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DEFINICION
La representación es una situación en la que una persona, realiza una
actuación jurídica por cuenta y en nombre de otra, de tal forma que los efectos
jurídicos de la operación realizada, recaen directamente en el representado, de
igual manera que si éste hubiera actuado personalmente. Comprende toda
clase de actos jurídicos y es aplicable a todas las disciplinas jurídicas. No se
establecen reglas generales sobre qué actos admiten la representación, pero del
articulado del Código Civil se extrae que en los actos patrimoniales entre
vivos generalmente es admitida, y prohibida en los negocios patrimoniales
mortis causa y los pertenecientes al derecho personal y familiar.
La representación puede ser legal o voluntaria. La primera se produce por
imposición legal. En el caso de las personas físicas, tiene lugar cuándo éstas
no tienen capacidad de obrar, o bien la tienen limitada. Las personas jurídicas,
sujetos de derechos y obligaciones, tienen capacidad de obrar pero deben
hacerlo necesariamente a través de personas físicas (véase personalidad).
En la representación voluntaria, es el interesado quien decide autorizar a otra
persona para que actúe en su nombre. Es preciso que la persona que quiere ser
representada autorice al representante para que actúe en su nombre. La
autorización se denomina "poder de representación" o "apoderamiento", y es
el acto en virtud del cual una persona otorga a otra el poder para actuar en su
nombre. Como regla general no tiene que constar de una forma especial,
pudiendo incluso ser verbal, aunque en ciertos supuestos se exige que conste
en escritura pública o por escrito. El representado puede delimitar en el
apoderamiento las facultades atribuidas y las no atribuidas al representante; si
éste realiza alguna actuación para la que no está autorizado no vincula al
representado (salvo ratificación posterior).
En la representación directa el representante actúa por cuenta del
representado. Aquél manifiesta al tercero que actúa en nombre del
representado y las consecuencias y efectos jurídicos de esta actuación recaerán
sobre éste, que asumirá los derechos y obligaciones derivados del negocio. La
actuación en nombre propio -representación indirecta- supone que el
representante actúa ocultando a los terceros que lo hace por representación.
Actúa por cuenta del representado, lo que hace lo hace para dicho
representado, pero en nombre propio como si el negocio fuera suyo. Aquí
queda obligado frente al tercero el representante. No se producen los efectos
propios de la representación.
La representación no es una categoría exclusivamente jurídica. Además, aun
limitando el objeto de nuestro estudio al campo del Derecho, resulta
ciertamente difícil dar un concepto unitario y técnicamente preciso de
la representación, debido a la variedad de perfiles que esta institución puede
presentar.