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Derecho Mercantil I

2º Grado en Derecho

Facultad de Derecho
Universidad de Murcia

Reservados todos los derechos.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 DERECHO MERCANTIL I

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TEMA 5. REPRESENTACIÓN DEL EMPRESARIO: LOS COLABORADORES DEPENDIENTES
DEL EMPRESARIO

1. COLABORADORES DEL EMPRESARIO

REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA Y REPRESENTACIÓN LEGAL

Como bien es sabido, atendiendo a la fuente de la representación, se distingue entre representación
voluntaria y representación legal.

En la representación voluntaria es el propio interesado (empresario) quien designa libremente a otra

persona para que actúe por él. Al acto por el que un sujeto designa a otro para que actúe como

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representante suyo se denomina apoderamiento. Estos apoderados pueden pertenecer al personal de la
empresa o no.

Con la denominación de personal de la empresa se hace referencia a aquellas personas que prestan sus
servicios retribuidos, de modo permanente y estable, en el propio establecimiento o fuera de él, en virtud
de un contrato de trabajo, integrándose en la organización creada por el empresario, en relación de
dependencia, directa o indirecta del propio empresario. Pero esta categoría de personas no es
homogénea:

➢ De un lado encontramos aquellas personas que prestan servicios sin entrar en relación
contractual con terceros. Estos carecen de poder de representación salvo que el empresario se
los haya otorgado.

➢ De otro, encontramos aquellos que participan en la actividad exterior de la empresa, entrando

en relaciones contractuales con terceros por cuenta del empresario. Estos están dotados
necesariamente de facultades representativas que les permiten realizar en nombre y por cuenta
del empresario actos jurídicos integrantes del giro o tráfico del establecimiento.

La especial del Derecho mercantil (frente al civil) radica en la especialidad legislativa en la representación
voluntaria: las personas que, por razón del puesto asignado en el establecimiento se relacionan con
terceros, gozan, sin necesidad de un otorgamiento expreso, de los poderes necesarios para el ejercicio de
la función a ellos encomendad.

En atención a la apariencia que genera la actuación de estas personas en el tráfico, la Ley establece la
presunción de que cada colaborador subordinado tiene el poder necesario para el ejercicio frente a
terceros de las funciones que le hubieran sido atribuidas.

En el ejercicio de facultades de organización y dirección, el empresario (o el órgano de administración en

las sociedades mercantiles) decide las funciones a desarrollar por cada uno de los miembros del personal,
sin más limitaciones que las derivadas del objeto del contrato de trabajo que hubiera concluido con él y
de las restricciones funcionales y geográficas establecidas en la legislación laboral

En el Derecho mercantil español esta especialidad del apoderamiento de los trabajadores que están en
relación con terceros no se formula con carácter general, sino para cada uno de los tipos a que se refiere
el Código de Comercio. Esta tipificación se realiza atendiendo al mayor o menor poder de representación
que corresponde a cada uno de ellos. Si distingue así entre el apoderado general o factor y dos apoderados
especiales o singulares: los DEPENDIENTES Y MANCEBOS

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 En la representación legal, la fuente no es la voluntad del representante, sino la ley, que impone con
carácter necesario esa representación para suplir la falta o la limitación de la capacidad de obrar de un
sujeto.

Mientras que la primera presupone la plena capacidad de obrar del representante, en la representación
legal es la falta de esa capacidad de obrar (o la limitación de la misma) lo que genera la reacción del
Ordenamiento jurídico para posibilitar la realización de aquellos actos que el menor o incapacitado no
puede realizar eficazmente.

En materia de representación legal no existe especialidad alguna en el Derecho mercantil. La

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representación voluntaria está sometida a principios de Derecho privado, si bien existen algunas
especialidades legislativas fundadas en la necesaria tutela de la seguridad del tráfico.

Junto a estas dos representaciones, encontramos también la representación orgánica de las personas
jurídicas. Las sociedades mercantiles, como personas jurídicas que son, necesitan valerse de órganos, es
decir, contar con una estructura más o menos compleja y estricta según las formas sociales, con distintas
esferas de competencia. Entre esos órganos figura el órgano de administración de la sociedad, al que le
corresponde la representación de la sociedad (o a alguno de sus miembros).

Salvo en el caso de del administrador único y de los administradores solidarios, la condición de

administrador no comporta necesariamente la facultad de representar a la sociedad: pueden existir
administradores con poder de representación y administradores que carezcan de él. En caso de que la

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administración de la sociedad se haya organizado en forma de consejo, le corresponde a él, que debe
actuar colegiadamente (salvo atribución estatutaria o delegación en uno o varios de sus miembros), la
representación de la misma. Los consejeros, en cuanto que tales, carecen de poder de representación,
con independencia del cargo que ostenten en el seno del órgano

REPRESENTACIÓN VOLUNTARI A VERSUS REPRESENTACIÓN ORGÁNICA.

Mandato y representación. En el momento de la codificación, la relación interna que unía al empresario
con los miembros del personal de la empresa en relación con terceros se concebía como una subespecie
del mandato. El Código califica expresamente a estas personas de mandatarios (art. 281), pero esta
calificación legal descansa en la tradicional confusión del codificador español civil y mercantil, entre
mandato y representación, por lo que no puede ser admitida.

El trabajador que está en relación con terceros es representante, pero no es mandatario, pues el mandato
o la comisión no podrían explicar ni las notas de permanencia y subordinación peculiares de estos
miembros del personal, ni el carácter esencialmente retribuido de su función. En realidad, en el plano
interno, la relación entre empresario y los miembros del personal se encuadra en un contrato de trabajo.
Ahora bien, mientras que los dependientes y los mancebos se encuentran ligados al empresario por una
relación laboral ordinaria, los factores pueden estar vinculados por:

➢ Una relación laboral ordinaria. A esta se aplican las normas generales sobre el contrato de
trabajo
➢ Una relación laboral especial cuando son integrantes del personal de alta dirección. Las normas
que rigen esta relación laboral son las del RD 1382/1985 por el que se regula la relación laboral
de carácter especial del personal de Alta Dirección.

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 COLABORADORES DEL EMPRESARIO
Los empresarios mercantiles a solicitan la colaboración de un gran número de personas que, directa o
indirectamente, les auxilian en la explotación de su empresa y en la prestación de su actividad de
mediación o de producción.

En primer lugar, nos encontramos con los colaboradores dependientes del empresario. Estos se pueden
definir como aquellos que, de modo permanente, desde dentro de la empresa, en régimen de
dependencia y subordinación realizan o ayudan a realizar la actividad económica de la empresa, la
posterior relación del empresario con el mercado o, incluso, ambas actividades. Estos auxiliares pueden

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ser de distintos tipos:

a) Gerente o factor mercantil (apoderado general).

b) Los apoderados singulares.
➢ Dependientes de comercio (mancebos). Desarrollan tareas internas de la empresa.
➢ Representantes de comercio. Desarrollan tareas externas de la empresa
o Agentes comerciales.
o Viajantes y representantes de comercio.

En segundo lugar, encontramos los colaboradores independientes del empresario, que se pueden definir
como aquellos sujetos que, sin pertenecer a una empresa mercantil y, por ende, desde fuera de ella, sin
subordinación ni dependencia jerárquica del empresario, colabora con él para fomentar su actividad

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externa de relación con la clientela. Son, pues, verdaderos empresarios mercantiles cuya actividad
consiste, precisamente, en poner su organización y sus servicios a disposición del empresario
representado. Ambos empresarios no están ligados por un contrato de trabajo, sino por un contrato de
agencia, de comisión o de corretaje, es decir, entre ellos exista una relación mercantil contractual.

2. ESPECIALIDADES EN EL RÉGIMEN DE LA REPRESENTACIÓN DEL EMPRES ARIO

ESPECIALIDADES EN EL RÉGIMEN DE LA REPRESENTACIÓN DEL EMPRESARIO (ART. 281 A

302 C. DE COM)
Una de las especialidades más características del poder de representación es el carácter no formal del
mismo. Esto es, el poder de representación puede atribuirse de manera formal, mediante la inscripción
en el RM en escritura pública, pero, en caso se ausencia de tal inscripción, se confía en el valor jurídico de
la apariencia de poder imputable al empresario.

Aquí encontraos una de las diferencias fundamentales con el apoderamiento en el régimen civil, el cual
habrá de constar en escritura pública siempre.

En cuanto a este, al régimen civil, hemos de reseñar que el mismo es de aplicación supletoria respecto
del mercantil, pero dada la especialidad y la importancia de la representación, se rige por el régimen
mercantil.

- En CUANTO AL ÁMBITO DEL PODER DE REPRESENTACIÓN, este se extiende a aquellos actos del
giro o tráfico normal de la empresa (ámbito objetivo) y onerosos, por lo que se excluye cualquier
acto de liberalidad. Además, ha de tratarse de un ejercicio notorio del poder de representación,
tolerado o propiciado por el empresario.

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 - EJERCICIO NOTORIO DEL PODER DE REPRESENTACIÓN (LA PRESUNCIÓN EN ATENCIÓN AL

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CARGO OSTENTADO EN LA EMPRESA) TOLERADO O PROPICIADO POR EL EMPRESARIO. LA
“PUBLICIDAD NOTICIA” COMO VEHÍCULO DE PUBLICIDAD MATERIAL. Aquí juega un importante
papel la publicidad noticia como vehículo de publicidad material: para el caso de que un
apoderado esté realizando actividades más allá de sus límites, estos se presumirán válidos frente
a terceros, ya que no pueden conocer de las limitaciones de dicho poder por no estar inscrito en
el RM.

Por lo tanto, el único modo que tiene la empresa de desvincularse de los mismos y oponerse a ellos es
mediante la publicación o comunicación por distintos medios (por correo, mensaje, publicación en la
página web) de la ausencia de poder del sujeto para la realización de dichos actos.

- BUENA FE. Igualmente, se protegerá únicamente a aquellos terceros de buena fe que hayan
confiado en la apariencia de representación generada.

CONTENIDO TÍPICO DEL PODER: EXTENSIÓN Y LÍMITES. Este poder se extiende, como ya se ha dicho, al

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giro o tráfico normal de la empresa. No obstante, esta fórmula legal no debe interpretarse en abstracto,
es decir, incluyendo todas las operaciones propias de una clase o tipo de establecimiento, sino en
concreto, atendiendo a las especificas operaciones que de hecho se vengan realizando en un
establecimiento determinado. El miso poder estará limitado tanto territorial como temporalmente. En
cuanto a las limitaciones territoriales, solo podrá ejercer su poder dentro del ámbito territorial en el que
la empresa desarrolla su actividad. Además, existen también limitaciones temporales.

DURACIÓN DEL PODER (art. 290 CCom). Los poderes conferidos a un factor se estimarán subsistentes
mientras no le fueren expresamente revocados, no obstante, la muerte de su principal o de la persona de
quien en debida forma los hubiere recibido.

El CC determina que, fallecido el poderdante, desaparece el poder, aplicándose inmediatamente el

régimen de sucesiones. Sin embargo, no ocurre así en Derecho Mercantil, pues ello supondría la
imposibilidad de continuar la actividad mercantil.

LOS COLABORADORES DEPENDIENTES DEL EMPRESARIO CON PODER DE REPRESENTACIÓN:

EL FACTOR O APODERADO GENERAL
1. APODERADO GENERAL O FACTOR. Por factor entendemos al apoderado general al frente de un
establecimiento para realizar en nombre y por cuenta del empresario el giro o tráfico propio de
aquel, administrando, dirigiendo y contratando sobre las cosas concernientes a dicho
establecimiento (arts. 281 y 283 C.co.). Precisamente porque este apoderado general tiene
facultades para concluir los contratos relativos al giro y trágico de un establecimiento, la Ley
exige que el mismo tenga capacidad para obligarse y poder de la persona por cuya cuenta ha de
hacer el tráfico. Además, ese poder sea general, pues de lo contrario no tendrá el carácter de
factor. Requiere, por lo tanto, capacidad y legitimación (art. 282 CCom)

2. ÁMBITO DEL PODER: GIRO O TRÁFICO NORMAL U ORDINARIO DE LA “EMPRESA”. De otro lado,
hemos de tener en cuenta que el poder de representación puede ser objeto de limitaciones
(art, 283 CCom). No obstante, para que estas limitaciones sean oponibles es preciso que las
mismas estén inscritas en el Registro Mercantil. Como las eventuales limitaciones no son objeto
de específica publicación en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, la oponibilidad opera desde
la publicación del apoderamiento mismo. Por el contrario, en caso de poder no inscrito, esas
limitaciones no pueden oponerse al tercero de buena fe.

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 Partiendo de la distinción entre el factor con poder expreso y el factor notorio, así como la actuación del
primero solo obliga al principal en los términos del poder, la del segundo le obliga en todos los asuntos
pertenecientes al tráfico del establecimiento, pues el poder tácitamente conferido, al no expresar límite
alguno, debe reputarse comprensivo de las facultades decisorias para llevar a cabo todos esos asuntos.

La razón de ello radica en que, cuando se trata de un factor con apoderamiento inscrito en el Registro,
los terceros pueden conocer las limitaciones del mismo y la Ley presume que las conocen, mientras que,
en caso del factor notorio, los terceros no pueden conocer si existen o no limitaciones. Para proteger a
los terceros es por lo que no se admiten eventuales excepciones del principal fundadas en supuestos

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abusos o transgresiones de facultades que no hayan tenido publicidad registral.

3. Contemplatio domini expresa (arts. 284 y 285 C.co) o presunta (286 C.co –” factor notorio”‐).
En los asuntos relativos al giro y tráfico del establecimiento, la Ley impone al factor el deber de
actuar no sólo por cuenta o en interés del empresario, sino también a nombre de este. Tanto
para el apoderado general como para el tercero con el que negocia, debe de estar fuera de duda
la existencia de la representación.

Por eso, se exige que así lo manifieste el factor al negociar y que así lo haga constar expresamente al
contratar (Contemplatio domini expresa): en todos los documentos que los factores suscriban en tal
concepto expresarán que lo hacen con poder o en nombre de la persona o sociedad que representan (art
284 CCom).

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4. Actuando en esta forma (alieno nomine) la actuación del factor representante tiene eficacia
directa para el empresario representado. Como establece el Código, contratando los factores a
nombre de sus principales “recaerán sobre los comitentes todas las obligaciones que
contrajeren” (art 285.1. CCom). Significa ello que el empresario queda obligado frente al tercero
con el que en su nombre hubiera contratado el factor. Los efectos del contrato concluido por el
factor en nombre del empresario se producen de modo inmediato en el patrimonio o en la esfera
jurídica de este, como si hubiera sido realizado por el propio empresario. Por eso, la acción
principal para exigir el cumplimiento “se hará efectiva en los bienes del principal” y no en los del
factor (art 285. 2. CCom).

Ahora bien, el Do mercantil conoce una excepción a la regla general según la cual el tercero con el que ha
contratado el factor en nombre del empresario no tiene acción contra este representante con poder. El
CCom concede la acción al tercero cuando los bienes del factor estén confundidos con los bienes del
empresario (art 285.2 CCom). En todos los casos de confusión de patrimonios entre los del empresario y
los del factor, aunque la confusión no sea total, el tercero también tiene acción contra el factor para exigir
el cumplimiento de la obligación por este contraída en nombre del empresario.

5. Actuación del factor en nombre propio y representación indirecta (art. 287 C.co). Si el factor
contrata en nombre propio (proprio nomine), y no en nombre de su principal, se obligará
directamente con la persona con la que hubiera celebrado el contrato (art. 287 CCom). Las
consecuencias de la actuación del factor se producen inmediatamente sobre el patrimonio del
representante. Al empresario, por su parte, asisten las correspondientes acciones para exigir al
representante que realice todos los actos jurídicos necesarios a fin de que los efectos de esa
actuación representativa repercutan definitivamente en el patrimonio del representado, de ahí
que la forma de producción de efectos de la actuación del factor respecto del empresario se
denomine indirecta o mediata.

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 La regla de la eficacia indirecta de la actuación del factor en nombre propio cuenta con dos excepciones.
La primera es la relativa al factor notorio.

Los contratos concluidos por un factor notorito, de conformidad con lo dispuesto en el art. 286 CCom,
“se entenderán hechos por cuenta del propietario de dicha empresa o sociedad, aun cuando el factor no
lo haya expresado al tiempo de celebrarlos, pero siempre que estos contratos recaigan sobre objetos
comprendidos en el giro o tráfico del establecimiento o si, aun siendo de otra naturaleza, resultare que el
factor obró con orden de su comitente o que este aprobó su gestión en términos expresos o por hechos
positivos” (art. 286 CCom).

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La notoriedad de la condición de factor en persona cuyo nombramiento no consta inscrito permite
reconocer eficacia directa a la actuación de este apoderado (Contemplatio domini presunta o ex facta
concludentia), haciendo innecesario que el factor haya expresado al contratar que actuaba en nombre
del principal. Siendo notoria en quien contrata la condición de apoderado general de un empresario y
recayendo el contrato sobre asuntos comprendidos en el giro y tráfico de la empresa, se producen los
mismos efectos que si el factor hubiera actuado en nombre de ese empresario. Para poder dirigirse
contra el empresario, al tercero le será suficiente con acreditar, que, a pesar de no aparecer inscrito en
el RM como factor de un empresario, se le reconoce públicamente esta condición, y acreditar igualmente
la actuación del factor dentro del ámbito del poder de representación o, si el factor hubiese actuado fuera
de ese ámbito, bien la existencia de órdenes o instrucciones del empresario, bien la ratificación expresa
o tácita de la actuación realizada.

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Por virtud de la segunda excepción, el tercero contratante tiene la posibilidad de elegir entre dirigir su
acción contra el factor o contra el empresario representado si prueba que el contrato se ha hecho por
cuenta del principal, es decir, si prueba la existencia de la representación, aunque al contratar la hubiera
silenciado el factor (art. 287 CCom).

Mientras que en el caso anterior se exigía la prueba de la notoriedad de la condición de factor, en este
segundo supuesto, dado que el factor no es notorio, la prueba gira en torno a si ha actuado o no por
cuenta ajena. De aportar esa prueba, a pesar de haber actuado el factor en nombre propio, los efectos
jurídicos de la actuación de este apoderado general serán directos o indirectos según convenga al tercero.

Pluralidad de factores. Nada impide que el empresario designe a varios factores cuya actuación sea
autónoma e independientes respecto de los otros y dependan del propio empresario. No obstante,
también cabe la posibilidad que un factor delegue sus funciones en un tercero, pero únicamente con la
autorización del representado (art 296, que se aplica a todos los auxiliares)

6. Prohibición de competencia (art. 288 C.co). Prohibición de competencia. El factor o gerente

soporta una especial prohibición de competencia en beneficio de su principal: a menos que
expresamente lo hayan pactado en contrario, el gerente no podrá realizar para sí ni para otras
actividades económicas del mismo género que las que deba realizar por cuenta e interés de aquel
y si, a pesar de la prohibición, las realizase, los beneficios que obtenga serán para el empresario
principal y las pérdidas serán soportadas por él (art. 190 CCom).

7. Responsabilidad frente a terceros por los actos del factor (art. 289 C. de c. y 1903 C.c.). Lo son
(responsables) igualmente los dueños o directores de un establecimiento o empresa respecto de
los perjuicios causados por sus dependientes en el servicio de los ramos en que los tuvieran
empleados, o con ocasión de sus funciones.

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 Art. 289 CCom. Las multas en que pueda incurrir el factor por contravenciones a las Leyes fiscales o

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Reglamentos de administración pública en las gestiones de su factoría se harán efectivas desde luego en
los bienes que administre, sin perjuicio del derecho del principal contra el factor por su culpabilidad en
los hechos que dieren lugar a la multa.

8. Extinción de la relación (arts. 290 y 291 C.co). Hemos de tener en cuenta que los poderes pueden
ser revocados en cualquier momento. El apoderamiento subsistirá hasta que no se produzca su
revocación por voluntad del principal, y sólo surtirá efectos internos cuando se le comunique
fehacientemente al factor, y externos cuando se inscriba la revocación en el Registro Mercantil
(art. 291).

3.LOS COLABORADORES DEPENDIENTES DEL EMPRESARIO CON PODER DE

REPRESENTACIÓN: APODERADOS SINGULARES

DEPENDIENTES (O APODERADOS SINGULARES) (ART. 292 CCOM)

Reservados todos los derechos.

El dependiente es una figura nueva introducida por el actual Código, pues su antecesor solo recogía a los
factores y a los mancebos. Ese se concibe como aquel colaborador del empresario que desempeña, de
forma constante, alguna o algunas de las gestiones propias del tráfico o giro de la empresa (art. 292
CCom). De este modo, a diferencia de los factores, los dependientes ven restringidas necesariamente sus
facultades a determinados actos.

Estos también tienen atribuidas la representación de su principal pues, de acuerdo con el art. 292 CCom,
este queda obligado por las gestiones que aquellos realicen dentro de su ámbito de actuación. Cabe la
posibilidad de que su apoderamiento sea verbal o por pacto escrito, si bien es requisito dar conocimiento
del mismo por medio de avisos púbicos o comunicaciones y circulares. Además, será preceptiva su
consignación en el reglamento interno de la compañía.

El art. 292 CCom exige que los mismos actúen por cuenta y en nombre de su principal. Si actuaran
contraviniendo esta obligación, sus actos no obligan al empresario y, además, este incumplimiento es
causa de despido.

MANCEBOS (O DEPENDIENTES DE COMERCIO) (ART. 293 Y 294 CCOM).

Tendrán esta consideración aquellos auxiliares del empresario que estén autorizados para realizar una
concreta operación mercantil o alguna parte del giro y tráfico de la empresa.

La función peculiar o típica del mancebo consiste en realizar operaciones de veta en tiendas o almacenes
abiertos al público, y para tal supuesto declara el Código que se reputarán autorizados para cobrar el
importa de las ventas que hiciere, y sus recibos serán válidos expidiéndolos a nombre de sus principales,
siempre que las ventas sean al contado y el pago se verifique dentro del establecimiento (art 294). Pero
no son las únicas operaciones que puede realizar el mancebo, pues el propio Código regula expresamente
el caso del mancebo encargado de recibir mercancías, declarando que la recepción hecha por él sin reparo
sobre su cantidad o calidad surtirá́ los mismos efectos que si la hubiera hecho el principal (Art. 295).

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