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El liberalismo doctrinario será adoptado como forma de gobierno e ideología. Será un régimen
parlamentario y constitucional que reconoce, hasta cierto punto, los principios fundamentales del
liberalismo, pero a la vez es corrupto y conservador. Defienden así el orden, la propiedad privada, el
catolicismo, la monarquía y rechazan la democracia, aunque aceptarán el sufragio universal masculino.
En 1876 las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, aprobarán una nueva
Constitución de carácter moderado y conciliador, que pretendía contentar al mayor número de partidos
posible (desde republicanos hasta carlistas), pero sobre todo a los Liberales y Conservadores, para evitar
así ser depuesta, por lo que Cánovas del Castillo, líder del partido Conservador y presidente del
gobierno en ese momento, realizó una fusión de la Constitución de 1845, adquiriendo la soberanía
compartida, y la de 1869, con una amplia declaración de derechos, pero predominaron las ideas
conservadoras.
La Constitución estuvo vigente hasta 1931 y sus principales características son:
·Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
·Poder legislativo compartido entre las Cortes y el Rey, pudiendo éste último vetar leyes. Por lo tanto
no existe la separación de poderes ya que el rey tiene poder ejecutivo y legislativo.
·Poder ejecutivo en la Corona, pudiendo nombrar al jefe de gobierno y los ministros.
·Estado confesional católico con libertad de cultos.
·Sufragio no concretado. En 1878 se vuelve al sufragio censitario hasta 1890, cuando el gobierno
liberal aprobó el sufragio universal masculino.
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·Organización centralista. Ayuntamientos y diputaciones bajo control gubernamental. Se suprimen
los fueros vascos.
·Amplios derechos similares a los de la Constitución de 1869. Pero a la vez se publican leyes
gubernamentales que los coartan, especialmente los derechos de imprenta, expresión, asociación y
reunión.
Alternancia de partidos
Cánovas propuso un sistema en el que existían dos grandes partidos (el Conservador y el Liberal)
que se turnaban en el poder, de manera que existía un turno pacífico que aseguraba la estabilidad
institucional. Además, este sistema evitaba por fin la intromisión militar a base de pronunciamientos (a
cambio se otorgó al ejército una mayor autonomía, además de un gran presupuesto).
El cambio se daría si se perdía la confianza regia o parlamentaria, aunque en la práctica los gobiernos
no cambiaban porque tuvieran o no el apoyo de las Cortes, sino cuando experimentaban el desgaste de
su gestión o cuando los líderes políticos consideraban necesario un relevo.
En la Regencia de María Cristina, este acuerdo se reforzará mediante el Pacto de El Pardo de 1885.
Partidos:
El partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, sustituía al agotado partido Moderado.
Agrupaba a los sectores políticos con una ideología más conservadora: antiguos moderados, unionistas,
algún progresista y un sector católico, y su ideología era el liberalismo doctrinario-conservador
El partido Liberal (o Liberal Fusionista), bajo la dirección de Mateo Sagasta, sería el heredero de
los ideales de 1869 adaptados a los límites del sistema canovista y estaría formado por progresistas,
demócratas, algún unionista y republicanos más moderados. Su ideología era el liberalismo radical-
progresista basado en el orden.
Ambos partidos coincidían ideológicamente en lo esencial, la defensa de la monarquía, de la
Constitución y de un Estado centralista y uniforme, y la manera de actuar de ambos partidos era
bastante similar, no podían aprobar leyes muy radicales puesto que cuando el otro partido llegara al
poder derogaría todas estas leyes. Diferían en el sufragio (los conservadores defendían el sufragio
censitario y los liberales el universal masculino) o en el papel de la Iglesia (los conservadores defendían
la Iglesia y el orden social y los liberales buscaban un Estado laico y más progresista).
Falseamiento electoral:
Para garantizar el triunfo del turno pacífico, fue necesario manipular el proceso electoral. Cuando un
partido en el poder se desgastaba era destituido por el monarca que nombraba jefe de gobierno al
líder de la oposición, quien se encargaba de convocar nuevas elecciones a Cortes. Se procedía
entonces al encasillado, selección de los candidatos concertados para ocupar los puestos y
asignación de los escaños según lo acordado. A continuación se amañaban las elecciones de manera
que se garantizase la mayoría al partido deseado. Esto se realizaba mediante:
-Compra de votos o soborno.
-Medidas coercitivas a los votantes a través del caciquismo. Los caciques eran personas
importantes del medio rural, terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes..., o urbano, dueños de
fábricas, minas,… que se encargaban de dirigir los votos hacia el partido que les interesara (muchas
veces a cambio de beneficios para las zonas receptoras de votos), mediante la violencia y amenazas
sobre a población analfabeta, cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos...).
El caciquismo se desarrolló en toda España, pero destacan las zonas de Andalucía, Galicia y Castilla.
-Falsificación de los censos incluyendo a personas muertas o se impedía votar a algunas vivas
-Pucherazo: se añadían o se sustraían papeletas de la urna electoral a conveniencia para conseguir el
resultado deseado.
-Falsificación de actas con los resultados.
También se denomina pucherazo al conjunto de estas medidas.
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Periodos de alternancia
Oposición al sistema
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indeseables, innecesarias y nocivas.
A los pocos días del Golpe de Estado del general Pavía un decreto disolvía las asociaciones
dependientes de la AIT, obligándolas a entrar en la clandestinidad hasta 1881, cuando Sagasta hizo que
el anarquismo retornara a la legalidad, formándose la Federación de Trabajadores de la Región
Española (FTRE). Este grupo consiguió un gran número de seguidores durante la Restauración, ya
que atrajo a numerosos campesinos.
Pronto surgirán dos tendencias dentro del anarquismo: los partidarios de la vía pacífica,
totalmente en contra del terrorismo y a favor de la creación de sindicatos apolíticos, creando así
Solidaridad Obrera (1907) y la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) (1910); y los partidarios
de la violencia y de la “acción directa”. Éstos últimos, sobre todo los andaluces, se agruparon en
sociedades secretas y decidieron actuar como grupos subversivos dando lugar a numerosos atentados
contra reyes, presidentes y jefes de gobierno (Martínez Campos, bomba del Liceo de Barcelona,
Cánovas...) Esto hizo que las autoridades etiquetasen de violento a todo el anarquismo y justificaran así
una represión indiscriminada.
También se relacionó con los anarquistas la Mano Negra, supuesta organización secreta y violenta
de campesinos andaluces anarquistas, a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y
edificios. Actualmente prácticamente todo el ámbito académico está de acuerdo en que fue un invento
del gobierno de Sagasta para desprestigiar al anarquismo y aplacar así las revueltas.
- Nacionalismos y regionalismos:
A finales de siglo XIX comenzaron a surgir en España movimientos de carácter regionalista y
nacionalista, contrarios al uniformismo y centralismo típicos del liberalismo español. El regionalismo se
caracteriza por defender la cultura, las tradiciones, la lengua.... de una región, y por propugnar que el
gobierno de un Estado debe atender el modo de ser y las aspiraciones de cada región. El nacionalismo
afirma su naturaleza de nación y aspira a constituir una entidad autónoma o un Estado independiente.
Inicialmente se desarrollaron en Cataluña, País Vasco y Galicia, pero acabaron extendiéndose hasta
Valencia, Andalucía y Aragón
Cataluña fue la región pionera en desarrollar un movimiento regionalista. Este surgió tras el
crecimiento económico provocado por la industrialización de Barcelona y a esto tenemos que sumar la
Renaixença, movimiento que defendía la recuperación del catalán y de la cultura tradicional de esta
zona. Todo esto dio lugar al catalanismo político fundando en 1891 la Union catalinista, que elaboró
las Bases de Manresa donde se proponía la existencia de un poder catalán y la consolidación de
Cataluña como una entidad autónoma. Fue desde principios del siglo XX cuando el nacionalismo
catalán empezó a tener importancia política con la victoria electoral en 1901 de la Lliga Regionalista de
Prat de la Riba.
El nacionalismo vasco surgió a raíz de un movimiento denominado euskaros que defendía la lengua
vasca, los fueros y tradiciones. El representante más importante fue Sabino de Arana, quien fundó en
1895 el PNV (partido nacionalista vasco). Este partido tenía un gran sentimiento católico, defendía la
tradición y la raza vascas como superiores, y el impulso de la lengua y la cultura. En un principio se
declaró independentista, pero esto fue evolucionando hacia el autonomismo apareciendo entonces la
tensión interna entre los defensores de la independencia y los que buscaban, como objetivo más viable y
práctico, la autonomía dentro del Estado español.
Aunque en menor medida, los gallegos también iniciaron su movimiento denominado galleguismo.
Al principio tenía un carácter solamente cultural pero en la última etapa de la Restauración, debido al
atraso económico y la constante emigración gallega, el movimiento adquirió un carácter político, aunque
siguió siendo muy minoritario.
Destacan también el valencianismo, que surge a principios del siglo XX reivindicando la lengua y la
cultura valencianas; el aragonesismo, que surgió en la segunda mitad del siglo XIX y reivindicaba
aspectos como la recuperación de los orígenes del reino o las instituciones medievales; y el
andalucismo, que defendía la realidad cultural y social de Andalucía y que en 1918 propuso la
autonomía.
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También podríamos nombrar el independentismo cubano.
- Catolicismo:
Aparecen nuevos partidos políticos como la Unión Católica, 1881, partido conservador y católico,
pero sin relación con los carlistas, y se crean sindicatos católicos que arraigaron sobre todo en regiones
del norte. Ambos intentarán contrarrestar la influencia que en la clase trabajadora iban ejerciendo las
ideologías más progresistas, convenciéndoles de la buena fe del patrono.
- Regeneracionismo:
Eran una serie de intelectuales progresistas que criticaban la influencia de la religión en la
sociedad española, el sistema Canovista, el caciquismo, el atraso económico y social de España, y
especialmente, la actitud pasiva de la población tras el desastre de Cuba. Sostenían que existía una
especie de “degeneración” de lo español y que era precisa la regeneración del país. Su principal
representante fue Joaquín Costa.
El desastre del 98
En 1892, José Martí, héroe de la independencia cubana, creó el Partido Revolucionario Cubano y
José Rizal, la Liga Filipina. Ambos partidos se oponen a la presencia española. En Cuba se consolidan
tres tendencias, la españolista, la autonomista y la independentista. En 1895 se produce la insurrección
nacionalista iniciándose la última guerra cubana que se zanjaría con la intervención de los EEUU y la
Pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas tras la derrota española.
-1-Desde el inicio de la sublevación en febrero de 1895 a la muerte del líder José Martí, en
mayo.
-2-Octubre de 1895 a enero de 1896, momento de mayor avance de los sublevados que el general
Martínez Campos no pudo frenar.
-3-Enero de 1896-diciembre 1897, el general Weyler sustituye a Martínez Campos con una política
de “guerra hasta el final” que fracasó. Los EEUU interfieren intensamente.
-4-Diciembre de 1897-abril 1898, Al frente del conflicto se encuentra el general Blanco, los EEUU
intervienen directamente.
Estados Unidos había intentado en varias ocasiones comprar la isla de Cuba a España. La Guerra
Hispano-estadounidense marcará el final de un imperio colonial y el inicio del imperialismo
norteamericano en América, el Caribe y Asia. La llegada del demócrata Cleveland (1893-1897) a la
presidencia aceleró el proceso. La explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La
Habana en febrero de 1898, de la que los EEUU culparon a España, provocó la declaración de guerra
el 25 de abril de 1898. Dos derrotas navales estrepitosas en Cavite (Filipinas) y en Santiago de
Cuba obligaron a España, el 1º de diciembre de 1898, a firmar el Tratado de París, por el que
reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam (en el
Pacífico) a EEUU a cambio de 20 millones de dólares. La derrota desencadenó un movimiento
intelectual y político de renovación conocido cono Regeneracionismo.