La Administración está obligada a dictar resolución expresa en todos los
procedimientos y a notificarla, cualquiera que sea la forma de iniciación.
Se incluyen aquí los casos de prescripción, renuncia del
derecho, caducidad del procedimiento, desistimiento de la solicitud y desaparición sobrevenida del objeto del procedimiento, en los que la resolución consistirá en la declaración de la circunstancia correspondiente.
Sin embargo, se exceptúan de la obligación de resolución
expresa los supuestos de terminación convencional del procedimiento, así como los relativos al ejercicio de derechos sometidos únicamente al deber de comunicación previa a la Administración.
El plazo máximo en que deberá notificarse la resolución expresa será el fijado
por la norma reguladora del correspondiente procedimiento. Este plazo no podrá exceder de 6 meses salvo que una norma con rango de Ley establezca uno mayor o así venga previsto en la normativa comunitaria europea.
Cuando las normas reguladoras de los procedimientos no fijen el plazo máximo
para recibir la notificación, este será de 3 meses. Estos plazos se contarán: - En los procedimientos iniciados de oficio, desde la fecha del acuerdo de iniciación - En los iniciados a solicitud del interesado, desde la fecha en que la solicitud haya tenido entrada en el registro del órgano competente para su tramitación.
Así pues, el procedimiento normalmente finaliza cuando se produce una
resolución expresa en el plazo legalmente establecido. Sin embargo, en ocasiones transcurren los plazos legales y no hay contestación por parte de la Administración; estamos ante la figura del Silencio Administrativo (por ejemplo un particular se dirige a la Administración con una determinada solicitud y no obtiene respuesta)
El silencio administrativo se produce en aquellas situaciónes en las que la
Administración no resuelve expresamente (una petición, reclamación o recurso interpuesto por un particular), dentro del tiempo establecido para ello y la Ley realiza la presunción de que sí lo ha hecho, interpretando el silencio en un sentido positivo o negativo, pues no cabe esperar indefinidamente el pronunciamiento o la resolución.
Por ejemplo, supongamos que se ha solicitado la apertura de un establecimiento
y transcurrido el tiempo legal la Administración no ha respondido. Si el silencio se interpreta positivamente se presume que la Administración consiente en que se abra ese establecimiento; por el contrario, si el silencio se interpreta negativamente se presume que la Administración ha denegado la petición del interesado, lo que obliga a este a recurrir ante los tribunales para ver si procedía o no la denegación.
No obstante lo anterior, es necesario hacer una distinción: los efectos del
silencio administrativo dependerán de si el procedimiento lo inició el interesado o se inició de oficio por parte de la Administración.
EN PROCEDIMIENTOS INICIADOS A SOLICITUD DEL INTERESADO. La Regla
general es que, transcurrido el plazo máximo sin haberse notificado resolución expresa por parte de la Administración, se podrá entender estimadas por silencio administrativo las solicitudes de los interesados, salvo que una norma con rango de Ley o una norma de Derecho Comunitario Europeo establezca lo contrario. Quedan exentos de esta previsión y, por tanto, son casos de silencio negativo o desestimatorio:
• Los procedimientos relativos al ejercicio del derecho de petición a que se
refiere el art. 29 de la Constitución • En aquellos casos en los que la estimación conceda al solicitante o a terceros facultades relativas al dominio público o al servicio público (por ejemplo, la concesión de una cafetería en un polideportivo) • Procedimientos de impugnación de actos y disposiciones • Las revisiones de oficio de actos nulos y anulables • Los procedimientos de responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas.
Además, y para garantizar que la Administración se pronuncie en los casos en
que tampoco se responde a un recurso interpuesto por el interesado, si el primer silencio es negativo el segundo es positivo
La estimación por silencio administrativo tiene a todos los efectos la
consideración de acto administrativo finalizador del procedimiento.
La desestimación por silencio administrativo tiene solo los efectos de permitir
a los interesados la interposición del recurso administrativo o contencioso- administrativo que resulte procedente.
El certificado acreditativo del silencio, se puede solicitar al órgano competente
para resolver y deberá emitirse en el plazo máximo de 15 días.
EN PROCEDIMIENTOS INICIADOS DE OFICIO (POR LA ADMINISTRACIÓN) El
vencimiento del plazo máximo establecido sin que se haya notificado resolución expresa, no exime a la Administración del cumplimiento de la obligación legal de resolver, produciendo los siguientes efectos: • En el caso de procedimientos de los que pudiera derivarse efectos positivos para el interesado (reconocimientos, constitución de derechos, etc.), éstos podrán entender desestimadas sus pretensiones por silencio administrativo. • En los procedimientos en que la Administración ejercite potestades sancionadoras o, en general, susceptibles de producir efectos desfavorables o de gravamen, se producirá la caducidad . En estos casos, la resolución que declare la caducidad ordenará el archivo de las actuaciones.
Cuando el procedimiento se hubiera paralizado por causa imputable al
interesado, se interrumpirá el cómputo del plazo para resolver y notificar la resolución.