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Marx

EL PROBLEMA DEL SER HUMANO


La filosofía del siglo XIX nace por el impulso político de la Revolución Francesa.
Para los filósofos, el ser humano no se puede entender solamente como un sujeto individual,
sino que hay que situarlo en su contexto social.
Karl Marx elabora una teoría acerca del ser humano que también es una crítica ética, política y
económica.
Marx, influido por Rousseau, defiende que los hombres tienen derecho a la felicidad, que solo es
alcanzable si las condiciones reales de la existencia son dignas.
Marx expone su teoría de la alienación en los Manuscritos de economía política. La idea de
alienación que concibe Marx se inspira en Hegel y en Feuerbach.

Hegel entiende que el sujeto se sale de sí mismo para fijarse en el objeto. El yo que piensa en el
objeto sale de sí mismo y se entrega a algo que no es él, ahora está en algo ajeno. Es decir, el
proceso en el que el sujeto se lanza al mundo exterior y lo experimenta y lo piensa consiste en
un salir fuera de sí. Es necesario que el sujeto se salga de sí mismo para que vuelva a sí mismo
sabiendo quién es.
A esto se le llama “enajenación” o “alienación”: dejar de ser uno mismo para convertirse en otra
cosa, algo ajeno.

Ludwig Feuerbach parte del concepto de alienación de Hegel, pero con un matiz ateo. Para él, la
alienación no sucede cuando el sujeto piensa en otra cosa distinta de él, sino cuando piensa en
cosas inexistentes, como en la religión. Cuando los hombres piensan en Dios, creen que existe
algo que no existe, se salen de la realidad, se “enajenan”.
La idea de Dios no proviene de Dios mismo, quien nos la ha instalado de modo innato
(Descartes), sino que ha sido inventada por los hombres.
Dios reúne cualidades humanas pero magnificadas, pero solo es un ser imaginario, su esencia
solo es la esencia del hombre, pero exagerada y buena. La teología esconde en el fondo una
antropología. El hombre se enajena cuando se imagina roto en dos mitades, una negativa y otra
positiva, a la que llama Dios.
Marx está de acuerdo con esto, pero queda por explicar por qué se ha inventado el hombre esta
ficción.

Para ello, Marx se inspira en la idea de Epicuro de que el miedo y el dolor nos hacen buscar
consuelos en las religiones fabulosas. Por tanto, dice que el origen de la invención religiosa no
está en las ideas, sino en la relación de ellas con la sociedad. El hombre se inventa a Dios porque
cuando no tiene esperanza, busca modos de trascender el dolor escapando a mundos
imaginarios (como con las drogas). La religión es el “opio del pueblo”.

La causa de la “felicidad ilusoria” se encuentra en la “miseria real”. En la sociedad capitalista la


meta es hacer más productivos a los trabajadores, no más felices. Esto hace que sean
considerados como “medios económicos”. Por esto la vida de los trabajadores se degrada, de ahí
la necesidad de buscar vías de escape como las religiones.
Los filósofos se han dedicado a pensar en la humanidad como algo casi puro, pero al hombre hay
que entenderlo como un ser socialmente determinado.
La falsa conciencia que los hombres tienen de sí mismo no nace de espejismos mentales, es un
producto social, que aparece en forma de ideologías, como dogmas incuestionables.
La ideología es el modo de pensar y de creer. Alberga las creencias religiosas, los ideales
políticos... Marx le da un sentido más amplio a este término: opone ciencia a ideología.

Toda forma de alienación está vinculada a la falsa conciencia, pero tiene su origen en la
alienación socioeconómica, creada en el trabajo real. También son importantes:
• La alienación religiosa
• La alienación política: el trabajador está separado del poder político, y este poder se le
impone como algo ajeno a su voluntad.
• La alienación social: el trabajador pertenece a una clase social desfavorecida, desigual
respecto a las clases dominantes.
Todas estas alienaciones derivan de la situación en el trabajo, la alienación económica. En ella el
trabajador es “cosificado”: no es un fin en sí mismo, sino una mercancía que se compra y se
vende. El obrero es mercantilizado y está en contradicción con lo que hace.
La relación hombre/trabajo es dialéctica, ya que tiene contradicciones. Hay muchos tipos de
contradicción, como:
1. Para el trabajador resultan ajenos el producto de su trabajo y el beneficio que reporta,
pues este pertenece al dueño de la producción, no al asalariado.
2. Para el trabajador resulta ajena su actividad laboral.
3. La esencia humana, la “humanidad”, se le vuelve extraña al trabajador. Incluso su propia
naturaleza, su cuerpo, le es extraño. El obrero no desarrolla su potencia humana, no se
desarrolla como hombre, sólo se siente libre en sus funciones animales.

En resumen, para Marx, si queremos entender qué es el ser humano tenemos que entender la
sociedad en la que vive y trabaja. Por eso Marx, para entender la sociedad en la que vive, la
estudia, dominada por el sistema capitalista y la producción industrial.
En este sistema, la mayor parte de las personas están sometidas a las exigencias de la
producción económica. En el proceso productivo los individuos se deshumanizan, se convierten
en máquinas sin conciencia, se alinean.
Dada la mala vida que llevan, no siendo libres, como consecuencia de la alienación en el trabajo,
los humanos fantasean con esperanzas religiosas para no ver la realidad. Se enajenan en un
sentido religioso. También lo hacen en un sentido político, ya que llegan a creerse lo que
conviene a sus jefes, los dueños de los medios de producción. El trabajador adopta la ideología
de sus amos, es decir, tiene una falsa conciencia de sí mismo y de la realidad política.

EL PROBLEMA SOCIAL Y POLÍTICO


En el siglo XIX, los rápidos cambios sociales, la maquinización, el ascenso de la clase burguesa...
unido a los avances tecnológicos y científicos, hicieron que la ciencia y la filosofía centraran su
atención en el sentido dinámico de la existencia. Lo existente se caracteriza por avanzar, no
permaneciendo idéntico a sí mismo con el paso del tiempo.

Destacaron las teorías evolucionistas de Lamarck y Charles Darwin. En paralelo a estas teorías
se propusieron teorías acerca del sentido dinámico de la sociedad, en las que destacan la del
idealismo alemán, la del positivismo y la de Karl Marx: el materialismo histórico.

El idealismo alemán: la historia avanza porque avanzan las ideas.


Surge como continuadora del “idealismo transcendental” de Kant. Hegel entiende que conforma
la conciencia progresa, progresa la sociedad, de forma dialéctica.
Platón concibió la dialéctica como el método de la filosofía, como una lógica o un diálogo en
busca de la verdad. Buscar la verdad consiste en aplicar la dialéctica para detectar
contradicciones y eliminar errores.
Hegel le da un sentido nuevo, un sentido dinámico. Lo contradictorio ya no es falso, sino un
momento necesario en la búsqueda de la verdad. La verdad no es solo la conclusión, sino todo el
proceso, el devenir que hace falta para llegar hasta la conclusión.
El devenir del pensar implica tres momentos:
1. La tesis
2. La antítesis
3. La síntesis
Hegel dice que lo verdadero es la totalidad, pero la totalidad es solo el saber que se consuma
mediante su desarrollo.

La historia del pensamiento implica el progreso de la historia social y política porque cuando los
hombres toman conciencia de las injusticias es cuando están en condiciones para superarlas. La
historia avanza según avanzan las ideas.
Para Hegel, el Estado prusiano es un ejemplo de esa culminación. Pero no todos están de
acuerdo con este diagnóstico.
Los hegelianos de izquierdas y Karl Marx se burlarán de esa conclusión, ya que los ciudadanos
del Estado prusiano no tienen libertad, por lo que tendrá que ser superado.
Marx, inspirándose en la dialéctica hegeliana dirá que el modelo capitalista, también tendrá que
ser superado. La historia no terminará mientras quedan injusticias.

El positivismo: la historia avanza hasta llegar al estadio científico


Augusto Comte propone la ley de los tres estados históricos. La sociedad avanza en tres fases:
1. Los hombres dan explicaciones religiosas y mitológicas, los sacerdotes comparten la
doctrina.
2. Los filósofos sustituyen a los sacerdotes y las explicaciones sobre el mundo son
metafísicas
3. El estado positivo, los científicos sustituyen a los filósofos en la dirección de los saberes.
Ahora las ciencias positivan se limitan a los hechos, a los datos positivos, gracias a la ciencia la
sociedad alcanza madurez.

El positivismo se presenta como una novedosa antimetafísica, que explicó David Hume
(metafísica no es científica porque se basa en cuestiones de hecho). El positivismo legitima el
progreso de las ciencias y aboga por una sociedad dirigida por “tecnócratas”.
Augusto Comte pretendió fundar la sociología.

El materialismo histórico
El materialismo es un enfoque filosófico que se remonta a los orígenes de la historia de la
filosofía, ya que muchos de los presocráticos sostuvieron posiciones materialistas. La realidad
es material.
El materialismo halló su oposición en la teoría de las Ideas de Platón, y se reivindicó
parcialmente con Aristóteles, los epicúreos y los estoicos, que fueron materialistas, pero con el
triunfo del cristianismo se borró de la filosofía. Ya en el siglo XIX filósofos como Feuerbach se
declaran materialistas y se oponen al idealismo de Hegel. Marx siguió la línea de Feuerbach,
pero va más allá.
Marx le da al materialismo un sentido social, más amplio, no como una formulación sobre la
realidad física, sino como una teoría sobre la evolución histórica de la sociedad, conocida como
materialismo histórico.
La tesis del materialismo histórico es que la historia de las ideas y de las formas políticas está
condicionada por la historia de los modos económicos en que los hombres producen su
existencia material.

Los seres humanos no son entes metafísicos, sino seres socialmente determinados. La vida
humana es producida socialmente y la sociedad es el resultado de un proceso histórico.

Los idealistas narran historias como si fuera una aventura del pensamiento humano, y los
historiadores tradicionales como si fuera una sucesión de batallas, reyes... Marx considera que
es ridículo, ya que los sujetos de la historia no son dioses o conceptos filosóficos, sino los
hombres concretos y sus relaciones económicas.
La historia de los hombres es la historia de sus modos de vida, de sus formas de trabajar, de
organizarse... y solo derivadamente es la historia política, religiosa... Por tanto, la sociedad
consta de dos niveles:

• LA INFRAESTRUCTURA SOCIAL
Es la base de la sociedad, donde se producen los bienes sin los que sería imposible
subsistir, se compone del conjunto de las fuerzas productivas y de las relaciones de
producción. Las relaciones de producción vinculan a las personas a clases sociales.

• LA SUPERESTRUCTURA política y jurídica, y su reflejo ideológico y cultural.


Es el mundo de las leyes, los jueces, los políticos, gobiernos, Estado y funcionarios.
Depende del mundo económico. Toda la producción espiritual es un reflejo de las
relaciones económicas. La esfera cultural solo es una manifestación que expresa em
modo de producción económico.
En el capitalismo, la vida de los trabajadores es falsa, está enajenada, y como
consecuencia, su modo de pensar también es falso.

La historia avanza cuando se transforma el modo de producción, las diferentes épocas están
definidas por eso, no por lo que ellas dicen de sí mismas. Hay que definir una época por lo que
hace, no por lo que dice ser.

Para Marx y Engels, los modos de producción van evolucionando porque cuando se produce un
agotamiento del modelo productivo, hay contradicciones que lo destruyen. Cuando las
relaciones de producción entran en contradicción con las fuerzas productivas, puede cambiar el
modo de producción. Esto se parece a la forma de entender el cambio histórico de Hegel, pero a
la inversa. A esa teoría de Hegel la denominaron materialismo dialéctico.
En la dialéctica hegeliana hay una lucha de ideas en contradicción, en el materialismo dialéctico
no son ideas, sino intereses materiales.

La sociedad capitalista se articula dialécticamente, como un juego de oposiciones. En cada


época, el modo de producción determina las actividades de los hombres y sus vidas. El
antagonismo o contradicción siempre es el mismo: opresores contra oprimidos.

La historia de los modos de producción implica una historia de desigualdad y lucha social, y en
ese sentido, es una prehistoria moral que debe superarse. Mientras los hombres exploten a los
hombres, la humanidad permanecerá en esa barbarie moral.
Friedrich Nietzsche
CONTEXTO FILOSÓFICO Y OBRA
Marx y Nietzsche son dos filósofos del siglo XIX muy diferentes, pero con una cosa en común:
están en contra del orden establecido.
• Marx: da a conocer la miseria de los trabajadores y critica la filosofía de la época, le
interesan los problemas sociales.
• Nietzsche: critica los conceptos metafísicos y se posiciona en contra de ellos, cuestiona
las filosofías que reprimen la voluntad de poder

Estos dos filósofos junto con Sigmund Freud inauguran un nuevo estilo filosófico. Para ellos
cuestionar no es buscar certezas epistemológicas, sino revelar lo oculto, lo que siempre ha
estado ahí pero no ha sido explicado nunca.

Nietzsche no es de izquierdas como Marx o Feuerbach, pero sí que se declara ateo y muy crítico
con la sociedad. El filósofo que más le influyó fue Schopenhauer.

ARTHUR SCHOPENHAUER (El mundo como voluntad y representación) se burla del idealismo
de Hegel, el tema que trata en su filosofía es el mundo.

El mundo es por una parte lo que percibimos (Kant: fenómenos), representaciones. Estas
representaciones las encuadramos en el espacio y el tiempo, y las pensamos a través de las doce
categorías. En este sentido, lo que llamamos mundo es algo relativo al conocimiento.
En otro sentido, el mundo es voluntad. Se trata de algo que quiere. La voluntad es ciega, es
voluntad de vivir, de seguir existiendo y no saber por qué. Solo se trata de seguir viviendo.

El mundo es una unidad que se expande por múltiples individuos, cada individuo es uno por el
principio de individuación, las vidas individuales no son más que fragmentos del todo. La vida
es un breve lapso caracterizado por la voluntad de vivir.

Schopenhauer se inspira en el budismo. Para Buda, la vida es dolor, nuestros deseos son fuente
de inquieta búsqueda del dolor. Pero la vida que creemos real es un espejismo.
Así Schopenhauer hace suyo este pesimismo y propone el goce del arte para olvidarnos de
nosotros mismos. Dice que mientras hacemos arte nos olvidamos del dolor, pero al terminar
regresa la pesadez de existir.

Su filosofía se puede calificar como pesimista, porque entiende que la vida es mala y dolorosa;
nihilista, porque afirma que no hay nada después de la vida; e irracionalista, porque afirma que
el mundo que conocemos racionalmente solo es una manifestación de lo que queremos
irracionalmente.

Nietzsche está de acuerdo con Schopenhauer en que la voluntad y la lucha por la vida son
asuntos más profundos que el pensar racional, pero no en su pensamiento. Para él, la vida no es
un sufrimiento absurdo, dice que el sentido de la vida está en la vida misma, es inmanente.

Sus obras se dividen en cuatro etapas, entre todas sus obras destaca: Así hablo Zaratustra. Un
libro para todos y para nadie.
CONTRA EL INTELECTUALISMO (P. Conocimiento y Realidad)
Nietzsche, influido por Schopenhauer, comprende que el mundo es un asunto de voluntad antes
que un tema gnoseológico. Antes que el conocer está el querer.

1. Contra el intelectualismo socrático.


En su obra El nacimiento de la tragedia, explicó que la antigua Grecia era una cultura politeísta y
había dos dioses que se complementaban: Apolo y Dionisos.
Apolo representa la inteligencia, el límite. Dionisos representa el desenfreno y lo sin límite.
Ambos se contraponen y se complementan. Son dos maneras de entender y expresar la vida.

A partir de Sócrates la concepción racional de la vida se impone sobre el arte trágico y lo anula.
El intelectualismo socrático elimina la complejidad de la vida, que ahora se entiende como un
problema racional. Sócrates establece una especie de intelectualismo moral y estético.

2. Contra el dualismo ontológico


Platón escribe diálogos en los que Sócrates es el protagonista. Sócrates es mostrado como
alguien feo y pobre, pero muy inteligente. Su belleza no se capta con los ojos, sino con la
inteligencia, los jóvenes se enamoran de él por lo que dice y piensa.
La auténtica realidad para Platón, y más tarde para el cristianismo, es ideal, porque el mundo
sensible es engañoso, el verdadero es el de las Ideas. Hay dos mundos uno engañoso y otro
verdadero.
Nietzsche se opone a este dualismo de Platón y a sus consecuencias.

3. Contra la vanidad del conocimiento humano y del lenguaje


Cuando los seres humanos creen que la inteligencia es algo superior al resto de la naturaleza
caen en la vanidad. El conocimiento solo es un recurso para sobrevivir, no es nada especial. La
inteligencia, antes que un vehículo hacia la verdad es una herramienta para mentir y fingir. Solo
somos un instante efímero y vanidoso en medio del universo.

Las palabras con las que se expresa nuestra inteligencia son convenciones sociales, no dicen la
verdad pura. Cuando decimos algo estamos imaginando lo que podría ser, pero ignoramos lo
que es “en sí mismo”

4. Contra el positivismo
La ciencia es la más alta expresión de nuestro conocimiento, pero los conceptos científicos son
solo construcciones humanas. Son ideas creadas a la medida de nuestros intereses.
La época contemporánea hace que la ciencia triunfa. Los positivistas dicen que por fin ha llegado
la fase positiva, por fin la humanidad ha alcanzado su madurez y se ocupa de los hechos en sí
mismos. Nietzsche dice que los hechos en sí mismos no existen, sino que son interpretaciones
de los hechos.

No hay una única verdad acerca de la realidad, ya que es compleja y cambiante. Cada verdad es
un punto de vista individual que depende de su voluntad de poder, de los que interesa percibir
en ella.
Nietzsche en esto sigue a Schopenhauer, el mundo no es solamente lo que nos representamos de
él, sino que antes de eso es nuestra voluntad. También se le compara con los sofistas.
LA MUERTE DE DIOS Y EL NIHILISMO (P. Dios)
Nietzsche dice que la historia de la cultura occidental es un largo proceso hacia el nihilismo. La
semilla del nihilismo occidental se halla en el modo de pensar de Platón y los cristianos, que
dicen que el mundo material es engañoso.
El cristianismo habla de un mundo verdadero en el Cielo, de esta manera, aunque previamente
ha sembrado la semilla del nihilismo, ahora nos ofrece el consuelo del trasmundo. De esta
forma, Dios nos garantiza que la vida tiene sentido, que todos los sufrimientos sirven para algo,
estamos a salvo gracias a Dios.

En su obra Así habló Zaratustra se cuenta que cuando Zaratustra bajó de las montañas se
encontró en el bosque con un anciano que vivía solo y que alababa a Dios. Tras despedirse de él
piensa: ¿Cómo no ha oído que Dios ha muerto?
Esto indica, de forma metafórica, a la sociedad contemporánea que la fe en Dios se ha roto, no
necesitamos de él para explicar por qué suceden las cosas, nos lo explica la ciencia.
En el mundo civilizado confiamos en la ciencia, no en la religión.

Nietzsche dice que si Dios ha muerto es porque los hombres lo hemos matado, Dios es un ser
dentro de la conciencia humana y el inicio de las dudas escépticas en la época moderna, implica
su muerte.
Nietzsche no es ni socialista como Feuerbach, ni anarquista como Stirner, pero comparte con
ellos la alegría y sensación de poder al darse cuenta de que Dios es solo una invención.
Pero va un poco más allá que Stirner, se da cuenta de que la muerte de Dios conlleva el
problema del nihilismo. Si Dios era quien daba sentido al mundo, ahora solo nos queda un
mundo mendaz y efímero, sin sentido y lleno de sufrimientos para nada.

Las preguntas filosóficas sobre la existencia se vuelven más angustiosas. La nada se apodera de
nosotros sin no creemos en Dios, la vida se vuelve una pesadilla. Este es el caso de
Schopenhauer, que, según Nietzsche, describe la vida como una deuda que contraemos al nacer,
no hay una meta final, no hay Dios que nos salve.

Aquí está el problema del nihilismo actual, el vivir sin creer en la vida ni creer tampoco en un
más allá de esta. Este nihilismo invadirá los años futuros.
Pero Nietzsche dice que hay una solución al nihilismo desesperante: el nihilismo activo.
• Nihilismo pasivo: el budismo o la filosofía de Schopenhauer. Son formas decadentes de
entender la vida, es una lucidez envenenada, ya que paraliza los deseos.
• Nihilismo activo: consiste en destruir la negación de la vida, es un nihilismo que
destruye las religiones, las morales y las convenciones sociales.

En Así hablo Zaratustra, Nietzsche cuenta la historia de las tres transformaciones del espíritu
• Camello: carga con las culpas, representa al cristiano, que cree que la vida terrenal no
vale nada.
• León: nihilista activo, destruye la moral y abre la posibilidad de crear nuevos valores. Es
un ateo que se guía por el yo-quiero. Su vida se motiva por la voluntad. Su egoísmo es la
voluntad del poder, más posibilidades de acción.
• Niño: crea nuevos valores.

El ateo es quien se determina a sí mismo. La muerte de Dios deja de ser cause de la depresión
del sinsentido de la vida, se convierte en una oportunidad para que el individuo cree por sí
mismo el sentido de su propia vida. En este sentido, su filosofía es nihilista activa.
MORAL DE ESCLAVOS Y MORAL DE SEÑORES (P. Moral)
Toda la filosofía de Nietzsche es una constante demolición de la moral cristiana y de las
concepciones éticas provenientes de Sócrates, Kant... Se empeña en cargarse las certezas
morales por ser antivitales.
El bien, el mal, esto es lo que pone en juego toda moral. Tenemos que hacer el bien y evitar el
mal, pero ¿cómo lo hacemos? En La genealogía de la moral intentará dar respuesta.

La filosofía británica dice que el bien deriva de los buenos sentimientos. Para los utilitaristas del
S. XIX la idea de bien surge de lo que reporta utilidad. Nietzsche sospecha que bajo la noción de
bien y de mal se esconde algo muy distinto.
Si estos eran los significados es porque fueron dados por los que mandaban, ellos crearon
valores morales atribuyéndose cualidades buenas y las malas a los que juzgaban.

Para Nietzsche la moral es una invención humana con el lenguaje y su origen se ha vinculado al
poder. Son los socialmente fuertes los que inventan lo que está o no bien.
Al ser los señores los que inventan las valoraciones morales, los demás se sienten mal y en ellos
crece el resentimiento, ya que son ignorantes y no saben cómo enfrentarse a esas valoraciones,
por lo que son los sacerdotes quienes preparan la venganza contra los señores.

La clase sacerdotal también esta resentida por vivir de manera ascética y negándose placeres
carnales. Ellos les dan la vuelta a los valores de la moral de los señores y comienza a forjarse la
moral de los esclavos (cristianismo).

La moral del grupo social desfavorecido transvalora los valores creados por los señores, los
invierte. La moral de los señores es fuerte, la de los sacerdotes es sutil. Según Nietzsche, si solo
existiese la moral de los señores la historia sería muy aburrida, ya que son como niños grandes,
mientras que la de los sacerdotes es astuta.

Los sacerdotes introducen una venganza venenosa dentro de la moral de los señores: la idea de
culpabilidad. Del resentimiento nacen los ideales que hay que superar.

De este modo, la moral de los esclavos (cristianismo, socialismo, comunismo) imponen sus
valores dados la vuelta. Lo bueno ahora es débil y humilde. Los fuertes son vistos como egoístas,
crueles.
Los valores molares de los esclavos exigen igualitarismo, pero para Nietzsche la vida es desigual
y caprichosa, de modo que la moral resentida que odia a los fuertes es un atentado contra la
vida.

Para Nietzsche, habría que hacer una segunda transvaloración de los valores. Si los resentidos le
dieron la vuelta a todos los valores, ahora habría que superar la moral de los esclavos para ser
capaces de vivir más allá del bien y del mal.
EL SUPERHOMBRE (P. Ser Humano)
Nietzsche repite que lo importante es la vida y que muchas veces los seres humanos tenemos
voluntad de nada, que podría ser porque preferimos querer la nada antes que no querer. Si
pensamos que esta vida es falsa y que habrá otra existencia después de la muerte, preferimos
entonces querer que esta vida no sea nada antes que no querer nada.

Él opina que este nihilismo es como una enfermedad que aleja a muchos, que puede acentuarse
más si se pierde la esperanza en Dios. En ese caso nos podríamos hundir en un nihilismo
abismal o aprovechar este vacío para replantear la vida.

El ser humano crea los significados, según como piense, así se vive de un modo u otro.
Nietzsche propone superar la moral y dejar libre nuestra voluntad de poder, superar al hombre
actual y permitir que aparezca un nuevo tipo de hombre: el superhombre (capaz de vivir sin
ninguna moral).

Todas las morales y creencias nihilistas que niegan valor a la vida, hay que dejarlas atrás. Para
ello, hay que hacer una nueva transvaloración de todos los valores.
Como el resentimiento de los débiles había transvalorado los valores, pero con otros motivos,
ahora lo decisivo es vivir sin resentimiento.
Lo real está aquí y ahora, no en un más allá imaginario.

El superhombre será ese que supere la moral al ser capaz de vivir sin Dios y no se hunde en el
nihilismo. Quiere poder decidir y actuar sin rezarle a un Dios. No se siente culpable por ser
egoísta, ya no carga con culpas de conciencia

Lo que hace del hombre un superador de sí mismo es un nuevo modo de ver la ida: una
reinterpretación de la existencia de manera que ahora sea vista como un eterno retorno.
Tenemos que vivir como si cada instante fuera a repetirse eternamente. Lo que hagamos ahora,
como sabemos que se repetirá una y otra vez, lo haremos de acuerdo con lo que queremos, no
con lo que no queremos.

En Así hablo Zaratustra, Nietzsche explica simbólicamente que el espíritu se transforma tres
veces: camello, león, niño

Heráclito había dicho que es mundo está en manos de un niño que juega. Nietzsche lo interpreta
como que el mundo no está en manos de un ser omnisciente, sino de un niño caprichoso.

Zaratustra fue un líder religioso. Nietzsche se basa en una figura histórica para crear un
personaje impactante, que recuerda a los profetas bíblicos. Cuando habla dice algo importante,
pero Zaratustra no trae una esperanza transcendente, sino inmanente, promete el sentido de la
Tierra.
El hombre es una cuerda tensa entre el animal y el superhombre.

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