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BEATRIZ SARLO: rasgos se articulan de manera diferente según las constelacio-
nes socio- culturales. La pregunta sobre "lo popular" merece
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Docente e investigadora de lci Universidad de Buenos
Aires ser también interrogada: ¿designa un tipo particular de discur-
Dirección: Morcelo T de A lvear 2230 (1 023) Buenos so, objeto, representación simbólica, un perfil de actitudes de
Aires, Argeniino. recepción y consumo de bienes culturales, un público 0
públicos? Por otra parte, c uando apelamos a esta noción, ¿nos
estamos refiriendo a 1a cultura producida por los sectores
populares, a la producida por los letrados, o a un. cruce
particular entre estos dos vastos grupos de actores?
La designación "popular" encubre la coexistencia y el
conflicto de elementos heterogéneos y se caracteriza, tanto en
la perspectiva histórica como en un corte sin.crónico, por
Inten<aré presentar algunas constantes encontradas en articular rasgos de procedencia diversa, incluidos en un espa-
la literatura sentimental, en el marco de los llamados "géneros cio donde se manifiestan diferencias, contaminaciones, in-
populares" modernos. Me referiré exclusivamente al caso tluencias y líneas de fractura: hospitalario a veces, chauvinista
argentino aunque, por lo que conozco del corpus, los rasgos a y refractario a lo nuevo en otras ocasiones, más fiel que la
trabajar son comunes con las narrativas clásicas del género, cultura culta a sus fórmulas exitosas, menos torturado por la
, como las novelas de Xavier de Montepim o la folletería necesidad de lo nuevo. ·Esta diversidad no se resuelve por una
española de comienzos de siglo (1). El caso es interesante por remisión sencilla a una hipotética unidad cultural del público
varios motivos. En primer lugar, su repercusión en términos popular, por lo menos en las sociedades modernas, donde
cuantitativos de circulación y lectura fue sencillamente enor- además de los apreciables clivajes sociales están los clivajes
me, durante un período que se extiende entre 1915 y 1925, producidos por el sistema de los sexos, que pone en circula-
pero que desborda ambas fechas y luego invade otros discur- ción no sólo mensajes distintos, sino también formas de leer y
sos como el del cine o la canción popular melódica. En de relacionarse intelectual y afectivamente con los bienes sim-
segundo lugar, porque el universo de lectores está formado bólicos.
por diversos estratos de lo que, a grandes rasgos, podría Interrogada de este modo, la noción de "lo popular" obliga
denomin<l!Se sectores populares, pero también sectores me- a pensar, sobre todo en el caso de sociedades y formaciones
dios, cuya cultura literaria las narracion~s sentimentales con- culturales caracterizadas por la mezcla (3) (préstamos, cruces,
tribuyeron a formar (2). También por el carácter completo y influencias, redes), en una dimensión cultural popular que,
acabado de los textos, que pueden ser vistos como la realiza- ta.rito en los tópicos corno en las poéticas, en los procedimien-
ción de un modelo que responde bien sobre las modalidades y tos como en los materiales ideológicos, se trama con otras
los contenidos de la llamada cultura popular. Por último, por ia dimensiones, de las que extrae sugerencias, con las que
imagen de mujer, de mundo afectivo femenino y de destino comparte rasgos y a las que transmite temas, formas, modali-
posible, que todas estas narraciones comportan. Podría decir- dades de consumo, prácticas productivas. Como dirnensión
se que las narraciones sentimentales cruzan un género con el "lo popular" está en una relación de sincronía/asincronía con
sistema de los sexos, de una manera que remite tanto a la las otras dimensiones socio-culturales: puede persistir en el.la
ideología literaria como a la historia cultural. una tópica que es residual en la cultura "culta"; su sistema
Las narraciones sentimentales se incluyen, por su circula- retórico ouede ser familiar a estéticas que no le son contempo-
ción y su consumo, en el universo más vasto de la cultura ráneas; l;s prefijos tardo-y neo-Suelen acompañar a la defini-
popular que, en el Rio de La Plata y en este período, comunica ción de sus operaciones narrativas o poéticas.
a sectores populares propiamente dichos, sectores medios y
medios bajos. Ubicarlas como sistema de convenciones y
TEMAS Y RETORICA.
sistema ideológico, como ideal de belleza e ideal de felicidad,
obliga a anticipar algunas reflexiones sobre el carácter de lo
La caracterización retórica y temática de 1a cultura llarnada
que se denomina cultura popular, para después vol ver a su des-
popular nos enfrenta, de manera casi inevitable, con algunos
cripción en términos de una matriz genérica.
problemas. Definirla por un conjunto de rasgos estables
supone una unidad que, en verdad, está fracturada por varios
LA NOCION DlE uLO POPULAR" lados:
l. las diferencias entre formaciones culturales urbanas y
Se trataría de definir, más que una cualidad o un conjunto rurales que provienen del modo de producción cultural; del
de cualidades, una dimensión. El carácter objetivante de toda tipo de pacto simbólico que se establece entre productores y
definición parece, en el caso ~e "lo popular" aun más inade- consumidores; de las fronteras m uchas veces borrosas entre
cuado para aferrar manifestaciones discursivas y prácticas estos actores; del ciclo temporal largo que atraviesan muchos
que, con frecuencia, aparecen como contradictorias. "Lo de sus productos; de la imagen de autor y de público (su
popular" es, en primer lugar, histórico, y en consecuencia, sus eventual identificación, equivalenciá, colaboración, fusión o,
"Una matf'iz genérica relativamente simple, un mundo moral 'pri-
mitivo' y poco asombroso ha producido matrices textuales diferen-
tes ética y estéticamente"

por el contrario, distinción) en ambas culturas; ideológica de los géneros populares. Desde la estética del
2. las diferencias internas a las formaciones urbanas y cambio y la ruptura como valores, los rasgos genéricos del
rurales, según tipos de discurso, variaciones en los universos folletín o de la canción sentirnental, del radioteatro o el
temáticos y en los niveles de lengua que, eventualmente, teleteatro, se muestran efectivamente repetitivos y, por lo
pueden configurar verdaderos géneros. tanto, el valor estético, concebido como ruptura formal, no se
Como sea, la dimensión popular cuando puede ser captada realizarí_a dentro de las matrices fuertes y obligativas de estas
en relatos, sugiere nociones tales como la de estandarización y especies populares.
variaciones. La definición de los posibles narrativós, del En este punto conviene diferenciar, aU1,que sólo sea breve-
universo de representación, del sistema de personajes, adquie- mente, por lo menos dos tipos de repetitividad o estandariza-
re (en el folletín, ialiteratura sentimental, la canción melódica, ción. Está, por una lado, la que caracteriza a los modelos del
por ejemplo) la estabilidad de rasgos de un género. cuento popular, el relato de aventuras encadenadas, la novela
El grado de redundancia de los relatos y la fuerte determi- sentimental, que se inscribe en una estética donde el reconoci-
nación psicológica y moral de sus personajes son cualidades miento funda una parte importante del placer y es, en conse-
relativai-nente constantes. El maniqueísmo formal e ideológi- cuencia, norma de valor de los bienes simbólicos ( 5) y base del
co, fuertemente apoyado en localizaciones geográficas y pacto entre productores y consumidores culturales (6).
sociales funciona como marco para la construcción ficcional. Por otro lado, está la serialidad que, según la fórmula de
Configura rasgos relativamente fuertes, a los cuales la varia- Benjamín, proviene de la reproductibilidad técnica de la obra:
ción de "estilos" agrega determinaciones que no pueden el ideal de serialidad presente en reflexiones y prácticas de
juzgarse sólo como meros revesti..rnientos formales de una movimientos de vanguardia que, como la Bauhaus, ponían
oposición si.-nbólica y diegética inalterable o, por lo menos, énfasis en ia repetición de un mismo modelo. Desde este
muy resistente. Con esto quiero decir que la ausencia de punto de vista la reproducción técnica abre la posibilidad de
ambigüedad ideológica, psicológica o moral no implica, nece- nuevos tipos de experienciii · estética, nuevos públicos y un
sariamente, ausencia de evidentes vai-iaciones estilísticas. lugar social diferente de obras que también son estructural-
Una matriz genérica relativamente simple, un mundo moral mente diferentes (7).
"píimitivo" y poco asombroso ha producido matrices textua- Por otra parte, sería necesario diferenciar la estandariza-
les diferentes ética y·estéci.camente. ción formal y temática de las producciones más repetitivas de
No se discutirían estas cuestiones si estuviéramos pensan- la industria cultural, del sistema de oposiciones simples, ca-
do en la cultura culta de la modernidad. En su espacio, la racterizado por un reducido número de variantes estilísticas y
reivindicación de la ambigüedad, de la novedad del procedi- diegéticas, que respeta y reproduce formas canónicas fuerte-
miento como cualidades estéticas decisivas, tiene que ver con mente convencionalizadas, pero que pueden ser portadoras de
la poderosa inflexión que las vanguardias de este siglo impo- posibilidades productivas, tanto desde el punto de vista estéti-
nen al campo literario y artístico. Sin embargo, desde una co como del ideológico: lo ·q ue podría denominarse, con
perspectiva histórica, la estandarización, la iteración, la seria- Petronio (8), la "creatividad" estética del arte de masas.
lidad, el binarismo, son rasgos que la diinensión popular
compartió con las dii-nensiones letradas de la literatura y el LIENGUA Y PERSPECTiVA
arte. Si bien es cierto, como argumenta Eco respecto del z
folletín, (4) que la reiteración de recursos formales y figuras Ahora bien, considerar la problemática estética e ideológi- o
semánticas le da consistencia a una retórica del género, casi las ca sólo desde la dupla innovación/repetición, excluiría la u<(
mismas cualidades podríai-i señalarse en zonas de la narrativa cuestión decisiva de los materiales lingüísticos que se incor- (9
contemporánea del folletfa, con especial referencia, por ejem- poran y son retrabajados tanto en la dimensión culta como en
V)
plo, al realismo romántico del siglo XLX. la popular. !.U
Fuera de una perspectiva histórica es difícil plantearse Los productos de la culturapopular urba.1a o los destinados >
2.decu2.damente ia cuestión de ij:\ estandB.rización formal e a ese c0nsumo estabiecen relaciones muy diferentes con la
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lengua oral y estrategias t&'Ilbién distintas de representación o única y excepcionalmente por el guión del diálogo.
de represión de sus marcas. Si el sainete trabajó con múltiples Ya sea que el otro ocupe el lugar del :Mal (los gringos, los
huellas de la oralidad, especialmente en los cruces lingüísticos a.riarquistas, los comunistas, los ricos, los judíos, los crimina-
del Buenos Aires aluvional de las primeras décadas del siglo les, las prostitutas, los invasores que rompen un cerco nai.--rati-
XX, otros discursos de gran circulación popular evidenciaron vo, ideológico o morai), ya sea que funcione sólo como
!a existencia de fuertes obstáculos, de cllierente naturaleza, motivación de lo cómico (el cano, el migrante interno, el
para la representación de esas inflexiones: el cine, en la rústico de provincia, el pituco, el cajetilla, 1a :niña bien, el judío
comedia dramática y sentimental, no admite casi el voseo amarrete), se mira y se representa al otro desde un punto fijo
{excepto como señal casi estigmática del costumbrismo), que tiende a ser concebido como autosuficiente, tanto desde la
hasta los años cincuenta. Por razones, en principio, de merca- narración como desde el discurso. Se reduce, de este modo, ia
do (que rápidamente se convierten en norma de gusto), toda incertidumbre y 1a ambigüedad ideológica y estética de la
una zona del rango canción, de circulación lati.noan1ericana, narración, se aplana el mundo referencial y el registro de
excluye también el voseo y las lexicalizaciones coloquiales experiencias. En este marco genérico y discursivo, la ironía
hasta lograr la asepsia regional de uno de los más eminentes aparece raramente.
letristas de Carios Gardel: Alfredo Le Pera. El humor escrito y La complejidad discursiva y la densidad psicológico-mo-
gráfico, por el contrario, tuvo una función de.avanzada no sólo ral, la representación irónica, la tensión crítica parecen rasgos
en el registro sino también en el descubrimiento y la generali- de lo que se llama cultura "moderna", aunque géneros de gran
zación de modalidades de la lengua oral, en sus flexiones persistencia popular; como la gauchesca también los inclu-
rurales, barriales, marginales y lumpen, por lo menos desde yen. Sin embargo, la eiemental y deliberada linealidad, la
Caras y Caretas y los magazines de variedades de comienzos nostalgia por un sistema de valores firmes configtmm otra
de siglo. ·, línea presente en esa misma formación estética que supone
Innovación, prés1:a.t-r1os, mimesis lingüística coexisten en una conciencia de lo "simple", propia, a no dudarlo, de la
los géneros populares junto con estereotipos extraidos de la perspectiva "culta". En el siglo XX se percibe que allí donde el
literatura culta. Estas actitudes responden a poéticas diferen- discurso de la culturaculta o letrada se fragmenta, desconfiai,-
tes que se tocan y disputan en el espacio social. El prestigio de do de la posibilidad de representar algo que pueda ser pensado
la lengua literaria (especialmente de la del tardorromamicis- y percibido como un todo, las formas populares han seguido
mo y el modernismo) es tan fuerte en muchos productos practicando el relato, con la tranquila segUJ.i.dad de que una
culturales populares, como la voluntad de reproducir una l:üstona ti.ene personajes, peripecias, clímax, desenlace: 1a
oralidad que carece de prestigio social y cultural. Si un género pasión de narrar impuso sus leyes al folletín, a la novel.a de
es, en términos generales una manera de decir, probabiemente aventuras, a la sentimental.
no puede hablarse, en la dirnensión popular, sino de varias Por lo demás, esos relatos .son producidos a partir de
perspectivas genéricas sobre la lengua que, además, van sistemas donde coexisten' fornías, procedimientos, lugares
varia,.-ido a medida que las formas fónicas, léxicas y sintácticas comunes extraídos de.diferentes momentos, del relato "cul-
urba.110-populares reciben una aceptación social colectiva. to". Justamente, la dimensión popular en ia narrativa se
De todos modos, tampoco de la flexión popular a la culta constituye, repite y también renueva, a1 poner en contacto
existe una sola fractura, sino más bien ua sistema de relevos recursos que provienen de poéticas cultas pero, en general,"º
que se despliegan tanto en un corte sincrónico como frente a contemporái1eas al momento de producción de los i.~x.tos
una mirada histórica. Entre muchas cuestiones está la de la re- populares. Toma en préstamo elementos del pasado.Ínmedia-
presentación lingüística del otro (gaucho, gringo, hijo de to, los refunde, los arma con la perspectiva del bricoleur. Sin
gri.ngo, proletario, lumpen, aristócrata). Se trata de la repre- embargo, en períodos donde la estratificación social y cu!tlli-al
sentación de la diferencia, en el marco de un universo comple- es muy fuerte y las comunicaciones entre sectores menos
jo, tanto desde el punto de vista axiológico como del simbóli- fluida, estos procesos de absorción estética pueden encontrar
co. Supone la constitución de uiia trama de cfücursos en los . obstáculos. Los comunicadores de las diferentes estéticas
que la diferencia no sea captada sólo como caricatura o como deben tocarse en algún lugar de la formación soci~l y es
amenaza; que se resista a la regionalización del texto en zonas necesario que existan marcos conceptuales e ideológicos que
fijas de personajes, de acciones, o de valores, de fórmulas que funcionen como condición de posibilidad de los préstamos
definan áreas lingüísticas cerradas e incomunicabiés. culturales y del cruce discursivo de las dimensiones popular y
z Sila perspectlvaliteraria o cultural se alimenta de la ilusión culta.
o También en ei caso de los productos más degradados de la
u<.( de que desde ella es posible captar, dominar y organizar todo el
universo representable, habrá un único sistema ordenador de industria cultural, si se obser1a con cuidado, pueden enco!l-
0 los pianos, de las acciones, de las perspectivas y de las líneas trarse las huellas de una. añoranza por los procedimientos de la
¡::: de fuga. Ordenada desde un sólo punto de vista, to<4l la repre- cultura culta. Se trata de la ilusión de que esos productos
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sentación textual aparecerá homogénea lingüística, experien- pueden ser "ennoblecidos". Funciona, de este modo, una
>7 . cial e ideológicamente: el otro será el excluido o funcionará especie de mala conciencia de la industria cultural frente a sus ¡,

como cita, puesio entre comiiias, en bastardilla, o introducido prácticas, mala conciencia que, por el contrario, no es í:fpica de
"Innovación, préstamos, mimesis lingüística coexisten
en los géneros populares junto con estereotipos extraídos de la
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la estética popular cuando se despliega fuera de los circuitos sustancialista de la literatura. La densidad experienciai, mo-
de !a industria cultural, afirmando, a menudo, su orgullosa in- ral, ideológica y formal de la literatura culta es, sii"1 duda, una
dependencia o su distancia frente a los letrados. de sus tradiciones persistentes, pero no la única. Porotra pa.-te,
textos que se difundieron ampliamente en circuitos populares
PROBlEMAiiCA DE LA l!ECTURA no carecieron, en tcdos los casos, de esa problernaticidad
formsl e ideológica cuya ausencia señala Eco en el folletín
Si los géneros son medos de decir, son al mismo tiempo europeo y que también caracteriza a la mayoría de sus versio-
modos de leer. La rei vi.ridicación del lector {de la audiencia) y nes americanas.
de la recepción como polo acti.vo del circuito de la comunica- Jan1eson, por su parte, propone una perspectiva sobre e!
ción está en la atmósfera teórica de los llltimos años (9). romance, que de algún modo podrí...a ser generalizada a los
Asistimos, en el campo de las investigaciones sobre cultura modelos narrativos populares desde el folletín a sus epígonos
popular, a un movimiento que, oponiéndose a las teorías de la del siglo XX: "Enfrentada a una contradicción en términos de
manipulación, despoja a la industria cultural y a los mensajes dura a,,tinomia, la pensee sauvage histórica, o lo que llama-
de los medios masivos, del poder sobre individuos y sectores mos h,conciente político, intenta a través de permutaciones y
sociales, que se les había atribuido en el momento en que la combinaciones lógicas encontrar una salida de su clausura
teoría privilegió al emisor y al mensaje. intolerable y producir una "solución" que pueda ser intentada
Parece oportuno, en el punto a Que se ha llegado en el trabajando sobre las disociaciones sémicas" (11). Resolución
debate teórico desde una perspectiva ;ociológica, interrogar a imaginaria de contradicciones reales, la forma misma del
la recepción a partir de dos .cuestiori.és: 1. qué rasgos formal - romance, al trabajar sobre oposiciones absolutas, las expone
ideológicos (matrices, fórm~s de decir) están presentes en los en sus peripecias y las anula (las reconcilia) en su desenlace.
productos culturales populares y de circulación popular que La matriz del romance es común a una zona de la literatura
puedan ser explicados por las expectativas de su público; 2. culta y a casi toda la narración popular urbana desde el roman-
qué ~sposiciones se ponen en juego y son h,dispensables para ticismo. En este aspecto la perspectiva de Jameson es más
:m recepción. inclusiYa que la de Eco, aunque ambas coincidan en !a idea
Umberto Eco, en su estudio sobre el folletín (10) relaciona básica de que ia matriz del género está regida por la necesidad
la escasa problematicidad moral e ideológica de la literatura de resolver (y disolver) contradicciones. Se trata, sin duda, de
popular con las disposiciones y destrezas culturales de su una matr'LZ fácilmente reconocible y practicable, incluso por
público. Literatura de ensoñación y consolación, cuyo rasgo un universo de lectores no dem2siado adiestrados en 1as
principal sería, en este aspecto, el de anclarse a un conjunto de complejidades de la cultura escrita.
valores aceptados socialmente y de amplia circulación. Redu- En efecto, la recepción de mensajes culturales presenta,
ciendo al mínimo la aríibigüedad moral (como, por otra parte, siempre, el problema de las destrezas necesarias para el
!a redundancia reduce la ambigüedad formal), la literatura de maTJ.ejo de textos o a.i-tefactos. Cuanto mayor sea su compleji-
aventuras y sentimental induce de manera inevitable, afi.!.7"íla dad formal y su densidad ideológica, m..ás requeri1án de un
Eco, a "soñar con los ojos abiertos". Ersatz tranqcilizador de público que domine un conjunto de disposiciones adquiridas.
la literatura culta, tanto su moral como sus matrices formales El ocio necesario a las actividades intelectuales y de disfrute
7
se resisten a la polisemia y, en consecuencia, a la problemati- estético, el capital sin1bólico y, específicamente el capital
cidad. escolar de los que se disponga y que se invierten en los o
Eco sin embargo no demuestra del todo algunas proposi- procesos de recepción, la facilidad o los obstáculos para el u
ciones que funciona,, como prerrjsas tácitas de su argumento. acceso material a los bienes culturales, la abundancia o rareza 2§
Una de ellas consiste en afumar que la problematicidad formal de estos, etc.(12) fundan precondiciones objetivas y subjeti- .V) ¡=:
e ideoiógica es un rasgo históricamente constante de !a cultura vas para ei mimejo de discursos que, según su régimen, ....... 1.W
culta. Postulado de manera absoluta, este rasgo es histórica- pueden ser más o menos complicados. 7
mente indemostrable y pruticipa, más bien, de una concepción
La lectura como actividad socialrnente condicionada por1a El .AMOR: UN TEMA HEGEMONRCO
cual íos significados se organizan en un sentido, implica
siempre 1a inversión práctica de este conjunto de disposicio- . Las novelas sentimentales que mencioné en el comienzo
nes ydestrezas. Lo que Jameson denomina"contratos sociales (14), publicadas en colecciones de difusión semanal, alcanza-
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entre el escritor y el público" (13) ponen los líniites y concli- .ron en muchos casos y en su período de auge, tiradas de varias
ciones de posibil:idad a la vez de la escritora y de la lectura. E n decenas de miles de ejemplares. Puede suponerse que propor-
estos contratos operan los dos horizontes definidos por Jauss: cionaron la posibilidad de lectura barata desde el punto de
el horizonte ideológico a partir del cual se ha producido un vista económico, y accesible desde el punto de vista intelec-
discurso y el horizonte de las expectativas de sus posibles tual, a sectores muy amplios de ún público nuevo que, en gran
receptores sociales. La literatura culta ti.ende a trabajar, aun- medida, emerge de los procesos de urbanización y alfabetiza-
que no necesariamente sobre 1a distancia, sí sobre el desfasaje ción cuyo escenario es la ciudad de Buenos Aires y algunas del
de an1bos horizon_tes. ,El folleti'1 y su~ va..'iantes se bclinan, interior_de la Argentina, desde comienzos del siglo XX.
por el contrario, a aproximarlos, si bien es improbable que en Estas narraciones que la tradición adscribe a un público
femenino no pueden de todos modos, y por lo que se reconstru-
la empi......¡a se superponga.i,. Por lo tanto, no puede hipotetizar-
ye de su universo de lectura, limitarse sólo a esa caracteriza-
se; ni aun en los textos que de manera más cercana r.eálicen la ·
ción.de lectura. Es posible, más bien, hipotetizar que formaron
matriz del género, una ausencia completa de deslizanüentos
parte del medio cultural barrial y popular y que fueron 1.1.11a
de sentido. especie de iniciación a la lectura para adolescentes y jóvenes
En el caso de la literatura de circulación popular es muy de ambos sexos. Testimopios del período indican que, si bien
complicado reconstruir los horizontes de lectura. Por otra esos textos podían llegarpor la vía de las mujeres jóvenes, eran
parte, incluso frente a mensajes fuerte "I_/ ·convencionalmente también leídos, más o menos en secreto, por hombres que
codificados, no es posible establecer con seguridad que los integraban el grupo familiar o el espacio más amplio de las
lectores socíales tengan una relación invariable, El lector amistades vec4lales.
culto practica diversos tipos de lectura frente a textos de Inscriptas en la tradición de la novela sentimental, la
variable densidad ideológica y complejidad formal, en una versión rioplatense se diferencia por la longitud de los textos
escala que incluye el placer reivindicado por ia estética de la (son, invariablemente mucho más breves) y por las formas
recepción y operaciones difíciles realizadas con un vasto materiales de su difusión: folletos, con la foto del autor en la
registro de sistemas formales y sell_lánticos, conocimientos de tapa, a veces ilustrados con ·grabados a pluma del mismo
textos anteriores, reco·nocimiento de influencias, linajes, tra- registro estético que las ficciones. Se vendía.11 en kioskos o
díciones, citas," paiodial~s~izaciones, repeticiones, tr~s- eran ofrecidos por suscripción, ya por las editoriales mismas,
formaciones, etc. Igualmentt:? es improbable la existencia de ya por vendedores que recorrían, con el material a cuestas, los
un sólo tipo de lectura o recepción en·los sectores popularés. banios de Buenos Aires. Su precio no era mucho mayor que el
No siempre se consume del mismo modo, y el público popular _ de un atado de cigarrillos y representaba un 20 ó 25% del libro
tiene, como el culto, experiencias diferenciadas frente a obje- más barato. Sin embargo, creaban el efecto de que no se estaba
tos y discursos que reconoce como diferentes: desde una . consumiendo simplemente un magazine sino un producto
lectura eminentemente política de los mensajes culturales, perteneciente, aunque en el límite, a la cultura de los letrados.
hasta 1a atribución de claves críticas a historias aparentemente En verdad, vario_s de los escritores destacados del período
triviales; desde elconsumo pedagógico al placer y la ensoña- firmaron alguna vez estos folletos, junto con más de un.
centenar de escritores olvidados hoy, quienes, por los testimo-
ción. Una feliz y pasiva identificación con el héroe puede estar
nios que conocemos, compartían este trabajo de "redactar
acompañada de operaciones intelectuales indispensables para
ficciones" con el periodismo o el teatro .
. seguir la intriga, desbaratar pistas falsas, arribar a la resolu-
Como sea, exa.núnadas más o menos exhaustivamente las
ción de las tensiones de un relato o encontrar placer en el
decenas de colecciones aparecidas a partir de 191Oes posible
discurso figurado. definir, generalizando sobre la base de un corpus enorme de
Sin duda, estas variaciones en la operación de la lectúra folletos, rasgos que se repetían; sin cambios, de una colección
tienen que ver con el grado de resistencia que ofrezcan los a-otra y a lo largo del período de su auge masivo.
textos. El folletín y sus epígonos de la novela sentimen.tal . Una matriz narrativa simple trabaja obsesivamente con el
7 presentan matrices, como se verá, lo suficientemente simples tópico central de estas narraciones: el amor-pasión y el deseo,
5 como para que, aun en el caso de públicos nuevos, de reciente que definen todos los movimientos de la intriga y la posición
.J ac_ceso a la alfabetización y otras destrezas culturales, puedan relativa c).e los personajes. A diferencia de la literatura culta, la
<
.'.) participar en una experiencia que tiene al placer como uno de novela sentimental tiene un sólo eje ficcional que no se cruza,
/)
sus efectos centrales. Al mismo tiempo, el placer de leer es un . sino raramente, con otras preocupaciones u otros temas ideo-
.w aprendizaje, el momento feliz de una relación, muchas veces· lógicos;morales o psicológicos. Podría decirse que la realiza-
>
7 prirnera y formadora, con la literatura. Y también es -un ción narrativa de las peripecias del amor constituye sti único
espacio de pautada pedagogía ideológica y moral.. movimiento, y que el arnor es lo único q ue, dentro ,fo 3U
" es necesario que existan marcos conceptuales e ideológicos
que funcionen como condición de posibilidad de los préstamos
culturales y del cruce discursivo de las dimensiones
popular y culta"

estética, aparece como literariamente "interesante". Por esta razón, la virginidad es el tema i.rnplícito de la
En este sentido, son narraciones unidimensionales, planas, relación entre hombres y mujeres jóvenes: todo el interés de
sobre las cuales el amor-pasión implai.1ta una hegemonía losmovimientosnarrativossedesprendedelacuestiéncenua!.
temática monótona y no discutida. El tema es central para el acerca de si es posible entregarse a la pasión sin padecer al
pacto de lectura que las novelas sentimentales establecen con mismo tiempo las consecuencias sociales y morales ele esa
su público: frente a !a prosa de la vida cotidiana (especiaLrnen- entrega. Las narraciones bordean a través de sus episodios esta
te repetitiva para las mujeres, limitada para los jóvenes), la preguntayponenenescenalarespuesta: segozaenhentrega,
literatura despliega aquello que, incluso formalmente, se le la pasión paga en placer. AJ mismo tiempo, en el desenlace, se
opone: ante la vulgaridad, el éxtasis; arite un sistema de reestablece el peso de las consecuencias: el placer no paga
relaciones gobernado por una moral vigilante, íos delirios del socialmente. La pasión, fuente de placer en las peripecias
deseo. narrativas, es productora de dolor, pérdida, aislamiento, en-
El desenlace, generalmente dramático en la medida en que fermedad, muerte, en el fi..!"lal de las novelas.
íos an1antes no alcan.zari la felicidad que los una para siempre, Esta matriz simple permite, entonces, dos movimientos
restablece de algún modo ía legalidad del mundo vivido. Sin narrativos opuestos y complementarios. El desenlace, que
embargo, este desenlace es menos importante, dentro del penaliza la pasión reestablece las conveniencias sociales y
esquema general de las novelas sentimentales del período, si asegura la reproducción de Ut1 tipo de moralidad pública
se lo compara con el placer y la ensoñación producidos por la necesaria tanto para el funcionamiento de la familia como para
lectura del texto. En el desenlace las convenciones de una la seguridad sobre la filiación de los hijos. El deserJace pone
sociedad, de su moral, de sus costumbres, se reestablecen. las cosas en su lugar y marca la transgresión como un desequi-
Pero en el transcurso de la historia estas convenciones fueron librio que, en el final, debe desaparecer para subrayar y
asediadas y muchas veces cedieron bajo las presiones de la promoverel"buen"equilibriodelascostumbressexuales.Por
pasión y el deseo. Los episodios los cuentan, tanto como la el otro lado, ias repetidas peripecias le dan ala pasión todas !as
reimplantación de la ley en el final del relato. Un modo de oportunidades para que se exhiba; crea.ti la escena del goce y
contar el tema central, es más fuerte que la matriz única de colocan al sentimiento, que luego será sacrificado, en su
resolución del conflicto. mismo centro. Podría decirse que las peripecias son el espacio
Por eso puede decirse que estas narraciones son felices aun · de la felicidad y sus obstáculos; el desenlace reestablece la
cuando estén relatando una historia: que se;.-á, en el final, . escena de la moral y sus imposiciones. En el curso de la
desdichada. La forma en que modelizan su tema hegemónico narración los lectores gozan; en el desenlace aprenden. La
es la de la realización del sentimiento, aunque esa realización matriz, entonces, realiza dos tipos de trar1sacciones imagina-
misma sea la causa de la desdicha final. Este esquema ideoló- rias: entre las pasiones y los obstáculos vence primero la
gico y formal se repite en la mayoría de las novelas sentimen- pasión y hay placer. Luego, entre las pasiones y la moral,
tales del corpus analizado y, en mi opinión, a partir de él vence esta úitima, y hay enseñai."1Za. Morales e "inmorales" las
pueden hipotetizarse algunas de las razones de su éxito enor- narraciones sentimentales ofrecían en su misma matriz repeti.-
me. Circulaban en una sociedad cuyas pautas sobre moral tiva la posibilidad de la transgresión y la afirmación de la

l sexual aplicadas a las mujeres eran estrictas, aunque todavía


persistieran formas menos organizadas que las de la familia
nuclear moderna. Estas pautas sexuales se referían a cuestio-
nes básicamente relacionadas con el matrimonio y con los
norma social necesari..a para la suborcfü1ación del amor a la
institución familiar y la seguridad respecto de la conducta
femenina
La contradicción entre peripecias y desenlace es resuelta
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principios que regulaban las relaciones entre los sexos ante- imaginariamente según los principios utilitarios de la moral: o
riores a él. La virginidad como valor sine qua non formaba lo quesepierdecuandosepierdeelobjetodelapasión,segana ·t;;;
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parte de las ideologías colectivas acerca de la mujer, especial- en catarsis purificadora. En efecto, ia mujer que se ha entrega-
mente en el ámbito de la cultura barrial media que se iba do a la pasión, más que castigada aparece purificada porla re- z>
perfilando en Buenos A..ires. signación, la soledad, ía enfermedad o, sencill~-r1ente, la

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muerte. Este desenlace merecido reesrablece el funciona- casi exclusivamente a los hombres que estaban en condiciones
miento de la economía sexual. La resolución imaginaria de la de conseguir_ aquello que se proponía!"! por los caminos legíti-
contradicción entre pasión y moral está planteada en los mos del esfuerzo, el talento y el trabajo. La belleza, cualidad
siguientes términos: el amor más sublime, la pasión más de las mujeres, no pa1ecía un valor en ese camino de redistri-
penetrante, pueden tener una relación degradada (realizarse bución mesocrática de las oportunidades sociales. Por el
en la mancebía o el amamazgo) o una superación simbólica contrario, la belleza llegaba a ser en determinadas condiciones
que la niega y ennoblece: pur':i.f:icarse en la soledad y el un factor negativo, más responsable de que una mujer "se
sufrinliento. En cualquiera de los dos casos se restablece el perdiera" que de que consiguiera ingresar en un matrimonio
equilibrio y se aleja el fa11tasma de la ambigüedad (del cual ventajoso, desplazándose de su lugar social de origen a otro
huyen estas narraciones de manera incesante). más elevado. E,1 el fondo, las cualidades consideradas tradi-
Homeostáticas, las narraciones sentimentales incorporan a cionalmente femeninas erai., peli~1osas porque, por su misma
su matri.2 otra serie de obstáculos que, más que inscriptos en la distribución azarosa (es difícil de controiar socialmente la
dirnensión moral, fonnan parte de la dimensión socio-ideoló- .belleza, aunque pueda definírsela desde un punto de vista
gica. En efecto, los obstáculos a la pasión son de dos tipos: que social), ponían en cuestión los v.3lores aceptados por la visión
la mujer o el hombre (casi siempre el hombre) tengai1 deberes mesocrática del ascenso social.
sociales más fuertes, bajo la forma de un matrimonio previo y La contradicción entre pobreza y belleza física afecta a las
desdichado, e hijos; que las diferencias socio-económicas mujeres y se convierte en un~ de las formas del obstáculo en
entre la mujer y el hombre sean de tal magnitud que desacon- las narraciones senti.rnentales. Su resolución, nuevamente, se
sejen, desde ei punto de vista del equilibrio social, su unión. da en el curso de las peripecias y se niega en la puesta a punto
Ainbas categorías de obstáculos funcionan en las narracio- del desenlace.
nes sentimentales. La más significativa me parece, sin embar- Esto tiene que ver con el modelo de felicidad que es una de
go, la segunda porque habla no sólo de diforentes combinacio- !as bases de la matriz na..-rativa en las novelas sentin1entales.
nes mu-rativas sino también de los límites ideológicos puestos Vinculado exclusivamente en el desenlace al matrimonio y la
por una sociedad ante la exogamia, es decir ante el matrimonio descendencia, es evocado en el curso de la narración como un
de hombres y mujeres que pertenezcan a sectores socio- estado de bieneslqr módico, tai,to desde el puI}to de vista
económicos muy diferentes. Si la endogamia completa, in- sensual como material, alejado de los extremos de la miseria y
cluido el incesto que es tema de vari_as de esms narraciones, es de la abundaricia. Este modelo de felicidad presupone una
desaconsejable o prohibida según el grado de proximidad, la relativa ig-ualdad social entre los cónyuges que asegurfu'ia,
exogamia totalmente libre en el sistema de elecciones, tampo- nuevamente por homeostasis, tanto la reproducción de ccndi-
co es positivamente promovida. A tal punto que, en la matriz ciones sociales como la produa;ión de una familia que no esté
narrativa, los obstáculos colocados por las diferencias econó- atravesada por desigualdades mayores a las que imponen los
micas culturales o familiares, son desencadenantes básicos de roles sexuales. Un modelo de felicidad tranquila, que vuelve a
la narración. reafirmar fa ideologí2 del ascenso por el mérito y no por
La "bella pobre" es la figura que corresponde a este sistema cualidades femeninas "naturales". Se coloca en las antípodas
formal e ideológico de obstáculos: una mujer que por su del ensueño sobre ca_rnbios radicales en ia condición de
belleza atrae a su amai.1.te desde círculos sociales superiores a hombres y mujeres, pero al mismo tiempo, promete estabili-
su propio medio, pero que, precisamente por su pobreza, no dad en los logros que se alcancen.
estará en condiciones de que esa pasión, provocada por su El modelo de folicídad tiene; a la vez, dos escenai-i.os: el
belleza, arribe al desenlace del matrimonio. La contradicción noviazgo y el flfrt como escenai-i.o juvenil romántico, donde se
entre pobreza y belleza afecta solamente a las mujeres y son adn:iiten algunos de los deliquios de la pasión; el matrimonio
excepcionales o prácticamente inexistentes los casos de narra- . como escenai.-io adulto, canüno abierto o cerrado según el
ciones en que la relación sea inversa. Está presente, entonces, desenlace, pero que, al mismo tiempo, nunca ,es tematizado
un tópico que tiene que ver, sin duda, con el motivo tradicional como espacio narrativo en la-, peripecias, excepto en su
del persor.ajecuyas cualidades lo pondrían en una situación de función de obstáculo, si uno de los amantes es casado. El
visibilidad que, por sus determinaciones sociales, no le corres- modelo de felicidad tiene su contramodelo en el de la "caída"
ponde. El drania que se desarrolla a partir de este desencuentro que afecta sólo a las mujeres. Así, cuando el desenlace
de condiciones y aüibutos es, más que un drarna moral, un demuestra a la felicidad como irrealizable, entre los per:sona-
L
o dilema social. jes es la mujer"la que padeé:e..,~á.§,profundamente la prohibi-
u
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Se 1:rata, por cierto, de cuáles son los limites deseables d.e
relación entre diferentes sectores, aun en una sociedad meso-
ción que violó con su amor; los hombres puedenreconstruir su
vida, las mujeres jan1ás.
(9 crática y relativamente abierta como, en el modelo, se mostra- Esto, sin duda, se relaciona con el ideal de mujer viigen,
I-
V) ba la argentina. Si el ascenso parecía posible y legítimo desde estado que una vez perdido es irrecuperable: no hay retroo~so,
Ll.J
la perspectiva de los esfuerzos individuales (e! ahorre, e! excepto por el azrepenci.miento y ei perdón, actitudes qu<; en la
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z trabajo, la universidad como vías practicables), al mismo novela sentimental pocas veces reconducen a los pers<:majes
tiempo ese ascenso era concebido como un posibilidad. abierta hacia el desenlace feliz del matrim.onio. Este modelo <le
felicicl.ad más que resolver contr2dicciones las plantea abierta- NOTAS.-
mente, ya que alcanzar el matrimonio demuestre. ser una de las
operaciones más complicadas y difíciles de teda relación (1) He estudiado las siguientes colecciones de narraciones
sentimental: acechado por prohibiciones, tentaciones y caí- semamales publicadas en Buenos .Aires: El cuento ilustrado
(1918); La mejor novela (1928-29); La novela del día (1918-
das, el matrimonio es a la vez lo más valioso y lo más lejano.
24); La novela de hoy (19l8);Lanovela de la juventud (1920-
Desde el prrnto de vista moral, par.ala mujer más que un estado
22); La novela nacional (1920-22); La novela para todos
significa un premio. (1918-19); La novela porteíía (i 922-23); La novela semanal
Esta matriz sirnple y sin ambigüedades, fácilmente apren- (1917-25);La novela universitaria (1921-22); entre otras
dida por los escritores y reconocida sin problemas por los colecciones. Conozco series similares publicadas en Madrid,
lectores, responde a muchos de los rasgos generales que se hacia 1910, como El cuento ilustrado y La novela de hoy.
atribuyeron a los géneros populares en el comienzo de este (2) Sobre ia conformación de !os sectores populares urba..TJ.os en
a.-rtículo. Sin duda, el manejo de esta matriz exige un número Buenos Aires véase: Leandro Gutiérrez y Luis Alberto
relativamente bajo de operaciones, en la medida en que !as Romero, La cultura de ws sectores populares en Buenos
variaciones se producen, casi sin excepción, si.11 alterar en lo Aires (1920-45), Buenos Aires, PEHESA CISEA, 1986,
fundamental el sistema de relaciones ideológico y formal que mi.meo, que incluye una extensa bibliografía.
(3) Cultura de mezcla, en el caso argentino, ta,,to para los
se acaba de describir.
sectores populares como para las elites letradas. Así., en el
Amable con sus lectores, les proporciona la posibilidad de
trabajo de Carlos Alta.mi.rano, "AJgunas nota, sobre nuestra
ensoñación limitada a problemáticas relativamente concci- · cultura", Punto de vista, agosto de 1983, número 18.
das. A diferencia de la novela de aventuras, donde el exotismo (4) Umberto Eco, ll .superuomo di mo.s:sa; retorica e ideología
es una dimensión fundamental, estas nai-raciones responden a nel romanzo popolare, Milan, Bompiari.i, 1978..Véase
un modelo en el que se va paso a paso de io conocido hacia lo también: Massimo Romano, Mitología romantica e letteratu-
conocido y, muy excepcionalmente, de lo conocido hacia lo r a popolares; struttura e sociología del romanzo d' appendi-
desconocido. ce, Ravena, Longo Editare, 197í. Después de terminado este
Esto también tiene que ver con el repertorio estilístico que artículo, a causa de esas dilaciones bien latinoa.-nericanas que
caracterí..za al género sentimental estudiado. Se trata, en lo nos afectari., llega a mis manos De los medios a las ir.ediacio-
fundamemal, de recursos extraidos del modernismo y el nes; comunicación, cultura y hegerrumia, de Jesús Martín.
Barbero (México, Gili, 1987), donde leo un sutil análisis de la
tardorromai,ticismo. Puede suponerse que estos recursos ya
estructura y las funciones del melodrama que, en mi opiriión,
habían pasado del universo de la literatura alta a los sectores hubiera podido poner en diálogo con las tesis del presente
medios, sobre todo si se tiene en cuenta la función didáctica trabajo.
que las ai,tologías poéticas, las recit2doras y los cursos de (5) Para la relación entre norma y_valor véase: Jan Mukarcvsky,
recitación habfan desempeñado incluso en espacios barriales, Escritos de estética y semiótica del arte, Barcelona, Gili,
a través de instituciones como la escuela y las bibliotecas 1987.
populares. Estas marcas estilísticas no presentaban entonces, ( 6) No podría negarse que, incluso en las zorras de lo que se
mayores dificultades, pero al mismo tiempo funcionaban conviene en lla..-nar literatura culta, el reconocinüento tiene un
como signos de "literatura". Su presencia misma aseguraba lugar aceptado en la producción de la experiencia estética.
que aquello que se estaba leyendo pertenecía al universo (7) Véase: Walter Benjamin, "L'Oeuvre d'art al'ere de sa
prestigioso de la literatura y, desde este punto de vista, reproductibilité technique", enL' iUJIT".rr'.e, le langa.ge, la cultu-
contribuía no sólo al placer del reconocimiento, sino a la :·z, Paris,. Denoel-Gonthier, 1971.
(8) Giuseppe Petronio, Letteratztra di mass, letteraturo. di consu-
ensoñación legitima, es decir, una ensoñación permitida tanto mo, Bari, Laterza, 1979, pág. LY,..X. ·
por la moral como por la estética. (9) V,f ase al respe;;to: Hans Robert Jauss, Asthetische Erfah,ung
Podría decirse que. esta doble bendició11 era un efecto wui liiercrisr.he H ermeneutik, Munich, Fink, 1977, t.I;
buscado concienternente por los textos y por los organizado- Umbertc Eco,Lec,or infabula, Yillá.-1, Bo,.-,_¿,iai'1i, 1979;
res de las colecciones de novetas sentimentales semannJ.es, Rainec Vhmi.,_,g, comp., Rezeptionsi;isthetik, Munich, Fink,
quienes, frente a las frases despectivas o 1os ataques prove- 1975, entre la ya hoy 1astfsh-na bibliograffa sobre este punto.
0

nientes del público y los autores "cultos" respondían con ia (10) Eco, ll superuom.o...cit., pág. 10-13.
buena conciencia de su éxito y de su oficio aprendido en los (í 1) Frederic Ja;-neson, The polüical wu:or,.scious: Narrative as a
poetas del modernismo tardío, cruzado con impulsos estilísti- sacially .S-Jrnbolic acz, Londres, Methuen, 1981, pág. 167. -,,
Véase Pierre Bourdieu, Questions de sociologie, Paris,
cos de procedencia decadentista. Bricoleurs, tamo los narra-
dores como su público, tomaban de donde podía tomarse;
(12)
Minuit, 1981. ó
facilitaban por iteración y serialidad la difusión de lo adquiri-
(13) Ja..--neson, op. cit., pág. 106. u
<(
(14) Las he estudiado desde una perspectiva crítica y socio-
do; operaban socialmente, como prime¡- escenario tanto del cultural, en El imperio de los sentimien.ios, Buenos Aires, Ca-
C)
·¡:::
placer de leer como de la exhibición de conflictos; proporcio- tálogos, 1985. V)
naban un tesaurus de imágenes que, no por ti.-ivial, había LI.J

perdido por completo sus resonancias prestigiosas. ~


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