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Confederación

Española de
Derechas
Autónomas
partido político español (1933-1937)

La Confederación Española de Derechas


Autónomas (CEDA) fue una coalición
española de partidos católicos y de
derechas durante la etapa de la Segunda
República. Desde el momento mismo de
su constitución, en 1933, se presentó
como la alternativa de derechas y de
orden al Gobierno y a las coaliciones
republicano-socialistas.

Considerada una fuerza política


conservadora y católica, era la heredera
política de la Acción Popular de Ángel
Herrera Oria y se definía a sí misma en los
términos de la «afirmación y defensa de
los principios de la civilización cristiana»,
traduciendo este soporte teórico en una
demanda práctica para que se llevase a
cabo una revisión de la Constitución
republicana. La CEDA se vio a sí misma
como una organización «defensiva»,
formada para
Confederación
proteger a la Española de
religión, la familia y Derechas
la propiedad.[3] ​ Autónomas

Según Gabriele
Ranzato, la CEDA no
era «un partido para
Presidente José
la Iglesia, es decir, María
orientado a Gil-
asegurar las Robles

libertades que la Líder José


María
República le negaba,
Gil-
sino un partido de la Robles
Iglesia —su Fundación 4 de
expresión política— marzo

orientado a afirmar
su supremacía de
1933
sobre la sociedad
Disolución 19 de
civil y sobre el
abril de
Estado». En el punto 1937[a] ​
primero de su Ideología Autoritaris
programa se decía Conservad
que la coalición se nacionalis
atendría Catolicism
político[2] ​
constantemente «a Corporativ
las normas que en Democrac
cada momento cristiana
Agrarismo
dicte para España la
Liberalism
jerarquía conservad
eclesiástica en el Nacionalis
español
orden político-
religioso».[4] ​ Facciones
Ranzato destaca Alfonsis

también la Acciden

inclinación de la Posición Derecha


CEDA hacia el a
extrema
fascismo, en
derecha
especial de su rama
Sede Madrid
juvenil (las
País España
Juventudes de
Organización Juvent
Acción Popular, juvenil de Acc
JAP).[5] ​Su líder Popula
José María Gil- 1. Tras el inicio de
Robles llegó a decir la guerra civil,
bajo el Decreto
que su intención era
de Unificación
«dar a España una de la zona
verdadera unidad, sublevada.

un nuevo espíritu,
una política totalitaria», a lo que añadió
que «la democracia no es un fin sino un
medio para la conquista del nuevo Estado.
Cuando llegue el momento, ya sea a través
del parlamento, la eliminaremos [la
democracia]».[6] ​La CEDA celebró mítines
de estilo fascista, durante los cuales a Gil-
Robles se le llamaba «jefe», el equivalente
del Duce, y durante los cuales se llegó a
afirmar que la CEDA lideraría una marcha
sobre Madrid —similar a la marcha sobre
Roma del fascismo italiano— para hacerse
con el poder por la fuerza.[7] ​

La CEDA afirmó en varias ocasiones que


estaba defendiendo a España y a la
«civilización cristiana» del marxismo, y
que la atmósfera política existente en
España se había convertido en una
cuestión de marxismo contra el
antimarxismo.[8] ​Con la subida al poder
del Partido Nazi en Alemania, la CEDA
empezó a utilizar tácticas de propaganda
similares a las de los nazis: entre otras, el
énfasis en la autoridad, la patria y la
jerarquía.[8] ​De hecho, Gil-Robles llegó a
asistir al Congreso del Partido Nazi en
Núremberg celebrado en septiembre de
1933 y quedó fuertemente impresionado,
tras lo cual regresó con el firme
compromiso de crear un frente único
contrarrevolucionario antimarxista en
España.[8] ​Gil Robles manifestó que
existían elementos comunes entre el
Partido Nazi y la CEDA como «su raíz y su
actuación eminentemente populares; su
exaltación de los valores patrios; su neta
significación antimarxista; su enemistad
con la democracia liberal y parlamentaria»
—aunque rechazó la «estadolatría
nazi»—.[9] ​

En el marco de la Segunda República, la


CEDA se acabó convirtiendo en el gran
partido de masas de la derecha española,
apoyado por un fuerte despliegue de
medios y «una propaganda desorbitada y
en ocasiones grotesca».[10] ​Su presidente
Gil-Robles llegó a celebrar el mismo día, el
30 de junio de 1935, mítines en Medina del
Campo (Valladolid) y en el estadio de
Mestalla (Valencia), siendo la primera vez
en la historia de España que se utilizaba el
avión para desplazarse por asuntos
electorales.[11] ​

Sin embargo, entre 1933 y 1936 la CEDA


no logró obtener ganancias electorales
sustanciales, lo que significó que no
lograra obtener un respaldo suficiente
para poder formar gobierno y que el apoyo
derechista se reorientara hacia el líder
monárquico alfonsino, José Calvo
Sotelo.[12] ​El fracaso electoral llevó a la
CEDA a abandonar su relativa moderación
y empezar a prestar apoyo a personas o
grupos violentos contrarios a la República,
lo que incluyó la entrega de los fondos
electorales de la CEDA al líder del golpe
militar de 1936 contra la República, el
general Emilio Mola.[13] ​Además,
numerosos miembros y partidarios del
movimiento juvenil de la CEDA, las
Juventudes de Acción Popular (JAP),
comenzaron a pasarse en masa a Falange
Española.[13] ​
Historia

Antecedentes: Acción Popular

Ángel Herrera Oria encabezaba la


organización católica de carácter social
Acción Católica. En 1931 logró aglutinar
en torno a El Debate a un grupo de
católicos interesados en defender sus
principios religiosos en el marco de la
República, llegando a formar el partido
Acción Nacional, fundado el 29 de abril de
1931. Una ley aprobada por las Cortes a
principios de 1932 que prohibía el uso del
término «nacional» en los nombres de los
partidos, le obligó a cambiarlo por el de
Acción Popular, que iba a convertirse en el
partido aglutinante de la Confederación.

La sublevación de agosto de 1932


conocida como la «Sanjurjada»
aconsejaba a los dirigentes de Acción
Popular a desligarse de los otros grupos
de derecha para de este modo acentuar su
independencia, ya que proclamaba que
para alcanzar el poder solo emplearía el
camino de la legalidad. Cuando Gil-Robles
en El Debate promulga el deber de
acatamiento muchos monárquicos
abandonan el grupo destacando Esteban
Bilbao, Antonio Goicoechea y José María
Albiñana.[14] ​Este grupo fundó a principios
de 1933 el partido monárquico alfonsino
Renovación Española.

El 5 de enero de 1933 Gil-Robles esboza


programa y táctica, concretando las
condiciones para ingresar en la
confederación derechista proyectada.[15] ​

Partido nacional

Acción Popular creyó llegado el momento


de convertirse en el partido nacional
aglutinando varias organizaciones
derechistas, los siguientes partidos
regionales:
Programa de la
Confederación
Española de
Derechas
Autónomas (enero
de 1933)

1.º Acatamiento del


Poder constituido,
según la enseñanza
de la Iglesia. —
[...]
2.º Lucha legal
contra la
legislación
persecutoria e
inicua. —
[...]
3.º Eliminación del
programa de todo
lo relativo a las
formas de
Gobierno. Cada
socio queda en
libertad de
mantener íntegras
sus convicciones y
puede defenderlas
fuera de la
organización. —
[...]
Los partidos u
organizaciones que
no coincidieran en
los puntos
señalados no
podrán formar parte
de la CEDA. Sin
embargo, ésta
mantendrá relación
amistosa y cordial
con aquéllos.

Derecha Regional Valenciana, presidida


por Luis Lucía Lucía y José Duato
Chapa.
Unión Agraria Provincial de Albacete,
Pedro Acacio Sandoval y Francisco
Giménez de Córdoba y Arce.
Derecha Regional Agraria de Cáceres y
Plasencia.
Unión de Derechas Independientes de
Jerez de la Frontera y Sanlúcar de
Barrameda.
Acción Agraria Manchega de Ciudad
Real.
Unión Navarra, de Rafael Aizpún.
Acción Popular Catalana de Barcelona.
Unión Regional de Derechas de La
Coruña.
Acción Agraria y Ciudadana de Cuenca.
Unión de Derechas de Granada.
Acción Regional Agraria y Ciudadana de
Guadalajara.
Acción Agraria de León.
Acción Agraria Riojana de Logroño,
Ángeles Gil Albarellos, Tomás Ortiz de
Solórzano y Ortiz de la Puente y Antonio
Arnedo Monguilán.
Unión de Derechas y Agrarios de Lugo,
José Benito Pardo Pardo y Luis
Rodríguez de Viguri.
Unión Católica Asturiana.
Unión Regional de Derechas de
Pontevedra.
Derecha Autónoma Salmantina.
Bloque Agrario Provincial de Soria.
Unión de Derechas de Baleares, César
Puget Piquer y Tomás Salort y de Olives.
Unión Castellana Agraria
La idea de formar una confederación fue
patrocinada por Luis Lucía Lucía quien
como jefe de Derecha Regional Valenciana
expuso con reiteración normas y caminos
que fructificaron en el Congreso celebrado
en Madrid entre los días 27 de febrero y 2
de marzo acudiendo más de 400
delegados, que representaban a 735.000
cotizantes.[16] ​

El factor común a estos partidos era su


especial interés por las cuestiones
clericales y su repulsa a las reformas que
en estas cuestiones se emprendieron en la
primera legislatura de la República: La
laicidad del Estado con la división de
poderes Iglesia y Estado, la reforma de la
enseñanza que prohibía los símbolos
religiosos en las escuelas y otras
cuestiones menores de carácter clerical,
pero que asumían como especialmente
importantes. Fueron especialmente
sensibles a los desórdenes públicos que
acabaron con la quema de iglesias y
conventos. La CEDA consiguió ser el
partido más importante de la derecha,
llegando a contar con cerca de 700.000
afiliados. Esa penetración en la sociedad,
que la convirtió en un partido de masas, la
consiguió utilizando principalmente
organizaciones católicas.[17] ​
Coalición de 1933

Para las elecciones del 19 de noviembre


de 1933 formó coalición con varios
partidos, como el monárquico Renovación
Española (también proveniente de Acción
Nacional), con el fin de aprovechar las
ventajas que la ley electoral otorgaba a la
mayoría, obteniendo 115 actas de
diputado convirtiéndose en la primera
fuerza política en el Parlamento, pero sin
la fuerza necesaria para formar gobierno,
por lo que en un principio se limitó a
condicionar la política del gobierno
formado por Lerroux. A este periodo,
algunos historiadores izquierdistas lo
denominan «Bienio Negro» significando
que fueron «años reaccionarios y
marcados por el fascismo».[18] [19]
​ ​
También aparecen en la historiografía
otras denominaciones como: «Bienio
Radical-Cedista»[20] ​y «Bienio
Rectificador».[21] ​

Ministros de la CEDA en el gobierno

Mitin de Gil-Robles en San Sebastián


en 1935

La anulación, por parte del gobierno


Lerroux, de las reformas emprendidas en
la primera legislatura y la constitución de
un nuevo gobierno, que incorporaba a tres
ministros de la CEDA, en octubre de 1934,
fueron respondidas con una sublevación
de sectores de izquierda (lo que se llamó
Revolución de octubre de 1934).

Gobierno del Frente Popular

Las elecciones del 16 de febrero de 1936


dieron la victoria a la alianza de izquierdas
del Frente Popular, aunque por partidos
individualmente, la CEDA siguió siendo el
partido más votado. Como partido más
votado, la CEDA deseaba formar gobierno,
lo que hubiese dado cierta estabilidad si
se hubiese unido con el Frente Popular en
coalición, aglutinando en el gobierno todas
las ideologías de la sociedad, tanto de
derechas como de izquierdas, pero
Manuel Azaña se negó en redondo a
formar gobierno con la derecha y romper
la alianza de izquierdas.[22] ​Desde
entonces, la CEDA, y principalmente su
líder Gil-Robles, maniobraron para que se
decretara la ley marcial y se anularan las
garantías constitucionales para así
impedir que el Frente Popular tomara
posesión del gobierno.[23] ​

Después de que algunos representantes


del ala más moderada de la CEDA,
conjuntamente con representantes del
centro político, intentaran un tímido
acercamiento a los sectores más
moderados de los partidos del Frente
Popular[24] ​, miembros de la CEDA
estuvieron en contacto con un grupo de
generales, entre ellos Mola, Franco, Goded,
etc., conspirando para propiciar el golpe
de Estado contra el gobierno del Frente
Popular, que se materializaría el 17 de
julio, después del asesinato del político de
la oposición José Calvo Sotelo a manos
de milicianos socialistas y de miembros
de la Guardia de Asalto. El parcial fracaso
del golpe desembocó en la Guerra Civil. En
el bando sublevado, fueron disueltos
todos los partidos políticos en 1937,
integrándose muchos de sus militantes y
dirigentes en Falange Española
(posteriormente Movimiento Nacional),
como es el caso del dirigente cedista
Ramón Serrano Súñer. Los dirigentes
carlistas fueron obligados a integrarse o al
exilio, incluso sufrieron la cárcel.

Guerra Civil

En los primeros días de la Guerra


destacados miembros de la CEDA
(Federico Salmón, Dimas de Madariaga,
Ricardo Cortés Villasana, Juan Bautista
Guerra García, Antonio Bermúdez Cañete,
Romualdo Alvargonzález...) fueron
asesinados por milicianos de las
organizaciones revolucionarias.

Liderazgo

José María Gil-Robles, líder de la


CEDA.

José María Gil-Robles, que ya era el líder


parlamentario, primero de Acción Nacional
y después de Acción Popular, pasó a ser el
líder de la CEDA. Visitó la Alemania nazi,
interesándose por los medios de
propaganda política utilizada por los nazis
y llegó a asistir a uno de los Congresos de
Núremberg. Como resultado de estas
experiencias la CEDA adoptó en sus
campañas y actos electorales un
exacerbado culto a la personalidad del
líder, reproduciendo la imagen de Gil-
Robles en carteles de grandes
dimensiones como el desplegado en la
Puerta del Sol de Madrid en la campaña
de 1936, hasta entonces nunca vistos en
España.[25] ​También se utilizaba el epíteto
Jefe para referirse a Gil-Robles y reforzar
así su autoridad, a imitación de las
expresiones Führer, Duce o la misma Jefe
ya utilizada por los falangistas para
dirigirse a José Antonio. Eran habituales
las aclamaciones «¡jefe, jefe, jefe»! por
parte de multitudes uniformadas al estilo
fascista en sus mítines y desfiles. Todo
ello contribuyó a reforzar la autoridad del
político salmantino en detrimento de otras
figuras del partido más cercanas a
posturas democráticas y centristas, como
Manuel Giménez Fernández, que a juicio
de algunos habrían salvado las
instituciones republicanas y evitado la
guerra.[26] ​

Ideología
Según el historiador Gabriel Jackson el
punto común de los partidos que
formaban la Confederación era la defensa
de los sentimientos e intereses católicos
contra las políticas anticlericales de los
gobiernos republicano-socialistas
presididos por Manuel Azaña y su fin
último era modificar la Constitución de
1931. Se inspiraba en el catolicismo social
del papa León XIII y su programa se
resumía en el lema: «Religión, Patria,
Familia, Orden, Trabajo y Propiedad»
(excluyendo a la Monarquía dado el
carácter accidental que tenían para la
CEDA las formas de gobierno, lo que
provocó la salida de la misma de los
católicos alfonsinos encabezados por
Antonio Goicoechea que fundaron el
partido Renovación Española que buscó la
alianza con los carlistas de la Comunión
Tradicionalista). Propugnaba una
organización corporativa de la sociedad
siguiendo la encíclica de Pío XI
Quadragesimo Anno.[27] ​

Así pues la CEDA, diferente de los partidos


cristiano-demócratas de la época, se
conformó como un partido clerical que
apostaba por un contrarreformismo de
signo católico, por el antiliberalismo
político y por un fundamentalismo
moral.[28] ​Partidaria de un Estado
corporativo, por lo que si para algunos se
podía asimilar a la Democracia Cristiana,
otros historiadores la han calificado de
inspiración fascista, muy especialmente
en lo que hace referencia a su
organización juvenil, las Juventudes de
Acción Popular (JAP). Ellos situaban
como su modelo al Partido conservador
inglés; si bien mostraban en el parlamento
español un claro apoyo a los regímenes
fascistas de Alemania e Italia. Aunque
esta "fascistización" de la JAP y de la
CEDA responde más bien a una
radicalización autoritaria de unos
supuestos ideológicos tradicionalistas
dentro de unos parámetros ideológicos
intrínsecamente conservadores, no
fascistas[29] ​. La CEDA seguía la corriente
de opinión, ya manifestada dentro de
Acción Popular, partidaria de aceptar las
instituciones republicanas, a pesar de la
procedencia monárquica de muchos de
sus miembros, para la defensa, desde
dentro, de sus intereses sociales y
económicos.

Periódicos y órganos de
expresión
A lo largo de su existencia la
confederación dispuso de numerosos
diarios y semanarios que sirvieron como
órganos de expresión de la CEDA. Entre
aquellos diarios que ejercieron como
órganos de la confederación estaban La
Provincia de Úbeda,[30] [31]
​ ​La Gaceta del
Norte,[32] ​El Noticiero de Zaragoza,[33] ​el
Diario de Reus,[34] ​Odiel de Hueva,[35] [36]
​ ​
Guión de Córdoba,[37] ​Diario de
Valencia,[n. 1] ​etc. En Madrid el histórico
diario El Debate ejerció como medio de
expresión «oficioso» de la CEDA.[39] ​
También se mostraron muy afines a la
confederación diarios como La Mañana de
Jaén,[40] ​Ayer de Jerez de la Frontera,[40] ​
Acción de Teruel,[41] ​Diario de León,[42] ​
Hoy de Badajoz,[43] ​Diario de Ávila,[44] ​El
Pueblo Manchego y La Gaceta Regional de
Salamanca —estos dos últimos, afines a
Gil Robles—,[45] ​etc.
Resultados electorales
Escaños % de
Comicios +/– Notas
obtenidos escaños

1933 115/473 24.3% Forma parte de la Unión de Derechas.[n. 2] ​

Forma parte del Frente Nacional


1936 88/473 18.6%
27 Contrarrevolucionario.

Véase también
Acción Popular

Notas
1. El Diario de Valencia, originalmente
adscrito al tradicionalismo, ejerció
posteriormente como órgano de la
Derecha Regional Valenciana.[38] ​
2. Esta coalición incluía a la CEDA,
Comunión Tradicionalista (CT),
Renovación Española (RE), Partido
Republicano Liberal Demócrata
(PRLD), Partido Republicano de Centro
(PRCe), Partido Regionalista de
Mallorca (PRM), Partido Nacionalista
Español (PNE) y Falange Española
(FE).

Referencias

Pie de página

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s://books.google.es/books?id=x_MeR
06xqXAC&pg=PA255&redir_esc=y#v=o
nepage&q&f=false) .
2. Blinkhorn, 2002, p. 15.
3. Mary Vincent, Catholicism in the
Second Spanish Republic, Capítulo 9,
pág. 202
4. Ranzato, 2014, p. 34-35. "La confusión
de la Iglesia con un partido... la
exponía a verse implicada en el
torbellino de agresiones mutuas en
una fase de aguda lucha política.
Sobre todo porque ese partido se iba
configurando cada vez más como una
formación de la derecha
antidemocrática..."
5. Ranzato, 2014, p. 35-36.
6. Preston, 2007, p. 64.
7. Preston, 2007, pp. 45; 69.
8. Preston, 2007, p. 62.
9. Ranzato, 2014, p. 33-36.
10. Ansó, 1976, p. 56.
11. Peña González, 2007, p. 216.
12. Preston, 2007, pp. 88-89.
13. Preston, 2007, p. 89.
14. Arrarás, 1964, cap. «Nace la
Confederación Española de Derechas
Autónomas (C.E.D.A.)».
15. Carta al director de El Nervión, diario
bilbaíno.
16. Véase el libro En estas horas de
transición, Valencia, 1930.
17. Javier Tusell, 1999, cap. «Radicales y
cedistas: el comienzo de la
colaboración».
18. Bachoud, 2000.
19. Preston, 1994, p. 127.
20. http://www.historiasiglo20.org/HE/13a
-2.htm
21. José Álvarez y José Ramón Montero,
La Segunda República Española.
Bienio Rectificador y Frente Popular,
1934–1936, Siglo XXI de España
Editores, S.A.
22. Payne, 2010.
23. Paul Preston, Franco, Editorial Grijalbo,
1994, cap. «La forja de un conspirador:
Franco y el Frente Popular».
24. Tusell, 1971, p. 27-28.
25. Vidarte, 1973, p. 37.
26. Vidarte, 1973, p. 52.
27. Jackson, 1976, p. 118.
28. Gunther, Montero y Botella, 2004,
p. 35.
29. González Cuevas, Pedro Carlos (2016).
El pensamiento político de la derecha
española en el siglo XX. Tecnos.
p. 133.
30. Checa Godoy, 1989, pp. 27, 175.
31. Álvarez Rey, 2010, p. 561.
32. Checa Godoy, 1989, p. 292.
33. Checa Godoy, 1989, p. 301.
34. Espinet y Tresserras, 1999, p. 78.
35. Barreiro Gordillo, 2003, p. 85.
36. Checa Godoy, 1989, p. 287.
37. Checa Godoy, 1989, p. 284.
38. Checa Godoy, 1989, pp. 169, 197, 289.
39. Arbeloa, 2014, pp. 289-291.
40. Checa Godoy, 1989, p. 175.
41. Checa Godoy, 1989, pp. 206, 335.
42. Checa Godoy, 1989, p. 288.
43. Checa Godoy, 1989, p. 174.
44. Checa Godoy, 1989, p. 167.
45. Checa Godoy, 1989, pp. 17, 165.
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Vidarte, Juan-Simeón (1973). Todos
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