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En esta sección del Catecismo de la Iglesia Católica se profundiza en el significado de la

segunda parte del Padre Nuestro: "Padre nuestro que estás en el cielo".
El texto destaca la importancia de acercarse a Dios con confianza filial, una confianza que
se basa en la relación íntima y amorosa que Jesús nos ha revelado con el Padre. Se hace
referencia a la "parrhesia", que es una palabra griega que expresa una confianza audaz pero
humilde en la presencia de Dios.
Antes de pronunciar esta oración, se nos insta a purificar nuestro corazón de cualquier
imagen falsa que tengamos de Dios, reconociendo que Él trasciende nuestras concepciones
humanas. Orar al Padre implica entrar en su misterio tal como Él es, revelado por su Hijo.
Se enfatiza que podemos invocar a Dios como Padre porque nos ha sido revelado por
Jesucristo y su Espíritu. Esta relación íntima entre el Padre y el Hijo se comparte con
aquellos que creen en Cristo. Al orar al Padre, entramos en comunión con Él y con Cristo,
reconociéndolo como Dios verdadero.
El acto de orar al Padre implica una adoración y reconocimiento de su grandeza y amor por
nosotros. A través del Bautismo y la acción del Espíritu Santo, somos adoptados como hijos
de Dios, lo que nos permite dirigirnos a Él como "Padre nuestro". Esto nos lleva a una vida
nueva y a una continua conversión, en la que buscamos asemejarnos más a Él.
Finalmente, se destaca la importancia de tener un corazón humilde y confiado, similar al de
un niño, al dirigirnos a Dios como Padre. Esta actitud nos permite sumergirnos en una
relación de amor y confianza con nuestro Creador.
En , esta sección del Catecismo nos invita a acercarnos a Dios con una confianza filial,
reconociendo su grandeza y amor, y buscando asemejarnos más a Él en nuestras vidas.
En esta sección del Catecismo de la Iglesia Católica se aborda el análisis y los puntos clave
de las siete peticiones contenidas en la Oración del Señor, también conocida como el Padre
Nuestro. Aquí hay un de los puntos más importantes:
1. El Espíritu filial: Después de haber adorado y bendecido a Dios nuestro Padre, el
Espíritu filial nos mueve a formular siete peticiones o bendiciones. Las tres primeras nos
orientan hacia la Gloria del Padre, mientras que las cuatro últimas representan caminos
hacia Él, ofreciendo nuestra necesidad a su gracia.
2. Primer grupo de peticiones: Estas peticiones se centran en Dios mismo: su Nombre, su
Reino y su Voluntad. Son expresiones del deseo ardiente del Hijo amado por la gloria de su
Padre. Aunque estas súplicas ya han sido escuchadas en el sacrificio de Cristo, están
orientadas hacia su cumplimiento final, cuando Dios sea todo en todos.
3. Segundo grupo de peticiones: Estas peticiones se relacionan con nuestras necesidades y
aspiraciones terrenales: la provisión de nuestras necesidades, el perdón de nuestros
pecados, la protección contra la tentación y el mal, y la liberación de todo mal. Se asemejan
a ciertas epíclesis eucarísticas, ofreciendo nuestra esperanza y atrayendo la mirada del
Padre de las misericordias.
4. Significado de las peticiones: Las tres primeras peticiones nos fortalecen en la fe, la
esperanza y la caridad. Aunque somos criaturas y pecadores, pedimos por nosotros mismos
y por el mundo entero, confiando en el plan de salvación de nuestro Padre a través del
Nombre de Cristo y el Reino del Espíritu Santo.
En las siete peticiones de la Oración del Señor abarcan tanto las necesidades espirituales
como las terrenales, orientándonos hacia la gloria de Dios y su plan de salvación para toda
la humanidad.
Padre nuestro
Este fragmento del Catecismo de la Iglesia Católica aborda el significado del adjetivo
"nuestro" en la oración "Padre nuestro", destacando varios puntos clave:
1. Relación nueva con Dios: Cuando decimos "Padre nuestro", no estamos expresando una
posesión, sino una relación completamente nueva con Dios. Esta relación se basa en la
nueva y eterna Alianza en Cristo, donde nosotros llegamos a ser "su Pueblo" y Él nuestro
Dios.
2. Certidumbre de esperanza: El término "nuestro" en la oración también expresa la
certeza de nuestra esperanza en las promesas de Dios, incluyendo la promesa de que
seremos sus hijos en la nueva Jerusalén.
3. Comunión con la Santísima Trinidad: Al dirigirnos al Padre como "nuestro",
reconocemos que estamos en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aunque
no dividimos la divinidad, nuestra comunión es con las tres Personas de la Trinidad.
4. Comunión de la Iglesia: El adjetivo "nuestro" implica una realidad común a varios, ya
que todos los creyentes, unidos en Cristo por el Bautismo, forman una nueva comunión de
Dios y los hombres. La Iglesia es esta nueva comunión, donde todos los bautizados
comparten un solo corazón y una sola alma.
5. Llamado a la unidad: A pesar de las divisiones entre los cristianos, la oración al Padre
"nuestro" sigue siendo un bien común y un llamado urgente a la unidad para todos los
bautizados. Participar en la oración de Jesús por la unidad de sus discípulos es un deber
para todos los cristianos.
6. Universalidad del amor de Dios: Al rezar al Padre "nuestro", debemos llevar con
nosotros a todos aquellos por los que el Padre ha entregado a su Hijo amado. La oración no
debe tener fronteras, ya que el amor de Dios no las tiene. Esto implica orar por la unidad de
todos los hombres y por toda la creación.
En , el adjetivo "nuestro" en la oración "Padre nuestro" implica una relación nueva y
profunda con Dios, una comunión con la Santísima Trinidad, una pertenencia a la Iglesia y
un llamado a la unidad y al amor universal.
Que estas en el cielo
Los puntos clave de la sección "Que estás en el cielo" del Catecismo de la Iglesia Católica
son los siguientes:
1. Interpretación de "en el cielo": La expresión "que estás en el cielo" no se refiere a un
lugar físico, sino más bien a la majestad y la trascendencia de Dios. No indica un
alejamiento de Dios, sino su infinita grandeza. Dios está más allá de cualquier concepto
humano de espacio y tiempo.
2. El cielo como símbolo de la morada de Dios: El cielo simboliza la morada de Dios y,
por tanto, la "Casa del Padre" es nuestra verdadera patria. El pecado nos ha desterrado de
esta patria, pero la conversión del corazón nos permite regresar a ella. En Cristo, el cielo y
la tierra están reconciliados, y a través de su obra redentora, se nos ofrece la posibilidad de
regresar al cielo.
3. El Pueblo de Dios en el cielo: Cuando la Iglesia ora al "Padre nuestro que estás en el
cielo", profesa que somos el Pueblo de Dios, unidos a Cristo y participantes de su gloria
celestial. Aunque vivimos en la tierra, nuestra verdadera ciudadanía es celestial, y
anhelamos ser revestidos de nuestra morada celestial.
En , esta sección enfatiza que la frase "que estás en el cielo" no se refiere a un lugar físico,
sino a la trascendencia y la majestad de Dios. El cielo simboliza la morada de Dios y
nuestra verdadera patria, hacia la cual aspiramos volver a través de nuestra unión con
Cristo.
Santificado sea tú nombre
En este análisis, se profundiza en la primera petición del Padre Nuestro: "Santificado sea tu
nombre". Aquí están los puntos clave:
1. Significado de "santificar": La santificación del nombre de Dios no implica que
nosotros lo hagamos santo, sino más bien reconocerlo como santo y tratarlo de manera
santa. Es una expresión de alabanza y acción de gracias, pero también implica un deseo
profundo y un compromiso mutuo entre Dios y el hombre.
2. Revelación del Nombre Santo: Dios revela su Nombre en momentos cruciales de su
economía salvífica, como en la Alianza con Abraham y en la liberación de Israel de Egipto.
La santificación de su Nombre implica la restauración del hombre a la imagen de su
Creador.
3. Revelación plena en Jesús: El Nombre Santo de Dios se revela plenamente en
Jesucristo, quien lo manifiesta y lo santifica a través de su vida, palabra y sacrificio. Jesús
nos ha dado acceso a la santidad a través del bautismo y nos llama a la santidad continua.
4. Importancia de la oración: La santificación del nombre de Dios es una petición central
en la oración del Padre Nuestro. Esta petición, junto con las otras seis, es escuchada gracias
a la oración de Cristo, y nuestra oración se hace efectiva cuando se hace "en el Nombre" de
Jesús.
En , esta primera petición del Padre Nuestro nos llama a reconocer la santidad del nombre
de Dios, a vivir conforme a ella y a participar en la santificación de su nombre entre todas
las naciones. Es una expresión de adoración, acción de gracias y compromiso con la
voluntad divina.
Venga a nosotros tú reino
En este análisis, se aborda la segunda petición del Padre Nuestro: "Venga a nosotros tu
Reino". Aquí están los puntos clave:
1. Significado del Reino de Dios: El Reino de Dios es una realidad central en el Nuevo
Testamento, que se aproxima con la encarnación del Verbo, se anuncia a través del
Evangelio y se realiza en la muerte y resurrección de Cristo. Este reino se manifiesta en la
Última Cena y está presente entre nosotros a través de la Eucaristía. Su plenitud se realizará
cuando Cristo lo devuelva a su Padre.
2. Anhelo por la venida del Reino: Esta petición expresa el deseo ardiente de que el Reino
de Dios se haga presente en plenitud. Es un llamado a la acción urgente, una anticipación
del retorno glorioso de Cristo. La Iglesia, desde Pentecostés, coopera con la obra del
Espíritu Santo para llevar a cabo la venida del Reino en este mundo.
3. Naturaleza del Reino de Dios: El Reino de Dios es entendido como justicia, paz y gozo
en el Espíritu Santo. Es un tiempo de efusión del Espíritu Santo, pero también implica un
combate espiritual entre la carne y el Espíritu. Solo aquellos que tienen un corazón puro
pueden desear sinceramente la venida del Reino.
4. Discernimiento y compromiso: Los cristianos deben discernir entre el crecimiento del
Reino de Dios y el progreso de la cultura y la sociedad. Esto no implica una separación,
sino que refuerza el deber de los creyentes de trabajar por la justicia y la paz en este mundo,
utilizando los recursos recibidos del Creador.
5. Oración y Eucaristía: Esta petición encuentra su eco en la oración de Jesús y se hace
efectiva en la Eucaristía. Su fruto es una vida nueva conforme a las Bienaventuranzas, que
refleja los valores del Reino de Dios en el mundo.
En , esta petición del Padre Nuestro nos llama a desear fervientemente la venida del Reino
de Dios y a colaborar con el Espíritu Santo en su realización en este mundo. Es un llamado
a la acción y a vivir de acuerdo con los valores del Reino, promoviendo la justicia, la paz y
la santidad.
Hágase tú voluntad en la tierra como en el cielo
Aquí están los puntos clave de la tercera petición del Padre Nuestro: "Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo":
1. La voluntad del Padre: La voluntad de Dios es que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Su mandamiento supremo es que nos amemos
los unos a los otros como Él nos ha amado.
2. Cumplimiento en Cristo: En Jesucristo, la voluntad del Padre fue cumplida
perfectamente. Jesús, mediante su voluntad humana, aceptó plenamente la voluntad del
Padre, incluso hasta la muerte en la cruz.
3. Unión con la voluntad de Cristo: Como discípulos de Cristo, buscamos unir nuestra
voluntad a la de Él para cumplir la voluntad del Padre. Aunque seamos criaturas y
pecadores, podemos ofrecer nuestra voluntad a Dios y decidir escoger lo que Jesús siempre
ha escogido: hacer lo que agrada al Padre.
4. Oración y discernimiento: A través de la oración, podemos discernir la voluntad de Dios
y obtener la constancia para cumplirla. Jesús enseña que entrar en el Reino de los cielos
implica hacer la voluntad del Padre.
5. Poder de la oración de la Iglesia: La oración de la Iglesia, especialmente en la
Eucaristía, tiene un gran poder intercesor. Se comunica con la Santísima Madre de Dios y
todos los santos que han sido agradables al Señor por obedecer su voluntad.
En , esta petición del Padre Nuestro nos invita a buscar la voluntad de Dios y a unir
nuestra voluntad con la de Cristo para que se cumpla en la tierra como en el cielo. Es un
llamado a la obediencia y al discernimiento en la vida cristiana, confiando en el poder de la
oración de la Iglesia para hacer la voluntad de Dios realidad en el mundo.
Danos hoy nuestro pan de cada día
Aquí están los puntos clave de la cuarta petición del Padre Nuestro: "Danos hoy nuestro
pan de cada día":

1. Confianza en Dios como Padre proveedor: La palabra "danos" expresa la confianza de


los hijos en su Padre celestial, quien provee todas las necesidades. Reconocemos que todo
proviene de Dios y que Él cuida de nosotros con amor paternal.
2. Solidaridad y responsabilidad: Al pedir "nuestro" pan, reconocemos nuestra unión como
hermanos en Cristo y nuestra responsabilidad hacia los demás. La oración incluye a toda la
humanidad y nos impulsa a ser solidarios con los necesitados.
3. Provisión material y espiritual: Dios nos provee no solo de alimento físico, sino también
de bienes materiales y espirituales necesarios para la vida. La confianza filial nos libera de
la ansiedad y nos anima a cooperar con la providencia divina.
4. Responsabilidad hacia los necesitados: La petición del pan diario nos recuerda nuestra
responsabilidad hacia los que padecen hambre en el mundo. Como cristianos, estamos
llamados a compartir nuestros recursos y a trabajar por la justicia y la equidad.
5. El Pan de Vida: Además del alimento material, la petición se refiere al Pan de Vida, que
es la Palabra de Dios y el Cuerpo de Cristo. La Eucaristía es nuestro pan cotidiano que nos
une al Salvador y nos anticipa el Reino venidero.
En , esta petición del Padre Nuestro nos invita a confiar en Dios como nuestro Padre
providente, a ser solidarios con los necesitados, a compartir nuestros recursos y a recibir
tanto el alimento material como el espiritual que proviene de Dios. Nos recuerda que
dependemos totalmente de Dios para nuestras necesidades diarias y nos impulsa a buscar el
Reino de Dios y su justicia.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Puntos clave sobre la petición "Perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden":
1. Confianza audaz en la oración: Al dirigirnos a nuestro Padre, reconocemos nuestra
miseria y su misericordia, buscando el perdón por nuestras ofensas.
2. Confesión de pecado y esperanza en la redención: A pesar de nuestra condición
pecadora, confiamos en la redención y remisión de nuestros pecados a través de Cristo y los
sacramentos de la Iglesia.
3. Vínculo entre perdón recibido y perdonado: La misericordia divina exige que
perdonemos a quienes nos han ofendido, ya que el amor es indivisible y no podemos amar a
Dios si no amamos a nuestro prójimo.
4. Importancia destacada por Jesús: Esta petición es la única que Jesús vuelve a mencionar
explícitamente en su enseñanza, resaltando su importancia en el Sermón de la Montaña.
5. El "como" en la enseñanza de Jesús: Jesús instruye a imitar la perfección y la
misericordia divinas, participando en la santidad y el amor de Dios desde lo más profundo
del corazón.
6. La unidad del perdón: El perdón mutuo entre los creyentes refleja el perdón divino
recibido en Cristo, siendo esencial para la vida cristiana y la comunión eclesial.
7. El perdón como cumbre de la oración cristiana: El perdón transforma al discípulo a
imagen de su Maestro, testimoniando que el amor es más fuerte que el pecado y siendo
condición fundamental para la reconciliación.
8. El perdón como esencialmente divino: No hay límite ni medida en el perdón, siendo la
comunión trinitaria la fuente y criterio de verdad en las relaciones humanas, vivida
especialmente en la oración y la Eucaristía.
9. La importancia de la paz y la concordia: Dios no acepta el sacrificio de aquellos que
provocan la desunión, destacando que la paz y la unidad en la comunidad cristiana son la
mayor obligación para con Dios.
NO nos dejes caer en la tentación
Puntos clave sobre la petición "No nos dejes caer en la tentación":
1. Raíz de los pecados: Esta petición aborda la raíz de nuestros pecados, que es el
consentimiento a la tentación. Imploramos a Dios que no nos permita sucumbir a la
tentación y caer en el pecado.
2. Espíritu de discernimiento y fuerza: Pedimos al Espíritu Santo que nos conceda
discernimiento para diferenciar entre la prueba necesaria para el crecimiento espiritual y la
tentación que conduce al pecado y la muerte. También solicitamos fuerza para resistir la
tentación.
3. Decisión del corazón: "No entrar en la tentación" implica una decisión del corazón, una
elección entre seguir el Espíritu Santo o ceder a la tentación. Confiamos en la fuerza que
nos da el Padre para resistir la tentación.
4. Combate espiritual: Reconocemos que el combate contra la tentación y la victoria sobre
ella son posibles solo a través de la oración. Jesús mismo fue vencedor del Tentador
mediante la oración, y en esta petición nos une a su combate y agonía.
5. Vigilancia del corazón: La vigilancia es crucial en nuestra lucha espiritual, y esta
petición nos recuerda la importancia de mantenernos alerta y vigilantes contra la tentación,
en comunión con Jesús y con la ayuda del Espíritu Santo.
6. Perseverancia final: Esta petición adquiere un significado particularmente dramático en
relación con la tentación final que enfrentaremos en nuestra vida terrenal, pidiendo la gracia
de la perseverancia final y la vigilancia constante hasta el fin.
Y líbranos del mal
Puntos clave sobre la petición "Y Líbranos del mal":
1. Petición de protección contra el Maligno: Esta última petición se centra en pedir a Dios
que nos libre del mal y nos guarde del Maligno, en línea con la oración de Jesús para que el
Padre nos guarde del Malvado.
2. El Malvado como persona: El mal no es una abstracción, sino que representa a Satanás,
el ángel que se opone a Dios y cuya obra es traer pecado y muerte al mundo.
3. Victoria sobre el Maligno: La victoria sobre el "príncipe de este mundo" fue ganada por
Jesús en su sacrificio redentor, donde se entregó libremente a la muerte para dar vida. La
derrota del Maligno es definitiva en la obra de Jesucristo.
4. Oración por la liberación de todos los males: Al pedir ser liberados del Maligno,
también oramos por ser liberados de todos los males presentes, pasados y futuros, de los
cuales él es autor o instigador. La Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo
en esta última petición.
5. Anticipación de la recapitulación final en Cristo: Al orar de esta manera, la Iglesia
anticipa en la humildad de la fe la recapitulación de todo en Cristo, quien tiene el poder
sobre la muerte y el Hades, y cuya venida gloriosa esperamos.
6. Súplica por la paz y la gracia: Además de la liberación de los males, la Iglesia implora
el precioso don de la paz y la gracia de vivir siempre libres de pecado y perturbaciones,
mientras esperamos la gloriosa venida de Jesucristo.

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