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PROFESIONALIZACIÓN: LICENCIATURA EN ARTES ESCÉNICAS

CONVENIO ALCALDIA DE MEDELLÍN - UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE ARTES

CURSO:

HISTORIA Y TEORÍAS DEL ACTOR

ACTIVIDAD:

RESUMEN DEL ARTÍCULO:


CONSIDERACIONES SOBRE EL CUERPO Y LA CULTURA EN EL SISTEMA DE
IDEAS DEL “PREFACIO” A “EL TEATRO Y SU DOBLE” DE ANTONIN ARTAUD,
ESCRITO POR JORGE DUBATTI

DOCENTE: VÍCTOR LÓPEZ

ESTUDIANTE: JUAN FERNANDO MUÑOZ URIBE

MEDELLÍN - 2020
Consideraciones sobre el cuerpo y la cultura en el sistema de ideas del “Prefacio” a
“El Teatro y su Doble” de Antonin Artaud, escrito por Jorge Dubatti

Resumen
El Teatro y su Doble es un libro que reúne una diversidad de textos escritos por Artaud
desde 1931. La intensión posterior de Artaud fue la de armar un “ensemble de textes” sobre
teatro con dichos materiales previos. Cuando fue publicado el libro, Artaud ya estaba
internado en Sainte-Anne. En cuanto al Prefacio, es probable que fuese escrito por Artaud a
su regreso a París de su instancia en México. Es decir, sería un escrito póstumo a los demás
textos que integran El Teatro y su Doble, por lo que se obtienen algunas conclusiones a
considerar sobre la importancia del “Prefacio” en el sistema de ideas del libro. Artaud
incluye en el Prefacio reflexiones vinculadas a sus experiencias culturales y teatrales en
México. Como prefacio a la totalidad del texto, no responde a una ocasión ajena a la
realización del libro (como sí en algunos de los textos anteriores), por lo que busca la
unidad del mismo, en tanto síntesis, actualización y unidad total del pensamiento de Artaud.
Pensamiento actualizado hasta un año antes de la publicación del libro.
Este es un análisis tematológico, disciplina subsidiaria de los estudios del Teatro
Comparado.
Ideas del Prefacio
I. Diagnóstico negativo sobre la situación de la civilización occidental:
La civilización occidental está en decadencia y crisis, por el hundimiento generalizado de la
vida y la situación de insatisfacción permanente de las necesidades, a causa de la indigencia
y la inestabilidad del orden de la civilización. Las necesidades entendidas no solo como
necesidades materiales, sino también metafísicas, porque el “interior misterioso” del
hombre tiene hambre, hambre no meramente digestiva.
Las experiencias de la civilización están condicionadas por la pérdida de rumbo y de
sentido, sufriendo así el mundo un desencantamiento, por la pérdida de sus dioses, la
magia: lo que lo afecta negativamente con lo que Artaud llama “la venganza de las cosas”.
El hombre es responsable de la pérdida de rumbo y sentido, no la vida, y en su impotencia
para poseer la vida, la poesía se ha ausentado de él y ahora está en los crímenes.

II. Análisis de las causas del hundimiento de Occidente: relaciones negativas


entre fuerzas vitales y cultura:
Artaud usa la palabra cultura en sentidos diversos: la cultura como dominación y anulación
de la vida (concepción de la cultura-civilización como formas de vida de E. Tylor). Y, por
otro lado, la cultura como instancia autónoma de la vida, es decir, la producción,
circulación y recepción de bienes simbólicos en el mundo del arte y la cultura artística.
Distinción provisoria en el sentido artaudiano, ya que su sistema de ideas plantea que arte y
vida deberían fundirse en una única práctica de cultura vital como manifestación de las
fuerzas de la vida. Al decir “la cultura nunca coincidió con la vida” ataca el espíritu de su
tiempo, la noción formalizada y petrificada de la cultura y su contradictoria escisión con la
vida.

III. Artaud rechaza la dominación y límites que la cultura-civilización impone a


las fuerzas de la vida:
Para Artuad el problema es radicante en la ruptura entre la verdadera realidad y la cultura
(entendida como construcción histórica del hombre: valores modernos). Construcción
cultural del hombre occidental que ha limitado, empequeñecido y anulado un concepto más
amplio y fecundo de la vida (limitación cultural de la vida arraigada, por ejemplo, en los
prejuicios del eurocentrismo). Artaud lucha contra una idea petrificada de la cultura sin
conexión con el mundo trascendental que destruye la dimensión sagrada de lo real, degrada
el estatuto ontológico, su realidad en sí, a mera invención de la cultura – aquí, la raíz de
toda impotencia para poseer la vida. Ve allí vínculos negativos entre fuerzas vitales y
cultura sintetizados en un mundo dormido y paralizado (acción desinteresada). Así enarbola
Artaud un rechazo a la autonomía del arte occidental, otra forma de escisión entre cultura y
vida. En la sociedad burguesa el arte tematiza las fuerzas vitales y aparece vaciado de la
fuerza pragmática, hecho que engendra la muerte a corto plazo. En occidente, arte y vida
van por caminos distintos, perdiendo el arte su dimensión de utilidad, su sentido de
servicio. Así Artaud asume una posición antiesteticista, al rechazar una idea del arte
escindida de la vida, la praxis, la acción y la injerencia en la realidad – arte incapaz de
modificar el mundo, arte como valor agregado del mismo. Artaud convoca por necesidad,
una redefinición de ambos términos y la relación entre cultura y vida, en la que el cuerpo
adquiere protagonismo. Propuesta relacional positiva entre vida y civilización y entre vida
y arte.

IV. Utopía artaudiana: reencontrar la vida:


Aquí, Artaud lanza su todo propositivo en una sección del prefacio directiva del sistema de
ideas artaudianas que propone un ideal de civilización y la práctica artística. El hombre es
responsable de la pérdida de rumbo y sentido, no la vida. Hay hechos que demuestran que
“la vida sigue intacta” y “bastaría con dirigirla mejor” y “reformar nuestras ideas acerca de
la vida”.

V. Redefinición del concepto de vida:


“Su redefinición conduce al rechazo de las limitaciones habituales y a extender las fronteras
de la llamada realidad”. La vida no como se revela en la superficie de las formas sino como
el centro frágil e inquieto que las formas no alcanzan.

VI. Relaciones positivas vida/civilización:


Toma como modelo las culturas indígenas de México y llama a la fusión de los hábitos
culturales con la fuerza de la vida: donde lo sagrado, lo otro, los poderes desconocidos del
hombre y la trascendencia se conectan con la naturaleza y los dioses amoldándose a la
fuerza vital; es decir, una cultura que se hace cargo de las necesidades profundas del
hombre, que recupera la praxis; no solo tematiza, sino que incide en la praxis del mundo.
VII. Fusión de vida y arte:
Formulación utópica y positiva del arte, en la que éste ha de perder autonomía y fusionarse
con la vida, otorgándole un carácter activo, de praxis que interfiera en la vida, recuperando
su dimensión de utilidad. Concepción interesada del arte con injerencia en lo social, como
práctica al servicio de una determinada concepción de la cultura. Así como, por ejemplo, en
el mismo prefacio, instiga a los sistemas de pensamiento a “afectar”, “impregnar” la vida,
más allá de su existencia libresca, es decir, exceder la “mera especulación” y recuperar su
capacidad de acción.
Valorando especialmente el teatro por sobre las otras artes por su acontecer en lo aurático,
en el cuerpo del actor, no descuida al espectarorespectador y le confiere, por lo mismo, por
lo propiamente teatral, un lugar diferente. No admitiendo sino rechazando toda
intermediación técnica el teatro se presenta como una expresión artística donde la vida y la
cultura se fusionan estrechamente. Retomando, el cuerpo y su protagonismo en la noción
artaudiana, se explicita por su acontecer sin intermediarios, por su acontecer aurático, por la
búsqueda de su aproximación entre cultura y vida, arte y vida (aquí la vida en el cuerpo del
actor, y podemos decir también, del espectador). Así, el teatro se torna instrumento
contracultural, liberador de represiones impuestas por la civilización. Renovador del
sentido de la vida, puede cambiarla y modificarla, adviniéndola nueva, más plena y
completa.
El teatro como conectividad con el origen, lo sagrado y la fuerza vital, que conduce a una
cultura con sombras, sombras del mundo otro que superen el vacío de la cultura occidental.
Sombras son aquellas realidades verdaderas que están más allá de la percepción real,
material inmediata y de las formas. El teatro captura esas sombras, por un instante, no para
petrificarlas en codificaciones poéticas, puesto que aquello conduce a su propia desecación
y muerte, opción a ser meros instrumentos de registro que se contentan con las formas.
Teatro “jeroglífico” no tautológico, que encarna signos y lenguajes cuyo alfabeto hemos
perdido. La comprensión de dichos signos no radica en lo meramente intelectual y
emocional, va a lo sensoperceptivo de lo corporal. El nervio.
El teatro requiere de una preparación, aunque no en un sentido académico. Artaud anula
aquí la idea de que todos podemos ser artistas, en contraposición a los surrealistas, pero
luego plantea un lugar de relación del espectador más que como contemplativo, pasivo,
como partícipe, de un acontecer relacional, de contagio mutuo, en que el actor se torna
oficiante, chamánico y el espectador co-creador de un acto ceremonioso.
Calificación: 5.0

Ofreces una panorámica del texto de Artaud que resalta los problemas y soluciones
centrales a las temáticas que vinculan vida-teatro-cultura-revolución, haciendo énfasis en
aquello que puede hacer el teatro en los procesos de liberación contracultural Por lo demás,
tu texto posee una prosa impecable que se disfruta y se comprende fácilmente.

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