Está en la página 1de 46

No está permitida la reproducción total o parcial de este

material didáctico, ni la transmisión de su contenido de


ninguna forma o cualquier medio, ya sea electrónico,
mecánico, óptico u otros métodos sin el permiso previo
y por escrito de Unisport Universitas S.L.

El Código Penal vigente establece penas de prisión y/o


sanciones además de las correspondientes
indemnizaciones por daños y perjuicios a “... quien
intencionadamente reprodujere, plagiare, distribuyere o
comunicare públicamente, en todo o en parte, una obra
literaria, artística o científica o su transformación o su
interpretación o ejecución artística fijada en cualquier
tipo de soporte o comunicada a través de cualquier
medio, sin la autorización de los titulares de los
correspondientes derechos de la propiedad intelectual o
de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a
quien intencionadamente importare, exportare, o
almacenare ejemplares de dichas obras o producciones
sin la referida autorización” (Art. 534 bis a).

La utilización de esta obra queda restringida a la


persona titular a quien va dirigida esta obra completa.
En consecuencia y de acuerdo con la Ley de Propiedad
Intelectual queda totalmente prohibida la utilización por
persona distinta, la reproducción o cesión de cualquier
título del material de este curso.

© Unisport Universitas S.L.


Av. Ernest Lluch, 32
08302 Mataró (BARCELONA) - SPAIN
www.unisport.es
info@unisport.es

D.L. B. 26992-2013 (III)


Editado en España
Objetivos ................................................................................................................ 3
Introducción .......................................................................................................... 3
3.1. Planificación del coaching deportivo .......................................................... 4
3.1.1. Momento de comienzo del proyecto ................................................... 5
3.1.2. Comunicación del proyecto .................................................................. 7
3.1.3. La función del coach deportivo en el equipo multidisciplinar ......... 7
3.1.4. La comunicación interna y la confidencialidad .................................. 9
3.1.5. Objeto de intervención del coaching deportivo................................. 9
3.1.6. Detección de necesidades ................................................................... 10
3.1.7. Períodos de intervención durante la temporada .............................. 21
3.1.8. Tipos de habilidades psicológicas que deben desarrollarse ............ 26
3.1.9. Establecimiento de objetivos .............................................................. 29
3.1.9.1. Los objetivos de resultados ......................................................... 35
3.1.9.2. Los objetivos de realización ........................................................ 36
3.1.10. Las acciones de mejora ..................................................................... 39
3.1.11. Indicadores de progresos .................................................................. 41
Conclusiones ........................................................................................................ 42
 Presentar al psicólogo/coach deportivo dentro de un entorno de
trabajo multidisciplinar y comprender cómo la psicología
deportiva, añadida a la dialéctica del coaching en la evaluación y
la interiorización de las acciones de mejora, facilita la
optimización del rendimiento del deportista y de los técnicos de
cada área.

 Conocer la importancia de los roles de las personas que


participan o influyen en un programa de coaching: cliente,
coachee, equipo técnico, familiares, etc.

 Conocer los criterios que deben tenerse en cuenta en la fase de


detección de necesidades.

 Entrenar al alumno en la presentación, diseño y aplicación de un


programa de coaching psicodeportivo.

 Aprender a diseñar objetivos adecuados a las necesidades del


deportista, a su perfil y al tipo de deporte que practica.

En la siguiente unidad haremos un recorrido por los pasos que se han de


llevar a cabo a la hora de implantar un programa de coaching deportivo, así
como veremos qué factores y variables deben tenerse en cuenta para su
adecuado enfoque.

La oferta de coaching deportivo en el mercado es variada y muy dispersa en


términos de orientación y contenidos. Sin embargo, será la satisfacción de
los objetivos que se planteen, a partir de la detección de necesidades, los
que concluyan si el programa es eficaz o no.

Una errónea orientación, ya sea por centrarse en un solo pilar del


rendimiento, ya sea por ser tan sumamente global que pierda su sentido
práctico, impedirá reafirmar el coaching deportivo como una disciplina útil
y necesaria.

Como ya comentamos en unidades anteriores, el coach deportivo que sea


psicólogo del deporte podrá abarcar un espectro de intervención mucho
más amplio y, sobre todo, necesario, dadas las interconexiones
irremediables que existen entre las variables que inciden en el resultado del
rendimiento.

Una intervención únicamente centrada en el diálogo socrático será


insuficiente a la hora de diseñar acciones de mejora, pues deben también
poseerse los conocimientos técnicos para poder diseñar un protocolo de
afrontamiento de la competición efectivo y orientado a resultados.

Asimismo, el psicólogo deportivo desarrollará en su coachee las habilidades


psicológicas básicas y las específicas del deporte, y utilizará, en la evaluación
de necesidades y en el sistema de enseñanza e interiorización de las acciones
de mejora, las habilidades dialécticas del coaching.

De esta manera, el coaching psicodeportivo tendrá como objetivos tanto la


formación de los deportistas y técnicos, en materia de rendimiento
psicológico y su influencia en las distintas áreas del rendimiento, como la
toma de conciencia de sus habilidades y alternativas para resolver conflictos
que los afectan mediante el diálogo socrático.

La planificación exhaustiva del programa de coaching, siempre


personalizada en el coachee, basada en los principios y técnicas de la
psicología deportiva, así como orientada estratégicamente al deporte que
practica, será requisito imprescindible para su reconocimiento como
disciplina científica y para alejarlo del prejuicio, exclusivo del coaching
deportivo sin psicología, del vendedor de humo.

La planificación del entrenamiento psicológico debe realizarse


paralelamente al entrenamiento físico, técnico y estratégico pues, en el
proceso de asimilación de éstos, la influencia del grado de desarrollo de
aquél influirá decisivamente en su aprendizaje. De esta manera, el equipo
multidisciplinar debe estar perfectamente coordinado, teniendo en cuenta:

 Los objetivos deportivos del momento de la temporada.

 El nivel desigual que pueden ir alcanzando los deportistas en ese


momento de la temporada.

 Los indicadores de progresos que, en cada uno de los pilares del


alto rendimiento, nos dan feedback sobre el avance de cada
deportista.

 Los horarios del resto de actividades.

 La prioridad del trabajo de unos sobre otros en función del


rendimiento en las competiciones que se vayan celebrando.

La competitividad en el fútbol de élite ha obligado a incorporar a sus


programas de entrenamiento un equipo multidisciplinar de profesionales
que garanticen un nivel alto en las cuatro facetas del rendimiento: físico,
psicológico, técnico y estratégico. ¿Quiénes componen este equipo?

 Director del equipo: el entrenador.


 Técnico y estratégico: entrenador y segundo entrenador.
 Psicológico: psicólogo deportivo (coach deportivo)
 Físico: preparador físico.
 Auxiliares: médico, fisio y recuperador.

Estos profesionales han de estar perfectamente coordinados para que no


haya condiciones ni solapamiento de funciones.
 Auxiliares: médico, fisioterapeuta y r
Antes de comunicar el inicio del proyecto de coaching deportivo, debemos
tener presente si se trata de una intervención proactiva o reactiva:

 Proactiva: se inicia de forma programada y meticulosa desde la


pretemporada, con intervenciones y objetivos de dificultad
creciente hasta llegar al punto álgido de la temporada, en la que
se concentran las competiciones más importantes.

 Reactiva o apagafuegos: se inicia como consecuencia de una mala


racha de resultados o un conflicto que ha desencadenado una
situación insostenible. En este caso, el planteamiento de
objetivos debe ajustarse al tiempo del que se dispone y al nivel de
presión y negatividad con que se encuentra el coach deportivo,
quien elaborará un plan de acción breve, sencillo y eficaz que
incida directamente en los resultados a corto plazo.
Antes de poner en marcha un proyecto de coaching deportivo debemos
informar al entorno deportivo del coachee (y familiar si se trata de jóvenes)
de cuál será nuestra labor, nuestro rol y en qué medida iniciaremos un
vínculo con dicho entorno.

Los pasos de la comunicación del proyecto son:

 Presentarnos a nosotros mismos, nuestro currículum.

 Presentar el coaching deportivo como una disciplina


diferenciada, con un ámbito de intervención concreto y unos
objetivos orientados a resultados.

 Presentar la programación del proyecto de coaching deportivo


para ese deporte, esos deportistas y ese club en concreto.

 Establecer un cronograma con la intervención que se llevará a


cabo en cada momento de la temporada.

 Asimismo, definiremos el rol que el coach deportivo va a


desempeñar dentro el equipo multidisciplinar.

Como aspecto diferenciador, el coach/psicólogo deportivo puede tener


como coachees a deportistas individuales, a equipos, al entrenador o a
cualquier profesional del equipo técnico. El coach es un facilitador en la
toma de conciencia de la solución a determinados problemas. Por esta
razón pueden valerse de su apoyo tanto deportistas como técnicos.
Aun así, a la hora de incluir en un equipo técnico a un coach deportivo es
recomendable definir cuál va a ser su ámbito de trabajo, quiénes serán sus
coachees, cuánto tiempo dispondrá para trabajar con ellos y hasta dónde
llega su responsabilidad sobre el rendimiento de éstos.

Puede dedicarse exclusivamente a ser el coach del entrenador o del equipo


técnico, y nunca trabajar directamente con los deportistas; también puede
ocurrir que sólo se le permita trabajar directamente con las categorías
menores del club; o puede, lo que sería óptimo, convertirse en un recurso
para el desarrollo de habilidades psicológicas y de aprendizaje tanto de los
deportistas como del personal técnico.

Esta libertad de acción del coach/psicólogo deportivo vendrá condicionada


por la cultura organizacional del club, su visión a largo plazo, su apuesta por
la formación de la cantera y por ser fieles al establecimiento de objetivos de
realización o proceso como único camino viable para obtener resultados.
Un rasgo que debe definir un buen ajuste del coach deportivo al equipo
técnico es la continua comunicación y coordinación entre los profesionales.
El coach deportivo debe tener muy presente el tema de la confidencialidad.

 En el caso de que los coachees sean los deportistas:


Cuando el coachee principalmente considere que es necesario o
conveniente que el equipo técnico disponga de información de lo
que se ha ido trabajando durante las sesiones de coaching deportivo,
éste deberá dar el consentimiento al coach para que transmita esa
información al técnico o a los técnicos implicados.

Al coachee se lo ha de informar en todo momento de qué aspectos


de la intervención psicológica se pondrán en conocimiento del resto
del equipo técnico, al considerar que su colaboración será
fundamental para obtener mejores resultados en esa parte concreta
de la intervención, y cuáles son totalmente privados y sujetos al
código deontológico de los Colegios Profesionales de Psicólogos.

 En el caso de que el coachee sea el entrenador:


En este caso se trata de una intervención one to one, en la que no se
transmite nada fuera del par coach-coachee y se guarda, por parte del
coach, una escrupulosa confidencialidad.

La actuación del coaching deportivo se circunscribe tanto al entrenamiento


y la intervención en la parte psicológica de la competición como a la parte
psicológica que afecta al aprendizaje y la ejecución de la técnica, la estrategia
y la prevención y recuperación de lesiones (en todo caso, en coordinación
con los responsables técnicos de cada área).
Antes de diseñar un programa de intervención en coaching deportivo
debemos tener en cuenta tres aspectos:
1. La información extraída de la entrevista con el cliente, que puede ser
o no el coachee. Así, por ejemplo, el cliente puede ser el directivo
que contrata el coaching deportivo para el entrenador, siendo éste el
coachee.

2. Las características personales y profesionales del coachee, o


coachees, sobre el que dirigiremos la intervención: el entrenador, el
equipo técnico, el deportista, el equipo, los padres o los directivos.

3. Tras entrevistarnos con el cliente debemos señalar qué variables, de


todo programa de intervención de coaching psicodeportivo,
debemos utilizar como objetivo de trabajo, coordinándonos con los
responsables técnicos de cada área, ya sean o no éstos los coachees.

El coach deportivo debe asegurarse el máximo volumen de


información relevante y contrastar, mediante preguntas
estratégicamente formuladas durante la entrevista inicial, la
objetividad o subjetividad de las opiniones
Es frecuente que el club deportivo contrate un psicólogo deportivo cuando
ya existe una necesidad derivada de un problema o un conflicto y el tiempo
apremia, y le marque unos objetivos determinados cuya consecución, o no,
marcará el éxito de su trabajo.

Generalmente el cliente, el club o el directivo, da libertad al coachee para


marcarse sus propios objetivos de mejora pues no pretende presionarle.
Sin embargo puede darse el caso que los objetivos y las conclusiones que
se extraigan del coaching realizado con el coachee sean incompatibles con
las intenciones del cliente.

Por ejemplo: durante las sesiones de coaching, el coachee toma conciencia


de que no rinde porque está desmotivado, y esto se debe a que se siente
estancado en el club en el que lleva desde niño y anhela un reto mayor en
un club extranjero. El problema viene porque al coach lo han fichado para
que ayude a su deportista a rendir en los partidos durante esta temporada.
En este caso, los objetivos del coachee y del cliente están desalineados.
¿Qué hará el coach? La respuesta es complicada, pero tiene dos opciones:
1. Si el cliente participa también en el programa, el coach puede
orientar las conclusiones de uno y de otro, siempre respetando
la confidencialidad (el coach no juzga ni transmite información,
sino que orienta y dirige el razonamiento hasta la solución que
alcance el coachee), para que lleguen a converger y se obtengan
acciones compatibles.

2. Si el cliente no participa en el coaching pero previamente ha


marcado las pautas que deben seguirse y establecido los indicadores
de progresos (es decir, los datos que serán utilizados para
determinar el éxito o no de las acciones de mejora), éstas
constituirán el marco en el que se moverán las acciones de mejora
del coachee y el coach no ha de salirse de ahí.
El coach debe determinar con claridad quién es el cliente y quién el
coachee, teniendo en cuenta si es el cliente el que marcará los
objetivos de resultados o será el propio coachee.

Tendremos en cuenta:

 La edad, dividiéndola en la siguiente clasificación:

Joven promesa: el coachee está al inicio de su carrera, es fácil que


saque lo mejor de sí mismo porque no existe presión significativa y
tiene todo el tiempo del mundo por delante. El rendimiento a
edades tempranas suele ser natural, fruto de su talento, pero hemos
de tener presente que no es un rendimiento de competición y esto
da lugar a falsas expectativas.

Competidor: el coachee deja de ser una joven promesa cuando ha


conseguido que su talento se exprese en la competición y bajo un
nivel de presión alto. Sin embargo, muchos se quedan en la etapa
anterior, de inmadurez deportiva, hasta el final de sus carreras que
suelen acabar de forma prematura.

Veterano: no queremos decir que el coachee sea viejo en edad, sino


que, para su deporte, ha alcanzado un grado de experiencia tan
grande que la competición le supone un reto profesional como
tantos otros que ya ha vivido en su carrera; debido a eso, utiliza su
pasado como referencia ante cualquier circunstancia estresante
actual; por ejemplo, para lanzar un penalti-córner en el último
minuto de una semifinal olímpica de hockey hierba utiliza como
referencia el recuerdo del penalti metido en la final del campeonato
del mundo de hace cinco años.
Un jugador maduro debe haber pasado por todo tipo de experiencias
difíciles durante un partido de fútbol y más cuando se trata de variaciones
en el marcador: desde afrontar un partido con varios expulsados del propio
equipo, sufrir una remontada de 2-0 o incluso de 3-0, o perder en el
descuento cuando ya estaban pensando en la celebración, como le pasó al
Málaga contra el Borussia Dortmund en los cuartos de final de la Liga de
Campeones de 2013.

El jugador debe prepararse psicológicamente para un momento así o para


evitar que éste se produzca. ¿Cómo?

 El psicólogo deportivo entrena al jugador con el objetivo de


evitar que la sorpresa le provoque un shock que le impida seguir
jugando al mismo nivel.
 Centrarse en el recurso, como parte de su protocolo de juego,
que evita que dicha situación ocurra: nunca jugar reviviendo
mentalmente el error, sino la solución. Debemos llegar a un
dominio de la situación que reduzca al mínimo el tiempo de
shock y, cuanto antes, desencadene en nuestra memoria el
recuerdo de la solución.

¿Recordamos la final de la Liga de Campeones del 1999 entre el Bayern y el


Manchester? Cuando el equipo inglés metió dos goles en los tres minutos
del descuento y ganó.

Una de las funciones del psicólogo deportivo es preparar tanto a los


jugadores como al entrenador para prevenir estas situaciones, que,
insistimos, es probable que ocurran y, generalmente, salvo excepciones
arbitrales, la causa es un grave error de concentración.
Dividimos las situaciones adversas en el partido en tres tipos de impacto,
que vienen condicionados por el tiempo de juego que queda para resolver
la dificultad:

1. Malas noticias: son situaciones negativas pero razonablemente


previsibles; por ejemplo, encajar un gol avanzada la primera parte y
situarnos por debajo en el marcador; una tarjeta amarilla, etc.

2. Imprevistos: encajar un gol en los primeros minutos del partido,


recibir la expulsión del portero en la primera parte, una decisión
arbitral equivocada, etc.

3. Cortocircuitos: nos ganan en el descuento, nos remontan un 2-0,


etc.

El jugador ha de llevar un diario o un registro detallado de estas


situaciones, en las que no debe regodearse en la emoción negativa, sino
simplemente exponer el error que se cometió y describir la solución.
Obviamente, un jugador no podrá prever todas las situaciones de partido,
pero sí la mayoría, bien sea por propia vivencia o por observación de los
otros.

Ejemplo: el gol del empate del Manchester debió activar en los jugadores
del Bayern el protocolo a seguir ante esa situación imprevista para evitar el
cortocircuito que se produjo. Sin embargo se produjo un bloqueo general
en el Bayern, un cortocircuito que provocó que dejara de jugar y, por
consiguiente, supuso el 2º gol del Manchester.

El psicólogo del fútbol, prepara al jugador para que reaccione


eficientemente y con rapidez ante cualquier revés, con el objetivo de
mantener el rendimiento óptimo hasta el pitido final del árbitro.
 Si se trata de un técnico o un directivo, tendremos en cuenta su
puesto en el organigrama para saber cuál es el límite de las
responsabilidades y acciones de mejora del coachee. El plan de
acción, por tanto, es más complejo y difícil cuanto más arriba
subimos en el organigrama.

 La experiencia, es decir, la duración y variabilidad de su carrera


deportiva: experiencia con diferentes clubs, diferentes
entrenadores, directivos, diferentes posiciones en el campo de
juego, diferentes países, etc.

 El nivel deportivo individual: sabiendo que el nivel deportivo lo


marca el rendimiento en las competiciones, según Caperán
(2013) hemos de diferenciar entre:
○ Nivel real: se trata del rendimiento que el coachee está
mostrando actualmente en las competiciones. Los profesionales
del equipo técnico centrarán la evaluación de este rendimiento en
el logro de los objetivos de realización, es decir, si el coachee ha
tenido una buena actuación técnica, táctica, física y psicológica
pero, aun así, no ha logrado trasladarlo al resultado final, la
actuación habrá sido satisfactoria y las futuras acciones de mejora
se centrarían en modificar los objetivos de realización a la luz de
los resultados, porque, en esa competición, “hizo lo que tenía
que hacer y no fue suficiente”.

○ Nivel esperado se trata del nivel que el coachee debe


alcanzar en el dominio de los objetivos de realización, esto es, si
logra satisfacer la puesta en acción correcta de las instrucciones
de su equipo técnico, el coachee estará rindiendo conforme a las
expectativas de los técnicos.
Sin embargo, la diferencia entre un deportista medio y uno
excelente es que la meta del primero se centra en lograr los
objetivos de realización que le ha marcado su técnico, mientras
que la meta del segundo es sobrepasar las expectativas de su
entrenador, pues, a la consecución de los objetivos de
realización, le ha sumado su talento individual.

Esto nos llevaría a decir que hay una parte del nivel deportivo
que se puede aprender y, si se cuenta con un buen maestro y el
deportista es un alumno aplicado –inteligente, sacrificado,
flexible y comprometido–, puede alcanzar incluso su límite
personal, el cual vendrá marcado por sus propias limitaciones
físicas.

Pero, desde luego, para llegar a despuntar no sólo podemos


contar con el aprendizaje. Es evidente que la persona debe
poseer unas cualidades físicas innatas. Sin embargo, los
principales hándicaps de los deportistas de élite no son tanto las
cualidades físicas, sino sus problemas a la hora de aprender y
aplicar los aprendizajes (técnicos, tácticos y psicológicos). Al fin
y al cabo, el deseo de todo deportista es retirarse de la actividad
sabiendo que ha llegado a tu tope (cosa que es muy infrecuente
desgraciadamente para el deportista, pero afortunadamente para
los técnicos que refuerzan su papel dentro del alto rendimiento).
○ Nivel deseado: una cosa es el nivel real (el que se demuestra
y todo el mundo puede valorar a la vista de las competiciones),
el nivel esperado (el que los técnicos suponen que podrá
alcanzar el deportista si hace exactamente y de manera correcta
lo que ellos le han enseñado) y, finalmente, el nivel deseado, ya
sea por el entrenador, ya sea por el propio deportista, es decir,
las expectativas.
○ Nivel deseado por el entrenador: lo correcto es que el nivel
deseado por el entrenador para su pupilo sea el mismo que el
nivel esperado, es decir, el producto óptimo de su programa
deportivo. Sin embargo, muchas veces, el entrenador impone
unas expectativas que, o bien superan el potencial real de su plan
de trabajo, por un exceso de confianza, falta de autocrítica,
déficits de conocimientos y personalización del aprendizaje hacia
el coachee, o bien sobrevaloran el potencial del pupilo.

○ Nivel deseado por el deportista: todo deportista tiene


sueños y, si además va acumulando éxitos, puede
autoconvencerse (o autoengañarse, si su sueño supera su
potencial) de que es posible llegar al nivel que desea o sueña.
Si el deportista se rodea de personas con expectativas
irracionales, y le sumamos a eso su propia ilusión, puede llegar a
autoengañarse creyendo que su nivel está muy por encima de la
realidad. Esto suele desembocar en frustración y en la continua
búsqueda de excusas que esquivan su responsabilidad personal
sobre los resultados insuficientes.

Es un caso excepcional aquel en el que el deportista tiene


expectativas muy altas sobre su propio rendimiento mientras que
su entorno no comparte esa opinión. Debe ser muy orgulloso, y
con una autoestima muy sólida, el deportista para ser inmune a la
influencia de su entorno. Sin embargo, los mayores ejemplos de
superación personal en el deporte los han dado deportistas en los
que al principio nadie confiaba, salvo ellos mismos, y al final
demostraron que no se estaban autoengañando. Eran conscientes
de que se hallaban en un camino de aprendizaje que no
terminaba en los fracasos continuos, sino que empezaba en las
soluciones encontradas y en evitar la repetición de los errores.

 La categoría del club o el nivel de competiciones en las que


participa el coachee.

Si se trata de un deporte individual, como el atletismo, la natación o


el tenis, siguiendo el apartado anterior, debemos tener presente tanto
la categoría como la dificultad de los tres tipos de competiciones
existentes:

1. La competición menor en la que habitualmente participa el


coachee (por ejemplo, encuentros nacionales a lo largo de la
temporada), cuyo objetivo está orientado a la puesta en acción de
las mejoras alcanzadas en los entrenamientos hasta ese momento
de la temporada, así como a dar el feedback correspondiente al
deportista y a su entrenador sobre la eficacia o no del plan de
entrenamiento.
2. La competición mayor, en la que se sitúan generalmente una o dos
competiciones importantes de la temporada y el deportista ha de
llegar en plenas facultades. En este tipo de competición no cabe
posibilidad de error ni de ensayo. Si el deportista participa en un
nivel internacional, su actuación en esta competición supondrá “la
llave” para el tercer tipo de competiciones, las de categoría especial,
que son los campeonatos internacionales. En la competición mayor,
el deportista ha de conseguir un determinado resultado, marca
mínima o un nivel de actuación sobresaliente a juicio de un
seleccionador nacional.

3. Las competiciones de categoría especial satisfacen la motivación


y ambición del deportista que comienza una temporada.
Dependiendo del nivel de éste, la misma competición puede suponer
una competición menor para un deportista, mientras que para otro
supone una competición mayor, o una mayor puede ser como una
de categoría especial. En cualquier caso, cuando hablamos de
deporte profesional, las competiciones de categoría especial son: los
campeonatos continentales, los mundiales y, como colofón, los
Juegos Olímpicos.

 Físicas: el estado de forma, la fatiga, el incremento de lesiones,


etc.

 Cognitivas/emocionales: falta de concentración, motivación,


ansiedad y autoconfianza.

 Técnicas: dificultad en la adquisición de nuevos movimientos,


dificultad para modificar los existentes.

 Tácticas/estratégicas: dificultad en la interiorización de la


estrategia del entrenador, dificultad para llevar a cabo una táctica
individual adecuada para fomentar la autoconfianza, dificultad
para adaptar la táctica personal a las necesidades de la
competición, dificultad del entrenador para diseñar una táctica
correcta o resolver conflictos (cuando el coachee es el propio
entrenador).

 Relacionales: problemas de relación en el equipo o conflictos


interpersonales.

 Organizacionales: solapamiento de roles dentro del organigrama


del club, clima laboral, comunicación interna, negociación de
contratos, comunicación externa con patrocinadores, prensa,
administración local, etc.

El coach deportivo puede utilizar varios instrumentos y herramientas para


extraer la máxima información relevante de cada variable en la fase de
detección de necesidades, como veremos más adelante.
Según Vanek (1979), la temporada se divide en tres fases del entrenamiento
psicológico:

1. Período precompetitivo

Objetivo: desarrollar las destrezas básicas de cada uno de los


componentes del rendimiento (técnico, táctico, físico y psicológico).

A su vez, se divide en:

 Período preparatorio a largo plazo: se enmarca en el inicio de la


pretemporada y se centra en la práctica lúdica de las habilidades
deportivas básicas, de forma que se sienten las bases del
entrenamiento específico sobre un sustrato emocional positivo,
sin la presión de resultados ni de la escasez de tiempo.

 Período preparatorio a corto plazo: la práctica de las habilidades


deportivas básicas se va orientando a unos objetivos
determinados, alejándose ya del aspecto lúdico y distendido.

En este período precompetitivo abundan las sesiones grupales,


donde cada coachee, ya sean deportistas, técnicos, directivos o
familiares, participa en el establecimiento de objetivos a corto, medio
y largo plazo, así como de resultado y realización, para todo el
colectivo, y también de aquellos objetivos individuales que el
coachee y el coach consideren importantes que sean manifestados al
resto del equipo.
Cuando las acciones de mejora se centran en aspectos como la técnica, la
coordinación con el equipo, el papel de cada deportista en los resultados
del equipo, y las virtudes y defectos de cada uno y las soluciones
propuestas, el expresarlas en una sesión grupal de coaching, supervisada
por el coach/psicólogo deportivo, fomenta la interiorización de las
acciones de mejora al adquirir un compromiso con el equipo y éstos se
convierten en supervisores de estos cambios. De esta manera se facilita una
catarsis enfocada a la mejora individual y colectiva del rendimiento.

Cuando las acciones de mejora hacen relación a temas personales, privados


y emocionales, nunca se han de plantear en sesiones grupales.

Por lo tanto, el temario utilizado en las sesiones grupales tiene que,


obligatoriamente, incumbir a todos los presentes.

2. Período competitivo

Objetivo: desarrollar el entrenamiento intenso, orientado a la


competición.

A su vez se divide en:

 Preparación precompetición: abarca desde las semanas anteriores


a la competición, al día antes y el mismo día de la prueba.

 Inicio de la competición: la prueba (en deportes individuales) o el


partido (en deportes de equipo), según Caperán (2013), se ha de
dividir, para su entrenamiento psicológico, en tres partes o
tercios:
1. Primer tercio: comienzo de la prueba, donde la
peculiaridad se da en que no se ha logrado aún el nivel
óptimo de rendimiento y se ve afectado por las
sensaciones precompetitivas.

2. Segundo tercio: parte central de la prueba. El deportista ya


está “metido” en la competición y dirige toda su atención
a la misma; por ejemplo, ya no influyen las sensaciones
propias del inicio como el frío, las molestias físicas sin
importancia, la presencia en el público de determinadas
personas que estresan al deportista, etc.

3. Tercer tercio: parte final de la prueba. El deportista debe


alcanzar el máximo de concentración y nunca trasladar la
atención a lo que pasará tras finalizar la competición.
Ejemplo: tenista que va ganando 5-1 en el último set y se
relaja pensando que ya ha ganado y el rival termina
remontando.
3. Período postcompetitivo

Objetivo: descanso activo.

No debe permitirse un descenso brusco de la actividad. El equipo


técnico debe atender este período aunando el mantenimiento del
estado de forma (sobre todo en los deportes que compiten
semanalmente) y la recuperación del agotamiento.

Se recomienda que, durante el período de recuperación, los


deportistas practiquen actividades deportivas diferentes de la
especialidad en la que compiten.
Posibles objetivos generales de un plan de preparación en cada período de la
temporada (Dr. J. M. Buceta):
Período de Período de
Período Período de
competición competición
preparatorio descanso
“menor” “mayor”

Mejora de las
Mejoras físicas más
habilidades
Mejora y específicas.
Mantenimiento específicas
Trabajo acondiciona- Trabajo para
de la forma deficitarias.
físico miento físico conseguir la mejor
física. Trabajo físico
general. forma física en el
realizando
período siguiente.
otros deportes.

Adquisición y
Adquisición y
mejora de las
mejora de las Repetición y
Repetición de habilidades
Trabajo habilidades perfeccionamiento de
las habilidades que pueden
técnico técnicas las habilidades
relevantes. enriquecer el
relevantes para relevantes.
repertorio del
la temporada.
deportista.

Adquisición
y/o mejora de Adquisición y
Repetición y
las habilidades Trabajo mejora de las
perfeccionamiento de
tácticas específico de habilidades
Trabajo habilidades
relevantes para preparación de que pueden
táctico relevantes.
la temporada y cada enriquecer el
Perfeccionamiento
desarrollo del competición. repertorio del
del juego colectivo.
juego deportista.
colectivo.

Desarrollar la
Máximo
motivación Análisis del
aprovechamiento de
básica. Consecución y funciona-
la experiencia
Favorecer el mantenimiento miento
competitiva para la
máximo de la mejor psicológico
preparación
aprovecha- “forma durante la
Trabajo psicológica de los
miento del psicológica”. temporada.
psicoló- deportistas.
entreno. Prevención de Planteamiento
gico Prevención y control
Sentar las dificultades. de nuevas
de dificultades con
bases para Intervención en necesidades.
vistas a optimizar el
optimizar el momentos de Adquisición de
rendimiento en el
funciona- crisis. nuevas
siguiente período.
miento mental. habilidades.
Autocontrol.
En este apartado diferenciaremos entre dos tipos de habilidades
psicológicas que todo coachee deberá desarrollar:

1. Habilidades psicológicas básicas: son aquellas capacidades


útiles para optimizar el rendimiento deportivo. Pueden ser:

 El establecimiento de objetivos.
 El control de la activación.
 La concentración.
 La visualización.
2. Habilidades psicológicas específicas de cada deporte:
desarrollaremos las habilidades psicológicas básicas priorizando unas
sobre otras según el deporte y, ante todo, poniéndolas en práctica
mediante ejercicios adaptados al deporte para su plena ejecución. No
es lo mismo una rutina para trabajar la autoconfianza en el tenis que
en el fútbol, o no es lo mismo la prioridad de entrenamiento de los
tiempos de reacción en un atleta de 100 metros lisos que en un
jugador de baloncesto. Asimismo, debemos diferenciar entre
deportes cíclicos y acíclicos:

 Deportes cíclicos: son aquellos deportes que tienen un período


de competición en una época determinada del año y que, por
tanto, se requiere obtener la mejor forma deportiva durante un
período corto y concreto; por ejemplo, la natación, la gimnasia, el
atletismo…

En los deportes cíclicos, la programación de la temporada suele


mantenerse inalterable hasta el final, hecho que les permite a los
técnicos trabajar con seguridad y pausadamente, pudiendo pulir
determinados aspectos de su ámbito de trabajo.
El gran enemigo de los deportes cíclicos son las lesiones, pues pueden
poner en jaque la competición clave de la temporada. De ahí la
importancia de que la prevención de lesiones forme parte del programa
de trabajo del equipo técnico desde sus distintas perspectivas:
 Técnica: asegurar una postura correcta que no implique
sobreesfuerzos ni desgastes gratuitos.

 Táctica: manejar con inteligencia los ritmos de trabajo y las


conductas de riesgo en los entrenamientos.

 Física: manejar con proporcionalidad las cargas de trabajo y la


higiene física, como los correctos calentamientos,
estiramientos, entrenamientos de descarga, hidratación,
nutrición, etc.

 Psicológica: control de las emociones, los pensamientos y las


sensaciones (respiración y tensión muscular), así como de las
acciones (control de la impulsividad, corrección del foco de
atención, etc.).

 Deportes acíclicos: son aquellos deportes que tienen un


período de competición prolongado durante toda la temporada y
en la que se compite cada semana o en períodos más cortos de
tiempo; por ejemplo, fútbol, baloncesto o balonmano; en
general, la mayoría de los deportes de equipo.

En los deportes acíclicos, la planificación del equipo técnico está


sometida al resultado del feedback continuo que recibe de los
resultados de las frecuentes competiciones a lo largo de la
temporada.
La velocidad de reacción a los cambios es la característica
principal que deben cumplir los equipos técnicos en los deportes
acíclicos, con las dificultades que ello conlleva al coordinar el
trabajo de todos los profesionales que lo componen. Cierto es
que, tras el análisis necesario de las competiciones que se vayan
sucediendo, unos factores serán prioritarios sobre otros, pero hay
que tener en cuenta que, de los cuatro factores (físico, táctico,
técnico y psicológico), el único que está presente, directa o
indirectamente en todos, es el psicológico y, por lo tanto, es el
coach/psicólogo deportivo el que más atento debe estar a los
cambios para su intervención (que será evaluada semanalmente
en cada competición).

Antes de intervenir, el psicólogo deportivo debe realizar una evaluación, ya


sea al coachee individual o al colectivo, para extraer la máxima información
objetiva que le permita orientar correctamente y personalizar las acciones de
mejora dirigidas a las necesidades de cada perfil, tal y como desarrollaremos
más extensamente más adelante..
En el deporte de alto rendimiento, la planificación de la temporada es
fundamental en términos de entrenamiento, competición y recuperación.

Los entrenadores que no planifican las temporadas con objetivos a corto,


medio y largo plazo suelen empezar con muchas energías y grandes
expectativas que, sin embargo, van desinflándose a medida que los
resultados contradicen esos deseos y los imprevistos empiezan a sucederse;
de haber hecho una planificación exhaustiva, estos problemas no se
afrontarían a ciegas o con prisas de última hora.

Una temporada deportiva suele durar entre ocho y diez meses. Debemos
tener en cuenta que incluso los períodos de descanso deben estar
organizados de forma que se logre esa recuperación, que, además, facilitará
la asimilación del entrenamiento cuando hablamos de la gestión del
descanso diario.

En función de los objetivos y de la duración dividimos la temporada en tres


tipos de segmentos:
1. Macrociclo: es el segmento de tiempo más amplio y difiere de
unos deportes a otros.

En los deportes individuales donde, a lo sumo, se celebran dos


competiciones importantes en una temporada, dividimos la
temporada en dos macrociclos, es decir, dos bloques de
entrenamiento dirigidos cada uno, respectivamente, a una
competición clave y separada en general por una semana de
descanso.

Por ejemplo, en el patinaje artístico tenemos un europeo y, en la


misma temporada, un mundial; en el atletismo tenemos la temporada
invernal (con competiciones indoor y campo a través) y la temporada
estival (con competiciones en pista outdoor); en la natación tenemos,
primero, campeonatos en piscina corta y, en verano, en piscina
olímpica, etc.
Sin embargo, en los deportes colectivos, aquellos que compiten en
ligas, el macrociclo representa toda la temporada, por lo que las
energías deben administrarse con maestría.

2. Mesociclo: los macrociclos se dividen, a su vez, en partes más


pequeñas, que se diferencian en la carga de trabajo y la
especialización del entrenamiento (tanto físico, técnico, táctico y
psicológico).

3. Microciclos: se trata de la unidad de tiempo más pequeña de la


temporada, que engloba un número reducido de sesiones de
entrenamiento que comparten objetivo y van encaminadas a
encadenar ese rendimiento con el trabajo que se llevará a cabo en el
siguiente microciclo; de esta manera se incrementa gradualmente el
estado de forma y el rendimiento sostenible.

 Atleta: varón, 28 años. Élite.

 Prueba: 20 km. Marcha.

 Competiciones menores: participación en la liga de


clubs, dos pruebas circuito mundial de marcha y
campeonato regional.

 Competición mayor: campeonato de España de


Marcha en Ruta (marzo), copa de Europa de Marcha
(mayo).

 Competición de categoría especial: campeonato del


mundo en pista al aire libre (agosto).
Meses Mesociclos

Planificación de la temporada con el entrenador: objetivos de cada mesociclo. Ante


todo planteamiento de objetivos de realización o ejecución en los entrenamientos y en
las competiciones menores.

Revisión de la temporada anterior y planteamiento de objetivos a corto y medio


plazo.
Análisis y valoración del rendimiento en el pilar físico, técnico, táctico y psicológico.
Conclusiones.

Entrenamiento en el control de la respiración y la tensión muscular. Aprender a


regularla.
Introducción a las técnicas de visualización.
Septiembre
Octubre
Introducción a las técnicas de control de pensamientos y emociones negativas.
Noviembre
Diciembre
Aprendizaje de técnicas psicológicas para distraer la fatiga ante grandes cargas de
trabajo.
Afrontamiento del entrenamiento con el objetivo lejano. Fomento de la motivación
orientada a la tarea (colaboración con el entrenador).

Llevar el control de las estrategias de prevención de lesiones.

Encadenamiento de las diferentes técnicas psicológicas en ejercicios completos


dirigidos a entrenar la respuesta en competición.

Puesta en práctica en los entrenamientos.

Feedback con el entrenador.


Inicio de los entrenamientos de calidad (distancias más cortas a ritmo más intenso).
Afrontamiento psicológico de los principales segmentos de la prueba.

Aprender a autoevaluar el nivel de sufrimiento en carrera a determinados ritmos.

Aplicación de las técnicas de control del esquema corporal a la técnica de marcha


Enero atlética a ritmos altos.
Febrero
Marzo Feedback sobre la biomecánica y el entrenamiento de la visualización dirigida a
determinados momentos de la competición. Uso del vídeo.

Participación en competiciones menores que permiten registrar fortalezas y


debilidades de las actuaciones. Evaluación psicológica de la competición y
elaboración de un plan de acción.

Aplicación de las técnicas psicológicas de relajación para acentuar la recuperación


física y psicológica en los períodos de descanso.

Abril Fomento de la autoconfianza. Elaboración del primer borrador de protocolo de puesta


Mayo en acción (física, técnica, táctica y psicológica) antes y durante la competición.
Junio Puesta en acción en las competiciones mayores.

Análisis exhaustivo de las competiciones y resolución de errores e incidencias.

Entrenamiento en imaginación de cada etapa de competición (precompetición, 1/3,


2/3, 3/3) practicando:

Trabajo cognitivo: detección, racionalización y sustitución de pensamientos


negativos; dominio de los mensajes e imágenes positivas antes y durante la
competición (recordadas y creadas); técnicas de control del foco de atención
(distracción de la fatiga).

Trabajo psicofisiológico: máximo dominio del esquema corporal y la respiración


Julio
abdominal a ritmo de competición. Control de la activación psicofisiológica.
Agosto
Trabajo táctico: repaso de la matriz de decisiones ante las posibles contingencias de
la competición junto con el entrenador.

Trabajo emocional: actualización del esfuerzo y el sacrificio realizado durante toda la


temporada, fomentando el afrontamiento del sufrimiento (temporal) de la
competición. Fomento de la motivación en los entrenamientos y de la autoconfianza
en la competición clave (protocolo multivariable).

Los objetivos son las metas que deben alcanzar el equipo y cada deportista
individualmente a lo largo de toda la temporada. Sin objetivos, tanto el
atleta, el equipo como el entrenador están condenados a la improvisación y
a privar al deportista de alcanzar su potencial.

Según Caperán (2013), existen opiniones de los entrenadores sobre el


planteamiento de objetivos:

 Competir sin objetivos: Muchos entrenadores y deportistas


consideran que el establecimiento de objetivos supone generar
un fuerte estrés en el individuo que le provoca una ansiedad
innecesaria durante la temporada. Esta línea de opinión defiende
el afrontamiento de la competición sin objetivos concretos
predefinidos, es decir, el deportista compite para hacerlo lo mejor
que pueda sin expectativas previas que condicionen su actuación.
De esta manera la competición siempre es vista como algo
positivo y libre de presiones.

El deportista carece de estrés competitivo, afronta la situación


como un entrenamiento más, con la salvedad de que se rodea de
rivales. Sin objetivos previos, tanto la competición como los
rivales son percibidos como algo ajeno y desvinculado de su
actuación.

Se pretende que el deportista, una vez dentro de la competición,


sienta el estímulo competitivo, desprovisto de expectativas
previas que distraigan su atención del rendimiento presente, y,
paulatinamente, “se invite” a dar más de sí mismo si sus
sensaciones son buenas.

Sin embargo, competir sin objetivos supone una entrada gradual


en la competición, con lo cual el primer tercio de la misma suele
servir de introducción hacia el 2/3 y, muy frecuentemente, en
este 1/3 el deportista debe competir al máximo si no quiere
perder el ritmo o la posición a la que aspira llegar al final.

Caperán considera que la competición sin objetivos previos es


adecuada siempre que sea la primera tras un período de descanso,
de una lesión o tras la finalización y comienzo de un mesociclo.
Se trata de empezar a plantearnos objetivos a partir de la segunda
competición, sirviendo el resultado obtenido en la primera como
base y referencia de nuestra actuación en competición.

 Competir con objetivos: Asimismo, debemos tener presente


que las sensaciones de competición son, necesariamente,
diferentes a las de los entrenamientos, pues el aumento del nivel
de estrés hace que el umbral de sufrimiento se eleve, disponiendo
el deportista de unos parámetros físicos para rendir mejores que
en la rutina diaria de preparación. Por lo tanto, si al resultado
físico de ese estrés, dentro de los parámetros óptimos que marca
la gráfica personal del aurosal psicofisiológico, le unimos un
objetivo, o conjunto de objetivos, estaremos canalizando esa
energía hacia el proceso y, con él, hacia el resultado planteado.
Los objetivos de resultado se refieren a resultados colectivos o individuales,
como vimos en la unidad anterior: ganar la liga, ganar una medalla, obtener
una marca determinada… Éstos, a su vez, se dividen en dos tipos:

1. Objetivos de resultado intrasujeto o intragrupo: es decir,


resultado de un deportista o un equipo respecto a sí mismo; por
ejemplo, mejora el número de puntos que consigue un jugador
de baloncesto respecto al último partido; que el equipo logre más
victorias en la vuelta de la liga que en la ida.

Los objetivos “intra” suponen un menor estrés en el deportista pues


el objetivo lo marca su propia actuación. Son aconsejables para el
inicio de la temporada, cuando se introducen cambios en la técnica,
y también son adecuados en los deportistas que se inician en la
competición (alevines, infantiles, cadetes y juveniles).

Los objetivos “intra” fomentan la autoconfianza, pero no estimulan


la competitividad.

2. Objetivos de resultado “intersujetos o intergrupos”: es decir,


resultado de un deportista o un equipo respecto a sus rivales; por
ejemplo, meter más canastas que el jugador del equipo contrario que
juega en su posición o, como habitualmente se plantean los objetivos
en los deportes de equipo, ganar al equipo contrario.

Los objetivos “inter” promueven la competitividad y fomentan la


motivación, aunque no la autoconfianza.

Debemos señalar, también, que los objetivos grupales fomentan el


compromiso de los deportistas hacia el rendimiento, pues unos y otros se
convierten en jueces de la entrega de los demás compañeros. Los objetivos
grupales provocan sinergias que, de modo individual, no se alcanzarían, es
decir, el deportista lleva su capacidad de sacrificio más lejos con objetivos
grupales que con objetivos solamente individuales. Si el entrenador detecta
que ciertos deportistas se acomodan en el colectivo y no aportan su granito
de arena, puede deberse a dos causas:

1. La diferencia de nivel dentro del equipo es demasiado grande,


provocando subconjuntos deficitarios de rendimiento. En este
caso, el objetivo colectivo ha de moldearse al nivel real medio
del colectivo.

2. Que no existe cohesión de equipo, es decir, hay deportistas que


no se sienten identificados con la visión del equipo. En este
caso, el entrenador debe actuar, bien consensuando de nuevo los
objetivos del equipo, o bien neutralizando o eliminando los
lastres individuales que perjudican al colectivo.

Los objetivos de realización, por su parte, hacen referencia a las acciones


que el deportista o el equipo deben realizar durante la competición para
poder influir en el resultado; por ejemplo, golpear la pelota de tenis siempre
a la altura de la cintura, completar el gesto de revés a dos manos o, en
colectivo, sonreír durante toda el ejercicio de gimnasia rítmica, llevar la
barbilla alta, marcar las figuras claramente, etc.

Los objetivos de realización acentúan la conducta de los deportistas más


que sus consecuencias, es decir, se centran en lo que los deportistas hacen,
en lo que depende de ellos, más que en las consecuencias de lo que hacen
que no depende tanto de ellos.
Los objetivos de realización permiten que los deportistas centren su
atención en su conducta y no en distractores del rendimiento, como el
público, el ruido, el frío, el juez, la puntuación del rival, etc.

Además, facilitan una evaluación más eficaz del rendimiento y establecen


acciones de mejora concretas y exactas para la siguiente competición.
TABLA DE OBJETIVOS INDIVIDUALES
(tenis)

Reducir el número de errores no forzados


Objetivo intrasujeto de resultado
respecto al último partido.

Objetivo intrasujeto de realización Lanzar la bola más alta en los saques.

Objetivo intersujeto de resultado Lograr más golpes ganadores que el rival.

Si el rival lanza un paralelo, procurar


Objetivo intersujeto de realización
siempre devolver un cruzado.

TABLA DE OBJETIVOS GRUPALES


(gimnasia artística femenina-equipos)

Objetivo intragrupo de resultado Lograr la mejor nota media del equipo.

Ser la miembro del equipo que menos


rectificaciones de posición logre en el
Objetivo intragrupo de realización
ejercicio de barra fija.

Objetivo intergrupo de resultado Lograr mejor marca que el equipo contrario.

Conseguir mayor altura media de los saltos


Objetivo intergrupo de realización
de potro que el equipo contrario.
El coaching deportivo debe ir encaminado al diseño de acciones de mejora
que el coachee ponga en práctica en los diferentes momentos y situaciones
deportivas:

 En su casa: durante el período entre entrenamientos,


principalmente, racionalización de pensamientos, ensayo de los
ejercicios de respiración, ensayo de los ejercicios de relajación e
imaginación.

 En el entrenamiento: durante los distintos entrenamientos de cada


mesociclo de la temporada, principalmente, registro de las
actuaciones realizadas en los entrenamientos, registro de
pensamientos negativos, aplicación de soluciones y recopilación de
dudas que deberán resolverse en las sesiones de coaching deportivo.

 En los momentos de precompetición: el día antes, ya sea en la


casa del coachee, hotel o cualquier otro lugar, principalmente, repaso
de los objetivos de realización y aplicación del ejercicio de relajación
para conciliar el sueño.
El mismo día de la competición debemos diferenciar tres segmentos
temporales:

o El tiempo en el que el coachee no debe caer en el error de


anticipar el rendimiento: es decir, no puede comenzar a
autoevaluarse esperando las sensaciones físicas y psicológicas
ideales para competir desde ese preciso momento (por ejemplo,
desde que se levanta de la cama y todavía está a ocho horas del
comienzo de la competición).

○ Principalmente, identificación de las sensaciones incómodas


(temporales), no registrarlas como sensaciones negativas
(claramente objetivas y que perjudicarán el rendimiento, como
por ejemplo, una rotura fibrilar) y distraer la atención hacia
elementos que no produzcan fatiga psicológica, como la charla
con los compañeros, el paseo matutino, etc. El coachee debe
tener claro que la autoevaluación hacia la competición no
empieza hasta que momento que tengan establecido en las
sesiones de coaching. Todo el trabajo está hecho, el rendimiento
objetivo vendrá determinado por el rendimiento alcanzado
durante los entrenamientos, por lo tanto no es de recibo
comenzar a cuestionar un objetivo solamente por las
sensaciones percibidas durante la mañana de la competición; por
ejemplo, no autoevaluarse ni anticipar el rendimiento hasta
iniciar el calentamiento.

o El tiempo en el que se inicia la preparación física y psicológica


orientada a la competición: dependerá del coachee establecer el
punto del día a partir del cual se inicia el momento
“precompetición” y durante el cual el coachee deberá seguir una
rutina de conductas que permitan controlar sus sensaciones
físicas y sus pensamientos hasta el inicio de la competición.

Principalmente, identificación de pensamientos negativos


irracionales, actualización de los registros de los mejores
momentos de la temporada, control de la tensión muscular (que
todos los músculos tengan el mismo grado de tensión, es decir,
que no haya descompensaciones), control de la respiración
completa (abdominal, costal, pectoral y clavicular), repaso de los
objetivos de realización en cada una de las etapas de la
competición.

o El momento del calentamiento: principalmente, repaso de la


toma de decisiones del primer tercio de la prueba; control de la
respiración completa a ritmo de competición; control del grado
de tensión muscular; visualización de la competición realizando
los objetivos de realización; actualización del recuerdo de las
mejores actuaciones de la temporada (cuanto más próxima en el
tiempo mejor). El objetivo principal de este momento es lograr
una activación cognitiva positiva, así como una activación
fisiológica alta, media o baja, en función del tipo de competición
(por ejemplo, una carrera de velocidad requerirá una activación
fisiológica alta, mientras que una carrera de fondo requerirá una
activación fisiológica media).

El coachee debe proveerse de un feedback continuo sobre su rendimiento,


tanto físico, técnico, táctico y psicológico. Para ello, el coach lo ayudará a
establecer la observación de unos datos concretos y claros que le
proporcionen la información de que, efectivamente, se están realizando
avances, así como de que esa técnica o esa actuación tiene un efecto
significativo en su rendimiento. El establecimiento de indicadores de
progresos en el cuadro de acciones de mejora no es más que el
asentamiento de objetivos de realización intermedios que permiten al
coachee aumentar su autoconfianza y su autoeficacia.
Por ejemplo: un indicador de que efectivamente se está reduciendo la
tensión muscular durante el inicio de la prueba es que en el vídeo del
partido se puede ver que el tenista ya no tiene los hombros encogidos.

Dificultad Compromiso
Acciones Indicadores
baja/media/alta bajo/medio/alto

Identificar
pensamientos
negativos Activación
irracionales en la cognitiva positiva
pre-competición y durante el
sustituirlos por Baja calentamiento y
instrucciones fisiológica media
eficaces, basadas en (pulsómetro o
el análisis llevado a biofeedbak)
cabo en las sesiones
de coaching

La revisión de los indicadores de progresos es el primer paso que debe


llevarse a cabo en una sesión de coaching tras una competición.

 Si no existe una evaluación de necesidades y una priorización de


las mismas, tanto hacia el cliente como hacia el coachee, es
inviable el diseño de un programa de coaching psicodeportivo
pues, probablemente, no se dispondrá de tiempo suficiente para
el despliegue de todo el plan.

 Con frecuencia, la intervención será reactiva o apagafuegos, por lo


que la flexibilidad, concreción y habilidad de la enseñanza serán
definitivas para impactar positivamente en el rendimiento a corto
plazo.
 Las competiciones menores y los test de competición servirán
para obtener los indicadores de progresos del entrenamiento
psicológico aplicado, reproduciendo en las mismas, hasta ese
momento, las acciones de mejora extraídas de la evaluación y
obteniendo feedback para su modificación si se considera
necesario.

 Las competiciones mayores y las de categoría especial supondrán


la puesta en marcha del protocolo completo de afrontamiento de
la competición. Este protocolo completo sólo se alcanzará si se
establece una planificación proactiva, con tiempo suficiente para
optimizar todas las variables que influyen en el rendimiento. En
caso contrario, el psicólogo/coach deportivo deberá priorizar las
necesidades y diseñar, junto con su coachee, acciones que vayan
encaminadas a resolver lo más importante o, con el tiempo
disponible y la receptiva actitud del coachee, apuntalar los
elementos del rendimiento que no están afectados plenamente en
ese problema.

 Debemos conocer las diferencias entre el nivel real, el esperado y


el deseado que se tiene hacia el coachee y, de esta manera,
diseñar un plan de acción realista y enfocado a resultados.

 Los objetivos “intra” fomentan la autoconfianza y la sensación


de control de la situación, mientras que los objetivos “inter”
fomentan la motivación, gracias a la competitividad que se
alimenta en la comparación. Del mismo modo, los objetivos de
realización fomentan, principalmente, la autoconfianza, y los de
resultado, la motivación. En la combinación estratégica de los
mismos, según las necesidades detectadas en la evaluación inicial
y en los indicadores de progresos, se cimentará la eficacia del
programa de coaching.

También podría gustarte