El texto es un fragmento del Manifiesto del Frente Popular, en ocasiones denominado
“Programa del Frente Popular”, “Manifiesto electoral de las Izquierdas” o “Pacto electoral de los partidos de izquierda”. En efecto, puede considerarse un manifiesto-programa. En concreto, se incluye el encabezamiento y parte de los apartados I, VII y VIII del mismo. La autoría del texto es colectiva y se corresponde con los partidos, sindicatos y organizaciones que aparecen en el inicio del documento, es decir, Izquierda Republicana, Unión Republicana, el Partido Socialista, la Unión General de Trabajadores, la Federación Nacional de Juventudes Socialistas, el Partido Comunista, el Partido Sindicalista y el Partido Obrero de Unificación Marxista. Aunque en el extracto este aspecto no se incluye, sus representantes aparecen identificados al final del manifiesto, siendo importantes dirigentes, pero no las máximas figuras de las organizaciones mencionadas, salvo excepciones como el ugetista Largo Caballero. Todos estos partidos y organizaciones se agruparon, tal y como figura en el texto, en una coalición electoral, a la que no se le da nombre, ni en el fragmento reproducido, ni en el texto íntegro, pero que se corresponde con la coalición de izquierdas del Frente Popular. El destinatario también es colectivo, en principio el pueblo español, en el texto completo se menciona la “opinión pública”, y específicamente se dirigía a quienes en las elecciones generales del 16 de febrero de 1936 a diputados de las Cortes, durante la II República, iban a ejercer su derecho al voto: mujeres y hombres mayores de 23 años. Si bien en el extracto no consta ni lugar, ni fecha, el texto se firmó en Madrid el 15 de enero de 1936 y se publicó al día siguiente en la prensa, entre otros diarios lo reprodujo El Socialista, órgano oficial del PSOE y la UGT publicado en Madrid. Este manifiesto se publicó también separadamente en una hoja impresa en las Gráficas Socialistas, para difundirse como propaganda electoral. Por lo tanto, se trata de un texto público, cuyo contenido es político y cuya naturaleza es histórico- circunstancial. Al ser un fragmento que concuerda con el documento original, es una fuente primaria para el estudio de la historia, aunque aquí se presenta a partir de su reproducción incluida en una obra de tipo historiográfico publicada en 1996, la de A. Fernández y otros, Documentos de Historia Contemporánea de España, que se dirige a un público especializado. El texto comienza citando las organizaciones que formaron el Frente Popular. Por una parte, se mencionan los partidos políticos. Hay dos formaciones republicanas de izquierdas de reciente creación: la Izquierda Republicana (IR) de Azaña, que nació en 1934 de la unión de Acción Republicana, la ORGA y el Partido Radical-Socialista; y la Unión Republicana (UR) de Martínez Barrio, que se desgajó en 1934 del Partido Radical. Hay cuatro partidos obreros: el PSOE, fundado en 1879 y dividido entonces entre una tendencia más moderada encabezada por Besteiro, una intermedia en la que se encontraba Prieto y la más radical de Largo Caballero; el PCE, surgido en 1921, liderado por Díaz; y vinculado al comunismo de la Tercera Internacional, es decir el estalinista; el POUM, fundado en 1935 y encabezado por Nin y partidario de un comunismo trotskista; y el Partido Sindicalista, creado en 1932 por el antiguo dirigente cenetista Pestaña. Por otra parte, se mencionan dos organizaciones vinculadas al PSOE: la primera, el sindicato UGT, al frente del cual estaba Largo Caballero y que en 1935 había absorbido al sindicato comunista CGTU; y la segunda, las Juventudes Socialistas, que con Carrillo, se situaban en el ala más izquierdista del socialismo y que se unificarían con las juventudes comunistas dos meses más tarde, en marzo de 1936. Tras enumerarlas, el texto indica que, aun teniendo diferentes ideologías, han acordado un “plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral”, es decir, unas medidas políticas que van a ser la base de su campaña electoral, y que se hacen públicas, por eso podemos hablar de manifiesto. Estas medidas se detallan a continuación. En el fragmento se han seleccionado las principales medidas en las que los coaligados están plenamente de acuerdo, y que son: la amnistía de los delitos político-sociales desde noviembre de 1933; la existencia de una república democrática y de libertades en la que se mejoren las condiciones socio-económicas de las clases trabajadoras y el desarrollo de la educación pública como elemento de promoción igualitario. Sin embargo, analizando el resto del manifiesto, que no se reproduce, se observa que sus autores dejaron también constancia de los puntos en que no existió acuerdo, ya que se recogió que los partidos republicanos de izquierda no aceptaron algunos de los principios propuestos por los socialistas, o incluso por todos los partidos obreros, y referidos a la nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, a la nacionalización de la banca, a la existencia de un subsidio de desempleo y al control obrero de la industria. Hay que destacar también que el texto dice que este plan acordado, si vencen en las elecciones, será “norma de gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras”. Esta frase, por un lado, simplemente confirma que es un programa electoral que servirá de guía para las medidas de gobierno, pero por otro, prefigura que los partidos obreros no formarían parte del gobierno, solo lo harían IR y UR. Este punto supone una diferencia respecto al primer bienio de la II República. En efecto, una vez proclamada la República el 14 de abril de 1931, las primeras elecciones generales dieron el triunfo a la izquierda, unida en la llamada conjunción republicano-socialista, que desde su mayoría en las Cortes elaboró la Constitución de 1931 y realizó reformas modernizadoras en el primer bienio, impulsadas desde un gobierno que incluía tanto a ministros republicanos de izquierda como a socialistas. Sin embargo, la izquierda concurrió desunida a las elecciones de noviembre de 1933 y fue derrotada. Tras el fracaso de la revolución de 1934, la izquierda sufrió la represión y muchos de sus militantes y seguidores fueron encarcelados. A lo largo de 1935, los partidos republicanos de izquierda, y posteriormente el PSOE comenzaron a gestar una coalición electoral, que algunos han considerado una reconstrucción de la conjunción republicano-socialista. Azaña habló por primera vez de un frente electoral en el masivo mitin del 20 de octubre de 1935. Finalmente a ellos se unirían otros partidos obreros, como el Partido Comunista, que impondría la denominación de “Frente Popular” que nunca gustó a Azaña. La idea de formar frentes populares había surgido en el VII Congreso de la Tercera Internacional celebrado en Moscú en 1935, a través del cual la URSS promovía la alianza de las izquierdas europeas, pero el Frente Popular español no coincidía con este modelo, al incluir partidos republicanos de izquierda y mantener a los partidos obreros fuera del gobierno. Las elecciones a las que se presentaron los candidatos el Frente Popular fueron las del 16 de febrero de 1936, convocadas por Alcalá-Zamora, Presidente de la República, tras la caída del gobierno de Lerroux que dio pasó al gobierno de Portela. La campaña electoral se caracterizó por una polarización entre izquierda y derecha, agudizada por el hundimiento del partido de Lerroux, centrista, y el fracaso de Portela para crear un partido centrista fuerte. La derecha hablaba de “orden o caos revolucionario” y la izquierda de “libertad o fascismo”. El propio manifiesto incluía en otras líneas la idea de luchar frente a la reacción, pero aunque algunos partidos firmantes fueran revolucionarios, el programa común no lo era. La participación electoral superó el 70% y las elecciones las ganó el Frente Popular por un margen de votos escaso, pero como la ley electoral favorecía las listas más votadas, consiguió la mayoría absoluta, con 278 escaños, según Tusell, en unas Cortes de 473 diputados. Sin embargo, hubo diferencias regionales, pues no ganó ni en Castilla ni en Aragón, zonas agrarias con predominio de la pequeña propiedad. Se ha repetido que los anarquistas habrían contribuido al triunfo de la izquierda, pero estudios recientes confirman que su campaña fue de abstención. La derecha, con la Lliga, la CEDA de Gil Robles y el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, no formó una única coalición, lo que le acarreó menos escaños. La mayoría de historiadores sostienen la victoria del Frente Popular, aunque ciertas investigaciones recientes la cuestionan, vinculando su mayoría absoluta con el fraude en algunos recuentos electorales, bajo el nuevo gobierno de Azaña. Azaña formó gobierno el 19 de febrero, por encargo de Alcalá-Zamora, ya que Portela dimitió precipitadamente. El gabinete de Azaña estaba formado solo por republicanos de izquierda, ya que los partidos obreros, el PSOE obtendría 99 diputados, no querían estar en el gobierno. Las medidas del nuevo gobierno fueron dirigidas a cumplir los puntos del manifiesto. El 22 de febrero se declaró la amnistía, refrendada por la Comisión Permanente de las Cortes del bienio anterior, que supuso la liberación de 30.000 presos políticos y la readmisión de despedidos. También se restauró la autonomía de Cataluña y se repuso el gobierno de la Generalitat y de ayuntamientos suspendidos desde 1934. Se aceleró la reforma educativa y la agraria, tras simplificar los trámites que exigía la ley de 1932. Además, las nuevas Cortes destituyeron a Alcalá-Zamora por haber disuelto dos veces las Cortes y se eligió como nuevo presidente de la República a Azaña y como jefe de gobierno a Casares Quiroga. El gobierno tuvo que hacer frente a la izquierda radical, que, por ejemplo, estaba ocupando fincas, mientras la derecha reaccionaria preparaba un golpe de Estado, que justificaría con la violencia que se estaba produciendo. Los golpistas se sublevaron el 18 de julio, lo que dio inicio a la guerra civil. Por lo tanto, la guerra fue consecuencia de esa sublevación y no del programa del Frente Popular. En resumen, es un texto que recoge algunos puntos fundamentales del programa político de las fuerzas de izquierda en las elecciones de 1936. Prometía la amnistía para los procesados por la revolución de 1934 y pretendía continuar el reformismo del primer bienio de la Segunda República, aunque algunos firmantes tuvieran doctrinas más radicales. Aunque lograron la victoria electoral, su acción de gobierno se vio interrumpida por la sublevación y la guerra. Principales referencias consultadas: “El pacto electoral de los partidos de izquierda” en El Socialista, 16 de abril de 1936, en línea. GIL PECHARROMÁN, Julio: La Segunda República, Historia 16, 1997 JULIÁ, Santos “Las cuentas galanas de 1936” en El país, 30 de abril de 2017 en línea https://elpais.com/cultura/2017/03/30/babelia/1490893787_019343.html VILLA GARCÍA, Roberto: “Obreros no votéis” en Pasado y memoria.nº 13, pág. 173-196.