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Sección II.

Fuentes de documentación
¿Cómo saber la literatura jurídica existente?
El investigador debe en esta etapa elaborar una ficha especial para cada una
de las publicaciones que tengan relación con la materia, indicando su ubicación
en bibliotecas públicas o privadas y, si es necesario, la importancia que puedan
tener: libros, folletos, revistas, artículos de periódicos, tesis, así como extractos
científicos, microfilms, microfichas, cintas magnetofónicas, etc. El investigador
nóvel y los candidatos al doctorado se encuentran ordinariamente muy
embarazados para buscar el acopio bibliográfico que necesitan. Se aconseja
para facilitar esta labor proceder de la siguiente manera:

a) Extraer referencias bibliográficas de las más recientes y acreditadas


monografías sobre el tema o de materia que con él tengan relación.

b) En seguida consultar índices, catálogos y ficheros de las bibliotecas


especializadas y generales. En Colombia se pueden consultar como bibliotecas
especializadas las de las Facultades de Derecho de la Universidad Nacional,
Externado de Colombia, Libre, Pontificia Javeriana, La Gran Colombia y del
Rosario, en Bogotá. Igualmente existen las siguientes bibliotecas: Biblioteca
Nacional, Biblioteca Luis Ángel Arango (del Banco de la República), Biblioteca
Distrital (del Concejo de Bogotá).

c) Consultar las bibliografías, que son el tronco común y el punto de partida de


la información bibliográfica. Estas tienen por objeto precisamente indicar si
existe alguna o algunas bibliografías sobre la materia objeto de estudio. Las
bibliografías pueden ser generales o particulares, según se refieran a las
bibliografías de todos o muchos países, o a las bibliografías de un solo país.

Los avances de las telecomunicaciones nos permiten sin mucho esfuerzo y no


elevados costos, consultar documentación y bibliografía distantes por
intermedio del internet, sistema al alcance de todos. La búsqueda y
compilación bibliográfica es un procedimiento que data del siglo XVI, pero solo
a partir del siglo XIX adquirió categoría de ciencia especial con características
propias.
Pero como el contenido del conocimiento abarca no solo las representaciones,
sino también sus relaciones, se considera fuente del conocimiento tanto
aquello de donde pueden extraerse las primeras como también aquello por lo
cual es posible conocer y juzgar las segundas.

En consecuencia, las fuentes del conocimiento son objetivas y subjetivas; las


primeras son los objetos mismos, y las segundas, las facultades cognoscitivas
correspondientes a las fuentes objetivas. Por otra parte, las fuentes son
externas, como el testimonio ajeno, (certeza histórica), e internas como la
experiencia interna o externa del sujeto cognoscente y el pensar en su triple
actividad: formación del concepto, juicio y raciocinio.

Las fuentes del conocimiento del derecho son distintas a las “fuentes del
derecho”. Estas se toman en un doble sentido: en primer lugar, significan,
tratándose del derecho antiguo, los documentos en los cuales este derecho
puede ser estudiado; en segundo lugar, tratándose del derecho actual, la
expresión designa las diferentes maneras como las reglas jurídicas son
establecidas (fuentes reales y formales).

En cambio, fuentes del conocimiento jurídico son los modos o medios que nos
permiten conocer el derecho, es decir, los canales por donde llega a nuestro
entendimiento la noticia de la existencia pasada o presente de los sistemas o
instituciones jurídicas. No son los medios o procesos de creación de las
normas jurídicas o los factores y elementos que determinan la existencia de
esas normas y su contenido. Las fuentes del derecho son a su vez fuentes del
conocimiento jurídico en la medida que nos suministran datos para elaborar
con ellos un saber reflexivo o científico.

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