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La escuela que necesitamos: la visión de Eisner y

más allá
Introducción:
El ensayo explora las opiniones de distintos autores respecto a las ideas de Eisner y analiza sus argumentos a
favor o en contra de su enfoque. Se destaca "La escuela que necesitamos" de Elliot W. Eisner como una obra
fundamental en el debate sobre la reforma educativa. Eisner, junto a otros influyentes autores en el campo,
propone elementos esenciales para un sistema educativo ideal. Se examinan los conceptos clave presentados
por Eisner y de otros autores relevantes que contribuyen a la discusión sobre la creación de experiencias
educativas significativas y efectivas. Se contrastan las posturas de autores como E. D. Hirsch, quien en su
libro "La escuela que necesitamos y por qué no la tenemos", se opone a la perspectiva de Eisner. Hirsch
defiende un plan de estudios centrado en el conocimiento en lugar del enfoque en el arte propuesto por
Eisner.

(acá quería hacer una pregunta como subtítulo que era ¿estamos dotando a los estudiantes de las habilidades
de pensamiento crítico necesarias para navegar en un mundo cada vez más complejo? Y la profe me dijo q la
cambie, y como estaba indecisa puse ¿qué escuela necesitamos? Aunque también tenía pensado no poner
nada)

E
lliot W. Eisner se lo reconoce como el principal teórico de la educación artística y estética en los
Estados Unidos. En su libro “La escuela que necesitamos” (2002) plantea una serie de respuestas a
preguntas tales como: “Además de la competencia en lectoescritura y aritmética, ¿qué queremos
lograr? ¿Cuáles son nuestras metas? ¿Qué es importante? ¿Qué clase de cultura educativa deseamos hacer
experimentar a nuestros niños? ¿Qué escuela necesitamos?”. Sin embargo, Eisner también menciona en su
libro que el sistema educativo actual se centra demasiado en pruebas estandarizadas y en la memorización, lo
cual no prepara adecuadamente a los estudiantes para los desafíos que enfrentarán en el mundo real. En
cambio, sostiene que las escuelas deberían fomentar la creatividad y animar a los estudiantes a pensar de forma
crítica e independiente.
Uno de los autores que apoya las ideas de Eisner es Sir Ken Robinson (1950-2020), un reconocido educador
y orador. Robinson sostiene que “el sistema educativo actual está obsoleto y no satisface las necesidades
del siglo XXI” (2006). Este autor que está a favor de Eisner y sobre la educación holística, destaca la necesidad
de reconocer y cultivar diversos talentos e intereses en los estudiantes. Afirma que el sistema educativo actual,
con su énfasis en las pruebas estandarizadas, sofoca la creatividad y socava el potencial individual. Robinson
intercede por una educación que fomente la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de adaptarse a
un mundo en constante cambio. Según Robinson el verdadero papel de la educación es despertar la creatividad
que reside en cada individuo. En una de sus charlas conferenciales, desglosó algunas de sus ideas sobre el
sistema educativo “La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización […]. Los
niños tienen una capacidad para innovar y unos talentos extraordinarios que están desperdiciados” (2006).
Se refiere a las escuelas que desprecian la creatividad y solo se centran en las materias tradicionales,
cuando en realidad deberían estar al mismo nivel. Ambos autores están de acuerdo en que las escuelas hoy
en día tienen un sistema estandarizado, riguroso y estructurado. Al alumno hoy en día le cuesta más centrarse
en estudiar y por lo general estudia de memoria por lo cual el aprendizaje se ve limitado. O bien, tiene poco
tiempo para estudiar por lo que se prepara a último momento y a las semanas se le olvida lo que aprendió. Su
pensamiento crítico se ve ofuscado por una gran cantidad de material que le impone la institución y pocas
veces da lugar a la creatividad. También destaca que la mayoría de los contenidos que se enseñan tienen poca
utilidad en la vida real. La visión de Eisner se basa en la creencia de que la educación debe nutrir a la persona
en su totalidad, preparándola para un mundo complejo y que cambia rápidamente. Los principios de Eisner
tienen sus raíces en las teorías constructivistas del aprendizaje, que sugieren que los estudiantes construyen
activamente conocimientos a través de sus experiencias e interacciones con el mundo. Este enfoque contrasta
con los modelos educativos tradicionales y rígidos que a menudo priorizan la memorización y el aprendizaje
pasivo.
Ahora bien, otros autores pueden abogar por la misma razón. David Kolb (1939), apunta sobre la teoría del
aprendizaje experiencial y apoya la idea de que la educación debe ser un proceso activo e inmersivo.
Parafraseando al autor, la verdadera comprensión se logra a través de un ciclo de experiencia concreta,
observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa. La experiencia activa el
conocimiento de modo que se recoge, almacena, trata y analiza la información. Luego se generalizan
conceptos madurando conocimientos y habilidades. Por último, el aprendizaje se contrasta en otras situaciones
o experiencias, generando nuevos aprendizajes. Este marco se alinea con la visión de Eisner, enfatizando la
importancia del aprendizaje práctico y experiencial que permite a los estudiantes aplicar sus conocimientos
en contextos del mundo real. O en otros casos, si hablamos sobre la teoría de las inteligencias múltiples de
Howard Gardner que también se aúna con la perspectiva de Eisner al afirmar: “La inteligencia abarca una
gama más amplia de habilidades más allá de las medidas tradicionales como el coeficiente intelectual” (1983).
Gardner identifica varias inteligencias, incluida la lingüística, la lógico-matemática, la musical, la espacial, la
corporal-kinestésica, la interpersonal, la intrapersonal y la naturalista. Esta teoría respalda la idea de que la
educación debe adaptarse a las fortalezas y estilos de aprendizaje individuales, permitiendo que cada
estudiante sobresalga a su manera. Gardner y sus colaboradores podrían afirmar que Stephen Hawking no
posee una mayor inteligencia que Leo Messi, sino que cada uno de ellos ha desarrollado un tipo de inteligencia
diferente. Con lo que respecta al aprendizaje socioemocional, autores como Daniel Goleman (1946) psicólogo-
periodista, en trabajos como “Inteligencia Emocional” (1995) y “Focus” (2013), enfatizan la importancia de
desarrollar habilidades socioemocionales en la educación. Goleman sostiene que: “La inteligencia emocional,
que incluye la autoconciencia, la autorregulación, la empatía y la gestión de relaciones, es fundamental para
el éxito personal y profesional”. Esto se alinea con la visión de Eisner de una educación que se dirige a la
persona en su totalidad, preparando a los estudiantes no sólo para el rendimiento académico sino también para
una vida plena y emocionalmente equilibrada.
Otra autora poco reconocida Francisca Lanai, sostiene en su ensayo sobre "La escuela que necesitamos de
Elliot W. Eisner" (2006) la importancia de la educación de los jóvenes y cómo la institución escolar puede
mejorar su función en la sociedad actual. Por un lado, la autora argumenta que: “La familia ha dejado de
cumplir su función en la formación de los jóvenes, y que la institución escolar ha asumido parte de esa
responsabilidad”. Sin embargo, la autora también señala que “la organización y el funcionamiento de las
instituciones escolares se han adaptado a las nuevas necesidades de la sociedad de los adultos, lo que ha
generado condiciones negativas para la transmisión de conocimiento y la formación de hábitos de trabajo y
estudio en los niños y jóvenes, (…)”. Parafraseando a la Lanai, el sistema educativo existente se ciñe a roles,
espacios y horarios estrictos, opera de manera rutinaria y carente de creatividad, controversia y espíritu
emprendedor. Tiende a favorecer la uniformidad y penalizar la diversidad, descuidando a menudo las
habilidades prácticas y el desarrollo personal, dictando en cambio qué, cuándo y cómo deben aprender los
estudiantes. Por lo tanto, propone algunas soluciones para mejorar la educación de los jóvenes, como revertir
los conflictos en la educación, aprovechar la abundancia de información disponible, la importancia de la
libertad del aprendiz, intercambiar roles y habilidades informáticas entre docentes y estudiantes, y analizar y
mejorar la educación de los jóvenes para lograr una sociedad más justa y equitativa. Lanai también habla sobre
la cultura actual y el cruce de disciplinas en el mundo moderno se refiere a la interacción y combinación de
diferentes áreas de conocimiento y disciplinas en la actividad humana en el mundo actual, destaca la
valoración de puntos de vista distintos para enriquecer la visión, el hábito de realizar los esfuerzos necesarios
por entender y valorar la opinión del otro, aprender a escuchar y privilegiar a quien refute nuestras creencias
porque nos ayudará a no equivocarnos.
Para lo dicho anteriormente, podemos llegar a Iván Illich (1926-2002); un filósofo pensador quien sostenía
que la educación universal por medio de la escolarización no era viable y que no lo sería más si se intentara
mediante instituciones alternativas construidas según el modelo de las escuelas actuales. En su lugar, propuso
la creación de "tramas educacionales" que aumenten las oportunidades de aprender, compartir e interesarse.
Además, Illich criticó la centralización, la burocracia interna, la rigidez y las desigualdades que encubre la
escuela pública. En lugar de la escolarización, Illich abogó por la "desescolarización" de la sociedad, es decir,
por la creación de un entorno social en el que el aprendizaje sea una actividad natural y cotidiana en lugar de
estar confinado a un espacio y un tiempo específicos. En su libro “La sociedad desescolarizada” (1970)
describe un modelo educativo donde el niño elige qué aprender, mientras que el adulto lo guía y apoya. Illich
creía que la educación tradicional, donde niños y niñas deben seguir un solo plan de estudios y el mismo
horario, mataba la curiosidad y creatividad y no permitía desarrollar habilidades blandas. Siguiendo este punto,
un ejemplo fehaciente es el de David Lane, cofundador y director de Ingenuity Hub, Personalized Learning
Collaborative y maestro en Massachussets, Estados Unidos. Quien escribió cuatro artículos de su experiencia
con el propósito de transformar a sus alumnos, de aprendices pasivos a estudiantes autodirigidos de su propio
aprendizaje. Para Lane, los alumnos en las escuelas son como prisioneros: “el aprendizaje es un proceso de
hacer lo que se les dice: cuándo, cómo y dónde se les dice que lo hagan. Al igual que con los ex prisioneros,
los ‘ex escolares’ descubren que la libertad es difícil. A los presos se les niegan las libertades simples que
damos por sentado: Qué hacer con nuestro tiempo libre. Cuando comer, cuándo dormir o hacer ejercicio”. En
su artículo, Lane explica que lo que hizo no fue remover a los alumnos de la escuela, sino que les dio una hora
para que puedan aprender libremente. Algunos entendieron y captaron su concepto al instante, más el maestro
se enfocó en aquellos que aparentemente “no hacían nada” por no saber cómo manejar su tiempo libre e
invertirlo en algo que quisieran aprender. Iván Illich y David Lane no son los únicos que piensan así. Julio
Rogero, maestro español y miembro activo del colectivo Escuela Abierta, perteneciente a los Movimientos de
Renovación Pedagógica, está de acuerdo con la idea de desescolarizar las escuelas. Según el maestro Rogero
es necesario sacar todo aquello que no promueva el desarrollo integral del alumno y lo que evita que el
educador haga equipo con ellos en su proceso educativo. Para el docente, la escuela tradicional se enfoca
demasiado en los exámenes, el éxito académico de los alumnos, el currículo y otros factores que terminan
produciendo maestros exhaustos y alumnos que no disfrutan ni potencializan su aprendizaje.
Hemos visto como, según Eisner, la educación debe estar centrada en la creatividad, el pensamiento crítico y
la resolución de problemas, para Sir Ken Robinson el sistema está obsoleto, para Gardner la educación se basa
en las inteligencias múltiples y que debe adaptarse a las fortalezas y los aprendizajes de cada individuo;
Francisca Lanai nos habla de que la educación opera de manera rutinaria y carente de creatividad. Y así, vamos
viendo como estos autores junto con otros no tan reconocidos, se unen para hablarnos y cuestionar a la escuela
tradicional. Lo que podemos llegar a pensar que estos autores nos hablan de que la concepción de educación
se apoya más en modelos tecnicistas, no en modelos holísticos y ecológicos. Destacan que el material
estructurado que viene siendo reciclado de hace años y que por alguna razón aun no ha sido modificado. Para
estos autores, una clase que se base en la creatividad y que tenga la misma importancia que lengua,
matemáticas, entre otras, puede ser una gran variable para mantener una mejor organización para que el
alumno pueda desarrollar sus capacidades y potenciar sus habilidades. También se habla sobre la
desescolarización, Illich, postula que “la noción de progreso sin fin que prometían las instituciones modernas
tiene un límite, y la escuela —como institución al servicio de esa promesa— no puede resolver la contradicción
de formar a las futuras generaciones en una tecnología y en un progreso al que no todos tendrán posibilidades
efectivas de acceder” (1985). Él propone que se libere la escuela para que la gente pueda aprender la verdad
acerca de la sociedad en la que vive. En palabras del propio autor:
“Un buen sistema educacional debería tener tres objetivos: proporcionar, a todos aquellos que lo quieran, el
acceso a los recursos disponibles en cualquier momento de sus vidas; dotar, a todos los que quieran compartir
lo que saben, del poder de encontrar a quienes quieran aprender de ellos; y, finalmente, dar, a todo aquel
que quiera presentar en público un tema de debate, la oportunidad de dar a conocer su argumento”. Ahora
bien, muchos autores se han puesto en contra de esta alternativa y aunque nunca se haya llevado a cabo, Illich
abrió un gran debate frente a este planteo.
Tal es el caso de Natalie Wexler y E. D. Hirsch que encuentran dificultades tanto en la desescolarización como
en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por un lado, Wexler (escritora estadounidense) argumenta que “el
aprendizaje instruido funciona mejor que el aprendizaje por descubrimiento, especialmente cuando el alumno
desconoce el tema o sabe muy poco”. Además, Wexler señala que los niños son incapaces de querer aprender
algo que desconocen, por lo que deben ser introducidos. Lo que preocupa a la autora es que los niños no
aprendan lo esencial. Considera que el mayor peligro es dejar que los niños se encarguen de su propia
educación y que no alcancen a desarrollar todo su potencial, no sólo en un área sino en todas. En cuanto a las
familias, estima que no están preparadas para proporcionar un entorno que promueva el desarrollo de
habilidades de sus hijos o que los motive a ser curiosos y aprender cosas nuevas. La instrucción
explícita funciona mucho mejor que el aprendizaje por descubrimiento cuando los estudiantes aún no saben
mucho sobre un tema, es de lo que habla Wexler. El aprendizaje implica necesariamente esfuerzo; muchos
jóvenes pueden optar por no realizar ese esfuerzo si no es necesario. Y si bien darles a los niños opciones
puede ayudarlos a motivarlos, no pueden elegir aprender sobre temas que desconocen. Necesitan que se les
presenten nuevos temas de una manera atractiva, preferiblemente cuando son jóvenes y están ansiosos por
aprender sobre el mundo, para que puedan descubrir nuevos intereses.
E.D. Hirsch, crítico del sistema educativo, cuestiona el énfasis progresista en habilidades sobre el
conocimiento en su obra "Las escuelas que necesitamos y por qué no las tenemos" (1996). Describió la
educación estadounidense como hostil a hallazgos basados en investigación y disidencia. En "Por qué importa
el conocimiento" (2016), identificó tres problemas clave: el enfoque en habilidades sobre conocimiento, el
individualismo en lugar del aprendizaje comunitario y el desarrollismo que limita el contenido apropiado por
edad. Hirsch vincula la baja competencia lectora con un déficit de conocimiento, afectando la comprensión
lectora. Wexler añade que la desescolarización puede dificultar la admisión a universidades o empleos al
carecer de diplomas. Los críticos también señalan la falta de disciplina y adaptación laboral en quienes siguen
este método. Hirsch defiende una educación basada en conocimientos para preparar ciudadanos democráticos.
Destaca la importancia de un currículo común y robusto. En resumen, Hirsch critica la priorización de
habilidades sobre conocimiento, abogando por una educación que cultive la comprensión y el aprendizaje
significativo para la participación cívica.
Para finalizar, otro de los autores a favor es Paulo Freire (1921-1997), quien afirma que la escuela que
necesitamos es aquella que centra sus esfuerzos en una educación para la decisión, para la ruptura, para la
elección y para la ética. Además de transmitir los valores y la cultura que se han transmitido, también debemos
transformar la sociedad misma con esos valores y cultura. Exigimos que las escuelas sean lugares de cambio,
para que los alumnos no se martiricen con pruebas típicas, con la rutina y los mismos materiales de siempre,
sino que se les de espacio para poder conversar con ellos y darle un momento para que se desarrolle su
pensamiento crítico, su capacidad de resolver los problemas del día a día y no minimizar sus cuestiones
personales. No sólo para poder convertir, sino también guardar y enviar. Proteger el pasado y construir el
futuro. Les pedimos que eduquen con incertidumbre, pero también que eduquen con certeza. Esto no sólo nos
prepara para adaptarnos a la vida, sino que también nos prepara para afrontar y cambiar la vida que se nos ha
dado.
Conclusión:

El ensayo defiende una educación integral y significativa que trascienda las pruebas y la memorización,
promoviendo la creatividad, el pensamiento crítico y la apertura a diversas perspectivas. Destaca la
importancia de cultivar talentos e intereses diversos en los estudiantes para una vida equilibrada. Reconoce
el papel de la institución escolar en la formación de los jóvenes y aboga por adaptarse a las nuevas
necesidades sociales.

Eisner, en su libro "15 principios para diseñar una buena escuela", propone soluciones, destacando la
creación de una cultura de curiosidad que motive a los estudiantes a aprender y descubrir. Subraya la
educación como un proceso continuo más allá de la obtención de títulos, presentando principios para diseñar
entornos de aprendizaje enriquecedores y seguros.

Se señala que no todas las escuelas siguen modelos estructurados; algunas priorizan la creatividad, el
pensamiento crítico y la resolución de problemas, integrando la educación en la vida cotidiana.

Bibliografía:
Elliot W. Eisner “La escuela que necesitamos” y “15 principios para diseñar una buena escuela”
https://www.filosofitis.com.ar/2018/05/24/elliot-eisner-15-principios-para-disenar-una-buena-escuela/
Iván Illich “La sociedad descolarizada” https://observatorio.tec.mx/edu-news/opiniones-desescolarizacion/
“Las inteligencias múltiples” de Howard Gardner https://psicologiaymente.com/inteligencia/teoria-
inteligencias-multiples-gardner
Francisca Lenai en su ensayo sobre la escuela que necesitamos. https://rieoei.org/RIE/article/view/2650
E. D. Hirsch “La escuela que necesitamos y por qué no la tenemos”
https://en.wikipedia.org/wiki/E._D._Hirsch
El aprendizaje experiencial según David Kold http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0257-
43142020000300012

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