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- Guarde las botellas siempre en un lugar libre de olores fuertes, fresco y oscuro, sin vibraciones y con el
aire ni demasiado seco ni demasiado húmedo. La temperatura ideal es entre 10 y 14º.
- No olvide que, si la botella lleva corcho, debe guardarla tumbada. Así, el vino mantiene el corcho húmedo e
hinchado para que no entre aire que lo estropee.
- Las botellas de cava también deben conservarse tumbadas y en sitio fresco y húmedo. No lo almacene,
porque el cava no envejece bien.
EL ASPECTO VISUAL
- La vista es el primer sentido que se va a poner en contacto con el vino. La simple observación permite
conocer el estado del mismo y, por su aspecto, es posible adelantar algunos de sus atributos. Para apreciar
bien el color y los matices se debe inclinar la copa sobre un fondo blanco hasta que la superficie del líquido
adquiera una forma ovalada.
- Si el vino se presenta muy fluido y crea una ligera espuma al agitarlo es prueba de juventud. Si es
luminoso y brillante, refleja una mayor acidez, una confirmación de su corta edad. De estos datos, además,
se deduce que el vino procede de zonas frías, ricas en ácidos o que ha sido elaborado conforme a las
modernas reglas de la enología, con una vendimia temprana, cuando la uva todavía tiene poca azúcar y
mucha acidez.
- Si el vino se ve denso o "espeso" y deja lágrimas en las paredes de la copa, es un indicio de mayor
cantidad de glicerina y por lo tanto de más alcohol e indica que procede de climas cálidos.
- Cuando el tinto se presenta oscuro y con un borde granate o violáceo, con una gran riqueza de antocianos,
(pigmentos oscuros) delata juventud, por el contrario los tonos más claros y el borde color teja es señal de
vejez. Los reflejos brillantes, con ribetes bermellón y rosáceos, denotan un vino septentrional de elevada
acidez, mientras que los tonos violáceos con matices marrones, son señal de un origen de climas cálidos. Los
antocianos se sustituyen por los taninos (pigmentos marrones).
- La acidez siempre pierde destellos, tanto en los blancos como en los tintos. Los reflejos verdosos en los
blancos, también revelan mayor acidez y el tipo de uva va a dar un amarillo más o menos intenso. La gama
del blano al amarillo ocre es también un indicador del tiempo de maduración o de posibles alteraciones
oxidativas. No hay que perder de vista el principio básico en cuanto al color del vino: los blancos se
oscurecen con el envejecimiento mientras que los tintos se aclaran.
- El color se define cuanto mayor es su intensidad, hasta llegar a la opacidad, a través de toda una gama de
matices. En los tintos el tiempo de extracción de materia colorante durante la maceración del hollejo con el
mosto, dependerá de las horas de sol a que haya estado sometida la uva. El vino tinto, en su primera época,
muestra un color sólido e intenso y va abriéndose con el paso de los años debido a que las moléculas del
color tienden a unirse unas con otras, formando partículas sólidas (posos) que se acaban precipitando al
fondo de la botella, o la barrica, dicho de otra manera, va perdiendo cuerpo. Se habla de un vino límpido
cuando es transparente, sin restos de partículas en suspensión, como resultado de un perfecto filtrado y
clarificado. La vivacidad por su parte indica el grado de riqueza del color. La nomenclatura para definir todos
los aspectos requeridos al color del vino es muy extensa y suele coincidir con alimentos y cosas del entorno.
En definitiva, el color del vino con sus distintas intensidades y matices visuales, es el resultado de la
elaboración, la maceración de los hollejos, el tipo de uva y la madurez de la misma, la duración de la crianza
en madera, la vejez en botella e incluso el sol.
Términos relativos al color:
- Abierto:
Quiere decir que el color es muy claro, poco intenso.
- Acerado:
Color pálido de brillos metálicos (acero) que identifica a algunos vinos blancos.
- Ambar:
Primera fase de envejecimiento de los brandies y rones (tonno entre amarillo y rojizo).
- Brillante:
Factor relacionado con la juventud y limpieza del vino.
- Cereza:
Es un fruto que aparece frecuentemente para expresar el color. En general el color cereza es oscuro y casi
negro cuando se acompaña del término "picota".
- Caoba:
Segunda fase de envejecimiento de los brandies, rones y vinos generosos. Tono que adquieren
generalmente cuando son más viejos, entre marrón y amarillo.
- Cubierto:
Es un tinto de color muy oscuro que apenas deja ver el fondo de la copa.
- Dorado:
Es el color oro, tonalidad entre amarillo y rojizo con predominio del amarillo.
- Ginda:
Color más claro que un tinto y más oscuro que un rosado.
- Limpio:
Limpidez absoluta, sin mácula.
- Oro viejo:
Dorado con tonalidad algo marrón.
- Ribete:
También se define como "borde" u "orilla". Es el color del vino menos intenso si lo comparamos con el centro
de la copa. Si es de la última cosecha, generalmente será violáceo o frambuesa; si es algo más maduro, será
granate y si ha permanecido en botella más de 5 años, será de color parecido a la teja árabe o al ladrillo.
- Yodo:
Tonalidad semejante a la tintura de yodo (oro viejo y marrón).
EL AROMA
- El siguiente paso, tras haber observado el vino, es acercarse la copa a la nariz. A través del olfato se recibe
una enorme información sobre el vino, aproximadamente un 80 por ciento de sus rasgos, una información
que se potencia si lo agitamos.
- Los aromas primarios, aquellos que proceden directamente de la uva, se manifiestan evocando olores de
flores y frutas, son los aromas más ligeros, los que antes desaparecen. Si removemos la copa se intensifican
los aromas y van apareciendo otros, son los secundarios, madera, bosque, hojarasca, levaduras, que como
son más densos están en el fondo de la copa; y si se trata de vinos viejos harán acto de presencia los
aromas terciarios, a tostado, vainilla, avellana, cafe, tabaco.
- La sensibilidad del olfato es mucho mayor que la del gusto y está más asociada a la memoría que otros
sentidos; además provoca una respuesta inmediata que selecciona automáticamente si un olor es agradable
o desagradable. La función del olfato no se acaba en lo que se percibe por la nariz, sino que continúa por vía
retro-nasal -- conducto de unión entre la cavidad bucal y las fosas nasales --, lo que hace que el sentido del
olfato y el gusto estén íntimamente unidos y que si el primero falla, el segundo no funcione al cien por cien.
- Al igual que el color, el aroma del vino también está sujeto a numerosos factores que influyen en él, como
el tipo del suelo, el clima, la variedad de uva, la elaboración, la crianza, la permanencia en la botella, etc.
Etéreo:
Es un rasgo con que se define a los destilados con cierta intensidad alcohólica pero en su evolución
oxidativa; la propia potencia alcohólica revela los aromas del destilado. Tiene mucho que ver con la vejez.
Fino:
Sinónimo de elegante.
Flor:
Es un aroma punzante, salino, a salazón, característico del fino, la manzanilla y algo el amontillado,
producido por la cesión de la capa de levaduras (flor) que cubre la superficie de estos vinos.
Floral:
Rasgo que recuerda a los pétalos de ciertas flores como la rosa y el jazmín.
Franco:
Un vino en el que no se aprecia ningún defecto tanto al olfato, como al gusto.
Fresco:
Aroma vivaz de un vino sin atisbo alcohólico.
Frutal:
Es un rasgo con notas vegetales cercanas a la fruta, pero también envueltas en ciertos atisbos herbáceos del
vino.
Frutos rojos:
Se refiere a los frutos rojos silvestres (moras, grosellas, zarzamoras) y a las ciruelas y cerezas maduras.
Hollejo maduro:
Es el aroma semejante al que desprende una uva tinta muy madura, que estrujamos con los dedos, o bien,
el que se desprende de la acumulación de racimos prensados.
Intenso:
Potencia aromática, percepción inmediata al llevar la copa al olfato.
Levaduras:
Aroma seco, a levadura de pan que se percibe en los cavas y vinos jóvenes recién embotellados.
Lías:
Es un aroma herbáceo y ligeramente tostado producido por las lías o sustancias en suspensión en los vinos
que han fermentado con ellas, destinadas a dotar al vino de mayor complejidad y riqueza aromática.
Maceración:
Aromas que parecen persistir en el vino que se asemejan a los que desprende el depósito donde ha
fermentado el vino tinto.
Monte bajo:
Aroma característico del monte Mediterráneo (mezcla de romero, tomillo y otras hierbas de zonas cálidas).
Notas de evolución:
Generalmente se dice de los vinos prematuramente envejecidos por acción del aire o del calor. Ejemplo: un
vino que ha permanecido varias horas en la copa.
Notas minerales:
Se dice del vino que posee un ligero matiz olfativo, que recuerda al pedernal, pizarra o arena.
Pastelería:
Es un aroma entre dulce y tostado donde aparecen ciertos rasgos a vainilla y azúcar caramelizado,
característico de la pastelería recién horneada. Es un distintivo que aparece en los vinos de largo
envejecimiento en roble, fruto de su evolución oxidativa y el aporte de los compuestos odoríficos (vainilla)
de los envases de roble.
Piel de naranja:
Aroma picante y frutal a la vez, de ciertos vinos.
Punzante:
Una nota aromática destacada revelada por el componente alcohólico, madera y flor de los vinos finos.
Reducción:
Es el aroma positivo de un vino producido en ausencia del aire en su larga permanencia en botella (tabaco,
cuero, vainilla, canela, cacao, desván, polvo, etc.).
Salino:
Es una nota adquirida por un fino que haya envejecido en soleras con mucha flor.
Solerado:
Expresa un aroma cercano al olor de una bodega de olorosos.
Terroso:
Aroma entre tierra recién mojada y polvo, característico de uno de los matices de los tintos de uvas maduras
de cabernet y merlot.
Tipo Mediterráneo:
Es un aroma donde convergen notas alcohólicas, quemadas, dulzonas, pasificadas, caramelizadas,
transmitidas al vino de una uva de viñedos de zonas cálidas.
Toffe:
Característico de los caramelos de café con leche (notas lácticas y tostadas) de algunos tintos de crianza.
Torrefacto:
(Ver en términos relativos al sabor).
Trufa:
Parecido a la mezcla entre tierra húmeda y champiñón.
Vainilla:
Un rasgo típico de los vinos y destilados envejecidos en roble. La vainilla, contenida en la madera, es un
componente que se transmite al vino.
Yodado:
Relativo al olor de la tintura de yodo (combinación entre un olor dulzón de alcohol, tostado, linimento, barniz
o laca).
CONSEJOS
- Guarde las botellas siempre en un lugar libre de olores fuertes, fresco y oscuro, sin vibraciones y con el
aire ni demasiado seco ni demasiado húmedo. La temperatura ideal es entre 10 y 14º.
- No olvide que, si la botella lleva corcho, debe guardarla tumbada. Así, el vino mantiene el corcho húmedo e
hinchado para que no entre aire que lo estropee.
- Las botellas de cava también deben conservarse tumbadas y en sitio fresco y húmedo. No lo almacene,
porque el cava no envejece bien.