LA MISERICORDIA DE DIOS EN EL PADRE NUESTRO a) Las tres primeras peticiones son para Dios.
b) Las cuatro restantes peticiones son para nosotros.
LA MISERICORDIA: EL AMOR DEL PADRE
La misericordia es una actitud bondadosa de
compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia
el ofensor o desde el más afortunado hacia el más
débil.
La misericordia y la gracia de Dios son la expresión de
Su amor. Cuando estamos en una condición miserable,
primero la misericordia de Dios llega hasta nosotros y
nos lleva a una situación en la cual El puede
favorecernos con Su gracia.
Para la Iglesia Católica, el Padre Nuestro es la oración
por excelencia. Recibe también el nombre de oración
dominical, del latín Dominicus ("Señor"), dado que
Jesús de Nazaret es llamado Señor con frecuencia en
los escritos cristianos y fue él quien transmitió a los apóstoles esta forma de orar.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica el Padre nuestro es el resumen de todo
el Evangelio. San Agustín de Hipona escribió: «Recorran todas las oraciones que
hay en las Escrituras, y no creo que puedan encontrar algo que no esté incluido
en la oración del Señor.»
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, Jesús no desea que la
oración sea repetida de modo mecánico, sino que por medio de ella se
establezca un diálogo con el Padre. Jesús dicta cómo debe ser la relación con Él:
los hombres deben reconocer que es su Creador y, por tanto, su Padre, y rendirle
la honra que merece; deben pedirle lo que necesiten, pues el Padre concede a
quien le hace peticiones de manera adecuada; y deben también pedir perdón por
sus pecados, a su Dios misericordioso.
EL PADRE NUESTRO DE LOS LABIOS DE JESÚS
Un día los Apóstoles le pidieron a Cristo que les enseñara a comunicarse con el
Padre, entonces de los labios de Cristo, brotó la oración más bella, más confiada
y más profunda que podemos dirigir a Dios Padre. Por esta oración todos nos
sentimos hermanos y miembros de una sola familia, porque tenemos un sólo
Padre que es Dios. Es la “Oración de la Paternidad” por excelencia, mediante lo
siguiente:
 Porque Cristo nos la enseñó.
 Contiene las peticiones que un Hijo puede pedir a su Padre.
 Nos une a todos los hombres como hermanos; por eso es llamada también la
“Oración de la Fraternidad”.
El cristiano puede hacer vida (realidad) la oración del Padre Nuestro, cumpliendo
lo siguiente:
 Viviendo como Hijos de Dios.
 Sintiéndonos hermanos de todos.
 Perdonando y olvidando las ofensas.
 Ayudando a los más necesitados.
El Padre Nuestro está dividido en siete peticiones y estas se agrupan en:
EL PADRE NUESTRO RESUMEN DEL EVANGELIO
El Padre nuestro es «el resumen de todo el Evangelio» (Tertuliano); «es la más
perfecta de todas las oraciones» (Santo Tomás de Aquino). Situado en el centro
del Sermón de la Montaña, recoge en forma de oración el contenido esencial del
Evangelio.
Al Padre Nuestro se le llama «Oración dominical», es decir «la oración del
Señor», porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor.
Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre nuestro es «entregado» en el
Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la vida divina de los hijos de
Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del Padre nuestro, puesto que sus
peticiones, fundándose en el misterio de la salvación ya realizado, serán
plenamente atendidas con la Segunda venida del Señor. El Padre nuestro es
parte integrante de la Liturgia de las Horas.
Podemos acercarnos al Padre con plena confianza, porque Jesús, nuestro
Redentor, nos introduce en la presencia del Padre, y su Espíritu hace de nosotros
hijos de Dios. Por ello, podemos rezar el Padre nuestro con confianza sencilla y
filial, gozosa seguridad y humilde audacia, con la certeza de ser amados y
escuchados.
SUS SIETE PETICIONES
Podemos invocar a Dios como «Padre», porque el Hijo
de Dios hecho hombre nos lo ha revelado, y su Espíritu
nos lo hace conocer. La invocación del Padre nos hace
entrar en su misterio con asombro siempre nuevo, y
despierta en nosotros el deseo de un comportamiento
filial. Por consiguiente, con la oración del Señor, somos
conscientes de ser hijos del Padre en el Hijo.
«Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente
nueva. Cuando oramos al Padre, lo adoramos y lo
glorificamos con el Hijo y el Espíritu. En Cristo, nosotros
somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y por
siempre. Decimos, de hecho, Padre «nuestro», porque
la Iglesia de Cristo es la comunión de una multitud de
hermanos, que tienen «un solo corazón y una sola
alma».
Dado que el Padre nuestro es un bien común de los bautizados, éstos sienten la
urgente llamada a participar en la oración de Jesús por la unidad de sus
discípulos. Rezar el Padre nuestro es orar con todos los hombres y en favor de la
entera humanidad, a fin de que todos conozcan al único y verdadero Dios y se
reúnan en la unidad.
La expresión bíblica «cielo» no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está
más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la santidad de
Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El cielo, o la Casa del
Padre, constituyen la verdadera patria hacia la que tendemos en la esperanza,
mientras nos encontramos aún Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo, a
en la tierra. Vivimos ya en esta ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente
patria, donde nuestra «vida está designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el cielo.
oculta con Cristo en Dios». Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad de Dios», y obtener
La oración del Señor contiene «constancia para cumplirla».
siete peticiones a Dios Padre. Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano
Las tres primeras, más necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios
teologales, nos atraen hacia Él, Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber
para su gloria, pues lo propio obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de los
del amor es pensar unos cubra las necesidades de los otros.
primeramente en Aquel que Puesto que «no sólo de pan vive el
amamos. Estas tres súplicas hombre, sino de todo lo que sale de la
sugieren lo que, en particular, boca de Dios», la petición sobre el pan
debemos pedirle: la cotidiano se refiere igualmente al hambre
santificación de su Nombre, la de la Palabra de Dios y del Cuerpo de
venida de su Reino y la Cristo, recibido en la Eucaristía, así como
realización de su voluntad. Las al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos,
cuatro últimas peticiones con una confianza absoluta, para hoy, el
presentan al Padre de hoy de Dios: y esto se nos concede, sobre
misericordia nuestras miserias y todo, en la Eucaristía, que anticipa el
nuestras esperanzas: le piden banquete del Reino venidero.
que nos alimente, que nos Al pedir a Dios Padre que nos perdone, nos reconocemos ante Él pecadores;
perdone, que nos defienda ante pero confesamos, al mismo tiempo, su misericordia, porque, en su Hijo y
la tentación y nos libre del mediante los sacramentos, «obtenemos la redención, la remisión de nuestros
Maligno. pecados». Ahora bien, nuestra petición será atendida a condición de que
Santificar el Nombre de Dios es, nosotros, antes, hayamos, por nuestra parte, perdonado.
ante todo, una alabanza que La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también nosotros
reconoce a Dios como Santo. sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el hombre parece
En efecto, Dios ha revelado su imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al Espíritu Santo
santo Nombre a Moisés, y ha puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad, cambiar la
querido que su pueblo le fuese herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón participa de
consagrado como una nación la misericordia divina, y es una cumbre de la oración cristiana.
santa en la que Él habita. Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y a merced de la tentación.
Santificar el Nombre de Dios, Pedimos al Espíritu saber discernir, por una parte, entre la prueba, que nos hace
que «nos llama a la santidad», crecer en el bien, y la tentación, que conduce al pecado y a la muerte; y, por otra
es desear que la consagración parte, entre ser tentado y consentir en la tentación. Esta petición nos une a
bautismal vivifique toda nuestra Jesús, que ha vencido la tentación con su oración. Pedimos la gracia de la
vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de vigilancia y de la perseverancia final.
Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres. La Iglesia invoca la venida El mal designa la persona de Satanás, que se opone a Dios y que es «el seductor
final del Reino de Dios, mediante el retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia del mundo entero». La victoria sobre el diablo ya fue alcanzada por Cristo; pero
ora también para que el Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la nosotros oramos a fin de que la familia humana sea liberada de Satanás y de sus
santificación de los hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio obras. Pedimos también el don precioso de la paz y la gracia de la espera
de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del perseverante en el retorno de Cristo, que nos librará definitivamente del Maligno.
Espíritu y de la Esposa: «Ven, Señor Jesús». «Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando por medio de este
La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven». Para esto ha Amén, que significa “Así sea”, lo que contiene la oración que Dios nos enseñó»
venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del Padre. (San Cirilo de Jerusalén).