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Título:

Cooperativismo, una alternativa frente a la pospandemia

Gancho

Jairo Orlando Villabona, profesor, Facultad de Ciencias Económicas


Universidad Nacional de Colombia

El COVID-19 ha acelerado y agudizado lo que ya de por sí se veía venir, una crisis económica y
social a nivel mundial sin precedentes, con mayor afectación a los países en desarrollo, entre
los cuales se encuentra Colombia.

Luego de un buen desempeño en 2019, que llevó al país a alcanzar una tasa de crecimiento del
3,3 %, frente al 0,1 % de América Latina y el Caribe, según datos de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), se esperaba que en 2020 alcanzara un crecimiento
económico cercano al 3,5 %. Sin embargo, en el primer trimestre del año se produjo un
desplome del PIB del 2,4 %, con un importante freno de la demanda, tanto exterior como
interna. Esto debido a dos choques que han afectado todas las proyecciones: la pandemia
provocada por la propagación del COVID-19 y la fuerte caída del precio internacional del
petróleo.

El Banco Mundial espera que la producción del país se reduzca 4,9 %, y que en 2021 retome el
crecimiento, con una tasa de 3,6 %; el Fondo Monetario Internacional estima un crecimiento de
apenas 2, 5 % para el presente año; y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), proyecta que el PIB bajará un 6, 1 % y advierte que el próximo año el PIB del
país subiría de forma gradual apenas 2,8 %.

Al igual que en otros países, en Colombia, el tejido empresarial, sobre todo el de la pequeña y
mediana empresa (mipymes), se encuentran en inminentemente riesgo de quiebra. En mayo la
Encuesta de Desempeño Empresarial de la Asociación Colombiana de Micro, Pequeñas y
Medianas empresas (Acopi), reflejó que, durante el primer trimestre de 2020, dos de cada tres
mipymes vieron afectadas sus ventas e ingresos en un porcentaje superior al 50 %, y más de la
mitad de estas, consideraban que no podrían recuperarse de las pérdidas en menos de un año.
Además, el 65 % de pymes y el 43 % de microempresas estaban considerando la posibilidad de
cesar contratos en los siguientes tres meses, mientras que el 17 % y 34 %, respectivamente, no
descartaba la posibilidad de acogerse a la Ley de Insolvencia.
Se trata de proyecciones importantes si se tiene en cuenta que mipymes conforman el 90 % del
aparato productivo colombiano, y generan más del 80 % de los empleos en el país.
Teniendo en cuenta que la organización económica y financiera mundial no será, o no podrá,
ser la misma que en el momento previo al desencadenamiento de la pandemia, la economía
social conformada por cooperativas, fondos de empleados y asociaciones mutuales, entre otras,
podría convertirse en una alternativa para afrontar los retos económicos en la pospandemia.
Iniciativas de este tipo, donde, por ejemplo, los empleados se han hecho cargo de empresas
declaradas en quiebra y las han convertido en cooperativas, han demostrado ser una opción
para superar las crisis económicas y sociales, en especial, con respecto al modelo capitalista. En
la transición de empresas a cooperativas administradas por los trabajadores se garantiza el
empleo, el pago de impuestos y el aporte a la riqueza del país.

Un caso paradigmático se dio en Argentina, tras las crisis económicas de 2008 y 2013 donde
parte del sector empresarial se recuperó gracias a las cooperativas. Según el Programa Facultad
Abierta de la Universidad de Buenos Aires, entre 2012 y 2013 se contabilizaron más de 60
conversiones de este tipo, lo cual demostró que la autogestión era una herramienta
aprehendida por la clase trabajadora para salir adelante tras el cierre de las fábricas.

Intertítulo

Datos recopilados por la Organización Internacional de las Cooperativas en la Industria y los


Servicios (CICOPA, por sus siglas en inglés) Estados Unidos, Argentina y Brasil son los países que
lideran el cooperativismo en América.

En Estados Unidos se reporta la existencia de 29.285 cooperativas, que generan cerca de 1,5
millones de empleos; en Argentina se registran unas 13.047 cooperativas, con cerca de 390.000
personas empleadas; y en Brasil, 6.580 cooperativas emplean 1,9 millones de personas.

La economía social en Colombia alcanzó en 2018 los 19.1 billones de pesos de ingresos, lo cual
representó el 2.2 % del PIB. Cooperativas como Colanta aportaron 2.9 billones de pesos y
Copidrogas 1.6 billones, lo cual evidencia su capacidad de intervenir de manera significativa
importantes actividades y sectores económicos siempre que exista la voluntad de asociación
y cooperación. Esto mismo se puede replicar en otras actividades que hoy en día no cuentan
con empresas de economía social, por ejemplo en la industria, un sector fundamental en la
generación de empleo. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXxx.

Ese mismo año las organizaciones cooperativas empresas ¿cooperativas? dedicadas a la


actividad financiera tenían cerca del 70 % de los asociados - 51 % de ellos en cooperativas
financieras de ahorro y crédito, y el 15 % en los fondos de empleados-. Es allí donde existe una
gran oportunidad mediante acuerdos más agresivos del gremio cooperativo para fortalecer su
crecimiento al penetrar en otras actividades económicas, incluso las mismas actividades
financieras a pesar de ser muy importantes en la economía social, son muy poco
representativas en el consolidado nacional, existe la posibilidad de ampliar la participación en
este sector, los bancos cooperativos tan solo representaron el 0.8% de todos los activos
bancarios.

Con respecto al cooperativismo en sectores económicos, tales como la industria, agropecuario,


tecnológico y construcción ¿qué pasa profesor? ¿cómo es? ¿qué datos contundentes se
pueden aportar?
La Confederación Empresarial Española de la Economía Social CEPES expuso a Pedro Sánchez
la necesidad de que la Economía Social (10% del PIB y 12% del empleo) tenga mayor
presencia institucional en las políticas estatales, a pesar de tener de ser una participación
muy significativa, si se compara por ejemplo con Colombia, en donde según cifras del
Confecoop la participación del cooperativismo en el PIB estuvo cercana al 3.3% y en el
empleo no fue superior al 2%, muestra la oportunidad que existe para profundizar con el
cooperativismo en el empleo y la economía.

Un aspecto preocupante es la poca participación del cooperativismo en los diferentes sectores


económicos, tales como la industria, agropecuario, tecnológico, construcción, etc. De hecho a
finales de 2017 los activos de los 23 bancos de acuerdo a cifras de Asobancaria sumaban $581
billones, sin embargo los del sector agrario cooperativo que es el segundo en importancia en
la economía social en Colombia sumaban $3 billones, es decir un 0.5% del bancario, el
comercializador el tercero en importancia registraba activos por $2.6 billones es decir un
0.4%, el asegurador el cuarto en importancia representaba el 0.3% muy similar al siguiente
que es el del transporte, pero peor aún en sectores de la economía social como el industrial,
el tecnológico, la construcción que cada uno no representa ni el 0.2% de los activos de los
bancos.

Esta opaca fotografía, no es más que una oportunidad para lograr que la economía social
tome una posición más agresiva para aumentar su participación en todos los sectores
económicos nacionales y lograr de este modo generar mayor equidad, democratización de la
propiedad y desde luego un mayor desarrollo.

Tomando en cuenta el coeficiente de Gini, el Banco Mundial ubican a Colombia como el


segundo país más inequitativo de América Latina, después de Honduras. Dicho indicador se
mide en un rango de 0 a 1, donde cero significa que todos tienen el mismo ingreso y 1, que una
persona concentra todos los ingresos. Cuanto más elevado es el coeficiente, mayor es la
desigualdad. En el país, el Gini está en 0.53. Una manera de revertir este factor es hacer más
colectiva la propiedad, no es posible que tan solo cuatro grupos económicos nacionales y
otros multinacionales, en 2017 tuvieren el 71% de las operaciones económicas en Colombia.

Infortunadamente, la legislación cooperativa colombiana no ayuda mucho a pensar en este tipo


de transiciones, por cuanto las reservas legales que se hacen constituir de los excedentes son
exagerados, en el caso de las cooperativas son de un 50 %, mientras que en Argentina y Chile
no pasan del 15% y 18% respectivamente, adicionalmente en la mayoría de los países del
mundo los excedentes cooperativos se pueden distribuir a los socios, en Colombia no.

Estas situaciones atan mucho el crecimiento de este tipo de instituciones y desincentivan la


inversión en este sector; el gobierno, la Supersolidaria debe replantear sus políticas obsoletas
para ponerse a tono con la legislación cooperativa en el ámbito internacional. De hecho si se
disminuye el monto de reservas del 50% que se exigen en Colombia, incluso tomando países
de la región queda un monto entre el 85% y el 82% para tomar la opción de capitalizar las
cooperativas o distribuir excedentes como se hace en casi todo el mundo, esto haría que
muchas personas pensaran en invertir en las cooperativas como una muy buena opción de
propiedad colectiva y de rentabilidad, también debe eliminarse la norma que obliga a los
cooperativas a distribuir las reservas patrimoniales a terceros y no a sus asociados.
Parecería utópico luchar contra los grandes emporios nacionales y multinacionales, pero es
posible, Karl Grünewald, en un trabajo sobre el intercooperativismo alemán, dice en sus
consideraciones finales: “El resumen de los resultados de nuestra investigación no justifica ni
esperanzas demasiado exageradas para el futuro, ni una apreciación desalentadora de los
resultados obtenidos en el pasado y presente. En el transcurso de nuestro estudio pudimos
demostrar que existen no solo buenos propósitos, sino también indicios muy serios de una
colaboración intercooperativa”.

En España en junio de 2020 los presidentes de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora del
Oreto de L’Alcúdia (CANSO), y la Cooperativa Hortofrutícola de Alzira (ALZICOOP), firmaron
un acuerdo intercooperativo, en virtud del cual trabajarán conjuntamente en la
comercialización de cítricos. La firma del acuerdo entre estas dos cooperativas, que superan
ampliamente los 100 años de historia cada una, supone la inversión de más de 2.100.000
euros, para modernizar las instalaciones de ALZICOOP. La firma de este acuerdo se suma a
otros procesos de intercooperación establecidos durante los últimos meses, que demuestran
la capacidad del sector cooperativo para consolidar y mejorar la posición de sus empresas, a
través de la colaboración en busca del beneficio mutuo, en un entorno cada vez más
complejo y competitivo.

Joseph Stiglitz, premio nobel de economía de 2001, en medio de la tercera Cumbre Mundial de
Economía Solidaria, realizada en Canadá, afirmó “Las cooperativas son la única alternativa
frente al modelo económico fundado en el egoísmo y la desigualdad” dijo refiriéndose a la
globalización y la llamada economía de libre mercado, aseguró: “Si la economía no sirve a la
mayoría de los ciudadanos, será una economía fallida, por eso, las cooperativas son el mejor
modelo socioeconómico para enfrentar la próxima década”.

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