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El valor de la educación universitaria.

Y si de entrada les planteo que la educación superior pública en Honduras es tan cara como la educación
privada. Probablemente me dirían que eso es imposible y que la educación superior además de pública es
gratuita. Y yo probablemente, desde mi terquedad, respondería que la educación es pública, pero no gratuita
y que lo que cambia en comparación con la educación superior privada es quien paga las cuentas.
Es decir, en la educación pública el costo de la educación de cada estudiante lo pagamos mediante
impuestos, los y las hondureños que tenemos un ingreso mayor a L.181,274.56 lempiras anuales o un salario
o ganancias superiores a 18,439.55 lempiras mensuales1 que por lo general lo perciben (honradamente)
personas que se dedican al comercio o emprendedurismo y profesionales con nivel universitario, más los
impuestos sobre ventas, tasa de seguridad, impuesto de guerra, entre otros. El costo de la educación
privada lo paga directamente cada padre o madre de familia o entre ambos (si no se es de los ricos viejos o
de los nuevos).
Según un cálculo bastante burdo que he realizado y el cual mis amigos economistas son bienvenidos a
ajustar y rectificar, estudiar una carrera en la universidad pública, pongamos administración de empresas,
cuesta alrededor de L.365,283.99 (ver tabla 1 abajo). En tanto, estudiar la misma carrera en la universidad
privada más cara del país cuesta alrededor de L.373,568.162
Tabla 1. Costo Educación Pública Superior: Presupuesto aprobado de la UNAH/Número de Estudiantes
Presupuesto Total Total Total Promedio Costo por Costo por
aprobado Matricula Matricula Matricula Estudiantes estudiante estudiante
I PAC II PAC III PAC por año x año x carrera 5
años

2018 4,990,761,751.61 95,960 82,218 81,055 86,411 57756.09 288780.46


2019 4,607,230,000.00 93,718 75,235 63,092 77,348 59564.70 297823.48
2020 3,855,928,522.96 91,040 72,896 68,633 77,523 49739.16 248695.78
2021 4,779,850,352.94 78,001 74,210 77,051 76,421 62546.57 312732.84
2022 5,174,296,379.00 81,001 66,414 65,062 70,826 73056.80 365283.99
Fuente: Elaboración propia con datos del Portal de Transparencia UNAH3

Obviamente, mi punto al escribir estas líneas no es hablar sobre el costo de la educación superior, sino
sobre el valor de esta. Espero a través de este breve (y burdo) análisis aportar a la discusión del valor de la
educación superior y comprender el significado social que viene aunado a la educación superior pública. Un
significado social dado por el hecho de que es la misma sociedad la que prepara a sus ciudadanos para que
desde el nivel educativo más alto puedan aportar al desarrollo del país. No se trata de una comparación, de
hecho, innecesaria, sobre cual es mejor si la pública o la privada puesto que ambas tienen fines diferentes:

1
Artículo 22, Ley de Impuesto Sobre la Renta
2
Pagando L.7,782.67 mensual durante 48 meses y cursando 4 clases por periodo académico o sea 16 clases al año
en los 4 periodos en la privada, en la pública solo hay 3 periodos…(¡Hummm!)
3
Disponible en: https://transparencia.unah.edu.hn/finanzas/presupuestos
una busca el desarrollo de la sociedad4, la otra busca el lucro y el avance individual5. (En otro momento
hablaremos de la “necesidad” de la educación privada y de la incapacidad de los gobiernos para proveer
educación superior a la población).
Volvamos al valor social de la educación superior y pensemos por un momento que, en Honduras, este nivel
educativo todavía permite a algunos cuantos graduados escalar socialmente, es decir, pasar de pobre a
menos pobre. Al ser menos pobre y generar ingresos superiores a los L.18,500.00 al mes, entonces se entra
al grupo de pagadores de impuesto que aportan, al menos en parte, para educar de manera pública -pero
no gratuita- a la población que no puede, no tiene o no quiere pagar la U privada. Visto de esta forma, al
pagar los impuestos estamos “devolviendo” lo que nuestro pueblo nos prestó cuando estudiamos en la U
pública. Lástima que solo un 6% de nuestros impuestos van para la educación superior pública (otro burdo
análisis de mi parte), el resto se divide en salud, educación básica, pago de salarios de los diputados y la
mayor parte del pastel se la lleva la (in)seguridad. Solo me queda imaginar que pasaría si la tasa de
seguridad fuera en su lugar una tasa de educación (pero esos son otros 20 pesos). Entonces, estudiar en la
universidad pública brinda la posibilidad de un trabajo “bien” remunerado que permite pagar impuestos que
a su vez permiten “financiar” a otros estudiantes, que se volverán profesionales que pagarán impuestos y
así sucesivamente hasta llegar al desarrollo. Bueno, al menos en teoría así debería funcionar la cosa, pero
en el país de las maravillas, preferimos “evadir” impuestos porque al final sabemos que se los van a robar y
que ese efectivo no va a llegar a donde debe (la U pública, la salud, la educación básica, la justicia, la
seguridad, etc.) sino que será usado para comprar pastillas de harina, hospitales móviles, ambulancias
para el seguro social, zapatos de Rosita, y demás robos descarados de nuestros impuestos. ¿Y si los
impuestos financian la corrupción pues para qué pagarlos? ¿Para qué seguir alimentando al monstruo? Allí
habrá que hablar de la veeduría social y de cómo monitorear, fiscalizar y asegurar la transparencia en el uso
de los fondos. Pero eso, desafortunadamente va más allá del alcance de estas letras que como dije antes,
no buscan comparar dos sistemas cuyos fines son, se podría decir, antagónicos. No voy a hablar aquí de
cuál de estos sistemas es de mejor calidad pues no son comparables, baste decir que los docentes de la U
pública son los mismos de la U privada, solo que en la privada son peor pagados y más explotados y que
quien los formó fue el pueblo a través de sus impuestos, pero la U privada solo vino a “desmanear” o a hacer
uso más efectivo de los recursos humanos (o capital humano) en cuya formación no invirtieron un peso. Si
eso es entenderle al trámite, pues ellos le entienden al trámite. Pero, como yo pretendo hablar del valor de
la educación superior y no de su costo, me urge plantear la idea de que quienes estudiamos en la U pública
y ahora trabajamos en ella, tenemos un doble compromiso, por un lado, pagar nuestra deuda social con el
pueblo que nos formó, y por otro lado, formar al pueblo para que contribuya a formar al pueblo.
Obviamente esta formación de la que hablo no la vamos a encontrar en la oferta de las U privadas porque
no son rentables (aunque como ya dije antes no las estoy comparando). ¿No me cree? Pregúntese y
respóndase ¿Por qué las U privadas no forman maestros, pedagogos, matemáticos, físicos, filósofos,
profesores de lenguas y de letras, profesores de arte y música, entre otras carreras “no rentables” para el
hipercapitalismo, el hiperindividualismo y el hiperconsumo que se promueve fuertemente desde estas U

4
La educación superior tiene como fines la investigación científica, humanística y tecnológica; la difusión general
de la cultura; el estudio de los problemas nacionales; la creación y transmisión de la ciencia y el fortalecimiento de
la identidad nacional, Ley de Educación Superior de Honduras
5
La idea de que un título universitario es antes un “bien privado” que beneficia al individuo que un “bien público”
para la sociedad. El lucro es para los dueños de la empresa educativa.
privadas como parte de su modus vivendi? Luego de haberse preguntado lo anterior, piense qué sería de
nuestra sociedad sin las humanidades y las artes. No sé cuál es su respuesta y no sé cómo usted valora la
educación superior pública. Pero yo, con este breve y burdo análisis del costo de la educación superior
espero que los estudiantes de la U pública comprendan la imperativa necesidad de que pongan de su parte
y de su plata (para pagar transporte, alimentación, cuarto, internet, materiales, etc. que no se incluyen en el
presupuesto la educación pública) y aprovechen el privilegio que la sociedad les brinda de estudiar en el
nivel superior. Aprovechar este privilegio significa aprobar sus clases en tiempo y forma recordando que
cada clase no aprobada o abandonada significa un mayor costo para el pueblo y para sus padres y madres
y por ende aprobar las clases debería ser una prioridad y no valerles… (tan poco, tan poco iba a decir).
Espero también que los profesores de la U pública comprendan y valoren el privilegio de devolver a nuestro
pueblo no solo impuestos sino profesionales con mente critica, con moral y con ética que puedan ser
bastiones en el desarrollo del país. Y que los que trabajan con dios y con el diablo (o sea en ambos sistemas)
se dediquen y trabajen en la pública y cumplan y sean bien “modositos6”, así como lo hacen en la privada.
Por enésima vez, no pretendo comparar dos sistemas educativos diametralmente opuestos, pero si usted,
como yo, estudió en la universidad pública, muy probablemente comprenda que el valor de nuestra
educación va más allá del costo monetario y alcanza y sobra para mantenernos luchando por la Honduras
que soñamos.

Edwin Roldan Medina Lopez


Soñador, maestro, loco, poeta, cabrón y de todo un poco…
13 de octubre de 2022

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En Colombia se les dice a los bien portados.

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