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Sin embargo, la primera parte del trabajo psicológico que se realiza con los
deportistas de equipos se centra en el trabajo individual, es decir, en el
conocimiento y dominio de sus habilidades psicológicas individuales para,
posteriormente, ponerlas en juego dentro del campo en armonía con la
actuación del resto de participantes.
(Buceta, 1998):
Establecimiento de objetivos.
Autoobservación y autorregistro.
Prácticas en imaginación.
Habilidades atencionales.
Habilidades interpersonales.
Si en deportes de equipo la intervención es proactiva, el primer objeto de intervención
es el individuo para luego trabajar con el colectivo. Si la intervención es reactiva,
vamos directamente a sesiones colectivas (salvo que sea necesario intervenir
en deportistas concretos con necesidades individuales).
Por sus características, ideales para aplicar acciones para una autoevaluación
e intervención durante la competición, el tenis ha sido uno de los deportes
donde más se ha centrado la investigación científica
en psicología deportiva.
La motivación.
La autoconfianza.
El autocontrol y la gestión del estrés.
La activación.
La atención y la concentración.
Acciones:
Técnicas:
No todos los partidos son motivadores, por mucho que al común de los
mortales nos cueste creer que el sueldo de un futbolista de élite, que se
dedica a lo que le gusta, lleva aparejado un nivel de motivación exultante e
inagotable. Podríamos decir que la mayoría de los partidos de una
temporada no resultan especialmente motivadores para un jugador
acostumbrado a estar presente en la alineación titular de su equipo. Es aquí
donde el profesional del fútbol muestra su oficio, es decir, es capaz de
alcanzar un rendimiento alto aunque su nivel de motivación sea bajo.
¿Qué hace que un partido sea motivador para un jugador acostumbrado a
ser siempre titular?
- Un rival especial, bien por ser un equipo de renombre, o bien por una
rivalidad reseñable; por ejemplo, un derbi.
- Un mal rendimiento en el partido anterior, de manera que el próximo
suponga una oportunidad para resarcirse.
- Un partido que toca justo después de un punto de inflexión en el equipo;
por ejemplo, un cambio de entrenador o una derrota dolorosa en el
anterior partido que, tras éste, todas las miradas están puestas en la
siguiente actuación.
Con este planteamiento parecería que resulta más motivadora una mala
experiencia que una buena y, sin embargo, es cierto, siempre y cuando
estemos hablando de profesionales con OFICIO, competitivos y
ambiciosos que sepan reaccionar ante los baches con autocrítica y
soluciones (he aquí la labor del equipo técnico, entre el que destacamos la
labor personalizada del psicólogo deportivo).
Los malos resultados han de llevar inherente una mayor motivación para
cada oportunidad de romper la tónica negativa. Cuando desaparece la
motivación en una mala racha, el equipo entra literalmente en barrena. Por
otro lado, una racha de buenos resultados no implica tanto un buen nivel
de motivación (“ganas de ganar”), sino una mayor autoconfianza, es decir,
el dominio y la seguridad que tiene el jugador sobre su propia actuación
(“sé que voy a ganar”).
Si buscamos un rendimiento sostenible en el tiempo, e inmune a las
bajadas de motivación, necesitamos retos constantes y hacer del siguiente
partido uno especial: ya sea al ganarnos un puesto de titular, ya sea al
demostrar que hemos superado un bache o hacernos buenos protagonistas
de partidos estelares para la afición. Cualquier partido puede hacerse
especial, y he aquí la labor del entrenador para marcar siempre objetivos
relevantes a sus jugadores y que éstos estén sujetos a consecuencias, tanto
a premios como a castigos (y no hay mejor premio o castigo que el manejo
estratégico y motivador de los minutos de sus jugadores).
El entrenador debe hacer ver a sus jugadores que el simple hecho de jugar
ya supone un premio que ha de corroborar en el partido que comienza.
Cada vez más, los equipos se decantan por bajar los sueldos fijos y
aumentar la parte variable sujeta a rendimiento y resultados, y este es un
camino sin retorno, donde el jugador no puede permitirse NO ESTAR
MOTIVADO y el entrenador debe marcar objetivos que sean relevantes
para el jugador.
Acciones:
Técnicas:
La falsa autoconfianza
Es muy frecuente que este tipo de perfiles acabe buscando excusas, unas
más válidas que otras, para justificar el fracaso: una lesión, una decisión del
árbitro o del entrenador, la mala suerte de un balón que dio en el poste, etc.
Otra forma equivocada de incrementar falsamente la autoconfianza es la
práctica del dopaje, ya sea con sustancias prohibidas o creyendo que se
toman sustancias prohibidas (provocando un incremento de la confianza en
las propias posibilidades por el efecto placebo).
Acciones:
Técnicas:
70
60
50
40 Competición
30 Perfil Ideal
20
10
0
T D A V F C
Competición 45 51 62 53 45 27
Perfil Ideal 30 35 40 55 35 30
Acciones:
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Técnicas:
Acciones:
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Técnicas:
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Acciones:
Técnicas:
Acciones:
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Técnicas:
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