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Alianza Republicana

La Alianza Republicana fue una


plataforma política española que agrupó a
diversos partidos y agrupaciones de
carácter republicano durante la dictadura
de Primo de Rivera. Tras la caída de Primo
de Rivera impulsó la firma del Pacto de
San Sebastián, del cual surgiría el comité
revolucionario que tras la Proclamación de
la Segunda República Española se
convertiría en Gobierno Provisional de la
Segunda República Española.

Historia
Se creó el 11 de febrero de 1926,
aniversario de la Primera República
Española, y la componían cuatro fuerzas
políticas que iban desde el republicanismo
histórico a los nuevas formaciones
republicanas:

el Partido Republicano Radical, de


Alejandro Lerroux, fundado en 1908, el
cual se había alejado del
anticlericalismo y anticatalanismo de
sus orígenes y se había convertido en
un partido moderado;
el Partido Republicano Federal, también
histórico pero carente prácticamente de
militancia;
El Grupo de Acción Republicana,
fundado en 1925 por Manuel Azaña y
que incluía a jóvenes profesionales e
intelectuales (como José Giral, Luis
Jiménez de Asúa o Ramón Pérez de
Ayala), provenientes en su mayoría del
Ateneo de Madrid;
y el Partit Republicà Català, fundado en
1917, de Marcelino Domingo y Lluís
Companys, que constituía el ala
izquierdista del catalanismo político.

Según la historiadora Ángeles Barrio, "la


importancia de la Alianza estribaba en que
representaba una renovación del
republicanismo capaz de lograr, como se
demostró a raíz de la proclamación de la
Segunda República Española, lo que hasta
entonces no le había sido posible: atraer al
proyecto político de la República a unas
bases sociales principalmente urbanas, de
clases medias y medias bajas, así como a
amplios sectores de los trabajadores".[1] ​

El manifiesto que hizo público la Alianza


Republicana el mismo día que se creó, el
11 de febrero de 1926, aniversario de la
Primera República, en el que se pedía la
convocatoria de "unas Cortes
Constituyentes elegidas mediante sufragio
universal, en las cuales lucharemos por la
proclamación del régimen republicano",
obtuvo un amplio respaldo de los centros
republicanos, unos 450, que decían
agrupar a cerca de 100.000 personas.[2] ​
También suscribieron el Manifiesto
intelectuales como Vicente Blasco Ibáñez,
Miguel de Unamuno, Antonio Machado,
Gregorio Marañón, Eduardo Ortega y
Gasset o Luis Bello.
En el Manifiesto se abandonó la
reivindicación clásica del republicanismo
español de convocar las Cortes
Constituyentes después de la proclamar la
República, y se propugnó en su lugar la
lucha por la República dentro de una
Monarquía dotada de una nueva
Constitución (no una simple reforma de la
Constitución de 1876).[3] ​

El régimen de excepción,
fuera de la ley
constitutiva del Estado,
a que ha sido y viene
siendo sometida
España, señala a
cuantos hombres y a
cuantas fuerzas
políticas tengan
conciencia de su
responsabilidad un
deber inexcusable, y les
exige cumplirlo en toda
su plenitud. (...) ¿Qué
obra de gobierno
consideramos como
fundamental y mínima?
Primero: El
restablecimiento de la
legalidad por la
convocatoria de unas
Cortes Constituyentes...
Segundo: Una
ordenación federativa
del Estado,
reconociendo la
existencia de diferentes
personalidades
peninsulares. Tercero:
Solución inmediata del
problema de Marruecos.
Cuarto: Nivelación del
presupuesto,
transformando
totalmente el tipo y la
especie de los
impuestos, y la
aplicación y volumen de
los gastos. Quinto:
Creación de la cantidad
de escuelas
indispensables para
resolver de una vez y
sumariamente el
problema de la
enseñanza primaria.
Sexto: Supresión de
censos y foros...
Séptimo: Preparación
adecuada del Estado
para todas aquellas
intervenciones y
facilidades a la
asociación de elementos
productores, para todas
aquellas iniciativas por
cuya colaboración
ambas fuerzas, el
Estado y la Sociedad,
hagan leal y
prácticamente posible la
realización del
programa mínimo de
las actuales
aspiraciones del
proletariado. (...) Nos
hemos unido y
prometemos
solemnemente no
separarnos hasta que la
obra señalada se
cumpla en su
totalidad.[4] ​
La Alianza —cuya Junta Provisional quedó
constituida por Manuel Hilario Ayuso
Iglesias, Roberto Castrovido, Marcelino
Domingo, Alejandro Lerroux y Manuel
Azaña— tuvo un papel secundario en el
fracasado golpe de Estado de junio de
1926, conocido como la Sanjuanada, pero
sí que participó activamente en el intento
de golpe de Estado de enero de 1929
encabezado por José Sánchez Guerra. A
lo largo de 1929 abandonaron la Alianza
los republicanos federales y el Partido
Radical de Lerroux sufrió una escisión por
su izquierda encabezada por Álvaro de
Albornoz, al que se unió Marcelino
Domingo, que dio nacimiento al Partido
Republicano Radical-Socialista, de
ideología obrerista, anticlerical y laicista.
Sin embargo, estas defecciones no
debilitaron la Alianza que en julio de 1929
decía contar con unos 200.000
afiliados.[5] ​

Tras la caída de Primo de Rivera, la Alianza


catalizó la oposición dinástica. El 14 de
mayo de 1930, la Alianza y los
radicalsocialistas formaron un Comité
conjunto con el propósito de "conseguir la
instauración y consolidación de la
República en España". A este pacto se
fueron uniendo diversos grupos
republicanos de carácter regional, como la
ORGA de Santiago Casares Quiroga y
Antonio Villar Ponte o la Unión
Republicana Autonomista de Valencia,
dirigida por Sigfrido Blasco-Ibáñez (más
tarde se integrarían en el Comité la
Derecha Liberal Republicana y los
republicanos catalanistas). El 17 de
agosto de 1930, Azaña y Lerroux, en
representación de la Alianza participaron
en la reunión del Pacto de San Sebastián,
donde se acordó la creación del
denominado Comité de la Conjunción, que
pronto se transformaría en Gobierno
Provisional de la República.
Tras la proclamación de la República, la
Alianza Republicana se diluyó, si bien en
las elecciones a Cortes Constituyentes de
junio de 1931, la Conjunción republicano-
socialista se presentó en algunas
provincias con el rótulo de la Alianza (si
bien cada partido de la coalición concurrió
con su propio programa). Los debates
constitucionales, que reforzaron la alianza
entre socialistas, radicalsocialistas y
Acción Republicana e hicieron salir de la
coalición a los radicales de Lerroux y a los
progresistas (la Derecha Liberal
Republicana, que había cambiado su
nombre en agosto de 1931 por el de
Partido Republicano Progresista),
significaron el fin formal de la Alianza
Republicana.

Véase también
Grupo de Acción Republicana
Partido Republicano Radical
Partido Republicano Catalán

Referencias
1. Barrio Alonso, Ángeles (2004). p. 100.
Falta el |título= (ayuda)
2. González Calleja, Eduardo (2005).
pp. 324-325. Falta el |título=
(ayuda)
3. Juliá, Santos (2009). La Constitución
de 1931. Madrid: Iustel. pp. 20-21.
ISBN 978-84-9890-083-5.
4. Juliá, Santos (2009). Ibid. p. 123.
5. González Calleja, Eduardo (2005).
p. 325. Falta el |título= (ayuda)

Bibliografía
Barrio Alonso, Ángeles (2004). La
modernización de España (1917-1939).
Política y sociedad. Madrid: Síntesis.
ISBN 84-9756-223-2.
Gil Pecharromán, Julio La Segunda
República, ISBN 84-7679-128-3, Madrid,
1989.
González Calleja, Eduardo (2005). La
España de Primo de Rivera. La
modernización autoritaria 1923-1930.
Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-
4724-1.

Datos: Q5845239

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