partido, defendía á los cabecillas.
Y entretanto el gobierno se
Las turbas en Puerto Rico,
Por virtud de una queja de los socialistas se está practicando
en Puerto Rico amplia investigación oficial sobre los desórdenes de
las turban, que en aquella isla infeliz constituyen fuerza política
importante y se presentan organizadas, con jefes que no ocultan
sus nombres, con hojas impresas en que anuncian sus crímenes y,
sobre todo, con la absoluta certidumbre de que la inmunidad más
completa proteje sus esaándalos continuos.
A buena hora llega la intervención de las autoridades. Ea
Setiembre del año mil novecientos iniciaban las turbas sus altas
proezas, agrediendo en las calles á caballeros previamente desar-
mados por la policía, destruyendo talleres tipográficos, asaltando
establecimientos públicos, esgrimiendo el puñal en pleno día y
alzándose como un poder más fuerte que el otro; que el que reside
en la Mansión Ejecutiva. El gobernador no vió, no oyó, no supo
nada, á pesar de que comisiones respetabilísimas le informa-on
especialmente, y pidieron en presencia suya el legítimo amparo de
la ley.
Alentándolas aquella pasividad inaudita, las turbas—que son
cobardes y alevosas y que en frente del peligro se achican y se
esconden—no pusieron ya límite alguno á sus desafueros. Sólo
podía contenerlas y enfrenarlas la actitud individual de los que no
soportan amenazas ni violencias. A esa actitud se debe que ciertos
hombres escapasen al furor de esos bandidos. El gobierno dejaba ha-
cer y ni en un caso se castigó la audacia de una plebe desbordada y
sediciosa. Puerto Rico caía en manos del más torpe brigandaje.
Dos años han corrido. En Añasco se hirió en el rostro, con
intención de asesinarle, á uno de los jóvenes más opulentos y hono-
rables del país; en la Cidra se asesinó al juez municipal: en Caguas
se permitió quedos rufianes, Velprés y Mauleón, insultaran y desa-
fiaran al pueblo, bajo la salvaguardia, ellos, de la policía insular;
en Guayama, en Cayey, en Juana Diaz, en Yabucoa, en Mayagüez,
los tumultos y las agresiones se sucedían. Las personas honradas
llegaron á sentirse fuera de su atmósfera en Puerto Rico y se
recluyeron en sus hogares, aislándose y poniéndose, en lo posi-
ble, al abrigo de las infamias reinantes.
Las cortes de justicia, inmóviles ante la marea de fango,
imitaban al gobierno y dejaban hacer. Era una vergüenza. Al
mismo alcalde de San Juan se le proclamaba á gritos jefe honorario
¡honorario sin honor! de las turbas reunidas en un paraje que se
llama El Pi c a d e r o . La prensa republicana aplaudía los atenta-
dos cóntra la propiedad y contra el orden. El P a í s , órgano de ese
inspiraba en los protectores y directores de las turbas y abandona-
ba á su suerte á las víctimas de tan increíbles atropellos.
Ahora, sin duda porque desde Washington lo ordenan, el se-
cretario de Puerto Rico inicia la investigación, en que comparecen
figuras de tanto prestigio como don Ramón B. López, fundador de
L a C o r r e s p o n d e n c i a y don Herminio Diaz Navarro, ex-ministro
de Justicia. Los hechos se aclararán; pero ¡ay! que nosotros no
creemos que resulte de ahí ni el castigo de las turbas culpables ni
la cesantía de los funcionarios, cómplices y encubridores evidentes.
Sería preciso que la ley subiese muy arriba y abatiese muchas
frentes que se levantan seguras y altaneras!
Si quisiera el gobierno reprimir de veras á las turbas, pro-
ceder con sinceridad y dar las satisfacciones necesarias á la opinión
y las garantías indispensables á los hombres de bien, no necesitaría
averiguar más de lo que sabe hoy y supo desde antes; porque los
actos salvajes fueron tan notorios que los conocen hasta los niños.
Lo que se busca, y lo declaramos con franqueza, es engañar toda-
vía una vez más al Presidente Roosevelt y al pueblo americano,
salir de un mal paso á costa de una farsa y repetir la fórmula que
sirvió al Mr. Hartzell para afirmar que contra el bilí de consolida-
ción protestaban en cada pueblo cuatro ó cinco empleados cuyo
empleo desaparecerá, cuando las actas notariales y las vistas foto-
gráficas prueban lo contrario. Es el esistema que se sigue en San
Juan y que produce fruto excelente, p a r a c u a t r o ó c i n c o e m p l e a -
d o s que no quieren perder sus miles de dollars.
La investigación, en sus resultados, será inútil, ó tal vez será
nociva. Si los desórdenes y los escándalos se prueban, como han
de probarse, vendrán el silencio y el olvido y arrojarán un manto
de hielo sobre el inmundo montón de indignidades y cobardías; y
acaso, acaso los investigadores osarán decir que no pasó nada, que
la denuncia socialista es una invención mitológica y que la paz
moral y el respeto profundo al derecho imperaron db la isla desde
el punto en que se instauró, en día bendito, el sabio, el justo, el in-
maculado gobierno civil.
Y se remitirá al señor Presidente de. los Estados Unidos de
América un informe en que se diga que el movimiento de protesta
es obra de unos pocos a g i t a d o r e s , descontentos porque NO SE LES
DIÓ UN DESTINO. El Presidente lo comunicará á Mr. Gompers,
leuder de la A m e r i c a n F e d e r a t i o n l a b o r , y las turbas reanuda-
rán sus valientes campañas, y el país, con evangélica mansedum-
bre, soportará ese nuevo escarnio, sintiendo que la indignación le
ahoga y comprendiendo que se impone el sentido práctico que con-
siste en callar para siempre y en sufrir sin esperanza.
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Fir s t Y e a r . No. 51.
Ne w Yo r k , Ju n e 28t h , 1902

The Puerto Rico Herald

A WEEKLY PAPER IN ENGLISH AND SPANISH.

LUIS MUNOZ RIV/ERA, E D IT O R 146 5 t h A w e ., N e w Y o r k .

Ca r ee Ad d r e ss : Mu r iv e r a .
T e l e p h o n e : 4243—18t h St .
E n t b h b d a s S b c o n d OI.AÍ» Ma t t b k a t thk N ij w Y o r k . N. Y .. P o s t O f f i c b . A u g u s t «1st.. 1901.

To 1lis Excellency the President of the United States.

Si r :— exists besides an affidavit in which a competent functionary in
Your secretary, the Honorable Geo. B. Cortelyou, has hud Barranquitas declares that he saw and heard a crowd of one
the kindness to send me various documents referring to what is thousand five hundred inhabitants rejecting the law of consolidation.
called “ consolidation of twenty municipalities” in Puerto Rico. Now it is necessary to ask: are those multitudes, which appear in
Among these documents only one, the information of Mr. Charles the photographic views, and those whose assembling has been
Hartiell, goes to the essence of the question and pretends to answer attested to by a notary, formed by the six or eight employees who
the reasons explained by several municipalities which do not wish will remain without occupation in each consolidated town?
to be consolidated against their will. There is something more, Mr. President. For a man of your
Mr. Hartsell limits his affirmations to the following points: democratic ideas and of your high intellectuality the vote of the
lgi:_“ That it has been tried to concede the most convenient towns certainly gains a decisive importance when the question is to
and accessible seats of government to the places which have been abolish these same towns condemning them to become subservient
eliminated by the law. ” to others, which in many cases will be influenced by contrary
2d:—“ That under the terms of the new law theie will bo a interests and by rivalries resulting from the proximity of the places
great saving for the inhabitants.” One condemns them to death without
Sd:—"That the majority of the hearing them; or, what is more, hear-
protests are signed by employees whose ing them and yet acting against the
offices are being abolished or by unanimous desire of the people com-
citizens who have no personal interest posing them.
in the administration. ” Such a thing never occurred in
The three affirmations are evident- the time of Spain, that old, crumbling
ly wrong and this is proved with a an despotic nation of Europe. It
great amount of data collected through hardly seems probable that it can
the solicitude of the municipalities. occur in the times of the United States,
Iu their name, on my personal respon- that young, progressive and free
sability, on my word of honor, 1 aver, nation of America. Painful and ter-
under the formal promise of proving rible contrasts have been perceived
it with official numbers and facts, that in my country since the year 1898,
the seats of government were not well but none so grave as the otic 1 submit
selected, that certain economies will to your judgment aud chivalrousness.
not be made, and that it is not exact If I wished to generalize, I should
to say that the protests come only say that the administration of Puerto
from officials liable to lose their posi- Rico is the reverse of what you can
tions. infer from the informations trans-
Even more: it is not necessary to mitted to you. You are told of the
prove it, because it was proved in the price of sugar raised near the shore,
writings which I had the honor of but not of the misery existing in the
presenting in the Executive Mansion mountains of the interior. You are
and in the offices of the President of told that in certaiu factories the daily
the Senate and of the House of Repre- wages of a man reach one dollar; but
sentatives. Those writings demons- you are not told that in the uplands
trate with the utmost clearness that the a man makes twenty or thirty cents a
savings are illusory, when it becomes day. They assure you that in the
apparent that the public service can Doha Maria Cristina do Apsburgo, cities the day-laborer is marching
not be dispensed with. This remains Reina Ex-regente de Esparta toward a relative state of welfare;
a necessity aud has to be paid for as but they conceal from you that th0
formerly. What is about to disappear is the right of the citizens day-laborer in the country lives in a hut, open to the storms and
to nominate their own authorities and to manage their own affairs. rains c f the tropics, that he wears dirty rags, and cannot even givo
o other object is aimed at: for the dying municipalities belong a piece of bread or meat to his family. They do not want you to
» most exclusively to one party, and the Chamber that annuls them, believe in those who speak with manly and honest frankness. And
to the party diametrically opposed. So the law is merely an odious therefore they tell you continually that those men are only agitators
product of calculations, of passions and even of political revenge. dissatisfied because they did not obtaiu some position. But no,
Mr. Charles Hartzell, no doubt following the suggestions Mr. President, these men are patriots who would reject, siuglj and
made through erroneous informations and figures, states in his as a body, the beuetlts to which submission and servilism would be
ottei to you that only officials have signed the protests. But there attached, because they preferred to fulfil their duty, without cariug
art, Mr, President, the photographic views of various meetings, for the mistrust that is shown them, uor the hatred which they excite
e> iu.luncos, Gurabo, Guayauilla and Peftuelas, opposing con- iu the hearts of the few who take advantage of the condition of their
ation. Thousands of citizens took part in them; aud photog- country.
P y. lixiug their likeness on negatives, cannot tell lies. There The municipalities will be c o n s o l i d a t e d , that is to say, sup-
 pressed and abolished. Never the word consolidate was used in a
more singular acceptation. Congress will not do anything in the
matter. But, Mr. President, I assure you that this is the way of
approving and sanctioning the greatest injustice and the most un*
Chances in
By the Hon. Charles H. Allen. First Civil Governor of the Island.
Puerto Rico, the loveliest island washed by ocean waves, lies
between the Atlantic and the Caribbean, 1330 miles from New
York city.
It is, in round numbers, about one hundred miles long from
east to west, and about thirty-six miles broad from north to south,
having an area to 3,668 square miles, including its adjacent and
dependent islands, Vieques, Culebra and Mona, and a score or two
of smaller keys.
An idea of its size can, perhaps, be gained by some familiar
comparisons.
Puerto Rico is approximately three times as large as Rhode
Island, one and eight-tenths as large as Delaware, three-fourths of
the size of Connecticut, and nearly one-seventy-eighth the size of
Texas, being almost exactly equal in area to four counties of the
regular dimensions in that gigantic State.
It is the smallest of the Greater Antilles, and lies furthest to
the east and south.
It has a sea line of about three hundred and sixty miles. Its
shape is nearly a perfect parallelogram, having the southeast
corner gently rounded off.
The industrial possibilities of the island, considering the
fertility of its soil, the mildness of its climate, the abundance of
its rain, its insular position, and its teeming population, can
scarcely be viewed with anticipations too optimistic.
While at present, as it has been since Columbus first set foot
upon its shores, its cnief reliance is agriculture and stock raising,
there is no reason why manufactures should not flourish here and
an ocean commerce spring uji, not only with the North American
continent, but with all the world.
It is perfectly feasible that, while developing the immense
agricultural resources of the island, at every seaport factories
might be established and nothing leave the island but finished
products.
Puerto Rico can sell to the world not only coffee ready for
the consumer’s use, but refined sugar and molasses, rum, cigars
equal to those purchased in Havana, cotton goods of all descrip-
tions, fine leather, shoes and harness; chocolate and all its
products; canned fruits equal or superior to the best preserved in
California, and many other necessaries and luxuries which will
bring in returns sufficient not only to support in comfort the
• million of people now there, but five times as many.
It is with the present, however, more than the future that we
have to deal in this connection.
The industrial possibilities of Puerto Rico are at this time
largely agricultural.
Of the superficial area of 2,347,520 acres, a little less than
half a million acres are now producing crops.
After setting aside this 20 per cent of cultivated land there
remains 51 per cent in pasture land, 13 per cent in unclassified uses
and woodland and 16 per cent in towns, roads, streams and
swamps.
A great portion of this is in forests, which cover the hilltops
and dot the slopes in every district.
The
It is a beautiful morning in May. In a coffee plantation on
the heights of Mayagtiez, nature smiles and sings and the trees,
under which several children are running merrily, are full of blos-
soms and nests.
Those who are there on a visit are surprised to see so many
birds and wish to get at their nests. But Salvador, the nephew and
godson of the owners of the place, interferes and tells them that no
one is allowed to trouble the birds. Seeing that they still vacillate,
he calls to their minds; “ The Lad and the Nest,” of our immortal
Martinez de la Rosa. The boys, almost convinced, are about to
give up their bad intention, when Peter, the oldest, makes fun of
heard-of cruelty that has been committed in Puerto Rico, since it is
Puerto Rico.
Most respectfully yours,
L u is M u Ro z R iv e r a .
Puerto Rico.
The three principal crops are coffee, sugar and tobacco. Cattle,
also, and other live stock are raised successfully and in consider-
able numbers. The coffee plantations cover, with their green
foliage, their jasminelike flowers and cherrylike berries, 7 per cent
of the whole island and 36 per cent of its cultivated lands. It is
perfectly obvious, however, that four times as much laud as at
present could be used in raising coffee were the market to be found
for its exportation.
One source of great possible wealth to Puerto Rico is its rich
possibilities in the production of fruits and vegetable fibres. Doubt-
less the maguey, which is indigenous to the island, could be cul-
tivated with considerable profit. Its products are the pita, or sisal,
hemp, which is manufactured into linen, ropes, nets and hammocks:
also pulque, an intoxicating liquor much used in Mexico.
During the Spanish domination the exportation of beeswax
amounted to considerable proportions. This would indicate that
bee culture could be made a very profitable industry here. With
the Italian bees and American hives, added to the accessories of
the business in use on the continent, the flowers of the coffee plant
and the refuse of the sugar mills could be laid under contribution,
and combined with the sweetness of the myriads o f natural flowers
which deck the landscape from the peak of Yunqueto Cape San
Francisco, tons of the most delicious honey would be produced, and
yield a golden reward to the industry of the bee and the skill of the
bee farmer.
It is unnecessary to mention molasses and rum, the incidental
products of the sugar cane, though they themselves are sufficient to
pay all expenses of the sugar planter and leave the returns from his
sugar as clear gain. The so-called minor crops, which embrace
corn, rice, beans, potatoes and the like, are raised solely for home
consumption. A large amount of rice, which forms the principal
food of the poorer people, is imported every year. It is unnecessary
to import a pound of rice, the island being capable of producing
more than enough for the use of all its million o f people.
Every year of American occupation thus far has shown a
decrease in the amount of goods imported into Puerto Rico from
foreign countries, and an increase, by a very large percentage, of
goods from the United States.
This is as it should be, but there is chance for a still greater
increase.
For, while goods from all foreign countries still pay the full
rate of the D ingley tariff, all goods from the United States come
in free. Germany heads the list in aggressive activity, and it behoo-
ves the American salesman to wake up and take possession of a
valuable market already his by so great commercial advantages.
It is natural that the terms of commercial association and business
relations in the way of credit from long acquaintance and business
dealings with the Continent can not be broken off quickly. Many-
insular business houses have a resident partner in Spain or in
France who buys for the island house, securing favorable credits
and incidentally a commission to himself upon all purchases. But
the advantage offered directly in dollars and cents in the United
States must in the end prevail.
Birds.
them. He laughs at what he calls their timidity and takes them with
him to plunder the nests, unmindful of the uneasy fluttering of the
frightened birds and the tears of little Salvador.
At night, Peter dreams that he is with his accomplices in a
beautiful country. There grow luxurious trees and flowers of
various colors on the banks of quiet lakes, reflecting the azure of
the sky. It would seem a place to inspire joy; but it is not so:
there reigns an overawing silence; a sadness that freezes the heart.
Peter’s campanions are frightened. They get close to him and
would like to run away; but a mysterious force keeps them back.
Their anguish increases; they would like to scream, but cannot,
and they a9k themselves, horror-stricken: “ What can be the mean-
ing of this stillness?”
Suddenly they hear a far-away moan, like the murmur of the
wind. The plaintive sound increases and fills the surrounding
space, articulating in doleful accents these words: “ There are no
birds!__ there are no birds ... the children have destroyed the
birds! ” ... and everything seems to be sighing and moaning, while
on every side the echo repeats: “ There are no birds___there are
no birds ! ” ----
As in a panorama, the culprits then see that morning in May
when they destroyed the nests; they see the birdies that would have
grown up in them and given life to others, thus filling the space
with songsters, chirping, twittering and trilling, until the end of the
world ....... Peter, horror-stricken when he understands the con-
Cleveland and Hill United for Victory.
SPEECH BY GROVER CLEVELAND.
David B. Hill and Grover Cleveland met and shook hands
las night for the first time in six years. It was in the Tilden Club,
which was formally opened.
Two thousand Democrats of all shades were in the club and
they all shouted for harmony and Jeffersonian Democracy and con-
gratulated each other at the success of the gathering and predicted
Democratic success and worked them-
selves into a fine state of enthusiasm.
“ I have been urged to participate
in the occasion by those who have as-
sured me that this handsome structure is
to be dedicated to-night to the rehabilita-
tion and consolidation of the Democratic
party, under the inspiration of a name
which during the days of Democratic
strength and achievement was honored in
every Democratic household. Such an
assurance made to one who followed
with hearty devotion the leadership of
Samuel J. Tilden when living, and who
has since found in his career and fame
the highest incentive to Democratic
steadfastness, could hardly fail to over-
come the temptations of my contented
retirement from political activity.
Pei-haps there are those who would
define my position as one of banishment
instead of retirement. Against this I shall
not enter a protest. It is sufficient for
me in either case that I have followed in
matters of difference within our party the
teachings and counsel of the great De-
mocrat in whose name party peace and
harmony are to-night invoked. No con-
fession of party sin should therefore be expected of me. I have
none to make; nor do I crave political absolution. I am here to
take counsel with others professing the same party faith concerning
the Democratic situation.
I suppose we all are convinced that this situation might be
improved; and some of us may think it is perilously undermined.
Whatever the measure of its impairment may be, our condition as
an organization cannot be improved by calling each other harsh
names, nor by inaugurating a system of arbitrary proscription and
banishment.
The members of a business firm in financial embarrassment
should not sit down and look in each other’s faces in mute despair;
neither will they regain financial soundness or the confidence of the
business community by recrimination and quarrel; nor will any
members of the firm aid in its restoration to solvent strength by an
angry insistence upon a continuation of the business methods which
have invited its embarrassment.
The Democratic party is very far from political insolvency;
but no one here shou'd be offended by the suggestion that its capital
and prospects have suffered serious injury since Mr. Tilden was
elected President. Then and afterward Northern Democratic States
were not rare curiosities; Northern Democratic Senators, now prac-
tically extinct, were quite numerous, and Northern Democratic Gov-
ernors, now almost never seen, were frequently encountered.
It this state of impairment exists, an instant duty presses
upon the managers of the Democratic establishment, and one which
they cannot evade with honor.
sequence of his fault, feels ready to die of sorrow in his oppressive
nightmare.
Fair Salvador, the champion of the nests, has a very different
dream in his small white bed. It seems to him that he is again in
the flower-laden plantation and that the cousins of whom he has
heard, Isabella, Franz and Louisa, have left their beautiful heaven
to play with him in the beloved places where they‘ never did any
harm to the birdies. The coffee-bushes bend under the weight of
their red and green berries; musical birds fill the air with melodies
more beautiful than words can describe and there, at the horizon,
Salvador descries an angel of wonderful beauty, who leaves behind
him a luminous wake in which is projected this sentence: “ Blessed
are the children who do not destroy the nests!”
A l t a g r a c ia So u f f r o n t de Br ya n .
Those of us less prominent in the party—the rank and file—
are longing to be led through old Democratic ways to old Demo-
cratic victories.
We were never more ready to do enthusiastic battle than
now, if we can only be marshalled outside the shadow of predes-
tined defeat.
Is it too much to ask our leaders
to avoid paths that are known to lead
to disaster?
Is it too much to ask that proven
errors be abandoned, and that we be
delivered from a body of death, and re-
lieved from the burden of issues which
have been killed by the decrees of the
American people?
Ought we not to be fed upon something
better than the husks of defeat?
If these questions are met in an
honest, manly fashion I believe it will
be productive of the best kind of De-
mocratic harmony.
In dealing with new issues we of
the Democratic faith are extremely for-
tunate in the simplicity of Democratic
standards and the ease with which new
questions can be measured by those
standards.
A party based upon care for the
interests of all the people as their ag-
gregate condition demands, with no un-
just favoritism for any particular class;
a party devoted to the plan of popular
government as our fathers ordained it,
and for the purposes which they sought
to establish; a party opposed to un-American experiments;
and stamulating to Democratic impulses and instincts.
Let us not forget however, that it is not in the search of new
and gaudy issues, nor in the interpretation of strange visions that
a strong and healthy Democracy displays its splendid power.
Another party may thrive on the ever-shifting treatment of the
ever-shifting moods of popular restlessness, or by an insincere
play upon unreasonable prejudice and selfish anticipation, but the
Democratic party never. . _
Democracy has already in store the doctrines for which it
fights its successful battles; and it will have them in store as long
as the people are kept from their own, and just as long as their
rights and interests are sacrificed by favoritism in Government
care, by inequality in Government burdens, by the encouragement
of huge industrial aggregations that throttle individual enterprise,
by the reckless waste of public money, and by the greatest of all
injuries, as it underlies nearly all others, a system of tariff taxa-
tion whose robbing exactions are far beyond the needs of economi-
cal and legitimate Government expenditure, which purchases
support by appeals to sordidness and greed, and which continually
corrupts the public conscience.
What but infatuation with the visage of defeat can explain
the subordination of these things by Democrats when they prepare
for battle?
If we are to have a rehabilitation and realignment of our
party in the sence suggested, it is important that it be done openly
and with no mystery or double meaning.
 The Democratic harmony of which we hear so much cannot be
effectively constructed by mathematical rule nor by a formal agree-
ment on the part of those who have been divided, that there shall
be harmony. It grows up naturally when true Democratic principles
are plainly announced, when Democratic purposes are honestly
declared, and when, as a result of these, confidence and enthusiasm
stir the Democratic blood.
It was such harmony as this, growing out of such conditions,
which with the battle cry of “ Tilden and Reform ” gave us the
Democratic victory of 1876 ¡igainst odds great enough to discourage
any but a harmonious Democracy and against an opposing force
brazen and desperate enough to take from us by downright robbery
what the voters of the land gave to us.
I believe the times point to another Democratic opportunity
as near at hand; but I believe we shall reap the fruits of it only by
following the line of conduct I have indicated. In any event I have
a comforting and abiding faith in the indestructibility of the party
which has so many times shown its right to live and its power for
good; and I am sure the reserve of patriotic Democratic wisdom
will at some time declare itself in the rescue of our country and our
party. My days of political activity are past, and 1 shall not here-
after assume to participate in party councils. I am absolutely
content with retirement; but I still have one burning, anxious,
political aspiration. I want to see before I die the restoration to
perfect health and supremacx of that Democracy whose mission it
is to bless the people, a Democracy true to itself, untempted by
clamor, unmoved by the gusts of popular passion and uncorrupted
by offers of strange alliance—the Democracy of patriotism, the
Democracy of safety, the Democracy of Tilden, and the Democracy
that deserves and wins success.

Bdams Dry <Bood$ Co. A N ote fro m P u erto R ico.

Slxtb flvcnn«, 20tb 2l«t Street«, Wew Vorh. San Juan, M arc 31, 1902.

Since I last wrote you I have visited the tobacco growing

Importadores Fabricantes y Detallistas. sections between San Juan and Caguas, and at Cayey I found the
Extenso y M u y Variado Surtido de best quality of leaf grown on the island. Cayey is situated in the
mountains, and the tobacco grows on steeps nills ; that is the larger
G e n e to s de Prim avera y Verano , portion of the crop. The road are very rough but the horses, no
larger than a Newfoundland dogs, are sure-footed, and you seldom
here of an accident.
V estidos para Señoras y Señoritas , The tobacco crop this year is very late, and much of the leaf
that is ent is small. I visited the plantation of Mr. H. Mendoza,
which comprises about 3,000 acres. He raises annually from oae
to two hundred acres of tobacco. He also operates a cigar factory
ROPA IN TER IO R, CALZADO, at Cayey. Mr. Mendoza showed me some leaf he raised last year,
which was the finest tobacco I have seen yet in the island. I con-
SOMB HE ROS, G UA NTES, RA S- sider it equal to Havana’s. The tobacco burned like cgalk and
TONES, PARAGUAS. BAULES, was as sweet as a nut.
GÉNEROS BLANCOS.DE HILO Y Many of the cigar that are made here of the heavy tobocco
would, in my opinion, be greatly improved by a Seed leaf binder.
ALGODÓN, LA N A S, SEDAS, E N - The tobacco is too strong in flavor to be worked clear.
CAJES, JOYERÍA, P L A T E R ÍA , I met here recently two representatives of New York firms
with samplens samples of American tobacco, which they were offer-
MUEBLES, ALFOM BRAS, T A P I- ing to the trade.
CERÍA, LOZA, CRISTALERÍA, The weather is beautiful just now. it is quite warm during
the day, but the evenings are cool and pleasent.
ARTÍCULOS D E CUERO, ETC.
Ga s s e r t .

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ZAPATOS DE CHAROL
Por M edida
El Borceguí que presentamos al públi-
co puertorriqueño es superior, no tan solo
por el material que usamos, siendo el
1S3 . 4 5 I
charol inglés plegadizo y tan duradero como el que más, como E lega n te
también de un perfecto acabado. Se enviarán por expreso á
cualquiera dirección en San Juan, Ponce ó Mayagüez, mediante D u ra d ero
el envío de las medidas acompañadas de giro postal ó letra de Cóm odo
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j . D EL V A L L E IZNAGA, • - T E M P L E COURT B U ILD ’ G,

N E W Y O R K C IT Y ,
 La instrucción en Puerto Rico
Parece que sobre la instrucción en
Puerto Rico pesa una maldición.
F r a y a n o e l d e i .a
Cualquiera que oiga á los actuales directores de la instruc-
ción en Puerto R ico y á sus inconscientes devotos hablar de
asunto tan importante, creerá, sin duda, que en la siempre desdi-
chada isla del borrego se atraviesa actualmente por el mejor de los
períodos imaginables. Asegúrase por unos y repítese por otros que
en materias educativas el país progreso de una manera sorpren-
dente, y nada más falso. Es cierto que el número de escuelas pri-
marias hoy existentes en la isla es mucho mayor que el que tenía
en la época de la dominación española; es cierto que el número de
maestros empleados en la enseñanza ha aumentado; es cierto que el
contingente de niños de ambos sexos que concurren á las escuelas
es hoy mayor; pero también no es menos verdad que todos esos
progresos quedan anulados ante el resultado positivo que ahora
se obtiene. Hace más de tres años que los nuevos sistemas de ense-
ñanza han sido introducidos en el país, y hasta el presente nada
práctico ha resuelto de ellos, á no ser que los niños hayan aprendi-
do á niarchar militarmente, á hacer ejercicios atléticos, á cantar
himnos patrióticos y á i-epetir, muy mal pronunciadas, unas cuan-
tas palabras y frases inglesas, sin que sepan su significado en es-
pañol, el cual tampoco conocen los encargados de enseñárselas.
Ese es todo el adelanto. Y aquellos
estudiantes que en las antiguas escue-
las habían aprendido algo, siguien-
do los detestables métodos entonces em-
pleados, ésos, ó se han quedado estacio-
nados ó han olvidado mucho de lo que
sabían.
Tal vez se nos objete, que uues-
tras afirmaciones quedan desmentidas
con las exposiciones que del trabajo
escolar en Puerto Rico hiciera el Comi-
sionado de Educación en el concurso últi-
mo tenido en B uffaloy con las que el
Departamento de Instrucción piensa ha-
cer en el de Saint Louis, pero á éso po-
demos contestar que tales exposiciones
nada prueban. Por lo que en ellas se
exhiba, no es posible, en manera alguna,
juzgar del estado da la instrucción en
Puerto Rico. Esos trabajos escolares á
que nos referimos, necesariamente tienen
que haber sido hechos en lengua española
y, por tanto, el jurado calificador no ha
podido apreciarlos debidamente, siendo
así que desconocía el idioma empleado en
ellos. La medalla que se les concedió,
poes, nos parece una medalla adjudi
cada sin razones que lo justifiquen. DR- VIRGILIO
Si fuéramos á ajustar las cuentas á cada uno de los directo-
res de la instrucción que desde la invasión ha tenido la isla, nin-
guno saldría con la suya saldada, todos y cada uno resultarían
con un debe enormemente mayor que el haber. Y si descartando el
período del gobierno militar, nos limitáramos sólo al que lleva el
país de gobierno civil, tendríamos que: llegó Mr. Brumbaugh,
introdujo unos cuantos millares de sus libros para enseñar inglés,
por los cuales cobró unos cuantos miles de pesos; hizo construir
varios edificios para escuelas, de los cuales no todos llenan las
exigencias de los modernos preceptos pedagógicos; importó una
buena cantidad de maestros continentales, la mayor parte sin títu-
los que los autorizaran legalmente para ejercer en Puerto Rico, y
sin la posesión necesaria del español para que su enseñanza pudie-
ra ser fructífera: sometió á los maestros puerto-riqueños á la vigi-
lancia de inspectores no del todo aptos; confirmó la injusticia de
sus antecesores de no reconocer los derechos adquiridos del magis-
terio y hasta despoja á los maestros de los que les concediera el g o -
bierno militar, que les otorgó un certificado válido por cinco años,
el cual fué anulado por dicho Comisionado; confeccionó una ley
para organizar la instrucción, en la que el Comisionado de Educa-
ción es investido con todas las facultades que antes estaban con-
fiadas á las juntas locales de instrucción, quedando éstas de hecho
anuladas; hace ó deja que las oficinas de su departamento sean
una especie de sucursal de las del partido republicano, y, por últi-
mo, cuando parece se dió cuenta de que el camino emprendido no
era el más conveniente para salir airoso, lo abandona todo y re-
gresa á su tierra, proclamando antes, por supuesto, que su obra
estaba terminada, que su labor debía darse por concluida, pues
que había logrado organizar un sistema de enseñanza completo, y
Co n c e p c ió n . que lo único que restaba era seguir el plan por él trazado. Solem-
ne burla, de la que, los que se fijen y mediten con calma acerca de
lo hecho por el doctor Brumbaugh, y de los mil y un vejámenes
que hizo sufrir á los maestros puerto-riqueños, no podrá menos
que protestar enérgicamente, proclamando en todos los tonos que
la obra de Mr. Brumbaugh, más bien que obra de regeneración
para el sistema educativo de Puerto Rico, fué obra lucrativa para
su autor. Llega Mr. Lindsay, y hasta ahora no ha demostrado sino
que le devora el deseo de que el español sea sustituido en el más
breve plazo por el inglés: de que el maestro puerto-riqueño ceda su
puesto al continental; de hacer ver que los preceptores nativos no
responden á las necesidades actuales de la enseñanza, y de que
nada que no sea exclusivamente americano, debe soportarse.
No hay que decir que tanto el actual Comisionado como su
predecesor han sido secundados eficazmente por los que temen per-
der lo que tieneD, si se rebelan; por los que toda su vida no han
sabido vivir más que de la adulación y el servilismo; por los que
encontrándose poco fuertes para poderse sostener en sus puestos
con solo la ayuda de sus méritos, necesitan las benevolencias del
superior, y éstas procuran obtenerlas por el mudo asentimiento y
sumisión á todo lo que se les ordena, y por unas cuantas honrosas
excepciones que cándidamente creen que en las oficinas del Depar.
tamento de Instrucción de Puerto R ico se
trabaja desinteresadamente por el mejora-
miento y bienestar del país. Ultimamente
se ha sometido á los maestros á un ridí-
culo examen de inglés, al que no debió
haber acudido ninguno, cuyo resultado
habrá de servir de norma á las juntas
locales para las contratas del próximo
curso escolar. Para esos exámenes, con
el objeto de atraer á los incautos, se ofre-
ció que versarían sobre puntos muy fáci-
les hasta se hizo insinuación de las ma-
terias que tal vez servirían de tema, y re-
sultó que lo exigido era superior, pero
muy superior á lo que racionalmente podía
suponerse que los maestros estuvieran en
condiciones de contestar.
Una burla más, y aún continúan los
maestros fundando esperanzas en el por-
venir y en los buenos deseos del Comisio-
nado. Y por la segunda enseñanza ¿qué
se ha hecho, qué se hace y qué se piensa
hacer? Se suprimió el Instituto de segunda
enseñanza que existía cuando ocurrió la
ocupación americana, supresión hecha por
antipatías á algunos délos profesores que se
encontraban á su frente y por exigencias po-
b ia g g i. líticas, y para sustituirlo nada se ha creado
pues la High School fundada para 1a enseñanza superior es una school
sin high. Se hace: sostener lo hasta aquí hecho. Se piensa hacer:
que sepamos, mandar á esa High School que el día último de los co-
rrientes abandone el local que ocupa, sin que hasta ahora se haya
determinado donde irá á parar. Acaso le ocurra lo que al Institu-
to en sus últimos días, que lanzado á la calle, se fraccionó, y cuan-
do llegó el momento de su muerte, no se sabe donde exhaló el pos-
trer aliento.
En resúmen tenemos que el actual estado de la instrucción en
Puerto Rico es éste:
1. —Una Ley Escolar que hace al Comisionado de Educación
rey absoluto en su Departamento.
2. —Un Departamento de Instrucción lujosamente retri-
buido.
3. —Un cuerpo de inspectores compuesto de individuos arbi-
trariamente seleccionados por el Comisionado.
4. —Una Escuela Normal que se dice será de resultados fructí-
feros, y los cuales esperamos ver para ocuparnos de ellos.
5. —Una High School en San Juan y ofrecimientos de otras
tres en Ponce, Mayagüez y Fajardo, que si resultan todas como la
de San Juan, más valdría que no existan, y
6. —Unas ochocientas escuelas primarias en que se aprende de
manera admirable á marchar militarmente, á cantar himnos patrió-
ticos, á verificar ejercicios atléticos y especialmente á corromper el
idioma castellano.
Eso es todo.
***
San Juan, P. R ., Junio 10 de 1902.
 Los grabados de este numero.
Go n z a l o d e QUES a d a . —El nuevo representante, ó mejor aún,
el primer representante de Cuba en Washington, es un viejo amigo
nuestro y de Puerto Rico. En aquel país se le conoce tanto como
en su propio país, y se le estima por su hermosa leyenda romántica
de patriota indomable.
Hijo intelectual de José Martí, le siguió en su obra de reden-
ción. Y, trabajando en la Junta revolucionaria junto á don Tomás
doctor Biaggy contó los amigos por millares y dejó en ellos me-
moria viva y perdurable.
No hizo política largo tiempo; aunque en política, como en
otras manifestaciones de la actividad y del trabajo, dió muestras
de su talento y de su competencia. Era también artista; aún se
recuerdan sus prodigios de ejecución en el piano y la finura exqui-
sita de su manera musical.

José Torres Alers. Ramón Troche. Bernabé Acevedo. Antonio Torres.

Estrada Palma, alcanzó grandes triunfos, venció grandes obstáculos Murió joven, demasiado joven, cuando podía y debía espe-
y dió muchas veces á la guerra el brillo de una propaganda llena rarse de aquel cerebro y de aquel corazón cosas muy grandes. T h e
de brío y de entusiasmo. P u e r t o R i c o He r a l d le consagra sus homenajes de cariño y de
Después, ya hecha la patria, entró en la política. Se le dis- respeto.
cutió entonces con encarnizamiento. Y tras una lucha en el Senado e l p a t í b u l o e n PONCE.—Nuestros lectores saben, con lujo
cubano, sale electo por sólo tres votos de mayo-
ría.
Gonzalo de Quesada es hombre de carácter á la
vez enérgico y suave, de entendimiento perspicaz y
de puntos de vista amplios y seguros.
El puesto que ocupa es acaso el que sigue en
gerarquía á la presidencia. Para desempeñarlo le
sobran aptitudes. Posée el inglés como un literato
americano; conoce el derecho internacional como un
embajador europeo, y tiene el don de gentes que no se
suple con estudios y que vale tanto en los oficios di-
plomáticos.
Nosotros creemos justa la recompensa ofrecida
por sus méritos al último secretario de la revolución.
Y le enviamos nuestra cordial enhorabuena.
do c t o r b i a g g y .—Hace algunos años murió
en Ponce un médico puerto-rlqueño de alta inte-
lectualidad y de condiciones sobresalientísimas,
el doctor Virgilio Biaggy. Su entierro fué la me-
jor prueba de que el pueblo seguía á aquel hombre
y de que su muerte se consideraba como bastante
motivo para un duelo público.
Activo como pocos, lleno de té en el porvenir,
emprendedor y resuelto, sus impulsos le llevaban á
todas partes y en todas partes fulguraba su inteli.
gencia excepcional. Pocas veces hubo en Puerto
La familia de Antonio Torres, á cuyo hijo [I] se le conmutó la pena capital por la
Rico una figura más popular ni más simpática. El de prisión perpótua.
de detalles, que en Yauco se cometió un crimen horrible, ó, más
bien, una serie de crímenes espantosos. Saben así mismo que los
tribunales condenaron á los delincuentes y han leido ya la lúgubre
reseña de la ejecución en la cárcel de Ponce.
A eso se refieren nuestros grabados de este número.
Huelga explicar esos grabados, porque al pió de cada uno
hay unas líneas que condensan el asunto. Casi sentimos dar una
información tan triste; pero es una costumbre de la prensa, y en la
isla se aguardan con interés las vistas que ofrecemos.
El gobernador, interpretando sin duda el sentimiento de los
habitantes del país, indultó al más joven de los reos. En uno de
los cuadros aparece éste. Le rodean su madre y sus hermanos. En
Ramón Troche, alííunos minutos antes de la ejecución.
Ramón Troche, en el momento de o justarle el dogal.
otro cuadro, el que crispa los nervios y deprime las almas, estáñ
los cuatro ajusticiados, cubiertos por la negrura de la hopa é
inmóviles por el soplo de la eternidad.
Es un contraste entre la vida, que aún en los presidios es
amable y bulliciosa, con la muerte, que, aún pintada, produce un
horror invencible y una piedad profunda.
Descansen en la eterna paz de Dios los que cayeron bajo la
mudable justicia de los hombres.
JUAN c o r o n e l . —¿Recuerdan nuestros amigos de Puerto Rico
á un joven periodista que llegó emigrado á San Juan, trabajó como
tipógrafo en La Correspondencia, pasó á Ponce luego, se colocó en
los talleres de La Democracia y fundó más tarde, con Pachín Marín,
aquel Postillón célebre que contaba los días de su existencia por las
denuncias de los fiscales?
¡Cómo no recordarle, si escribía sus artículos con fuego en la
pluma y en el alma, incendiando la opinión pública y produciendo
espamos nerviosos en las regiones del gobierno! Se llamaba Juan
Coronel y había nacido en Colombia.
Le expulsó el presidente Núñez y empezó su odisea por todos
los pueblos de Sud América. En Costa Rica, Nicaragua, Guate-
mala y El Salvador redactó distintos periódicos, entre ellos El
At'iso, que logió un éxito extraordinario. De allí le llevó su destino
á Santiago de Chile. Entró en la redacción de La Tarde, diario de
lucha activa contra una situación anterior á la actual.
Allí tuvo á su cargo casi un lustro la sección de crónica
internacional y á veces ejerció la dirección misma. Ahora poco, al
iniciarse el Congreso pau-americano de México, la prensa chilena
le eligió representante suyo. Y de México vino á Nueva York y un
Ramón Troche, en el instante de la ejecución.
Bernabé Aeevedo, algunos minutos antes de agarrotarlo.
día nos dió el gran placer de abrazarle en las oficinas de T h e
P u e r t o R ic o He r a l d , ya convertido en hombre de importancia, con
fondos largos y con el pió en la escala del barco para realizar un
viaje por las costas de Brasil, del Uruguay y de la Argentina, y
cruzar el estrecho de Magallanes.
Coronel se formó solo en el extrangero, á través de muchas
vicisitudes, y debe sus avances á su talento y á su voluntad. El
programa de Coronel se resume en esta palabra: trabajo.
Hoy le encontramos lo mismo que el 1891: sencillo, vigoroso
de corazón, firme de carácter, altivo y modesto, capaz de producir
cosas magníficas y de ocultarlas tras un seudónimo, valiente para
afrontar el dolor y triunfar en el desastre: en fin, un hombre.
Ya está en plena mar, en el inmenso trasatlántico que le lleva
por el mundo, con sus sueños casi cumplidos y con su juventud que
ya no puede florecer en la patria, porque los liberales de Colombia,
como los de Puerto Rico, no tienen patria.
 Efemérides del despotismo.
1 ?. do Julio do 1902.
Parece que el Congreso de los Estados Unidos no se decide
por anular la ley abominable de anexiones ¡Y tiene en sus manos
las protestas de los municipios sacrificados! ¡Y habrá visto en
ellas como se pisotea la voluntad délos pueblos! ¡Y habrá com-
prendido por ellas de qué manera tan despiadada y cruel se legisla
en su colonia!
Pero el Congreso de los Estados Unidos no puede, no quiere
intervinir en los actos de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico;
anularle una ley equivaldría á inferirle un a g ra vio.... no importa
que la ley sea inaplicable, despótica, opresora y degradante.
Muy fácil sería demostrar que la ley aludida merece estos*
epítetos; pero lo estimo inátil. Nuestra suerte está echada; lo que
fué municipio quedará, inevitablemente, convertido en “ barrio” ;
donde hubo un ayuntamiento nombrado por el pueblo, habrá un
Comisionado impuesto al pueblo: donde hubo un juzgado municipal,
habrá un empleado del registro civil; y para entablar una simple
querella, tendremos que trasladarnos á la cabecera municipal, con
perjuicio de nuestro peculio. Donde hubo una Corte de policía y
una Junta escolar, habrá cero ó doble cero, dándose el caso incon-
cebible, de que, segán la sección trece de las vigentes leyes sobre
escuelas, mientras los barrios propiamente tales pueden constituir
un distrito escolar y nombrar una junta, los pueblos suprimidos no
tendrán ese derecho, poique la famosa “ Ley de Consolidación’1se lo
prohíbe. Hay quien supone que perderemos también el sagrado
derecho de emitir nuestro voto. ¿Descenderemos acaso del pié
izquierdo de Brabma? ¿Seremos, en Puerto Rico, lo que el paria
en la India, lo que el ilota en Esparta, lo que el miserable siervo
en los antiguos tiempos feudales?
Y'a el Presidente de esa gran República ha devuelto al gober-
nador de esta desgraciada isla las protestas de Hatillo y Quebra-
dillas, manifestando que sólo las Cámaras de Puerto Rico tienen
Las Aves.
Inédito para T a i P u e r t o R i c o H
Es una hermosa mañana de Mayo; todo canta y sonríe en la
naturaleza: los árboles están cuajados de flores y de nidos en un
cafetal de la altura de Mayagiiez en qué corren alegres varios
niños.
Los que están allí de paso extrañan ver tantas aves; quieren
coger sus nidos; pero Salvador, el sobrino y ahijado de los dueños
de la hacienda, interviene: les dice que éstos no permiten que se
moleste á los pájaros y viéndolos indecisos, les recuerda “ El zagal
y el nido” de nuestro inmortal Martínez de la Rosa.
Los niños vacilau, van á renunciar á su mal intento, cuando
Pedro, el mayor de ellos, lo echa todo á la broma, se burla de lo
que él llama su timidez y les arrastra á saquear con él los nidos, á
pesar del inquieto aleteo de las aves y del llanto de Salvadorcito.
Por la noche Pedro sueña que está con sus cómplices en una
campiña preciosa donde hay frondosos árboles, flores de diversos
colores, plácidos lagos en qué se refleja el azul del cielo: diríase
un sitio para inspirar alegría; más no es así: allí reina un silencio
abrumador, una tristeza que hiela el corazón. Sus compañeros
asustados se le acercan y quieren huir con él; pero una fuerza mis-
teriosa les detiene: crece su angustia; gritarían si les fuese posible
y se preguntan horrorizados la causa de ese sileucio.
Entonces se escucha gemido lejano, parecido al susurro del
viento; va aumentando el lastimero sonido y llena el espacio que
El reparto de los millones.
Al presente es raro el país donde subsiste el mayorazgo; asi
es que las fortunas se reparten mucho. W . H. Vanderbilt fué en
su tiempo el hombre más rico de América: pero dejó muchos hijos,
y. aún cuando éstos han seguido trabajando hasta dejar algunos
de ellos la vida por falta de descanso, ninguno posee siquiera la
mitad de la fortuna de su padre. Jay Gould tuvo cinco hijos, y uno
solo de ellos tiene, á su vez, seis; de modo que la fortuna primitiva
se ha repartido mucho. Hay un refrán norteamericano que dice
que en tres generaciones las familias pasan á “ en mangas de ca-
misa;” lo cual quiere decir en el pintoresco lenguaje “ yanqui,”
que la fortuna labrada por un trabajador no dura en su familia
más que tres generaciones, y que al cabo de ellas vuelve ésta á ser
de trabajadores. Algo de exageración hay en esto; pero en los
tiempos modernos las fortunas no suelen durar más que cinco ó seis
generaciones en una familia, y más de un biznieto de hoy tendrá
autoridad para anular la ley protestada. ¡Devuelve las protestas
al mismo gobernador que propuso en su “ mensaje” la supresión
de municipios! ¡ Delega sus facultades de anular una ley, en las
mismas Cámaras que gustosas votaron esa ley !
Recordad, estadistas americanos, cuando Inglaterra quiso
imponeros el Acta del timbre; recordad que Franklin, refiriéndose
á ese Acta, escribía á un amigo estas palabras: “ el sol de la liber-
tad se ha puesto” ; recordad el discurso que pronunció Patricio
Henry en la Cámara de Virginia por igual motivo; pues bien,
aquella ley era cien veces menos execrable que la ley sobre anexio-
nes: aquella ley gravaba hondameute los intereses del contribu-
yente; esta ley no sólo grava nuestros intereses, sino que también
menoscaba nuestro honor. Vosotros, con sobradísima razón, os
pusisteis en pugna con vuestra metrópoli; nosotros nos pondremos
en pugna con nuestros legisladores y soportaremos sus vejámenes;
pero en primero de Julio, cuando veamos sucumbir nuestros muni-
cipios, desaparecer derechos adquiridos desde remotos tiempos,
seguiremos, aunque de distinto modo, vuestro ejemplo. No lleva-
remos, como vosotros, luto en nuestro traje, pero sí en nuestro corazón:
no bajaremos la bandera americana á media asta, pero arriaremos
la bandera de la esperanza: no llenaremos el aire con el lúgubre
tañido de las campanas, pero vibrará nuestro sentimiento con vibra-
ciones tristes: no quemaremos en efigie á los autores de nuestra
desgracia, pero los abrasaremos en el fuego de nuestra insuperable
indignación. Un pueblo ultrajado, no olvida el ultraje, y
asi como se graban las fechas históricas en monumentos
levantados sobre las plazas públicas, grabaremos en nuestra memo-
ria esta fecha ignominiosa: “ Primero de Julio del mil novecientos
dos.”
Un P u e r t o -r i q u e S o .
Guayanilla, Junio 1902.
k k a l d . los rodea, formulando en tono lúgubre estas palabras:No hay aves
.......no hay aves............ los niños liau destruido las aves............ y
parece que todo llora y se acongoja en la naturaleza, mientras por
do quier el eco repite: No hay aves.........no hay aves...........
Los culpables ven dilatarse, como en un panorama, aquella
mañana en que destruyeron los nidos; ven los pajarillosque hubie-
ran uaeido de ellos y dado vida á otros, quienes, á su vez, Dobla-
rían los aires y así y así hasta el fin del m u n d o.......
Pedro, horrorizado, al comprender las consecuencias de su
falta, cree morir de dolor en la angustiosa pesadilla.
El rubio Salvador, el defensor de los nidos, tiene un sueño
muy distinto en su blanca camita. Le parece estar otra vez en el
florido cafetal y que los priraitos de quienes ha oido hablar, Isabel
Franz y Luisa, han salido de su hermoso cielo para jugar con él en
los sitios amados; en esos sitios en qué jamás hicieron daño á los
pajarillos.
Los cafetos se doblan bajo el peso de sus bayas verdes y ro-
jas; los naranjos brindan sus dorados frutos; aves canoras vuelan
de rama en rama: sus gorgeos llenan los aires de inefable melodía
y allá, en el horizonte, Salvador divisa un ángel de admirable be-
lleza que deja tras sí una estela luminosa en que resaltan estas pa-
labras: Benditos los niños que no destruyen los nidos! .......
A. S. VIUDA DE BRYAN.
que ganarse el sustento con el sudor de su frente. Por último,
si no bastasen los elementos ordinarios de la naturaleza huma-
na, que siempre sellan opuesto al desenvolvimiento exagerado de la
riqueza, ahí tenemos al auarquismo que pesa como una amenaza
contra los capitales exorbitantes.
Imagínese lo que sería del mundo, si fuera posible que dentro
de ochenta años existiera un capital de___36.000 millones 896.000,
probablemente concentrado en una sola mano, como ahora sucede
con los trusts. El hombre dueño de manejar ese dinero sería el
tirano del mundo, porque dispondría, no sólo de todo el oro y de
toda la plata, y por consiguiente, de los mercados de dinero, sino
también de todas las cosechas y de todos los alimentos necesarios
para la humanidad; una palabra suya bastaría para sumir en el
hambre á uaciones enteras. Tal tiranía no ha existido jamás ni
está en la naturaleza humana que pueda existir en el planeta.
 Un párrafo del Quijote.
No pasó el año de 1837 sin que la seductora viudita de Castro-
Bem'tez adornase su busto provocativo con el primer cintajo de
alivio de luto; justamente trescientos sesenta y seis días después
del fallecimiento del Exmo. señor don Facundo de Castro Benítez.
Este respetable caballero había sido personaje de muchas
campanillas aunque no tantas como años, pues llegó A cumplir los
setenta. En cuanto á los de Margarita, que éste era el nombre de
la viuda, baste decir que llevaba sus treinta con tanto disimulo,
que aunque, por caso excepcional entre los ejemplares de su sexo,
hubiera ella declarado la fecha de su nacimiento, nadie la hubiese
creído.
Meses antes de aliviarse el luto, como moscas á la miel
acudieron A Margarita buen golpe de pretendientes, la mayor parte
con méritos para aspirar A su mano, y alguno de ellos sin nuis
bagaje de conquistador que la propia vanidad ó la confianza en su
buena suerte.. .. Pero ella, más dura y fría que el mármol, dió en
rechazar aquellas galanterías y pretensiones con tan olímpico
desdén que no tardó un año en espantar á casi todas las pegajosas
moscas.
Algunas quedaron: un bizarro coronel de salón, que hablaba
del silbido de las balas como hubiera podido hablar del silbido de
las serpientes faraónicas; el marque-
sito de Brúñete, que era un lechu-
guino inaguantable; Pepe Uceda, jo -
ven de buena presencia y de no esca-
sa fortuna, pero que parecíale A Mar-
garita un sér anodino ó insignificante;
un poeta melenudo, fruta de aquella
época romántica, que era feo y se ex-
cedía A sí mismo en fealdad cuando
declamaba sus “ Renglones cortos, ”
que A todos parecían largos; y por
último, un banquero archimillonario,
joven aún, que creía (y no sin mu-
chos visos de razón) que el oro es una
llave que abre todas las puertas; eran
sus frases.
—¡Desgracia mía es que sólo ta-
les entes me pretendan !--decía una
tarde la preciosa Margarita á cierta
amiga suya.—Ninguno de ellos creo
que hará cosas que sean dignas de
entallarse en bronces y pintarse en
tablas para admiración de las gene-
raciones futuras. ¡Todos son igualesl
Vulgarotes, prosaicos, sin nada que
los distinga del montón anónimo.......
Yo, que sobre todas las cualidades
estimo la del v a lo r.. .. ¿quieres decir-
me qué han hecho esos señores pre-
tendientes para conquistarse fama de
arrojados?
Como se ve, la viudita estaba algo contagiada del romanti-
cismo de su tiempo; menospreciaba A los séres vulgares y sin otra
historia que la común y la corriente . . . Mas, no tardó en modificar
el concepto que había formado de uno de sus adoradores.
Por aquella época disfrutábase de tan poca seguridad en los
caminos de España, que hasta en un paraje donde nadie sospechaba
que hubiese malhechores le ocurrió A Margarita un grave percance.
Viajaba en posta desde Madrid A Alcalá de Henares, sin más
compañía que una de sus doncellas, cuando A eso del anochecer y
ya cerca de la Gran Compluto dió la voz de ¡ alto! una partida de
facinerosos armados de trabucos cuyas tremendas bocas asomaban
por las portezuelas.
Margarita, más muerta que viva, distinguió A la dudosa cla-
ridad del crepúsculo las fieras y espantosas cataduras de aquellos
demonios, y atronóle los oidos la ronca voz de uno de ellos, que
gritaba: ¡La bolsa ó la vida!
—¡La bolsa, la bolsa!—contestó apresuradamente y llena de
terror la señora.
Y disponíase á entregar A los salteadores cuantas joyas y
dineros llevaba, cuando de pronto . .. ¡pim, pam. pum! sonaron
varias detonaciones y se oyeron nuevos gritos, imprecaciones, jura-
mentos y horrible estruendo de lucha.
Margarita, sometida en escasos minutos A tantas emociones,
perdió el conocimiento.
A) volveren sí, lo primero que vió fué la cara de Pepito
Uceda, su amigo y pretendiente, y ahora su salvador, que con
extremado mimo y delicadeza la asistía___ ¡Feliz casualidad!
f
Volvía él de una excursión de caza con dos guardabosques, cuando
vió el criminal atentado.... No ignoraba él, cierto era, que Mar-
garita iba A pasar por aquel camino, y con la grata esperanza de
cruzarse con e lla .. . .
Mirábale la viuda con admiración y entusiasmo ... ¡ Cómo !
¡ Al fin resultaba que aquel jov en ... .insignificante era un bravo,
casi un héroe! Aceptó la compañía de Uceda, y en el corto trayecto
que recorrió el vehículo hasta entrar en Alcalá, supo que los ban-
didos eran nada menos que siete... . ¡Tres contra siete! . . . . ¡Vaya
unos bríos los de aquel muchacho!
¿Y qué había de suceder? Que Pepito derrotó en toda la
línea á sus rivales, que Margarita se enamoró perdidamente de él,
y que seis meses después se llamaba la señora de Uceda.
Sería injusto no consignar que hasta entonces no supo Mar-
garita lo que era ser por completo dichosa; porque marido más
bueno, más enamorado y más complaciente que aquél no lo hubiera
podido soñar; y además, tan noble, tan generoso y tan valiente,
como en sazón oportuna lo había demostrado.........
Al año de casados estaban aún en los prolegómenos de la
luna de miel, que por las trazas iba á perpetuarse: eran una pareja
de tórtolas.
Poseía él una quinta de recreo
en el país vasco, y allá se fueron
contentísimos A pasar el verano; y
por cierto que entonces.... A poco se
derrumba y aniquila felicidad tan
grande.
Salió Margarita sola una noche
para dar un paseo por el jardín,
y de vuelta á la casa, pasando junto
á las ventanas abiertas de Ja planta
baja, habitación de la servidumbre,
llegó á sus oidos una exclamación
que la dejó petrificada.... “ ¡La bol-
sa ó la vida!”
¡Cielos! El ronco metal de aque-
lla voz, su expresión amenazadora
no había duda, era exactamente la
misma que pronunció iguales palabras
en el camino de A lc a lá .......
Acercóse con cautela á la venta-
na y aguzó el o id o .... Los criados
reían estrepitosamente; uno de ellos
contaba.. . . ¿cómo decir lo que conta-
ba, sin compadecer A la pobre Mar-
garita? Allí mismo supo que la “ he-
roicidad” del que entonces la preten-
diera, y ahora era su esposo, había
sido una comedia, una farsa indigna.
¡ Desapareció el héroe y quedó solo el
comediante!
La infeliz soñadora, con la ca-
beza baja, vertiendo silenciosas lágrimas, andando lentamente,
como una sonámbula, entró en la casa y buscó A su Pepe, al cual
halló muy enfrascado en la lectura de ün libro.
Al rumor de los pasos de Margarita levantó él la cabeza, y
al verla llegar llorosa y pálida, al advertir un no sé qué de desde-
ñoso en su m irada.. . .dióle un vuelco el corazón y adiviuó al punto
que estaba enterada de lo pasado. Se levantó rápidamente y quiso
apoderarse de una de sus manos, mas ella no lo consintió, volviendo
la cara con desprecio.
—¿L o sabes todo?—preguntó Uceda con voz temblorosa.
Ella hizo un signo afirmativo.
—¡Perdóname, Margarita mía!—prosiguió él con acariciador
acento.—Yo te quería, y te quiero con toda la fuerza de mi alma; la
vida sin tí se me hubiera hecho odiosa.........; yo necesitaba vencer
A toda costa, necesitaba que fueses mía. .. ¿N o te he hecho feliz?
¿Te pesa corresponderme? ¿Es que no me quieres y a ? ---- ¿Dintelo
de una vez, adorada mía, porque no sabes cuanto me hace sufrir
tu silencio.........!
Recogió ella su pensamiento, puso la mano sobre su corazón,
y se confesó que, A pesar de todo, seguía amando apasionadamente
A aquel__.cómico. Sólo pudo tartamudear, mirándole con expre-
sión de reproche:
—Pero .......aquella farsa, aquella farsa......... ridicula.
—Escucha, Margarita de mi alma: Ninguno de los que aspi-
raban A tu mano te había estudiado como yo; adiviné tus anhelos,
supe cuál era tu id e a l....; querías hallar un héroe novelesco.........
y eso, vida mía, es bueno para soñado, pero en el mundo real no
es presentan fácilmente ocasiones de ser un héroe. Este lib ro .. . . —
continuó Uceda, tomando el que antes estaba leyendo—este libro es
el iniciador de mi idea y el causante de nuestra dicha___ Mira, es
el “ Quijote” ---- me lo sé de memoria.. .., y escucha lo que dice este
párrafo:
Y leyó el siguiente:
“ ........ el amor y la guerra son una misma cosa; y así como en la
guerra es cosa lícita y acostumbrada usar de ardides y estratage-
mas para vencer al enemigo, así en las contiendas y competencias
amorosas se tienen por buenos los embustes y marañas que se hacen
para conseguir el fin que se desea, como no sean en menoscabo y
deshonra de la cosa amada.”
—¡Es verdad! Lo hiciste por mi amor y .........¡y o soy una
loca!—contestó Margarita, abrazando con infinita ternura á su
marido.
R a mir o B l a n c o .

New York-Crónica
Para Muñoz Rivera. veces soltero y, por ende, ene-
Hace días, en la calle, he sido testigo de un hecho que me ha migo de todo lo que es im-
reconciliado con la humanidad por una temporada. La muchacha pertinencia y desagrado.
que vende flores en la esquina de la calle 23a y 6a avenida—es la ***
única en ese lugar—gana muy poco dinero, á pesar de que las ......... Y sin embargo,
flores constituyen en los Es- no me arrepiento.
tados Unidos y en New York La calle es un libro y
sobre todo, uno de los nego- una escuela.
cios más lucrativos en que Cada día que pasa leo
pueda emprender un hombre menos y observo más. Los
poco ambicioso y que entien- libros son personas que nos
da la maquinaria humana. hablan con más ó menos
Pues bien, esa chiquilla, ale- brillantez, con más ó menos
gre como una tiesta, graciosa lógica <) elocuencia. Cuan-
como una sonrisa que se di- do leo á un autor lo discuto
buja resignadamente en sus como si estuviese en mi pre- MissMaude Adama,
labios rosados, es una heroí- sencia y quisiera sugestionarme. Vivo más en la calle que en casa,
na del bien y del sacrificio más al aire libre que en las habitaciones.
expresados en términos silen- La calle es un cinematógrafo encantador, un panorama siem-
ciosos pero elocuentes. pre nuevo que me da las impresiones más amenas y frescas del
Se acerca á la amable mundo.
florista un gavroche hambrien- Sobre todo la calle neoyorkina, que es una calle sin pa-
to, un pilluelo del arroyo, y recido.
le decl ara con expresiones que La muchacha que se recoge las faldas con despreocupación,
no admiten sustitución algu- el boy que me ofrece los periódicos, el atleta que sueña con
na, porque son el corazón en un próximo triunfo, la actriz que regresa del ensayo, el cochero
Miss Uelen Redmond. palabras: que gasta sombrero de copa y compra cinco centavos de plátanos
—¡Tengo hambre! Hace tres días que no pruebo alimento, que se mete en los bolsillos como si se tratase de una propina, el
aquí donde hay tanto dinero. policía que mira á los transeúntes con ojos indagadores y que mata
Cualquiera en el lugar de la florista se hubiera contentado el tiempo haciendo molinetes con el bastón.........todo ello vale más
con darle al muchacho un cobre, un miserable cen que el libro mejor escrito, más que la novela
tavo, pero ella, que es para mí una musa, sao de asunto má s dramático y primoroso.
todo el dinero que tenía en su bolsillo y lo pus< ***
en las dos manos pequeñitas del pilluelo, dicién Todo es magnífico mientras el timbre de
dolé en un inglés algo italianizado: las ambulancias no nos alarma con sus repi-
—Toma y vete,—y dos lágrimas de cornpa ques y sus sonerías inquietantes.
sión rodaron como dos líneas de luz sobre sus me También ocurren los idilios, porque el
jillas sonrosadas. idilio no hay que ir á buscarlo á los campos.
Acaso ese dinero era el producto de su Mary, que es una chiquilla adorable y pobre
ventas del día, algún ahorro destinado á com (¡qué ironía!), de las que trabajan en las ofici-
prar un sombrero ó un donativo para la Mafia nas del Judye, sale presurosa á la quinta ave-
pero la acción es hermosísima y prueba que e nida cuando suena la hora de la retirada y se
corazón gobierna la vida y que la generosidai une con Francis, el amigo de los días de fiesta
embellece todo lo que toca, semejante á la varit á quien Mary decora con una flor en el ojal.
mágica del rey Midas que transformaba en orí ¿Y si no tiene flores?
hasta lo más inmundo. Ah! eso es otra cosa; entonces Mary fa-
#** brica la flor y le da un beso á Francis, un
Pasemos á otra cosa. beso jóven que podría oirse en Cantón, según
Una lectora de T h e P u e r t o R ic o He r a l d la célebre dolora de Campoamor.
y que toma perunu para quitarse el catarro, me ¿No es eso un idilio?
preguntaba hace días si realmente existe en Ponce Cuántos no lo hau conocido en su
la damita á quien h e aludido yo en mis crónicas. M is s V io la A lien. vida!...
Pero ¡señora!, es posible que haya quien dude de que existan Aunque el Museo de Bellas Artes es uno de los lugares hacia
en Borinquen muchachas bonitas? donde encamino mis pasos en determinados días, la noticia de las
Debo decirle á esa suscriptora—á quien no conozco ni en nuevas instalaciones en él verificadas, me han estimulado á hacer
pintura—que la belleza puerto-riqueña no es cosa del otro visitas extraordinarias al templo del arte. Allí se contemplan aho-
jueves. . ra nuevas pinturas de AlmaTadema, de Lefevre, de Leigthon.........
Y o no he estado nunca en Puerto Rico; pero creo haber co- de Leigthon principalmente. El cuadro que con el nombre de Leda
nocido más puerto-riqueños que cualquier o tr o .... iba á decir ex- se exhibe en el Museo neoyorkino, es un poema realizado por
trangero.. . . que cualquier otro antillano de Cuba. un pincel suave y luminoso, que se ha consubstanciado con los
La belleza de las borinquefias es única en el nuevo mundo. misteriós de la fábula y de las teogonias del pasado. Leda es la
Es una belleza nueva, una selección exquisita de la raza latina, seducción femenina; Júpiter es el deseo que codicia y que se mani-
en que se unen armoniosamente la idealidad y el cariño de la es- fiesta ansioso de amor.
pañola, la gracia de la francesa, y por encima de todo la langui- En el cuadro de Leigthon, Leda se halla reclinada al pié de
dez tropical, la dulzura de la voz y el gesto insinuante que traza un estanque, y el cisne, Júpiter metamorfoseado, extiende su cuello
en el aire los deseos y las esperanzas. para rozar con su pico el boton encendido que se destaca en el seno
Varaos, señora, no me toque usted á Borinquen con tanta in- de la hermosa.
clemencia, porque vamos á reñir de veras, y la supongo á usted Junto á Leda, y como curiosidad alusiva, dos maripositas
muy civil y cortés para que intente enemistarse con un cronista dos azules celebran despreocupadamente sus nupcias, muy agenas
á Leda y al cisne. En el cuadro de Leigthon, dibujo y color son
tan perfectos como la verdad y la poesfa del asunto.
Yo me regocijo siempre que veo la edad primitiva evocada
con tanto entusiasmo y reproducida en el arte con tan magistral
competencia.
***
El retrato de Miss H e l e n R e d m o n d es un prestigio en esta
crónica. Pocas veces la vida se ha complacido tanto en expresarse
como en el rostro ideal de esa cantante que nos deleitó represen-
tando la Dolores de “ F lorodora.” Cuando la luz besó sus ojos se
estremeció de placer, y cuando esa boca incomparable modula los
sonidos, el aire se puebla de armonías y el corazón se inflama en
regocijo. Miss Reedmond es una obra maestra de Dios.
M a u d e A d a m s es la notabilísima actriz que representó
L'Aiglonen inglés, habiendo merecido calurosos elogios de Edmond
Rostand. Miss Adams posee en grado eminente la delicadeza, que
G A C E T IL L A .—Poseer una hermosa cabellera y lucir un usar el inimitable Jabón “ Ideal” y Restaurador “ Ideal” se verán
cutis suave, terso y sin manches, es la más deseada aspiración de realizados esos deseos. Léase el anuncio “ Seguro como las Mate-
toda mujer para titularse bella; conseguirlo es muy fácil, con solo raáticas” y se sabrá donde comprarlo.
ÚLTIMAS EJECUCIONES EN PONCE.
Vicente Nazario. (el verdugo.) Escena después de la ejecución.—Los cuatro cadáveres en el patíbulo.
El aceite de hígado de bacalao y El Eacto Marrow.
( Tomado del popular periódico de ‘ ‘ La Medicina en el H ogar,” México, Junio lo de 1902. )
El aceite de hígado de bacalao es un medicamento cuyo uso
es de lo más corriente en terapéutica. Desgraciadamente, no es
siempre puro. Sin contar que el expendido por el comercio puede
provenir de cualquier cosa menos del hígado de bacalao.
En los alrededores de París, han existido dos fábricas
de aceite de hígados de bacalao: sus directores utilizaban como
materias primas, los pescados podridos, las ostras, las almejas,
etc., etc., rechazadas por los inspectores de los mercados.
Mr. Bertrand cita una fábrica en San Petersburgo, en la cual
el aceite de hígado de bacalao era obtenido con el aceite de vaseli-
na, derivado del petróleo.
No es raro ver en los puertos, abandonado al consumo de los
enfermos, como aceite de hígado de bacalao de primera calidad, un
aceite infecto, hediondo, asqueroso, que no es otra cosa sino un
aceite de pescados, destinado en su origen, á engrasar las máqui-
nas! El cuerpo humano evidentemente es una máquina, pero no
está probado que la asimilación fácil y seductora en los libros, le
sea provechosa en la especie.
El aceite de hígado de bacalao natural no ha escapado tam-
poco á la industria humana. Se ha querido privarle de su mal
gusto, pero descolorándolo ó emulsionándolo, le han hecho perder
todas sus propiedades terapéuticas. El aceite de hígado de bacalao
natural, de color amarillo pálido, es en efecto, desagradable al
paladar. Para muchos enfermos, particularmente los que tienen
un estómago delicado, el aceite de hígado de bacalao, aún siendo
el natural, el verdadero, es peligrosa su indicación, por lo difícil
de digerir que es, notándose en la mayoría de los casos graves
trastornos intestinos.
Cuantos clientes se quejan: “ Doctor, no puedo continuar
tomando el aceite ó la emulsión, me quita el apetito, me irrita, y el
sabor me vuelve horas enteras. ” Si el médico insiste, los enfer-
es el lujo del alma, y desplega en la escena un gran poder de emo-
ción personal.
V i o l a A l l e n . Y o no conozco nada más bondadoso que la
personalidad seductora de Viola Allen. Es una gran actriz dramá-
tica, y el pueblo americano la adora con verdadero frenesí. Por
donde quiera que ha pasado no ha dejado sino amigos.
No tiene historias.
En el rostro de Viola irradia un resplandor divino, una bon-
dad soberana que nos hace soiiar con los angeles blancos del visio-
nario Sewedenborg.
Un día le preguntaron á Viola:
—¿Es usted feliz?
—Muchísimo.
—¿Y por qué?
—Porque amo.
Eu l o g io Ho r t a .
EL'VERDUGO Y SU OBRA.
mos, sin prevenirle, suprimen ellos mismos el medicamento, de su
propia autoridad.
Lo que constituye el mérito relativo del aceite de hígado de
bacalao, es la cantidad de ácido fosfo-glicóricos que contiene. Al-
gunas veces los terapéutas aconsejan para aumentar esta riqueza,
la incorporación de los lacto-fosfatos al aceite—Marfan.—Pero
siempre es mucho más sencillo prescribir directamente el glicero-
fosfato de cal, sal perfectamente soluble y fácil de digerir.
Recientemente se ha introducido en este país un preparado
que ha obtenido una magnífica acogida por nuestra ilustrada clase
médica. Es este el L a c t o -M a r r o w del Dr. Van Ness: una emul-
sión que llena por completo las exigencias de la ciencia, y cuyos
componentes por si solo demuestran el valor terapéutico que
tiene.
En el L a c t o -Ma r r o w , en vez del aceite de hígado de baca-
lao, tan repugnante como perjudicial, se emplea la Médula—tuéta-
no—de los huesos largos de la rés—previamente digerida;—su
emulsión no se verifica mediante exceso de indigesta goma, como
en las otras emulsiones, sino con yernas de huevos, fermentos escogi-
dos, materias farináceas, cognac, y como vehículo, leche pura esteriliza-
da. A estos componentes, todos ricos en principios alimenticios y
medicamentosos, hay que agregar la asociación de los h i p o f o s f i -
t o s c o m p u e s t o s , perfectamente dosificados.
El L a c t o -M a r r o w no es uno de esos medicamentos empíri-
cos que tanto abundan; es una composición científica, que inspira
absoluta confianza, porque dice lo que es, y demuestra lo que vale.
El L a c t o -M a r r o w ha venido á sustituir, ventajosamente á
las emulsiones de aceite de hígado de bacalao, porque no tiene el
inconveniente de aquellas, de causar irritación en el estómago de
los pacientes, por lo fácil de digerir, y sobre todo por su sabor tan
agradable, que más que una medicina parece un néctar delicioso.
 liemos tenido el gusto de ver los valiosos testimonios
suscritos por los doctores Bustamante, López Hermoso,
Duran, Solórzano y Arriaga, de esta Capital, en los cuales
manifiestan dichos profesores los resultados satisfactorios
que han obtenido con el L a c t o -M a r r o w en pacientes anémi-
cos, tuberculosos, raquíticos, etc; su valer como tónico re-
constituyente de primera fuerza, como alimento para los
enfermos y convalecientes, y la supremacía que tiene sobre
todos los preparados de aceite de hígado*de bacalao.
Academia y Colegio Interno de W ilton,
Establecido en Wilton, Fairfield County, Connecticut.
Esta antigua y acreditada institución fué fundada 65 años ha
durante cuyo tiempo ha obtenido los más lisonjeros y prósperos re-
sultados. Su excelente organización y los jóvenes que en ella han
sido preparados para las más brillantes carreras, la han hecho co -
nocida de todo el mundo; habiendo educado un número mayor
de jóvenes procedentes de la América y Península españolas que
ningún otro Colegio de los Estados Unidos. Muchos de nuestros
antiguos discípulos desempeñan hoy los puestos más envidiables,
especialmente en los países mencionados. Como es consecuente, á
todo alumno, al ingresar en esta institución, se le enseña correcta-
mente el idioma inglés por el sistema más moderno y rápido en este
ramo de enseñanza. Luego el alumno elige el estudio que más pre-
tiera. aunque nosotros consideramos inmediato un curso de comer-
cio, consistiendo de cálculo mercantil, teneduría de libros y cali-
grafía. Cuando el alumno es proficiente en esas materias puede
comenzar el estudio de las ciencia etc. Seguro de ver sus empresas
coronadas por el más completo éxito. Habiendo el principal
de este colegio dedicado toda su existencia al cuidado y educación
de niños y jóvenes, puede asegurar á aquellos padres ó tutores que
le confien el cuidado de sus niños, que no omitirá medio alguno á
su alcance para asegurar su bienestar y prestará especial atención
á su progreso en todos conceptos; aunque no debe olvidarse que
gran parte del éxito obtenido por nuestra institución, depende de la
“ El Parai so ,” Carlos A. G arcia
FABRICA DE TtBICOS Y CIGARRILLOS
MANUFACTURE OF CIGARS AND CIGARETTES
CIALES, PTO. RICO.
Banco Territorial y Apícola de Puerto Rico
PEDRO SANTISTEBAN CHAVARRI, President. WENCESLAO BOSCH, Vice-President. VICENTE ANTONETTI, General-Manager.
Nominal Capital: $2.100,000. 6,000 Shares of Series No. I, issued; 6,000Shares of Series, No. 2, now being issued, Value $600,000.
____________________ FOUNDED
DEPOSITS: Money received in cur-
rent account, without interest. Depo-
sits received on fixed dates paying the
following rates: For 3 months at 3 per
cent, yearly. For 0 months at 3 per
cent yearly. For more than 7 months,
4 per cent.
GRANTS: Guaranteed credits with
mortgage certificates of the same Bank,
obligations and other values to the term
of 3 months. Sight and Mine drafts
made on all the principal cities of Eu-
ropa, United States and West Indies.
E stablish ed in its own D uilding.
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Com m ercial A gents j n United S ta te s : THE H. B. CLAFLIN COM PANY, New York C ity.
Los nombres de estos facultativos, son bien conoci-
dos en todo México; ellos forman parte de nuestras notabili-
dades módicas, (pie brillan aquí y en el extrangero; todos
los conocen, y. creemos (pie es mas que suficiente, para que,
los que sufren de cualquiera de las enfermedades para que
está indicado, y paralas madres de familia que quieran verá
sus hijos criarse sanos y rollizos, usen y prefieran el L a c t o -
M a r r o w en la seguridad que encontrarán en esta excelente
preparación una medicina verdad, digna de toda confianza.
aplicación de nuestros alumnos é interés en retener lo que nosotros
]es inculcamos. El maestro puede presentar el estudio en forma
atractiva, fácil y tratar do allanar las dificultades con que los dis-
cípulos se encuentren, más no puede estudiar ó recitar las lecciones
del educando.
Nuestra mesa es constantemente provista con los mejores ali-
mentos que se encuentran en los mercados, puesto que creemos muy
esencial é importante para el desarrollo físico, que nuestros oaes
tros y pupilos gocen, no solo de buenos alimentos, sino también en
cantidad suficiente.
Siempre velamos por los intereses de nuestros educandos
puesto que así velamos por el buen nombre de esta institución. Y
muy amenudo aseguramos lucrativos puestos para los jóvenes que
dejan el Colegio después de completar su educación. Los lenguajes
clásicos y modernos, teneduría de libros, código de comercio, di-
bujo y música, son nuestra especialidad y el conocimiento de esas
asignaturas que aquí se adquiere es idioma cuales á los jóvenes de
origen español nunca ha faltado.
Precios por un año, pago estrictamente adelantado, incluyendo
enseñanza, manutención, uso de libros, lavado de ropa y habitación
amueblada, cuatrocientos pesos ($400í)
Diríjanse todas las comunicaciones á C h a r l e s H. W h i t i a j c k .
Wilton, Fairfield Country, Connecticut, E. U. A.
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