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Dios por medio de su evangelio nos invita a seguirlo no solo como sacerdote, religioso sino
también desde la parte laical, teniendo en cuenta que el laico en la iglesia no es solo una
persona que ayuda en la iglesia o que participa en la misa, es aquel que por medio de su
testimonio demuestra a los demás que Dios está presente en todos lo ámbitos de la vida.
Así nos lo hace saber el Señor desde el Evangelio que nos invita a seguirle y confiar en él.
Es por eso, que el laico más que un servidor es la persona que acompaña la comunidad
desde su ejemplo de vida a los demás y es de esa manera que da vivo testimonio de la
Resurrección de Jesús y de un Dios que es amor y misericordia hacia la humanidad.
Además, es una responsabilidad, porque el guiar al otro significa que cumplo con lo que dijo
y soy fiel a lo que anunció sin tener incoherencias en la vida, es ir junto al otro donde muy
seguramente el sacerdote o la religiosa no puede llegar como al ámbito escolar, laboral, de
vecindario, áreas sociales y demás. Y es un compromiso a evangelizar exactamente en
esas áreas donde día a día se encuentra caminando el laico y haciendo su diario vivir.
Por último, el laico siempre debe ser feliz aunque en su vida llegue la oscuridad, es el
recordar que Cristo está con sus elegidos y nadie nos arrebatará del amor de Dios y el más
claro y vivo ejemplo es dar felicidad a los demás y contagiarla al mundo, además de tener
siempre el servicio y la disposición de ir al encuentro y caminar con el otro en este tiempo
de sinodalidad.