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I. Introducción
En un estudio de 2014, titulado Religion in Science Fiction: The Evolution of an Idea and the
Extinction of a Genre, Steven Hrotic hace una distinción entre dos de los supuestos “padres” de la
ciencia ficción moderna, H. G. Wells y Jules Verne. En específico, señala que el autor francés
enfatizaba en mayor parte la verosimilitud de los avances científicos en sí por sobre el desarrollo
sociocultural que éstos pudieran desencadenar, mientras que el inglés a menudo inventaba
tecnologías inverosímiles para usar como detonador de un análisis amplio de dichos cambios
sociales. Incluso el mismo Wells llegó a notar en alguna ocasión la diferencia entre el enfoque de
Verne, que llamó “práctico”, y el propio, que caracterizó de “ejercicio imaginativo” (Hrotic 46).
Como cabría esperar entonces, el estudio de Hrotic no dice casi nada más de Verne, mientras que
sí procede a analizar en cierto detalle una obra de Wells, When the Sleeper Wakes, en tanto que
ésta interactúa con el tema principal del estudio: la larga, fructífera y a primera vista paradójica
interacción entre la ciencia ficción moderna y la religión. De hecho, la gran tesis del trabajo de
Hrotic es que en la ciencia ficción moderna se observa una arco narrativo: se pasa de ignorarla
como tema válido para un género literario con aires científicos a repudiarla como una herramienta
de control social (como hace Wells en When the Sleeper Wakes), y de ahí, poco a poco, a
reconocer el misterio del misticismo hasta llegar a la aceptación de que la religión responde a
[1]
ciertas cualidades intrínsecas del ser humano que la ciencia no, e. g.: “the desire for
transcendence, for experiencing wonder and awe” (174). Esta podría ser la misma reaceptación
de lo religioso dentro del discurso cultural en occidente que la filosofía de la modernidad tardía y
entonces toda narrativa que tenga la ambición de proyectar a futuro los desarrollos y devenires de
una sociedad humana entera, sea ciencia ficción o no, debe hacer una proyección a futuro de la
religión. Este es el caso de Hyperion (1989), la primera novela de la saga The Hyperion Cantos,
donde Dan Simmons narra las razones del peregrinaje de siete personas al planeta que da título a
la obra, donde piensan encontrarse con un ser sobrenatural, llamado el Alcaudón (“Shrike” en
inglés), quien sólo concederá el deseo de uno de los siete. Esto es un resumen muy escueto, que
en realidad no comienza siquiera a describir la exhaustividad social, mítica y literaria con la que
Simmons dota a su universo. A lo largo del peregrinaje, el lector descubre poco a poco una
la religión juegan un papel capital tanto en los sucesos del relato como en la configuración
semántica y simbólica del texto. La información se nos descubre por medio de siete cuentos, cada
uno contado por un peregrino, al estilo de los Cuentos de Canterbury. Sin embargo, allá donde
Chaucer comienza su ciclo con la historia del caballero, Simmons elije abrirnos las puertas de su
y hasta cierto punto inútil, al hablar de una obra de tan amplio alcance como esta, pero resulta
evidente que abrir un ciclo de cuentos con un escrito religioso tampoco es una elección
[2]
disciplinas, pero también entre la raza humana y una especie de dios1 incomprensible e
incontenible. Por tanto, no es inadecuado que el cuento del sacerdote explore lo que la idea de lo
divino significa en la sociedad futurista de Hyperion, cómo ésta se relaciona con nuestras
categorías actuales de religión, y qué consecuencias puede tener el enfrentamiento real con un ser
Así, arribamos a la materia central de este estudio: el encuentro entre un hombre religioso
y una verdad que parece confirmar su dogma, pero termina por desmadejarlo. En específico, las
páginas siguientes buscarán explicar cómo es que el periplo del sacerdote jesuita Paul Duré
posmoderna, los cuales pueden ser entendidos mediante herramientas teóricas del sistema de
del Dios judeocristiano. Esta lectura no busca establecer una relación intertextual deliberada entre
Simmons y Vattimo, sino demostrar coincidencias (y alguna que otra divergencia igualmente
interesante) entre dos manifestaciones del pensamiento religioso posmoderno, así como explorar
la utilidad de Vattimo para los estudios literarios. Así pues, con el afán de clarificar de manera
sucinta el tipo de huellas conceptuales que más adelante ubicaremos en la novela, comenzaré por
hacer un breve recorrido por las ideas que Vattimo utiliza para describir la encrucijada de la
religión judeocristiana en nuestros tiempos; una encrucijada que plantea a los creyentes
contemporáneos preguntas similares a aquellas que Paul Duré debe resolver por sí solo en el
1
A lo largo de este ensayo, usaré “dios” para referirme a la divinidad en general y “Dios” para referirme a la
deidad judeocristiana.
[3]
Lo primero que hay que saber sobre Gianni Vattimo es que, al contrario del sacerdote que
Heidegger sus dos interlocutores más cercanos, Vattimo está sin duda consciente de los retos
Religion, therefore, can rely on no strong body of doctrine. Dogmatic assertions, with their claim
to know reality, the ontos on, with certainty and finality, represent precisely the kind of
objectifying, metaphysical thought that has been discredited by the deeply hermeneutical
cual es decir que hemos pasado a concebir el mundo como un juego de interpretaciones donde
nadie es poseedor de una verdad objetiva. Esto parecería ser un pesado clavo en el ataúd de la
religión organizada, y en efecto, Vattimo cree que podría llegar a serlo si no se comprende el lazo
simbólico subyacente que une a estos procesos con el ideario judeocristiano. En específico, el
pensador italiano equipara la “muerte de Dios” según fuera anunciada por Nietzsche con el
anuncio heideggeriano de la “muerte de la metafísica” (Vattimo 11). Estas dos “muertes” son
realidad en una completa pluralidad interpretativa, barriendo no sólo con los viejos dogmas
religiosos, sino con los dogmas de la ciencia, la razón y el progreso planteados por la Ilustración
(Guarino 5-6). En este mundo de interpretaciones, las razones “duras” para el fundamentalismo
religioso se desmoronan, pero también las razones “científicas” para el ateísmo militante. Por lo
tanto, hay una oportunidad para un cierto renacimiento de la religión. No obstante, ¿cómo creer
[4]
tránsito del Viejo Testamento al Nuevo, que es asimismo un tránsito de un Dios omnipresente,
temible e incontenible, a un dios aminorado, abarcable y, sobre todo, hecho hombre. Según
Vattimo, la encarnación divina en Cristo, que él llama kenosis, es el modo en que la misma
consecución de su mensaje:
el debilitamiento que la filosofía descubre [en] la historia del ser se llama secularización… [Y] si
la secularización es el modo en que se actualiza el debilitamiento del ser, esto es, la kenosis de
Dios, que es el núcleo de la historia de la salvación, ésta ya no deberá ser pensada como un
Vattimo llega todavía más allá, al afirmar que Nietzsche quizá sentía demasiada enemistad
personal hacia la religión como para advertirlo, pero que el debilitamiento del Dios metafísico no
es sólo el sentido que su rama de la filosofía moderna elige darle a la “muerte de Dios”, sino que
visión de Vattimo no es un giro retórico desesperado que busca darle oxígeno a un cristianismo
asfixiado por la posmodernidad, sino que se asume consistente con la Biblia misma.
procesos sufridos por el Dios bíblico, esto también abriría la puerta a un renacimiento de la
religión, pero no como se conoció antiguamente. El creyente posmoderno deberá entender que
Dios mismo, mediante la kenosis, ha renunciado a la autoridad absoluta. Por esto mismo, así
como Dios se hizo débil, nuestro pensamiento sobre él también deberá debilitarse, hacerse
antidogmático y flexible:
[5]
It is perhaps best to speak of “weak thought” as an attempt to reconstruct rationality in a
postmodern, postmetaphysical way. By this I mean that Vattimo intends to move contemporary
construals of rationality away from purely modern notions of reason, with their aggressive
assertions about the “certainly true,” the “really real” and “absolute objectivity”… Weak thought,
on the contrary, holds that the world is not simply “given” to us as pure, uninterpreted,
already-interpreted reality. And precisely because of this, we must avoid strong thought with its
Según Vattimo, al renunciar a creer en Dios como verdad absoluta y ser metafísico que puede ser
contemplación del mensaje bíblico de la caridad, que el filósofo identifica como el verdadero
representan el espíritu de la palabra de Dios. Por fin podrá adorar, de manera libre, al Dios “que
discursivo. Vattimo propone un Dios descentrado, incierto y humano, ideal para una era de
desde entonces. Así, el creyente deberá caminar en ese sentido, concentrándose en la meta
[6]
Todo esto puede sonar atractivo; sin embargo, como veremos, resulta altamente
problematizable para la literatura. Puestas en escena ciertas condiciones similares a las que dieron
que su Iglesia está en peligro? ¿Es posible para todo mundo deshacerse del pensamiento
metafísico, es decir, del ansia de encontrar a Dios? ¿Y cuáles serían las consecuencias si una
creencia fuerte en Dios nos llevara a malinterpretar una realidad ambigua? Aterricemos,
entonces, en Hyperion.
Si hemos aceptar la distinción entre Wells y Verne planteada por Steven Hrotic, que bien podría
ser una distinción entre dos formas arquetípicas de abordar el género de la ciencia ficción,
entonces la obra de Simmons está decididamente del lado wellsiano en cuanto a su alcance e
intereses temáticos, a pesar de que se sirve del tema verniano del viaje para construir su trama.
Sin embargo, el viaje propuesto por Simmons dista mucho de la aventura lúdica que es en Verne,
Situada unos 700 años en el futuro, Hyperion presenta una sociedad humana conformada
por una confederación interplanetaria llamada la Red de Mundos, o WorldWeb, y gobernada por
un cuerpo parlamentario: la Hegemonía del Hombre. La WorldWeb cuenta con alrededor de 300
mundos conectados entre sí por una red de información similar al internet, así como por portales
2
Al respecto de internet y las telecomunicaciones, Vattimo los plantea como parte de la secularización en tanto
que son un “triunfo de la técnica”, y apunta que la “tecnología de la información… debilita la realidad mostrándola
cada vez más explícitamente como juego de interpretaciones” (66). La sociedad humana en Hyperion es así en
términos físicos: un conjunto de mundos separados por miles de años luz y por sus diversas creencias identitarias,
pero unidos por el tejido conectivo del transporte y las redes de información instantáneas.
[7]
lo cual no cuenta con estos portales, y su intercomunicación con el resto de la WorldWeb es
en gran parte debido a la inhóspita geografía del planeta, el cual cuenta con una especie de árbol
que descarga cantidades ingentes de electricidad e incendia los matorrales a su alrededor, así
como con regiones aisladas, donde los mecanismos de las naves espaciales y las
periodo temporal amplio, que comprende desde la migración humana de la Tierra —la cual
“muere” debido a una catástrofe causada por un agujero negro que devora al planeta desde
adentro— 3 hasta el “último peregrinaje” en busca del Alcaudón, ocurrido unos 600 años después.
Enmarcado dentro de esta gran narrativa, tenemos el cuento del sacerdote Lenar Hoyt, objeto de
este estudio.
Incluso dentro del pequeño resumen hecho arriba se pueden vislumbrar las múltiples caras
del motivo del “viaje” dentro de la obra, el cual se integra en diversos arcos temáticos. A nivel
macro, tenemos el viaje de la humanidad que abandona la Tierra y se dispersa por el universo,4 y
a nivel micro están los diversos viajes individuales que componen la novela, cuyos rumbos de un
modo u otro siempre convergen en Hyperion. Estos viajes van acompañados de una búsqueda o
una epifanía personal, como puede ser la recuperación del talento artístico (en el cuento del
poeta) o la salvación de un ser querido (en el caso del académico). En el cuento que nos ocupa, el
3
Resulta digno de resaltar que Simmons adjudique la muerte de nuestro planeta a un accidente causado por el
hybris de la ciencia. A este respecto, no me parece nada casual que Hyperion haya sido publicada apenas tres años
después del desastre nuclear en Chernobyl, ni que el equipo de científicos que supuestamente crearon el agujero
negro sea ucraniano también.
4
Dentro del libro, a este proceso migratorio se le conoce como “Hégira”, tomando prestado el término del viaje
que emprendió Mahoma de La Meca a Medina al ver que las condiciones en esta ciudad eran propicias para instaurar
el Islam, mientras que en La Meca corría peligro de ser asesinado. La palabra árabe “hijra” literalmente significa
“migración”, aunque a veces se ha traducido como “huida”, para descontento de algunos musulmanes (Antequera).
En el caso de la humanidad en Hyperion, esta ambigüedad se mantiene: la raza humana migra y se disemina porque
tiene la tecnología para hacerlo, pero también porque morirá si se queda en la Tierra.
[8]
sacerdote Hoyt viaja a Hyperion en un principio por un simple encargo burocrático: acompañar a
Paul Duré —un jesuita caído en desgracia— al planeta donde ha decidido exiliarse de la Iglesia.
Sin embargo, el jesuita desaparece y Hoyt regresa a buscarlo. Dado que la mayor parte del relato
se compone de trozos del diario del jesuita, es más bien su viaje el que nos atañe, puesto que sus
cambiantes reflexiones durante la travesía guardan una relación mucho más extensa con las ideas
A protagonist who is also a priest will tend to be a Jesuit. Why? Perhaps it is because such a
protagonist is most effective if s/he is: (1) from a Western tradition familiar to the readers (i.e.,
Christian); (2) from a traditional, strongly doctrinal religion to highlight the contrast between
religion and modern secularism (i.e., Catholic); but (3) from a sect believed to be drawn to
scientific problems and with an established history of exploration (i.e., Jesuit). (2)
Sin embargo, lo que distingue a Duré de los protagonistas jesuitas en relatos de ciencia ficción
que Hrotic nombra como ejemplos 5 es que el sacerdote creado por Simmons no va a Hyperion
como misionero oficial de una Iglesia que busca evangelizar alienígenas, sino que parte sin
tipo de relatos no le llega a Duré como consecuencia de su contacto con extraterrestres, sino que
precede al viaje. El sacerdote no sólo llega a Hyperion con la fe maltrecha, sino a causa de esa fe
maltrecha, pues ésta lo ha llevado a falsear evidencia arqueológica de un culto cristiano en otro
planeta, Armaghast, con tal de ver renacer a una Iglesia que, según él, “está muriendo” (Simmons
37).
5
A Case of Conscience de James Blish y The Sparrow de Mary D. Russell.
[9]
Esta “muerte” de la Iglesia guarda una estrecha relación con la encrucijada del
interplanetario de Hyperion sirve para acentuar las condiciones de incertidumbre y pluralidad con
las que lidia el creyente posmoderno. En la sociedad de la WorldWeb, los humanos ya no están
forzados a compartir planeta, sino que se han segmentado de acuerdo a identidades religiosas
(e.g. Pacem = catolicismo, Hebron = judaísmo), nacional o regionalistas (se intuye que Deneb
Drei y Deneb Vier son germanoparlantes y se dice que Bressia pertenecía a “centroeuropeos”
Hegemonía). De este modo, la idea de “verdad” puede cambiar de un planeta a otro sin que por
esto se rompa la líquida unidad secular de la Hegemonía; hay un acuerdo tácito para tolerar las
entonces como una representación del mundo hermenéutico observado por Vattimo, donde
donde sabemos que la llamada “evidencia” a favor de cada punto de vista está condicionada por
la ideología y la cultura, haciendo injustificable ejercer la violencia excluyente para forzar “una
segmentación de la verdad como una derrota de la Iglesia. Y yendo más allá, para Duré, una
Despite the decline of the Catholic Church into what amounted to a half-forgotten cult tolerated
because of its quaintness and isolation from the mainstream of Hegemony life, Jesuit logic had
not lost its bite. Nor had Father Duré lost his conviction that the Holy Catholic Apostolic Church
[10]
Duré se encuentra en un dilema que le será familiar a todo aquel que pondere las últimas
realidad a ser un bazar de interpretaciones, ¿con qué presunción de verdad puede una religión
apelar a sus adeptos? O en palabras de Thomas Guarino: “Absent any strong claims…, any
revelation that can tell us, in some sense, “final” and “objective” truth, then what is… the
“cognitive yield” of Christianity?” (16, cursivas mías). La palabra “revelación” es aquí de gran
manifestación metafísica de Dios, es decir, momentos de certeza; pero éstos son exactamente los
momentos que le están negados a quienes viven en una sociedad posmoderna, ya sea la nuestra o
que es decir de certeza, sea la mayor queja de Duré acerca del planeta Hyperion:
I am tired of this city. I am tired of its pagan pretensions and false histories… There are three Zen
Gnostic assemblies and four High Muslim mosques in the town, but the real houses of worship
are the countless saloons and brothels… and the Shrike Cult where lost souls hide their suicidal
hopelessness behind a shield of shallow mysticism. The whole planet reeks of mysticism without
hombre de creencias eclesiásticas fuertes, que piensa con nostalgia en la vieja solidez del dogma,
para quien el ejercicio religioso resulta “vacío” si no existe una posibilidad de “revelación” en el
sentido de manifestación metafísica. Siendo así, no es extraño que haya intentado plantar
“evidencia” dura de un culto cristiano anterior al terrestre, pues esto constituiría una verdad
fuerte, con el potencial de evitar que la Iglesia caiga en el olvido dentro de la sociedad
descentrada de la WorldWeb.
[11]
Esta perspectiva es puesta en una crisis todavía mayor por los hallazgos que Duré hace en
Hyperion. Como giro irónico de la trama, el sacerdote —exiliado de los suyos por falsear
evidencias antropológicas— esta vez descubre precisamente lo que antes fingió hallar y lo que su
alma tanto ansía: verdaderos indicios de un culto cristiano en otros mundos. Siguiendo el impulso
de exploración que caracteriza a los Jesuitas en la ciencia ficción (según Hrotic), y quizá
apelando al ascetismo como medio de expiación, Duré se propone usar su exilio en Hyperion
para encontrar a los Bikura, una tribu legendaria de supuestos descendientes de los primeros
humanos en el planeta, quienes llevan 400 años aislados en una región inhóspita. 6 Y los
encuentra. Sin embargo, sus expectativas se ven subvertidas de inmediato, atrapadas entre
algunas señales que parecen indicar una confirmación de sus deseos y otras que intiman otra
vestidos en largos ropajes, a quienes de inmediato lee en clave religiosa y afín a su sistema de
diminutive Jesuits at a New Vativan enclave” (52). Sin embargo, este rasgo inofensivo se
transforma en un misterio, al averiguar el jesuita que los Bikura jamás se despojan de sus ropajes.
Asimismo, cuando describe sus rostros, habla de que podrían parecer los de unos querubines,
hasta que los mira más de cerca y detecta algo que llama “placid idiocy”, declarándolos al final
El relato resalta una y otra vez la incapacidad de Duré para comprender la otredad de los
Bikura, o para decidir su sitio entre el bien y el mal. Sin embargo, el verdadero giro de tuerca es
6
Este es uno de los pocos puntos en el relato donde el narrador, Lenar Hoyt, hace observaciones relevantes para
nuestros fines. Cuando Duré le revela su plan de buscar a los Bikura, a quienes un explorador de hace siglo y medio
había descrito como “estúpidos y letárgicos”, Hoyt lo increpa: “‘At most, you’re going to find a few dozen
indigenies… Why choose them, when there are big mysteries on Hyperion?’”. Duré le responde: “‘How long will the
Bikura culture last before they’re absorbed into colonial society [or] are simply wiped out by circumstances?’”
(Simmons 28-29). Es decir, el sacerdote sabe que persigue un misterio pequeño, pero lo hace porque teme su
desaparición. ¿Acaso, en su búsqueda, el padre Duré intuye una afinidad entre los Bikura y la misma Iglesia
Católica, ambas culturas aisladas, amenazadas y en vías de desaparición gracias a las fuerzas uniformadoras del
colonialismo secular de la WorldWeb?
[12]
que las vagas observaciones religiosas que Duré había hecho sobre ellos (hasta cierto punto
el misterioso culto que practican. En primer lugar, los Bikura le informan a Duré que le
perdonaron la vida porque vieron el crucifijo colgado en su cuello: “‘You cannot be killed
because you cannot die’, said Alpha. ‘You cannot die because you belong to the cruciform and
follow the way of the cross.’” (55). El símbolo de la cruz se convierte de este modo en el centro
del conflicto semiótico del relato, en tanto que el sacerdote se apresura —llevado por su instinto
hablan los Bikura con su propia cruz, la cristiana, esto a pesar de indicios negativos al respecto:
No interest….
“Do you follow the cross?” I said, flailing for some last contact.
All three looked at me. “We belong to the cruciform,” said Alpha. (56)
Los malentendidos entre Duré y los Bikura llegan a un punto álgido cuando el sacerdote,
intrigado, desobedece las órdenes de la tribu y desciende del precipicio donde se encuentran sus
chozas hasta llegar a un gran espacio vacío, tallado en la misma roca, en medio del cual se
encuentra un altar con una cruz. De nuevo, el sacerdote integra este descubrimiento a su código
religioso de interpretación mediante una comparación con la Basílica de San Pedro (de la cual
hay una réplica en su planeta) y con conjeturas acerca de las implicaciones históricas del
hallazgo: “[The cruciform] had been set here a minimum of many thousands of years ago —
perhaps tens of thousands— long before mankind itself left Old Earth. Almost certainly before
Christ taught in Galilee” (69). Duré no deja espacio para otras interpretaciones del símbolo de la
[13]
cruz en la cultura Bikura, sino que cree conocer la Verdad y asume el rol de un profeta en el
estilo bíblico: alguien a quien se le ha dado una “revelación”, y debe llevarla al mundo: “I have to
return. To show you all! To show everyone…. I cannot wait another hundred days to bring the
news to the world… to all of the worlds!” (64-65). Esta es una actitud correspondiente a un
religioso del pensamiento fuerte. Por el contrario, en un mundo donde las variadas
interpretaciones de la realidad están sobre el mismo plano, es imperativo que la religión abandone
“las actitudes misioneras, es decir, la pretensión de llevar al mundo pagano la única verdad”
(Vattimo 64).7
encuentra que ya es muy tarde. A partir de este momento, Duré se ve aprisionado tres veces
consecutivas: 1) la primera por los Bikura, quienes lo ven desnudo de la cintura para arriba —es
decir, sin ningún crucifijo en el pecho— y deciden encerrarlo porque no pertenece a la cruz
(Simmons 69-72); 2) por la cruz misma, una vez que los Bikura deciden llevarlo a la entrada del
laberinto e implantar en su pecho una de las cruces vivientes que ellos cargan (73-82), la cual se
transforma en un organismo parásito que causa dolor e inconsciencia cada que Duré trata de
escapar de la zona; y 3) por el paisaje mismo de la región, cuyos árboles eléctricos hacen mortal
aprisionamientos físicos podrían equipararse con la restricción mental que maniata al sacerdote a
su búsqueda de un Dios metafísico fuerte, pues la filosofía de Vattimo entiende esta limitante
como enemiga de la libertad: “[for] Vattimo, the deeply traditional (and pernicious) accent on
perduring and unchanging essences has become the enemy of human freedom and emancipation”
(Guarino 38). De los tres, el segundo aprisionamiento es el más interesante para nuestros fines, ya
7
Recordar el uso de la palabra “pagan” en la cita del relato de Duré dada en la página 11, la cual representa la
concepción del sacerdote de la sociedad de la WorldWeb.
[14]
que contiene el encuentro entre Duré y el Alcaudón, i. e. la confrontación directa del hombre
religioso con una especie de divinidad, pero no la que esperaba, causando el colapso de su
sistema de pensamiento.
divino natural en Vattimo. Por un lado, el dios/monstruo representa una fuerza incomprensible
para las concepciones humanas de tiempo y espacio, por lo que incluso dentro del universo
posmoderno y de altísima tecnología que diseña Simmons, funciona como un perfecto dios
primitivo en tanto que su sacralidad radica en su extrañeza y su poder incontrolable.8 Como queda
claro por la ceremonia llevada a cabo en el laberinto, el dios a quien adoran los Bikura al “seguir
el camino de la cruz” es el Alcaudón —no Jesucristo—: es él quien parece asignarles las cruces
vivientes que se implantan en su pecho. Sin embargo, a pesar de la traición que parece
representar hacia el dogma católico, la atracción de Duré hacia los dioses que “se revelan” lo
lleva a expresar una cierta aceptación del Alcaudón, a quien intenta integrar a su teología como
I confess that I felt something closer to exaltation than fear. Something inexplicable was
happening. Forged in Jesuit logic and tempered in the cold bath of science, I nevertheless
understood at that second the ancient obsession of the God-fearing for another kind of fear… I
realized at that instant just how surely the affirmation of demons or the summoning of Satan
somehow can affirm the reality of their mystic antithesis —the God of Abraham.
Thinking none of this but feeling all of it, I awaited the embrace of the Shrike with the
8
Vattimo no ha sido el único en notar este atributo de los dioses primitivos desde la filosofía. Por ejemplo, Luis
Villoro apunta: “En las religiones primitivas, sagrado es lo otro del mundo usual, del mundo cotidiano. Todo lo
insólito, raro, singular, monstruoso o demasiado perfecto es sagrado” (147).
9
Duré incluso llega a describir la desaparición del Alcaudón en estos términos: “One second the thing was
there, with its beautiful certainty of sharp-edged death, and the next instant it was gone” (Simmons 79, cursivas
mías).
[15]
Sin embargo, el “milagro” de la revelación del Alcaudón y la implantación de la cruz en el
cuerpo de Duré pronto se ve corrompido. Primero que nada, la cruz, que por principio era un
bello objeto luminoso parecido al coral (77), al día siguiente se ha enterrado en la carne del
“The cruciform is quite visible…as are the internal fibers that spread like thin tentacles, like
Además, las observaciones de Duré no se limitan a él mismo, sino que se extienden a los
Bikura, quienes a partir de este punto le comparten sus secretos con mayor facilidad
(seguramente porque la implantación de la cruz lo ha hecho, hasta cierto punto, uno de ellos).
Primero, mediante exámenes médicos, Duré descubre que los Bikura son asexuales, ampliando la
sensación de que la cruz de Jesucristo es muy distinta a la del Alcaudón, la cual actúa como una
fuerza antinatural, que afecta incluso el ciclo de la vida: “And how do these sexless lumps of
human clay plan to reproduce? It must be tied in with the cruciform somehow” (83). Pero las
cualidades monstruosas de la cruz no paran allí, sino que abarcan hasta lo más esencial de la
existencia humana: la capacidad de morir. En un momento con profundos ecos bíblicos, Duré es
testigo de cómo los Bikura llevan el cadáver de un miembro a la estructura que él conoce como
“la Basílica”, donde los poderes de la cruz descomponen el cuerpo y lo vuelven a reconstruir,
Alpha's corpse first twitched and then visibly vibrated, almost levitating off the altar in the spastic
violence of sudden decomposition. For a few seconds the cruciform seemed to increase in size
and deepen in color, glowing as red as raw meat, and I imagined then that I caught a glimpse of
the network of filaments and nematodes holding the disintegrating body together….
[16]
I did not leave the basilica until Alpha left on the third day… The body of the Bikura I had named
Podemos ver entonces cómo se conforma el terror teológico del relato: mediante una relación
perversa entre un dios y sus adoradores. Para la sociedad de los Bikura, el Alcaudón actúa como
“authoritarian law-giver, the transcendent and capricious one who rules the world with an iron
hand” (Guarino 23), que es precisamente la definición de Vattimo del dios primitivo y violento
que la cristiandad trascendió mediante la kenosis. Duré viajó hasta las profundidades de Hyperion
tal vez con la intención de recuperar un poco de su espiritualidad entre quienes creía una secta
igual de amenazada que los Jesuitas (ver nota 6), pero termina por encontrar la presencia de un
dios oscuro, que se ha apropiado de la iconografía cristiana, que se manifiesta real y físicamente
sin que ello lo haga vulnerable ni comprensible, y que ha creado una sociedad cuyos individuos
no tienen nacimiento, muerte, identidad personal, identidad sexual, libertad para irse ni esperanza
de ningún progreso. En otras palabras, los Bikura son una sociedad infértil, antitética a la Biblia:
multiplíquense en ella” (NBLH, Génesis 9.7-8). Tras buscar y hasta falsear la revelación de Cristo
durante toda una vida, a Duré termina por revelársele una realidad divina por completo
anticristiana.
¿Cómo puede terminar este episodio sino con una crisis de fe mayúscula, una imploración
en busca del sentido del sufrimiento Bikura, de la existencia inexplicable del Alcaudón y del
infortunado rol del mismo Duré?: “Why has God allowed this obscenity? Why have the Bikura
been punished this way? Why have I been chosen to suffer their fate?” (Simmons 89).
[17]
Los eventos descritos hasta ahora ya serían suficientes para construir un relato ciencia-ficcional
de terror fantástico estructurado alrededor de la religión. Incluso serían suficientes para establecer
filosófico de Vattimo. Sin embargo, es imposible terminar nuestra consideración del relato de
Paul Duré sin hacer un análisis de su desenlace, que es el punto de coincidencia más fuerte entre
su sociedad creada no termina con la fe de Duré, sino que la transfigura: “I have somehow
rediscovered a strength of belief the likes of which I have not known since you and I were boys. I
now understand the need for faith —pure, blind, fly-in-the-face-of-reason faith— as a small life
preserver in the wild and endless sea of a universe ruled by unfeeling law” (89). Esta
transformación se lee marcadamente similar al paso del pensamiento fuerte al pensamiento débil
«existe» como una realidad objetiva… En un Dios así no se cree en el sentido «fuerte» de la
palabra, como si su realidad estuviese probada más que la de las cosas sensibles… en el Dios de
la revelación se cree porque de ello se ha «oído hablar», con toda la incertidumbre, pues, ligada a
las cosas que tomamos por verdaderas porque nos las ha dicho alguien en quien confiamos. (16-
17)
¿Qué es lo que modifica el enfoque del sacerdote? Pareciera ser que es el último secreto que se le
“revela” sobre la cultura Bikura: que cualquiera de sus miembros podrá ser resurrecto, aunque lo
único que quede de su cuerpo sea la perversa cruz que carga bajo la piel. Este extremo de la
corrupción del ciclo de vida humano termina por ser demasiado para Duré, quien se da cuenta de
que la malevolencia del Alcaudón tiene mucho que ver con su papel como una divinidad
[18]
autoritaria y presente, quien aplasta y moldea a su antojo las almas de los Bikura, negándoles el
libre albedrío y hasta el derecho a morir. Esto desemboca en un retorno a la fe católica como
única vía de escape. Si al principio del relato se nos dijo que Duré creía en el catolicismo como la
mejor esperanza de la humanidad para alcanzar la inmortalidad (ver cita en la p. 10), el viaje le
enseña al sacerdote que hay inmortalidades que no merecen ser alcanzadas, y que un dios como el
Alcaudón —por más existente que sea— es monstruoso e indigno de ser adorado. A pesar de la
incertidumbre metafísica sobre la existencia del Dios judeocristiano, Duré lo elige porque
encuentra en su mensaje la afirmación de la libertad como condición humana, reflejando así los
preceptos de Vattimo sobre desechar a Dios como ente y quedarnos con el espíritu de sus
enseñanzas.
¿Y qué es precisamente eso que encuentra Duré en el mensaje bíblico, y que reanima su
fe? Nada menos que el ejemplo de la kenosis de Cristo: el sacrificio que Dios hizo al convertirse
en hombre, aceptando el dolor y la muerte que le esperaban. En vista de las circunstancias, Paul
Duré se da cuenta de que su única vía de escape será aceptar el dolor inhumano que la cruz causa
en el cuerpo cada que su portador trata de dejar la región. Sólo así podrá morir, derrotando así la
inmortalidad envenenada que le ofrece la cruz del Alcaudón, y recuperando su alma humana:
“This thing only seeks a mindless avoidance of death by any means. I do not wish to die, but I
welcome pain and death rather than an eternity of mindless life. Life is sacred… but even more
sacred is the soul” (89). No es coincidencia que, justo después de plantear esto, Duré extienda sus
reflexiones más allá de su persona y hacia el destino de la Iglesia, la cual quizá también deba
I realize now that what I was trying to do with the Armaghast data was offer the Church not a
rebirth but only a transition to a false life… If the Church is meant to die, it must do so, but do so
gloriously, in the full knowledge of its rebirth in Christ… All those before us have gone into the
[19]
darkness without assurance of logic or fact… And if they have been able to sustain that slim hope
in the face of darkness, then so must I… and so must the Church. (90)
Las anotaciones del diario de Paul Duré terminan poco después, cuando el sacerdote acaba de
construir una capilla en la tierra de los Bikura y ultima los detalles prácticos de su viaje suicida
Los resultados de este último viaje ya no los conocemos por su puño y letra, sino por la
narración de Lenar Hoyt, quien es obligado por el cónsul a contar la verdad completa. Siete años
después de los eventos descritos en el diario, Hoyt entra en la región de los Bikura para buscar a
Duré. Como en el caso de su antecesor, los Bikura lo encuentran a él primero, matan a sus
acompañantes y lo dejan a él con vida al ver el crucifijo alrededor de su cuello. Luego le cuentan
sobre los cruciformes y sobre “el Hijo de las Llamas”, que resulta no ser otro que Duré
convertido en una figura mesiánica para la sociedad monstruosa de los Bikura. Soportando un
dolor indecible, Duré había llegado hasta uno de los árboles eléctricos, construido una plataforma
y clavado sus pies y manos con estacas formadas de pararrayos. El mismo Hoyt hace el paralelo
con la crucificción bíblica: “‘he’d pounded the stake between the radius and ulna… just like the
goddamned Romans” (98). Duré había notado en sus exámenes médicos de los Bikura que las
raíces del organismo parasitario en el cuerpo del huésped se encogían durante casos de dolor
extremo (91); por lo tanto, se clavó al árbol buscando causarse tanto dolor que las raíces se
encogieran hasta expulsar la cruz. El dolor se convirtió en su aliado, pues era la única
herramienta que le restaba para no sufrir el destino de los Bikura: la inhumanidad y la perdición
del alma. Al quitarle Hoyt a Duré el morral que llevaba alrededor del cuerpo (hecho de material
aislante), la cruz y sus raíces finalmente caen del cuerpo del jesuita, quien sonríe y muere.
Pero la victoria de Paul Duré no se completa dentro de las fronteras de Hyperion, que es
tan sólo la primera novela de una saga de cuatro. Los Bikura obligan a Hoyt a portar en su cuerpo
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una cruz propia, así como la cruz del propio Duré, pues de este modo —según sus preceptos—
ambos resucitarán cuando Hoyt muera. Mientras tanto, Hoyt sufre insoportables dolores, que
apenas y logra paliar con ultramorfina. Sin embargo, conocer la resolución última de este
conflicto ya no resulta necesario para observar cómo la epifanía final de Paul Duré se
corresponde con la “revelación” en el sentido posmetafísico del término: confianza en Dios ante
de Duré, resulta necesariamente extremo y espantoso, siendo que las circunstancias lo obligan a
V. Conclusiones
En su estudio sobre el tema de la religión en la ciencia ficción, Steven Hrotic plantea que “from
the mid-1920s, science fiction has evolved specifically to engaging not ‘science’ but scientific
ways of viewing the world and the societal impacts of technologies” (Hrotic 8), lo cual es hasta
cierto punto innegable al revisar el peso ideológico y el alcance de las visiones sociales
planteadas por clásicos del género como Dune o la trilogía de Fundación. Sin embargo, esta
relación entre la tecnología y el humano no debe ser entendida como unívoca. Al menos en
Hyperion, las nuevas tecnologías no son analizadas como si cambiaran al ser humano de alguna
manera esencial, sino como recursos que le posibilitan caminos, aunque al final dichos caminos
terminen en las viejas obsesiones de siempre: el arte, el poder, el amor y la búsqueda de lo divino.
En el caso de Paul Duré —tan sólo el protagonista de un cuento dentro de una saga
pensamiento obsoletos, dado que su alma ansía una forma de interacción con lo divino que
Vattimo. Más bien, la tecnología funciona de manera ambivalente en el relato: por un lado, las
entre las palabras “cross” y “cruciform”, lo cual a su vez acelera su caída en el malentendido
iconográfico principal del texto; por otro lado, sus kits de examinación médica son los que le
permiten notar que la cruz no es invulnerable, sino que su enraizamiento en el cuerpo puede ser
debilitado mediante el dolor. Empero, nada de esto tiene sentido sino dentro de una búsqueda
espiritual, no científica. Gran parte de las señales simbólicas del relato cobran vida sólo al
realizar una consideración de la narrativa del Nuevo Testamento. Por tomar el último ejemplo
dado, es sólo entonces que podemos entender el intertexto mesiánico de la aceptación del dolor
en Paul Duré.
Sería enteramente posible hacer una lectura de este fragmento de Hyperion que analizara
en exclusiva las raíces bíblicas de los íconos e imágenes del relato. Sin embargo, esta
investigación —si bien provechosa— tendría que ignorar una dimensión de las motivaciones de
Paul Duré que sólo se revela mediante la filosofía posmoderna, en tanto que ésta analiza el
multiformes, donde las religiones ya no parecen tener fuerza para apelar a la verdad. A través de
un análisis que no sólo mantenga en mente el potencial simbólico de la narrativa bíblica, sino que
se hace posible comprender el sacrificio de Paul Duré como algo más que una historia mesiánica
corriente. En específico, las herramientas teóricas de Gianni Vattimo resultan de utilidad única
[22]
por su sugerencia de que “lo que sucede en la filosofía con el final de la metafísica es parte de la
historia de la salvación” (59), la cual permite ver las implicaciones concretas del arco narrativo
de Paul Duré: desde su carácter temprano como apóstol del pensamiento religioso fuerte hasta su
BIBLIOGRAFÍA
ANTEQUERA, Luis. “De la hégira de Mahoma a Medina, que abre la era islámica y que celebran
https://www.biblegateway.com/versions/Nueva-Biblia-Latinoamericana-de-Hoy-NBLH/
HROTIC, Steven. Religion in Science Fiction: The Evolution of an Idea and the Extinction of a
[23]
VILLORO, Luis. “Vías de la razón ante lo sagrado” en La significación del silencio y otros
[24]