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4.

EL HOMBRE CONTEMPORÁNEO
A partir del siglo XIX el concepto de hombre se va enriqueciendo. Se siguen defendiendo y
desarrollando las ideas de siglos anteriores, pero al mismo tiempo va a ir apareciendo una
línea de pensamiento que busca romper con esta tradición que encuentra lo esencialmente
humano en la racionalidad. Por otra parte, el proceso de secularización iniciado en la Edad
Moderna tiene aquí su expresión en forma de ateísmo. Surge además una visión crítica de
la religión, que es considerada como un mecanismo de evasión del hombre.
Surge una visión en la que se defiende que el hombre está sometido a condicionamientos,
a circunstancias que limitan su libertad, de manera que la autonomía defendida por los
Ilustrados como una de las nota esenciales del hombre queda cuestionada. Es lo que se
llama Determinismo.
Frente a la visión optimista del siglo XVIII, el Irracionalismo presenta una visión opuesta,
donde la inseguridad, las fuerzas ocultas en el hombre y en la Naturaleza van a determinar
la vida: se produce una rebelión contra la visión del hombre como un ser racional. El
movimiento romántico y filósofos como Nietzsche van a intentar devolver al hombre una
visión en la que lo no racional es, si cabe, más humano que lo racional. El sentimiento, la
pasión, el amor a la vida..., van a ser un nuevo elemento en nuestra tradición.

4.1. El hombre como ser práctico, social e histórico. Karl Marx


Karl Marx (1812-1843), filósofo alemán, acusó al pensamiento occidental de haber
elaborado un concepto de hombre abstracto, que solo existe en la mente. Él quiere dar una
descripción de naturaleza humana basada en el hombre real. No es el conocimiento, sino la
actividad, el trabajo, lo que constituyen la nota distintiva de los seres humanos. Más tarde
afirmará que el hombre es un ser práctico, social e histórico.
Hombre: reflexión y acción. El trabajo.
Marx consideraba que la caracterización del hombre como ser racional y libre es una visión
sesgada porque olvida un elemento fundamental de la naturaleza humana: su carácter
activo y transformador. El hombre es naturaleza y pensamiento. Estos dos elementos se
conjugan en su acción transformadora de la realidad, en el trabajo, que pasa así a ser
considerado como la actividad humana por excelencia.
Así, el hombre no es ya sólo un ser racional sino un ser cuya esencia consiste en ser capaz
de crear, de producir un mundo nuevo.
Ser productor, social e histórico
Marx considera que el hombre es, ante todo, un ser que produce en sociedad. No puede
dejarse a un lado el carácter social porque el individuo aislado no existe. La esencia del
hombre viene dada por su carácter productor. Aparece así el tercer rasgo, el carácter
histórico del hombre. No existe una esencia permanente e inalterable del hombre, sino que
este se va definiendo a sí mismo a lo largo de la historia.
Conciencia: alienación religiosa e ideología
Marx defiende que, en cada momento de la historia, cada sociedad ha considerado como
verdadero aquello que interesaba que fuera visto como tal a una parte de la sociedad que
oprimía a la otra. La ideología tiene un sentido negativo, se trata de falsa conciencia. La falsa
conciencia se produce cuando la clase dominante presenta su ideología como universal.
Ideología es pues sinónimo de engaño, falsedad y sólo desaparecerá cuando desaparezca la
sociedad de clases.
Religión e Ideología colaboran defendiendo como verdades una visión interesada de la
realidad, dando razones que presentan como inevitable lo que no lo es. La sociedad de
clases no es más que un hecho histórico producto del propio hombre puesto que es él quien
crea las relaciones sociales.
Filosofía entendida como Praxis
Marx propone un nuevo concepto de filosofía, de saber, la filosofía entendida como
“praxis”: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que
se trata es de transformarlo”.
La filosofía moderna había visto en el conocimiento una vía para la liberación del hombre,
para su autonomía. Marx considera que esto no es cierto si la comprensión de la realidad
no va acompañada de un plan de acción para transformar esa realidad.

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