Está en la página 1de 2

GESTIÓN DEL TIEMPO PARA TRADUCTORES

22, abril 2021

Traducción Técnica

La prestación de servicios lingüísticos es una actividad profesional que puede llegar a ser muy
estresante. Particularmente en el sector de la traducción, los traductores lidian con textos de
distinta índole cuya complejidad a veces no se revela hasta que están trabajando de lleno con ellos;
los plazos de entrega suelen ser ajustados (de hecho, un mismo día puede comprender varias
entregas); hay encargos con un gran número de palabras al que podemos no estar acostumbrados
y, con frecuencia, hay que estar pendiente de nuestra bandeja de entrada para atender los encargos
entrantes, a los que tendremos que hacer un hueco en nuestra agenda. Todas estas variables
afectan a la organización temporal y provocan verdaderamente un cierto estado de estrés en el
profesional que puede llegar a afectar su rendimiento, ya sea por un sentimiento de saturación o
bien por un bloqueo mental que le impide continuar con normalidad. Como el estado psíquico del
traductor es fundamental para poder ejercer su profesión correctamente y con plena consciencia,
es necesario aprender a gestionar el tiempo y diseñar un método de trabajo eficaz y, sobre todo,
que nos haga sentir eficientes.

Existen muchas técnicas con el objetivo de ayudar a las personas a organizar su tiempo, pero la
mayoría coinciden en una serie de aspectos fundamentales.

En primer lugar, es preciso definir una serie de objetivos a la hora de ponernos manos a la obra. En
muchas ocasiones nos enfrentamos a una traducción que concebimos como un todo y podemos
sentirnos algo abrumados por la cantidad de palabras, por la documentación que debemos hacer
previamente, por las distintas etapas de verificación que debemos seguir para hacer el control de
calidad, etc. Por ello, lo más recomendable es establecer objetivos a corto y medio plazo (por
ejemplo, fijar una hora para completar una parte de la traducción, poner un intervalo de tiempo
para realizar los controles de calidad…). Esta estrategia tiene un impacto muy positivo en nuestra
motivación, ya que de este modo veremos cómo se van cumpliendo pequeños objetivos,
entenderemos que la tarea progresa y tendremos una mejor predisposición para continuar el
trabajo. Con el tiempo, esto nos ayudará a saber de antemano cuánto tiempo necesitamos para una
tarea en concreto y podremos gestionar nuestro tiempo con mayor confianza e incluso a más largo
plazo.

Seguidamente, y en línea con esta primera etapa de delimitación de objetivos, también resulta muy
útil conocer no solo las tareas del día sino las tareas de un periodo más largo, como una semana. La
finalidad de esta estrategia es terminar una jornada teniendo claro qué nos espera en la siguiente,
de modo que cuando nos incorporemos podamos empezar a trabajar sin tener que hacer una lista
desde cero, lo que hace perder mucho tiempo. Por ejemplo, podemos dedicar la jornada de un día
a traducir un texto, sabiendo que a la mañana siguiente tenemos hasta medio día para autocorregir
la traducción, pasar los controles de calidad y enviársela al cliente. O bien podemos dejar un espacio
a primera hora de la mañana para responder a los mensajes de nuestra bandeja de entrada y dedicar
un tiempo a la documentación para un proyecto específico. Las tareas que vayamos marcando
pueden ser muy extensas; así que, nuevamente, lo más aconsejable es dividirlas en tareas más
pequeñas que nos permitan ir observando un progreso. A muchos traductores les gusta
cronometrarse mientras desempeñan una tarea en concreto para saber cuánto tiempo tardan de
media en hacer labores específicas. Esto es bastante útil si nuestras traducciones suelen ser de la
misma temática o abordar los mismos campos de especialidad.

Como ya se ha podido desprender de lo anterior, a la hora de diseñar un calendario de tareas o


distribuir el tiempo, los traductores deben tener una gran capacidad para priorizar. Es posible que
un encargo deba entregarse antes que otro, o que sepamos que a un encargo le vamos a tener que
dedicar más tiempo porque no estamos tan acostumbrados a trabajar ese ámbito. Más allá de las
traducciones, es posible que decidamos dar prioridad a responder a nuestros clientes y enviarles
presupuestos o responder sus dudas o bien gestionar una incidencia de un proyecto. Saber decidir
qué es más o menos importante es la clave de repartir el tiempo adecuadamente y, por supuesto,
de lograr que encajen todos los engranajes de una cadena de producción. De hecho, este es uno de
los procesos habituales en la gestión de proyectos de traducción.

Por último, y fuera del propio ejercicio traductor, es preciso cuidar los factores externos.
Particularmente en el contexto habitual del teletrabajo, los profesionales han convertido su entorno
doméstico en el laboral, por lo que las barreras entre la vida personal y la profesional están más
difuminadas. Por ello, es recomendable limitar el acceso a los dispositivos electrónicos que no
vayamos a utilizar para estar disponibles o para trabajar, ya que las redes sociales suponen una gran
fuente de distracción. En esta misma línea, también debemos procurar mantener un entorno de
trabajo limpio y ordenado, donde todo pueda encontrarse fácilmente. En el caso de la traducción,
conviene gestionar carpetas de proyectos, tener a mano todos los diccionarios y demás recursos
electrónicos, quitar de la vista cualquier objeto que pueda desconcentrarnos, etc.

En definitiva, si queremos hacer un mejor uso de nuestro tiempo, debemos analizar con
detenimiento las tareas que tenemos asignadas y dividirlas en pequeños objetivos que evidencien
un progreso a corto y medio plazo. Además, hay que procurar encontrarse en una disposición
psíquica que fomente la concentración y la motivación personal.

También podría gustarte