dirigir los votos hacia el partido que les interesara (muchas
veces a cambio de beneficios para las zonas receptoras de votos), mediante la violencia y amenazas
sobre a población analfabeta, cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos...).
El caciquismo se desarrolló en toda España, pero destacan las zonas de Andalucía, Galicia y Castilla.
-Falsificación de los censos incluyendo a personas muertas o se impedía votar a algunas vivas
-Pucherazo: se añadían o se sustraían papeletas de la urna electoral a conveniencia para conseguir el
resultado deseado.
-Falsificación de actas con los resultados.
También se denomina pucherazo al conjunto de estas medidas.

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Periodos de alternancia

Durante el reinado de Alfonso XII se suceden al frente del gobierno:


-El Partido Conservador (1876-1881) estuvo en el poder durante este primer periodo, con
gobiernos presididos por Cánovas, con el objetivo de consolidar el sistema de orden, autoridad y
centralismo. Para ello tomó medidas para recortar las libertades y censurar a la prensa, sobre todo a
la republicana, la libertad de reunión se regula en 1880, ilegalizando algunos partidos. La ley
electoral de 1878 redujo el censo de votantes a 850.000 (hombres, mayores de 25 y contribuyentes). Se
concluyó la Tercera Guerra Carlista con la derrota de Carlos VII y la abolición de los fueros vascos
(julio 1876). Se acabó con la Guerra Larga en Cuba con la firma de la Paz de Zanjón (1878).
-El Partido Liberal (1881-1885). Alfonso XII optó por la alternancia llamando a gobernar a
Sagasta. Esto supuso la puesta en práctica de derechos y libertades postergados durante el periodo
anterior. Se tomaron medidas librecambistas (con la oposición de los industriales catalanes y vascos),
se reorganizó el ejército, se amplió la base electoral y se concedió la libertad de prensa. En 1883,
una sublevación militar republicana que no tuvo éxito hizo caer al gobierno de Sagasta.
-El Partido Conservador (1883-1885) el rey entregó el gobierno a Cánovas. Alfonso XII moría el
25 de noviembre de 1885, abriendo un nuevo periodo de regencia. Ante el peligro de desestabilización
del sistema con la muerte del rey y la falta de heredero varón (Isabel II amenaza con regresar al trono)
los dos partidos del turno firmaron el Pacto del Pardo. Para consolidar el turno, Cánovas cedió el
gobierno a Sagasta.
Durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena se alternarán en el poder:
-El Partido Liberal (1885-1890). Este periodo es conocido como El gobierno largo Liberal, fue el
de mayor duración de la Restauración. Sagasta emprendió reformas legislativas de marcado carácter
liberal: la Ley de asociaciones de 1887, que legalizó los sindicatos obreros; la Ley del jurado de 1888,
que suprime la censura y limita la jurisdicción militar; la Ley de sufragio universal de 1890; el Código
civil de 1889; la Ley de procedimiento administrativo de 1888-89 o la reforma del ejército que fue
retirada poco después.
-Partido Conservador (1890-1897). Francisco Silvela intentó la regeneración de la vida política
española y acabar con el fraude y la corrupción, pero fracasó. Solo logrará iniciar la regeneración tras el
asesinato de Cánovas en 1897 y el desastre de1898. En Cuba, en 1895 comenzó de nuevo la
insurrección.
-Partido Liberal (1897-1898). Sagasta tomó el relevo tras el asesinato de Cánovas, aplicando una
política moderada en Cuba, que llegaba demasiado tarde. También tuvo que afrontar el
enfrentamiento entre librecambismo y proteccionismo, la Ley de 1882 y el arancel de 1891 habían
protegido el mercado antillano para los productos españoles, sobre todo catalanes y vascos, mientras los
regionalismos de estos territorios se estaban transformando en nacionalismo. La derrota frente a los
EEUU en la Guerra de Cuba hizo caer a Sagasta.
-Partido Conservador (1899-1901) Francisco Silvela incorpora al Consejo de Ministros a personas
que marcarán el periodo siguiente como Camilo Polavieja, Eduardo Dato o Antonio Maura, a quien
designaría como sucesor en el partido tras su retiro definitivo de la política en 1903.
-Partido Liberal (1901-1902). Sagasta retoma el gobierno. Enfermo, cede el gobierno a Silvela y
muere el 5 de enero de 1903.

Oposición al sistema

Al implantarse la Restauración y su sistema bipartidista, numerosos grupos políticos se opusieron por


quedar excluidos del acceso al poder. El rechazo se produjo por parte de republicanos, carlistas,
nacionalistas y el movimiento obrero
- Republicanos:
Tras el fracaso de la experiencia del Sexenio Democrático, el republicanismo sufrió un fuerte
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retroceso y se dividió en diferentes grupos:
-Republicanos posibilistas: Emilio Castelar. De postura moderada, aceptando a la monarquía como
posibilidad y a favor de una democracia conservadora.
-Republicanos progresistas: Ruiz Zorrilla. Republicanismo mas radical; rechazaban totalmente a la
monarquía y aceptaban la violencia como medio para conseguir sus fines.
-Republicanismo centralista: Nicolás Salmerón.
-Republicanismo federal: Pi i Margall.
-Republicanismo radical: Alejandro Lerroux. Inicial radicalismo anticlerical y violento y posterior
republicanismo moderado, acogiendo actitudes conservadoras.
Con la implantación del sufragio universal lograron mejorar sus resultados pero en general la
representación republicana en las Cortes durante todo el período fue escasa.
- Carlistas:
Son derrotados en 1876 finalizando así la Tercera y última Guerra Carlista. A partir de este
momento sufren un gran declive y aunque intentaron varias insurrecciones en 1899 y 1900, todas
fracasaron. En 1897 se elaboró el Acta de Loredan, por la cual se mantenían vigentes algunos antiguos
principios como la unidad católica, el fuerismo, la oposición a la democracia, pero aceptaba el nuevo
orden liberal. Dentro del partido existía una gran disputa relacionada con el tema de la religión, esto
provocó que en 1888, se produjera una escisión, dando lugar al Partido Católico Nacional, de corte
radical e integrista, liderado por Ramón Nocedal.
- Movimiento obrero:
Comenzó a florecer a mediados del siglo XIX debido a las malas condiciones de trabajo de las
industrias y sus primeras manifestaciones de protesta adquirieron pronto un carácter violento.
La primera expresión fue el ludismo, rebeldía contra la introducción de máquinas en las fábricas,
pero pronto comprendieron que el origen de sus problemas no eran las máquinas sino sus patronos, así
surgió el asociacionismo obrero creando Sociedades Mutualistas, en defensa de los trabajadores, mejora
de salarios... (1840, Sociedad de Protección Mutua de los Tejedores del Algodón). Otro instrumento
usado para presionar a los patronos fueron las huelgas. Destacar la primera huelga general en 1855 en
Barcelona, en defensa del derecho de asociación.
Ya en época de la Restauración, el movimiento obrero es perseguido y duramente reprimido, se
prohíbe la asociación, la libertad de prensa... hasta que los liberales ocupan el gobierno en 1881 y
Sagasta aumenta las libertades culminado con la ley de Asociación de 1887 que permitió la vuelta a la
acción legal del movimiento obrero, dividido en dos tendencias diferentes: el socialismo y el
anarquismo.
El Socialismo surge a raíz de la fundación de una sección de la AIT (Asociación Internacional de
Trabajadores) en España en 1868. Esta será prohibida en 1874 pero sus ideales quedarán en la sociedad
española. Así, en 1879, Pablo Iglesias funda el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) como
expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial.
Estos defendían el triunfo del proletariado frente a la burguesía en la toma del poder político y la
transformación de la propiedad privada en social o colectiva y que sea trabajada en beneficio del interés
común. Reivindicaron mejoras laborales, una nueva legislación social y el derecho de huelga. El
socialismo se fue extendiendo por todo el país, destacando en Madrid, País Vasco, Asturias, Málaga...
En 1888 se fundó en Barcelona la Unión General de Trabajadores, UGT, sindicato de inspiración
socialista, diferenciándose así el partido, con objetivos políticos, y el sindicato, cuya función era
defender a los trabajadores.
En 1921, a raíz de una escisión del PSOE surgió el Partido Comunista de España, PCE, formado
por personas disconformes e influidas por los ideales comunistas que llegaba a raíz de la revolución
rusa. No tuvo verdadero peso en la sociedad hasta 1930 aproximadamente.
Por otro lado está el Anarquismo. Surge también a raíz de la fundación de la AIT en España.
Ideológicamente se caracterizan por un rechazo y oposición del Estado entendido como gobierno, y por
extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social impuesto al individuo, por considerarlas

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indeseables, innecesarias y nocivas.
A los pocos días del Golpe de Estado del general Pavía un decreto disolvía las asociaciones
dependientes de la AIT, obligándolas a entrar en la clandestinidad hasta 1881, cuando Sagasta hizo que
el anarquismo retornara a la legalidad, formándose la Federación de Trabajadores de la Región
Española (FTRE). Este grupo consiguió un gran número de seguidores durante la Restauración, ya
que atrajo a numerosos campesinos.
Pronto surgirán dos tendencias dentro del anarquismo: los partidarios de la vía pacífica,
totalmente en contra del terrorismo y a favor de la creación de sindicatos apolíticos, creando así
Solidaridad Obrera (1907) y la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) (1910); y los partidarios
de la violencia y de la “acción directa”. Éstos últimos, sobre todo los andaluces, se agruparon en
sociedades secretas y decidieron actuar como grupos subversivos dando lugar a numerosos atentados
contra reyes, presidentes y jefes de gobierno (Martínez Campos, bomba del Liceo de Barcelona,
Cánovas...) Esto hizo que las autoridades etiquetasen de violento a todo el anarquismo y justificaran así
una represión indiscriminada.
También se relacionó con los anarquistas la Mano Negra, supuesta organización secreta y violenta
de campesinos andaluces anarquistas, a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y
edificios. Actualmente prácticamente todo el ámbito académico está de acuerdo en que fue un invento
del gobierno de Sagasta para desprestigiar al anarquismo y aplacar así las revueltas.
- Nacionalismos y regionalismos:
A finales de siglo XIX comenzaron a surgir en España movimientos de carácter regionalista y
nacionalista, contrarios al uniformismo y centralismo típicos del liberalismo español. El regionalismo se
caracteriza por defender la cultura, las tradiciones, la lengua.... de una región, y por propugnar que el
gobierno de un Estado debe atender el modo de ser y las aspiraciones de cada región. El nacionalismo
afirma su naturaleza de nación y aspira a constituir una entidad autónoma o un Estado independiente.
Inicialmente se desarrollaron en Cataluña, País Vasco y Galicia, pero acabaron extendiéndose hasta
Valencia, Andalucía y Aragón
Cataluña fue la región pionera en desarrollar un movimiento regionalista. Este surgió tras el
crecimiento económico provocado por la industrialización de Barcelona y a esto tenemos que sumar la
Renaixença, movimiento que defendía la recuperación del catalán y de la cultura tradicional de esta
zona. Todo esto dio lugar al catalanismo político fundando en 1891 la Union catalinista, que elaboró
las Bases de Manresa donde se proponía la existencia de un poder catalán y la consolidación de
Cataluña como una entidad autónoma. Fue desde principios del siglo XX cuando el nacionalismo
catalán empezó a tener importancia política con la victoria electoral en 1901 de la Lliga Regionalista de
Prat de la Riba.
El nacionalismo vasco surgió a raíz de un movimiento denominado euskaros que defendía la lengua
vasca, los fueros y tradiciones. El representante más importante fue Sabino de Arana, quien fundó en
1895 el PNV (partido nacionalista vasco). Este partido tenía un gran sentimiento católico, defendía la
tradición y la raza vascas como superiores, y el impulso de la lengua y la cultura. En un principio se
declaró independentista, pero esto fue evolucionando hacia el autonomismo apareciendo entonces la
tensión interna entre los defensores de la independencia y los que buscaban, como objetivo más viable y
práctico, la autonomía dentro del Estado español.
Aunque en menor medida, los gallegos también iniciaron su movimiento denominado galleguismo.
Al principio tenía un carácter solamente cultural pero en la última etapa de la Restauración, debido al
atraso económico y la constante emigración gallega, el movimiento adquirió un carácter político, aunque
siguió siendo muy minoritario.
Destacan también el valencianismo, que surge a principios del siglo XX reivindicando la lengua y la
cultura valencianas; el aragonesismo, que surgió en la segunda mitad del siglo XIX y reivindicaba
aspectos como la recuperación de los orígenes del reino o las instituciones medievales; y el
andalucismo, que defendía la realidad cultural y social de Andalucía y que en 1918 propuso la
autonomía.

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También podríamos nombrar el independentismo cubano.
- Catolicismo:
Aparecen nuevos partidos políticos como la Unión Católica, 1881, partido conservador y católico,
pero sin relación con los carlistas, y se crean sindicatos católicos que arraigaron sobre todo en regiones
del norte. Ambos intentarán contrarrestar la influencia que en la clase trabajadora iban ejerciendo las
ideologías más progresistas, convenciéndoles de la buena fe del patrono.
- Regeneracionismo:
Eran una serie de intelectuales progresistas que criticaban la influencia de la religión en la
sociedad española, el sistema Canovista, el caciquismo, el atraso económico y social de España, y
especialmente, la actitud pasiva de la población tras el desastre de Cuba. Sostenían que existía una
especie de “degeneración” de lo español y que era precisa la regeneración del país. Su principal
representante fue Joaquín Costa.

El desastre del 98
En 1892, José Martí, héroe de la independencia cubana, creó el Partido Revolucionario Cubano y
José Rizal, la Liga Filipina. Ambos partidos se oponen a la presencia española. En Cuba se consolidan
tres tendencias, la españolista, la autonomista y la independentista. En 1895 se produce la insurrección
nacionalista iniciándose la última guerra cubana que se zanjaría con la intervención de los EEUU y la
Pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas tras la derrota española.

La guerra tuvo cuatro fases:

-1-Desde el inicio de la sublevación en febrero de 1895 a la muerte del líder José Martí, en
mayo.
-2-Octubre de 1895 a enero de 1896, momento de mayor avance de los sublevados que el general
Martínez Campos no pudo frenar.
-3-Enero de 1896-diciembre 1897, el general Weyler sustituye a Martínez Campos con una política
de “guerra hasta el final” que fracasó. Los EEUU interfieren intensamente.
-4-Diciembre de 1897-abril 1898, Al frente del conflicto se encuentra el general Blanco, los EEUU
intervienen directamente.

Estados Unidos había intentado en varias ocasiones comprar la isla de Cuba a España. La Guerra
Hispano-estadounidense marcará el final de un imperio colonial y el inicio del imperialismo
norteamericano en América, el Caribe y Asia. La llegada del demócrata Cleveland (1893-1897) a la
presidencia aceleró el proceso. La explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La
Habana en febrero de 1898, de la que los EEUU culparon a España, provocó la declaración de guerra
el 25 de abril de 1898. Dos derrotas navales estrepitosas en Cavite (Filipinas) y en Santiago de
Cuba obligaron a España, el 1º de diciembre de 1898, a firmar el Tratado de París, por el que
reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam (en el
Pacífico) a EEUU a cambio de 20 millones de dólares. La derrota desencadenó un movimiento
intelectual y político de renovación conocido cono Regeneracionismo.

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