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Nuevo Modelo de Gestión basado en Datos.

Pasado. Previo al Covid-19, la distribución de la riqueza en el mundo ya venía


empeorando, desde el año 1970 la productividad ha crecido 246% y los salarios 114%,
esta disociación en parte se explica porque sólo el 51,4% de los ingresos mundiales se
generan a partir del empleo. El resto, el 48,6% de la riqueza producida va a los
propietarios del capital (Fuente OIT).

En parte explica porque los sectores medios están en extinción en el mundo, sus
dificultades para consumir bienes y servicios, para ahorrar, y porque es casi imposible
ser propietario de una vivienda.

Repensar el capitalismo. Se discute bastante si luego de la pandemia, debemos ir a un


sistema económico superador, con una mejor distribución de la riqueza, pero aún no
tenemos alternativas al capitalismo, por lo pronto el Tesoro de EE.UU. propuso un
impuesto mínimo global a las multinacionales de al menos el 21%, con el objetivo es
detener la competencia entre los países por ofrecer impuestos cada vez más bajos a
las grandes corporaciones.

En un momento de crisis económica, un sistema impositivo con menos beneficios para


las multinacionales permitiría que los gobiernos aumenten su recaudación fiscal.
Se evidencia fuerte tensión de intereses entre el Estado buscando recaudar más
impuestos, el sector privado; rentabilidad y los trabajadores salarios.

Rebelarnos al culto de la Ambición. Naomi Osaka , tenista número tres del mundo, se
retiró del Abierto de Francia, pocos días después de que la multaran con 15.000
dólares y amenazaran con expulsarla del torneo por optar por no participar en sus
conferencias de prensa obligatorias. La tenista explicó a través de Twitter que hablar
con los medios internacionales tiene un alto costo en su salud mental, agravando la
ansiedad inherente a los torneos de Grand Slim. "Pensé que era mejor ejercer el
autocuidado", escribió, y agregó que las reglas del torneo que exigen el acceso a la
prensa están "desactualizadas".

La elección de la estrella del tenis se hace eco de otro fenómeno más amplio. A lo largo
y ancho, en público y en privado, los trabajadores están eligiendo límites personales
por encima de las ambiciones profesionales. El problema no es la pereza. El problema
es el trabajo.

La pandemia género en muchos una profunda reflexión, sobre lo que es importante o


deja de serlo. Cambios en el estilo de vida, una profunda preferencia por el “Tiempo”.
Tiempo para estudiar, Tiempo viajar, Tiempo para disfrutar, Tiempo para nuevas
experiencias, Tiempo para estar con los afectos, y este tiempo entra en coalición con el
tiempo asignado al trabajo. El trabajo para las generaciones más jóvenes, no tiene la
misma connotación que para la de sus padres, trabajar es solo una parte de su vida, no
el todo y lo quieren hacer: cuando lo desean, desde cualquier lugar, y en lo que les
resulte desafiante.

Consumo. La pandemia llevo a la ciudadanía al encierro, esta situación nos dejó en


una crisis muy particular, de oferta y demanda, en la cual el consumo representa dos
terceras partes del PBI Mundial.
Otros factores agravaron aún más la caída, como los cambios de preferencia de las
personas, selectivamente en: alimentos / limpieza/ servicios básicos / plataforma de
entretenimiento. Además, en aquellos países en que los individuos no sufrieron bajas
en sus ingresos (28 % en nuestro país): Ahorraron o postergaron consumos.
Aquellos países que pudieron aplicar mayores incentivos a sus economías pudieron
amortiguar esta abrupta caída.

4ta Revolución Industrial. Muchas empresas comprendieron rápidamente este nuevo


escenario, “se reinventaban o desaparecían”, y aceleraron la transformación digital,
que provocara inevitablemente desplazamiento de personas con menor cualificación
por la automatización y los avances en inteligencia artificial. Por ahora el sector
privado es “dueño” de la palabra Innovación”, aunque casos como el de Estonia con
98% de sus transacciones con el ciudadano son digitales, marca el camino hacia dónde
van los Estados, tal es así que la Unión Europea acelero el proceso de digitalización y
para el año 2025, 70% estará digitalizada.
Curioso es el caso de España, quien lidera este proceso una Secretaria de Estado,
especializada en IA, y han creado un Ministerio de Datos, y el motivo no es menor, un
estado más digital impacta haciendo crecer el PBI en 2%.

Recuperación, salario y empleo. Un informe de la OCDE de mayo 2021, la organización


de países desarrollados, nos cuenta en qué momento los países según sus pronósticos
van a volver a la vida económica normal, pre-pandemia. China ya se recuperaron el
año pasado. Corea, Rusia, Estados Unidos y Japón se están recuperando ahora. Para fin
de 2021 lo harán Alemania, India, Indonesia. Hacia el fin de 2022; Australia, Canadá,
Italia, Reino Unido y Brasil. Y la Argentina casi llegando a finales de 2026, esta demora
también arrastrara la posibilidad de recuperación del salario real, hoy símil al año
2004.

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo los índices de desempleo juvenil
son tres veces superiores al de los adultos, la tasa de informalidad es 1,5 veces más
alta, y también es alarmante la inactividad: el 21% de los jóvenes no estudian ni
trabajan.

Actualmente salvo por el caso de Venezuela, Argentina tiene uno salarios mínimo vital
y móvil medido en dólares más bajo de América Latina.

Sindicalismo. La reciente imposibilidad de sindicalizar a los trabajadores del depósito


de Amazon en Alabama, no es más que el último capítulo en la larga caída de las
organizaciones tradicionales de la clase trabajadora. ¿La pandemia ha empeorado aún
más las cosas?

Desde 1985, la pertenencia a sindicatos de trabajadores ha caído a la mitad, en


promedio, en todos los países de la OCDE. Los intereses empresariales han realizado
campañas persistentes, y muy bien solventadas, contra los sindicatos y han capturado
a gran parte de los medios. Mientras que la legislación sobre el “derecho a trabajar”
amigable con el empleador ha minado la capacidad de los sindicatos para
autofinanciarse, el uso generalizado de “mano de obra contratada” (como en India) ha
creado una clase creciente de trabajadores sin seguridad o beneficios laborales,
muchos de los cuales están exclusivamente ligados a los empleados permanentes.

La competencia global, la automatización y la concentración de mercado están


debilitando el poder de negociación de los trabajadores.
En los países en desarrollo, la fragmentación de la mano de obra es aún más profunda,
debido a la brecha gigantesca entre el sector formal y el informal. En Latinoamérica la
abrumadora mayoría de los trabajadores participan en actividades informales, sin
ningún beneficio o protección social.
Como estos trabajadores muchas veces son autónomos, las organizaciones sindicales
rara vez son sensibles a su necesidad de crédito, salud y cuidado infantil o servicios
legales y de seguro.

Con el aumento de la economía informal, son cada vez más los trabajadores en los
países ricos que también se encuentran sin protección social y con muy poca ayuda
para sus necesidades particulares. Los sindicatos en Alemania están intentando
expandir la disponibilidad de sitios de revisión de clientes amigables con los
trabajadores, porque los trabajadores informales dependen marcadamente de las
calificaciones online para garantizar su trabajo. En Estados Unidos, algunas compañías
pequeñas están entrando al mercado para ofrecerles a los trabajadores informales un
seguro o licencia por enfermedad asequibles. IG Metall de Alemania, el mayor
sindicato industrial de Europa, se está abriendo a los trabajadores autónomos; y el
Sindicato de Trabajadores Independientes de Gran Bretaña también está intentando,
cada vez más, llegar a los trabajadores informales.

Desde 2016 el empleo informal es el único que crece en Argentina, desde luego tiene
correlación con el estancamiento económico de los últimos años, necesitamos
diversificar nuestra matriz productiva, crecer sostenidamente, aumentar el PBI por
habitante (Puesto 70 en el mundo), de lo contrario seguiremos hablando de
desempleo.
La pandemia dejo en evidencia en Latinoamérica, el enorme impacto de la
informalidad (+45%) nos obliga a pensar nuevamente tres seguros de vital importancia
para el desarrollo: desempleo, salud y retiro. Estos seguros son parte de la discusión de
un nuevo contrato social.

En el esfuerzo de sindicalización de Amazon, la principal demanda no tenía tanto que


ver con los salarios como con el uso por parte de la compañía de robots y algoritmos
de monitoreo para fijar un ritmo laboral implacable.
En varios países, las penurias de la pandemia parecen haber generado la aparición de
algunas formas de organización laboral. Dada la edad promedio relativamente alta de
los miembros en los sindicatos tradicionales, los organizadores están intentando
actualizar sus métodos, mediante el uso, por ejemplo, de las redes sociales y las redes
de los trabajadores para sumar a la generación “millennial” con solicitudes y mensajes
online dirigidos hacia cuestiones no asociadas con un lugar de trabajo físico. Inclusive
los trabajadores jóvenes más calificados y mejor remunerados se están preocupando
cada vez más por la inseguridad laboral.

De todos modos, las organizaciones laborales están contra las cuerdas en muchos
países. En EEUU del histórico 11% de tasa de afiliación sindical, retrocedió al 6 %, aun
en nuestro país con una tasa mucho más alta, segunda en Latinoamérica detrás de
Uruguay con 25% de los trabajadores afiliados a un sindicato y representan el 40% de
los asalariados registrados, también este riesgo por el reemplazo tecnológico.

Nuevas tendencias. en línea con las teorías del sociólogo polaco Zygmunt Bauman,
considera que el consumo se volvió un fenómeno no solo económico sino también
social: hoy, más que nunca, ahí donde resultan insuficientes o incompletos los
indicadores tradicionales y “objetivos” acerca de qué es la clase media, sus patrones
de consumo pueden echar luz sobre su acceso concreto y actual, pero también sobre
los miedos y deseos que hacen al núcleo duro de su identidad.
(Consumo / educación / cambios de paradigmas)

Nuevas habilidades

La brecha entre la oferta y la demanda de empleo está aumentando en lo que respecta


a las competencias que ofrecen los candidatos y las que reclaman las empresas.
La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de incorporar nuevos perfiles
profesionales que poseen competencias digitales. Empresas y trabajadores se han
visto obligados a reinventarse para enfrentarse a los nuevos retos que ha dejado la
Covid-19 este último año.

Nuevo Modelo de Gestión.

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