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Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su

sabiduría, ni en su valentía se alabe el


valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Mas alábese en esto el que se hubiere de
alabar: en entenderme y conocerme, que yo
soy Jehová, que hago misericordia, juicio y
justicia en la tierra; porque estas cosas
quiero dice Jehová. Jeremías 9:23-24.
Estudio: Conociendo al Dios Vivo.
Tema 1: El conocimiento de Dios y la Doctrina de la
Trinidad.

¿Dónde debería comenzar un creyente su estudio del


cristianismo?

La respuesta es simple aunque no siempre obvia para todos: El


cristianismo se trata primera y principalmente acerca de la
persona y la obra de Dios. ¡Por lo tanto, deberíamos comenzar
nuestro estudio con Él! Como cristianos, deberíamos dedicar
nuestras vidas a conocer a Dios y a darlo a conocer.
El conocimiento de Dios comienza con conocer sus atributos,
estos revelan su carácter y quien es Él realmente. Este es el más
importante de todos los conocimientos y se extiende hasta
discernir su voluntad, que incluye sus propósitos, planes y
deseos.

Por tanto no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la


voluntad del Señor. Efesios 5:17. El término insensato no se
refiere a una persona que carece de inteligencia, sino a alguien
que no reconoce la importancia de conocer a Dios y vivir de
acuerdo a Su voluntad.

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios


verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3.
La vida eterna no se refiere a una cantidad de vida, sino también
a una calidad de vida: el mayor propósito de la vida es el conocer
a Dios en una relación íntima con su persona.

Por esta razón, la cuestión más importante que la Iglesia tiene


delante siempre será Dios mismo, y la realidad más portentosa
acerca de cualquier ser humano es la forma en que concibe a
Dios en lo más profundo del corazón y como lo puede dar a
conocer.

El niño, el filósofo y todo aquel que quiera conocer de Dios se


hacen todos la misma pregunta:

¿Cómo es Dios?
"Este estudio constituye un intento por responder a esa
pregunta. Sin embargo, debo reconocer que no se puede
responder, sino diciendo que Dios no es igual a nada; Él no es
igual a nada ni a nadie.

Nuestra oración debe ser: Enséñanos a conocer lo que no


podemos conocer, porque las cosas de Dios no las conoce
hombre alguno, sino el Espíritu de Dios. Haz que la fe nos
sostenga donde fracasa la razón, y pensaremos porque creemos,
no para poder creer. Por eso te ruego que, cuanto te haya placido
revelar de ti mismo, me ayudes a buscarlo como un tesoro más
precioso que los rubíes, o que la mercadería de oro fino, porque
contigo viviré cuando las estrellas del amanecer ya no existan, y
los cielos se hayan desvanecido, y solo permanezcas tú.
Beneficios de conocer a Dios.

1- Entendimiento. Teniendo una visión correcta de Dios


entenderemos todo lo demás. Solo a la luz de un verdadero
conocimiento de Dios podemos conocer de manera efectiva la
realidad, especialmente con respecto a quiénes somos, cuál es
nuestra necesidad y el propósito de nuestra existencia. El temor
de Jehová es el principio de la sabiduría y el conocimiento del Santísimo
es la inteligencia. Proverbios 9:10.

2- Confianza y Fe. Cuanto más conocemos de Él, más podremos


creer y confiar en su persona en cada detalle de nuestras vidas.
En ti confiarán los que conocen tu nombre…Salmo 9:10.
3- Fortaleza espiritual. Mientras más conozcamos a Dios,
seremos más fuertes espiritualmente, y estaremos más
dispuestos y capacitados para vivir activamente para Él sin
importar los obstáculos. El pueblo que conoce a su Dios se esforzará
y actuará. Daniel 11:32.

4- Perseverancia. Conocer el carácter, la voluntad y el poder de


aquel en quien hemos creído nos ayuda a permanecer firmes y
fieles a Cristo ante las adversidades. Porque yo se a quien he
creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para
aquel día. 2Timoteo 1:12.
Peligros de no conocer a Dios.
1- Tendremos una versión de Dios a nuestra manera. Frente a la
ausencia de un verdadero conocimiento de Dios, el hombre se
forma sus propias opciones y crea una versión deformada y
degradada de la persona de Dios. Estas cosas hiciste, y yo he
callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las
pondré delante de tus ojos. Salmo 50:21.

2- Falsa adoración. Siempre que se adore a alguien o a algo que


no sea el Dios vivo caemos en idolatría. Vosotros adoráis lo que no
sabéis. Juan 4:22.

3- Incredulidad y falta de confianza. ¿ Cómo puede alguien creer


en el Dios a quien no ha conocido, ni ha oído? Solos aquellos
que conocen a Dios pondrán su confianza en Él. Romanos10:14.
4- Una actitud indiferente o apática hacia el pecado. Por no
conocer a Dios vivimos como personas dormidas o borrachas
frente a los peligros del pecado y a la importancia de vivir de
acuerdo a la voluntad de Dios. Porque algunos no conocen a Dios,
para vergüenza vuestra lo digo.1Co15:34.

5- Desconocimiento de su ley. Donde hay ignorancia de la


naturaleza y la ley de Dios, la gente se desenfrena y corren
alocadamente en el pecado y actúan apartados de Dios como si
ellos mismos fueran sus propios líderes. ¡Mientras más
rechazamos el conocimiento de Dios, más desenfrenados e
inmorales nos volvemos! No hay verdad, ni misericordia, ni
conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar
prevalecen y homicidios tras homicidios se suceden. Oseas4:1-2.
6- Destrucción y juicio divino. Esta es la consecuencia más
desbastadora de la falta de conocimiento de Dios. Conduce a ser
rechazado como instrumento de Dios y a la eventual destrucción
de individuos y sociedades y tiene efectos terribles aún sobre
las generaciones siguientes. Mi pueblo fue destruido porque le faltó
conocimiento. Oseas 4:6.

La ira de Dios, su justo enojo e indignación caerán sobre todos


los que desprecien la oportunidad de conocerlo. Es importante
notar que el hombre no es una víctima, él es aborrecedor de Dios
y hostil a su ley. Ro 1:18.

La impiedad e injusticia del hombre lo lleva a rechazar a Dios y a


reprimir la verdad sobre la naturaleza y voluntad de Dios. Ro8:7.
Dios es uno y tres.
Las Escrituras nos revelan que hay un
solo Dios Verdadero.

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios,


Jehová uno es. Deuteronomio. 6:4.
Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba
en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. Deuteronomio 4:39.

Hay un solo Dios Verdadero. Este es el fundamento de la fe


cristiana. Esta verdad revelada en la Palabra nos lleva a
declarar: que el Único Dios Verdadero existe como una trinidad:
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para
que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no
fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová y fuera de mí no
hay quien salve. Isaías 43:10-11.
Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; Él es Dios, el que formó la
tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese
habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. Isaías45:18
Dios es una Trinidad. Tres en uno. La Biblia afirma que el Único
Dios Verdadero existe como una Trinidad: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Ellos comparten la misma naturaleza o esencia
divina y se relacionan en una comunión continua. Se trata de
tres personas diferentes que son distinguibles la una de la otra.

En Mateos 28:19 se encuentra uno de los mandatos de Jesús.


Es una declaración que ejemplifica de manera maravillosa la
unidad y Trinidad de Dios. El Señor Jesús nos mandó a bautizar
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La palabra
nombre aparece en Singular, pero se le atribuye a las tres
personas. El versículo no dice en los nombres, sino en el Único
Nombre, porque los tres son uno.
El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo tienen una sola esencia
divina y conviven en perfecta unidad e igualdad, pero a la vez
son tres persona distintas y no simplemente una persona que se
revela de tres maneras diferentes.

En Marcos 1:9-11 y en Juan 14:16-17 queda claro que son tres


personas distintas. Dios no es tres seres independientes, ni tres
dioses diferentes; tampoco es una sola persona que usa tres
máscaras diferentes. El Dios de las Escrituras existe en tres
personas distintas pero iguales, quienes son uno en su
naturaleza o esencia divina y que conviven en perfecta unidad e
igualdad.
Esta idea trina de Dios se encuentra a lo largo de toda la
Palabra. Versículos como 2Corintios13:14; 1Corintios12:4-6;
Efesios 4:4-6; 1Pedro1:2 confirman esta idea.

Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son iguales y existen


en perfecta unidad, con frecuencia llevan a cabo diferentes
funciones y se manifiestan de manera distinta.

El Padre es Dios invisible que ningún hombre ha visto


(Juan1:18).
El Hijo es Dios hecho carne y la revelación perfecta del Padre
(Juan 11:14-18; 14:9).
El Espíritu Santo es Dios viviendo en el cristiano (Romanos8:9;
Juan14:16-23).
Una creencia popular entre los cristianos divide las obras de Dios
entre las tres Personas, atribuyéndole una parte concreta a cada
una, como por ejemplo, la creación al Padre, la redención al Hijo y
la regeneración al Espíritu Santo.

Esto es en parte cierto, pero no por completo, porque Dios no


puede dividirse a sí mismo de tal manera que una de las Personas
trabaje mientras otra permanece inactiva. En las Escrituras se
muestra a las tres Personas actuando en una armoniosa unidad
en todas las obras poderosas que son realizadas a lo largo y
ancho del universo.

En las Santas Escrituras, la obra de la creación aparece atribuida


al Padre(Génesis 1:1), al Hijo (Colosenses 1:16) y al Espíritu
Santo(Job 26:13 y Salmo 104:30).
Alguien dijo: La plenitud
del océano no puede
contenerse en un vaso
que la mano del hombre
pueda sostener. Tampoco
sería posible que la
plenitud de Dios habite
en algún ser menor que
Dios.
La Deidad del Hijo. Jesucristo es Dios.
La Deidad del Hijo y del Espíritu son dos de las más grandes
doctrinas del cristianismo. Una persona no puede ser cristiana
si no reconoce esta verdad.

La verdad de la Deidad del Padre es raramente disputada.


Muchas de las sectas que niegan la Deidad del Hijo y del
Espíritu reconocen la divinidad del Padre. Por otro lado la
Deidad del Hijo y del Espíritu han estado en constante ataque a
lo largo de más de 2000 años de historia cristiana. Por lo tanto
es absolutamente esencial que cada verdadero seguidor de
Cristo aprenda de las Escrituras que tanto el Hijo como el
Espíritu son completamente divinos.
En Juan 1:14 aparece revelado que Jesús era el Verbo de Dios,
es el Hijo que se hizo carne y habitó entre nosotros y por medio
de El Dios se ha manifestado y se ha dado a conocer. En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1.
La palabra verbo en el idioma griego hace alusión a una fuerza o
razón que dio unidad y orden al universo. En el A.T. se refiere a
la comunión o autoexpresión de Dios. Todas las cosas fueron
creadas por medio del Verbo(Gn1:3,9) y Dios se revela a sí
mismo a los hombres por medio del Verbo.

Colosenses 1:15-19 nos dice: que el Hijo existió antes de todas


las cosas y que Dios creó todas las cosas por medio de Él. El
Hijo es una persona distinta a la del Padre y existe en perfecta
comunión con Dios Padre antes que todas las cosas fueran
hechas
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El
le ha dado a conocer. Juan 1:18 R.V. Para redimir a la humanidad, el
Hijo Eterno no dejó el seno del Padre. Mientras caminaba entre
los hombres, se refería a sí mismo llamándose "el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre", y se refería a sí mismo al hablar
del "Hijo del Hombre, que está en el cielo".

Aquí existe misterio, aunque no confusión. En su encarnación, el


Hijo veló su divinidad, pero no la anuló. La unidad del Ser divino
hacía imposible que Él renunciase a parte alguna de su divinidad.
Cuando tomó sobre sí la naturaleza de hombre, no se degradó así
mismo, ni se convirtió, aunque fuera por un tiempo, en menos de
lo que había sido antes. Dios nunca puede convertirse en algo
inferior a sí mismo. Es impensable que Dios se convierta en algo
que no haya sido.
Nadie ha visto ni puede ver a Dios el Padre en la plenitud de su
gloria. Él habita en luz inaccesible. Su Hijo unigénito, que no
fue engendrado, ni creado, solo Él lo puede revelar. Él siempre
habita en la comunión más perfecta de intimidad y tiene una
relación única de su clase con el Padre y con el Espíritu Santo.

En la Biblia de las Américas y en la Nueva Traducción Viviente


la palabra Hijo es sustituida por la palabra Dios porque ambas
palabras se encuentran en estos versículos en los manuscritos
antiguos.

Nadie ha visto jamás a Dios, el unigénito Dios, que está en el


seno del Padre, Él le ha dado a conocer. Juan 1:18 B.L.A.
¿Quién sino Dios puede ser la imagen exacta de Dios?

Ningún ser inferior sería una verdadera imagen de las infinitas


excelencias de Dios, sino una mala representación, vaga y
distorsionada. El Hijo puede ser la imagen de Dios solo porque
Él es el resplandor de su gloria y la imagen misma de su
sustancia. Hebreos 1:3.

El Hijo no solo parece ser Dios en apariencia, sino que es Dios


en realidad. Cristo existió por toda la eternidad llevando la
forma de Dios y siendo igual a Dios en todo sentidos. Incluso
cuando Él se despojó de si mismo y se hizo hombre, nunca dejó
de ser Dios. El se despojó de los privilegios de la Deidad pero
nunca de la Deidad misma.
Tomás expresó: Señor mío y Dios mío. Si sus palabras
hubieran sido una herejía, de seguro que el mismo Jesús lo
hubiera corregido. Si Jesús no fuera Señor y Dios, tanto Tomás
como Jesús serían igualmente culpable de blasfemia, la peor
de todas las ofensas posibles contra Dios.

La Palabra en el N.T. le atribuye la salvación a Jesús. Hechos


4:12 establece que: Y en ningún otro, fuera de Jesús, hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos.

Pablo también en su epístola a Tito presenta a Jesús como


nuestro gran Dios y Salvador. Este título de Salvador es una
prueba indeleble de la Deidad del Hijo. Tito1:2-3.
En la carta a los Romanos9:5 Pablo afirma la encarnación del
Hijo y declara que Él es Dios, confirmando que Jesús está
reinando sobre todas las cosas, Dios bendito por todos los
siglos y digno de eterna alabanza. De Israel y los patriarcas, según la
carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los
siglos.

El Padre mismo también confirma la Deidad de su Hijo,


refiriéndose a Él como Dios. Después de su muerte y
resurrección el Hijo de Dios fue exaltado a la diestra de su Padre
donde reina como Dios y Hombre. Hebreos 1:8 Mas del Hijo dice: Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu
reino.
Alguien dijo: el cielo será el cielo porque la Trinidad llenará
nuestros corazones con “gozo sin fin”, ya que la Trinidad es Dios
y Dios es la Trinidad. La Trinidad es nuestro Hacedor y nuestro
Guardador, nuestro amor eterno, gozo y felicidad sin fin.

Todas estas cosas caracterizaban a Jesucristo, “Donde aparece


Jesús se entiende la bendita Trinidad”. Debemos comprender en
nuestras mentes y corazones que Jesucristo es la manifestación
total y completa de la Trinidad.

“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). ¡Él mostró
la gloria del trino Dios, todo lo que hay de Dios! Donde aparece
Jesús, está Dios. Y cuando Jesús es glorificado, Dios lo es.
En esto conocemos que permanecemos en Él, y Él en
nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu” (1Juan 4:12-13).
Allí tiene al Padre y al Espíritu. “Y nosotros hemos visto y
testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del
mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios,
Dios permanece en él, y él en Dios” (1Juan 4:14-15). Allí tiene al
Padre y al Hijo, o a la Trinidad.

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean
uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos
sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste” (Juan 17:20-21).
La Deidad del Espíritu. El Espíritu Santo es Dios.
En Hechos 5:3-4 ¿Por qué lleno Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo?…No has mentido a los hombres sino a Dios. El apóstol
Pedro confronta a Ananías y Safira por su avaricia y engaño;
dejándoles claro que le habían mentido al Espíritu Santo,
haciéndonos comprender la naturaleza y Deidad del Espíritu.
Este pasaje es una fuerte afirmación no solo de la Deidad del
Espíritu Santo sino también de su carácter y persona. Mentirle
al Espíritu es mentirle a Dios porque Él es Dios.

En la carta a los corintios el apóstol Pablo también nos reafirma


esta verdad. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de
Dios mora en vosotros? 1Co 3:16. Nos enseña que el creyente es
templo del Dios vivo y del Espíritu Santo.
Un error en la percepción que el mundo tiene del cristianismo
es que el Espíritu Santo es algún tipo de fuerza impersonal o un
poder activo de Dios, pero no una persona verdadera, un
miembro de la divina Trinidad. La Escritura nos muestra que el
Espíritu Santo tiene voluntad, conocimiento y afectos, todos los
atributos que constituyen a una persona.

De modo que cuando vemos la obra de la Trinidad, notamos que


Dios el Padre inició el plan de redención; Cristo realizó todo lo
necesario para efectuar nuestra redención; y el Espíritu Santo
aplica la obra de Cristo a nosotros y la hace nuestra
impartiendo nueva vida a nuestra alma muerta, lo que los
teólogos llaman regeneración. El Nuevo Testamento enfatiza
que la regeneración es función del Espíritu Santo.
Cristo como el Redentor vino a darnos vida, y la persona de la
Trinidad que aplica la obra redentora de Cristo a nuestra vida es el
Espíritu Santo. Él no solamente nos regenera, también es el
principal sustentador de la vida cristiana.

El Nuevo Testamento enfatiza el papel del Espíritu Santo en la


santificación. Él es quien nos moldea en conformidad con la
imagen de Cristo y nos nutre para alcanzar la madurez espiritual.
De modo que el Espíritu no solo nos vivifica impartiéndonos vida
espiritual para que seamos justificados sino que también nutre a
quienes ha levantado para vivir espiritualmente durante toda su
vida: guiando, influyendo y trabajando en el corazón para que se
produzca una verdadera transformación del carácter, de pecadores
a santos.
Él es quien inspiró las Sagradas Escrituras y la ilumina: "...nadie
ha conocido las cosas profundas de Dios, sino el Espíritu de
Dios" (1Corintios2:11), de modo que el Espíritu Santo nos ayuda
a comprender las Escrituras iluminando la oscuridad de nuestra
mente. Él es nuestro maestro supremo de la verdad de Dios. Él
es quien nos convence de pecado y de justicia. Él es nuestro
Paracleto, el ayudador que Cristo prometió dar a su iglesia.

Jesús prometió enviarnos otro abogado. El Espíritu Santo sería


ese ayudador familiar y estaría con nosotros permanentemente,
animándonos, defendiéndonos, fortaleciéndonos en el fragor de
la batalla. La imagen del Consolador no es la de uno que viene a
secar nuestras lágrimas después de la batalla, sino que es aquel
que está presente para darnos fortaleza y valentía en la batalla.
En Romanos 8:9 mas vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Se encuentra no solo una
declaración de la deidad del Espíritu sino también una imagen
hermosa y poderosa de la Trinidad.

Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1juan 5:7 Versos como estos nos
confirman la unidad de estas tres personas Divinas.

El Espíritu Santo es eterno: Esto quiere decir que nunca hubo


un momento en que no existió. (Hebreos9.14) ¿Cuánto más la sangre
de Cristo, el cual mediante el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo?
El Espíritu Santo es Todopoderoso: Respondiendo el ángel, le dijo:
El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de
Dios (Lucas1.35).

El Espíritu Santo está presente en todas partes (es decir, es


omnipresente) al mismo tiempo: «¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y
a dónde huiré de tu presencia? (Salmo39.7).

El Espíritu Santo todo lo sabe (es omnisciente): «Pero Dios nos


las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña,
aún lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios (1Corintios2.10,11).
El Espíritu Santo es el creador: La primera referencia bíblica al
Espíritu Santo la encontramos en Génesis 1.2, donde se nos dice
que «el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas».
Pero en Génesis 1.1 dice: «En el principio creó Dios los cielos y
la tierra».

Y en el primer capítulo de Colosenses, donde Pablo escribe a la


iglesia de Colosas sobre el Señor Jesucristo, entre otras
tremendas verdades nos dice: «Porque en Él fueron creadas
todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y
para Él (Colosenses 1.16, 17)
Hemos visto que el Espíritu Santo es una persona, y es Dios, y
es un miembro de la Trinidad. Las personas que no reconozcan
este hecho pierden toda su alegría y su poder.

Claro está que una opinión errónea respecto a cualquiera de los


tres miembros de la Trinidad dará los mismos resultados
porque Dios reviste la máxima importancia.

Lo antes dicho resulta especialmente cierto respecto al Espíritu


Santo, porque si bien el Padre es la fuente de toda bendición, y
el Hijo es el medio por el cual se canalizan todas las
bendiciones, es mediante la obra del Espíritu Santo, actuando
en nosotros, que toda verdad se torna viva y eficaz en nuestras
vidas.
El cristianismo es una puerta hacia Dios. Y entonces, cuando usted
entra en Dios, “con Cristo en Dios”, está en un viaje hacia lo infinito, a la
infinitud. No hay límites ni lugar para detenerse. Hay innumerables
experiencias y épocas y crisis espirituales que pueden ocurrir en su vida
mientras usted viaja hacia el corazón de Dios en Cristo. ¡Dios es infinito!
Ese es el pensamiento más difícil que le pediré que capte. Usted puede
no entender lo que significa infinito, pero no deje que eso lo moleste; ¡yo
no lo entiendo y estoy tratando de explicárselo a usted! “Infinito” implica
mucho más de lo que cualquiera podría captar, pero sin embargo la
razón se inclina y reconoce que Dios es infinito. Con infinito queremos
significar que Dios no tiene límites, frontera ni final. Lo que Dios es, lo es
sin límites. Todo lo que Dios es, lo es sin límites ni fronteras. A.W.Toser.

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