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Walter Benjamin
Iluminaciones Profanas
1
Indice
Introducción
I.- Convergencias
2
Sabido es que debe haber existido un autómata construido
de tal suerte que era capaz de replicar a cada movimiento
de un ajedrecista con una jugada contraria que le daba el
triunfo en la partida. Un muñeco trajeado a la turca y con
una pipa de narguile en la boca, se sentaba ante el tablero,
colocado sobre una mesa espaciosa. Gracias a un sistema
de espejos se creaba la ilusión de que la mesa era
transparente por todos los costados. La verdad era que
dentro se escondía, sentado, un enano jorobado que era un
maestro de ajedrez y que guiaba con unos hilos la mano
del muñeco. Una réplica de este artilugio cabe imaginarse
en filosofía. Tendrá que ganar siempre el muñeco que
llamamos “materialismo histórico”. Puede desafiar sin
problemas a cualquiera siempre y cuando tome a su
servicio a la teología que, como hoy sabemos, es enana y
fea, y no está, por lo demás, como para dejarse ver por
nadie.
3
Introducción
1 Reyes Mate, M. Medianoche en la historia. Madrid. Editorial Trotta. (2º edición) 2009: 52
5
comprensión de la realidad que no se limite
a lo que capta el ‘concepto’”2
2Ibíd.
3 Deleuze, Gilles. Spinoza: Filosofía Práctica. Barcelona. Fabula/Tusquets. 2001: 18 (Original Spinoza: Philosophie
practique. Paris. PUF. 1970)
6
una cierta “moda académica”: Artículos,
libros y encuentros dan testimonio de esta
tendencia. De algún modo, la escritura de
este pensador judío-alemán ha adquirido
una inusitada actualidad, aún en el ámbito
hispano donde su arribo ha sido más bien
tardío. La cuestión nada fácil de desentrañar
es por qué Benjamin, o mejor todavía, por
qué ahora.
7
El pensamiento benjaminiano reconoce
algunas tensiones y aperturas que
parecieran pertinentes a nuestro presente.
En la obra de Walter Benjamin se reconocen,
a lo menos, cuatro grandes topos que
organizan su pensamiento, a saber: Una
crítica de la crítica ilustrada a la cuestión
religiosa; la ciencia y la técnica como
fantasmagorías; la inevitable complicidad
entre el progreso y la barbarie; la oposición
entre el concepto de história y aquel de
memoria. En lo que sigue, nos ocuparemos,
muy especialmente, del primer hito
benjaminiano, acaso el más desconcertante
para quien se haya formado en el
materialismo dialéctico y fuente de muchos
malentendidos.
8
Hay, qué duda cabe, una particular
“sensibilidad Benjamin” frente a cuestiones
cardinales en la historia del siglo XX y que
podemos resumir en su interés por
comprender la relación entre progreso -
técnica y totalitarismo, no sólo como una
cuestión teórica sino como un compromiso
con el sufrimiento y la muerte de millones de
seres.
9
singularidades inmanentes a la “experiencia
religiosa” Se trata, por cierto, de una
búsqueda iniciada ya por Baudelaire y.
luego, por el surrealismo, esto es,
aprehender dicha experiencia en cuanto
“iluminación profana”. Es esta dimensión
fina y espiritual lo que merece ser revisado
desde el “materialismo dialéctico”. Benjamin
nos está proponiendo, nada menos, que una
aprehensión materialista de lo espiritual.
Nótese que se invierte de este modo el
presupuesto evangélico proclamado por
Mateo: “Buscad el reino de dios y todo lo
demás se os dará por añadidura” (Mateo 6:
33).
10
no debe sorprender el interés que ha
suscitado Benjamin en algunos círculos
intelectuales de América Latina donde
palabras como “esperanza”, “redención” o
“utopía”, están cargadas de historia y de
dolor.
11
la necesaria convergencia entre la
materialidad y la espiritualidad, alejado de
toda carga sacramental y catequística.
Álvaro Cuadra
12
I.- Convergencias
W. Benjamin
13
filósofo con Walter Benjamin, en contextos
históricos diversos, ambos pensadores
profieren una palabra tan abisal como
anhelante, valiente y singular, en que las
latencias nos dejan presentir una sed de
absoluto.
6 Optamos por denominar a ‘dios’ con minúsculas por lo que se desprende de esta cita:
“A propósito del uso de la palabra ‘dios’ con minúscula se adopta un criterio que obedece al respeto por dios mismo (por
lo que él signifique), en un intento deliberado – de orden teológico –negativo –de salvaguardar su esencia, restándole
valor a las representaciones y categorizaciones humanas sobre él”.
Holzapfel, C. deus absconditus. Santiago. Dolmen. 1995:9
7 Benjamin, W. «Le langage est tout simplement l’essence spirituelle de l’homme » (« sur le langage » in Œuvre I, p. 148).
14
El reconocimiento de la condición virtual de
la “significación” no debe confundirse, de
buenas a primeras, con la afirmación de que,
finalmente, el conocimiento es, meramente,
res mentalis. Una afirmación tal es la que
sostienen las tradiciones metafísicas
esotéricas desde la antigüedad hasta
nuestros días8. Sin embargo, aclaremos que
sostener que el conocimiento se afirma en la
“significación” de carácter lingüístico –
discursivo, no quiere decir que todo pueda
resolverse en el plano abstracto de los
conceptos sin referencia alguna a la
profundidad de la experiencia. Hace ya
tiempo que los filósofos del lenguaje han
esclarecido la dimensión perlocucionaria del
lenguaje9. En efecto, los discursos en cuanto
macroactos de habla inciden en el dominio
de lo concreto no sólo como representación
sino instando y reclamando acciones
concretas. Si bien una concepción de la
divinidad puede tomar la forma de una
“experiencia radical”, en tanto tal, pertenece
al universo de lo incomunicable, es el caso
del místico. El otro camino es una cierta
8 Entre las obras de metafísica más populares destaca la serie de libros de Allan Kardec, origen de la llamada doctrina
espírita, en particular El libro de los espíritus. Sólo a modo de ilustración, recordemos aquel enunciado que inaugura
aquel otro escrito esotérico atribuido a Hermes Trimegisto, El Kybalion, “Todo es mente”. La misma idea ha adquirido
fuerza en la actualidad entre muchos metafísicos cuánticos, para quienes el Todo no es sino un campo no local de
energía e información con bucles de retroalimentación cibernéticos de autorreferencia, del cual se desprende un campo
no local como continúo de probabilidades que se manifiesta holográficamente como fenómeno espacio- tiempo.
9 Hacemos referencia, por cierto, a la Escuela de Oxford, y en particular a John Austin. Las ideas de J. Austin aparecen
expuestas en el libro póstumo, compilado en 1962 por J.O. Urmson. How to Do Things with Words.O.U.P., Oxford. Hay
una excelente traducción al español de Carrió y Rabossi. 1971. Palabras y Acciones. Cómo hacer cosas conpalabras.
Paidos Editorial, Buenos Aires.
15
“significación de lo divino”, la que, de un
modo u otro, toma la forma de un discurso
en que cristaliza la profundidad de la
experiencia. Es decir, sea cual fuere una
cierta Idea de dios, ella solo es concebible,
históricamente, como discurso social y , por
tanto, participa de la contingencia,
entretejida con las fuerzas e intereses en un
momento dado de la historia. Pocas veces se
advierte que la “significación” adquiere su
plena singularidad cuando la pensamos
como un puente entre la materialidad y la
inmaterialidad inmanente al signo que se
despliega en el tiempo como un ahora.
Nuestro estudio quiere indagar,
precisamente, en torno a una cuestión que
atañe a la escritura de lo sagrado, Scripturae
Sacrae, con toda su carga de una
temporalidad otra. Nos interesa escudriñar
aquella relación que propone Benjamin entre
la singularidad de lo religioso y su correlato
político – filosófico en un contexto histórico
determinado. Concretamente, cabe
preguntarse por la posibilidad y el
fundamento de una “convergencia” tal.
16
pensamiento a una cierta mística judía, esto
es a una metafísica sui generis, como hace
Scholem o, por el contrario, entender a este
pensador como un marxista herético, acaso
un anarquista romántico como propone
Löwy. En cierto sentido, ambos modos de
comprender el pensamiento benjaminiano
encuentran un asidero sólido en sus
escritos. Lo que se podría reprochar a este
tipo de lecturas es que ambas restituyen la
“divergencia”, allí donde, Benjamin apuesta –
precisamente - a la “convergencia”. Si
examinamos con detención algunos pasajes
de su obra, surge de manera cada vez más
nítida un pensamiento muy original que
conjuga los abismos metafísicos con la
materialidad histórica y revolucionaria en la
dialéctica del instante. Este es el camino que
proponemos para aproximarnos al
pensamiento de Walter Benjamin, aquel que
supera las dicotomías maniqueas del siglo
XX, e inaugura derroteros inéditos para
pensar nociones tan fundamentales como
materialidad, historia, espíritu y tiempo.
17
exégetas suelen disociar esta dualidad,
enfatizando solo un aspecto. Para superar
esta falsa polémica habría que recordar que
si bien Jano posee dos caras, no es menos
cierto que ambos rostros pertenecen a una
misma cabeza. Así, entonces, las dos caras
que nos ofrece el pensamiento benjaminiano
no son sino la expresión mesiánica y secular
de un solo pensamiento.10
18
nuestra América, en cuanto muestra un
horizonte de comprensión y síntesis de
aspectos tradicionalmente disociados.
19
“método Auerbach”, una metodología que
podemos calificar de histórico-crítica. Si bien
su método ha sido reconocido como
feudatario de la Stilforschung, con maestros
de la talla de B. Croce o K. Vossler, no es
menos cierto que hay un parentesco con la
Metahistoria de Hayden White, en la que son
las estrategias discursivas, retóricas y
poéticas, del discurso historiográfico las que
construyen una trama del desarrollo
histórico.
20
porque la Idea de Dios nos enseña que es
nuestro bien supremo, y que el conocimiento
y el amor de Dios son el fin último a que
deben dirigirse nuestros actos”12
12 De Spinoza, Baruch. De la ley divina (IV) in Tratado Teológico Político. Buenos Aires. Acervo Cultural Editores. 1977:
74
13 Arendt, H. Walter Benjamin. Hombres en tiempos de oscuridad. Barcelona. Editorial Gedisa. 2001:171
21
constituyen, precisamente, la relación
simbólica entre lo eterno y lo transitorio.14
22
ordinaria y su resonancia en una dimensión
atemporal.
23
según argumenta Benjamin, posicionarse
contra la ideología del "progreso",
"desarraigar cualquier vestigio de 'desarrollo'
de la imagen de la historia y representar el
devenir… como una constelación
existente".15
24
trata de una teología singular, pues como
afirma Oyarzún: “Efectivamente, la ‘teología’
benjaminiana es de cuño peculiar, carece de
la centralidad sustantiva e idéntica de lo
divino, y afirma, en cambio, la eventualidad
pura de lo mesiánico, la eficacia diferidora de
su ‘venida’”17 Lo singularidad del
pensamiento teológico benjaminiano admite,
sin duda, variadas interpretaciones que lo
emparentan - con mayor o menor
proximidad - con Spinoza y, en algún
sentido, con cierta onto-teo-logía.18.
25
tal vez sin saberlo, cabalmente a ratos él
mismo, un buscador de dios”1
19 Proust, F. L’Histoire à contretemps. Le temps historique chez Walter Benjamin. Paris. Éditions du Cerf. 1994:
26
interpelarse mutuamente, discurriendo, por
caminos diversos y, a ratos, muy distintos el
uno del otro. Tal como ya nos lo ha advertido
Martín Heidegger: “¿Cuándo se resolverá la
teología cristiana de una vez, a tomar en
serio las palabras del Apóstol y, de acuerdo
con ellas, a tomar la filosofía como una
locura?”20 Filosofía y Fe son dos vías más
bien divergentes que parecen aproximarse
pero sin jamás rozarse; tomar ambas a la
vez, es renunciar a pensar originariamente,
pues la pregunta filosófica va a “agujerear” la
Fe, o bien, la Fe antecede y responde a la
pregunta que debiera ser el acicate del
filósofo.
27
legitimidad que se reclama. Hagamos notar
que Spinoza introduce la cuestión
lingüística como criterio de distinción, esto
es, reconoce en la Fe y la Filosofía dos modos
discursivos, cuya pretensión de validez
difiere tanto como el modo en que se articula
el discurso, un cierto saber narrativo, en el
caso de la Fe, un determinado modo de
razonamiento, un saber argumentativo, en el
caso de la Filosofía. Es claro que la verdad,
como criterio de validez, alude de manera
implícita al lenguaje apofántico, o como se
diría hoy, a actos de habla representativos,
mientras que la obediencia, remite a una
autoridad extralingüística propia de los actos
de habla declarativos.21
21Searle.John A Taxonomy of Illocutionary Acts in Language, Mind and Knowledge. Vol VII. K. Gunderson Ed, Minnesota
Studies in the Philosophy of Science, University of Minnesota Press, Minnesota. 1976
28
historias y la lengua y no deben cimentarse
sino en las Escrituras y en la revelación”22
29
exige su estrategia teórica encaminada a
descubrir una nueva teoría del conocimiento
capaz de hacer frente a las miserias de su
tiempo”23
23 Reyes Mate, M. Medianoche en la historia. Madrid. Editorial Trotta. (2º edición) 2009: 53
30
diversidad. Deleuze se plantea una pregunta
clave respecto de la doctrina de Spinoza en
cuanto un cierto “paralelismo” entre cuerpo
y espíritu: “¿Cuál es la causa entonces de la
originalidad de la doctrina spinozista, cuál es
la causa de que la palabra ‘paralelismo’, que
no es de Spinoza, sin embargo le convenga
estrictamente?... Ocurre que no hay
solamente identidad “de orden” entre los
cuerpos y los espíritus, los fenómenos del
cuerpo y los fenómenos del espíritu
(isomorfía). Hay además identidad de
‘conexión’ entre las dos series (isonomía o
equivalencia), es decir, igual dignidad,
igualdad de principio entre la extensión y el
pensamiento, y lo que ocurre en el uno y en
el otro…Hay, en fin, identidad de ser
(isología), la misma cosa, la misma
modificación produciéndose en el atributo
pensamiento según el modo de un espíritu, y
en el atributo extensión según el modo de un
cuerpo”. 24
24 Deleuze. Op.Cit. 86
31
Para Foucault es preciso distinguir entre lo
propiamente filosófico de aquello que
podemos llamar “espiritualidad”: “Llamemos
filosofía, si quieren, a esta forma de
pensamiento que se interroga, no desde
luego sobre lo que es verdadero y lo que es
falso, sino sobre lo que hace que haya y
pueda haber verdad y falsedad y se pueda o
no se pueda distinguir una de otra.
Llamemos filosofía a la forma de
pensamiento que se interroga acerca de lo
que permite al sujeto tener acceso a la
verdad, a la forma de pensamiento que
intenta determinar las condiciones y los
límites de acceso del sujeto a la verdad. Pues
bien, si llamamos filosofía a eso, creo que
podríamos llamar espiritualidad a la
búsqueda, la práctica, la experiencia por las
cuales el sujeto efectúa en sí mismo las
transformaciones necesarias para tener
acceso a la verdad. Se denomina
espiritualidad, entonces, el conjunto de esas
búsquedas, prácticas y experiencias que
pueden ser las purificaciones, las ascesis, las
renuncias, las conversiones de la mirada, las
modificaciones de la existencia, etcétera, que
constituyen, no para el conocimiento sino
para el sujeto, para el ser mismo del sujeto,
32
el precio a pagar por tener acceso a la
verdad”25
25 Foucault, Michel. La hermenéutica del sujeto. México: Fondo de Cultura Económica, 2004.p.33
33
sectarias con un tono sibilino de infalibilidad
científica”26
34
II.- El jugador de ajedrez
Karl Marx
28Poe, Edgar A., "Maelzel's Chess-Player" (Text 02), Southern Literary Messenger, April 1836, 2:318-326
35
United States. Wherever seen, the most
intense curiosity was excited by its
appearance, and numerous have been the
attempts, by men of all classes, to fathom the
mystery of its evolutions. The cut above gives
a tolerable representation of the figure as
seen by the citizens of Richmond a few weeks
ago. The right arm, however, should lie more
at length upon the box, a chess-board should
appear upon it, and the cushion should not be
seen while the pipe is held. Some immaterial
alterations have been made in the costume of
the player since it came into the possession of
Maelzel — the plume, for example, was not
originally worn”29.
29 Op.Cit. 320
36
panfleto publicado en París hacia 1785,
toda la cuestión se reducía a un enano que
manipulaba los brazos de una figura en la
superficie, moviendo sus brazos en un
tablero de ajedrez.
37
objeto común y de la común intención de
ambas ¿qué significación tiene la posición
ancilar a la cual es remitida la teología,
irónicamente doblada en mentís por el tema
del control, pues al fin es la teología la que
maneja los hilos del muñeco, puesto que ella
es the ghost in the machine? ¿Qué hilos son
esos, qué articulaciones esenciales de la
historia requieren la intervención de la
teología y, precisamente, de qué teología?”31
En definitiva, cabe preguntarse sobre qué
teología se lee entrelineas en los escritos de
Walter Benjamín, y más radicalmente, qué
Idea de dios se esconde, como un enano,
entre sus palabras.
38
pocas veces advertidas, habría que repetir
con Reyes Mate: “Todo se ventila en esa
partida de ajedrez. Benjamin abre el
expediente del lugar de la religión en la
razonabilidad que la crítica ilustrada y
marxista daban por clausurado. Y lo hace
porque el mundo que se ha derivado tanto de
la Ilustración como del marxismo son ruinas
que poco tienen que ver con el mundo
prometido”33
39
“iluminación profana”: Una experiencia, en
fin, reñida con los dogmas que pretenden
interpretarla.
Cuadra, A. Walter Benjamin. Ópticas de la modernidad. Santiago de Chile. Editorial Arcis. 2010
40
vision téléologique de l’histoire, le passé et le
présent ne sont plus dans un rapport de
successivité mais se définissent conjointment.
Le sens des événements n’est pas fixé une
fois pour toutes: il ne cesse de se rédefinir
avec chaque instant présent qui les vise de
façon inductive”35
35 Simay, P. “Walter Benjamín au present” in Cahiers d’anthropologie sociale.Nº 4. Editions de L’Herne.Paris. 2008:11
36
El presente ya no puede ser concebido como un intervalo neutro entre un pasado y un futuro, todo presente es
instancia de temporalización, momento de polarización y despliegue de un sentido histórico. Como sostiene Benjamin:
“C’est le présent qui polarise l’évenement en histoire antérieure et histoire postérieure”
Cuadra, A..Op. Cit.
41
derecho a la felicidad “37 Hagamos notar la
tremenda actualidad que posee esta
concepción mesiánica, pues, siguiendo a
Foucault ella entraña una nueva relación
entre el sujeto y la verdad, lo que se
evidencia en algunos procesos políticos
contemporáneos, como es el caso de la
revolución islámica .38
42
histórico y a la teología es porque Benjamin
considera al marxismo y al judaismo fuentes
de conocimientos desaprovechadas por la
crítica de la religión que han llevado a cabo
tanto la ilustración como el propio
marxismo. Benjamin propone de hecho una
revisión radical de esas críticas, partiendo,
eso sí, de visiones harto heterodoxas tanto
del ‘materialismo histórico’ como de la
‘teología’”39Si el saber dialéctico nos
proporciona las herramientas para una
crítica rigurosa del capitalismo
contemporáneo desde una antropología
materialista, hasta nuestros días, la teología
es condición de posibilidad para acceder a
una experiencia espiritual de una
temporalidad otra. Dos formas de
conocimiento y comprensión de lo humano
que lejos de oponerse se complementan en
una visión inédita de la historia.
39 Reyes Mate 52
43
III.- Iluminaciones Profanas
W. Benjamin
45
lóbulos frontales del cerebro una excitación
detectable por encima de lo normal. Estos
lóbulos están ligados al sistema límbico, el
centro de las emociones y los valores. Ahí se
da una concentración en aquello que tales
científicos llamaron «mente mística» (mystical
mind). Tal estimulación del ‘punto Dios’ no
está ligada a una idea o a algún pensamiento
objetivo. Es activado siempre que la persona
se siente envuelta emotivamente en los
contextos globales que confieren sentido a la
vida o cuando, de forma autoimplicada, se
refiere a lo Sagrado, a temas religiosos o
directamente a Dios. Se trata de emociones y
no de ideaciones, de factores ligados a
experiencias de gran sentido que implican
una percepción del Todo y de algo
incondicional… Esta mente mística
pertenece al proceso más general,
antropogénico-cosmogénico. Ella representa
una mejora evolutiva de la especie homo. Así
como externamente estamos dotados de
sentidos por los cuales aprehendemos la
realidad a través del oído, de la vista, del
tacto y del olfato, de igual manera
estaríamos internamente enriquecidos con
un órgano mediante el cual captamos el
Misterio del Mundo, nos hacemos sensibles a
aquella Energía poderosa y amorosa que
recorre de punta a punta todo el universo y
46
que subyace a nuestra existencia. Las
tradiciones religiosas la llamaron Dios” 42
La surréalité es el reconocimiento explícito de
la profundidad de la realidad, su dimensión
espiritual más allá de la inteligencia y de la
inteligencia emocional. Para Breton se trata
de alcanzar ese punto del espíritu donde
toda dualidad es superada, repitiendo así la
sabiduría ancestral del budismo y otras
doctrinas orientales. En este sentido,
términos como materialidad y espiritualidad
no se excluyen, sino que se complementan.
El descubrimiento de los surrealistas está
más allá del arte, se trata de una cualidad
psíquica inconsciente que remite a una
experiencia en profundidad. De este modo,
podríamos decir figurativamente, el
surrealismo nos lleva de una concepción
bidimensional del universo a un universo
numinoso tridimensional.
Desde otro punto de vista, podríamos
afirmar que el surrealismo nos invita a una
nueva relación de significación entre la
materialidad y el pensamiento. Trascender el
dominio de los significantes, estableciendo
47
un inédito universo de significaciones que
cristaliza en nuevas experiencias colectivas
capaces de construir una historia dotada de
profundidad. Tal universo de significaciones
nace de las “correspondencias” entre el
decurso histórico material y la profundidad
atemporal de todo cuanto existe.
El surrealismo es también una conexión
inaudita con el movimiento y la
transformación de todo cuanto existe, por
ello es révolte y expansión del deseo, Fuente
Originaria de plenitud y libertad espiritual
suma. De aquí la afinidad del surrealismo
con la idea de revolución, una revolución
mayúscula que no admite dilación ni
trámites y frente a la cual la Revolución
Rusa no fue sino una crisis ministerial. La
radicalidad del reclamo surrealista nace de
su profana iluminación, aquella que
renuncia por anticipado a todo
fundamentalismo, a todo doctrinalismo, a
todo relato religioso propiamente, para
instalarse en el meollo de una experiencia
espiritual y poética.
El descubrimiento de Walter Benjamin se
relaciona directamente con el surrealismo en
cuanto advierte con lucidez aquello que ya
había sido denunciado por Marx, la
pretensión de ciertas doctrinas religiosas de
48
investir de espiritualidad al capitalismo,
basado en puras relaciones mercantiles,
donde lo espiritual está ausente. La
espiritualidad, en su dimensión ética y
estética, funda la más alta dignidad de lo
humano y niega, justamente, toda forma de
sometimiento, abuso o lucro como pura
degradación.
Hagamos notar la tremenda pertinencia y
actualidad de esta línea de pensamiento en
América Latina. A casi un siglo de distancia,
esta idea expresada como la primera de sus
Tesis sobre la Historia cobra, en efecto,
especial relevancia en nuestra América,
donde millones de seres sumidos en la
miseria material y moral no encuentran ni fe
ni esperanza para sí mismos ni para sus
hijos. Consignemos a este respecto la
denuncia de un connotado teólogo de la
liberación: “Hoy, más que antes, se hace
urgente dar relieve a la inteligencia espiritual
porque vivimos en una cultura entorpecida
por el materialismo y por el consumismo
inducido. El efecto de este modo de ser está
bien relatado por la literatura
contemporánea: sentimientos de náusea
(Sartre), de estar-de-sobra (Marcel), de
alienación (Marx), de “desamparo-abandono”
(Heidegger), de extranjeros en la propia
patria (Camus). En una palabra, padecemos
49
graves enfermedades de sentido como
denunciaron los psicoanalistas Rollo May y
Victor Frankl. Todo esto porque embotamos
la inteligencia espiritual”43
Benjamin, empero, va más allá,
reconociendo que una genuina revolución no
puede prescindir de lo espiritual. En este
sentido, la antiguo teología, deformada por
dogmas y administrada por pervertidas e
interesadas burocracias, un enano feo,
esconde, no obstante, un saber profundo: la
posibilidad de una experiencia de
profundidad espiritual. No se trata de una
astucia mitopoyética ni de una estratagema,
se trata de una superación de lo humano en
la lucha histórica por su liberación (la
partida de ajedrez) He allí la magnífica
conjunción que nos propone Benjamin, el
encuentro entre el anhelo de justicia
expresado por un movimiento revolucionario
con el reclamo moral de dignidad y grandeza
de lo humano y su realización en la historia.
Se trata del encuentro de dos
temporalidades, el encuentro, ni más ni
menos, que de lo transitorio y lo eterno en la
acción revolucionaria, el advenir de un
sentido histórico y trascendente al mismo
tiempo.
43 Boff. Op.Cit.
50
Es interesante hacer notar que las narrativas
religiosas nos remiten a la presencia de una
Inteligencia no humana en el decurso
histórico de nuestra especie. Las religiones
nos avisan que el universo no está hecho a la
medida de lo humano. Dicha Inteligencia es
la Creadora de todo y preside todo el
Cosmos. Es más, la noción de dios se
instala, por definición, más allá del espacio y
del tiempo. De tal manera que su
intervención está mediada por “Mensajeros o
Ángeles” que por definición son no humanos.
Esta condición ontológica tornará muy
compleja cualquier consideración teológica.
Por de pronto, referir aquello que está fuera
del espacio y el tiempo humanos y cuya
existencia, a todo nivel, difiera de la nuestra.
Al “Hijo del Hombre” solo le es posible mirar
a las estrellas y concebir este ámbito
fenoménico como un “Mysterium”
51
IV.- Medianoche en la historia
44
Schmitt, C. (2009) Teología política. Madrid. Trotta Editorial.
45
Benjamin, W. (2008) Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México DF. Itaca.
52
medianoche de la historia humana, un
tiempo donde la noción misma de dios ha
sido abolida o convertida en mera
mercancía.46 Como uno de los jinetes del
apocalipsis, la peste pisotea toda vana
ilusión del Fausto moderno.
46
Las grandes ciudades de todo el mundo aparecen, hoy, vacías. La presencia
humana ha sido abolida. Como los espacios de París fotografiados por Atget,
precursor del surrealismo, las ciudades parecen celebrar la ausencia y el
silencio, “la ciudad está desamueblada” dirá Benjamin. Paisajes desiertos
expurgados de la contaminación y de toda ingenuidad.
53
contemporánea para los oprimidos, hasta el
actual gobierno de Bolsonaro.
54
regla, se está afirmando de manera
categórica que ni la democracia liberal ni el
melifluo discurso de los derechos humanos
ni todo el “progreso” económico que reclama
para sí la globalización neoliberal puede
ocultar el hecho fundamental de que tales
presuntos logros se han hecho sobre las
espaldas de los menesterosos y desde una
visión eurocéntrica y racista47. En suma, la
riqueza de unos pocos produce,
ineluctablemente, la miseria de los muchos.
55
En esta oscura medianoche de nuestra
historia, un tiempo donde la violencia, la
destrucción y la muerte se han convertido en
un macabro espectáculo cotidiano. Un
tiempo que ha sumido al mundo entero en
un “estado de excepción” donde todo derecho
ha sido suspendido frente a la “amenaza”,
política, biológica, climática . Un mundo de
miedos diseminados sometido a la decisión
del soberano. La Cidade de Deus mira hacia
el Cristo Redentor que extiende sus brazos al
vacío, mirando el horizonte en lontananza.
frente al COVID-19 sean usadas como justificación para introducir "cambios represivos"
que se prolonguen incluso cuando termine la pandemia.
https://www.eldiario.es/internacional 09/04/2020
56